Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Ángel de la noche (Milo x Camus) por Aries9322

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

One shot para Milo x Camus

Notas del capitulo:

One shot

¿Los fantasmas existen? — Me pregunté alguna vez cuando era más joven, jamás creí en esos inventos de las personas, quizá solo son simples supersticiones de la gente.

Hasta que lo conocí a él...

Mi nombre es Milo y desde hace mucho tiempo vivo solo. Hace poco llegué a Francia por un programa de intercambio en la Universidad, dejé todo solo para seguir con mi sueño de seguir estudiando y ser alguien en la vida.

Tuve la suerte de encontrar una pequeña casa que estaba de oferta a las afueras de la Ciudad de París, es una cabaña pequeña pero reconfortante.

Aún  no sé porqué estaba tan barata, incluso recuerdo cuando el joven que  me lo vendió dijo que si estaba seguro de adquirirla.

Claro que estaba seguro de pagarla, no tenía inconveniente en ello, además el precio era perfecto para mi bolsillo, así me alcanzaría para mis demás gastos.
Hasta que él me dijo:

— Esta casa cuesta venderla porque dicen los antiguos dueños que está embrujada — Respondió el vendedor de cabellos azules, quien portaba una credencial con el nombre de Deuteros.

— ¿Embrujada? Ja, ja, ja — Pregunté muerto de la risa — Yo no creo en esas cosas, además no tengo problema en ello y no saldré corriendo de aquí solo porque la gente se crea esos cuentos de almas perdidas, fantasmas y sucesos paranormales — Respondí con seriedad.

— Bueno yo cumplo con avisarle, las personas que se han quedado aquí mencionan que las cosas se mueven solas, otras que desaparecen y ven una sombra moverse de un lado para otro, pero si no tiene problema en ello está bien, solo le digo que cerrando el trato, no hay devoluciones —  Sacó unos papeles y me dio una pluma para firmar como último requisito.

Claro que firme sin objetar algo porque simple y sencillamente... No creo en esas cosas.

Después de cerrar trato, el joven de cabellos azules me entregó mis llaves, tomó su maleta y salió de la cabaña, ahora estaba solo.
Miré mi reloj y vi que era medio día, así que me dispuse a salir para comprar algo que me hiciera falta... Por fortuna la casa tenía varios muebles en perfecto estado, así no gastaría en cosas innecesarias.

Cuando terminé de comprar lo que necesitaba nuevamente regresé para poder prepararme algo de cenar, me había llevado gran parte de tarde realizando mis compras. Después de haber cenado recogí todo para irme a descansar, preparé mi cama y no tardé en caer en el mundo de los sueños.

Justamente a media noche estaba profundamente dormido pero unos ruidos me despertaron.
Me froté los párpados para poder ver que pasaba pero solo escuché como se caían algunas cosas de la cocina.

 — Esta casa es vieja, así que deberían haber ratas en este lugar... Mañana sin falta me dedicaré a limpiar — Nuevamente me cubrí con mis frazadas y me dormí importándome poco el ruido que se escuchaba de fondo.

Al día siguiente desperté y lo primero que hice fué ir a la cocina para ver que había pasado en la noche pero solo encontré mis trastes tirados por doquier.

— Justo lo que pensé, este lugar debe de estar infestado de animales- Suspiré molesto mientras levantaba las cosas del suelo — En fin hay que limpiar.

Así lo hice, moví cada mueble de la cabaña, limpié algunos lugares llenos de polvo... Me llevó toda la tarde hacerlo, hasta que llegué a un cuarto que estaba cerrado con seguro.

Intenté abrirla pero no pude, no me quedó de otra más que derribarla y afortunadamente pude tirarla, era de madera pero ya estaba muy desgastada.

Encendí la lámpara que llevaba en las manos y comencé a observar que era un lugar lleno de polvo, con varias cajas en mal estado. ¿Qué nadie en su sano juicio es capaz de limpiar? ¿Acaso los anteriores dueños no tenían la delicadeza de por lo menos hacer un poco de limpieza?

