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Captive por rivaida

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– Desnúdate de nuevo, ahora estoy preparado.

 

Eren terminó de comer y se limpió los labios mientras miraba fijamente al mayor, cruzando las manos frente a sus labios para deleitarse con la forma en que Levi se atoró con la cucharada de sopa que se había llevado a la boca. El mayor se limpió la boca con pulcritud y enarcó una ceja, ocultando una sonrisa tras la servilleta mientras le mantenía la mirada al menor.

 

– Veo que estás más confiado ahora.

 

– Para realizar la tarea que me diste, necesito verte de nuevo.

 

– ¿Acaso no me devoraste con la mirada apenas me viste?

 

– Aun así.

 

– ¿Qué quieres ver?

 

– ¡¿Entonces sí lo harás?! – Eren casi se cayó de la silla mientras se tambaleaba adelante y atrás en la misma, los ojos casi se le salieron de las cuencas por la sorpresa.

 

– No, pero me interesa saber en qué estás pensando.

 

– Las correas… – Soltó en un murmullo, recomponiéndose en la silla y aterrizando las cuatro patas de la misma en el suelo para no volver a llevarse una sorpresa que le hiciera caer una próxima vez – Tienes marcas en la espalda ¿Es por el arnés que utilizas?

 

– Huh… – La mirada del pelinegro centelleó con genuino interés, ligeramente desconcertado y una pizca sorprendido por aquella pregunta – Ya sabes la respuesta.

 

– Pero me inquieta ligeramente… ¿Cómo es que se marca de esa forma?

 

– Casi ocho años usándolo – Se encogió de hombros restándole interés – Debes ajustarlo bien o corres peligro en una persecución.

 

El castaño asintió comprendiendo de inmediato la referencia. Comenzó a mordisquearse el labio inferior y su mirada se perdió en el frente de la camiseta que llevaba Levi. Quería contemplar nuevamente aquellas marcas, le daban un aspecto tan… Imponente, de alguna forma parecía que aún sin un uniforme, su profesión estaba grabada a fuego en su piel.

 

– Entonces ¿Te gusto?

 

Levi frunció el ceño ante lo repentino de aquella pregunta, entornando los ojos ligeramente para luego dejarlo y simplemente suspirar. Eren siempre era demasiado impredecible cuando conversaba, Ackerman había notado que el menor simplemente soltaba lo que pasaba por su mente cuando tomaba confianza, y era claro que hace tiempo le tenía la confianza suficiente como para actuar de ese modo.

 

– Sí, me gustas – Suspiró el pelinegro, ya no le veía caso a negarlo ni seguir conteniendo aquellas palabras. Derrotado, su corazón se saltó un latido ante la revelación que hizo, mordiéndose inconscientemente el labio inferior a la espera de la reacción adversa.

 

Jaeger bajó la mirada apenado, ya se esperaba la negativa del mayor, por lo que a pesar de que sintió un leve dolor en el pecho, suspiró y volvió a mirar a Levi con una sonrisa entristecida, fue entonces que se encontró con la mirada desconcertada del mayor y su tic nervioso en el labio, lo cual le hizo fruncir el ceño.

 

“Sí, me gustas”, volvió a reproducir las palabras dichas por el contrario, una y otra vez como si de un disco rayado se tratase, hasta que al fin fue capaz de dar cuenta en el significado de aquellas tres simples palabras.

 

Su corazón comenzó a latir erráticamente, como si le estuviera haciendo una competencia a sus pensamientos que trabajaban a mil por minuto. Poco a poco, una sonrisa fue abriéndose paso en sus facciones, el proceso de aquella expresión fue lento, y pareció que un capullo de flor estaba abriéndose lentamente a los rayos del sol, hasta que finalizó en una gran sonrisa de felicidad.

 

Eren se levantó de un salto, y comenzó a celebrar por todo el departamento, corriendo de un lugar a otro mientras gritaba exclamaciones de júbilo.

 

– ¡Sí! ¡Yo sabía! ¡Lo sabía! – Dio pequeños brincos de felicidad y tomó una almohada para ahogar sus gritos en ella, calmando un poco el torbellino de emociones que era en ese momento. Solo entonces, una vez pudo recuperar el aliento de forma entrecortada, sintiendo todo su cuerpo temblar por la adrenalina y la emoción, se acercó a un muy sorprendido Levi – Lo sabía – Murmuró caminando hasta él y deteniéndose a su lado para luego arrodillarse a lado y abrazarle la cintura, escondiendo el rostro en su pecho para restregar la nariz allí.

