Capítulo VII: Primer acercamiento.
Draco salió de la sala común de Slytherin, bajó la mirada curiosa de sus compañeros y familiares, camino por los pasillos de Hogwarts con decisión. Había pensado toda la semana en darle las gracias a Harry por haber ayudado a Aroa en su ataque de ansiedad, era la excusa perfecta para acercarse de una buena vez a Harry de forma sincera. Pero, llevaba exactamente cuarenta y cinco minutos en la puerta de la sala común de Gryffindor, sin atreverse a decir una palabra, mientras la dama Gorda le miraba con impaciencia.
Draco se sorprendió cuando la dama gorda concedió el acceso a la sala común de Gryffindor, dejando ver a Dennis Creevey con una sonrisa, mientras rodaba sus ojos. No supo interpretar aquella mirada.
—Hola—pronunció Dennis, sin poder creer que Aroa tuviera razón de que su primo estaba en frente de la sala común.
—Hola—saludó Draco entre incómodo y nervioso
—Aroa manda a decir: que dejes de estar parado como un idiota en la entrada de Gryffindor y que te atrevas de una vez a pedirle a la Dama Gorda que quieres hablar con Harry Potter—dijo Dennis, sorprendiendo a Draco, haciendo que se pusiera más nervioso.
—Prefiero hablar con él, afuera—aclaró nervioso, mirando para ambos lados.
—Claro… ¿Quieres hablar con él, afuera? Ante la mirada curiosa de cincuenta cuadros— hizo ver Dennis, viendo como Draco Malfoy volteaba la mirada de un lado a otro. Aroa tenía razón, molestar a su primo te hacía sentir satisfecho.
—Puedo llevarlo a pasear por los patios de Hogwarts—propuso con una sonrisa.
—Y te sientes preparado para que te vean caminando junto a Harry Potter—Dennis sonrió, mientras Draco le miraba sorprendido.
Draco abrió y cerró su boca, mordiendo su labio. No estaba para nada preparado y ese niño ya le había puesto demasiado nervioso.
—Pasa—invitó Dennis dejándole entrar a la sala común con una sonrisa.
—Gracias— agradeció con una sonrisa.
Draco entró a la sala común de Gryffindor, sorprendiendo a todos. Vio a Hermione leyendo un libro en el sillón frente a la chimenea, Ron estaba a su lado conversando con Fred, mientras George ayudaba a Aroa y Dennis a hacer unos encantamientos que no sabían pronunciar correctamente. Se sintió incómodo cuando todos quedaron en silencio. Aroa le miró y rodó sus ojos.
—Harry. Draco vino a hablar contigo ¿Puedes salir un momento?—aviso Aroa con un grito que sorprendió a todos. —Rápido, que se derretirá pisando la sala común de Gryffindor—comentó Aroa, haciendo reír a George.
—Ya voy—comunicó, bajando las escaleras— ¿Qué quieres Malfoy?
—Yo…am…—nombró, viendo que todos le miraban atentos. Pidió ayuda con la mirada.
— ¡Vamos arriba todos!—ordenó Angelina al ver que ninguno de los chicos se movía—No hay nada que ver, ni mucho menos escuchar.
Todos susurraron frustrados cuando Angelina empujó a cada uno a su cuarto para darle privacidad a Draco y Harry. Este último se sintió nervioso, Draco no hablaba y eso lo hacía sentir muy incómodo. Draco sonrió al ver que Harry llevaba su mano a su nuca.
— ¿A qué viniste Malfoy?—preguntó incómodo, haciendo reaccionar a Draco.
—Sí, sobre eso. Quería darte las gracias por ayudar a mi prima Aroa cuando se encontraba mal—agradeció con nerviosismo—De verdad, muchas gracias.
—No tienes que agradecer nada. Me preocupé de ella desde el primer día—Harry habló con sinceridad, sorprendiendo a Draco—A mí también me costó un poco acostumbrarme en primer año.
El silencio se adueñó de ambos nuevamente. Draco se sintió frustrado.
—Creo que mejor me iré—aviso a Harry, retrocediendo unos pasos para salir de la sala.
