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LA FIESTA por nurikosan

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LA FIESTA

 

Han pasado varios meses desde la batalla del Santuario. Shun se ha recuperado de sus heridas físicas, pero su aspecto siempre es triste y melancólico. Una tarde Ikki decide hablar con él para saber que es lo que le ocurre y así poner fin a esa situación.

- Shun, hermano ¿qué te pasa? No has vuelto a ser el mismo desde que volvimos del Santuario.

- No es nada, no te preocupes.

- ¿Cómo que no es nada? Algo te ocurre, te pasas el día deambulando de un sitio a otro como un alma en pena, tienes ojeras que te llegan a los pies, apenas comes lo suficiente y estas muy delgado, así que no me vengas con que no es nada.

- Ikki, por favor no me obligues a contártelo. No es algo que te incumba.

- Escúchame hermanito, vas a contármelo ahora mismo por las buenas o por las malas. No tengo nada que hacer, así que estaremos encerrados en esta habitación hasta que te decidas a hablar.

- ¿No serás capaz de hacer algo así?

En respuesta a su pregunta Ikki se levanta y se acerca a la puerta para cerrarla con llave y cerrojo, guardándose la llave en el interior de su ropa interior y sentándose con las piernas cruzadas en la butaca que esta junto a la cama.

- Ikki, por favor, no seas niño. No puedes hacer eso. Vamos dame la llave, hermano por favor...

- No hasta que me digas lo que quiero saber.

- No puedo hacerlo -  gime Shun tirándose sobre la cama con las manos bajo la nuca y fijando la vista en la lámpara del techo- No lo entenderías...

- Eso deja que lo juzgue yo. Tú solo dime de que se trata.

Shun permanece en silencio un largo rato hasta que tomando aire profundamente se sienta sobre la cama y encara a su hermano con miedo, un miedo que danza en sus ojos y que se trasluce en el nervioso retorcimiento de sus dedos.

- Prométeme que no te enfadaras ni harás nada al respecto.

- No te lo prometo, solo puedo decirte que meditare bien tus palabras antes de enfadarme o estrangular a alguien por tenerte en semejante estado.

El muchacho traga saliva nerviosamente y haciendo acopio de valor le lanza a su hermano el motivo de su preocupación para acto seguido esconder el rostro totalmente enrojecido en la almohada.

- Ikki, estoy enamorado de Afrodita... no puedo dejar de pensar en él, le echo continuamente de menos, solo deseo estar a su lado...

El mayor se queda paralizado por la sorpresa, con los ojos totalmente abiertos al igual que la boca mirando a su hermano como si fuera la primera vez que le ve. Tarda unos largos minutos en reaccionar para levantarse de la cama gritando el nombre del dorado con auténtica furia.

- ¡AFRODITA! Voy a matar a ese estúpido, le estrangulare, le sacare el corazón...

- ¡Ya basta! - grita Shun sacando la cabeza de la almohada- El no tiene la culpa, ni siquiera lo sabe.

- ¿No lo sabe? - pregunta el fénix intrigado y recuperando la calma.

- No, no lo sabe. Ese es el problema hermano, que no me ama.

- ¿Y como sabes que no te ama si no se lo has dicho?

- Por que si me amara me habría llamado o escrito interesándose por mi...

- Hmmmm, un razonamiento lógico pero también puede no ser cierto. Porque si resulta que él es igual de tonto y tímido que tu entonces es normal que no te haya dicho nada.

- ¿Tú crees que será eso?

- Puede ser y para salir de dudas vamos a ir al Santuario ahora mismo.

- ¡Pero no podemos presentarnos de improviso allí!

- Claro que podemos y  es más nos alojaremos en la casa de Shaka. Ya es hora de que ese rubio se decida a aceptar sus sentimientos por mi.

- ¿Sentimientos por ti? - pregunta Shun totalmente sorprendido

- Así es hermano, Shaka y yo llevamos tonteando bastante tiempo y ya estoy cansado, quiero asentarme con él de una vez por todas, espero que no te importe.