 

El cuerpo del menor temblaba levemente contra Ackerman, y éste le rodeó el cuello con suavidad, quitándole la liga de los cabellos para poder peinarlos y acariciarlos con ternura. Si bien Levi se había sorprendido por tal reacción en el castaño, no pudo hacer más que reírse por aquella demostración tan única y real de la felicidad que sintió el más alto al ser correspondido en sus sentimientos. El pelinegro, al igual que el contrario, compartió aquella felicidad desde su lugar, sintiendo su corazón latir ligeramente más rápido cuando sintió a Eren restregando el rostro en su pecho, ascendiendo poco a poco hasta dar con su cuello para enterrar la nariz allí.

 

– Eres tan adorable – Musitó Levi con una risa suave al escuchar los sonidos complacidos que emitió el menor una vez inhaló el aroma del más bajo.

 

– No lo soy.

 

– Hmm – El mayor cerró los ojos al sentir un suave estremecimiento por su cuerpo una vez Eren respiró directamente en su piel.

 

– ¿Quieres salir conmigo… Como pareja? – El tono de voz tan sutil que utilizó el castaño para realizar aquella pregunta, derritió los últimos vestigios de las barreras que quedaban en el corazón del pelinegro, por lo que se apartó con suavidad de aquel contacto y tomó el rostro de Eren entre sus manos, mirando a sus ojos que rehuían el contacto.

 

– Mírame – Pidió con gentileza, y una vez el menor obedeció, suspiró para volver a hablar – Hazme esa pregunta en dos semanas más ¿Está bien? Prometo responder con honestidad.

 

Levi se mordió los labios, ahogando de ese modo el mar de preocupaciones que comenzaron a formarse en sus pensamientos, queriendo evitar de ese modo sumirse en repeticiones que podrían resultar en algo intrusivo y obsesivo. En su lugar, juntó su frente con la del más alto, aprovechándose de la posición en la que se encontraban, y lo miró desde allí sonriendo levemente al ver la mirada de cachorro abandonado que le estaba dando el menor.

 

– Está bien – Accedió el castaño, con un tono resignado – Pero ¿Puedo verte desnudo una vez más?

 

La carcajada que brotó de los labios del más bajo fue sonora, rebotando en las paredes del departamento. Aquella forma tan imprevista que tenía Eren de recomponerse y sacar cualquier cosa de su mente, era única, lo cual fascinó de cierto modo al detective, quien a pesar de negarlo, sabía que estaba dejando de lado costumbres tan rígidas que se le habían propiciado por la soledad.

 

Eren miró a Levi con el ceño fruncido, aunque por dentro estaba encantado con escuchar aquel sonido vibrante de vida proviniendo del mayor. En un mero impulso, se inclinó al rostro adverso y le tomó la barbilla con suavidad para estabilizar su rostro mientras rápidamente se acercó a su mejilla y mordió la misma con algo de fuerza, sacándole un siseo de protesta.

 

– Qué…

 

– No te burles de mí, hablo en serio.

 

El pelinegro enarcó una ceja acariciándose la zona atacada por la mordida adversa y se relamió los labios llevando una mano a los cabellos de la nuca del castaño, tironeando con su puño hasta que por inercia el aludido tuvo que inclinar la cabeza hacia atrás, frunciendo el ceño por el actuar del mayor. Soltó un jadeo ante el firme agarre del contrario, y le mantuvo la mirada desafiante, hasta que notó la sonrisa maliciosa en los labios del mayor, y tragó duro.

 

De alguna forma, aquellas facetas que albergaban al Levi malicioso y perverso, provocaban en el menor un estremecimiento involuntario por su cuerpo, y unos enormes impulsos de someterse y a la vez desafiar a su mayor. Y en ese momento, solo imitó la sonrisa adversa, deslizando lentamente el ápice de su lengua por su labio inferior, llamando la mirada grisácea a esa zona, mordiéndose tentadoramente el mismo una vez lo consiguió.

