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Invierno. Primavera. por NNK

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Notas del capitulo:

Gracias a todos por seguir leyendo este fanfic. Como siempre les recuerdo que los personajes pertenecen a J.K.Rowling y yo solo los ocupo para dejar fluir mi imaginación.

 

Capitulo IV

 

La señora Lupin dejó de desayunar, vio como su elfo doméstico elevaba el plato, y lo pasaba por el lavaplatos para lavarlo con una sonrisa. Observo el reloj de la pared, eran las 11:40 am y su hijo Remus no estaba en casa ¿Dónde se había metido tan temprano? Se sorprendió mucho cuando pasó por su cuarto y no le vio allí, por eso camino hasta el living, pensando que estaba leyendo algún libro o tal vez observando las fotografías que sacaba con su cámara, pero no habia nada.

Revisó el baño, tocó un par de veces y entró, se sorprendió al no encontrar a su hijo en él, regresó a la cocina, mirando a la criatura quien se concentró en ella.

— ¿Sucede algo señora Lupin?—consultó amablemente.

— ¿Remus salió hace mucho?—preguntó la señora Lupin al elfo.

—Hace casi una hora y media, señora—contestó, luego de mirar el reloj de pared—Dijo que iría a comprar unos dulces para la niña Thonks, para dárselos de regalo—hizo saber la criatura.

— ¿Unos dulces para Thonks?— preguntó confundida— ¿Estás seguro?

—Sí señora, el amo Remus dijo que solo compraría unos dulces y volvería a casa— dijo el elfo con amabilidad, mientras acomodaba la loza en los muebles correspondientes.

—Eso es imposible, porque compramos los dulces de Thonks, ayer en la mañana—exclamó la señora Lupin preocupada— ¿Por qué habrá salido? Remus sabía perfectamente que su padre, vendría por él al medio día para ir a dejarle a la casa de los Thonks—reclamó. — ¿Estás seguro de que dijo eso?

—Le creí porque iba con una mochila, pensé que compraría muchos dulces, señora— hizo saber el elfo con preocupación por su pequeño amo. —Incluso me dijo que volvería antes del medio día.

— ¿Una mochila? Pero si empacamos una mochila en su maleta ¿Para qué necesitará una mochila? Esto no me gusta para nada—La señora Lupin, se levantó del asiento exaltada ¿Dónde estaba su hijo?

La señora Lupin, fue al cuarto de su hijo, la maleta de Remus estaba en el mismo lugar que su esposo la había dejado ayer, fue al armario, viendo que faltaba gran parte de la ropa deportiva de Remus. Negó con la cabeza, su hijo no pudo haber pensado aquello. Fue a la oficina de su esposo, revisó el anaquel y vio que faltaba un poco de la poción matalobos.

Corrió hacia la entrada de su casa, se puso su abrigo y bufanda y salió fuera de casa, su pequeño no pudo haber huido de casa, tal vez lograba alcanzarlo y convencerlo de alejarse de ellos para siempre. Camino por las calles con paso apresurado, debía encontrar a su hijo, tenía exactamente diez minutos para encontrarlo, pero por más que deseara que Remus apareciera no lo hacía.

Decidió volver a casa al medio día, tal vez Remus había regresado ya, pero en su casa solo estaba su elfo doméstico. Prefirió ir a la habitación de su hijo, arrastró la maleta a la chimenea, teniendo la esperanza de que Remus regresara, su esposo tampoco llegaba y eso alimentaba sus esperanzas, de que tal vez estaban juntos.

El señor Lupin entró a la casa, asustándose al ver que su esposa salía a su encuentro, angustiada. Se asustó al verla llorar. La abrazo sin entender nada.

— ¿Qué sucede? ¿Por qué estás así?—preguntó su esposo, alarmado.

—Remus, no lo encuentro—confesó angustiada, volviendo a llorar—No entiendo a donde pudo haber ido.

— ¿De qué hablas?—cuestionó sin entender.

—Remus despertó mucho antes que yo esta mañana, le dijo a nuestro elfo que iría a comprar unos dulces para la niña de los Thonks, pero no ha vuelto— dijo la señora Lupin angustiada—Le he salido a buscar a los alrededores, pero no está. ¿Y si lo atacó nuevamente ese hombre?

