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Koi no Yokan por TsubasaHatsukoi

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– Usagi san por favor guarda tu dinero para cosas importantes – Misaki ya llevaba rechistando con el mayor sobre eso por un rato.

  – ¿Qué es más importante que tu regalo de aniversario? – El menor se sonrojó un poco ante lo dicho por el otro, por más años que llevaran juntos le era imposible acostumbrarse a escuchar esa clase de cosas, palabras tan comunes como "nuestro aniversario" lo ponían tartamudear como bebé.

Ese fin de semana había sido el aniversario de Misaki y Usami, exactamente, habían cumplido 5 años juntos. Y una noche antes, el escritor lo había anticipado, llevando al menor a cenar a un elegante (y costoso) restaurante a los cuales nunca se acostumbraría el castaño; pero si Misaki recordaba bien, ese había sido el mismo restaurante donde fue su primera cita, y eso le enternecía un poco. Que va, claro que lo enternecía.

Y bueno, a pesar de eso Akihiko ahora insistía en que fueran juntos al centro comercial para conseguir un regalo apropiado para Misaki. 

– P-pero ya te dije que con la cena fue suficiente, no tienes que comprarme nada. – Y era verdad, el de ojos verdes no necesitaba ningún costoso regalo de parte del otro para ser feliz, con sólo la cena de el día antes era más que suficiente para él; pero el mayor insistía e insistía en comprarle algo. Y por eso, ya llevaban un gran rato de esa forma, discutiendo si debían o no ir. 

– Pero quiero hacerlo. Así que vamos. – Al decir aquello, sin esperar una respuesta del otro, se levantó del sillón donde estaba sentado y se encaminó hacia la barra de la cocina, donde tenía las llaves de su auto. Misaki lo pensó unos segundos viendo al peliplata caminar, si lo iba a llevar a pesar de sus negaciones, podía divertirse un poco con la situación.

– Está bien, pero si vamos a ir al centro comercial. Iremos a mi modo. – Lo detuvo antes de que dejara la sala de estar.

– ¿A tu modo? – el peliplata lo miró con confusión, deteniéndose para girarse a verlo. 

– Sí, así que será mejor que te prepares y guardes las llaves del auto – Dicho aquello dejó lo que estaba haciendo para caminar hasta el mayor.

– ¿Pretendes que caminemos 5 kilómetros para llegar al centro comercial? – Preguntó, siendo interrumpido de inmediato por una negación con la cabeza de parte de Misaki – ¿Entonces?.

– Iremos en tren. – Y se dirigió a la entrada, esta vez, él sin esperar una respuesta de parte del peliplata. Akihiko al verlo desaparecer por el pasillo, se dispuso a seguirlo, dejando las llaves del auto en su lugar.

        

Luego de más de 10 minutos de Usagi tratando de comprar los boletos del tren sin aceptar la ayuda de Misaki (pues aseguraba que él podía comprarlos solo), por fin abordaron en la línea que los llevaría hasta el centro comercial (A final de cuantas el mayor terminó pidiéndole ayuda, evidentemente).

Ambos iban de pie, agarrados del pasamanos cerca de la puerta que se mantenía cerrada. No iba repleto de gente a esa hora, sin embargo, la mayoría de los asientos iban ocupados, Misaki no quiso sentarse, argumentando que podría haber alguna otra persona que en realidad lo necesitara, y Usagi simplemente no quiso sentarse si Misaki no lo hacía también. Así que por esa razón, ambos iban de pie durante su viaje. 

Misaki veía divertido a Usami a su lado, quien iba mirando por la ventana del vagón, con su típica mirada expectante y el brillo en los ojos, que se formaban en él cada vez que veía algo que lo asombraba o alegraba. 

– ¿Usagi san cuándo fue la última vez que subiste a un tren? – El castaño rompió el silencio en el que iban, ver al mayor así de entretenido por cosas tan cotidianas como viajar en metro, siempre lo hacían sentirse feliz de algún modo. Usami mantuvo silencio ante la pregunta, viéndolo de reojo rápidamente, más luego se limitó a seguir con su vista hacia la ventana – Espera, espera. – Misaki se acercó más a él, cayendo en cuenta de lo obvio – ¿¡Nunca habías subido a uno!?.

– Nunca tuve la necesidad de usar tren. – Comenzó aún sin alejar su vista de la ventana. – De joven siempre había un chofer llevándome y esperándome en todos lados; y cuando entré a la universidad me compré mi primer auto. –

– ¿¡Tenías un chofer!? –Exclamó subiendo un poco la voz. - Bueno, pensándolo bien no me parece tan sorprendente.

– Creí que ya lo sabrías.

– No recuerdo que me lo hayas contado – Se quedó callado, sin despegar la vista de del otro – ¿Y nunca te dio curiosidad?.

– No, odio los lugares con personas. – Misaki podía imaginar como una gotita estilo anime caía por su cabeza al escuchar esa especie de confesión. – Desde pequeño siempre he preferido estar solo y evitar los lugares concurridos.

– Las personas pobres no nos podemos dar esos lujos.

–Tú eres el que se niega a que te lleve en el auto.