—Malfoy…—llamó, mordiendo su labio. Draco volteó, levantando la ceja—Que te vaya bien en el entrenamiento de Quidditch.
—Y a ti, en el partido del mes que viene —murmuró, saliendo de la sala común de Gryffindor.
— ¡Lo sabía! George págame los dulces—exclamó Aroa contenta.
Harry se volteó avergonzado, viendo como Aroa se subía a la espada de George. Este sonrió y le entregó la bolsa de dulces, viendo como ella y Dennis corrían a la pequeña mesa y comenzaban a comerlos. Hermione se acercó y recibió el dulce que Aroa le dio, su sonrisa le hizo sentirse extraña por unos segundos y su corazón se aceleró cuando escucho su risa alegre, mientras Dennis le contaba un chiste.
—Buen avance Harry—bromeó George con una sonrisa. Fred se puso al otro lado.
—Todos vimos como te hubiera gustado tener el apellido Malfoy— siguió Fred con una sonrisa.
—No tengo ni la menor idea de que están hablando—dijo, colocándose al lado de Aroa para comer dulces.
—Mientes. Tus labios se mueven—comentó Aroa, haciendo reír a todos los presentes. Levantó su cabeza sonriendo inocente ante la mirada seria de Potter—No soy tonta—dijo moviendo los labios, viendo como este solo le acariciaba el cabello para luego abrazarla.
Aroa sonrió, sintiéndose extraña cuando Dennis, Hermione y George le miraron extraño. Vio a Neville y a Seamus bajar las escaleras con una sonrisa. Regreso su vista a Hermione, su corazón latió con fuerza, lo mismo ocurrió cuando observo a George, se sintió extraña.
—Yo voy a ir a hablar con mi hermana—dijo, separándose de Harry y yendo fuera de la sala común de Gryffindor.
Bajo las escaleras y se dirigió directo a la sala común de Slytherin. Entró en ella gracias a su compañero de curso y al ver a Eli solo preguntó por su hermana, una vez supo donde se encontraba subió al cuarto del tercer año y corrió hacia la cama de al fondo. Phoenix la miró extrañada, pidiendo una respuesta rápida.
— ¿Puedo quedarme aquí esta noche?—pidió avergonzada, mientras trataba de sacarse de la cabeza la mirada de Hermione y George.
—Claro— accedió con ironía.
— ¿En serio?—consultó con esperanza.
—No—contestó en seco y seria. Su hermana no había notado su indirecta— ¿Por qué quieres quedarte aquí?
—Por Hermione y George—nombró Aroa. Phoenix abrió la boca para decir una segunda indirecta, pero la cerró y miró sin entender a su hermana menor.
— ¿Te molestaron?—pronunció, viendo como su hermana negaba con la cabeza—Entonces no entiendo.
—Me da taquicardia con ellos cerca—susurró, acercándose a la cara su hermana con aflicción.
Phoenix entendió y sonrió, mientras mordía su labio. Una pequeña broma a su hermana no le haría daño.
—Entiendo. Eso es grave—dijo con seriedad, viendo como su hermana le miraba alarmada—Cuando ocurre eso, debes rascarte con el dedo, la punta de la nariz. Eso calma la taquicardia—comentó, viendo como Eli rodaba sus ojos divertida.
— ¿Estás segura?—preguntó Aroa con inocencia, viendo a su hermana asentir con la cabeza—Entonces si funciona así, puedo volver a mi cuarto.
Eli vio como Aroa se iba de la habitación y seguramente volvía a su sala común.
— ¿Por qué le dijiste eso?—preguntó Eli curiosa.
—Necesito divertirme —comentó como si nada—Y ella vino muy inocentemente a mí.
—Si sabes, que si Hermione o George le ven hacer eso, la consideraran más tierna y tú hermana, si estará en un peligro y que si le ocurre algo a ella, el Tío Severus preguntara y cuando ella conteste que fuiste tú, te matara primero a ti antes que a Hermione o George—comentó con preocupación.
—Pero me habré divertido—contestó con una sonrisa, que provocó que su amiga solo negara con la cabeza.
Esto iba a ser muy divertido de ver.