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Por un pecado tuyo por Angie Nox

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Los pecados cometidos por Hilda de Polaris contra los dioses fueron perdonados cuando el último pilar de Poseidón cayó en el mar por mano de los santos de Atena. Los dioses fueron indulgentes con su sacerdotisa a sabiendas de que había sido hechizada por un ser muy poderoso y con ayuda de una magia corrupta que la hizo perderse en la locura.

Los dioses guerreros, los guardianes de los zafiros también fueron perdonados y se les salvó de la muerte, la hicieron retroceder cuando esta ya tenía a los guerreros en sus manos, pues Odín, en su gran sabiduría, sabía que habían actuado de acuerdo a su código de honor.

Transcurrió un año tras lo ocurrido con los santos de Atena y ahora que parecía que el mundo se olvidaba de nuevo de aquella lejana parte del mundo, los guerreros de Asgard eran tan solo hombres viviendo sus vidas ordinarias, en el campo, en la montaña, en el pueblo.

Surgieron amistades inesperadas con el tiempo, los antiguos guerreros se frecuentaban y se habían hecho amigos entrañables después de que en el campo de batalla se dieron cuenta de lo distantes que eran los unos a los otros. De entre todos, Siegfried, Hagen, Mime y Alberich eran quienes se habían hecho más cercanos pero por supuesto se reunían todos bastante a menudo. Un día sin embargo, notaron que Mime… se alejaba del grupo.

-¡Mime!

La voz era la de Siegfried quien marchaba por el bosque hacia el antiguo territorio del guerrero de Benetnasch, tras él iba Alberich que, consideraba inútil llamar a su amigo a gritos y no tardó en comunicar su punto de vista al rubio.

-vas a causar una avalancha.

-exageras pelirrojo.

-sólo creo que no hace falta gritar, no creo que Mime esté en peligro o algo así.

-¿Cómo estas tan seguro?

-bueno, te recuerdo que él era el guerrero de Benetnasch y este es su territorio, lo conoce mejor que cualquiera de nosotros, no va a estar en peligro en “su propia casa”

-dile eso a mis huesos…

Las últimas palabras de Siegfried habían dejado con una expresión de incógnita a su interlocutor, quien no atino a hacer nada más que ver a la gran espalda del rubio que caminaba delante de él. La nieve se estaba derritiendo un poco más con cada día que pasaba, la primavera llegaría en unas pocas semanas y, aunque la nieve y el frio nunca se iban del todo, lo cierto era que la nieve ahora era más peligrosa que en la mayoría del año.

Avanzaron unos cuantos kilómetros hasta encontrar el lago en el que Mime solía sentarse a tocar, pero en esta ocasión su arpa no estaba en sus manos, en su lugar había unos patines de hielo en sus pies y el joven de cabello naranja se deslizaba grácilmente por el hielo. No hacia movimientos espectaculares, ni la rutina de un patinador experto, pero ciertamente transmitía paz y dulzura con sus movimientos. Mime lucia mucho más delgado que cuando enfrentó a los guerreros de Atena, y el que fuera antes su aspecto más fornido ahora había desaparecido. Curiosamente su figura era cada vez más esbelta, casi… femenina…

-parece un hada.- apuntó Siegfried, mirando con ensoñación como se movía su amigo de un lado a otro.

-si te refieres a que parece una niñita… tienes razón.- concluyó Alberich mirando al peli naranja con cierto desagrado.

-¡Mime!

La voz estruendosa de Siegfried sacó al mencionado de su ensoñación, quien se detuvo de manera brusca sobre el hielo, mirando a sus amigos con bastante perplejidad. Tenía puesto un pantalón negro que le quedaba ajustado, una chaqueta azul oscuro que se estrechaba en la cintura y un curioso gorro de lana blanco estaba sobre su cabeza, los mechones naranja resaltaban sobre aquellos tonos casi monocromáticos, pero lo más llamativo era su rostro aniñado, sus mejillas y nariz sonrosadas por las quemaduras del viento frio, sus labios entreabiertos se habían resecado un poco a causa del mismo frio, y sus ojos rojizos lucían tal ternura y sorpresa que en verdad parecía el rostro de una muñeca.

-¡Mime, ven aquí!, te necesitan en el palacio.- dijo Siegfried sin rodeos, sonriendo levemente al notar el rostro de desconcierto del peli naranja.

-yo…- su voz se escuchaba quebrada.- iré en un momento, ¡adelántense!

-no digas tonterías, ¡vamos!

El peli naranja guardó silencio, su mirada lucia apagada pero empezó a avanzar lentamente en el hielo.

-actúas como si te esperara un regaño en el palacio.- bromeó Siegfried.

Alberich dejó escapar una pequeña risa ante el comentario ya que le trajo viejos recuerdos, pero el ver la expresión pesarosa de Mime, su sonrisa se borró.

Un crujido hizo que los tres se estremecieran, no estaban seguros de que había sido los primeros segundos hasta que vieron el hielo bajo los pies de Mime.

-¡no te muevas!- exclamó Alberich buscando una salida segura para su amigo

-¡Mime!- Siegfried iba a dar un paso al frente de modo instintivo, quería tomar a Mime y sacarlo de allí cuanto antes, pero un gesto de Alberich lo hizo entrar en razón.-

-tienes que dar un paso a tu derecha Mime… despacio.- instruyó Alberich

Mime apenas pudo asentir cuando hizo el movimiento de forma lenta, el hielo crujió de nuevo y una enorme grieta apareció bajo el cuerpo de Mime. Un nuevo crujido, más fuerte que los anteriores y de repente el peli naranja había caído al agua helada. Siegfried se precipitó al hielo, ignorando el crujido del mismo bajo sus pies.  La capa de hielo se empezó a deshacer y antes de notarlo el propio Siegfried estaba nadando en agua helada, pero era lo suficientemente resistente como para alcanzar a Mime… o eso creía.

Bajo el agua helada, Mime sentía el cuerpo terriblemente pesado, parecía que algo lo jalaba hacia abajo. En años anteriores, semejante cosa no sería más que un chapuzón, pero desde que abandonó sus deberes como guerrero no había entrenado en lo más mínimo, ahora era un simple humano a merced de la naturaleza. Sentía un frio que le calaba los huesos, la luz se iba extinguiendo a medida que se hundía, poco a poco su conciencia se apagó.

“Qué vida tan corta…

Si tan solo hubiera sido más fuerte…

Más valiente…

Quizás habría tenido el valor de vivir como realmente debería...

Quizás me hubiera puesto la ropa que me gustaba…

Hubiera comido mis postres favoritos…

Quizás le hubiera dicho a él que lo quería…

Pero eso… ya no importa”

 

Un frío terrible se había apoderado de su cuerpo, sus ojos se abrieron pesadamente y se encontró con un techo parcialmente familiar. Estaba en una cama con sábanas blancas y con cientos de mantas que envolvían su cuerpo helado. Su ropa había sido retirada del todo  y ahora era envuelto por una bata. Estiró su mano para comprobar

 

-¿estoy vivo?- Mime se incorporó lentamente y de manera torpe de la cama, su cuerpo parecía adormecido y pesado, apenas y tenía conciencia de él.

 

Salió de la cama con pesadez, sus pies tocaron el piso helado pero apenas y lo sintió. Un murmullo de voces lo guiaron hacia una puerta, una que parecía muy pesada en un principio pero que finalmente se abrió al girar el picaporte en dirección correcta. Las voces eran más fuertes ahora, discutían, pero no entendía la naturaleza de la discusión. Sus pasos torpes lo llevaron fuera de la habitación hacia otra de dónde venían las voces, aún confusas… ¿qué decían?

 

Mime llegó hasta la puerta de la otra habitación y en su intento por abrirla, entró estrepitosamente, cayendo de rodillas en dicha habitación, su cuerpo pesaba más que antes y le dolía respirar.

 

-¡Mime!- Hilda se precipitó para tomarlo del brazo y levantarlo, Flare hizo lo mismo del otro costado de Mime.- ¿por qué te levantaste? Estas muy débil…

 

-claramente.- respondió Alberich con sarcasmo, apartando a las dos mujeres y cargando a Mime en brazos como si se tratara de una princesa en apuros.

 

El pelirrojo llevó a Mime hasta el sillón más cercano y depositó aquel delgado cuerpo sobre el mismo con delicadeza, colocando su abrigo sobre el pecho del de cabellos naranja.- traigan una manta.- dijo con autoridad, obviamente era quien mejor estaba manejando la situación.

 

-¿qué… paso?- preguntó Mime con un hilo de voz.

