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Omega por Mon18Zu

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Notas del capitulo:

Hola, como bien saben este es un omegaverse. Aquí está el segundo capítulo.

Su sala privada era mucho más grande que el despacho de John Winchester. Sam lo condujo a la planta baja, descendieron por unas escaleras de mármol con un elegante pasamanos de madera, cruzaron por un pasillo angosto y pasaron por las cocinas hasta llegar a una habitación al fondo con puertas de metal reforzado, aunque a Sam no le costó mucho abrirlas.

La sala tampoco tenía ventanas. Una larga mesa yacía en el centro, suficiente para quince personas. En las paredes había cajoneras y sobre éstas, materiales de investigación y lectura, la mayoría ordenados correctamente. También había una puerta entreabierta del otro lado de la habitación que seguramente daba a un almacén que contenía más papeles y libros, y planos.

Sentado en una silla, frente a la mesa, estaba un hombre mayor de barba rubia y ojos claros. Tenía una vieja gorra sobre la cabeza y vestía un apestoso chaleco combinado con unos viejos vaqueros de mezclilla.

-Bobby puede no ser el más presentable alfa pero es un excelente cazador y un excelente investigador. Es el oficio.- Le comunicó Sam en el camino. Gabriel no habría imaginado otra cosa. Sobre la mesa había unos papeles y, desdoblado, un enorme plano de la ciudad. Algunas zonas tenían una marca roja. Gabriel se dio cuenta que todas ellas se encontraban cerca del bar de Dean. Así que se trata de avistamientos de los miembros de la manada de Azazel, al menos de los que se conocían hasta ahora. Su manada se expandía cada vez más con cada día que trascurría.

-Oh, Sam.- Voceó Bobby en cuanto se percató de su presencia. Le miró sólo un segundo antes de volver a su estudio.- Tu padre me ha puesto al corriente. Es increíble que Dean sea un omega. Y ese bar...Debí imaginarlo.- Negó con la cabeza, claramente decepcionado.   

-Si, yo tampoco termino de procesarlo.- Confesó el muchacho, acercándose al viejo y tomando asiento.

-John esta buscando los planos del bar. -El hombre soltó un perezoso suspiro. Gabriel observó las grandes bolsas bajo sus ojos.

-¿A qué se refiere con “debí imaginarlo”?.- Le preguntó Gabriel, tomando asiento bastante cerca de ambos.

-El bar, claro. Su dueño anterior fue el marido de Ellen Harvelle, es una buena cazadora, y mejor amigo de John. El hombre es un alfa pero parece ser bastante tonto. En cuanto se percató de que el muchacho que había entrado a su bar una madrugada lluviosa buscando un lugar para pasar la noche era Dean, llamó a John, pero el no respondió. No al menos esa noche y muchas noches más. Así que me llamó a mí finalmente. Fui yo quien le pidió vigilar al chico, como un favor. El muy estúpido jamás se percató de que Dean era un omega, aunque es un poco entendible. El hombre trabajaba en ese bar por sus problemas de salud, por los mismos que había tenido que dejar la caza y a su familia.

-¿Qué clase de problemas de salud?.- Preguntó Sam, interesado en la conversación. Bobby gruñó bajo.

-Tenía cáncer de pulmón. Pero hace unos años se sintió mejor, decidió vender el bar y reunirse con su esposa y con su hija. Parece que Dean tenía suficiente dinero ahorrado para comprarlo.- Sam asintió.

-Como él era amigo de tu padre, le ofreció el establecimiento como un medio para tratar problemas un tanto delicados. John le pagaba para que no innovara el local, con el propósito de que no fuera muy frecuentado y nada conocido. Y así se convirtió en un lugar olvidado a simple vista.- En ese momento, John Winchester apareció con unos planos en la mano izquierda. Se había deshecho de la chaqueta y lucía una camisa ajustada.

-Los encontré. Los planos del bar.- Anunció con voz neutra.

-¿Por qué tienes planos de un bar?.- Cuestionó Sam mientras John desdoblada el material sobre la superficie delante de ellos. El papel estaba un poco amarillento y doblado en una esquinas. Alguien había bebido café mientras lo estudiaba.

