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Wrong House por NNK

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Notas del capitulo:

Como siempre los personajes pertecen a J.K Rowling y algunos son de mi completa autoria.

 

Capitulo XXXVIII: Emboscada.

 

Aroa abrió sus ojos confundida al sentir un poco de frío, observo alrededor de la cueva, viendo que Eli y Phoenix seguían durmiendo, ya casi no había fuego, buscó su varita por su ropa, negando con la cabeza al recordar que no la había traído. Giró su cabeza hacia la entrada de la cueva al escuchar un aullido, vio entrar una luz y tomar a forma de un perro, se levanto con cuidado de no despertar a nadie y fue a su encuentro. El perro se alejó en cuando ella estuvo a punto de tocarlo, se abrazo a sí misma al sentir el frió del ambiente al salir de la cueva, viendo que la tormenta había calmado su furia, al mismo tiempo que le dejaba descubrir que tal vez era media noche.

El perro se detuvo a frente suyo, lo escucho gruñir al ver aparecer otra luz que tomó la forma de un lobo, ambos animales movieron la cola contentos por su encuentro, antes de desaparecer ambos por el bosque prohibido, observo hacia arriba mirando la media luna al mismo tiempo que las luces desaparecían, llevo sus manos a su cabeza al escuchar la voz dentro de su cabeza.

Esta vez me quedaré hasta final de año.

Volvió a abrazarse a sí misma, así que decidió volver adentró de la cueva, se sorprendió al ver a Phoenix despierta, mientras que con un movimiento de varita avivaba nuevamente el fuego, para aumentar la temperatura de la cueva. La vio sonreír cuando sus miradas se encontraron, se sentó a su lado, sintió como su hermana le ponía la parca en los hombros.

— ¿Qué hacías afuera?—preguntó, abrazando a su hermana para darle calor.

Abrió sus ojos sobresaltada, enfocó su vista a la fogata, mientras que su hermana mayor avivaba el fuego para que no se apagara, no tuvo que mirarla para saber que estaba sumida en sus pensamientos. Se incorporó haciendo el menor ruido posible, pasó al lado de su hermana, ignorando si esta le dedicó una mirada o no. Regresó su mirada, por última vez, confirmando que Phoenix seguía sumisa en sus pensamientos y Eli durmiendo.

Camino hacia afuera de la cueva, para asegurarse de que los animales que había visto en el sueño no fueran reales, pisó la nieve al salir, causando que sus pies se hundieran hasta sus tobillos, se abrazo a sí misma para tratar de abrigarse de la tormenta. Ya no nevaba, pero el frío era casi insoportable. Miró a su alrededor y se atrevió a avanzar unos pasos lejos de la cueva, agudizó sus oídos para ver si escuchaba su nombre o el de las chicas de alguna persona que las esté buscando. Pero nada.

Ladeo la cabeza, mientras sonreía al ver una luz que poco a poco formaba la figura de un perro, se acercó a él con curiosidad, viendo que este volaba unos centímetros del suelo, elevándose poco a poco. Aroa elevó su cabeza lentamente hasta que lo vio desaparecer en dirección al pueblo. Sus ojos reflejaron miedo por unos segundos al sentir un gruñido, giró su cabeza rápido, mareándose en el momento.

Observo por unos segundos tres perros, pero pronto los tres se concentraron en él del centró, su cuerpo tembló al reconocer al animal de aquella noche, retrocedió, cayendo en la nieve, lo vio prepararse para saltar y se lanzó encima.

— ¡Nix!—exclamó fuerte.

Phoenix se giró hacia la entrada de la cueva, mientras se levantaba intentando no tropezar al escuchar el grito de su hermana. Corrió fuera, sintiendo los pasos de Eli atrás suyo. Llego afuera, viendo las pisadas de su hermana en la nieve, las siguió, pero estas desaparecían a pocos metros de la cueva, observo para ambos lados alarmada.

— ¡Aroa!—exclamó fuerte, llamando a su hermana— ¡Aroa, contéstame!—pidió angustiada.

— ¡Aroa!—llamó Eli, mirando por todos lados— ¿Dónde está?—preguntó asustada

Phoenix corrió al ver más huellas de su hermana, pero solo terminaba en un hoyo. Su hermana se había caído.