 

-te caíste en el lago y sufriste hipotermia.-explicó Alberich.- Siegfried te salvó con ayuda de tu servidor, pero él a diferencia de ti no ha dejado de entrenar… estás tan débil como un gatito.

 

Mime miró a su alrededor con pesadez, allí estaban todos, Hagen, Thor, Syd, Bud, Fenrir, Hilda, Flare, Alberich por su puesto y Siegfried… pero este último estaba en un rincón, con la mirada perdida mientras todos los demás rodeaban al peli naranja con preocupación.

-¿por qué no lo dijiste antes?- interrogó Bud de repente, Syd le dio un codazo de modo discreto.

-ahora no es…-empezó Alberich

-sí, ¿por qué?-añadió Fenrir

-¿no confías en nosotros?- dijo Hagen con cierta amargura en su voz

-chicos ahora no.- los interrumpió Alberich.- está débil, ¿que no la ven?

-es cierto, déjenla descansar.- añadió Hilda

-ella tuvo sus razones, ¡déjenla en paz!- terció Flare

Mime no lograba entender de qué hablaban todos, pero notó a la perfección que al decir “ella” se referían a él.

-¿de qué están hablando?- dijo Mime genuinamente confundido.

-no tiene caso que finjas más.- interrumpió Siegfried con voz de mando, avanzando con paso firme hacia el improvisado lecho, apartando las mantas hasta llegar a la bata que envolvía a Mime para abrirla de modo brusco, dejando entrever sus pechos blancos y redondos.

Mime en seguida dio un respingo ante semejante gesto tan brusco, Hilda y Flare apartaron a Siegfried, horrorizadas con el espectáculo mientras que los demás apartaban la mirada de la desnudez de Mime con un fuerte rubor en las mejillas.

-¿tienes que ser tan brusco?- dijo Hilda con rabia, mirando a Siegfried con desprecio.

-Mime… ¿por qué nunca nos dijiste que… eres una chica?- las palabras de Alberich trataron de ser lo más gentiles posibles, pero eso no evitó que Mime se cubriera con vergüenza y empezara a llorar.

-Volker me hizo prometer que no lo diría…

Las lágrimas salieron amargamente de los ojos rubí, todos se quedaron en silencio escuchando llorar su amigo que de repente se había convertido en su amiga. Siegfried se sintió mal consigo mismo al haber actuado de manera tan cruel y se acercó a Mime para abrazarla y consolarla, pero Alberich se le adelantó.

Mime reposó en cama algunos días para recuperarse, todos iban a verla a excepción de Siegfried. Les explicó que desde niña, Volker la crió como a un chico porque quería ocultarla, aunque no había entendido de qué sino hasta años después cuando descubrió que no era su padre. Luego de eso, continuó actuando como un chico porque no conocía otra manera de desenvolverse y notó que, de haberse visto o actuado de modo más femenino seguramente se habrían aprovechado de ella.

-en un mundo de lobos, debes ser uno de ellos o serás devorada…- dijo un día Mime mientras charlaba con Flare

Conforme pasaban los días, los rasgos más femeninos de Mime salieron a flote, de repente todos notaron esas facciones delgadas que siempre estuvieron allí, empezaron a notar los delicados hombros, el firme y redondo busto, la cintura angosta, la cadera ancha y las largas piernas que siempre estuvieron allí pero que la armadura ocultó. De repente la mirada aniñada de Mime se interpretó como la hermosa mirada de una mujer y cobró sentido el que en todos esos años su voz no se hubiera hecho tan gruesa, su rostro fuera lampiño y su sonrisa tuviera un “no sé qué” que lograba distraer a los guardias, aun así seguía siendo Mime.

Después de una semana, la revelación final llegó, cuando Hilda y Flare en su intento de darle una cálida bienvenida a “su nueva vida” la vistieron y peinaron como a una señorita. Hilda vistió a Mime con un bello vestido largo con un discreto escote y una cinta en la cintura que acentuaba su figura, Flare la peinó con un listón blanco que apartó los largos mechones de su rostro. La larga cabellera naranja llegaba hasta la cintura y toda ella se acomodaba en la espalda de la chica de mirada rojiza.

Cuando las tres salieron al patio a “presumir” se encontraron con los demás guerreros que estaban allí esperándolas, esperando a Mime para darle la bienvenida y limar las asperezas de los días pasados, querían recibirla como su compañera, su amiga de siempre, pero al verla se quedaron boquiabiertos.

-¿e-ésa es Mime?- preguntó Syd con total incredulidad

-es bellísima- dijo Thor con un ligero rubor en las mejillas

-ahora entiendo por qué Volker la ocultó.-  concluyó Alberich mientras se acercaba a Mime para entregarle una flor silvestre.- bienvenida Mime, me da gusto verte ser tú finalmente.

Mime sonrió con calidez mientras tomaba la flor que le daba Alberich. Un parpadeo después, los demás la rodearon también, escuchando preguntas graciosas o bromas sobre “te invito a salir” que no eran bromas del todo, hubo risas y un ambiente de camaradería, pero todo quedó en silencio cuando Siegfried llegó al patio.

Cuando Mime lo vio, sonrió de modo tímido, pero el rubio miró con desprecio a la chica de pies a cabeza, sus ojos azules como el hielo dejaron a Mime congelada.

-luces como una ramera.- escupió el rubio con asco.-debiste quedarte como un chico. Me da vergüenza pensar que fuiste un guerrero de Asgard.

El rubio dio media vuelta y se marchó del patio con aire sombrío. Todos quedaron petrificados ante semejantes palabras del que antes fuera su capitán, estaban incrédulos y confundidos por tal actuación y es que, ¿desde cuando Siegfried era un misógino?

Los ojos de Mime se llenaron de lágrimas y un par rodaron por sus mejillas blancas, Alberich iba a limpiar una de ellas cuando de repente…

-¡VETE A LA MIERDA, SIEGFRIED!

La expresión de ira pura y los puños apretados de Mime hicieron que todos quedaran más desconcertados aún, pero se dieron cuenta que el guerrero de Benetnasch seguía ahí, tan fuerte e imprudente como siempre.

-cuerpo de diosa, rostro de ángel y boca de camionero. ¿Quieres casarte conmigo?-bromeó Hagen

Una fuerte carcajada al unísono rompió la tensión del ambiente, Flare le dio un codazo a Hagen a modo de protesta pues los celos la atacaron un poquito, pero a sabiendas de que todo era una broma terminaron por abrazarse y darse un beso tierno frente a sus amigos. El ambiente de camaradería volvió, y aunque Mime aún tenía los ojos llorosos prefirió limpiarse y continuar con la que era su reunión de bienvenida.

Con el paso de los días, todos parecieron aceptar con agrado que Mime había pasado de ser “él” a ser “ella”, todos excepto Siegfried, quien se negaba a incluso permanecer en una misma habitación con la peli naranja. Una tarde, Hilda hizo llamar a Mime al notar que la chica se había recuperado por completo de sus heridas.

-no sé si recuerdas que hace algún tiempo te hice llamar.- dijo Hilda de modo solemne.

-sí, lo recuerdo.- respondió Mime guardando el decoro que tenía cuando era un guerrero.

-hace aproximadamente un mes llegó una carta dirigida a ti. En ella,  Frey, emisario de los Vanir solicita una audiencia contigo ya que te han… estado buscando.

-¿a mí? ¿Por qué?

-tiene relación con tus padres.

-no lo entiendo. Mis padres están muertos, Volker los mató.- dijo Mime con amargura

-sí, porque eran enemigos de nuestro reino. Pero se ha hecho un acuerdo de paz y parte de dicho acuerdo es que la hija de la familia Raven regrese a casa.

-¿fa-familia?

-te juro que de haber sabido que la joven a la que buscaban eras tú te hubiera enviado hace años a casa, pero no lo sabía.

-¿años?

-el acuerdo se estableció hace doce años Mime, pero siempre dijeron que buscaban a una joven, no tenía la menor sospecha de que se trataba de ti pero ellos sí. Ahora debes volver con ellos o lo tomaran como una afrenta y volveremos a la guerra.

-Hilda n-no puedes hablar en serio. Es decir, no tengo idea de quienes son estas personas ¿y quieres que me vaya con ellos? ¿Dejar a mis amigos? ¿Mi vida en Asgard?

-no lo veas de esa forma Mime, será volver con tu familia, conocer tus raíces, recuperar lo que perdiste hace tantos años…

-y-yo… tengo que pensarlo.

