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Una cita por matata

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Notas del fanfic:

OS corto, creado a partir de un ¿reto?

 

 

saludos 

Un grupo de bailarinas en un salón de baile con vestidos blancos y esponjosos, con listones de colores como cinturón, en diferentes posiciones, estirando sus flexibles cuerpos, sin colores resaltantes, era un juego de tonos neutros. Seguí caminando por el pasillo deteniéndome un instante en cada cuadro, dándome cuenta la fijación que tendría el tal Degas por las bailarinas, o por las mujeres con expresiones llenas de aburrimiento, sinceramente no lograba entenderlo, ¿acaso el tipo tenía un fetiche por las bailarías? O tal vez por sus pies ampollados tras largas horas de práctica. Suspiré sabiendo que seguía perdiendo el tiempo, esta exhibición era nueva y por eso se encontraba llena de gente, sin embargo, eso no lo hacía un ambiente entretenido ¿cierto? a mi alrededor había un gran grupo de gente mayor y por los comentarios que cada tanto lograba escuchar parecía ser que ellos si podían entender de qué se trataba todo esto… o tal vez solo fingían… parte de la muchedumbre eran adolescentes demasiado ruidosos y posiblemente menos interesados en el museo de lo que yo estaba pero deberían entregar sus tareas, lo sabía porque por el volumen de sus voces ya se habían encargado de hacerles entender a todos los demás presenten que no les gustaba y tampoco les interesaba estar ahí pero su calificación estaba en juego.

Me rendí, con las obras de Degas sabiendo que por más que lo intentara memorizar no podría explicar algo de lo que había visto más allá de la obsesión por las bailarinas, preferí seguir caminando tratando de encontrar algo que fuera más sencillo de entender, quería asegurarme de dar por lo menos una aportación al tema, la última vez me había encargado de quedar como el mayor ejemplo a la estupidez humana, ni siquiera pude presentarme…

Y llegamos a la noche estrellada, debería ser más fácil, me dije mientras leía la placa que anunciaba el nombre de la pintura, fruncí el ceño… si… definitivamente no era exactamente lo que espera ver… si, había unas cuantas estrellas, un pueblo entre ¿montañas? Y algo que bien podría ser un árbol o algún tipo de mancha/arbusto/sombra del mal en primer plano – definitivamente voy a quedar como estúpido…– murmuré apartando de mala gana el cabello que últimamente parecía tener vida propia pero aun así me negaba a cortar, intenté solucionar el problema atándome una coleta que posiblemente no mejoraba mi imagen – perfecto, seré un vagabundo en todos los sentidos, aspecto y cerebro. Excelente Alex, triunfando en la vida…– seguí con mi indudable costumbre de ir haciendo mi pequeño mi autoestima, de todas formas, ¿quién necesita amor propio?

Deje a Van Gogh en paz, con sus colores oscuros y sombríos, sus cielos nebulosos y pinceladas gruesas… no era lo mío – esa debe ser la señal– volví a hablar en voz alta, pues… si ya estaba en un museo donde se idolatraba a locos qué más daba que otro loco llegara a quejarse ¿cierto? – un loco sin talento y sin autoestima que ni siquiera puede saludar…–

Finalmente, después de tantos pasillos, gente con más vida social y demasiados cuadros que no logro entender llegue al punto de reunión sin embargo no fui capaz de encontrarlo, camine por toda la exhibición intentando encontrarlo, irónicamente nunca lo hacía, siempre era tan fácil de ver, aun y cuando no quería hacerlo era capaz de encontrarlo, pero en esta ocasión fue inútil, no fui capaz de vislumbrar las nebulosas ondas que conformaban su cabellera azabache, ni su piel pálida y liza cual escultura… ahora que lo pienso… tal vez sus manos sean igual de frías y solo las manos, sus brazos, su rostro, sus piernas, su corazón, todo. No era más que una piedra a la cual se habían encargado de darle una buena forma.

Sorbí mi nariz tratando de disimular el sonido, toque mi rostro durante un momento solo para asegurarme de que ninguna lágrima se hubiese escapado y finalmente, acomode mi cabello en un movimiento que ya tenía bastante ensayado. Y di media vuelta. No necesitaba buscarlo más, tampoco iba a esperar y definitivamente no lo iba a volver a contactar… ok, eso no paso realmente… nunca pude dar el primer paso ya que la vergüenza me dejaba congelado, sin embargo, él se había encargado de hacerlo, de hecho, él fue quien propuso el lugar y la hora… vaya jodida y aburrida broma.

Salí dando rápidas zancadas llenas de elegancia y supuesto empoderamiento que pensaba reforzar con algo de chocolate una vez que estuviese solo y apartado de la humanidad en general.

Me detuve en seco cuando sentí una mano sobre mi hombro y deje salir una exclamación para nada masculina, solo para encontrarme con la escultura andante de corazón helado y de cabellos nebulosos  – ¿esperaste demasiado? – Preguntó tratando de disimular la risa que le había provocado mi masculino alarido – No encontraba lugar en el estacionamiento e intenté marcarte, pero creo que tu celular está apagado. Lamento haberte hecho esperar–

Y yo lamento haberte odiado apenas hace nos segundos, pero ya no importa siempre y cuando sigas sonriendo y pueda ver esos hermosos hoyuelos en tus mejillas – ¿has cambiado de parecer? – Preguntó – lo entiendo… si quieres puedo llevarte a casa o acompañarte a la estación…–

–eh…– ¡por el amor a dios, habla de una vez! Casi podía escuchar a mis neuronas luchar unas contra otras tratando de encontrar las palabras adecuadas más allá de un sonido que dejaba entre ver mi nula capacidad de intentar lucir interesante –¡hambre! – literal le grite en la cara – ¡no! Es decir, podríamos ir a comer– por fin logré articular.

Me embobe observando su sonrisa, sinceramente en este punto poco me importaba que se estuviera riendo de mi o conmigo… o algo así – vale, eso suena mejor que ir a un museo– aceptó y no pude estar más de acuerdo en su comentario – además me he equivocado de fecha, aún no llega la exhibición de Dali– y no sé cuál fue mi expresión pero al parecer fue bastante obvio que aquello no me motivaba en absoluto – no te preocupes, me aseguraré de llegar a tiempo–

Asentí, sabiendo que la próxima vez también aceptaría la invitación, a él le gustaba observar todas esas supuestas obras de arte y de cierta manera parecía entender a los artistas y yo entendía eso, le acompañaba porque era algo que él disfrutaba y eso me bastaba, y también estaba seguro de que él me acompañaría a cualquier sitio que a mí me gustase.

Notas finales:

;)


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