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Wrong House por NNK

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Notas del capitulo:

Como siempre los personajes pertenecen a J.K.Rowling y algunos son de mi completa autoria.

 

 

Capitulo XXVIII: Confesiones traicioneras.

 

Phoenix camino por los pasillos en dirección a las mazmorras, como descubriera quien había sido él de la broma a los Hufflepuff iba a matarlo. Nadie se metía con su hermana menor y vivía para contarlo, dobló en una esquina encontrándose de frente con Tonks, quien al verla le detuvo y le miró preocupada por unos segundos, esa mirada de ira le recordaba a Severus Snape.

—Phoenix ¿Qué ha sucedido? He escuchado que tomaron a Aroa como una de las culpables —comentó Tonks nerviosa, no le gustaba la mirada que le dedicaba su prima.

—Tonks ayúdanos, mi hermana se culpó por una broma que no ha cometido—pidió desesperada—Ella hace bromas, pero Aroa conoce perfectamente sus límites. —comentó, viendo que Tonks le hacía señas para que se calmara—Y la profesora Mcgonagall la ha mandado castigada a la sala común de Gryffindor.

—Tranquila, voy a ver como se encuentra, sé que quieres ayudar, pero no vas a poder hacerlo si no te tranquilizas primero—aconsejo, acariciando el cabello de Phoenix con una sonrisa—Ahora, mientras tú buscas al verdadero culpable, yo voy a ver a Aroa a la sala común de Gryffindor.

Phoenix asintió y suspiró antes de ver que Tonks se dirigía a la sala común de Gryffindor dejándola sola en el pasillo, prefirió volver a su sala común para buscar a sus primos.

Tonks se dirigió a la sala común de Gryffindor, logró entrar cuando Fred le concedió el paso, saludo a los que estaban en la sala y subió las escaleras hasta el cuarto de primero. Observo a su alrededor y se encaminó a la cama de Aroa, sintiéndose angustiada al verla sentada, mientras abrazaba su almohada.

— ¿Qué broma tratas de adjudicarte, traviesa?—habló con una sonrisa, para animar a Aroa.

—No quiero hablar de ese tema, Tonks—pidió en un susurró, que la chica solo respondió con una sonrisa apenada.

—Entonces hablemos de otra cosa, que tal si me cuentas un poco del accidente—propuso Tonks con una sonrisa, viendo que Aroa levantaba la mirada perdida.

— ¿No tienes un mejor tema?—consultó apenada. No quería hablar de sus verdaderos sentimientos, con respecto a ese accidente.

—Aroa sé que no quieres recordar porque fue un momento traumático, pero necesito que hagas un esfuerzo, porque si no lo haces, no puedo ayudarte—comentó Tonks seria, viendo que a Aroa se le oscurecía la mirada.

—No, tú no entiendes. No quiero faltarte el respeto a tu trabajo, pero me estás pidiendo que recuerde el día en el que casi muero desangrada en el bosque—exclamó sorprendiendo a Tonks—Quede tirada a la intemperie y por primera vez no me importo morir, porque estaba lista, porque sabía que en el fondo de mi ser, conocía a la perfección, quién era mi atacante.

Aroa basta, cállate.

—Pero luego, sentí el aroma de mi padre en el bosque y mis recuerdos se amontonaron en mi mente y seguí repitiendo estoy lista—murmuró, mirando su almohada temiendo seguir hablando.

No digas más, vas a causar preocupación en ella.

Aroa se mantuvo con la mirada en la almohada, sintiendo el ambiente tenso y el silencio incómodo que se generó a causa de su confesión. Aún recordaba el aroma de su padre mezclado con su propia sangre y la voz apagada de su hermana, pidiéndole vivir, mientras que ella solo quería morir para no hacerle daño a nadie. Pero, decidió enfrentarlo porque por muy preparada que ella estaba, su padre y su hermana no. Ya no quería seguir escuchando esa voz, que le ordenaba que hacer y cómo pensar.

Aroa tranquila, por favor.