-por supuesto…- Hilda se acercó a Mime y la sujetó por los hombros, mirándola fijamente a los ojos.- ellos vendrán a buscarte en un mes, deberás volver con ellos por el bien de la paz entre Asgard y Midgard, pero puedes volver. Sólo será cuestión de ir unos días, quizás una semana o dos y regresarás. El acuerdo estará a salvo y tú podrás recuperar tus raíces. No creo que sea algo tan malo.

-¿y si no puedo volver?

-lo harás. Nosotros también somos tu familia, no tienen derecho a quitarte eso.

Hilda abrazó a Mime de modo maternal para tranquilizarla y de modo parcial lo logró. Cuando salió del estudio de Hilda, Mime tenía cientos de preguntas que no podía resolver, pero una idea se aclaró en su cabeza, una idea que desde hacía muchos años daba vueltas en su cabeza y que era el momento de hacer realidad.  Sus pasos se volvieron más rápidos y su vestido ondeó sobre sus muslos con el movimiento ágil de su cuerpo.

Preguntó a los guardias por aquí y por allá hasta que dio con el paradero del que buscaba, Siegfried, quien estaba en los establos cepillando la crin de su caballo Sleipnir.

-Siegfried.- llamó Mime a su capitán, avanzando a paso rápido al notal la mirada de disgusto del rubio.

-éste no es lugar para una mujer.

-según parece ningún lugar es para una mujer desde que sabes que soy una chica.- dijo Mime con enfado.-pero no estoy aquí para discutir contigo.

-entonces lárgate

-Siegfried, tengo que hablar contigo-la voz de Mime se suavizó -aun no entiendo por qué me odias tanto pero yo…

-no necesitas saberlo, solo lárgate.

-Siegfried por favor, escúchame.

-si no te vas, yo lo haré

-¡no!

Siegfried había dejado al caballo en su corral y se retiraba a paso veloz hasta que Mime lo alcanzó. Sus delicadas y blancas manos se aferraron con fuerza al fornido brazo derecho de Siegfried, el cual sintió que era retenido con bastante fuerza, como si Mime no hubiera perdido nada de su fuerza pese a verse infinitamente más delicada.

-Siegfried, por favor, tienes que escucharme.

-Ah.- suspiró el rubio con fastidio, soltándose de modo brusco del agarre de la chica.- tienes un minuto.

Siegfried se giró hacia Mime, mirándola con frialdad, pero pudo notar a la perfección que ella estaba temblando.

-yo-yo…- balbuceó Mime

-apresúrate

-Siegfried yo…

-treinta segundos.

-yo…

La paciencia de Siegfried se agotó y se dispuso a dar media vuelta para irse, pero entonces sintió que los brazos de Mime lo rodearon por el cuello y el cálido cuerpo de la chica se apretaba contra el suyo. Los labios de la joven, rosados y carnosos se apretaron contra los delgados y sensuales labios del rubio quien recibió un beso tímido e inexperto, obviamente era el primer beso de Mime.

La sorpresa inundó a Siegfried por algunos segundos, pero siendo más experto en el tema no dudó en tomar control de la situación. Abrazó a Mime por la cintura y la apretó tan fuerte como pudo, se adueñó del beso de la joven inexperta y rápidamente su lengua se adentró en la boca de la chica, sus labios empezaron a guiar de modo voraz el beso y cuando Mime sintió que le era difícil respirar intentó apartarse, pero entonces una de las manos de Siegfried la sujetó por la nuca y la apretó de nuevo contra sus labios.

Mime logró soltarse del beso para pedir algo de clemencia pero los labios de Siegfried lejos de detenerse, bajaron por el mentón y el cuello de la chica, llenándolos de besos apasionados.

-Siegfried…  estoy enamorada de ti.- confesó Mime entre débiles jadeos

El rubio no se detuvo ante la confesión de la chica, por el contrario sus manos empezaron a explorar de modo más intenso el cuerpo de Mime.  La peli naranja entonces se sintió incomoda, notando que las manos de Siegfried apretaban sus senos, sus muslos o casi cualquier parte de su cuerpo con rudeza mientras su boca seguía aferrada al cuello de la chica.

-m-me lastimas.- balbuceó Mime, pero Siegfried no se detuvo.

Un bulto entre las piernas de Siegfried empezó a hacer presión contra el vientre de Mime y de inmediato supo que era una erección. Lejos de sentirse desbordada de placer, Mime sintió miedo y este solo pudo ir en aumento cuando sintió que fue arrojada bruscamente contra un bulto de heno. Sleipnir relinchó en su corral mientras que Siegfried se iba sobre Mime de modo veloz, desgarrando la parte de arriba de su vestido para dejar al descubierto sus pechos redondos.

-¿qué haces?

-dándote lo que quieres, puta

Siegfried besó nuevamente a Mime de modo voraz y sujetó las muñecas de la chica con una sola mano por sobre su cabeza. Con la mano libre, Siegfried liberó su miembro viril de la prisión de su pantalón, revelando una gran erección, húmeda y palpitante que exigía profanar la virginidad de Mime.

-¡no! ¡Siegfried te lo ruego, para!

-¿qué? ¿No habías venido para esto? Pequeña puta

Mime se sacudió tan bruscamente como pudo bajo el cuerpo de Siegfried pero era inútil, el miedo la invadió por completo mientras sentía que Siegfried apartaba con demasiada facilidad su falda hasta llegar a su ropa interior. La peli naranja lloraba y gritaba por ayuda pero parecía que nadie la escuchaba. El pene de Siegfried se acercó hasta la entrada de la vagina de Mime y empezó a empujar para entrar. La chica se retorció de dolor a medida que era penetrada y se retorcía con todas sus fuerzas para tratar de quitárselo de encima, pero no tenía caso.

Siegfried soltó un gemido de placer al introducir por completo su virilidad en el cuerpo de la chica, sintiendo como empezaba a deslizarse un fluido cálido de su interior, sangre seguramente. Hubo una segunda envestida, y otra y otra, cada una más fuerte que la anterior, más dolorosa que la anterior, Mime gritaba y lloraba con más fuerza pero eso parecía sólo excitar más y más a Siegfried, quien ahora tenía una sonrisa retorcida en el rostro a medida que penetraba a la jovencita bajo su cuerpo. El rubio besó a la chica con fuerza para callar sus quejas, la respiración de Mime era entrecortada y sus ojos estaban cerrados pues le causaba repulsión ver la tétrica expresión de Siegfried.

Una última envestida y Siegfried eyaculó dentro de Mime, soltando un larguísimo gemido de placer que vino acompañada de un último sollozo de parte de Mime. El rubio se acercó al oído de la joven y susurró con voz ronca

-ahora que estas mancillada eres mía. Ya nada ni nadie puede apartarte de mi lado. Grábatelo en la cabeza Mime de Benetnasch, eres mía y si te entregas a otro hombre te mataré.

Siegfried salió del cálido y herido interior de la peli naranja, viendo la sangre que había quedado regada sobre el heno, la falda y su propio pantalón, la prueba de que había tomado la virginidad de Mime. En cuanto la chica se sintió libre, corrió fuera del establo, olvidando su ropa rasgada y el dolor en su entrepierna. Corrió sin rumbo por alguna parte del palacio hasta chocar contra algo o alguien. El impacto la mandó al suelo, mostrándola tan vulnerable como cuando estaba bajo el peso de su violador.

-¡por Odín!- exclamó Syd al ver a Mime en semejantes condiciones.

Los tigres gemelos estaban charlando con Alberich cuando Mime se estrelló con uno de ellos. Cuando la vieron en semejante estado quedaron horrorizados y no dudaron un segundo en cubrirla con sus abrigos para luego llevarla a alguna habitación en el interior del palacio.

Mime se negó a hablar de lo ocurrido, de hecho no habló con nadie por dos días, y aunque pronto se supo en todo el palacio sobre el atroz crimen cometido contra la joven, nadie tenía idea de quien lo había hecho o donde había pasado por lo que se decidió mantenerlo en secreto de los invitados que llegarían en unas cuantas semanas al palacio.

Se realizó una reunión la tercera noche después de que Mime hubiera sido atacada con el fin de dar curso a la investigación de lo ocurrido. Alberich, Syd, Bud, Hagen, Thor y Fenrir lucían preocupados, pero Siegfried permanecía al margen de todo.

-esto es absurdo, ¿Cómo pudieron atacarla bajo nuestras propias narices?-dijo Syd indignado

-¿habrá sido planeado? ¿Fue algo improvisado?- preguntaba Alberich más para sí mismo que para los demás

-¿y si después ataca a Hilda o a Flare?- inquirió Hagen tremendamente preocupado

-debió ser alguien de palacio, quizás un guardia o algún empleado de mantenimiento.- terció Fenrir

-pero por qué a Mime, ella era un guerrero, la respetaban mucho.- agregó Thor

-porque es demasiado hermosa.- apuntó Siegfried de repente.