- No claro que no, siempre que a ti no te importe lo de Afrodita conmigo.

- No si te corresponde, de lo contrario me enfadare mucho con él.

- Hermano, no puedes obligarle a amarme si no lo hace.

- Tienes razón hermanito, pero aún así me enfadare por robarte el corazón y no corresponderte.

Shun con una sonrisa se abraza a su hermano como cuando era pequeño y se queda un largo rato sintiéndose protegido entre sus fuertes brazos como antaño, lejos de los problemas del mundo y de los suyos propios.

Al día siguiente ambos hermanos se dirigen al aeródromo para subir al avión de Shaori y encaminarse a Grecia. Una vez han aterrizado cogen un coche que ya les esta esperando y que les lleva directamente al Santuario. Ambos se quedan mirando el lugar durante unos minutos, para coger sus maletas y comenzar a subir las escaleras parando en todas las casas y saludando a sus moradores hasta que llegan a la de Virgo.

- ¡Shaka¡ ¡Shaka! - grita Ikki asomando la cabeza por el interior de la puerta pero sin entrar en el recinto- ¿Dónde te has metido?

- Estoy aquí, y más vale que te ocurra algo importante que justifique tu entrada en mi casa gritando como un loco.

- ¿Qué me ocurre? ¿Has oído hermanito? Se atreve a preguntarme que me ocurre cuando lo sabe perfectamente bien.

- Hermano, cálmate por favor. El tiene razón, no tienes por que gritar de ese modo.

Ikki sin decir una sola palabra se adelanta y coge al rubio por la cintura para darle un sonoro beso en los labios provocando que se ruborice por completo.

- ¿Por qué has hecho esto delante de tu hermano? - pregunta algo asustado el rubio- Dijimos que nadie lo sabría hasta que ambos lo acordáramos.

- Shun ya lo sabe, se lo dije el otro día en casa y esta encantado con la idea, así que no tienes motivo para preocuparte. En cuanto a los demás ya estoy harto de tontear y de esconderme de ellos, quiero vivir contigo, quiero que todos sepan lo que siento por ti y hacer oficial nuestra relación.

- ¡Prometiste que me darías todo el tiempo que necesitara para ello! Ikki, aún no estoy preparado...

- Tranquilo - le corta la palabra- tienes el tiempo que tardemos en conseguir que Afrodita se declare a Shun. Pero ni un segundo más.

- ¿Declararse Afro a tu hermano? - pregunta mirando al peliverde- pero ¿por qué habría de hacer algo así?

- Porque mi hermanito esta enamorado de él y no hace más que llorar por los rincones suspirando y eso es algo que no me gusta nada, no soporto que alguien le haga sufrir de ese modo.

Shaka se queda callado digiriendo esa noticia para al cabo de un rato asentir lentamente con la cabeza mirando a ambos hermanos.

- De acuerdo, si Afro se declara a tu hermano, nosotros haremos oficial nuestra relación.

- Me parece bien, ¿alguna idea para empezar?

- De momento dejad las maletas en vuestras habitaciones y después ya veremos.

Ambos chicos se instalan en sus respectivas alcobas rápidamente dándose una ducha a continuación y una vez cambiados de ropa se reúnen con el rubio en su salón, encontrándole sentado en uno de los sillones individuales con la mejilla apoyada en una de sus manos y con aire muy distraído.

- Ya estamos aquí, ¿alguna ocurrencia durante este rato?

- Pues si, esta noche habrá una fiesta organizada por Shion y Dokho, Shun debería aprovechar para seducir a Afro, y no debería ser muy difícil para él conseguirlo siempre que cuente con la ropa adecuada y para eso nadie mejor que Milo.

