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Wrong House por NNK

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Notas del capitulo:

Graciias a todos los que me han apoyado hasta aqui. Les recuerdo que los personajes pertenecen a J.K.Rowling y algunos de mi propiedad e invención. 

 

Capítulo VI: Sentimientos.

 

Flash Back.

Severus observo aliviado al ver que su hija comenzaba a recuperar la conciencia, la observo sentarse y mirar a su alrededor desorientada. Se esperaba cualquier reacción de su hija, menos esa. Aroa rara vez era exigente ante una respuesta y él por primera vez en once años, no supo como contestar.

—Vete—exclamó ella al verle.

—Aroa…—llamó sorprendido.

—Te di una semana para que me dijeras que mierda te molestaba de esta situación y tú no tuviste el coraje de decirme que era—reclamó ante la sorpresa de su padre—Solo te dedicaste a bajar puntos a la casa de Gryffindor—sus ojos se enrojecieron, mientras sentía que le faltaba el aire—Fuera… ¡Fuera!

Pomfrey vio como Aroa comenzaba a hiperventilar nuevamente. Un nuevo ataque de ansiedad se aproximaba si ella no hacia algo.

—Ya se acabó la visita. Severus fuera. Vuelve mañana. Aroa necesita estar sola—pidió, empujando a su compañero, para sacarlo de la enfermería.

Fin Flash Black.

No había podido dormir en toda la noche, sabía que su hija necesitaba una respuesta, pero no sabía explicar sus sentimientos ante esa situación. Aroa era totalmente diferente a él. Era abierta, jamás ocultaba sus sentimientos por tanto tiempo, no tenía inconvenientes en explicar cómo se sentía ante un problema y buscaba solución más oportuna al momento. En cambio, él era rencoroso, reservado, al punto de convertirse en una bomba de tiempo, no era sincero consigo mismo.

Se sentía impotente, por primera vez se sentía acorralado por su hija Aroa y eso le asustaba. Pensó que podría separar el ser un padre y profesor ante ella, pero esta semana ese intento había sido un fuerte fracaso, el peor de todos. Ver a su hija con ese uniforme solo le recordó sus años de juventud y solo sintió satisfacción ante cada punto que le retiraba a la casa. No vio a su hija, no tomó en cuenta sus sentimientos y había sido todo menos un padre para Aroa.

Unos golpes en la puerta de su habitación los hicieron volver a su alrededor, observo su cuarto y su reloj de pared, eran las diez de la mañana. No había ido a desayunar. Escucho nuevamente los golpes y giró su cabeza a la puerta, viendo entrar a Phoenix. Esta le miró preocupada, al verle con la misma ropa de ayer y con ojeras en los ojos.

—Papá, ¿Qué era lo que querías hablar conmigo antes de que fuera a la enfermería —preguntó, acercándose a él sin mirarle.—¿Qué tienes?

—Dime que sabes que te molesta de que tú hermana esté en Gryffindor—exigió, viendo como su hija le miraba extrañada.

— ¿Por qué me preguntas eso? No entiendo. —pronunció, mirándolo.

—Solo contesta ¿Sabes que te molesta de que tu hermana esté en Gryffindor?—preguntó, tomando las manos de su hija mayor entre las suyas.

Phoenix se sorprendió un poco, ante la desesperación de su padre. Su padre debía sentirse demasiado culpable, como para estar así de desesperado. Phoenix solo asintió con su cabeza.

—Entonces, explícale y sácala de la enfermería. No me gusta verla allí— pidió Severus, alejándose de su hija mayor.

Phoenix lo vio darse la vuelta y encerrarse en el baño. Se preocupó, pero prefirió obedecer a su padre e ir a la enfermería. Sabía que debía ser sincera con su hermana, e iba a serlo. Entró en la enfermería viendo como su hermana sonreía porque Draco y Eli, le había traído los dulces que tía Narcisa había hecho para ella, los gemelos Weasley estaban acompañando a Dennis, e incluso Harry estaba allí riendo con ella.