—No digas tonterías, Remus solo debe estar escondido por el pueblo con alguna poción multijugos para así evitar ir a la casa de los Thonks—reclamó su esposo con enojo—Ese jovencito, no se va a salir con la suya.

—No seas severo con él—pidió su esposa angustiada.

—Deja de lamentarte con nuestro hijo, por ese tipo de comportamiento, está haciendo esto—dijo enojado.

El señor Lupin camino hacia la habitación de su hijo, tenía que encontrar algún indicio de que Remus se encontraba en el pueblo, la cama de su hijo estaba hecha, fue al armario, sorprendiéndose al ver que la mayoría de la ropa deportiva de Remus, había desaparecido, también las mochilas negras, la identificación personal y su varita. ¿Qué era lo que estaba planeando su hijo?

— ¿A qué hora se fue Remus?—preguntó a su esposa.

—El elfo doméstico dijo que a las diez de la mañana—contestó la señora Lupin.

—A las diez de la mañana, no hay nada abierto. Remus es rápido corriendo, así que no debe tomarle más de veinte minutos a la dulcería, que a esa hora está cerrada. Cariño ¿Dónde está el dinero que Remus ahorraba?

—Guardado en mi armario—contestó con una sonrisa alegre.

El señor Lupin fue al armario de su cuarto y revisó, sorprendiéndose al encontrarlo vacío. Remus se había ido, pero ¿Dónde? Tenía que encontrarlo y averiguar que se encontraba bien, aún cuando no quisiera volver con ellos.

—Ve a tu viaje, tranquila. Yo me quedaré aquí a buscar a Remus—aconsejo a su esposa.

— ¿De qué estás hablando? Remus puede estar en peligro—aclaró su esposa preocupada.

—Ve a tu viaje, Remus está bien, yo cuando me comunique con él, le diré que te llame—pidió con una sonrisa alegre. —Tranquila, él estará bien.

El señor Lupin sonrió alegre para calmar a su esposa. Le dio un suave beso en la frente y la abrazo, necesitaba contenerla, mientras encontraba a su hijo. No quería angustiar a su esposa, mucho más de lo que ya estaba. ¿En qué estaba pensando su hijo? Solo le quedaba desear que su hijo se encontrara bien, donde sea que estuviera.

La señora Lupin dejó de desayunar, vio como su elfo doméstico elevaba el plato, y lo pasaba por el lavaplatos para lavarlo con una sonrisa. Observo el reloj de la pared, eran las 11:40 am y su hijo Remus no estaba en casa ¿Dónde se había metido tan temprano? Se sorprendió mucho cuando pasó por su cuarto y no le vio allí, por eso camino hasta el living, pensando que estaba leyendo algún libro o tal vez observando las fotografías que sacaba con su cámara, pero no habia nada.

Revisó el baño, tocó un par de veces y entró, se sorprendió al no encontrar a su hijo en él, regresó a la cocina, mirando a la criatura quien se concentró en ella.

— ¿Sucede algo señora Lupin?—consultó amablemente.

— ¿Remus salió hace mucho?—preguntó la señora Lupin al elfo.

—Hace casi una hora y media, señora—contestó, luego de mirar el reloj de pared—Dijo que iría a comprar unos dulces para la niña Thonks, para dárselos de regalo—hizo saber la criatura.

— ¿Unos dulces para Thonks?— preguntó confundida— ¿Estás seguro?

—Sí señora, el amo Remus dijo que solo compraría unos dulces y volvería a casa— dijo el elfo con amabilidad, mientras acomodaba la loza en los muebles correspondientes.

—Eso es imposible, porque compramos los dulces de Thonks, ayer en la mañana—exclamó la señora Lupin preocupada— ¿Por qué habrá salido? Remus sabía perfectamente que su padre, vendría por él al medio día para ir a dejarle a la casa de los Thonks—reclamó. — ¿Estás seguro de que dijo eso?

—Le creí porque iba con una mochila, pensé que compraría muchos dulces, señora— hizo saber el elfo con preocupación por su pequeño amo. —Incluso me dijo que volvería antes del medio día.

— ¿Una mochila? Pero si empacamos una mochila en su maleta ¿Para qué necesitará una mochila? Esto no me gusta para nada—La señora Lupin, se levantó del asiento exaltada ¿Dónde estaba su hijo?