Sin decir nada más coge a Shun del brazo y lo lleva a casa del escorpión sin prestar atención a las protestas de un desconfiado Fénix que les sigue pisándoles los talones. Una vez en ella Camus los atiende agasajándoles con dulces y refrescos hasta que Milo aparece al cabo de un rato cargado con una caja de cerveza negra y otra de champán francés que deja en la cocina para prestarles atención.

- Así que quieres conquistar a Afrodita, muy bien niño, acompáñame a la alcoba y veremos que puedo hacer por ti.

Ikki se levanta para seguirlos siendo detenido por el escorpión en la puerta del dormitorio para con una gran sonrisa cerrarle la puerta en las narices y echando la llave por dentro para que no les moleste. El Fénix se queda con la boca abierta sin reaccionar unos minutos para después golpear con sus puños la puerta sin conseguir ningún tipo de respuesta del otro lado.

- Ikki, cálmate - le dice Shaka acercándose a él y llevándole al salón con Camus- Milo es un especialista en esto, hará un buen trabajo con tu hermano.

- Eso es precisamente lo que temo, que le haga algo a mi inocente Shun...

- Ikki - le interrumpe Camus con una gran sonrisa- en el momento en que tu hermano se enamoró de Afro dejó de ser tan inocente.

- ¡No digas eso de él! Aún es un niñito puro.

- Hmmmm, yo no diría eso, pero bueno, es tu hermano así que he de suponer que le conocer mejor que nosotros.

Las horas van pasando lentamente. En el interior del dormitorio no se oye absolutamente nada y en el salón los dos dorados charlan alegremente intentado atraer a la conversación a un ceñudo Ikki que no aparta la vista de la cerrada puerta. Solo se permite reaccionar ligeramente cuando el rubio le cuenta al pelirrojo que en el momento en que Shun consiga su objetivo ellos harán pública su relación. Camus los felicita a ambos y para festejarlo abre un par de botellas de champán sirviéndoles el delicioso líquido dorado en sus más finas copas.

Por fin al atardecer la puerta se abre produciendo que Ikki se ponga en pie de un salto derramando su tercera copa en la tarde para mirar ansiosamente hacia el interior buscando a su hermano, pero lo único que consigue ver es a Milo sonriendo orgulloso de su trabajo realizado con el muchacho.

- Señores, les presento al nuevo Shun. Si juega bien sus cartas será capaz de conquistar no solo a Afro sino hasta el mismismo Zeus.

Se aparta de la puerta y en unos minutos aparece el niño en la misma arrancando exclamaciones de sorpresa ante su nuevo aspecto. Ikki se acerca a él con los ojos como platos, mirándole de arriba abajo para terminar pasándole un dedo por la mejilla, como si quisiera asegurarse de que es de carne y hueso.

- Si no estuviera enamorado de ti - dice Camus a Milo- lo haría ahora mismo de él. Esta maravilloso, espléndido... realmente muy hermoso. Buen trabajo amor.

Shaka asiente en silencio apartando a Ikki del muchacho y cogiéndole por la cintura apoya la mejilla en su hombro con un dulce suspiro que atrae la mirada del mayor hacia él totalmente sorprendido.

- ¿Por qué suspiras así?

- Porque si él esta tan hermoso tú también podrías estarlo si te dejaras aconsejar por Milo... ¿por qué no lo haces para la fiesta? Aún tenemos tiempo y me gustaría pavonearme cogido de tu brazo.

- Deja de decir tonterías, no pienso hacer eso nunca. Y en cuanto a ti, Milo reza para que este nuevo look de mi hermano no le cause problemas porque de lo contrario te arrancare la cabeza por ponerle en semejante situación.

- Bien chicos, no hay tiempo para perder en discusiones absurdas. Tenemos que ir a la fiesta. Pasad y poneros lo que más os guste de mi armario y vamos a divertirnos.

