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Placeres del Melocotón mordido por Doki Amare Pecccavi

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Notas del fanfic:

Para quién lo recuerde, la semana pasada mencioné que era la tercera vez que subía esta historia y sí, superando mis expectativas esta es la cuarta vez. Resulta que el nickname contenía un _ y según lo que leí después en las normas, las cuentas con ese carácter no pueden volverse a abrir.

 

En fin, espero en verdad no tener más problemas con esto (me he leído de pies a cabeza todas las normas), aún estoy tratando de recuperar mi cuenta original pero las esperanzas son pocas.

 

Así que aquí seguimos.

Jugando al día de la marmota ♥ 

Gracias por seguir leyendo esta historia.

 

Versión Wattpad 
Versión cuenta anterior Amor Yaoi

Cap. 1: No hay refugio para la lluvia.

 

No hay vuelta atrás,

Los sentimientos se desbordan

Sólo, una mirada, un beso y todo comienza

Bajo la lluvia, yo… a tu lado, para toda la eternidad

 

Años de soledad y amargura, muchos de sus sirvientes le temían, no podía acercarse a nadie, ¿Y qué pensar de tocar a alguna mujer? Siempre temblaban, ironía para el emperador: ¿Cómo se suponía que debería de engendrar un hijo si ninguna maldita mujer se dejaba hacer? No había ocasión para mostrar su finura, incapaz de ser amable con ellas, el mito perseguía al emperador, emperador aquel que se atrevió a cobrar la vida de un reconocido súbdito.

 

Siguió caminando, por la desocupada ciudad, todos dentro de sus pequeñas casitas, cuando él salía del palacio se daba un toque para advertir a los ciudadanos que su emperador estaría cerca de sus casas, cualquier familia tendría que tener el mejor guiso sólo para el ultimo descendiente de la dinastía Zhou, mas sin en cambio los pobladores  percibían la alarma como un toque de queda, después de escuchar ese sonidos los comerciantes recogían lo más aprisa sus productos, los niños dejaban los juegos para otro día y las mujeres sus labores, todos con el propósito de llegar lo más pronto posible a sus hogares, cerrar las puertas y no abrirlas hasta el día siguiente.

 

El emperador ya estaba acostumbrado, eran años de acciones similares, había aprendido a vivir con ello y no se quejaba realmente, porque aquellos momentos eran los únicos en los que “se le permitía” bajar a la ciudad y caminar por aquellas calles silenciosas, bellas; a papel y tinta en ocasiones andaba y escribía sus prosas sobre lo bello de su pueblo vacío. Esperaba horas sentado en la fuente de piedras rosadas, un fondo cristalito, hasta que su carroza regresaba a su búsqueda; esta vez no fue la excepción, caminó arrastrando de forma ligera sus cedas. Se humedecía la tela al contacto con el suelo húmedo pero a él, nada que le importaba, permaneció en su amada fuente, sentado a uno de los bordes, quieto, sin titubeo mirando el fondo y mirando aquel reflejo suyo al que no sabía cómo responder.

 

Se miró por tanto tiempo, como las gotas en el cielo se lo permitieron, levantó el rostro y notó en sus mejillas las gotas de lluvia violentas y frías, limpió su rostro con la manga de sus mantas y guardó en su pecho un suspiro de indescriptible lamento.

 

— ¿Por qué lloras hermoso emperador?

 

— ¿Hermoso emperador? —  Ling en segundos al a defensiva, se colocó de pie con orgullo y encaró al castaño que se atrevía a llamarle de esa forma. — Sería un honor que vieses mis lágrimas, estas, súbdito — Y limpió sus húmedas mejillas — Son gotas del agua que ha empezado a caer del cielo ¿No lo notas?

 

— Mientes, hermoso emperador — El castaño se acercó más a Ling, posó sus manos blancas sobre las manos de porcelana del emperador — Entre las gotas de lluvia está su llanto y en su pecho un sollozo escondido ¿Verdad que no miento?

 

— No — Susurró Ling asustado, paralizado por aquella acción del castaño, un desconocido que le tomaba de la mano sin miedo a que resultase herido. — No mientes...

 

— Mi nombre es Wei Yi — El emperador entre abrió sus labios para responder a las palabras del castaño pero el joven Wei sonrió y silenció con su índice sobre los labios del emperador — Todos sabemos su nombre, emperador, es usted Ling Zhou.

 

Antes de que el emperador replicara una melodía inició a lo lejos, era hora de marcharse, con un ademán se soltó del agarre del castaño, giró su cuerpo confundido y caminó bajo las gotas de lluvia en dirección a su carroza.

 

— Me gustaría volver a verle. — Dijo fuerte Wei Yi a lo lejos. —  La sonata de Wenzue siempre anuncia su visita, ¿Cierto? ¡Esperaré para mirarle una próxima vez! — El emperador paró de golpe. —

 

 — Si deseas verme, sólo tienes que ir al palacio — Viró su cuerpo para mirar al súbdito a los ojos. —

 

— ¿Y si no me permiten entrar?

 

— Lo harán, dejare un aviso para que puedas entrar cuantas veces quieras. — Los ojos de Wei se iluminaron, corrió hasta donde el emperador y tomando nuevamente de su mano al soberano y se pegó a su cuerpo, ambos húmedos y con frío. Wei se colocó ligeramente en puntas y rozó sus labios con los del emperador. Suavecito y cálido… al instante ambos se separaron y el súbdito corrió alejándose del mayor. —

 

— Iré a visitarle emperador…

 

  ¤°.¸¸. ·´¯`» Doki Amare Peccavi «´¯`·.¸¸. °¤ 

 

 

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