Tomé una caja para ver que tenía, lentamente fui sacando algunos viejos papeles, libros y objetos personales que quizá alguien dejó aquí... Hasta que me encontré una libreta que parecía ser un diario, lo abrí con delicadeza y comencé a leer que aquellos escritos pertenecían a un tal Camus.

Estaba tan sumido en mis pensamientos que no noté el ruido de mi pequeño radio, se había encendido solo. Tomé el diario y baje hasta la pequeña sala donde efectivamente, mi radio estaba prendido.

Me acerqué y lo apagué, después me senté en el sillón y seguí leyendo ese diario.

Era interesante leer todo sobre esta persona misteriosa, al parecer era un joven muy estudioso y con muchas ganas de superarse en la vida... Aunque muy solo y serio.

Cada vez que pasaba una página de ese viejo diario, podía sentir sus emociones... Sufría por un amor no correspondido y justamente cuando decidió expresar sus sentimientos con aquella persona que amaba, estaba decidido por quitarse la vida después de pasar la vergüenza de quedar humillado frente a los demás... Solo porque aquella persona que amaba, pertenecía a alguien más.

— Pobre chico — Susurré cerrando el diario, lo dejé en el sillón y caminé a mi cocina, porque ahora las luces comenzaban a parpadear.

— Genial, hasta la electricidad de esta cabaña tengo que arreglar —  Respondí molesto mientras apagaba las luces.

Cuando llegó la noche me dispuse a dormir, pero en el momento justo que estaba por cubrirme con mi frazada, pude notar una sombra pasar por mi recámara.

Rápidamente  corrí para ver si alcanzaba a ver de que se trataba pero esa sombra se desvaneció entre las paredes.
Sin éxito regresé a mi cama, yo no suelo creer en esas cosas —  Quizá fué el viento ó mi imaginación — Pensé y caminé hasta mi habitación,  nuevamente me acosté para dormir y así descansar de todo lo que estaba ocurriendo.

Lo más extraño fué cuando estaba durmiendo, tenía un sueño muy raro, estaba yo en esa misma cabaña pero la decoración era muy distinta a la mía, de pronto comencé a mirar a un joven pelirrojo, era bello a decir verdad, con una piel tan suave y blanca como la nieve ¡Dioses! sus ojos eran hermosos... Mentiría si no les dijera que a primera vista me enamoró ese chico de cabellos escarlata.

Pero lo que miré después me dejó sin palabras, ese joven corrió hasta su baño con lágrimas en los ojos... ¿Quién habrá sido el idiota que se ocurrió hacerlo sufrir? Un ángel como él no debe llorar, menos por amor.

Lo seguí hasta el baño y observé que sacó un frasco con algunas extrañas pastillas, comenzó a tomárselas todas, no podía dejar que hiciera eso... Corrí para tratar de ayudarlo pero no podía, quería tocarlo pero mis manos lo traspasaban.

Grité con todas mis fuerzas que se detuviera pero fué en vano, en pocos segundos cayó al suelo sin vida... Había fallecido de una sobredosis.

Después de eso comencé a ver todo en penumbra y  desperté con mi respiración agitada, llevé ambas manos a mi pecho que latía con más fuerza, extrañamente jamás había soñado algo así.

Encendí la luz de la lámpara que tengo a lado y me senté tratando de comprender lo que había pasado, sin duda necesito saber más de ese chico.

Al día siguiente desperté y me preparé para presentarme en la Universidad, todo el fin de semana se me fué acomodando mis cosas en la cabaña. Admito que tenía un poco de sueño, después de lo ocurrido en la noche.

Quería saber más sobre Camus, necesitaba averiguar sobre él... Alma en pena o no, pero debo saber que pasó.

Conforme pasaban los días notaba que algunas veces hacía acto de presencia ese ser y se manifestaba solamente en las noches. 
Como dije antes yo no creo en eso pero desde aquél día todo lo tomo normal, mis luces se prenden, los electrodomésticos de igual manera, cuando enciendo el radio se le va la frecuencia... Pero fuí aprendiendo a vivir con ello, de una cosa estaba seguro, que aquél fantasma que ronda en la cabaña es ese joven que jamás encontró el descanso eterno.