Camus elige entre su propia ropa un elegante traje negro mientras que Milo ya ha aparecido vestido con uno azul celeste haciendo juego con sus ojos. Shaka elige para Ikki un frac que se niega a vestir una y otra vez, por lo que al final decide dejarle por imposible y ponerse él mismo el frac. Por su parte Shun esta con el cabello perfectamente peinado y recogido en una elegante coleta que deja al descubierto su hermoso rostro con la frente ligeramente cubierta por unos rebeldes mechones verdes que enmarcan sus enormes ojos. Lleva una camisa totalmente blanca e inmaculada con los primeros botones desabrochados permitiendo ver su esbelto cuello y ajustándose al resto del cuerpo como una segunda piel. El pantalón es de un tono crudo marcando la estrecha cintura del niño y señalando perfectamente sus glúteos y muy claramente su sexo. Los zapatos son de suave piel blanca que no hacen el más mínimo crujido al caminar. Termina el conjunto una chaqueta del mismo color que el pantalón remarcando sus hombros y su perfecta espalda.

Una vez que están todos preparados para la fiesta salen de la casa para subir al palacio de Shion, lugar donde se celebrará la fiesta. Lo primero que hacen al llegar es saludar al Patriarca y a Dokho para a continuación dirigirse a los primeros caballeros que han llegado antes que ellos. Afrodita se encuentra entre ellos y sin poder evitarlo sus ojos se detienen en Shun. Cogiendo una copa se acerca a él y se la ofrece con una radiante sonrisa. El niño mira a su hermano totalmente sonrojado y sin esperar su respuesta la acepta para alejarse en compañía del dorado.

- Estas muy hermoso Shun.

- Gracias - responde dando un sorbo a la copa tímidamente- Tú también estas muy bien.

- ¿Cuándo has llegado?

- Hoy a medio día, justo a tiempo para la fiesta. Si lo hacemos aposta no nos sale tan bien.

- Cierto, me alegro de que haya sido así. ¿Quieres bailar?

- Será un placer Afrodita... ¿puedo llamarte Afro?

- Claro que si pequeño, tú más que nadie se ha ganado ese derecho.

Ambos comienzan a danzar mirándose a los ojos y en completo silencio. Después de un par de piezas Afro rompe ese silencio.

- Ya se que es lo que te falta para ser el más hermoso de todos.

- ¿Y qué es? - pregunta intrigado Shun.

- Una rosa blanca - hace un gesto con su mano derecha y una hermosa flor aparece en ella - Tranquilo, esta es inofensiva.

Con una sonrisa se la coloca entre el cabello de forma que quede a la altura de sus ojos y resalte estos con el contraste entre el verde de los mismos y la inmaculada blancura de ella.

- Ahora si estas perfecto.

Afrodita arrima sus labios a los del peliverde y los posa sobre ellos delicadamente en un largo beso que arranca silbidos de aprobación de algunos de los dorados que los están mirando y un gruñido de ira de Ikki que comienza a acercarse a ellos para ser detenido por Shaka que le agarra de un brazo negando con la cabeza y con una gran sonrisa en sus labios.

- Tranquilo amor, ¿acaso no era eso lo que queríamos?

- Si, pero ¿y si solo esta jugando?

- No lo creo, el amor flota claramente alrededor de ellos.

De pronto la música cesa con la consiguiente separación de los dos enamorados en la pista para retirarse a un lado. Su lugar es ocupado por Mu quien con un micrófono en la mano anuncia un concurso para ver cual es el caballero más sexy de todos los presentes, y para demostrarlo deben desnudarse mientras bailan. La ocurrencia es acogida con un gran aplauso por parte de todos los demás y el primero en salir es el propio Shion como buen anfitrión.

Afrodita se separa de Shun y se pone en primera fila para no perderse nada con la mirada encendida. El muchacho se quita la flor de la cabeza y la estruja entre sus dedos para dejarla caer al suelo y acercarse a su hermano cabizbajo. Ikki le rodea con un brazo por los hombros y le atrae hacia él mirando con mirada asesina a Shaka.

- ¿Con que el amor flota alrededor de ellos, eh?

