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Invierno. Primavera. por NNK

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Notas del capitulo:

 Gracias por llegar a este nuevo capitulo, como siempre: los personajes pertenecen a J.K.Rowling, yo solo los ocupo para dejar fluir mi imaginación.

 

Capítulo VI

 

Sirius abrió sus ojos encontrándose con el techo de la cabaña que los guardias le habían dejado ocupar para pasar la noche. Giró su cabeza hacia la izquierda, viendo a su mejor amigo y su hermano menor; Regulus estaba durmiendo hecho una bolita, mientras James era todo lo contrario, estaba destapado y desparramado por la cama. Rió al recordar la pelea de anoche, cuando James abrazado a Regulus para sobrevivir al frió mientras que su hermano menor no dejaba de quejarse y golpearlo hasta que James lo soltó. Pelea que tuvo que detener al ver que Remus levantaba la cabeza adormilado, para volver a dormirse segundos después.

Giró ahora su cabeza hacia la derecha, encontrándose con un panorama, casi igual al de James. Remus dormía con el cabello, esparcido por la almohada, tenía una pierna fuera de la colcha, mientras su boca estaba entreabierta, liberando un hilo de saliva. Se veía realmente tierno, mordió su labio aguantando las ganas de querer besarlo de una buena vez. Vio como esos ojos marrones se abrían, mostrando ese brillo opaco que tanta curiosidad le causaban a Sirius. ¿Por qué tenía la sensación de que ese brillo representaba una tristeza profunda?

Sirius se levanto y despertó a todos. Regulus se preocupó de que todos en la habitación desayunaran, incluso Remus, quien se sumó al círculo.

—El guardia dice que debemos tomar el tren y que a más tardar estaremos en tres horas en la ciudad—comentó James, bebiendo un sorbo de su café.

—Será mejor, que los cuatro nos mantengamos juntos—animó Regulus con una sonrisa— ¿Te gustaría Remus?—consultó al chico. Remus los miró, sintiéndose inseguro, pero asintió con la cabeza, era lo mínimo que podía hacer para agradecerle a Sirius que le haya ayudado con su pie doblado.

—Genial, así nos vamos todos juntos—contestó Sirius al saber la noticias.

En camino a la estación del tren. Sirius no le quitó la mirada a Remus, se preocupó al verlo cojear, el tobillo aún debía estar resentido para provocar ese caminar. Se alegró cuando quedaron en el mismo vagón, sentado al lado de Remus.

James se acomodo al lado de su novio, viendo indirectamente a Sirius, quien observo a Remus con timidez. Remus se sintió incómodo ante las miradas y prefirió mirar por la ventana.

Remus se dedicó a observar por la ventana, mientras el paisaje era agradable, quitó su reflejo de la ventana, cuando el tren entró en el túnel y se encontró con su mirada solitaria. Observo a los chicos dormir, Sirius dormía apoyando su cabeza en la pequeña muralla, mientras que James apoyaba su cabeza en la de Regulus y este en el hombro de su novio.

Salió al pasillo, haciendo el menor ruido posible, para luego abrir la puerta del vagón, escucho el ruido del viento a causa de la velocidad del tren, subió las escaleras hasta el techo y se recortó en el techo, sintió las ráfagas del viento, que atentaban con hacerlo caer del tren. Se incorporó y observo a través del lente de la cámara, viendo a través de ella las luces del túnel, mientras convertían la sombra en seres terroríficos.

Por unos segundos se sintió tentado a soltar la cámara y saltar para perder su vida. Pero solo rió ante esa idea y sacó la fotografía, se concentró en la foto sacada, la sacudió y se alegró al ver el efecto que había formado. Su sombra parecía una manta siendo atacada por las luces del túnel.

— ¡Remus!—exclamó Sirius, al verlo parado en el techo del tren.

Remus alcanzó a tomar su cámara y la foto entre sus manos, antes de que cayera a las líneas del tren producto del susto de escuchar su nombre, miró enojado hacía atrás viendo como la cabeza de Sirius se asomaba. Este se aferraba a la escalera para no caer.

— ¡No me mires así!—reclamó Sirius furioso. Remus podía caerse en cualquier momento— ¿Qué estás haciendo ahí?

— ¡Que te importa! ¡Nadie te pidió preocuparte por mí!—exclamó Remus enojado. Sirius casi hace que se mate del susto que le dio.

— ¡Pues con la imprudencia de estar parado allí, se nota que necesitas a alguien que te cuide!—exclamó Sirius, sintiéndose extraño al regañar a un conocido suyo.