—Aroa…—nombró Tonks, sin saber qué decir exactamente.

— ¡Vete! ¡No te quiero aquí! ¡Ándate! ¡Quiero estar sola!—exclamó a la voz dentro de su cabeza, sorprendiendo a Tonks y a Harry, quien había entrado a la habitación y le observo preocupado.

Aroa llevo sus manos a sus oídos, mientras cerraba sus ojos con fuerza. Tonks abrió sus ojos, preocupada al verla en aquel estado. Se concentró en ella, viendo que trataba de respirar con normalidad. Harry se acercó preocupado junto con Ron, quienes miraron a Tonks, igual de preocupados.

—Aroa…—llamó Harry al reconocer sus acciones en ella. Esta levantó su mirada con los ojos enrojecidos.

—Ayúdame, no dejo de escuchar esa voz —susurró sorprendiendo a Harry, quien le miró con una sonrisa.

Harry solo lo abrazo con fuerza, sintiendo como Aroa lloraba en su hombro. Él sabía perfectamente que era escuchar una voz que no te dejaba tranquilo en ningún momento.

—Tonks, puedes traer una pócima para la fiebre—pidió, aún escuchando a su amiga llorar, viendo como la chica asentía y se alejaba con rapidez.

—Le diré a los chicos que vengan a verlo—comunicó Ron, viendo que su mejor amigo, negaba con la cabeza.

—Es mejor no decirle nada a nadie, pedirán explicaciones y no creo que Aroa quiera darlas, por ahora solo quiere llorar—comentó Harry a Ron, mientras acariciaba el cabello de Aroa y se sentaba en la cama, para que la menor estuviera más cómoda.

—Entonces, mejor voy por comida, siempre da hambre cuando uno llora—comentó Ron. Harry asintió con la cabeza, abrazando a Aroa, mientras seguía llorando.

Aroa dejó de llorar cuando Harry apoyó su espalda en el respaldo de la cama y apoyó su cabeza en el hombro de su compañero, mientras sentía que Harry acariciaba su espalda para calmar sus sollozos. Era la primera vez que podía observar a su alrededor en completo silencio, había tenido miedo, de que su hermana mayor la descubriera y pensara que estaba loca. También se arrepentía de haberle dicho aquello a Tonks, pero era lo que realmente sentía y ya no podía guardarlo por más tiempo, su pecho le había dolido como cuando tuvo su ataque de ansiedad. Cerró sus ojos, escuchando los latidos del corazón de Harry.

Harry observo por la ventana, viendo como los chicos de segundos daban vueltas rápidas, regresó su vista a Aroa con una sonrisa al ver que se había quedado dormida profundamente en sus brazos. Desde que había visto entrar a Aroa en el gran salón, sintió una conexión profunda con la pequeña, lo había sentido con Phoenix también, pero no era tan potente como él de Aroa. Se sorprendió al regresar la vista a la puerta y ver al profesor Snape en la puerta.

—Lo siento, ella estaba…—trato de buscar las palabras correctas para que lo que trataba de decir no sonara mal, solo dijo lo que Aroa estaba haciendo en ese momento— Se durmió—explicó Harry, incorporándose de la cama, no sin antes acomodar a Aroa para que durmiera más cómoda.

—No hables, nadie te ha pedido que lo hagas—comentó con desagrado, viendo como Harry le sonreía, pero le dedicaba una mirada molesta. — ¿Qué sigues haciendo aquí?

Severus sonrió cuando Harry salió corriendo del cuarto de primero y se acercó a su hija, comprobando que la fiebre comenzaba a subir, como siempre ocurría en Luna llena desde sus cuatro años, luego del campamento. La cubrió con el cubrecama para dejarla dormir tranquilamente. Se incorporó, y alzó su varita dejando un hechizo para que su hija no se moviera de la cama hasta el amanecer.

Ahora, podría encargarse nuevamente de Phoenix, no le había visto bien en el almuerzo.

Notas finales:

Gracias a todos por llegar hasta aqui, nos vemos en la siguiente publicación.


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