-Ese bar era como mi segundo despacho cuando Dean y tú eran cachorros.- Confesó, poniendo toda su atención en el plano.

-Y ahora es el lugar que Azazel considera seguro.- Intervino Bobby, un poco desalentado- Sus alfas no se aventuran mucho por la ciudad....

-Si lo que dices es cierto, entonces el bar no era frecuentado muy a menudo por alfas de estatus alto, entonces Dean no había tenido que trabajar con alfas puros hasta ahora que se topo con la manada de Azazel y con el mismo Azazel, así que había estado pasando desapercibido para el resto.- Interrumpió Gabriel.- Y ustedes, no pudieron reconocerlo cuando lo tuvieron de frente porque...

-Porque somos su familia de sangre.- Lo interrumpió la misma Mary Winchester. Se había cambiado de prendas y llevaba puesto un largo y ligero vestido blanco de tirantes.- Su olor, incluso su olor en celo, es incapaz de hacernos mella alguna. Apenas y podemos notar el cambio.

-Así es.- Coincidió Gabriel.- No estamos diseñados para que nos atraigan sexualmente nuestros propios familiares biológicos. Lo que me sorprende que sea de su conocimiento. Los Campbell no es una familia reconocida por concebir omegas.- Expresó con cautela.

-Exactamente. Que Dean sea un omega es...raro.- Suspiró, apoyando ambas manos sobre la mesa.

-Tal vez de la tuya, pero no de la mía. Mi madre era una omega pura.- Opinó John sin haber apartado la mirada del plano.

-Eso es cierto.- Coincidió ella. Sam parecía impresionado por el giro que había tomado la conversación. Hablar sobre la familia era algo que había dejado de tener relevancia en las conversaciones. Después de lo de Dean, incluso sus abuelos maternos dejaron de visitarlos.

-¿Que piensas, John, del plano?.- Preguntó Bobby apoyando la espalda y observando a su amigo desde su cómodo y reclinable asiento de piel. Por primera vez, Gabriel percibió su aroma: licor viejo y tierra. El ambiente se tornó serio y los rostros se volvieron sombríos.

-Conozco el plano como la palma de mi mano.- Murmuró con voz ronca. En eso, su teléfono celular sonó. Gabriel hurgó nuevamente en el bolsillo derecho de su abrigo. Nadie más apartó la mirada del plano pero claramente solo era cortesía.

-Disculpen.- Se levantó de su asiento y se alejó unos pasos de la mesa y de los demás, pero no salió de la sala. Se llevó el celular al oído derecho.

-Gabriel Novak.- Se presentó.

-Nunca nos hemos manejado bien tú y yo y aún así te he respetado, Gabriel. -Reconoció la voz del otro lado de la línea, una voz aterciopelada. Se mantuvo en silencio.- Pero si vuelves a interferir como lo has hecho...bueno.- Emitió una suave risa, similar a un ronroneo frustrado.- Siempre he sido mucho más fuerte que tú.- La llamada se cortó de inmediato.

-¿Fue alguien importante?.- Preguntó Bobby al ver que el muchacho, quien les daba la espalda, guardaba el celular.

-No, no fue nadie.- Contestó. Gabriel no iba a admitirlo, pero aquello le había dejado un mal sabor de boca. Tragó saliva, consciente de que Michael no es distinguido por hacer amenazas en vano. La noticia de que no podía acercarse ni tener contacto con Dean Winchester si Castiel no lo ha hecho primero no le ha agradado nada. Michael ha estado buscando pareja desde que alcanzó la madurez sexual, una pareja que se adecue a sus altos estándares, pero sin éxito. Dean Winchester no sólo es un omega puro de exquisito aroma y un varón precioso, sino que proviene de una excelente familia. En resumen, Dean es precisamente lo que Michael desea de su pareja...Y Michael usualmente obtiene lo que quiere.

