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Wrong House por NNK

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Notas del capitulo:

Como siempre, algunos personajes pertenecen a J.K.Rowling y algunos son creación mía.

 

Capitulo XI: El ataque.

 

Hator, Dennis y Aroa, suspiraron en cuanto Hagrid les dejó para limpiar el hábitat de su hipogrifo. Los tres chicos habían estado limpiando las gradas durante tres horas y para colmo debían seguir haciéndolo al estilo muggle. Aroa se sentó en el suelo unos momentos, sus energías hoy no estaban al cien por ciento, la luna nueva se acercaba y eso no le agradaba.

El atardecer llego, mientras los tres aguantaban las ganas de llorar de lo cansado que se encontraban.

—Me duele todo. Ya no distingo qué dolor es más importante—reconoció Hator cansado—No puedo creer que me haya ganado todo el odio de mi casa, por algo que ni siquiera quería hacer, mi hermano mayor ni me habla— se quejó adolorido. Dennis rodó sus ojos cansado y fastidiado de escuchar las quejas de su compañero.

—Ya cállate Hator, todos estamos igual, solo mira a Aroa—pronunció con molestia a causa del cansancio. Su amiga tenía el rostro pálido.

—Oye Snape, ¿Te sientes bien?—preguntó Hator preocupado, al ver la cara de Aroa, quien seguía limpiando el hábitat del hipogrifo.

—No—contestó alargando la o—Lo siento, me gira la cabeza con el olor y no he podido dormir bien desde que volvimos del mundo muggle—comentó Aroa con una sonrisa alegre, ignorando la mirada preocupada de sus compañeros.

Aroa observo el atardecer viendo como poco a poco ese naranjo, se volvió rojo y pasaba lentamente a negro. Odiaba los días antes de la luna nueva, su cuerpo se sentía como si lo aplastara un elefante. Levantó la mirada, mirando hacia el bosque prohibido, el hipogrifo giró su cabeza y se inquietó moviéndose hacia el otro lado.

—Deja de decir eso, nadie ha escuchado nada. Dios ¿Qué sucede contigo?—preguntó. Hator colérico. Si lo tenían un día más sin comer, mataría a toda su casa.

—Chicos, hablo en serio, hay algo allá—comentó Aroa, sentía el aroma a ropa húmeda con tierra. —Mejor apurémonos se está haciendo de noche y puede ser peligroso. —comentó, viendo como Dennis y Hator le observaban con cara de pocos amigos.

Siguieron limpiando el lugar, mientras el hipogrifo solo se acomodaba en el pasto y giraba su cabeza para dormir. Aroa se detuvo por segunda vez, cuando las luces del hábitat del hipogrifo se detenían, este castigo se lo iba a cobrar a su padre, se la cobraría con creces, tanto así que Severus Snape no volvería a pensar en castigarla. Que fuera una Gryffindor, no quería decir que no fuera vengativa.

Aroa levantó la mirada al sentir el olor del profesor Hagrid. Lo vio entrar en el hábitat del animal con una bandeja de pescados asados. La mirada hambrienta de los tres chicos se concentró en la bandeja y si no fuera porque Hagrid hablo primero, todos se hubieran lanzado a ella.

—Hola, pequeños. Buckbeak quiere agradecerles por limpiar su hogar con esta bandeja de pescados asados, no es mucho, pero creo que les ayudará a reponer fuerzas—dijo Hagrid con una sonrisa amable, viendo la cara hambrienta de los chicos. — Coman y aquí no ha pasado nada.

—Pero, les dijeron a todos que tienen prohibido alimentarnos hasta que terminemos— recordó Dennis, ganándose la mirada de rabia de Hator y Dennis.

—Solo les queda llenar los baldes de agua y nada más, pueden comer y luego hacer eso—propuso Hagrid, mostrando la bandeja—Siéntense en círculo para dejar la bandeja en medio.

Los tres obedecieron sin resistencia y atacaron los pescados, dando grandes mordiscos. Hagrid sonrió.

—Yo regresaré al salón para que no descubran que estoy alimentándolos—anuncio Hagrid, yéndose del hábitat del hipogrifo.

—Gracias—exclamaron los tres chicos con la boca llena.

Aroa dejó de comer a los diez minutos, viendo que aún quedaba la mitad de la bandeja y sus compañeros ya se habían acomodado en el suelo, satisfechos por la comida. Hator desvío la mirada a la entrada del hábitat de hipogrifo, sorprendiéndose al ver a un hombre vestido con ropa sucia al igual que su cara y sus manos.