 

– Deberías saber, que no estás en posición de exigir algo – Murmuró el mayor, acercándose peligrosamente al rostro sometido.

 

– Huh – La forma despectiva en que dejó salir aquel sonido, hizo que el dominante entrecerrara los ojos para mirarlo con mayor interés.

 

– Así que eres de los que desafía en la cama, siempre lo supe pero ahora lo compruebo – Le dejó ir con simplicidad, incorporándose en su lugar para luego apoyar el codo en la mesa y sostenerse la barbilla en la mano, sin quitarle mirada al menor que había comenzado a mirar el suelo con un deje de vergüenza por lo improvisto del tema, pero no pasaron ni cinco segundos cuando se recompuso nuevamente, con aquel ceño fruncido que denotaba enfado.

 

– No eres quién para…

 

– Lo sé – Le interrumpió Levi, sonriendo victorioso – Pero caes muy fácil en las provocaciones y es excitante.

 

– ¿Cómo terminamos en esto sin que siquiera me hayas besado o llevado a una cita primero? – Cuestionó el castaño levantándose del suelo y sacudiendo el polvo imaginario de sus rodillas.

 

Me hubiera gustado estar de rodillas en otra situación más placentera, pensó sin percatarse del rumbo hasta que abrió los ojos con culpa y bajó la mirada completamente avergonzado de haberse imaginado la escena. Nuevamente la imagen de Levi desnudo apareció en sus recuerdos a torturarlo.

 

¿Cómo se escucharan sus gemid…? Y antes de siquiera seguir con aquel rumbo de pensamiento, se dio dos fuertes palmadas en las mejillas para apartarse del pelinegro que lo miraba con genuina diversión.

 

– Eres muy fácil de leer.

 

– Cállate – Se acercó al sofá y tomó una almohada para arrojársela al más bajo, quien no hizo más que atraparla en el aire y mirarlo con satisfacción plasmada en cada línea de su expresión.

 

El castaño se dejó caer sobre los mullidos cojines del sofá, soltando un suspiro cansino, mordiéndose la lengua para no bufar y demostrar su molestia al no lograr su cometido. Se relajó ligeramente, pero fue inútil ya que de inmediato frunció el ceño al sentir una insistente mirada en su nuca. Abrió los ojos con enfado, fulminando al mayor de paso, antes de cruzarse de brazos y mirar al frente.

 

Escuchó pasos acercándose, y su cuerpo se tensó en respuesta involuntaria, conteniendo el aliento de forma inconsciente, hasta que Levi ocupó su campo de visión al situarse de pie frente a su cuerpo. Eren juntó los muslos en respuesta cuando el cuerpo adverso intentó hacerse paso entre los mismos, no obstante, tuvo que ceder al sentir las piernas temblorosas por el esfuerzo, desde luego que su condición física había decaído un poco en el último tiempo, había abandonado las prácticas de ejercicio y su cuerpo lo demostraba en los peores momentos posibles, ese era uno de ellos.

 

Frunció el ceño levantando la mirada para ver a Levi, no comprendía qué era lo que quería hacer, pero finalmente le dejó espacio entre sus muslos y al tenerlo allí, se inclinó hacia atrás, reclinándose contra el respaldo para poder mirarlo hacia arriba, tragando saliva con algo de dificultad ¿Desde cuándo Levi es tan dominante?, pensó el menor, estremeciéndose ligeramente por la anticipación de aquella mirada tan oscura.

 

Los ojos de Levi se habían oscurecido al tener las pupilas dilatadas, el color era cercano al azul marino en sus iris y de un momento a otro, se encontró recostado sobre el sofá, con las manos inmovilizadas por sobre su cabeza y el cuerpo del mayor encima. Su respiración comenzó a salir de forma entrecortada, tanto por la cercanía de su rostro como por la exquisita sensación de ser presionado con el cuerpo adverso.

 

– ¿Levi? – Susurró mirando a sus ojos con nerviosismo, retorciéndose ligeramente para poner a prueba el agarre adverso en sus muñecas, pero no quiso batallar por la liberación. Hizo vagos intentos de soltarse con la intención de acomodarse mejor bajo su cuerpo, separando las piernas un poco más para luego rodear las caderas del mayor con sus muslos, atrayéndolo más cerca.

