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Wrong House por NNK

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Notas del capitulo:

Como siempre los personajes pertenecen a J.K Rowling y algunos son de mi completa autoria.

 

Capítulo XLVI: Remus y Aroa.

 

Remus giró su cabeza extrañada al oír que tocaban la puerta de su despacho, por unos segundos pensó que Severus le había seguido y le dieron cero ánimos de recibirle, pero al volver a escuchar, reconoció el aviso de Aroa. Camino con una sonrisa en su rostro que eliminó al abrir la puerta y la cambió por una seria cuando se enfrentó a los ojos grises de su ahijada, iguales a los de su amigo Sirius Black.

Aroa le miró ansiosa al ver que la mirada de su padrino decía una cosa, pero sus ojos traviesos otra, esperó unos segundos y sonrió cuando su padrino le dio el pase para entrar a su oficina, no muy convencido aún.

—No se supone que tenías que ver una película con tus amigos—le recordó Remus. Aroa últimamente hacia lo contrario a lo que decía.

—Empieza a las cinco y son las cuatro y media—respondió traviesa, tratando de recordar a qué había venido a la oficina de su padrino.

—Tienes dos minutos para decirme lo que tienes que decirme—contestó, impaciente. Quería terminar ese libro antes de la cena.

—Venga padrino, relájate. Si me presionas no recuerdo—comentó con desesperación—Que era lo que tenía que decir, lo tengo en la punta de la lengua, espera—pidió al ver que su padrino se cruzaba de brazos.

—Si estás tratando de hacerme una broma, no va a funcionar, si estás impidiendo que castigue a algún alumno, tal vez te funcione, pero te bajaré veinte puntos—le advirtió un poco enojado—Suficiente se acabó, vete.

Aroa se resistió cuando su padrino intentó sacarla de su despacho. Remus se sorprendió al ver que su ahijada luchaba contra él, pero eso no impidió que hiciera que ella diera dos pasos adelante, luego de cinco minutos jugando al retroceder y avanzar.

—Padrino por favor, no seas impaciente—pidió Aroa, agotada mientras miraba a su padrino.

—No quiero, estaba leyendo tranquilo y tu solo vienes a molestarme—recalcó algo enfadado—Eres igual a Sirius, ya vete.

Remus guardó silencio al ver que Aroa le miraba perdida, sus ojos estaban abiertos y poco a poco se oscurecían a medida que se concentraban en los de su padrino.

— ¿Aroa?—llamó al ver que está bajaba la mirada.

—Estoy bien—mintió con una sonrisa forzada—Solo quería decirle que Harry está en problemas, tal vez con él, usted se sienta más cómodo—acusó, sintiéndote extraña.

—Espera, Aroa—pidió Remus, pero se detuvo al sentir chispas en su chimenea, viendo aparecer la cara de Severus. Regresño su vista a la puerta, pero su ahijada ya se había ido.

Aroa corrió hasta el final del pasillo para que su padrino no pudiera alcanzarla, giró su cabeza sintiéndose molesta ante el comentario que le dijo Remus, odiaba que la comparara y más cuando lo hacían con relación a uno de sus padres. Desde que su padre le había enviado esa nota con el gato de Hermione sentía mucho miedo, al menos antes escuchando la voz de su padre, podría deducir que era lo que pensaba y así poder ayudar, pero ahora no sabía cómo actuar, ni mucho menos a quien podía servirle su ayuda.

Bajo las escaleras hasta la sala de transformaciones, faltaban diez minutos para que comenzara la película, debía encontrarse con Dennis, Colín y Hator que habían decidido ir a jugar Quiddicth con los de segundo y primero. Ella no había querido ir porque quería dulces, luego le pareció más interesante espiar la conversación de Severus y Remus, pero una vez más se encontraba sola vagando por los pasillos de Hogwarts.

— ¡Aroa!—exclamó Ginny, al ver que la chica estaba al final del pasillo— ¿Dónde estabas?—consultó un poco alarmada—La profesora Mcgonagall ya nos está llamando para que entremos a ver la película.