-Podemos ingresar al establecimiento de tres maneras no agresivas.- Gabriel se incorporó al grupo. John señaló tres puntos distintos del plano.- Hay una puerta oculta detrás unas estanterías en el costado oeste. Bill solía recibir mercancía por esa puerta durante el día. Las camionetas tienen acceso a un callejón sin salida por la parte trasera del bar. Si Azazel no sabe de este acceso entonces tenemos una ventaja indiscutible.

-¿Cómo lo sabremos?.- Preguntó Sam.

-No lo sabremos.- Respondió John, serio.- No hasta que estemos ahí e iniciemos la operación. Pero es lo más probable, si algo le enseñé a Dean es a no confiar en nadie tan fácilmente.- Gabriel observó la pequeña mano de Mary posicionarse sobre la mano de John en una muestra de cariño. Ella había notado en esas palabras lo afectado que en verdad estaba su marido. Dean era su responsabilidad, de ambos. Sin embargo, para John, haber sabido que Dean es en realidad un omega había cambiado por completo su perspectiva sobre él en un segundo. Para él, ya no era el alfa rebelde que había desterrado de su manada 8 años antes y con quien guardaba un profundo resentimiento, ahora es el inofensivo retoño del que es responsable, e imaginar que Azazel tiene ahora mismo el privilegio de tocar su piel...le costaba mucho retener la ira que borbotaba en su pecho. Algo bueno tenía que salir de la educación que le había proporcionado a Dean. Lo había educado como un alfa y eso también fue un error. Si hubiera imaginado por un segundo que unos de sus cachorros se presentaría como un omega entonces lo hubiera sabido...hubiera sabido que el temblor y las lágrimas de sus ojos la última vez que le vio, en medio de aquella pelea, se trataban de una reacción ante el miedo y el estrés, y no porque estuviese herido o en estado de shock. Ningún alfa en su sano juicio sometería a un omega al trato de la forma en que él lo hizo. Pero una vez más, la imagen de Mary ensangrentada sobre las sábanas blancas...apretó los nudillos y Mary respondió acariciando su mano con el pulgar. Aquello le recordó que aún había muchas preguntas por responder.

-Morirán algunos de nuestros hombres.- Afirmó Sam, quien no se había percatado del gesto. Gabriel admiró de cierta forma la compostura estable del muchacho. Ahora que lo sabía, estaba dispuesto a permitir que murieran personas y sinceramente, Gabriel esperaba lo mismo. El confrontamiento será totalmente peligroso.

-Si, pero trataremos de que sean los menos posibles.- Contestó John, hablando con las fauces tensas aún.

-Si separamos a la manada tendremos una oportunidad.- Opinó entonces Bobby, percatándose de la tensión en el cuerpo de John. Le miró con ojos blandos un segundo antes de apartar su mirada. John suspiró profundo, intentando enterar sus emociones.   

-Es lo que estaba pensando.- Concordó Gabriel.- Si colocamos una camioneta cerca del sitio ellos se darán cuenta de inmediato que están siendo vigilados.

-Y Azazel se sentirá amenazado. Enviará a algunos de sus hombres a resolver el problema.- Continuó con la idea Bobby.- Excelente idea, muchacho. Lo haremos unas horas antes del ataque.- Sam sonrió un poco y Gabriel ignoró el gesto.

-Sólo tenemos que esperar que sean los suficientes. Separaremos las unidades, de modo que ningún miembros de la manada, salvo Dean, queden libres.- Convidó Mary.

-La puerta principal y la escalera de incendios que conduce a la ventana del pasillo del departamento superior son las otras dos entradas. Tenemos que cubrirlas....

-¿Y que hay de Dean?.- Interrumpió Mary a John, consternada.- Tenemos que protegerlo. Cuando todo se ponga tenso, cualquiera podría lastimarlo- John asintió cerrando los ojos. Recuperó la postura recta y pasó una gruesa mano por la mandíbula tupida. Sam observó el comportamiento.

-Lo sé, él debe salir antes de que empiece la confrontación. De lo contrario, aquello le afectaría demasiado. Los omegas son muy sensibles al sufrimiento.- Dijo.- Y ahí es donde entras tú.- Señaló a Sam con el dedo índice.