 

Desde luego había una gran parte de su raciocinio que quería esconderse por haber tenido aquel atrevimiento, sin embargo no se iba a dejar intimidar ante la dominancia del mayor, por lo que sonrió levemente y elevó la barbilla un poco, manteniéndole la mirada a la vez que sentía la respiración adversa mezclarse con la propia de forma peligrosa. Eren sintió hormigueos en sus labios ante la cercanía de sus bocas y la imposibilidad de cortar esa distancia, ya que Levi se apartaba en el momento justo cuando el castaño se determinaba a conseguir su beso, lo que le hacía gruñir en protesta.

 

– Por favor – Suplicó mirando a los labios del pelinegro con deseo, luego buscó su mirada y forcejeó contra el agarre adverso para soltarse… Pero la fuerza que aplicó el mayor le hizo soltar un quejido, por lo que tensó sus muslos y lo atrajo más cerca de su pelvis, soltando una risita en venganza.

 

– ¿Por favor? – Repitió Ackerman, enarcando una ceja para luego soltar un suspiro y negar con la cabeza, apoyando la frente en el hombro adverso – No puedo hacerte nada cuando me miras de esa forma.

 

Soltó una suave risa y abrazó la cintura del castaño con fuerza para unir sus cuerpos de ese modo, recostándose hacia el lado para no aplastar al menor. Eren escondió el rostro en su cuello, completamente frustrado con aquella escena que acababa de suceder, por lo que mordió el cuello adverso con fuerza, casi al borde de romper la piel y saborear la sangre. Solo lo soltó cuando escuchó el suave quejido del pelinegro.

 

– Eso te ganas por jugar conmigo, maldito.

 

Acto seguido, se levantó, dejando a un desconcertado y sorprendido Levi en el sofá.

 

– ¿A dónde vas? – Levi cruzó los brazos tras su cabeza y miró fijamente al menor que maldecía por lo bajo intentando calzarse las pantuflas nuevamente.

 

– Me voy a casa.

 

– Pero aun no comemos el postre – Ante aquella provocación, recibió una mirada afilada que le hizo reír a carcajadas.

 

– Te lo comes solo, idiota.

 

– Una pena.

 

Eren levantó el dedo medio en dirección al pelinegro y le murmuró un “jódete” bien bajo antes de darle la espalda, tomar su bolsa con el traje y dirigirse a la puerta mascullando maldiciones por lo bajo en todo su camino hasta calzarse los mocasines y ponerse el abrigo.

 

La razón por la que se había enfadado tanto, no era otra más que haber terminado caliente y con una erección que estaba seguro no pasó desapercibida para el mayor, lo cual le avergonzaba pero sumaba más molestia a la situación. Definitivamente Levi gustaba de jugar con sus sentimientos y se la iba a devolver con intereses.

 

***

 

Lamentablemente, una semana transcurrió desde la última vez que se vieron, y para la tristeza de Eren, no se debió a nada más a la vuelta al trabajo del mayor, porque sí, desde luego que Levi no iba a quedarse de brazos cruzados en su departamento cuando ya podía usar sus dos manos sin problema alguno.

 

Desde luego Eren protestó en cuanto se enteró de las intenciones del contrario, llegando al enfado, pero fue olímpicamente ignorado, y así nada más, contra todo pronóstico y recomendación, Levi terminó volviendo al trabajo sorprendiendo a todos en el transcurso, sin embargo no aceptó negativas y simplemente se unió a las filas del deber, a pesar de la oposición de la teniente.

 

De ese modo, el castaño se sumió en días totalmente monótonos nuevamente, alternando entre el trabajo y su departamento, encontrando la soledad ligeramente incómoda a medida que los días transcurrían uno tras otro, extrañando de sobremanera la presencia del mayor.

 

¿Cómo fue que se hicieron tan cercanos en aquellas semanas? Era impresionante, sentía cómo cada parte de su ser era fuertemente llamada hacia el mayor, tanto así que varias veces se encontró a sí mismo saliendo de su hogar para caminar por las calles sin rumbo hasta que se detenía frente al complejo de departamentos ajeno. Como si de imanes se trataran, los cuales no podían estar alejados porque se atraían con intensidad.