— ¿Por qué la dejaste salir de la cueva?—cuestionó Eli desesperada, mientras observaba para todos lados, buscándola.

—No la vi salir, pensé que estaba durmiendo—le gritó asustada, observando para ambos lados, sorprendiéndose al ver la cuerda que Aroa llevaba estaba cortada— ¡Aroa!

 Phoenix se fue en dirección donde las huellas de su hermana habían desaparecido, observo para todos lados, pero solo veía árboles y nieve. Se detuvo al ver la casa de los gritos, la observo de lejos, se acercó pasando el alambrado, mientras se daba cuenta de que Eli venía detrás suyo.

—Ten cuidado, ahí huellas de animales, puede ser peligroso—recordó Eli, al ver las huellas que se dirigían a la casa de los gritos.

—Eli, no me voy a detener hasta encontrar a mi hermana—aclaró a su amiga con una sonrisa cansada.

—No intento detenerte, te estoy advirtiendo porque a Aroa no le servirás herida—recalcó, adelantando a su amiga.

Phoenix le miró con sorpresa, no teniendo claro si debía reírse o ofenderse por el comentario indirecto de su prima, negó con la cabeza, no era momento de pelear si no de encontrar a su hermana. Ya se sentía bastante culpable con haber admitido esos sentimientos desconocidos hacia Hermione, una declaración que causó que hiriera a Luna y de pasada los de su hermana menor. Tenía que encontrarla a como fuera lugar.

Observo hacia la puerta principal de la casa de los gritos, sintió que la sangre le hervía al ver salir con una sonrisa alegre a su hermana, quien hizo un gesto nervioso al ver que Eli le miraba con la boca abierta y Phoenix la quería matar con la mirada. Se acercó a ellas con tanta alegría que causo que ambas primas se mirarán con la intención de matarla antes de que llegara a ellas.

— ¿Por qué desapareciste de esa manera?—preguntó Phoenix, aguantándose las ganas de matar a su hermana.

—Es que…—habló tratando de pensar como lo haría Aroa—Es que estaba paseando y recordé que Re…El profesor Lupin me dijo que ocultaba comida en la casa de los gritos—habló con una sonrisa.

Eli le miró con sospecha por unos segundos, no entendía por qué razón tenía el presentimiento de que la persona en frente suyo no era su prima. La observo con cuidado, tenía el mismo brillo en los ojos, sus expresiones eran iguales e incluso su forma de hablar. Negó con la cabeza, tratando de olvidarse de aquella idea tan desquiciada, pero finalmente no pudo evitar preguntar.

—Cuando tenías cinco años, fuimos a ver a Papa Noel—comentó Eli, causando que Phoenix le miraba confundida— En esa salida, Tío Severus se enfado ¿Cuál fue la razón de ese enfado?

—Eli…—llamo Phoenix sin entender.

—Cállate Nix—ordenó, viendo que la menor abrió y cerraba la boca, mordiendose el labio.—Contesta, Aroa.

Aroa sonrió, sintiéndose nerviosa, suspiro él, había visto esos recuerdos en las memorias de su hija y Remus le había comentado ese accidente en una carta años atrás. Observo a su sobrina alegre y contesto.

—Papá se enfado porque me orine en los pantalones cuando él me tenía en sus piernas—contestó con una sonrisa, al ver como Phoenix llevaba una mano a su cara al recordar aquella vergüenza.

—Es mejor que volvamos a la cueva y tú dame la mano—exigió Phoenix, tomando la mano de su hermana menor.

Eli observo con desconfianza como sus dos primas se adelantaban a la cueva, algo no le gustaba de esa situación y para colmo no entendía cuáles eran las razones exactas por las que se sentía de aquella manera. Observo hacia la casa de los gritos por última vez, sintiendo el extraño presentimiento de ir allí.

Mientras tanto dentro de la casa de los gritos, Aroa trataba de liberarse del agarre que le había hecho ese perro maldito.

Notas finales:

Gracias a todos por llegar hasta aqui, Nos vemos en la siguiente publicación.


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