Una ocasión estaba en la Universidad platicando con mi amigo Kanon, de esas pocas veces que salen temas de terror y misterio en nuestra plática, me dijo algo que me dejó sorprendido.

— ¿Sabes Milo? dicen que aquellas almas que vagan en nuestro mundo es porque no tienen descanso, o bien tienen algo pendiente en esta vida y solo lograrán ver la luz hasta que hayan cumplido con aquello que dejaron pendiente.

Eso me dejó sin palabras, era como si supiera lo que me estaba pasando. Entonces fué cuando me puse a pensar que si ese inquilino que tengo en la cabaña es ese chico que murió ahí, tengo que ayudarlo a ver la luz.

Esa misma noche esperé a que se apareciera, me encontraba cenando cuando de pronto la luz comenzó a parpadear como siempre, no supe que decir en esos momentos, solo grité — ¡Manifiestate!

Fué en ese momento que justamente enfrente de mi, aparecía ese mismo chico que vi en mis sueños, a pesar de ser un alma sublime y casi perceptible a mi vista, podía ver en su mirada un rostro tierno y sereno.

Me quedé maravillado ante la belleza de ese chico — ¿Cómo te llamas? — Le pregunté sin pensar, mucho menos sabía si podría responderme es un fantasma después de todo.

Pero en un susurro escuché cuando respondió...

— Camus.

Era él, ese joven que se quitó la vida en este lugar estaba frente a mi, estaba un poco nervioso, las piernas me temblaban pero como lo dije, no descansaría hasta verlo cruzar a la luz.

— Que lindo nombre, el mío es Milo y estoy dispuesto ayudarte para que encuentres el descanso eterno — Respondí tratando de acercarme para poder tocarlo pero no podía, si los demás me vieran pensarán que estoy loco hablando con un ser que apenas y se ve.

Solo miré que dejó escapar una risa tierna, y después me dijo:

— Yo jamás conocí el amor... Es por eso que no me voy, hasta que descubra que es ese sentimiento. ¿Sabes? Duele amar porque sufres y yo ya no quiero eso — Después de que dijo eso comenzaba a moverse para otro lado pero le grité:

— ¡Espera!... No te vayas, el amor no es así... Digo —  Me llevé una mano a la cabeza — Bueno si se sufre pero dame la oportunidad de demostrarlo. 

— ¿Cómo? — Preguntó confundido.

— Tu y yo estamos en diferentes dimensiones pero al menos puedo hablar contigo y además puedo verte... Quisiera poder tocarte pero sé que jamás podré hacerlo — Respondí con la voz triste, porqué si también yo anteriormente sufrí por amor y ahora intentaría demostrárselo a un alma en pena, en verdad estoy loco.

— Milo... Eres una persona dulce — Me sonrió — Pero ya sufrí mucho y no quiero.

— Sólo... Déjame conocerte más por favor, estoy solo y tu estarás aquí a mi lado... Ambos nos haremos compañia.

Observé como Camus asintió y se sentó en la silla del comedor, yo también tomé mi lugar para terminar de cenar.

El reloj marcaba la media noche, se nos había ido el tiempo platicando sobre mi vida y él un poco la suya. Cuando escuchaba cada palabra de él, me daba una rabia que aquél que lo rechazó quisiera hacerlo añicos, Camus no merecía lo que pasó... Si tan solo pudiera haberlo conocido en vida, sería su fiel amante, amigo y novio, jamás lo dejaría solo pero el destino quiso que nos conociéramos en estas circunstancias.

De pronto comencé a bostezar y le dije que iría a dormir, pero que sin falta nos veriamos en las noches para poder seguir conociéndonos.

Solo miré que desaparecía de mi vista y solo escuché un susurro: — Descansa Milo. 