El rubio no dice nada encogiéndose de hombros para ratificarse en sus palabras. Milo por su parte se acerca a Shun y le levanta el triste rostro del mentón.

- ¿Sabes porque no esta a tu lado ahora?

Shun le mira fijamente y niega con la cabeza en silencio.

- Porque sabe que te tiene fijo, sabe que nunca buscarás a otro, que haga lo que haga le serás fiel. Lo que tienes que hacer es demostrarle que eso no es así. Sal a bailar, muévete lo más provocadoramente que puedas, sedúcenos a todos, haz que todos te deseemos, desde el Patriarca hasta Shaka, que todos babeemos por ti y luego elige a uno de nosotros para irte con él. Demuéstrale que no solo eres capaz de levantar pasiones sino que además no eres nada fijo, que cuando quieras con chasquear los dedos puedes tener a cualquiera a tus pies.

Andrómeda medita las palabras unos minutos y asiente enérgicamente para acercarse a la pista dispuesto a saltar a ella. En cuanto termina su actuación el grandullón de Aldebarán Shun ocupa su lugar rápidamente levantando murmullos de sorpresa. Da la espalda a todos y cuando empieza a sonar la música sus caderas comienzan a moverse sinuosamente al ritmo de esta. Todos los ojos están fijos en su trasero que no deja de moverse sensualmente, de pronto sus manos se posan en el y se acaricia repetidas veces para terminar bajándose los pantalones sin dejar de moverse, haciendo amagos de subirlos y bajarlos varias veces para terminar girándose de un salto con ellos puestos pero desabrochados, dejando ver su ropa interior. Se quita la chaqueta y la lanza al aire siendo recogido por un excitado Aioria que le lanza varios silbidos de admiración. A continuación empieza a desabrocharse la camisa, botón a botón, muy lentamente y andando en círculo para ver a todos terminando por detenerse ante Afrodita que esta muy pálido y con la respiración muy agitada. Se cruza las manos sobre el pecho mientras pasea la lengua seductoramente por sus labios, acercándose al dorado hasta rozarle con su cuerpo para separarse de un salto y comenzar a deslizarse las manos por el pecho, jugando con sus pezones mientras con sus caderas realiza movimientos muy provocativos. Continua su caminar en círculo y se detiene ante Milo al cual entrega su camisa poniéndosela alrededor del cuello y besándole durante un largo tiempo ante el estupor de todos. Vuelve al centro de la pista y comienza a quitarse los pantalones, primero una pernera que pasea entre sus piernas rozando su sexo de adelante atrás lanzando un beso y un guiño de ojos a Saga para seguir con la otra pernera y haciendo un remolino con ellos sobre su cabeza los lanza a este último que los coge al vuelo con una gran sonrisa de lujuria en su rostro. Por último comienza a hacer amagos con el ajustado y diminuto slip que lleva puesto, mostrando la mata de cabello que corona su sexo o sus blancas y perfectas nalgas inclinándose hacia delante al darles la espalda. Por último sin volverse de frente se desgarra un lado de la prenda para quitárselo y girando la cabeza hacia su excitado auditorio aspira el aroma de la tela y haciéndola una pelota la lanza al aire siendo cazada por un ceñudo Afrodita cerrando fuertemente sobre ella su mano.

Mientras tanto Ikki esta siendo sujetado por Shaka y un divertido Milo que no deja de reír ante la cantidad de despropósitos que esta diciendo.

Shun se retira con las manos cruzadas sobre sus genitales para ocultarlos y es rodeado inmediatamente por todos los dorados ansiosos de ser elegidos para terminar la noche junto a él. De pronto entre ellos se abre paso Afrodita y cogiéndole de la mano lo saca de allí para llevarle a su casa. Una vez en ella cierra la puerta y se cruza de brazos ante él.

- ¿Qué crees que estas haciendo? - le grita enfadado- ¡Te has puesto en evidencia ante todos!

