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Etéreo (Riren/Ereri) por Tesschan

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Notas del capitulo:

Descargo: Shingeki no Kyojin y sus personajes le pertenecen a Hajime Isayama, yo solo los he tomado prestados para esta historia.

Arte de portada: Trabajo comisionado a Akira Kousei. Todos los créditos correspondientes para ella. (Pueden encontrarla en Instagram como @akirakousei).

Tema del capítulo: Beso.

1 DE OCTUBRE:

OCRE, ROJO Y ORO

 

En un beso sabrás todo lo que he callado.

(Pablo Neruda, Pelleas y Melisanda).

 

 

 

—Entonces, ¿aceptarás?

Sus palabras, cadenciosas en aquella primera tarde de octubre, cubiertas del tono cálido de las hojas pintadas en ocre, rojo y oro, resuenan en tus oídos como un llamado que te tienta, como una plegaria que te ruega.

Es un juego, sabes perfectamente que para él es solo un juego. Su capricho antes de, cerrar los ojos, y dejar todo atrás en vista de lo que podrá descubrir más adelante. Es un maldito juego que solo será como un suspiro en el tiempo y dejará a su paso dolor y corazones rotos, el tuyo y el suyo, por lo que tu cerebro te insta a negarte, tan fácil y simple como eso, así de sencillo; pero, aun así, no puedes…

El reflejo que te devuelve la ventana de la sala por la que observas, eres tú rodeado de otoño, con los grises ojos reflejados en las nubes que pincelan el cielo y la piel fría como el viento gélido que hace aullar las copas de los árboles. Eres tú rodeado de tristeza ante lo que no tienes y secretamente deseas, a pesar de saber que una vez lo obtengas te maldecirás y lo maldecirás por hacerte daño; ¿pero no sería acaso un precio justo por al menos tenerle?

Vuelves el rostro y le ves sentado junto a la chimenea, rodeando lánguidamente sus piernas en un abrazo mientras te observa con aquellos impresionantes ojos que hablan de la primavera lejana y los días más cálidos del verano. Aquellos ojos que la primera vez que te observaron cerraron tu boca y contuvieron tu aliento, a pesar del fuerte propósito que tenías de regañarlo por colarse en tu casa como si fuese la propia. Aquellos ojos que se han convertido en una constante, como las constelaciones celestes, y que, en vez de marcar el paso de una estación a otra, hablan de días buenos y días malos, de sueños rotos y esperanzas que vuelven a repararse.

Durante tres años han sido un ir y venir constante para ambos, un girar en torno al otro esperando algo, lo que sea, quizá porque desde el principio han sabido que debían encontrarse y colisionar en algún punto, aunque siempre temiendo que fuese demasiado pronto, demasiado incorrecto, y solo por eso han esperado y esperado, perdiéndose en pláticas eternas y situaciones absurdas; en tus silencios demasiado largos y en su necesidad de hablar de mil cosas y reír por todo.

Entonces, ¿por qué no aceptar?

Han sido tres años de esperar, de conocerse, de comprender que son lo correcto para el otro, aunque no lo sean, y ahora el tiempo —siempre favorable para ambos— ha comenzado a correr a contrarreloj, porque una vez ese mes llegue a su fin, Eren cerrará los ojos y abandonará todo sin mirar atrás para perseguir su sueño, o reparar los pocos que le quedan; aun así, no deja de ser doloroso. Y quema. Y sangra.

El tictac del reloj en la sala resuena y marca el compás de tus latidos, de tus respiraciones suaves y ligeras que se asemejan a la forma en que él se muestra cuando guarda silencio y su imagen de colores extremos se difumina con el entorno, decolorándose un poco por los bordes, porque Eren, que siempre ha sido como el verano ante tus ojos, con su piel bronceada que recuerda a la tierra calentada por el sol y su mirada verdeazulada que habla del mar de julio, te recuerda a veces con sus sonrisas rotas y sus sueños quebrados a la escarcha de diciembre, tan cruel como hermosa, tan frágil como etérea. Y duele, duele tanto…

Y aunque deseas seguir engañándote a ti mismo, sabes que él no es un «para siempre». Que a pesar de haber orbitado el uno entorno al otro nada más conocerse, esperando, siempre esperando, en el momento en que el mundo de ambos colisione se producirá el cataclismo, convirtiendo a este en un millón de estrellas distantes, tan hermosas como inalcanzables.

Sus ojos —aquellos ojos cargados con el color de los óleos y acuarelas que llenan su vida— te estudian sin tregua y casi puedes jurar que el aliento que escapa de sus labios grita y suplica, porque tiene miedo y está asustado. Porque, a pesar de sus sonrisas, sus palabras y sus juegos, siempre el dolor ha sido más fuerte y la desesperación más profunda. Porque, a pesar de su felicidad fingida, ha sido su tristeza perpetua la que acabó enredando su alma con la tuya.

