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My iron lungs por Cupcakechito

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Notas del fanfic:

 

 

Advertencias: Violación, incesto, sexo-con-armadura, vocabulario vulgar, drama, angustia.

 

Sabía que cada noche, donde quiera que esté, cuando fuese a cerrar los ojos, lo último que vería sería a Alphonse a su lado, entonces cuando llegara la mañana y lo volviera a abrir, seguiría ahí. 

 

— Nii-san.

 

Estaba teniendo un sueño.. tan plácido.

 

— Nii-san.

 

¿Qué era…? No lograba recordarlo. Su armadura fue lo primero que sus ojos visualizaron, lo estaba llamando. 

 

— Nii-san, despierta.

 

Es cierto, lo único que Ed deseaba ver al despertar... era Al. 

 

— ¡Nii-san, despierta!

 

— ¿Al…? — Respondió aún somnoliento, como si tuviera un calcetín en la boca. Se incorporó un poco con los codos levantando una de sus piernas. En ese momento solo dormía con su típica camiseta negra interior que le quedaba holgada y los calzoncillos, cuando levantó su pierna las saban que apenas cubrían sus muslos y su vientre se condensaron solo en su caderas. Con la vista aún nublada, Ed miró a su hermano percibiendo cierto nerviosismo. Obviamente, Alphonse no tenía la capacidad de mostrar emociones en su rostro, pero a lo largo de tanto años junto en aquella circunstancia, Edward aprendió a reconocer cada pequeño sentimiento en la voz de su hermano, una voz que siempre sonaba tranquila para cualquiera que lo conociera. Podría ser a lo mejor sugestión pero…  Ed podía imaginar a la perfección aquel nerviosismo en la armadura de su hermano. 

 

— ¿Qué es lo que ocurre…? — Parpadeó varias veces. En silencio, Alphonse señaló a un punto en concreto y sus ojos perezosos lo siguieron hasta dar con su propio cuerpo. Allí donde la sabanas lo cubrían se alzaba un pequeño bulto.

 

Fue entonces cuando Edward se dio cuenta de su propia excitación, y deseó por una vez en su vida, que al despertarse su hermano no estuviera allí.

.

 

.

 

.

 

Fue la sonrisa de Roy lo que terminó de reventarle por dentro. — ¿Qué ocurre acero? Hoy te noto inusualmente cabreado. 

 

— ¡Cierra el maldito pico! ¡Y dime de una vez a qué me has traído aquí! — Contestó Edward expulsando todo el aire en sus pulmones, se le podía oír por todo el pasillo, aunque esta vez, Alphonse no intentó calmarlo como hacía siempre, se quedó al tanto del asunto porque… no podía negarlo, aún tenía la imagen de su hermano esa mañana. Edward estaba demasiado avergonzado como para encararlo y entre ambos reinó el silencio, hasta tal punto de tocar el sensible humor de hermano mayor. 

 

— Bueno, cuando dejes de chillar, podré darte información sobre un doctor llamado Anthony Ross que ha estado en contacto con la piedra filosofal. — Obviamente, cuando Roy pronunció las palabras claves, despertó todas las alertas de Ed, ahora sí estaba realmente interesado en lo que ese cretino tenía que decirle. Pensar que podía estar más cerca de recuperar el cuerpo de Alphonse le hacía olvidarse de todo lo demás. Obviamente, y como siempre, la información no iba a ser gratuita, y antes de poder obtener la carpeta donde venían todos lo datos en concreto, el Coronel lo mandó ha hacer varios mandados que le tomaron todo el día. 

 

— Maldito Coronel. Estoy totalmente seguro que estamos haciendo su trabajo. — Se quejó Ed mientras sacaba una pila de libros que le iba a hacer falta para rellenar formularios. Estaba sentado sobre una escalera mientras Al estaba sentado a lo indio en el suelo, sobre un montón de papelerío. La verdad que la biblioteca daba asco como siempre, y encontrar algo relevante siempre suponía un suplicio. 

 

Mientras Ed solo seguía farfullando, Al estaba completamente ido en sus pensamientos.