-¿Él?. -Cuestionó Mary, consternada.

-¿Yo?.- Preguntó Sam, sorprendido, al mismo tiempo

-Si.- Confirmó John.

-Yo puedo hacerlo, soy su madre...- Comenzó a contradecir Mary, un tanto indignada.

-Dean seguramente se ha sentido culpable y responsable durante ocho años.- Le interrumpió de inmediato John, observando su rostro, que estaba relativamente cerca al suyo. Su voz fue suave pero firme. Eso no terminó de convencer a su esposa quien no había cambiado su expresión.- Tu presencia sólo le alteraría y eso alertaría de muchas formas al resto de la manada, así que no debe verte. Y a mí me tendrá miedo.

-No sabes eso.- Refutó ella, incapaz de concebir que él dijera esas palabras.

-Lo sé.- Afirmó sin reparo.- Pero Sam.- Se dirigió a él.- Tú eres su hermano, te será fácil ganarte su confianza.

Sam asintió, convencido. Sus ojos miraban expectantes a ambos alfas. Gabriel leyó en sus ojos que estaba pensando en las palabras que iba a decirle a Dean cuando lo viera.

-De acuerdo.

 

 .......

 

-¿Qué pasó aquella noche?- Preguntó su marido desde el otro lado de la habitación.

-Ya te lo he contado. Más de una vez.- Comunicó ella, consternada de que estuvieran haciendo esto justo ahora cuando había cosas más importantes de que tratar. Movió sus tobillos ligeramente y sus botas de cuero rozaron la gruesa alfombra roja. Estaba de pie y miraba con impaciencia la puerta cerrada de la habitación.

-Una vez más.- Le pidió con voz suave. Mary se dio media vuelta un momento y delineó su ancha espalda curvada con los ojos. Yacía sentado en la orilla de la cama matrimonial, a unos metros de ella. Podía adivinar que yacía también con los ojos cerrados. Las sábanas color salmón que había elegido en un acto atrevido nunca le molestaron. Los primeros rayos de luz de la mañana se filtraban por la ventana e iluminaban el espacio entre ellos.  

Suspiró en silencio y parpadeó un par de veces.

-Encontré un caso en el periódico esa tarde y creí que Dean debía de ir conmigo. Ya había mostrado habilidades con la espada.- Empezó a relatar la historia.- Él aceptó y subimos al auto en una hora sin avisarte en persona. Tú estabas en casa de Bobby, así que deje una nota y almacené unos sándwiches de mermelada para el viaje. -Recordó lo apresuradas que se movían sus manos mientras untaba la mermelada en el pan. Si por algo no es conocida, es por cocinar. Su padre siempre se rehusó a que aprendiera a hacerlo.- Llegamos al almacén por la noche. Salimos del auto, todo estaba despejado, no había señales, todo estaba tan quieto.- Suspiró.-...ingresamos por la entrada principal. Ya era sospechoso, todo ello.

Inspeccionamos la primer cámara. Apenas teníamos luz para ver, pero había tanto silencio que no la necesitábamos. Aún así, Dean encendió una linterna. Recuerdo que hacía mucho frío, tanto que te hacía helar los huesos y el olor metálico de las puertas era muy penetrante...nos movimos entre los cuartos del almacén y después de unos minutos escuchamos el sonido de pasos. Nos detuvimos en medio de una de las cámaras..se oyeron voces...voces masculinas. No nos movimos, incluso cuando las voces se intensificaron. Entonces aparecieron dos hombres y una mujer por la entrada sur. Se detuvieron al vernos.

-¿Quiénes eran?.- Mary parpadeó. Era la primera vez que John interrumpía su relato.  

-Miembros de la manada de Azazel.- Respondió sin dudar mucho.- Entre ellos estaba Meg, la segunda de Azazel. Anunciaron que estaban ahí de caza y que ya habían terminado con la mayoría del nido. Dean y yo nos miramos. Sabíamos que aún quedaban unos cuantos vampiros sueltos. Nos anunciamos como Winchester. Meg sonrió, pareció complacida de conocernos y se acercó con cautela.