Todos se quedaron en silencio ante la aseveración del capitán, quien ahora parecía interesado en la reunión.-creo que todos sabíamos desde hace mucho que Mime no era como nosotros, notábamos su belleza, su feminidad. Volker fue sabio al hacerla vestir como un hombre, sabía que era una tentación para todos.

-eso no tiene sentido- respondió Alberich-hombre o mujer Mime es un zafiro como nosotros y era respetada igual que todos nosotros, nadie se atrevería a hacerle daño de esa manera.

-ella ya no es un zafiro. Ninguno de nosotros lo es ahora.- replicó Siegfried.- y hace unas semanas no solo se revela que es mujer sino que es tan débil como una, cayendo a un lago y casi muriendo en el mismo cuando es algo insignificante incluso para los guerreros de clase más baja. Vieron una oportunidad y la aprovecharon. Mime es vulnerable, no debería estar aquí

-¿qué sugieres entonces?- preguntó Bud con cierto enfado.- desde que sabes que es una mujer no has querido más que echarla de aquí, ahora vez la oportunidad de abandonarla y no dudas en ocultar tus intenciones.

-quiero protegerla tanto como ustedes, pero aquí no es seguro para una mujer

-¿qué me dices de Hilda y Flare?-interrumpió Thor

-son las sacerdotisas de Odín, ¿crees que alguien se atrevería a tocarlas?-escupió Siegfried con enojo.

-¿y qué hay de las sirvientas del palacio?- añadió Fenrir

-ninguna es tan hermosa como ella. Mime no está a salvo aquí

-aunque odio admitirlo, Siegfried tiene razón.- interrumpió Alberich, dejando a todos boquiabiertos.- he aprendido a querer a Mime como si fuera mi familia, siento un cariño por ella como si fuera mi hermana y quiero que esté a salvo, pero este no es el lugar adecuado para eso, no por ahora al menos.

-eso es ridículo- dijo Syd- entonces que vamos a hacer, ¿ponerla en una urna de cristal?, ¿guardarla en una jaula?

-el matrimonio suele ser la mejor solución, un esposo puede protegerla y mantener a los depredadores alejados.- dijo Siegfried con una sonrisa discreta.- el problema es, ¿quién se casaría con ella ahora que está mancillada?

-esa es una solución arcaica- interrumpió Hagen- y pensar en ella como “mancillada” ¿qué rayos te pasa?

-¿te casarías con Flare si supieras que ya no es virgen?- dijo Syd de manera brusca, Hagen se quedó sin palabras.-eso mismo…

-es ridículo Siegfried, ¿quieres casar a Mime? ¿Y si ella no quiere?-dijo Thor

-es una mujer, debe obedecer.

-aunque aceptara semejante tontería, ¿Dónde conseguirás un esposo?-dijo Alberich con tono casi burlón

Siegfried sonrió más ampliamente, pero antes de poder ofrecerse como candidato, Syd, Bud y Thor se adelantaron con un unísono “yo lo haré” que puso una mueca de disgusto en el rostro de Siegfried.

-vaya, parece que Mime tiene al menos tres pretendientes.-dijo Siegfried entre dientes

-si me permiten interrumpir, tengo una mejor solución.- la voz dejó fríos a todos pues se trataba de Mime, quien ataviada con sus ropas masculinas pero su voz claramente femenina, se adentró en el salón para poner en manos de Siegfried la carta de la que Hilda le había hablado hace unas semanas.-ya que están tan ocupados decidiendo sobre mi vida me permito decirles que ya he realizado esa tarea por ustedes. En tres semanas vendrán emisarios de Midgard y me iré con ellos. Estaré a salvo ya que les preocupa más mi virginidad que atrapar al desgraciado que me hirió.

La mirada de Mime se clavó con odio sobre Siegfried por un instante, luego se dio media vuelta y salió del salón dejando a sus compañeros en un silencio sepulcral.

Durante las siguientes semanas, Mime estuvo en compañía de Hilda y Flare aprendiendo sobre etiqueta ya que los invitados de Midgard eran caballeros distinguidos, pero se negó a ver a sus compañeros, en especial a Siegfried. En su cabaña, Siegfried se retorcía de rabia, leyendo una y otra vez la carta que le había dado, la carta en donde decía que la joven dama de la mansión Raven volvería a casa para desposar a su prometido.

Trascurridos los días, llegó finalmente el carruaje con los emisarios de Midgard, tres hombres y una mujer quienes fueron recibidos en persona por Hilda y su hermana.

Al pasar al salón principal, los emisarios se identificaron con Dolbar, Loki, Frey y Freya, siendo los dos últimos parientes  de Mime, sus primos. Mime fue ataviada con un bello vestido de seda color verde oscuro y su cabello fue atado en una trenza con una cinta del mismo color. Al bajar por las escaleras para reunirse con los invitados, fue recibida con amplias sonrisas y rostros perplejos. Freya soltó un par de lágrimas y fue la primera en abrazarla.

-oh Reginleif, que alegría es saber que estas a salvo

-¿qué? –exclamó Mime sin ocultar su sorpresa.

-lo sentimos querida.-se adelantó Dolbar.-seguro todo esto es nuevo para ti. Permíteme presentarme, mi nombre es Dolbar, igual que la señorita Hilda soy un representante de Odín en la tierra y amigo íntimo de tu abuelo Niord quien no pudo venir debido a su deteriorada salud. Es una pena- añadió con tristeza.- ellos son tus primos, ya conociste a Freya y él es su gemelo Frey.

Mime sonrió ante sus primos, quienes después de hacer una presentación formal, la abrazaron como si se conocieran de toda la vida, una lágrima rodó por la mejilla de Mime y Frey la secó.

-sé que es desconcertarte prima, pero nos da mucha alegría encontrarte al fin.

-yo… no sé qué decir, ayer era una huérfana y hoy tengo un abuelo y dos primos, es maravilloso.- dijo mientras un par de lágrimas más corrían por sus mejillas.

-y por último, pero no menos importante.- interrumpió Dolbar de modo solemne.- tu prometido, Loki.

El último era un hombre alto de facciones fuertes, con el cabello semi largo y de color rubio cenizo, era atractivo pero intimidante, y sin embargo se las arregló para embozar una sonrisa seductora que ruborizó a Mime.

-espero que no hayas quedado desilusionada de tu prometido, porque yo personalmente doy gracias a los dioses de poder desposar a una joven tan bella como tú.- el galante Loki tomó una de las manos de Mime y le dio un suave beso en el dorso de la misma, haciendo que la peli naranja se sonrojara aún más.- eres encantadora mi querida Reginleif.

-¿Re-Reginleif?- balbuceó Mime, pues hasta ahora se daba cuenta de que la estaban llamando de esa manera.

-es tu nombre querida.- explicó Dolbar.-con el que te bautizó tu madre Skady y tu padre Niord II. Apuesto a que tampoco conocías sus nombres.

Mime negó con la cabeza al tiempo que empezó a llorar más, se sentía patética pero era una pregunta que la atormentaba desde hacía muchísimos años y de la cual se había resignado a no tener respuesta jamás. Ahora los rostros en aquel portarretrato tenían nombres y de algún modo eso los hacia más cercanos. Mime empezó a sollozar sin control y se cubrió el rostro con las manos, embargada por la nostalgia y la gratitud, Freya la abrazó nuevamente y la ayudó a limpiarse el rostro mientras Hilda, conmovida, los guiaba a  un comedor en donde los esperaba un banquete de bienvenida. Al tomar asiento, Mime pidió permiso para ir a retocar su maquillaje, Freya e Hilda iban a acompañarla pero en su lugar Loki fue tras ella de modo discreto.

En el pasillo hacia el baño, una gruesa mano jaló a Mime hacia un rincón oscuro de la casa y le cubrió la boca con violencia mientras otra mano la envolvía por la cintura como si se tratara de una serpiente.

-vaya, así que ahora la princesita conoció a su familia, y ahora hasta tiene otro nombre.- era Siegfried, pero su voz se arrastraba y su aliento tenia olor a ginebra.- parece que después de todo si vas a escapar después de lo que te pasó, pequeña puta.

Mime se retorció bajo el agarre de Siegfried, pero lo cierto era que el recordar lo ocurrido y ver el estado actual de Siegfried la paralizaron por completo.