Remus observo a Sirius aún más enojado ¿Que se creía al venir a regañarlo? Apenas y lo conocía. Ni sus padres le gritaban como él. Además odiaba a la gente que arruinaba sus planes, por algo había abandonado a su familia, para no tener a nadie más que a él mismo deteniendo sus tonterías ¿Por qué Sirius no le dejaba en paz de una vez por todas?

—Rápido Remus, ¿Crees que me gusta estar aquí?—interrogó Sirius molesto.

Remus suspiro y comenzo a dar pasos por el techo soportando las ráfagas de viento, que amenazaban con botarlo del tren. Sirius lo miró escandalizado al ver que Remus estaba a punto de caerse en cualquier momento.

— ¿Qué haces? ¡Vas a caerte, hazlo gateando!—ordenó Sirius con preocupación. Remus iba a caerse en cualquier momento, si no tenía cuidado.

Remus rodó los ojos, al ver a Sirius mirarle enfadado. Prefirió obedecer, se agachó y gateó hacia la escalera. Sirius le ayudó a bajar y entrar al vagón. Al tenerlo dentro, lo empujo dentro de la cabina. Remus se mantuvo en silencio al ver que los otros dos seguían durmiendo, observo la ventana y el paisaje que veía por ella, sintiendo como el otro se sentaba con enfado a su lado.

Al llegar a Whittier, Alaska. Remus tomó sus cosas y se fue sin despedirse de ninguno. Anduvo un rato por las calles que conducían a la pensión del pueblo, se sorprendió al ver un edificio de veinte pisos, el único del pueblo, había escuchado que la mayoría de los habitantes del pueblo vivían en él.

—Es un pueblo pequeño, no importa cuánto corras, te voy a encontrar de todos modos—habló James, sorprendiendo a Remus, quien le miró con los ojos abiertos.

Remus solo negó con la cabeza y continuó con su camino hasta la pensión. Regulus sonrió al llegar al lado de su novio, mientras le sacaba la lengua a su hermano mayor.

— ¿Le decimos a Remus que nos dirigimos a la única pensión del pueblo?—preguntó James, abrazando a su novio.

—No, dejemos que tenga la esperanza de que no verá a Sirius por unas horas—dijo, dándole un beso rápido en los labios.

Sirius avanzó, empujando a ambos con el hombro, haciendo que se tambalearan y casi cayeran al suelo. Siguió a Remus de lejos para que el chico no se sintiera intimidado y amenazado. Remus avanzó más deprisa para llegar a la pensión, suspiro no pudiendo soportarlo más, se giró y observo a Sirius y sus amigos.

— ¡Ya basta dejen de seguirme!—le reclamó Remus a todos, pero más específicamente a Sirius.

—Hola—saludó un hombre saliendo de la pensión, interrumpiendo a Remus—Ustedes tres deben ser los chicos que vienen de vacaciones y el chico que viene a quedarse para siempre—dijo señalando a Sirius, Regulus y James, para después hacer lo mismo con Remus.

— ¡Sí!—exclamaron los cuatro chicos. Sirius observo a Remus sorprendido, pensó que vendría de vacaciones no para quedarse a vivir aquí.

—Genial, síganme les daré sus habitaciones—anunció el hombre con una sonrisa, que solo género el desagrado de los cuatros al enfrentar la mirada con Remus. Regulus rió, ver a su hermano Sirius frustrado iba a ser divertido.

Remus suspiro frustrado, cuando se dio cuenta de que tendría que ver a Sirius por tres semanas más, se sintió ofendido cuando Sirius le saco la lengua en signo de burla ¿Qué edad creía que tenía? Suspiro resignado, cuando supo que tendría que compartir el segundo piso con los chicos. Tomó sus cosas y se encerró en su cuarto, cerrándole la puerta en la cara a Sirius.

— ¡No te enfades!—exclamó Sirius, sorprendido cuando Remus le cerró la puerta—Nos vamos a llevar bien.

—Cállate, no te vuelvas a acercar a mí—reclamó Remus, desde dentro de la habitación

—Nos vamos a llevar bien, lo prometo—susurró con una sonrisa.

Sirius sonrió ante esa pequeña promesa, realmente deseaba acercarse a Remus desde que lo conoció en el avión. Pero, por ahora solo le quedaba esperar a que Remus se le quitara el enojo, ya tendría tiempo para conocerlo menor y así volver a verle sonrojarse como la noche anterior y que le dedique una de esas sonrisas que hicieron que su corazón se acelerara.

Volvió a su cuarto con una sonrisa en su rostro, ganándose una mirada extraña de su mejor amiga y hermano menor, dejó de sonreír y se dedicó a desempacar sus cosas. Ignoro a sus acompañantes cuando le observaron, buscando alguna respuesta a ese cambio de humor tan repentino.

Notas finales:

Gracias a todos por leerme, pero les haya gustado y nos vemos en la siguiente publicación.


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