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Wrong House por NNK

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Notas del capitulo:

Como siempre los personajes pertenecen a J.K Rowling y algunos son de mi completa autoria.

 

Capítulo LXIV: Fin de semana.

 

Aroa afirmó sus piernas en la cintura de Neville mientras cruzaba sus brazos en el cuello del Gryffindor, quien ante el susto se tambaleó y casi se cae de las escaleras. Se volteó asustado, sujetando a la menor por debajo de sus piernas y sonriendo al escuchar su risa divertida, La hermana menor de Phoenix, llevaba tomándolo por sorpresa desde la noche en que la profesora Mcgonagall lo regañó delante de todos los estudiantes de Gryffindor, muchos de ellos, le ignoraban, pero Aroa siempre le subía el ánimo con cualquier cosa, haciéndolo reír o molestándolo para que dejara de mostrarse tan angustiado.

Aroa sonrió y beso la mejilla de su amigo, sintiendo que este le miraba divertido ante su travesura, ambos se miraron antes de que Neville la dejaba con cuidado en el suelo.

— ¿A dónde vas Neville?—preguntó  Aroa con curiosidad—Hay una película que van a dar en el salón de transformaciones para los chicos de segundo y primero, empieza a las cinco—comentó con una sonrisa, para que así Neville no sintiera mal por no poder ir a Hogmeade.

—Voy a ir buscar unos libros a la biblioteca para hacer unos deberes que tengo pendientes, trataré de terminarlos antes de la película, pero no prometo nada—comentó Neville con una sonrisa, ante la invitación de la chica— ¿Tú a dónde te diriges?

—A convencer a mi hermana de que me compre dulces, se me acabaron y papá me prohibieron comerlos, porque me quede dormida en su clase—confesó, riendo con una sonrisa mientras llevaba una mano a su nuca— Y se enfado más cuando le dije que me aburría fingir no saber sobre pócimas que ya conocía jajaj—se rió, callándose al ver que Neville le miraba divertido.

— ¿Y cómo harás que Phoenix te respalde?— preguntó, interesado—Phoenix no es fácil de convencer.

—Tú solo dices eso porque mi hermana y mi papá te aterran un poco, pero a mi casi nunca me dicen que no—comentó con una sonrisa—Y realmente quiero comer ranas de chocolate—advirtió, desesperada.

Neville sonrió y siguió caminando junto a Aroa, hasta llegar a la biblioteca, donde se despidió de su amiga con la mano. Aroa observo hacia adentró viendo que Hermione y Ron estaban metidos en unos libros buscando algo. Se tensó por completo cuando sintió una mano tocar su hombro, pero su corazón se tranquilizó al ver que se trataba de Luna.

— ¿Dónde está tu hermana mayor?—preguntó Luna rápidamente, viendo que Aroa alzaba una ceja igual que su profesor de pociones.

—Si tú no sabes dónde está, qué voy a saber yo—comentó, cruzándose de brazos al ver que Luna ladeaba la cabeza— ¿Tal vez está con Eli? Siempre está con ella.

—No, vi a Eli marcharse con Blaise a Hogmeade junto a su hermano y sus amigos—comentó Luna frustrada, por como Aroa la veía de seguro llevaba buscando a Phoenix toda la mañana

—A ver ¿Ya fuiste a buscarla a la sala común y a todos los lugares que conoces?—preguntó Aroa, viendo que Luna asentía resignada— ¿Y para que la buscas?—preguntó Aroa, interesada.

—Ella me prometió prestarme un libro, pero no la encuentro y quería poder leerlo antes de la película—comentó frustrada y preocupada por su novia.

—Pues si estuviéramos de vacaciones de seguro sabría donde se encuentra, pero aquí en el colegio es difícil—pronunció Aroa, nerviosa— Y yo que quería convencerla de que me comprara dulces.

—No tengo dinero—confesó Phoenix, apareciendo detrás de su hermana— Papá dice que no me dará mesada hasta que le pida perdón a Pansy por tratar de transformarla en un víbora—comentó de mal humor, viendo que su hermana le miraba frustrada.