-¿cómo te llamas ahora? ¿Reginleif? Que nombre tan anticuado.- dijo arrastrando las ultimas letras.- dime algo, perra asquerosa ¿tu prometido sabe que ya tienes dueño?

La entrepierna de Siegfried se apretó de modo asqueroso contra el vientre de Mime como en aquella fatídica ocasión y el recuerdo de lo ocurrido hizo que Mime sudara frio. El rubio soltó el cabello cobrizo de la chica y lo acarició con una gentileza extraña, para luego olerlo de modo repugnante.

-recuérdalo, eres mía, si te casas con ese tipo te mataré en tu noche de bodas.- Siegfried recorrió el cuerpo de Mime con una mirada lasciva, pasando luego sus manos por sobre el pecho de la joven.- ¿sabes algo? He extrañado el olor de tu piel, el sabor de tus labios y la calidez de tu cuerpo. Creo que es hora de recordarlo mi hermosa ramera.

Siegfried sujetó las muñecas de Mime como en aquella ocasión en el establo y su otra mano se coló por entre la falda de la joven. Mime quería gritar pero tenía un nudo en la garganta que no la dejaba ni siquiera respirar. El rubio besó de modo violento a la joven cuando sintió un fuerte ardor en su mejilla y una fuerza desmedida que lo arrojaba al suelo. Loki le había dado un puñetazo en la cara y cuando Siegfried cayó, abrazó a Mime contra su pecho de modo protector.

-¿Cómo te atreves a dañarla? ¡Maldito degenerado!

Mime apenas y podía respirar, no entendía lo que pasaba pero se sujetaba a Loki como un náufrago a un salvavidas. Siegfried en el suelo, soltaba una carcajada delirante, poniéndose de pie de modo lento y casi torpe, aun riendo.

-¿sabías que tu bella prometida es una zorra que se le insinúa a todos los hombres?

Loki quedó desconcertado ante tal afirmación, Mime por su parte estaba en shock.

-antes, esa maldita perra se vestía como hombre, y mientras era así todo estaba bien, era bella pero su cuerpo estaba cubierto, aun así su sonrisa y su mirada conquistaban a todos, ¡La maldita coqueteaba con todos frente a mí!- dijo como si se tratara de la peor de las traiciones.- pero podía tolerarlo, era mi niña a final de cuentas… yo lo sabía, yo era el único que sabía que era una chica y la iba a convertir en mi esposa. Pero luego llegó esa carta revelando nuestro secreto, y un prometido… luego el lago… ¡y después ese maldito vestido!

Las palabras de Siegfried no tenían ningún sentido para Loki, quien ahora había puesto a Mime tras de él para protegerla.

-se veía como un ángel- dijo Siegfried en su delirio alcohólico.- y el vestido era blanco… parecía su vestido de novia. Pero todos la vieron, todos se enamoraron de ella en ese momento, ¡todos! ¿Sabes lo horrible que es que tu bello secreto salga a la luz? ¿Sabes lo doloroso que es que tu hermosa mujer de repente sea mirada por todos? Y peor aún, ¡que lo disfrute!

Al decir las últimas palabras Siegfried lanzó un golpe directo hacia Loki  pero este lo esquivó, aun así, el golpe logró cortar un par de cabellos de Mime que Siegfried levantó y apretó contra su pecho.

-fue cuando lo entendí… si no hacía algo la perdería para siempre.- una lagrima se asomó por los ojos de Siegfried.- y en el proceso la herí y la perdí. Ahora me tiene miedo… me odia… aun cuando dijo que se había enamorado de mi… Perdóname Mime. Te amo. No sé qué hacer sin ti.

Siegfried quiso dar un paso al frente pero Loki lo noqueó. El ebrio capitán cayó inconsciente al suelo y el estruendo llamó la atención de todos en el palacio. Al llegar al punto en el que ocurrió todo, Loki miró a Mime y le preguntó si quería que contara lo sucedido. Mime negó suavemente con la cabeza, asustada y aturdida de todo lo que estaba pasando. Loki la abrazó y aceptó su silencioso pedido, llevándola de vuelta al salón del banquete donde los esperaban Dolbar, Freya, Frey e Hilda, los demás guerreros se quedaron para auxiliar a Siegfried.

-¿alguien me puede explicar qué está pasando?- dijo Hilda exasperada

-su capitán estaba borracho, sacerdotisa Hilda.- empezó a decir Loki.- interpretó que seguía a Mime con algún oscuro propósito y en su afán de “defenderla” me atacó. Solo me defendí y ya que estaba borracho…. Bueno, un golpe bastó para dejarlo fuera de combate.

Loki lucia arrogante contando su historia, pero lo cierto es que mientras lo hacía, abrazaba y consolaba a Mime con su abrazo, transmitiendo con ello la seguridad de que su secreto estaba a salvo.

Después de ello, la reunión siguió como se había previsto. Los demás guerreros se unieron a la reunión, a excepción de Siegfried por supuesto. Después se tornó en una pequeña celebración y despedida. Mime, ahora rebautizada Reginleif, subió al carruaje en donde había llegado su familia, no sin antes abrazar y despedirse de casi todos sus amigos. El último fue Alberich, quien con un sentido abrazo le susurró al oído.

-si me hubieras dicho que fue Siegfried el que te hizo daño, yo mismo le hubiera partido la cara… perdóname por no haber estado ahí para protegerte…-

Mime se apartó de su amigo y negó suavemente con una sonrisa, diciendo con ella “no hay por qué pedir perdón.”

 

 

El camino en el carruaje era largo y algo aburrido, Mime terminó durmiendo en brazos de Loki mientras los demás charlaban amenamente de algún tema que surgía de manera espontánea durante el viaje.  Al final todos se quedaron dormidos y fue hasta la mañana siguiente que llegaron a la gran mansión Raven en la cual esperaba el abuelo de Mime.

Dicha mansión era magnifica, habían lujos en cada rincón, cuadros conmemorando a los antepasados, acabados preciosos, alfombras valiosas, luz natural recorriendo cada pasillo, sirvientes moviéndose aquí y allá para tener todo en orden, pero el dueño de dicha mansión se encontraba agazapado en un sillón, mirando de modo distante hacia la ventana más próxima, añorando el final de sus días. Sus cabellos eran blancos y estaban cuidadosamente peinados hacia atrás, era una melena frondosa pese a su edad, su barba estaba finamente arreglada, y sus ojos rojizos, tan rojos como los de Mime, se encontraban opacados por la ración de arrugas que decoraban la cara. Una pipa acompañaba al hombre que ya ni siquiera se molestaba en fumarla, solo la dejaba allí, consumiendo el tabaco como si fuese incienso.

-Niord.- llamó Dolbar al entrar a la habitación donde estaba el viejo.- querido amigo, deberías estar en cama.

-Dolbar, querido amigo. Si la muerte ha de encontrarme prefiero que sea contemplando el bello paisaje de mis terrenos.

-viejo terco.- bromeó Dolbar.-no vas a morir aún, tienes tareas pendientes

-¿ah sí?, ¿dime cuáles?- dijo el anciano con sarcasmo

-para empezar, recuperar a tu nieta…

Ante semejantes palabras, los apagados ojos del anciano se abrieron con total expectativa. Mime entró en el salón de manera delicada, apenas y levantando el rostro pues no podía evitar sentirse intimidada ante alguien que obviamente era muy poderoso. El viejo se levantó trabajosamente del sillón y ayudado de un bastón bellamente pulido, se acercó trabajosamente a la chica, llegando hasta estar frente a frente para levantar la dulce carita con su temblorosa mano arrugada.

-oh mi niña… eres igual a tu madre.- el viejo empezó a llorar y por poco pierde la fuerza de las piernas. Loki y Frey lo sujetaron de ambos costados al notar que estaba a punto de caer.- doy gracias a los dioses por permitirme ver este glorioso día, mi niña, mi Reginleif, bienvenida a casa.

-a-abuelo…

El anciano y la joven se abrazaron de manera afectuosa, como si en el fondo hubieran esperado ese reencuentro desde hacía siglos. Las lágrimas salieron sin control de los ojos de la chica mientras el viejo trataba de soltar una carcajada sin ahogarse con su propia saliva, dichoso de haber encontrado a su niña.

-mi pequeña, es hora de celebrar. Quiero escuchar todo de tu vida, todo y recuperar todos estos años lejos de ti.