— ¡Chicas! ¿Han visto a Harry?—exclamó Ron, deteniéndose entre ambas chicas—Estábamos en Hogmeade y ocurrió algo ¿Saben dónde está, si o no?—preguntó con urgencia, cuando las chicas le miraron sin entender a qué se refería.

—Yo creo que está con mi padre en su despacho—comentó Aroa, bajo la mirada preocupada de Ginny al mismo tiempo que Ron subía por las mismas escaleras que ella había bajado hace solo unos minutos.

— ¿Por qué está allí? ¿Qué pasó? Vamos Aroa, cuéntame —exigió a la menor, quien le miró con una sonrisa y solo avanzó por el pasillo, dejándola atrás. — ¡Aroa!

—Vamos hay una película que nos espera, Ginny—apuró, ignorando los reclamos de la chica, quien le miró insatisfecha.

Ambas siguieron caminando mientras una seguía reclamando y la otra solo sonreía ante la insistencia de la otra. Llegaron a la sala, donde la profesora Mcgonagall las escudriñó con la mirada antes de marcar su nombre en el pergamino con una sonrisa alegre. Ginny tomó el brazo de Aroa y la guió hasta donde se encontraban los chicos, Colín y Dennis le dejaron un espacio para que se sentaran con ellos.

Ginny se sentó al lado de su compañero Colín con una sonrisa alegre, mientras le escuchaba decir cómo habían vencido a los chicos de primero, porque Ginny era una excelente jugadora, vio a Dennis rodar sus ojos cuando Aroa se río de que hubieran vencido a sus compañeros.

—No te rías, mira como se regocija—exclamó Hator, ofendido. Aroa llevó sus manos a su boca para así evitar que sus demás compañeros no vieran que se burlaba de ellos.—¿Pudiste conseguir tus dulces con tu padre?

—No, estaba enfadado en un nivel que jamás había conocido—comentó sorprendida—Intente negociar con él, pero a cambio me dijo que tenía el resto del año para disfrutar de los dulces y que tenía que esperar solo seis días más—habló ofendida, mientras se cruzaba de brazos—Es un egoísta con su hija menor.

—Creo que es un castigo justo, te quedaste dormida en su clase Aroa—comentó Mcgonagall detrás de ambos chicos, quienes se voltearon interesados—Yo te hubiera bajado veinte puntos y hecho escribir un pergamino de un metro y medio sobre el tema de la clase.—aseguró la profesora con severidad.

—Pero, me quedé dormido porque aprendí a hacer esa pócima en verano cuando estaba ayudando a mi padre a ser el muestrario para los del curso—declaró, sorprendiendo a Mcgonagall y Hator— ¿Por qué me miras así?—consultó asustada.

—Es que como Severus siempre le pide el puesto de profesor de DCAO, que es algo sorpresivo saber que Severus se preocupa por sus clases de pociones, siempre pensé que lo hacía con algo de molestia—confesó la profesora ante Hator y Aroa.

—Pues mi padre es la mejor persona en el área de pociones que he conocido, muchos sanadores del hospital San Mungo piden su ayuda cuando se trata de heridas graves que deben ser curadas si o si con pociones de difícil preparación —comentó, sintiéndose orgullosa de su padre.

Hator sonrió orgulloso al conocer ese dato de su jefe de casa, siempre había pensado que su profesor era increíble, pero ahora podía comprobarlo con las palabras de Aroa.

—La película va a comenzar, pongas atención por favor—pidió Mcgonagall, levantándose de su asiento al ver que Neville estaba con la puerta con la respiración agitada.

Aroa sonrió al ver a su compañero y lo invito a que se sentara a su lado, bajó la mirada un poco molesta de la profesora Mcgonagall, recordándole que aún seguía un poco molesta por el descuido del menor, que ocasionó que Sirius Black, entrara a la sala común de Gryffindor a mitad de la noche y por poco atacara a Ronald Weasley.

Notas finales:

Gracias a todos por llegar hasta aqui. Nos vemos en la siguiente publicación.


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