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Nuestra cruzada por OnwardLostDream

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Notas del fanfic:

Es un Ian x Barley

La taberna era recorrida por aventureros: bardos sentados en las esquinas tocando alegres tonadas; caballeros en armaduras cubiertas de arañazos y grietas sumergidos en conversaciones de sus hazañas; grupos de arqueros y bárbaros mirando la pizarra de misiones. Las cosas cambiaron en el último año desde que Ian y Barley fundaron el gremio. La popularidad del lugar fue en aumento mientras más se extendían las noticias de cómo los hermanos Ligthfoot habían derrotado un dragón tras completar una extenuante cruzada. Muchos de los detalles se exageraron entre más lejos volaba la noticia, pero eso no hizo más que aumentar el interés. En poco tiempo recibieron solicitudes de admisión desde más allá de New Mushroom, el único detalle estaba en la ausencia de magos, el único mago registrado era Ian. Bueno hasta ese día.

Barley salto sobre la barra de madera y alzo un tarro lleno de cerveza con espuma sobresaliendo del borde.

—¡Juntos!— Grito, su voz se elevó por encima de la ensordecedora marea de conversaciones.

Las miradas se dirigieron hacia el, los gritos se redujeron a murmullos y luego a silencio. Ya conocían la actitud relajada de Barley, pero siempre que se montaba en la barra significaba un anuncio importante.

Ian cruzo las puertas y se detuvo al ver a su hermano. Antes Barley era visto como un alborotador radical qué decia tonterías sobre la magia, ahora había pasado a ser el mayor porta voz y exponente de la historia mágica en todo New Mushroom. El pueblo prestaba verdadera atención a cada una de sus palabras.

Ian desarrollo un profundo orgullo y admiración por su hermano. La inevitable sonrisa apareció en su cara acompañada por sentimientos cálidos. Ver sonreír a Barley bastaba para hacerlo sentir completo.

‹‹Debe ser algo importante›› Pensó Ian recargando el bastón de madera en la pared y tomando asiento en un barril de sidra.

—¡Increíbles noticias!— anuncio Barley agitando el tarro, la espuma voló deshaciéndose en el aire—¡Un nuevo mago se unirá a nosotros!—

Puños golpearon las mesas y el ambiente fue viciado por los aullidos de emoción. La sonrisa de Ian flaqueo por un momento, hasta ahora había ayudado a buscar nuevos magos sin tener éxito, pero en lo profundo, aún que no lo reconocía, se alegraba de ser el único usuario de magia conocido.

Las puertas se abrieron de par en par, un enorme elfo ingreso. Su sombra se alargó por delante oscureciendo la entrada, el cabello le cubría los ojos y tenia una zona gris en la cara de una reciente afeitada. El extraño inclino la cabeza viendo el báculo y luego a Ian, no podía verle ojos, pero Ian sentía la fiera mirada del el elfo.

—¡Hablando del diablo!— Grito Barley extendiendo los brazos —¡Compañeros les presento a los nuevos reclutas!—

‹‹¿Nuevos?›› Ian solo podía ver la inmensa mole delante suyo.

—¡Ese mago no necesita más que su presencia para matar!—

—¡Por fin podremos hacer misiones más peligrosas!—

—Desde que Ian solo sale con Barley las cosas se han puesto un poco aburridas— Murmuro alguien entre la multitud. Las orejas de Ian zumbaron y sintió las mejillas calientes.

—Si, ese chico es algo raro—dijo otro.

—¡Se equivocan amigos!— Intervino Barley , sin haber escuchado lo que los demás decían—¡Ese no es el mago!—

El imponente elfo dio un paso aún lado revelando un pequeño y escuálido elfo detrás de él. Temblaba de pies a cabeza y daba la impresión de que saldría corriendo en cualquier segundo. Los festejos se convirtieron en ruidosas carcajadas. El pequeño elfo se encogió en su lugar muy avergonzado.

—¡Vamos, vamos, denle una oportunidad!— Dijo Barley sonriendo —¡Demuestra de que estás hecho amiguito!—

Dudando el elfo metió la mano en su bolsillo y saco una delgada varita de color negro. Las carcajadas doblaron en intensidad.

—¿!Que piensas hacer con ese palillo!?— Bramo alguien azotando la mesa apenas capaz de hablar sin reír.

Ian suprimió sus propias gana de reír. Le hacía un poco feliz saber que no era nada extraordinario, no comprado con el gigantesco elfo que permanecía indiferente.