Se organizó un gran banquete y una fiesta para presentar a la heredera de la familia Raven. Todo era confuso para Mime pero parecía que todos los que se presentaron a dicha celebración la esperaban con ansias. Hacia la mitad de la fiesta, un poco cansada de los bailes con cientos de tíos, primos, aparentes sobrinos y demás familiares o amigos de su familia, Mime se retiró del gran salón, llegando hasta una pequeña sala en donde había una discreta biblioteca iluminada por una chimenea. Sentado allí de modo elegante estaba Loki con un libro en la mano, olvidado del mundo hasta que Mime entró.

-lo siento, no quería interrumpir, solo buscaba un…

-no hace falta que expliques.- dijo Loki con cierta arrogancia pero con una sonrisa encantadora en el rostro.-ésta es tu casa, puedes ir y venir a donde quieras.

-sí, bueno… ha sido más tu casa que la mía así que…

-es tu casa ahora Reginleif, ¿o prefieres que te llame Mime?

-Mime… Mime está bien por ahora.

Loki sonrió de modo más amplio e hizo un gesto para que Mime se sentara junto a él en el sillón contiguo.

-ven querida, creo que por fin podremos tener nuestra necesitada charla

-¿necesitada?

-no sé qué pienses al respecto, pero no quiero que te cases con un completo desconocido.

Mime dejó escapar una suave risa mientras avanzaba hacia el sillón, al sentarse, Loki tomó suavemente una de sus manos y entrelazó sus dedos con los de ella.

-sabes, desde que tengo memoria me dijeron que me casaría con la nieta del maestro Niord Raven. Pensaba que sería Freya por ser la “mayor” pero no te voy a mentir, el carácter de Freía es un poco…

-¿meloso?- se aventuró a decir Mime

-ah, completamente empalagoso.- añadió Loki con un desagrado jocoso. Los dos rieron un poco por lo bajo.- crecí con ella y con Frey así que veo a Freya como una hermanita. Sería raro desposarla así que sentí alivio al saber que había otra joven a la cual iba a desposar, fue una completa desgracia haber tenido que esperar doce años para conocerla.

-¿quieres decir que me están buscando desde que tengo seis años?

-tal vez incluso antes querida.- Loki se irguió en su silla, quedando más adelante y por tanto más cerca de Mime.-tu abuelo y tu padre discutieron cuando dijo que iba a desposar a tu madre, así que ellos huyeron. Desaparecieron por un par de años cuando tu abuelo supo que había tenido una nieta de su hijo mayor. En seguida mandó a buscarlos pero cuando los encontró, ellos ya…

El silencio incomodo duró unos segundos, Mime apretó un poco la mano de Loki en señal de que podía continuar.

-pero no había rastros del bebé. Raven envió a buscarte pero no tenía ninguna señal de nada hasta que supo que un soldado de Asgard era el responsable de todo. Cuando averiguó quien era y al saber que tenía un hijo sospechosamente de la misma edad de su nieta, su investigación se intensificó y ya que sabía que ir a buscarte sería considerado una invasión, movió sus influencias para empezar un tratado de paz entre Asgard y Midgard.

Mime rió suavemente.-no esperaras que crea que la paz se firmó por mí.

-fue una razón parcial, pero sí. Realmente se quería la paz por muchos motivos y cuando la casa Raven respaldó los planes del reino todo fue más rápido, pero cuando todo estuvo dicho y hecho ése soldado Volker te ocultó de nuevo. Para cuando supimos de ti y tu paradero resultó que eras una jovencita oculta en el sitio más inesperado, las filas de los guerreros más poderosos de todo Asgard, fue algo sorprendente pero a tu abuelo pareció causarle gracia.

-¿por qué gracia?

-Volker fue astuto, te ocultó a plena vista y la búsqueda se prolongó. Tu abuelo empezaba a temer que habías muerto hasta que ocurrieron los hechos trágicos de hace un año con los santos de Atena. Debemos agradecerle a esa diosa mezquina el que estés aquí con nosotros.

Mime rió nuevamente ante el relato de Loki, quien no pudo resistirse para acercarse a darle un beso, aunque se detuvo estando a tan solo unos milímetros de la boca de la joven. El corazón de Mime empezó a latir rápidamente y su respiración se agitó.

-lo lamento.- se disculpó Loki volviendo a su posición inicial.-no quería ponerte incomoda.

-…no, claro que no.- dijo Mime tratando de ocultar su desilusión.- después de todo no puedes enamorarte a primera vista.- bromeó ligeramente, soltando una nueva risita.

Loki sujetó de modo repentino el rostro de la joven con sus manos y esta vez la besó de modo apasionado pero lento, sus bocas se encontraron con una danza sensual que al principio era dirigida por Loki pero que poco a poco Mime pudo aprender a dominar. Tras casi un minuto de un beso ininterrumpido, cuando el aire les hizo falta, se separaron unos cuantos centímetros.

-¿y quien dice que no me enamoré a primera vista?- dijo Loki con una sonrisa en los labios, acariciando las mejillas de Mime con sus pulgares.-juro que cada vez que veo tu sonrisa me dan ganas de besarte, y cuando veo tus lagrimas me dan ganas de abrazarte. Conozco tu fuerza pero aun así quiero protegerte… quiero que seas mía para siempre, Mime.

La chica de cabellos naranja se sintió abrumada ante semejante confesión, recordando entonces con horror lo ocurrido con Siegfried. De repente empezó a temblar y trató de deshacerse de las manos de Loki, pero este la sujetó por los hombros y buscó su mirada con decisión.

-Mime, no tengas miedo. No te haré daño, lo prometo.

-Loki yo…- los labios de Mime temblaron y sus ojos se llenaron de lágrimas.-no puedo evitar temblar al recordar lo que pasó

-¿y qué paso? Puedes confiar en mí

-¿prometes que no se lo dirás a nadie?

-lo prometo.

La decisión en la mirada de Loki hizo a Mime confiar y confesar todo lo ocurrido con Siegfried un mes atrás. Por supuesto el llanto de Mime no se hizo esperar al tiempo que una ira despiadada se apoderaba del interior de Loki, quien no hizo más que abrazar a la peli naranja contra su pecho, consolándola mientras acariciaba su cabello pero maldiciendo con su mente al capitán del ejército de Asgard.

Después de ese día, Loki y Mime se hicieron más unidos. Paseaban a caballo o caminando por los terrenos de Raven, hablando sobre sus vidas, sobre ellos mismos, conociéndose de a pocos mientras se realizaban los preparativos para la boda, y es que Niord, ni bien supo del regreso de su nieta quiso prepararlo todo para la boda.

Aun así, el evento que planeaba Niord era tan grande que se retrasó un par de meses debido a las extravagancias que pedía. “lo mejor para mi nieta” solía escucharse decir al viejo, quien estaba despilfarrando tanto como podía en vestidos y lujos para su niña. Mime tenía miedo de causar los celos o la envidia de sus primos, en especial de Freya, pero la chica era inteligente y sabia sacar provecho de la situación.

-Reginleif, no seas tonta.- le dijo una tarde Freya mientras tomaban el té.-el abuelo sabe que va a morir en cualquier momento y quiere despilfarrar en la boda, deberías sacar provecho y hacer que te llene de regalos.

-pero, prima…

-yo hice lo mismo en mi boda

-¿Qué?

-oh, ¿no te lo dije? Yo también estoy casada. –Dijo presumiendo un gran anillo de diamantes.- Mi esposo es Ull, no lo haz conocido porque está en un viaje de negocios, pero en cuanto regrese te presentaré con él- dijo soltando una risa traviesa.- créeme Reginleif, debes aprovechar este momento porque después el abuelo se vuelve tacaño.

-pe-pero ni siquiera sé que pedirle. Me conformo con una pequeña cabaña, un arpa y un perro.

-oh, ¿sabes tocar instrumentos?

-un poco…-dijo con timidez

-cariño ¿por qué no lo dijiste? ¡Vamos! Tengo que mostrarte algo.

La rubia de cabello corto tomó a su prima de la mano y la jaló por los pasillos hasta llegar a un cuarto en donde había un piano solitario cubierto por una sabana.

-dime que sabes tocar el piano.- decía Freya con entusiasmo mientras retiraba la cortina del piano, negro como la noche.

-sólo se lo básico Freya.- se excusaba Mime.-tocaba de vez en cuando para las fiestas de Hilda pero no era algo frecuente.

-bueno, entonces es tu oportunidad para practicar.