 

Así pasé varios meses, Camus y yo nos conocíamos más cada vez. Pero esta ocasión es especial, a pesar de ser un adorable fantasma quiero darle un detalle... Me dijo que hoy cumpliría años pero como ya es un alma, no podrá festejarlo como cuando estaba en vida.

Eso no sería impedimento, esa noche antes de que él apareciera, arreglé la mesa, preparé una cena exquisita y además le compré un ramo de rosas rojas. Sé que no podrá tocarlas pero el aroma es perceptible para él y le gustará.

Cuando de pronto apareció, no sabía que responderme, solo me dijo confundido.

— ¿Tienes una visita especial o algo así Milo?— Preguntó confundido.

— Así es Camus... Hoy tu eres mi invitado especial — Le sonreí.

— Milo... No puedo yo.. .— Lo interrumpí.

— Sé que no puedes pero hoy sería tu cumpleaños — Le mostré las rosas y las dejé frente a él.

Vi como se acercó para oler el dulce aroma y nuevamente levantó la mirada — Son hermosas Milo... Gracias.

— ¿Sabes que sería más lindo? Que pudiera tocarte, en estos meses que te he conocido extrañamente me enamoré de ti... De ese bello Ángel de la noche que eres y aunque no podamos hacer algo más... Tu estás en mi corazón. Sé lo que has sufrido porqué leí tu diario. No me importa que diga la gente, que si estoy loco, que si hablo solo, que no quiero salir con nadie... Solo me importas tú Camus, porque te amo y el amor se siente con el alma. No se ve pero se siente —  Al fin sentí como mi corazón latía con más fuerza, declarar los sentimientos por alguien más no es fácil, solo miré que lloraba pero de felicidad... Quisiera poder abrazarlo y decirle que todo estaría bien, pero no puedo.

— Milo, son las palabras más sinceras que he escuchado... Daría lo que fuera por que pudiera regresar a la vida y estar a tu lado pero no puedo — Agachó la mirada triste.

De pronto dijo:

— Veo una luz Milo.

— Quizá sea hora que te vayas al descanso eterno Camus, era lo que te faltaba... Conocer el amor y a donde estés siempre te amaré —  Me acerqué a él para despedirme pero lo que hizo me dejó sorprendido.

— No Milo... Yo te esperaré hasta tu último día.

—¿Pero Camus?— Pregunté confundido.

— Mi descanso puede esperar, yo quiero estar contigo porqué así soy feliz — Me sonrió y levantó su mano para intentar entrelazarla conmigo pero no podíamos, solo nos limitamos a reír...

 

Pasaron diez años para ser exactos, me gradué con honores y seguía con mi vida normal trabajando, Camus siempre me acompañaba a donde iba.

Muchos me decían que si me casaría algún día  porque siempre me la viví solo, yo respondía que ya había alguien especial en mi vida y a pesar de que era mi ángel, jamás lo dejaría.





Hoy es un día especial ¿Sabes por qué?

Me encuentro en el hospital por un fuerte accidente que tuve, resbalé por las escaleras del edificio donde trabajo y me dan pocas esperanzas de vida, pero no me da miedo morir, porque Camus está a mi lado justo en estos momentos esperando pacientemente por mí.

Solo escuché el aparato que monitoreaba mis latidos, dejó de marcar, me vi acostado en esa incómoda  camilla pero ahora era un ser traslúcido como mi  Camus.

— Milo — Escuché que me llamaba, me giré para verlo y ahora si podía tocarlo.

Lo abracé con todas mis fuerzas y lo besé como siempre lo había deseado.

Dicen que el amor prevalece y no conoce fronteras y es cierto... ¿Quien diría que me enamoraría de un fantasma? Justo cuando no creía en esas cosas.

— ¿Nos vamos Milo?— Me preguntó muy animado tomando mi mano.

— Claro Camie... Contigo hasta la eternidad —  Le sonreí mientras mirábamos una gran luz blanca, lo llevé en mis brazos y nos fuimos perdiendo entre aquella luz hasta desaparecer...

Notas finales:

Esta obra también la tengo disponible en Wattpad


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).