-¿Cómo se veía Dean?.- Interrumpió nuevamente. Mary colocó una mano sobre su cintura y respiró hondo. Claro, esos detalles ahora tenían importancia.

-Su piel estaba pálida y brillante, lo que no era así antes de ingresar en esa habitación...también parpadeaba un poco más de lo normal. Yo estaba hablando con los extraños, quienes estaban a menos de dos metros de distancia, cuando Dean se dobló de dolor y cayó al suelo. Sólo escuché su arma y la linterna caer al piso. Yo no sabía lo que estaba pasando y no podía apartar la mirada de Meg...no le puse atención, no volteé la mirada hacia él porque un grupo de vampiros saltaron sobre nosotros desde el techo. Me giré con rapidez y clavé mi machete sobre uno de ellos. Para cuando miré nuevamente, los tres alfas de la manada de Azazel salían por donde nosotros habíamos entrado.  

Entonces lo vi. Dean no se movía, parecía estar clavado al piso en posición fetal con la cabeza apoyada en la fría superficie...y sus manos presionaban su abdomen. Sus ojos estaban cerrados. En su posición, no representaba una amenaza para los vampiros. Traté de comunicarme con él, pero no respondió y traté de acercarme, pero antes de dar un paso dos vampiros se abalanzaron sobre mí porque había bajado mi arma. Caímos al suelo...yo estaba en el suelo, suplicándole a mi hijo que se pusiera en pie...pero él no me escuchaba. Y antes de darme cuenta, tenía cuatro vampiros desgarrando mi piel. Me desmayé y desperté tres meses después en nuestra cama...en esa cama.- Señaló con la cabeza, aunque John no pudiera verlo. Tragó saliva. Su mano se posó instintivamente sobre las cicatrices de su abdomen.

-Luego tu me dijiste que nuestro hijo se había ido y que no sabías su paradero.- John lo recordaba. Mary preguntó por Dean unas horas de haber despertado. Estaba desorientada y le tomó casi un día recordar muchos detalles y muchos más recuperar sus fuerzas. La negación vino con la decoración de la casa los primeros meses; cambió el color de las paredes interiores y continuó con las alfombras y las sábanas de cada habitación. John incluso dejó que modificará algunos detalles de su despacho: ella puso dos elegantes sillones de color salmón y escondió los retratos de Dean que colgaban de las paredes, excepto uno.

Él creyó que ocultando la ubicación de Dean las cosas estarían mejor. Ella aceptó eso, pero con el tiempo, Bobby se lo dijo. Y luego el trabajo le obligó a decírselo a Sam.

-Estaba entrando en celo.- Susurró, cortando sus pensamientos.- Condujo el auto conmigo sangrando por tres horas mientras estaba en celo....El estrés de la situación obligó a su cuerpo a interrumpirlo, y mi sangre...- Mary calló, organizando sus pensamientos. La única forma de que John se diera cuenta del género de Dean era observando su comportamiento. Pero la situación no había permitido que ello pasara. Si lo que Sam le contó era cierto, su sangre empapaba las ropas de Dean.

-Los tres alfas debieron de ser demasiado para él.- Le dijo.- Su presentación estaba predispuesta.- Su voz fue monótona.

-Yo...no puedo imaginar el dolor que estuvo sintiendo.- Murmuró aún más bajo, presionando sus cicatrices con las yemas de los dedos, con más fuerza.

-Hay miles de formas en las que eso pudo haberse evitado. Si Dean hubiera tenido cercanía con un alfa mientras estaba en casa...o si lo hubiera llevado conmigo a una reunión...pero los mantuvimos apartados, a ambos.

-Si, supongo.- Limpió una lágrima que corría por su mejilla.

 

 ........

 

Dean se las manejó para encontrar la manija de la puerta de su departamento a pesar de que esos labios presionaban los suyos con insistencia. Dean respondía, encantado.

El pasillo estaba a oscuras y las actividades de la manada que se desarrollaban en la parte inferior podían oírse incluso ahí mismo. Pero no importaba, no ahora. No le importaba cuanto de la cristalería rompieran o cuantas botellas se terminaran, Azazel había prometido reabastecer todo el inventario.