 

Y nuevamente se percataba de lo mucho que sentía por aquel sujeto, lo cual le molestaba y le hacía añorarlo del mismo modo ¿Cuándo podría volver a verlo? Después de una semana y días, cada vez se sentía más desolado sin su presencia, el trabajo era nada más que algo que le hacía pasar las horas con más facilidad.

 

Prácticamente en eso constaba su rutina diaria, trabajar y luego llegar a casa a cocinar, y avanzar en libretos para el trabajo, hasta que la cabeza no le daba más y simplemente tomaba una ducha para relajarse antes de ir a la cama.

 

En eso estaba ese día, tomando una ducha caliente cuando el tono del timbre fue llamado, lo cual le hizo maldecir por lo bajo.

 

– Quién demonios es a esta hora – Gruñó tomando una toalla para amarrársela a la cintura – ¡Ya voy! – Gritó lo más fuerte que pudo ante la insistencia.

 

El timbre no dejaba de sonar y solo lograba ponerlo de mal humor mientras caminaba semidesnudo por el pasillo, dejando huellas mojadas por el suelo, sintiendo un escalofrío recorrerle ante el cambio de temperatura.

 

Son las tres de la mañana, qué diablos.

 

– Maldición, si vas a tocar el timbre a esta hora con solo una vez basta, no ves que tengo vecinos – Masculló abriendo la puerta con el ceño fruncido, molesto con la insistente persona que no dejaba de llamar a la puerta.

 

Levi le miró apoyado desde el marco de la puerta, imitando la expresión adversa, con el ceño fruncido.

 

– ¿Por qué tardaste tanto? Eres una tortuga.

 

– ¿Disculpa? Te recuerdo que son las tres de la mañana.

 

– Tres y veinticinco – Corrigió el mayor mirándose el reloj en la muñeca con una media sonrisa – Lo que me sorprende es que estés tomando una ducha tan tarde.

 

– A esta hora me acuesto – Se encogió de hombros intentando ocultar el calor que le invadió el rostro al ser consciente de su estado de casi desnudez, goteando agua en el suelo que de seguro había dejado un rastro de humedad desde el baño hasta la puerta.

 

– ¿No me invitas a pasar?

 

– Pasa.

 

Eren dio un paso al lado, aferrándose a la puerta al sentir los latidos de su corazón dispararse ante la mirada que le dio el mayor, recorriéndole de pies a cabeza sin disimulo. Lo fulminó con la mirada y se escondió detrás de la puerta para que dejara de mirarlo de ese modo, debía de recordarse que estaba molesto con él por no haberlo contactado durante la semana… Aunque él tampoco lo había hecho por su cuenta.

 

– ¿Me extrañaste? – Preguntó el pelinegro una vez se cambió los zapatos por las pantuflas, quitándose la chaqueta del traje y mostrando el arma que aún portaba en el arnés y la placa afianzada en el cinturón a la altura de su cadera.

 

– Desde luego que no – Eren cerró la puerta de un portazo, sujetándose bien la toalla a la cintura para que no se le cayera, entonces le dio la espalda al mayor y caminó en dirección al baño – Ponte cómodo, terminaré de ducharme.

 

Y sin más lo dejó atrás, sacando una risa divertida en el pelinegro, quien miró el suelo hecho un desastre y suspiró con cansancio.

 

Como siempre, solo Eren siendo un desastre, pensó Levi con una sonrisa pequeña.

 

No tardó en encontrar la cocina para tomar un paño seco y comenzar a limpiar el suelo para eliminar las manchas de agua antes de que causaran un accidente. Por lo que siguió el rastro desde la puerta al baño, terminando de pie frente a Eren cuando éste salió vistiendo un pijama sencillo de color gris elegante.

 

– ¿Qué haces? – El castaño lo miró con curiosidad, notando el paño en su mano y luego mirando el suelo completamente seco. Aquello le hizo sonreír divertido, negando con la cabeza y luego estirando los brazos para rodearlo por la cintura y atraerlo en un abrazo – Como siempre, mi salvador.

 

– Yo sí te extrañé – Murmuró Levi, abrazando al menor, uniendo las manos tras la espalda baja adversa, manteniendo el paño lejos de su ropa para no mojarlo. Cerró los ojos, enterrando la nariz en el hombro del castaño, sonriendo completamente aliviado al encontrar su aroma, el cual había extrañado muchísimo en esa semana.