El pequeño se aferró a la varita, cerró los ojos y la agitó en el aire. Un rayo rojo brotó de la punta, el sonido de las risas quedó ahogado bajo los potentes chasquidos del rayo que serpenteo por la taberna. Cubiertos bajos las mesas los aventurarnos observaban incrédulos como el rayo, tan grueso como un árbol, se retorcía y se curvaba casi como tuviese vida propia. El interior de la taberna se pinto rojo sangre con la luz del caótico hechizo. El basilisco eléctrico se agitó y arremetió contra el techo justo encima de Barley quien observaba con fascinación. Pedazos de vigas chamuscadas y trozos de piedra cayeron.

—¡Elevus levitar!—

Chispas azules fluyeron del báculo de Ian, los escombros, bañados por una radiante cubierta de luz azul, quedaron suspendidos a centímetros de la cabeza de Barley.

Ian agitó el báculo hacia un lado y los escombros volaron hacia una esquina donde cayeron al suelo. Barley brinco de la barra y corrió hasta el pequeño elfo que seguía con los ojos cerrados.

—¡Eso fue asombroso!— Dijo Barley con emoción. Abrazo al pequeño y lo estrujó, la demostración lo convenció y por las caras de asombro del resto de aventurarnos era seguro que a ellos también.

La taberna estalló en vitoreos y halagos. Se reunieron alrededor del nuevo recluta revolviéndole el cabello y dando palmadas en su espalda. Ian frunció las cejas y torció la boca. Casi lastimó a Barley, daño parte del techo y ahora lo felicitaban.

—Eso fue peligroso— Dijo Ian golpeando el báculo en el suelo para llamar la atención — Daño el edificio—

Los festejos se apagaron mientras se enfocaban en Ian.

—Vamos, no es para tanto— Dijo un centauro.

—Los enanos lo arreglaran como siempre— Dijo alguien entre la multitud.

—¡Pudo lastimar a Barley!— Ian miro a su hermano y dijo en un tono más bajó —Pudo lastimarte—

—Relájate hermanito— Respondió Barley sonriendo — Todo está bien.¡ Ahora es momento de una fiesta!— Barley puso el brazo por detrás del nuevo —¡Demos una grandiosa bienvenida a nuestro nuevo mago, N’ai y también a Yelrab!—

Ian tenía el ceño fruncido, todos pasaron de el como si no estuviese ahí. Apretó el báculo y salió por la puerta a grandes zancadas.

—¡Ian!—

Escucho la voz Barley llamándolo, pero no se detuvo. Le molestaba lo flexible que era con el nuevo y más que eso, la forma en la que lo abrazo le revolvía el estómago.

—¡Hey, espera!— Dijo Barley poniéndole una mano en el hombro cuando lo alcanzó — Te perderás la fiesta—

Ian sacudió el hombro zafándose del agarré y continúo en silencio. No quería mirarlo en ese momento. Ian se preguntaba cómo era posible que no se preocupes por su propia seguridad, si lo perdiera. Apretó el paso intentando dejar esos pensamientos atrás.

—Ian— Dijo Barley en voz baja.

Ian se detuvo, fue como si algo golpeará sus nervios. La voz de Barley estaba llena de preocupación. No tenía el valor para mirarlo, si lo hacía encontraría los tristes ojos de su hermano mayor y no podría negarle nada a eso,

—Yo solo me siento mal— Mintió Ian.

—Esta bien— Respondió Barley, sabía que no era verdad, pero conocía bien a Ian para entender cuándo el necesitaba estar sólo — Guardaré comida para ti. ¡Nos vemos en casa!—

Barley dio media vuelta en ingreso a la taberna.

Ian suspiro molesto, quería que Barley fuese hasta el como siempre lo hacía. Durante el último año la necesidad de estar cerca de Barley aumento, ya no había segundo en el día que no estuviesen juntos, incluso compartían habitación como cuando eran niños.

Ian respiró profundo y alzo su báculo mirando el bosque, no le aprecia caminar.

 —¡Elevus levitar!— Dijo en voz alta, el brillo azul envolvió su cuerpo, se elevó dejando un espacio de aire entre sus pies y el suelo y después voló hacia el cielo.