Sintió alegría por ella al ver que poco a poco, estaba haciendo amigos. Se detuvo en frente de su cama, nerviosa, llegó su mano a su cabeza, su hermana dejó de sonreír y le miró apenada. Observo a sus compañeros y estos supieron que debían darle un momento a solas.

—Sé lo más sincera con ella. No está molesta solo triste con la situación—pidió Eli en su oído. Draco solo le dio apoyo moral tocando su hombro y los demás se retiraron en silencio.

Phoenix observo a ambos lados y cerró la cortina que rodeó la cama con un movimiento de varita para darle mayor privacidad a la conversación.

— ¿Papá está bien?—preguntó apenada. No lo había tratado bien y se sentía culpable por ello.

—Papá está afectado, pero no te sientas culpable, todo el mundo a veces necesita un empuje a las consecuencias de sus acciones—comentó, sonriendo a su hermana— y a veces a papá le cuesta encontrar una respuesta, pero cuando la tenga te la dará, solo dale un poco más de tiempo.

—Es que supe por Dennis que no fue a desayunar y no quiero que deje de comer, siempre se enferma cuando está triste—comentó preocupada, viendo como su hermana se acomodaba a su lado.

—Aroa ¿Por qué no hablaste conmigo, sobre lo que te molestaba?—preguntó, mirando a los ojos de su hermana. Aroa bajo la mirada unos segundos y antes de volver a observar a su hermana.

—No lo sé, me puso muy triste que nadie me recibiera de la manera que ustedes me habían comentado, me sentí fuera de lugar y no supe a quién acudir.—confesó viendo como su hermana la abrazaba acariciando su cabello. Phoenix sonrió Aroa siempre había sido sincera con sus propios sentimientos por eso era fácil para su padre y ella entenderla. — ¿Me odias por no estar en la misma casa que tú?

—No, nunca sentí eso Aroa. Solo me sentí culpable por haberte llenado la cabeza diciendo que ibas a pertenecer a Slytherin y no supe cómo ayudarte. Por ello, no me atreví a acercarme a ti —confesó apenada.

—Ayúdenme, siendo mi hermana y mi padre. —Pidió, volviendo a llorar— ¿Por qué me hicieron sentir tan sola?

Phoenix solo la abrazo, dejándola llorar en su hombro, mientras la contenía. Lloró con ella en un momento, jamás había escuchado sollozar a su hermana de aquella manera. Acaricio su espalda cuando la sintió temblar. Todos tenían parte de culpa aquí. Su padre por no pensar en su hija menor, Aroa por temer acercarse a su familia y ella misma por dejar pasar esta situación.

—Perdón, te dejé toda mojada tu polera favorita—se disculpó con una sonrisa burlesca.

—Tranquila, para eso somos brujas, podemos limpiar automáticamente. Mira—dijo Phoenix sacando su varita y apuntando a su camiseta—Tergeo—nombró, viendo como su camiseta quedaba limpia de nuevo— ¿Ves? Como nueva.

Aroa sonrió y volvió a bajar su mirada. Phoenix puso sus manos sobre las de su hermana.

—Solo tengo algo que decir a que estés en Gryffindor—llamando la atención de su hermana—Te autorizo a ser bromista, pero no te unas a las bromas de los gemelos, al menos únete semana por medio. Recuerda que nuestra misión es sacarlo de quicio, pero por separado, jamás juntas.

—Lo tengo presente, no quiero que se vuelva ogro quejicus—nombró, sintiendo como su hermana cubría su boca y luego miraba que su padre no se encontraba cerca.

—No lo llames así, en voz alta. Si no es capaz de sacarnos puntos a ambas casas—advirtió, viendo como su hermana menor, negaba asustada.

Pomfrey sonrió al escuchar a ambas hermanas reír a carcajadas. Su paciente ya podía ser de dada de alta y volver a la normalidad del castillo. Se volteó, rodando los ojos al ver que todos los amigos de Harry y Phoenix estaban apegados a la puerta sin hacer ruido para apoyar a ambas en silencio.

Cada uno sonrió culpable y abandonaron la enfermería ante la mirada de Pomfrey.

Notas finales:

Gracias a todos por leer. Nos vemos en la siguiente publícación.


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