La señora Lupin, fue al cuarto de su hijo, la maleta de Remus estaba en el mismo lugar que su esposo la había dejado ayer, fue al armario, viendo que faltaba gran parte de la ropa deportiva de Remus. Negó con la cabeza, su hijo no pudo haber pensado aquello. Fue a la oficina de su esposo, revisó el anaquel y vio que faltaba un poco de la poción matalobos.

Corrió hacia la entrada de su casa, se puso su abrigo y bufanda y salió fuera de casa, su pequeño no pudo haber huido de casa, tal vez lograba alcanzarlo y convencerlo de alejarse de ellos para siempre. Camino por las calles con paso apresurado, debía encontrar a su hijo, tenía exactamente diez minutos para encontrarlo, pero por más que deseara que Remus apareciera no lo hacía.

Decidió volver a casa al medio día, tal vez Remus había regresado ya, pero en su casa solo estaba su elfo doméstico. Prefirió ir a la habitación de su hijo, arrastró la maleta a la chimenea, teniendo la esperanza de que Remus regresara, su esposo tampoco llegaba y eso alimentaba sus esperanzas, de que tal vez estaban juntos.

El señor Lupin entró a la casa, asustándose al ver que su esposa salía a su encuentro, angustiada. Se asustó al verla llorar. La abrazo sin entender nada.

— ¿Qué sucede? ¿Por qué estás así?—preguntó su esposo, alarmado.

—Remus, no lo encuentro—confesó angustiada, volviendo a llorar—No entiendo a donde pudo haber ido.

— ¿De qué hablas?—cuestionó sin entender.

—Remus despertó mucho antes que yo esta mañana, le dijo a nuestro elfo que iría a comprar unos dulces para la niña de los Thonks, pero no ha vuelto— dijo la señora Lupin angustiada—Le he salido a buscar a los alrededores, pero no está. ¿Y si lo atacó nuevamente ese hombre?

—No digas tonterías, Remus solo debe estar escondido por el pueblo con alguna poción multijugos para así evitar ir a la casa de los Thonks—reclamó su esposo con enojo—Ese jovencito, no se va a salir con la suya.

—No seas severo con él—pidió su esposa angustiada.

—Deja de lamentarte con nuestro hijo, por ese tipo de comportamiento, está haciendo esto—dijo enojado.

El señor Lupin camino hacia la habitación de su hijo, tenía que encontrar algún indicio de que Remus se encontraba en el pueblo, la cama de su hijo estaba hecha, fue al armario, sorprendiéndose al ver que la mayoría de la ropa deportiva de Remus, había desaparecido, también las mochilas negras, la identificación personal y su varita. ¿Qué era lo que estaba planeando su hijo?

— ¿A qué hora se fue Remus?—preguntó a su esposa.

—El elfo doméstico dijo que a las diez de la mañana—contestó la señora Lupin.

—A las diez de la mañana, no hay nada abierto. Remus es rápido corriendo, así que no debe tomarle más de veinte minutos a la dulcería, que a esa hora está cerrada. Cariño ¿Dónde está el dinero que Remus ahorraba?

—Guardado en mi armario—contestó con una sonrisa alegre.

El señor Lupin fue al armario de su cuarto y revisó, sorprendiéndose al encontrarlo vacío. Remus se había ido, pero ¿Dónde? Tenía que encontrarlo y averiguar que se encontraba bien, aún cuando no quisiera volver con ellos.

—Ve a tu viaje, tranquila. Yo me quedaré aquí a buscar a Remus—aconsejo a su esposa.

— ¿De qué estás hablando? Remus puede estar en peligro—aclaró su esposa preocupada.

—Ve a tu viaje, Remus está bien, yo cuando me comunique con él, le diré que te llame—pidió con una sonrisa alegre. —Tranquila, él estará bien.

El señor Lupin sonrió alegre para calmar a su esposa. Le dio un suave beso en la frente y la abrazo, necesitaba contenerla, mientras encontraba a su hijo. No quería angustiar a su esposa, mucho más de lo que ya estaba. ¿En qué estaba pensando su hijo? Solo le quedaba desear que su hijo se encontrara bien, donde sea que estuviera.

Notas finales:

Gracias a todos por seguir leyendo y nos vemos en la siguiente publicación.


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