Freya hizo un gesto a Mime para que se sentara ante el imponente piano, la peli naranja cedió tras unos segundos de duda, tentada ante tan magnifico instrumento. Sus manos se deslizaron por las teclas sin presionarlas para hacer sonido alguno y cuando estuvo lista comenzó a tocar. Cerró los ojos y sus manos hicieron brotar una melodía sublime. Freya cerró los ojos también para disfrutar de la música y antes de notarlo balbuceaba la letra de aquella canción. Pronto hicieron un dueto celestial que disfrutaron las dos en aparente soledad hasta que un grupo de aplausos las asustó al terminar la interpretación.

Al abrir los ojos se encontraron con Frey, Loki y Niord, quienes escucharon de lejos la tonada y se fueron acercando al punto del que venía la música.

-mis niñas, hermosas y talentosas, los dioses las bendicen.- decía Niord lleno de orgullo, acercándose a las damas para darles un beso un abrazo a cada una.

-cantas hermoso Freya.-dijo Mime

-y tú eres demasiado modesta con tus habilidades con el piano.- reprochó Freya-deberías tocar algo el día de tu boda.

-seria grandioso- apuntó Frey

-no sé si deba…

-sería un insulto a nuestros invitados privarlos de tan hermosa música.- agregó Loki.- y si Freya te acompaña pondrás en alto el nombre de la casa Raven.

-adelante, mi querida Reginleif. Concédele a este viejo el placer de verte casada y escuchar tu música.

-abuelo, eso es chantaje

-sí, pero funciona

-¡abuelo!

Empezaron a reír de manera jovial y la charla se hizo cada vez más cálida. Ahora la familiaridad entre todos ellos había crecido y la cercanía de Loki y Mime era evidente. Esa noche, en la habitación de Mime, mientras se arreglaba para dormir escuchó un golpeteo en su ventana. La peli naranja se extrañó ante tal ruido, pero lo ignoró mientras cepillaba sus largos cabellos frente al espejo. Otro golpeteo, más fuerte que el anterior, hizo que la joven se preocupara y al escuchar un tercer golpeteo, decidió acercarse al origen del ruido, abriendo de par en par la ventana que daba vista a su balcón, del otro lado estaba Loki con un ramo de flores y un gran abrigo de piel cubierto de nieve.

-¡Loki! Por los dioses ¿Qué haces aquí?

-se acerca una tormenta y no tenía a donde ir

-es primavera y el cielo está despejado, ¿de qué tormenta hablas?

-son para ti- dijo Loki poniendo las flores en las manos de Mime

-son hermosas… ¡pero no me cambies el tema!

Loki tomó a Mime del rostro y la besó de manera desenfrenada empujándola de manera sutil al interior de la habitación. Al sentirse en mitad de la misma, detuvo el beso solo para cerrar la ventana del balcón y deshacerse del abrigo que traía encima.

-Mime, amada mía, he venido para pedirte que te cases conmigo

-¿Qué?- Mime no pudo evitar soltar una pequeña carcajada ante semejante discurso.- Loki, nos vamos a casar en dos días, creo que no hace falta tu propuesta.

-te equivocas mi dulce Mime, justo ahora es cuando más necesito tu respuesta. Nos comprometieron sin siquiera habernos conocido y quiero saber si es tu voluntad estar conmigo.

Loki puso una rodilla en el suelo, en la clásica pose para pedir la mano de su joven amada, y sacando una pequeña caja del bolsillo mostró un anillo con un rubí incrustado que colocó en manos de Mime.

-¿te casarías conmigo?

-Loki…-empezó a reír mientras sostenía el anillo. Al principio Loki pensó que Mime se burlaba y lo estaba rechazando, pero al verla tomar el anillo y colocárselo comprendió que era lo contrario.- por supuesto que sí quiero.

-Mime.- Loki se puso de pie y abrazó a su prometida por la cintura, la besó de modo apasionado hasta quedarse sin aire.-me hace inmensamente feliz que me aceptes más allá de un compromiso. Quiero que seas mi esposa por elección, no por obligación.

-¿y por eso debías entrar por el balcón?

-quería hacerlo en la sala pero Freya me sugirió hacer algo más romántico

-¿y la nieve en tu abrigo?

-me puse nervioso al primer intento y caí sobre la nieve

-¿estás bien?-Mime lucia genuinamente preocupada

-ahora que has dicho que sí, lo estoy.

Mime rodeó el cuello de su prometido con los brazos mientras él seguía abrazándola por la cintura. Se miraron a los ojos por un momento y antes de notarlo nació un nuevo beso. Hasta ese momento, Loki había ignorado el hecho de que Mime lucía un camisón blanco con encajes que llegaba hasta sus tobillos, pero era delgado y el escote de la prenda parcialmente traslucida dejaba poco a la imaginación de quien viera a la joven. La excitación de Loki empezó a aumentar y sus manos empezaron a explorar de modo juguetón el cuerpo de su prometida. Descubrió con agrado las curvas del suntuoso cuerpo de Mime y a medida que se atrevía a ir más lejos su lujuria solo podía ir en aumento.

Mime disfrutaba de las caricias que cada vez se hacían más atrevidas, pero era incapaz de corresponderlas, de repente sintió la erección de Loki contra su vientre y un instante después se descubrió a si misma tendida sobre la cama, con Loki posicionado entre sus piernas, sobre ella, entrelazando sus manos mientras dejaba caer su peso. Un beso tras otro, una caricia más demandante que la anterior, Loki besaba ahora el cuello de la joven y sus manos traviesas apartaban la tela del camisón cuando le estorbaba, pronto las yemas de sus dedos rozaron la piel aterciopelada de Mime y el leve temblor de la joven lo hizo sentir complacido.

Loki llevó las manos de su prometida hacia su camisa para que la retirara, Mime la levantó de modo torpe, sus manos temblaban, pero Loki supo guiarla. Cuando el torso del guerrero estuvo al descubierto, se encargó de retirar la totalidad del camisón de la chica, quien al verse totalmente desnuda y vulnerable ante su prometido comenzó a temblar.

-¿Mime?

-lo siento yo… no puedo.

La joven no lo dijo, pero desde el momento en que sintió la erección de su prometido, una ola de terror la envolvió y si había dejado que el otro llegara tan lejos era porque el miedo la había paralizado.

-cariño, lo siento. No quería hacerte sentir de este modo, lo lamento.

Loki se recostó junto a Mime y la abrazó fuertemente, cubriendo el cuerpo desnudo de la chica con las sabanas, acarició su cabello y besó su frente de manera comprensiva.

-no haré nada hasta que te sientas preparada

-pero nos casaremos en dos días

-eso no implica que debamos consumar el matrimonio inmediatamente. Puedo esperar.- el abrazo de Loki se hizo más fuerte.- Mime, lo que más añoro es que seas feliz conmigo, quiero que estés conmigo para siempre.

Esta vez fue Mime quien besó a Loki, primero de modo tierno e inocente, pero poco a poco el contacto se hizo más intenso. Las manos de Loki recorrían el cuerpo de Mime por sobre la sabana como lo habían hecho un minuto atrás con el camisón, pero en cuanto sintió que su excitación volvía se detuvo en seco.

-perdón yo… será mejor que me vaya.

El rubio se levantó de la cama y estuvo a punto de marcharse cuando sintió que Mime lo sujetaba fuertemente de la mano. La joven se había sentado en la cama, dejando que la sabana callera y dejara al descubierto su torso, blanco como la nieve y apenas protegido por la larga melena cobriza. Loki se sonrojó al verla pero se aferró a su palabra para quedarse inmóvil en su lugar.

-quédate.- rogó Mime en un susurro, apenas abriendo los labios.-si en alguien confío es en ti Loki

-Mime no.- respondió apartando la mirada.- te lo prometí pero si no me marcho ahora no podré controlarme y  te fallaré.- intentó apartarse pero el agarre de Mime no cedió

-estoy lista ahora. Quiero estar contigo Loki

El rubio se estremeció ante semejantes palabras y no pudo evitar mirar de modo pecaminoso cada centímetro del cuerpo de su prometida. Entrelazó su mano con la de ella y volvió a su lugar en la cama, la miró a los ojos nuevamente y al ver que la duda y el miedo se habían ido, volvió a entregarse a sus bajos instintos.

Esa noche se entregaron de modo carnal, las caricias y los besos exaltados eran acompañados por débiles gemidos y la transpiración de la piel. Mime disfrutó de cada penetración, cada caricia, mientras Loki se perdía en un frenesí de lujuria que no había llegado a disfrutar antes. Cuando el clímax llegó, Loki no pudo controlarse y eyaculó dentro de la joven. Por un momento, se mostró preocupado, pero al ver a Mime exhausta y a puertas de caer en el sueño hizo que Loki se sintiera tranquilo y recordara que en dos días aquella mujer seria su esposa y no habría reproches por un embarazo.