 

– No llamaste ni una vez.

 

– Creí que estabas enfadado desde la última vez que hablamos.

 

– Lo estaba, no debiste volver antes al trabajo.

 

– Por eso quise venir cuando tuviera tiempo para disculparme en persona.

 

– Si dices cosas así no puedo seguir molesto – Eren mordió la mejilla del contrario y se apartó apenas un poco para mirarlo con reproche – Pero debiste llamar, al menos para decirme que estabas bien.

 

– Tenía cosas que pensar.

 

– Supongo que eran cosas importantes.

 

– Lo eran.

 

Eren miró a sus ojos, tomándole las mejillas para aplastárselas un poco y sonreír al ver los labios abultados del mayor, aquel gesto le hizo parecer más joven todavía y un deje de ternura invadió al castaño mientras miraba al contrario. Por otro lado, Levi tomó las manos del menor y besó los nudillos adversos en silencio, soltando un suspiro antes de entrelazar una de sus manos y comenzar a caminar al salón, tironeándolo por el lugar, como si aquella fuera su casa y no la de Jaeger.

 

El dueño de casa lo siguió con intriga, ligeramente preocupado por la expresión que vio en su rostro, de un momento a otro Levi se había tornado completamente serio, y le hizo sentir angustia en su pecho, como si algo le estuviera estrujando el corazón en señal de alerta. Por lo que no pudo hacer más que seguirlo en silencio, hasta que tomaron asiento en el sofá, uno al lado del otro mirándose frente a frente.

 

Jaeger guardó silencio, queriendo preguntar una y mil cosas, pero conociendo los característicos silencios del pelinegro que se anteponían cuando quería decir cosas que se contradecían a su lógica estructurada.

 

– Eren… te extrañé esta semana – Levi suavizó su expresión, con una leve sonrisa en sus labios al notar la mirada aterrada del menor quien se mordía los labios con nerviosismo.

 

– Yo también te extrañé – Susurró, sintiendo miedo en el fondo de sus entrañas, pero aquel miedo se disipó en cuanto la cálida mano del mayor se acercó a su mejilla para acariciarla, deslizando el pulgar por sus labios para detener aquella manía de morderse el inferior.

 

– Me alegro de saberlo, en serio. Y sé que debí llamar pero tenía un par de cosas en las que pensar.

 

– Lo dijiste antes.

 

– Sí, lo sé… El punto es… – Levi se inclinó derrotado, apoyando la frente en el hombro del menor mientras suspiraba – Estoy muy viejo para estas cosas pero… ¿De verdad te gusto, Eren?

 

– Me gustas – La respuesta fue inmediata, sin una pizca de duda, haciendo que el mayor se volviera más determinado en lo que diría.

 

– ¿No te molesta mi trabajo? No podré darte citas como parejas normales.

 

– Tu trabajo es increíble y nunca he esperado que seamos normales – Comentó el castaño, llevando una mano a los cabellos ajenos para peinarlos – Son las tres y media de la mañana y acabo de ducharme, tú aparentemente acabas de salir del trabajo. No es normal.

 

– Tienes razón – Levi rio suavemente contra el menor y se reincorporó para mirarlo – Entonces ¿Quieres ser mi novio?

 

– ¿Estuviste una semana dudando de mis sentimientos por ti? – Eren preguntó apenas la idea se le vino encima, frunciendo el ceño para mirar al más bajo con reproche.

 

Fue entonces que la pregunta que le hizo fue a dar a su consciencia, poco a poco transformándose en palabras que pudiera entender. Y su rostro se iluminó como una ampolleta, la sonrisa y la mirada que le dio a Levi le dejaron deslumbrado, y rápidamente asintió sin perder ningún segundo más, abalanzándose sobre el mayor para derribarlo en el sofá mientras reía de felicidad, sin poder creerse aquel acontecimiento tan inverosímil.

 

– Dios, ¿No estoy soñando? Dime que esto no es un sueño, por favor – Murmuró contra el cuello del mayor, abrazándolo fuertemente y aplastándolo un poco.

 

– No estás soñando, mocoso – Se quejó el pelinegro, girando las posiciones para dejar al menor debajo de su cuerpo y así acomodarse entre sus piernas.