Era extraño… Siempre había crecido a la par que su hermano, había vivido toda clase de cosas juntos y siempre estaba seguro de que su hermano mayor tenía siempre toda la razón. Obviamente, tenía que serlo, por algo era su hermano mayor ¿no? Pero simplemente un día… dejó de crecer a su lado, solo para ver como Ed crecía solo. Madurando a su propio ritmo, y estando en desacuerdo con su forma de pensar casi toda la totalidad de tiempo. Edward siempre fue un chico impulsivo y ahora podía realmente verlo.

 

— ¡Alphonse me estás escuchando! — Al sobresaltó y miró a su hermano, tenía ambas cejas fruncidas.

 

— Nii-san… — Por un momento, solo se quedaron mirando. Al estaba completamente seguro que Ed quería decirle algo… algo que no era capaz. Movió sus labios pero irrumpió en la escena Havoc quien lo saludaba animadamente, gracias a las misiones hacía rato que no veía a los hermanos Elric. Obviamente, no perdió la oportunidad de meterse con la estatura de Ed, y se dirigió a Al, acentuando el hecho de que se veía “igual que siempre”. Alphonse bajo la mirada ante aquello. En aquella armadura… era como un objeto. 

 

— Así que… ¿Roy a logrado escaquearte su trabajo? — Se frotaba la barbilla mientras fumaba tranquilo su cigarrillo. Esto hizo temblar de rabia al alquimista de acero, quien levantaba uno de sus puños apretando uno de los documentos. 

 

— Maldito, lo voy a matar. — Havoc se quedó allí, hasta que terminó de acomodar la pila de documentos y después fanfarreó su suerte, porque esa noche tenía una cita con una chica. Siempre andaba con el mismo cuento y a Ed lo aburría, sacando la lengua en señal de asco cuando alguien se ponía así de empalagoso. 

 

— Ay, no seas así, acero. — Havoc agitó la mano mientras ya se marchaba. —Ya tienes catorce años ¿no crees que ya es edad de echarte una novia y estrenarte? 

 

Eso último horrorizó por completo al mayor, quien rojo como un tomate le tiró un libro gritándole que se meta en sus asuntos. Mientras tanto, Al se había quedado impresionado. 

La noche cayó y el estómago de Edward rugía de hambre, seguía furioso pues al final, ese maldito de Roy había huído con la carpeta -en realidad, lo habían llamado para una importante reunión-  El último tren hace horas que ya había salido para poder darle caza y Alphonse le propuso volver al hostal para poder descansar adecuadamente. 

 

— No me lo puedo creer, siempre me hace lo mismo. — Ed se echó a la cama completamente agotado.

 

— Nii-san, deberías tomarte las cosas con un poco de más calma. 

 

— ¡No puedo calmarme! — Le interrumpió sorprendiendo al menor. Ed se dio cuenta de lo abrupto que había sido… y desvió la mirada. — No puedo calmarme… cuando se trata de una oportunidad de estar más cerca de… de recuperar tu cuerpo.

 

— Nii-san. — Al se acercó. — Querrás decir “nuestros cuerpos”... estamos juntos en esto, por eso, tenemos que pensar con la cabeza fría. 

 

“Pensar con la cabeza fría” Eso le era imposible, en más de un sentido. Al posó su mano sobre el hombro de Ed de forma cariñosa y este lo observó, sus ojos… se veía vulnerables. 

— Al, tú… has estado inesperadamente callado hoy 

 

— Eso es… porque has estado inusualmente insoportable. — Suspiró dramáticamente resignado cabreando a Ed. 

 

— ¡Cierra el pico! ¡No me refiero a eso! ¡Me refiero a que has estado así debido a que…! — Se quedó sin aire en medio de la oración, eso le pasaba por hablar demasiado rápido, pero además, se dio cuenta de lo que estaba a punto de decir. Lo que los dos llevaban pensando todo el día pero ninguno se atrevía a dar el siguiente paso. — Lo de esta mañana… ¡khe!

 

— Nii-san… — Le sorprendió que sacara el tema, más tomando en cuenta lo muerto de vergüenza que estaba esa mañana. — No realmente, yo… creo que lo que dijo Havoc tiene un punto de validez, quizás si deberías de buscarte una novia- 

 

— ¿¡Qué estás insinuando!? — Se levantó de golpe. — Tengo cosas mucho más importante que hacer, no tengo tiempo que perder buscando ninguna estúpida novia. 