—Pasa, aún queda comida—ánimo Aroa. Dennis y Hator observaron al hombre con desconfianza. —Le dije que había alguien cerca y no quisieron escucharme

Dennis le sirvió al hombre en cuando se sentó, viendo que su nuevo invitado, se devoraba los pescados con la misma ansiedad que ellos, hace unos minutos atrás. Hator le miró curioso, sabía que lo había visto en algún lugar, pero no recordaba donde.

— ¿Cómo te llamas?—preguntó Dennis con una sonrisa, pero el hombre le ignoró y siguió comiendo.

—Tranquilo, puede decir su nombre usted no es el único animago ilegal que me he encontrado en el bosque. Una vez me encontré con un hombre con dientes de ratón, parecía una rata y le faltaba el dedo meñique—confesó, para que el hombre entrara en confianza, mientras le miraba con desinterés.

— ¿Qué dijiste?—preguntó el hombre, dejando de comer y poniendo atención en las palabras de la niña.

—Que usted no es el único animago ilegal que me he encontrado en el bosque—repitió, alegre al ver que el hombre había hablado y sus amigos se relajaban un poco.

—No, lo otro—exigió, apresurado. Dennis y Hator le miraron con desconfianza nuevamente.

—Me encontré con un hombre con dientes de ratón, parecían una rata y le faltaba el dedo meñique—volvió a contar. Dennis negó con la cabeza, viendo a su compañera observarle extraña.

— ¿Dónde?—apretó los hombros de la niña, viendo como hacia una mueca de dolor. Dennis y Hator se levantaron a la defensiva, para acudir a la ayuda de su amiga, por si el hombre se volvía violento.

— ¡Suélteme, me está asustando!—reclamó molesta. Dennis y Hator se acercaron, pero Aroa los detuvo con una señal.

—No, hasta que me conteste la pregunta— sentenció, al ver que la chica daba una seña a sus compañeros.

—Lo vi en el sur de Londres, y hace poco sentí su aroma en Hogwarts—confesó, sintiendo como el hombre, apretaba sus manos sobre sus hombros—En la sala de Gryffindor.

Aroa se apartó viendo como el hombre, pateaba la bandeja y salía del hábitat del hipogrifo, Dennis y Hator se acercaron a su compañera, preocupados. Pero todos quedaron impresionados cuando vieron cómo el hombre se transformaba en un perro gigante y atacaba al hipogrifo, lastimando una de sus alas.

Los tres chicos decidieron correr en dirección al bosque prohibido para confundir al perro y tratar de perderlo de vista. El animal corrió y fue tras Hator, mordió uno de sus pies de manera suave, el niño gritó, llamando la atención de sus compañeros. Dennis vio como el animago se transformaba nuevamente y le lanzaba un hechizo de confusión y luego otro haciéndolo desmayarse.

Aroa abrió sus ojos sin entender nada y pronunció un hechizo no verbal como su padre le había enseñado de pequeña, vio cómo su expecto patronus se alzaba en la oscuridad formando un caballo. La luz llamó la atención del hombre, que corrió hacia ellos mientras volvía a su forma de perro gigante.

Dennis tomó la mano de su compañera y corrió aún más al interior del bosque. El perro saltó a la espada de Dennis, haciendo que callera al suelo, Aroa tropezó y observo asustada a su compañero, lo vio hacer lo mismo que con su compañero Hator. Retrocedió asustada, mientras respiraba agitadamente.

El perro avanzó y ella retrocedió. El animal se abalanzó sobre ella, mordiéndole el brazo haciéndola gritar, llamando la atención de todas las criaturas del bosque. Pateó al animal y rodó unas cuantas vueltas cayendo hacia la pequeña laguna, su cabeza dolía y estaba segura de sentirla húmeda. Vio cómo el animal se transformaba nuevamente en humano, reconoció su olor, lo había sentido de pequeña entre las cosas de su padre.

Intentó pensar en un hechizo que le diera la oportunidad de escapar, pero sus ideas eran difusas y no pudo entenderse en un momento. Escucho el nombre de uno de los hechizos prohibidos, pero no supo memorizar su nombre. Se desmayó, deseando que alguien viniera en su ayuda.

Notas finales:

Gracias a todos por llegar a este nuevo capitulo, nos vemos en la siguiente publicación.


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