 

– ¿No que ibas a esperar dos sem…?

 

Antes de que pudiera continuar, Levi se había inclinado apenas un poco para rozar sus labios a los ajenos, notando el estremecimiento en los mismos justo el segundo antes de concretar el contacto. Fue tan sutil, y a la vez tan desesperante, que por más que quisieron iniciar un roce suave y lento, pronto terminaron por batallar el dominio de aquel acto, donde no tardó en situarse como triunfador el mayor.

 

Ackerman mordió sin piedad el inferior adverso, magullándolo lo suficiente como para luego poder lamerlo y aliviarle el dolor, segundos antes de invadir la cavidad adversa con su lengua. Aquel cambio en la intensidad del beso, hizo que el menor soltara un suspiro de placer, su cuerpo entero encendiéndose en fuego por el solo hecho de estar compartiendo aquel sencillo contacto que llegaba a todas sus terminaciones nerviosas.

 

Eren rodeó el cuello del mayor e inclinó su rostro para profundizar en el contacto, aprovechando el cambio de posición para recuperar el aliento de alguna forma, estremeciéndose al sentir una de las manos adversas deslizarse por su vientre y ascender por su abdomen a su pecho. Un suave gemido brotó de su garganta cuando Levi succionó su lengua con lentitud, apartándose con un chasquido de sus bocas, mirándose el uno al otro en ese momento, respirando con dificultad luego de aquel intercambio.

 

Definitivamente el mejor beso que me han dado en la vida, pensó el menor con la cabeza todavía nublada por el hecho reciente.

 

– Entonces ahora… – Intentó decir el mayor, cuando fue nuevamente atraído en un beso, al cual ni siquiera se opuso.

 

Ambos sonrieron en medio del contacto, soltando suaves risas antes de perderse en el sabor del otro, emitiendo suaves sonidos de placer, donde Levi aprovechó de recorrer la piel del menor por debajo del pijama, deleitándose con la suavidad de la misma, y Eren no hizo más que disfrutar de aquellas dulces atenciones que recibió del mayor.

 

Sin duda el camino que habían recorrido para terminar en aquel momento único, había sido extenuante, lleno de baches y tropiezos, muchos momentos cercanos al límite de la vida y desde luego, momentos rebosantes de vida y felicidad, como el que se encontraban compartiendo en ese minuto. Nada aseguraba un futuro brillante donde predominara únicamente lo positivo, sin embargo habían encontrado aquello que les serenaba y llenaba de vida, y esperaban seguir en la compañía del otro por el tiempo infinito que se les concediera.

 

Porque a final de cuentas, habían vuelto a coincidir, y por alguna razón todo pareció verse a su favor. No iban a huir nuevamente ni a cometer errores de adolescentes, y ambos lo sabían, cautivados por el uno por el otro. Simplemente se abrazaron, riendo suavemente el uno contra el otro, repartiendo besos por doquier, y aprovechando el momento hasta que la vida dijera basta.

 

 

 

 

Notas finales:

Muy buenas noches gentecitx preciosa. Primero que nada, NO ME ODIEN, honestamente este final no me convence demasiado pero, eso es porque hubiera querido seguir desarrollándolo, no obstante, ya estaba extendiéndolo demasiado y eso es porque no quería dejar ir esta historia. Así que no importa la forma en que lo escriba, siempre querré hacerlo de otra forma porque me da pena terminar la historia. 

 

Segundo, puse el ¿fin? porque tengo una idea, de tal vez hacer un epílogo, me gustaría saber qué opinan... Sobre todo porque quiero escribir algo de lemon para dar un cierre completo y más sabrozón a la historia. ¿Qué opinan? 

 

Tercero, en caso de que estén a favor de mi propuesta de epílogo, subiré aquel capítulo el miércoles 19 de mayo.

 

Cuarto, de verdad que ha sido un completo honor el poder escribir de esta pareja, una de mis favoritas, y espero que para ustedes haya sido agradable mi escritura, desde luego, tengo mucho que mejorar y espero hacerlo con el tiempo.

 

Muchísimas gracias por leer hasta aquí, espero poder leerles en los comentarios, y por favor cuídense mucho.

 

Lxs quiero un montón <3


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