 

— Pero, Nii-san — Al se sentó colocando las manos sobre su rodillas, un poco apenado por lo que iba a decir, pero era la realidad. — Ya es la cuarta vez que te ocurre. — Suspiró mientra Ed gritaba avergonzado intentando tapar sus palabras. 

 

— ¡Está bien! ¡Solo es una estúpida erección! ¡No se va a acabar el mundo! ¡Ya olvídalo!

 

— “Eres tú el que no puede olvidarlo” — Pensó Al, pero sabía que si lo decía, se iba a llevar una buena zurra. 

 

— ¡Además! ¡No entiendo cómo puedes estar bien con eso!

 

— ¿Eh?

 

— “Mierda” — Reaccionó tarde, mordiéndose la lengua. — Nada, olvídalo… es solo que… no tengo la cabeza para eso. Entiéndelo, Al. 

 

— Lo sé… — En cierto modo, sí lo entendía, pero de una manera más bien egoísta. Solo quería pensar en qué sería lo más correcto, sano y normal para su hermano. — Entonces, al menos deberías hacerlo. 

 

— ¿Hacer el qué?

 

— Masturbarte. — Esta sería una de esa clase de situación donde escupiría la bebida, no solo su hermano había usado la palabra “masturbar”, si no que también además....

 

— ¿Qué demonios me estás insinuando? Por-por-por supuesto yo ya me he… quiero decir, me masturbo, me mast — La palabra se le atoraba en la lengua, no podía creer que su propio hermano menor encima lo estaba orillando a hacer esa clase de confesiones. — ¡Es obvio que lo hago! 

 

— Nii-san… — Ahí iba, ese tonito de “no te lo crees ni tú” — Estamos juntos todo el día, me quedo a tu lado mientras duermes y además, siempre entro contigo a la ducha. En realidad, realmente no tienes intimidad ¿cuándo se supone que que te masturbas entonces?

 

— Kh… — Estaba más que claro que no tenía nada con que refutarlo. 

 

— Nunca lo has hecho. Nii-san… — Para colmo, lo reafirmo. — Ed. — Lo llamó por su nombre, no era imposible pero sí demasiado raro, eso llamó su atención. — ¿Cómo se siente…? Tener una erección… me gustaría saberlo. Si tuviera la oportunidad de masturbarme. Yo lo haría. 

 

— ¡No quiero seguir teniendo esta conversación contigo! — Le dio la espalda, Alphonse notó preocupado como Ed apretaba fuertemente los puños. — Es completamente desagradable y no tiene sentido.

 

Alphonse guardó silencio por un buen rato, esperando a que el gesto corporal de su hermano aflojarse… pero no, nada.

 

Él lo sabía… no porque lo haya experimentado, si no porque lo había leído en libros. Reprimir su deseo sexual estaba aumentando aún más el estrés en su hermano.

 

— Lo entiendo, en realidad… es mi culpa. — Edward se sorprendió ¿qué quería decir exactamente con aquello? Acaso Alphonse… ¿se había dado cuenta? — Es mi culpa por no dejarte a solas en ningún momento. — Se levantó, al hacerlo, Edward tuvo que mirar hacia arriba.

 

Alphonse, su armadura era tan grande…

 

Parecía que nunca podría alcanzarlo.

 

— A partir de ahora, te dejaré para que puedas dormir solo. Buenas noches. — Y sin más, Alphonse tomó lo puerta y se fue, dejando completamente devastado al hermano Elric. 

 

— Al…




 



Notas finales:

 

Quería que los capítulos fueran jodidamente cortos pero no me deja publicar nada de menos de 500 palabras... en fin

 

Estaré actualizando muy seguido pues el fin ya lo tengo acabado, lo escribí todo en una semana. Mezclaré elemento y sucesos entre FMA del 2003 y Brotherhood.

Soy bastante nueva en este Fandom (yo como siempre obscecionandome con parejas de animes que ya pasaron de moda) y por ahí me equivoco con algunos nombre y otras cosas, una disculpa por adelantado.

No espero ni un review ni nada, pero espero que alguien se entretenga leyendo.

Nos vemos,


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