La mañana del día de la boda,  la casa Raven estaba agitada. Al principio se había planeado que la ceremonia seria en el templo de Odín, pero al final el abuelo de Mime arregló todo para que tanto la ceremonia como la recepción fueran en la magnífica mansión Raven.. Mime se preparaba desde temprano, el peinado, el vestido, las flores, todo era perfecto y cuando ella tuvo su vestido puesto lucia como una estatua de mármol. Las damas no eran otras que Freya, Hilda y Flare, estas últimas negándose rotundamente a ser simples invitadas. A la boda sólo había sido invitado Alberich pues Mime no aceptaría un no por respuesta, pero sus demás compañeros no asistieron para mantener un bajo perfil ante los ojos de Siegfried, quien había empezado a beber demasiado desde que Mime se había ido.

La emoción y los nervios se habían apoderado de Mime, pero quería que llegara el momento de la ceremonia. De repente escuchó un golpeteo en la puerta y  tras unos segundos, Alberich atravesó la puerta. Mime se encontraba sentada frente al tocador y vio a su amigo a través del espejo, cuando se miraron, una risa nerviosa se apoderó de ambos.

-por favor, que ni se te ocurra llorar.- se adelantó Alberich al notar que la mirada de la chica se nublaba.

-no lo haré, arruinaría mi maquillaje.

Se escucharon risas, las damas dejaron por un momento a solas a los amigos, quienes se abrazaron como dos hermanos en su reencuentro.

-seguro ya te lo han dicho hasta el cansancio, pero luces hermosa.

Mime se sonrojó ante el comentario y bajó un poco la mirada.

-estaba preparada para un “luces como un maniquí” pero no para esto. No me acostumbro a tus halagos.-

-bueno, sí, pareces un maniquí de tienda de novia… uno que haría que cualquiera quiera casarse, pero acostúmbrate a los halagos, vendrán muchos más. Por cierto, te traje un pequeño obsequio.

Alberich había llevado en la mano una caja blanca con un listón azul, era ciertamente plana y parecía una caja de chocolates que le entregó a Mime con suma amabilidad.

-sé que lo tradicional es que la novia lleve un ramo, pero creo que a ti te quedaría mejor llevar esto

-¿y qué es?

-deberás abrirlo para saberlo.

La pelinaranja no dudó en abrir la caja y dentro se encontró con un arpa de color blanco con adornos dorados, una considerablemente pequeña a comparación de un instrumento común, y el sonido por supuesto era más agudo, pero era una pieza tan finamente hecha y tan delicada que Mime no pudo ocultar su fascinación.

-si la traía en el estuche habría sido muy evidente, quería sorprenderte. Después te daré el estuche.

Mime no dijo nada, solo abrazó emocionada a Alberich  y le dio un beso en la mejilla.

-me encanta, y la llevaré en lugar de las flores, solo que después no podré lanzarla a las solteras de la fiesta.

Los dos rieron un momento y se miraron de manera comprensiva, luego Freya se asomó a la habitación para avisar que la ceremonia estaba a punto de empezar.

-quisiera llevarte hasta el altar, como a mi hermanita.

-sí, pero mi abuelo no lo permitiría.

-te consienten demasiado.- rieron de nuevo.- bien, te daré unos minutos a solas para prepararte. Te esperamos en la ceremonia.

Mime se quedó a solas y sus dedos empezaron a tocar el arpa con suavidad, el sonido era tan fino que podía pasar fácilmente por el de una caja musical pero la habilidad de la joven era tal que no tenía dificultades para tocar cada nota. De repente, una memoria invadió su mente, la batalla entre ella con los hermanos Ikky y Shun. La joven se estremeció y dejó de tocar a mitad de la melodía, dejando el arpa sobre el tocador con cierto desagrado.

-¿por qué dejaste de tocar?

Mime se paralizó al escuchar aquella voz, una que venía desde el marco de la ventana de la habitación en la que estaba. No quería girarse a mirar, pero allí estaba. Siegfried se había colado a la mansión de alguna manera y había entrado hasta la habitación sin ser visto, quedándose a solas con la joven.

Mime veía al capitán desde el espejo como lo había hecho con Alberich antes, sus ojos se negaba a verlo directamente, tal vez añorando a que fuera una alucinación, pero al escuchar los pasos y sentir el frio tacto del ojiazul sobre sus hombros supo que lamentablemente era real.

-luces hermosa en ese vestido. Envidio mucho a tu novio.

El rubio se inclinó para dar un beso en la mejilla de la novia, pero esta se apartó de inmediato, corriendo hacia la puerta sólo para ser atrapada sin esfuerzo por Siegfried quien la arrinconó contra una pared, girándola para que quedaran frente a frente. La joven se encontró con esos ojos fríos de nuevo, y esa mirada sucia que le había helado la sangre el día de su violación. Tenía tantas ganas de gritar pero parecía que su garganta se había cerrado, le faltaba el aire y temblaba sin control, estaba en pánico.

-¿no piensas saludarme?

Mime estaba muda, pero en cuanto sintió que el rostro de Siegfried se acercaba para darle un beso en la boca, giró la cabeza bruscamente, solo para sentir el beso cerca de su oído. El capitán apestaba a alcohol y su apariencia era desaliñada, de algún modo l excitaba ver a Mime tan indefensa y a su merced.

-te daré una oportunidad.- dijo Siegfried de repente, mordiendo suavemente el lóbulo de la oreja de Mime.- huye conmigo… empecemos de nuevo… te prometo que te haré la mujer más feliz de la tierra.- de repente el agarre del ojiazul se hizo más fuerte, haciendo que Mime soltada un quejido de dolor ante la presión del otro.- huye conmigo… o te mataré aquí y ahora.

-¡No!

Mime empujó con todas sus fuerzas a Siegfried y se escabulló de él, pero el ojiazul era más hábil y se atravesó entre ella y la puerta. La pelinaranja retrocedió varios pasos hasta chocar con el tocador, con la respiración agitada y el corazón a punto de explotar a causa del terror.

-prefiero morir antes que sentirte cerca… me das asco Siegfried.-dijo la joven con total desprecio, dejando salir las lágrimas que estaba reteniendo desde que había escuchado la voz del otro.

-oh mi amor… me duele tanto que digas eso…

El cosmos de Siegfried empezó a elevarse, era un cosmos agresivo y aterrador, tanto o más fuerte que en aquella lucha fatídica contra los santos de Atena.

-sabes que soy un hombre de palabra…

Los invitados se alteraron al sentir semejante cosmos tan agresivo viniendo de la habitación de la novia y corrieron de inmediato a aquel punto. Loki entró primero en la habitación de golpe, encontrando a Siegfried en el suelo en un charco de su propia sangre. Mime había tomado el arpa que Alberich le dio y en un instante, lanzó su ataque de réquiem que cortó la garganta de Siegfried antes de que los demás llegaran.

Loki abrazó a su novia mientras los demás guerreros se acercaban al cuerpo sin vida del capitán de Asgard. Lamentablemente Siegfried había cumplido con su palabra.

Mime escupió sangre y empezó a desvanecerse. Cuando Loki la revisó se dio cuenta que el guerrero de Alpha había lanzado su ataque contra el vientre de la joven mucho antes de que ella hubiera respondido, pero había logrado resistir para matarlo.

Siegfried lo había planeado todo para que fuera de ese modo, para que los dos murieran y pudieran estar juntos, el cadáver del ojiazul incluso tenía una sonrisa que se había gestado antes de su muerte. Loki sostenía a Mime en sus brazos para tratar de mantenerla consiente, los demás se fueron a buscar ayuda mientras los ojos de Mime se apagaban poco a poco.

-Loki… -susurró la joven con las pocas fuerzas que le quedaban.

-no hables mi amor.- decía Loki abrazando con fuerzas a la chica, dejando escapar unas lágrimas.-guarda tus fuerzas, resiste. Hoy es nuestra boda, ¿recuerdas?

-…Lo…ki…

Mime cerró los ojos suavemente y nunca más los volvió a abrir. En un instante el día de celebración se había convertido en una tragedia que marcó a la casa Raven para siempre.

El único pecado que Mime había cometido para sufrir aquel castigo fue ser amada demasiado por un hombre que se dejó consumir por su propio amor.

 

Fin

Notas finales:

Este fan fic lo hice unicamente con finalidades de divertirme escribiendo, y deseo que los lectores lo vean de la misma manera.

Acepto criticas constructivas y de ser posible poder seguir escribiendo fics de esta pareja.


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