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Wrong House por NNK

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Notas del capitulo:

Como siempre los personajes pertenecen a J. K Rowling, algunos son de mi completa autoria.

 

Capítulo LXV: Conversaciones del pasado.

 

Severus se aguanto las ganas de lanzarle un crucio a su hija menor al escuchar el último comentario de ella, respiro profundamente, aguantando las ganas de golpear a sus dos hijas. Dejó el periódico encima de la mesita que se encontraba al lado del sillón con un gesto de enojo, a veces sus hijas le sacaban de quicio y las ganas de incriminarse contra ellas eran insoportables.

Decidió suspirar sonoramente para calmar su enojo, dar un paseo por el castillo le ayudaría, salió de su cuarto, bajó la mirada curiosa de algunos alumnos de Slytherin, quienes le observaron con curiosidad, miró al frente en todo momento para así evitar que algunos de los alumnos de su casa no le molestaran.

Camino por los pasillos de la mazmorra al patio principal de Hogwarts, se sorprendió al ver a Remus sentado en una banca, leyendo un libro. Se sentó a su lado para mirar el lugar y así poder calmarse un poco.

— ¿Enojado con tus hijas?— preguntó Remus sin despejar sus ojos del libro—Aroa estaba muy enojada, quejándose de ti.

—Últimamente están muy insoportables—comentó Severus de mal humor—Deben aprender a manejar el estrés de otra manera. Además no me hables de Aroa—comentó molesto, al recordar lo que le había dicho en su oficina.

—Debió decirte algo horrible—comentó Remus, mirando de reojo a Severus, mientras cambiaba la página de su libro.

—mm…similar…parece que por unos segundos olvido que fui yo, quien la crió doce años—comentó, cruzándose de brazos—tienen el mismo carácter testarudo de Sirius.

—Leíste el profeta, dicen que lo vieron en otro país ¿Crees que es así?—preguntó Remus, dejando el libro por primera vez de lado.

—No creo nada del profeta con respecto a Sirius—confesó Severus, observando a Remus—Si tú no sabes dónde está tu amigo que te hace pensar que yo sí.

—Pues fuiste tú quien tuvo dos hijas con ella. Aroa cree haberlo visto en la casa de los gritos, aquella vez en la que se quedó encerrada—explicó Remus un poco confuso, al recordar la discusión con mi ahijada.

—Aroa no miente con ese tipo de cosas—defendió Severus a su hija menor—Estoy tratando de asimilar que lo hizo como un intento desesperado por tratar de hablar con una de sus hijas.

— ¿No has tratado de hablar con Aroa sobre este tema?—preguntó Remus, preocupado.

—Si mi hija no quiere hablar del tema, yo no la voy a forzar—comentó, seguro de sí mismo.

— ¿Y si tiene pesadillas o comienza a cambiar de actitud?—preguntó, impresionado de que Severus no se preocupara de esos detalles—Severus, debes poner más atención a ese tipo de cosas.

— ¿Crees que soy estúpido? Claro, que estoy atento a esos detalles…—comentó con una sonrisa—Soy padre doble desde que a Sirius se lo llevaron a Azkaban, no soy tonto—medió mintió, realmente sin la ayuda de Regulus jamás lo hubiera logrado.

—Extraño a Sirius— reconoció Remus un poco angustiado—También a Regulus.

Severus se sorprendió al escuchar el nombre de su cuñado de los labios de Remus, en su juventud a pesar de que Remus fuera amigos de los de Gryffindor, siempre tuvo una amistad especial con el licántropo, tal vez debería dejar que Remus conociera la verdad sobre su cuñado en vez de seguir pensando que falleció hace más de trece años, pero lo mejor en este momento era preguntarle a Regulus antes.

—Sirius vendrá pronto de eso estoy seguro, no es muy bueno escondiéndose—reconoció Severus—Pero también me aterra que Phoenix y Aroa no lo reciban como es debido—confesó, preocupado.