Observo la ciudad en la distancia, sobresalía por la línea verde de las copas de los árboles que marcaban el principio del bosque. Su mirada se perdió en las montañas más allá de los edificios y se imagino a si mismo volando por encima de ellas, de las copas blancas y aún más lejos, donde no hubiese precesiones, pero tan pronto recordó que tenía trabajos pendientes de la universidad abandono la fantasía.

Sobrevoló varias casas hasta llegar a la suya, entro por la ventana y se recostó en la cama de Barley. Inhaló profundo, lo retuvo por unos segundos y exhaló, el olor de su hermano le relajaba. Abrazo la almohada y escondió la cara en ella, en poco tiempo se quedó dormido.

Una banda de unicornios galopo hasta los contenedores de basura, el estruendo hizo a Ian saltar de la cama directo al suelo. Se frotó el brazo y miro por la ventana, la luna se asomaba desde lo alto.

Ian se estiro para desentumir su cuerpo, noto que había algo a su lado cuando lo tocó con la mano, eran los tenis de Barley y no solo eso, toda la ropa estaba en el suelo, incluyendo la ropa interior. Ian extendió muy despacio el brazo para alcanzarla, entre leves temblores sintió el elástico bajo sus dedos, trago saliva, La arrastró de un tirón viendo hacia todos lados en la habitación, no había nadie. El corazón le golpeaba en el pecho y los oídos le zumbaron. Observo el calzoncillo rojo con el nombre de Barley bordado en la parte interna del elástico. Quería olfatearlo, saber a qué olía el cuerpo de Barley en esa parte. Jadeo por los nervios, el ritmo de su corazón se aceleraba más entre más cerca ponía la ropa interior a su nariz.

—Una cerveza más— Murmuro alguien

Ian se puso de pie en un salto y escondió el calzoncillo tras el —¡Yo puedo explicarlo!— se apresuro a decir, pero no hubo respuesta. Barley estaba en la cama de Ian, su torso estaba desnudó, solo se había cubierto hasta la mitad con la cobija.

Ian suspiro aliviado, pero los nervios volvieron y su corazón casi sale de su boca. ‹‹¡Barley está desnudo en mi cama!›› pensó mientras lo recorría con la mirada. Su pecho y brazos ahora eran musculoso, los había trabajado casi después de la aventura con su padre, seguía teniendo la gran barriga, pero no era flácida, estaba bastante firmé muy firme. El bello azul crecía entre sus pectorales. Ian lo observo deseando tocarlo.

‹‹¿Qué es olor?›› pensó Ian, no lo había notado, pero se trataba del penetrante aroma alcohol. Cuando Barley bebía demasiado no despertaba tan fácil. Ian camino hasta el baño y cerró la puerta tras el. Sostuvo los calzoncillos al frente, los miro sonrojado. No creía lo que estaba apunto de hacer.

—Yo estoy muy mal de la cabeza— Dijo en voz baja.

Apretó su nariz contra la ropa interior de su hermano el inhalo profundo, el aroma era intenso, nada desagradable. Ian aspiro hasta que sus pulmones ya no podían recibir más aire.

La puerta se abrió con un largo rechinido ¡No había puesto el seguro! Se quedó congelado sujetando el calzoncillo contra sus nariz. El mundo daba vueltas, sentía que se desmayaría en cualquier momento.

—¿Ian? No te preocupes sigue con lo tuyo, debo mear— Barley arrastraba las palabras entre gruñidos.

Se bamboleaba mientras se preparaba para soltar todo, pronto el reconocible sonidos de alguien orinando en el retrete lleno el silencio. Ian quería darse la vuelta y mirar, pero ya había ido demandado lejos, hacer algo así por el hermano que tanto se preocupaba por el era simplemente despreciable.

—Te traje comida— musitó Barley — ¿Estás enojado?—

Barley iba un lado a otro incapaz de mantener el equilibrio.

—¡No!— Se apresuro a responder

—¿Enserio? Estaba preocupado— Barley puso una sonrisa torcida.

Ian se estremeció cuando los grandes brazos de Barley lo envolvieron. Sentía el caloroso cuerpo de su hermano.

—Yo bebí demasiado— Murmuro Barley— Ahora iré a dormir—

Los brazos se alejaron el Ian escucho cuando la puerta se cerró. Cayó de rodillas al suelo exhausto.

Observo la ropa interior que apretaba en su puño.

—Soy lo peor— Se dijo a si mismo.

Después de un rato volvió a la cama.

 

 

Notas finales:

Me gustó demaciado la película y me quedé con ganas de más xd espero les guste.


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