El alfa lo guió hacia el interior del departamento con pasos cortos y lentos. Tenía una mano sobre su cuello y presionaba un poco su manzana de Adán mientras introducía su áspera lengua en el interior de su boca, lamiendo sus húmedos labios y acariciando su propia rosada y pequeña lengua. Dean sabía que la lámpara sobre el buró junto a la puerta estaba encendida. Pero no llegaron más allá del recibidor. La espalda de Dean entró en contacto con la puerta del departamento. Se sentía fría y dura, incluso sobre su camisa ajustada de mangas cortas. Entonces pensó en sus brazos y en como sus manos presionaban sobre la cabeza de Azazel y sus dedos se enredaban con facilidad entre las delgadas hebras de su cabello. El hombre lo tenía presionado contra la puerta y al mismo tiempo lo mantenía quieto sujetando su cintura con la mano izquierda.

Dean se separó de los labios de Azazel y recuperó aire. Colocó la mano derecha sobre ese cálido pecho. Sólo se tomó un par de segundos antes de atacar al alfa con sus labios. Se lanzó sobre él con un salto, enredó sus piernas al rededor de su cintura y acunó su cabeza en sus brazos. El alfa respondió con un abrazo. Sus largos y gruesos brazos rodearon su cintura y su espalda perfectamente. Se besaron, pero el beso se volvió más apasionado y profundo.

Dean comenzó a frotarse sobre él, sobre su torso. Su piel se sentía caliente, tan caliente...Esta vez Azazel rompió el beso e inclinó la cabeza debajo de la suya, metiendo su nariz en el hueco de su cuello. Olfateó con sorna, sus manos se posaron sobre sus glúteos y Dean emitió un agudo sonido desde el fondo de su garganta. En un acto instintivo, Dean abrió sus fauces y acercó sus colmillos por debajo de la oreja derecha del alfa, pero no llegó a clavarlos.

-Disculpe, señor.- Dean abrió los ojos, sorprendido. Giró su cuello hacia el umbral de la entrada, donde un hombre estaba de pie, observando. Azazel se detuvo pero en ningún momento cambio de posición. La lámpara del vestíbulo apenas iluminaba el rostro del extraño. Dean supuso que se trataba de un vigilante, por ello no lo había visto con anterioridad. Azazel tenía una decena de ellos en las calles y al rededor del bar.

-¿Qué ocurre?.- Cuestionó con calma, su nariz aún enterrada en el cuello del omega. Dean se aventuró a pensar que Azazel estaba bastante acostumbrado a las interrupciones, sin embargo, las mejillas de Dean se tornaron de un color salmón en seguida.

-Tienes que ver esto, señor. Es importante.- Dean notó la tensión del alfa y supuso que era debido a la excitación que emanaba el propio Dean, excitación que estaba desapareciendo.

-Seguro que lo es. Puedes irte.- Inmediatamente, el hombre se alejó. Dean lo vio dar media vuelta y deseo haberle mordido con el propósito de provocarle mucho daño, pero no lo hizo.

Entonces Azazel se separó de Dean. Dean desenredó sus piernas de su torso y mientras se posicionaba sobre el suelo, colocó ambas manos sobre esos anchos hombros. Finalmente, dejó caer sus brazos a sus costados. Azazel depositó un suave beso en su mejilla derecha, miró sus ojos y se giró hacia la salida. Dean observó su espalda mientras desaparecía en la oscuridad. En pocos días habían logrado comunicarse como dos personas que se conocen desde hace tiempo.  

Sus labios estaban hinchados, los sintió cuando los remojó con su propia saliva mientras cerraba la puerta del departamento. De alguna forma confiaba que nadie que no fuera Azazel entraría por esa puerta en cualquier momento, así que no se molestó en echar el cerrojo. Acarició sus labios con el pulgar izquierdo mientras caminaba hacia su dormitorio. Ahora se sentía muy cansado, de modo que se quedó dormido al poco tiempo de que su cabeza tocó la almohada. 


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