—Tampoco se ha portado muy bien con Aroa y Phoenix, es algo sobre protectora—comentó Remus—Pero, estoy seguro de que podrá llegar a ellas y a Harry, Sirius es inteligente y cariñoso.

Severus sonrió, sabía perfectamente a qué se refería Remus, lo había visto mucho en los  dos años que estuvo en una relación con Sirius antes de que fuera llevado a Azkaban, Para así poder proteger a Regulus, Aroa y Phoenix, porque esa última carta que le había enviado Sirius decía que confiaba ciegamente en que podía hacerlo. Y a pesar de que él también lo pensaba de aquella manera, el miedo de  no poder lograrlo lo estaba matando lentamente.

— ¿Crees que Sirius está intentando comunicarse con uno de nosotros?—preguntó Remus algo inseguro—Digo, con todo lo que ocurrió hace trece años, no sé si podré confiar en él nuevamente.

—Te contestaría esa pregunta con seguridad si estuviéramos en nuestra juventud—comentó con duda, sintiéndose algo inseguro—pero, la gente cambia y eso es lo que me asusta con relación a mis hijas—confesó, sorprendiendo a Remus.

Ambos se observaron a los ojos, pensando en su juventud, cada uno sabía que el Sirius que estaba oculto en algún lugar de Londres, era totalmente diferente al que conocían en su juventud, es muy probable que la persona que entró a Azkaban ya no existiera más. Severus regresó su vista a los pasillos, abriendo sus ojos extrañados al ver que su ahijado Draco, corría como un loco, por su forma de correr supo que estaba aterrado, se levantó de la banca, viendo de reojo que Remus volvía a entretenerse en su libro.

— ¡Padrino! ¡Un fantasma!—exclamó pálido, sin saber cómo describir lo que había visto en la casa de los gritos—Solo se veía su cabeza y estaba al lado de Weasley ¡Fue horrible!—comentó, totalmente confundido.

—Draco, tranquilo y explícate de mejor manera, es de día y ya nada puede hacerte daño—explicó un poco impaciente, para que su sobrino no cruzara la línea de dramatismo. Su mirada se concentró en Remus unos segundos al ver que se incorporaba y tal vez regresaba a su despacho.

—Estaba con los muchachos en la casa de los gritos, estaba Weasley y de repente apareció Potter de la nada, pero solo era su cabeza—declaró, abriendo sus ojos.

Severus ladeo su cabeza y rodó sus ojos, para que solo apareciera la cabeza de Potter, quería decir que Potter estaba violando el hecho de que no podía ir a Hogsmeade, sonrió, le encantaba encontrar falencias en los planes de Potter, miró a su sobrino Draco, quien observo a su padrino e imitó su sonrisa al saber que había metido al chico que le gustaba en problemas. Severus observo el lugar, tenía el extraño presentimiento de que estaba siendo observado, pero negó con su cabeza, al recordar el último lugar donde había visto a Potter.

—Vuelve a la sala común y lávate el cabello, por favor—pidió Severus algo asqueado, al sentir el olor a excremento en el cabello de Draco—hueles asqueroso.

Draco le miró un poco preocupado y luego salió corriendo a su sala común para obedecer la orden de Severus. Este volvió a observar a su alrededor, estaba seguro de que alguien le observaba, camino en dirección a los pasillos. Aroa salió de su escondite con una sonrisa, hacer que su padre Severus se sintiera incómodo y observado era una de sus mayores satisfacciones.

Decidió seguir los pasos de su padrino Remus para que así esté pudiera ayudar a Harry Potter a libreares del rencor que su padre Severus le tenía, cosa que encontraba bastante ilógica, teniendo en cuenta que su padre le había salvado la vida dos veces seguidas, a veces simplemente pensaba que Severus tenía problemas para demostrar sus sentimientos.

Se detuvo en la puerta del despacho de Remus Lupin y tocó la puerta, sintiendo los pasos en su interior.

Notas finales:

Gracias a todos por llegar hasta aqui. Nos vemos en la siguiente publicación


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