— ¿Qué pasa con ustedes?—preguntó Luna sorprendida, al escuchar a su novia y ver la mirada frustrada de su amiga—Algunas semanas se comportan como las hijas que todo el mundo quisiera tener y otras como, las que nadie quiere tener—comentó Luna divertida—Ustedes sí que se van al extremo de todo—regaño sería ante la mirada  resignada de ambas hermanas.

— ¿Por qué no vas tú y así me lo tranquilizas?—pidió Phoenix a Aroa—Yo quiero ir al pueblo y tú no puedes—recordó, viendo que su hermana rodaba los ojos.

— ¿Por qué no vas tú?—preguntó con interés.

—Ya lo intente y me dijo que si volvía a molestarlo no me iba a dar mesada este mes— confesó con su hermana—Si quieres dulces ve y alivia su enojo, está muy gruñón.

— ¿Gruñón como Grinch?—comparó Aroa con algo de miedo.

—Mejor averígualo tú misma—comentó Phoenix, tomando la mano de Luna—Vamos Luna,  te encargó a Papá, Aroa.

Aroa miró con molestia a su hermana al verla bajar las escaleras con Luna, saltó en el mismo lugar con impotencia al ver que su hermana la había dejado sola contra el enojo de su padre Severus, causando que algunos le miraran divertidos y bajaran con rapidez. Suspiro largamente y siguió por las escaleras hasta las mazmorras dando fuertes pisadas.

Se detuvo en la puerta de su padre, llevó su mano para golpear la puerta, pero por unos segundos tuvo la impulsividad de salir huyendo. Golpeó la puerta antes de girar el pestillo y asomar la cabeza al interior de la habitación de su padre. Cerró la puerta con cuidado al verlo leyendo el diario en el sillón en frente de la chimenea, se acercó a su padre y se asustó cuando esté, bajo el periódico y le miró entrecerrando los ojos.

—Hola Papá—saludó con una sonrisa nerviosa— El periódico debe ser divertido—comentó, mordiendo su labio con inseguridad. Severus le miró con impaciencia.

—Ya le dije a Phoenix que debía disculparse se quería su mesada— comentó Severus,

—Venga papá, muchos chicos de tercero dicen que Pansy se veía muy divertida con su cara casi de víbora—comentó divertida, ganándose una mirada seria de su padre—Digo,  es algo terrible—comentó con un tono fingido de enojo—Pobre Pansy, debe haber sufrido mucho.—comentó, tratando de aguantar la risa—Yo vengo a pedirte mi ración semanal de dulces para la semana que viene—comentó con una sonrisa.

—Te la daré el sábado que viene—comentó Severus—Aún faltan deliciosos seis días.

—Papá…—susurró resignada—No puedes cambiar esa semana por algunas de las de vacaciones—trató de convencer.

—Para que me digas en verano que la cambie por una en la cual estés en Hogwarts—comentó Severus, mirando a su hija a los ojos—Aroa, solo son dulces y seis días, no vas a morir, mira el lado bueno, vas a tener trescientos cincuenta y ocho días para disfrutar de ellos—hizo ver con un tonó entre enojado y burlón. —Ahora necesito dar una vuelta y tu ve a molestar a otro lado.

Aroa le miró molesta, mientras se cruzaba de brazos.

—Que ganas de conocer a papa Sirius, estoy seguro que él sería más simpático que tú—susurró antes de abandonar a su padre y salir al pasillo, ignorando esa mirada molesta que su padre le dedicó.

Salió dando un fuerte portazo que llamó la atención de los curiosos quienes se hicieron a un lado al ver la cara molesta de la hija menor del profesor de pociones, Algunos se hicieron a un ante la mirada fría que mostraban sus ojos, de seguro nada bueno le había dicho Severus como para que las dos hermanitas hubieran salido de su oficina con ganas de matar a todo el alumnado de Hogwarts.

 

Notas finales:

Gracias a todos por llegar hasta aqui. Nos vemos en la siguiente publicación.


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