Te observa y lo observas, y le odias por lo que sabes te hará, o te harás tú mismo, pero, si de todos modos sufrirás su ausencia, ¿entonces por qué no?

Acortando la distancia entre ambos te acercas, escuchando como el crepitar de las llamas en el hogar se entremezcla con sus palabras mudas y el llanto que no cesa ni cae. Acaricias su mejilla y la sientes cálida, impregnando así tus dedos de hielo de un rayo de verano y aquella promesa efímera que durará apenas un parpadeo, porque cuando este mes transcurra, abrirás los ojos y el sueño habrá desaparecido.

Te inclinas lo justo y besas sus labios, sintiendo el regusto dulce del té en su boca y el ligero golpe de su suspiro mezclándose con el tuyo, y aunque duele, lo aceptas gustoso, porque al menos te recuerda que sigues y sigue vivo, que todavía está allí antes de que acabe de desdibujarse y se vuelva por completo inalcanzable.

Lo besas y dejas que esa sea la respuesta que te ha pedido, porque sabes que él va a comprenderte sin necesidad de palabras, porque siempre lo hace, y mientras profundizas aquella íntima caricia, piensas que nada nunca ha sido tan amargo y triste como aquel comienzo del fin.

El reloj ha comenzado su cuenta atrás, y duele, duele tanto…

Octubre ha dado inicio vestido de ocre, rojo y oro en pleno otoño, rodeado de la etérea tristeza del verde y la dulce amargura del primer beso que han compartido.

Notas finales:

Primero que nada, muchas gracias a todos quienes hayan llegado hasta aquí. Realmente espero que el primer capítulo de esta historia tan extraña haya sido de su agrado y que, por lo menos, quede un poquito de curiosidad por lo que se viene a continuación.

Para quienes no me conocen desde antes, soy Tessa, así que un gusto y gracias por la oportunidad. Si alguien ya se ha topado con alguna otra de mis historias, ¡un gusto nuevamente y muchas gracias por darme la oportunidad, otra vez!

En esta ocasión, como me he decidido a participar en el Ererictober de este año, vengo por aquí con una pequeña historia de treinta y un viñetas de mil palabras que abarcarán todo el mes y cada uno de los temas que el evento propone, no como historias diferentes, sino como una narración lineal de la relación de Eren y Levi durante todo este mes, partiendo con el primer tema de hoy: beso.

De antemano quiero explicar que probablemente esta historia resulte algo diferente a lo que me han visto escribir antes para este fandom. No es mi primera vez escribiendo viñetas ni tampoco con un narrador en segunda persona, tampoco utilizando una escritura algo más poética, pero no por aquí, así que ahora sí estoy un poco nerviosa, jaja. Aun así, espero le den la oportunidad a la historia y que esta les guste o al menos resulte interesante. Además, en esta ocasión puedo asegurar que las actualizaciones van a ser diarias durante todo octubre, ya que como dije con anterioridad, el evento abarca un tema por día y milagrosamente esta historia está escrita casi al completo esta vez, así que todo irá sin atrasos.

Por otro lado, aviso de antemano que puede que la historia deje muchas dudas abiertas, por la forma en que está escrita. Algunas se aclararán a lo largo de la misma, pero otras solo quedarán a la imaginación de quien lee. En todo caso, si alguien desea consultar algo en específico que no le quedase claro del todo o le causase conflicto, por mi parte no hay inconveniente de responder.

Los agradecimientos especiales de este capítulo, y la historia en general, son para mi querida Akira Kousei, quien siempre es capaz de volver las locas ideas de mi cabeza en creaciones maravillosas, por lo que su bello arte es la portada de la historia; y también para mi estimadísima beta, Tsubame Hime, que siempre prefiere quedar un poquito entre las sombras, pero esta vez sí merece un enorme reconocimiento por su gran trabajo durante todo este pasado mes arreglando mis horrores, ya que se ha esforzado tanto como yo para que esta historia pudiese ver la luz a tiempo. ¡Muchas gracias, chicas! Mi deuda con ambas es infinita.

Un dato curioso y bobo, es que esta historia nació hace dos meses atrás en base al último disco de Taylor Swift, Folklore, ya que este llegó casi en los mismos días que aparecieron los temas del evento y comencé a prepararme para este, por lo que la inspiración me vino por completo de allí. Todas las canciones aportaron un poquito a la historia, pero algunas la marcaron completamente, por lo que una vez lleguemos al capítulo final, señalaré cuales para no dar spoilers, aunque supongo que si alguien por aquí ya lo ha oído podrá ir haciendo rápidamente las comparaciones y teniendo una idea por donde podría ir todo esto.

Una vez más muchas gracias por la oportunidad, quedo en deuda, por lo que solo espero que al menos este primer capítulo haya compensado. Hasta mañana entonces, con el siguiente tema: abrazo.

Un enorme abrazo a la distancia y mis mejores deseos para ustedes y los suyos.

 

Tessa.


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