– No era una queja, estoy bien de esta forma. – Luego de eso, giró un poco su cabeza. – A mi me gusta ser un chico normal y no llamar la atención con carros costosos. – Eso último lo dijo en voz baja casi susurrando para que no lo escuchara el otro. Que obviamente no funcionó pues lo oyó de igual forma.

– Todo el mundo sabe que vives conmigo, no tiene sentido que trates de ocultarlo.

– Sí pero, aún así... – No terminó la frase, la verdad es que no tenía continuación a eso, luego de vivir 5 años junto al otro, se podría decir que casi todos (conocidos y no tan conocidos) sabían que vivían juntos; y no sabía si era tranquilizador o preocupante.

Usami dirigió su vista al exterior nuevamente. Distrajo su vista de la ventana un poco cuando llegaron a una estación, miró cómo una gran cantidad de personas bajaban, y cómo el vagón comenzaba a vaciarse. Y tuvo un fugaz pensamiento.

– Misaki, vamos al centro comercial que está cerca de Shibuya*. – Exclamó volteando a ver a Misaki. Puede que el escritor no supiera andar en tren, pero si que sabía que había una estación cercana a ese centro comercial.

– Está bien, pero para eso hay que bajarnos en la última estación. – Giró a verlo, pues hasta ese momento se hallaba mirando hacia otro lado igual que Akihiko.

–No importa – Aún mejor.

– De acuerdo... – Misaki lo miró no muy confiado, era imposible estarlo luego de observar la sonrisa extraña que había formado Usami en su rostro.

Siguieron su viaje en silencio, gente bajaba y subía del vagón, pero en ningún momento se llenó de gente, al contrario parecía que en cualquier momento el vagón se podría quedar solo, no era alguna hora pico, y no había tanta gente esperando en cada estación. Y llegó un momento del viaje en el que solo quedaban una pareja de jovenes y una anciana sentada al otro lado del lugar. Fue cuando arribaron a otra estación que el castaño vio como ese último grupo de personas que quedaba se bajaba en esa estación, dejándolos solos, completamente solos en ese vagón. Miró de reojo a Usagi por costumbre y pudo ver como una maliciosa sonrisa se formaba en su rostro.

Misaki sintió miedo al darse cuenta.

Ahora sabía la razón del escritor por querer bajar hasta la última estación. 

Sabía que había la probabilidad de que en algún momento del trayecto el vagón se vaciara por completo, dejándolos en privado y con libertad de hacer cualquiera de las perversas ideas que tuviera en la cabeza.

Quiso escabullirse un poco - después de todo no es como que tuviera algún lugar al cual huir- pues estaba prácticamente en la boca del lobo de pie a un lado y muy cerca de Usagi. Pero antes de que pudiera hacer algún movimiento, el más alto había empujado su cuerpo hacia adelante, colocando una mano a un lado de la cabeza del menor, acorralándolo por completo contra la puerta del vagón. 

– U-sagi san...

– Algo bueno debe de salir de este viaje en tren. – De un momento a otro se vio entre los brazos del peliplata, sin poder escapar. Usami acercó sus labios lentamente, dejando que sus alientos se mezclaran, y con sus labios apenas rozándose, habló.  – ¿No, Misaki? – se acercó desapareciendo la poca distancia que había entre ellos. Besó a Misaki con una pasión tal que el castaño le fue imposible resistirla, tomó la cintura del menor con ambas manos, acercando sus cuerpos hasta que estuvieron pegados por completo. Dejó una leve mordida en el labio inferior de Misaki, quien soltó un leve jadeo sobre sus labios, abriendo un poco su boca en el proceso, dejando a Usami apoderarse de ella por completo, jugando con la lengua de Misaki un poco. Se separaron solo cuando necesitaron tomar aire. Misaki aprovechó para hablar.

– ¿No quieres pensar esto dos veces? No podemos hacer estas cosas aquí. – Comentó dejando que la parte racional de su cerebro hablara, si seguían así no acabaría nada bien. Usami solo le dedicó una media sonrisa.

– No haré nada, no te preocupes – Misaki lo miró entre sorprendido e incrédulo tras lo recién dicho, luego de lo que acababa de hacer le resultaba difícil creérselo. – Sólo quedan dos estaciones para llegar, si empiezo algo ahora no creo poder detenerme en dos estaciones. – aclaró luego de ver la mirada de Misaki. Sin embargo, de nueva cuenta se acercó al menor, susurrando muy cerca de su oído. – Pero asegurate de compensarme cuando lleguemos al departamento... – Misaki palideció ante esa frase. 

Antes de que pudiera reclamar, Akihiko lo tomó de la mano, jalándolo junto a él, para sentarse en los asientos más cercano a ellos. Y no dijo nada, solamente se dedicó a recargar un poco su cuerpo contra el de Misaki, sin soltarlo de la mano. Y el castaño ya no pudo decir nada, que lo tomara de la mano de esa forma lo hacía sentirse tan cálido, tan querido... simplemente imitó al otro y recargó su cuerpo contra el contrario, relajándose con la tranquila respiración de Usami...

Se preocuparía por lo otro cuando llegaran al departamento.




 

 

 

 


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