- No he hecho nada que los demás no hayan hecho, incluido tú. Porque iba a salir a bailar, ¿verdad que si?

- Eso es diferente, yo puedo hacer lo que quiera...

- ¿Por qué tú si y yo no? ¿Por qué es diferente? ¿Por qué yo debo aceptar pasivamente el que te pavonees ante los demás o te vayas con ellos? ¿Por qué debo quedarme encerrado en casa mientras te acuestas con todo el Santuario?

- Shun - murmura su nombre acercándose a él y acariciando su mejilla- ¿Estas celoso? ¿Es eso amor?

- ¡SI! - grita dando una patada al suelo- Estoy celoso, muy celoso, te quiero para mi solo Afro y si no puedo tenerte de ese modo entonces yo también seré muy dadivoso con mi cuerpo.

- Así que era eso, no te ha gustado que te dejara para ver a los otros... podías habérmelo dicho sin necesidad de exhibirte de ese modo. Ahora todo el Santuario, incluido Shion, hará todo lo imposible por llevarte a su cama.

- El que lo consigan solo depende de ti Afro.

- ¿En verdad lo harías?

- Si, esta noche he roto con todos mis tabúes y mis miedos infantiles.

- De acuerdo - suspira Afrodita sonriendo- tú ganas, desde este momento solo tendré ojos para ti. Te prometo que nunca más volveré a ir con nadie que no seas tú. Y también te prometo que voy a recuperar todo el tiempo que he perdido por no declararte mi amor antes.

- ¿Por qué no lo has hecho antes? - pregunta intrigado Shun.

- Porque tenía miedo de que me rechazaras, tenía miedo de que pensaras que no era suficientemente bueno para ti, que me odiaras después de todo el dolor que te causé en nuestro enfrentamiento.

- Tonto... si supieras cuanto he llorado y suspirado por ti en las noches... si supieras cuanto te he extrañado a mi lado... cada vez que reunía el valor suficiente para decírtelo me embargaba un miedo atroz a no ser correspondido por ti o a que te rieras de mí en mi propia cara...

- Hemos sido unos verdaderos tontos. Tan valientes a la hora de enfrentarnos a dioses y tan cobardes para demostrar nuestros sentimientos.

- Si, pero ahora ya lo hemos hecho, ya nada nos separa.

- Tú lo has dicho: nada. Te quedaras a vivir aquí conmigo, así que ya puedes llamar a  casa para decirles que no vas a volver.

- Mañana a primera hora lo haré.

- Muy bien y ahora jovencito... ¿querrás bailar para mi solo? Lo haces maravillosamente bien.

Shun sonríe feliz y subiéndose a la mesa de un salto comienza a moverse para su amor. Mientras en la calle cuatro rostros están con la nariz pegada al cristal de la ventana. Rostros que se separan al verle bailar.

- Bueno, parece que lo hemos conseguido - dice Milo satisfactoriamente aferrando a Camus por la cintura.

- Si - gruñe Ikki amenazándole con el índice- pero no creas que te vas a ir de rositas por lo que has hecho. Casi me da un infarto, por un momento temí que se echarían sobre él como lobos hambrientos para despedazarle.

- Naaaa, eso no habría ocurrido nunca. Afro no lo hubiera permitido. Tenía sus rosas rojas listas para lanzarlas a la mínima señal de peligro. Y por cierto, creo que hiciste una promesa si esto salía bien, ¿me equivoco Ikki?

- No, no te equivocas y pienso cumplirla. Ahora mi hermanito no me necesita para cuidarle, ya tiene a su compañero, así que puedo dedicar todo mi tiempo a mi rubio favorito.

- ¡Por fin! - exclama el rubio feliz- Volvamos a la fiesta para hacerlo oficial.

Los cuatro se alejan de la casa de Afro no sin antes escuchar una serie de jadeos y suspiros indicadores claramente del placer que sus ocupantes están disfrutando.

Notas finales:  

 


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