Capítulo VIII: Phoenix y Luna
Phoenix se levantó aquella mañana, con un excelente presentimiento. Se puso su uniforme de la casa de Slytherin y le sonrió al espejo. Tomó sus libros para la primera clase de esta mañana y se fue a desayunar junto a su mejor amiga Eli. Camino por los pasillos de Hogwarts, con la esperanza de encontrar a su hermana haciendo lo aconsejado ayer, pero su sorpresa fue aún mayor cuando entró al gran comedor y la vio hablando con Luna, quien sonreía con inocencia.
Se sentó en la mesa de Slytherin, dejando sus libros a un costado. Se sirvió sintiendo como la sangre le hervía, su hermana no paraba de hablar con Luna y hacerla sonreír, estaba volteada hacia la mesa de Ravenclaw. Tomó un poco de su chocolate caliente viendo como Dennis le dirigía la mirada con una sonrisa y la desviaba casi al instante.
Volteó viendo como Eli le miraba preocupada, mientras le sonreía nerviosa.
— ¿Estás bien? Tu cara dice que quieres matar a alguien—comentó su amiga con una sonrisa.
—Estoy bien, estoy contenta y tengo la sensación de que habrá un buen presentimiento— contesto seria. Haciendo dudar a todos sus amigos sobre su verdadero estado de ánimo.
Y realmente estaba de buen humor y tenía un increíble presentimiento, le encantaba ver el perfil de Luna en la mañana, pareciera que ella brillaba, su hermana estaba haciéndola reír y así podía escuchar su melodiosa risa. Estaba muy feliz, pero al mismo tiempo sentía una envidia horrible, por unos segundos tuvo el impulso de hechizar a su hermana, pero solo prefirió seguir desayunando.
—No te pongas así, ve el lado bueno. Tendrás a Luna en todas las clases de la mañana —ánimo Draco, comiendo una de las manzanas verdes que tenía en frente—Aroa no podrá verla hasta el almuerzo.
—Además relájate, no eres la única que tiene esa mirada—susurró Eli, señalando a Hermione y George—Ellos dos, van a morir de celos, si Aroa no voltea a verlos.
—Va a ser divertido ver como Aroa trata con sus primeros pretendientes—nombró Draco con una sonrisa alegre—Este año, voy a divertirme mucho.
—Tío Severus no parece estar muy contento—pronunció Eli con una sonrisa alegre. Su hermano Draco tenía razón, esto podría ser divertido.
Phoenix observo a la mesa de Gryffindor viendo como Hermione y George solo se dedicaban a tragar lo que les quedaba de su desayuno, mientras que Luna solo se despedía de su hermana con un beso en la mejilla. Dio un puño en la mesa exaltando a todos los alumnos de la mesa de Slytherin. Sonrió nerviosa, cuando los hermanos Malfoy le miraron atentos.
—Creo que lo mejor para Phoenix, es que vayamos a clases, ahora—dijo, tomando a su amiga del brazo para sacarla del Gran comedor.
Phoenix trató de pensar en positivo en su clase de Defensa contras las artes oscuras, se sentó al final, para así mirar por la ventana. Eli le miró preocupada, pero prefirió irse a sentarse con Pansy, y darle el asiento a Luna. Esta se sentó, sintiéndose nerviosa al ver que la hermana mayor de Aroa, miraba por la ventana. Acomodo sus libros para tomar atención en la clase del profesor Lupin.
Phoenix sonrió al ver por el reflejo de la ventana que Luna se sentaba a su lado, mordió su lengua y se giró viendo como Luna disimuladamente se rascaba la punta de la nariz cuando sus miradas se cruzaban durante la clase. Debía reconocer que Luna haciendo aquello se veía muy tierna.
— ¿Por qué haces eso cada vez que te miró?—quiso saber, viendo como Luna volvía a rascarse la punta de la nariz.
—Tu hermana me dijo, que cuando te daba taquicardia por mirar a una persona, rascarse la punta de la nariz ayuda—comentó con una sonrisa, mientras miraba hacia donde se encontraba el profesor Remus no se diera cuenta de que hablaban.
Phoenix sonrió, así que eso conversaron ambas con tanto susurro.
— ¿Y eso ayuda?—preguntó, viendo como la mirada de ambas se cruzaba.
—Un poco, el corazón se calma, pero se acelera cuando me miras—comentó con inocencia. — ¿A ti no te da taquicardia?
—Tengo un poco de taquicardia—confesó, poniendo ambos brazos en la mesa y cruzados.
—Entonces, debes hacer esto—dijo Luna, rascando la punta de la nariz de Phoenix con una sonrisa alegre.
Phoenix sintió como los colores subían a su cara rápidamente ante la cercanía de Luna, la vio sonreír y su mente se fugó a su mundo de fantasía. La broma a su hermana le había salido al revés, pero aún así había tenido resultados positivos. Llevó sus manos a su cara, para cubrir el sonrojo y tratar de esconder la alegría que sentía ante ese resultado. Giró su mirada al frente, carraspeo al ver al profesor Lupin mirarle de frente.
— ¿Pueden decirme que es lo que conversan? Parece mucho más entretenida que hablar sobre un Boggart—preguntó Lupin con interés. Omitiendo por completo lo que había visto con anterioridad.
—Nada es más divertido que hablar de un Boggart, profesor Lupin—comentó Phoenix con una sonrisa.
—Estaba contándole, que ayer cuando vinimos ayudarle con Aroa, conocí el miedo de ella ¿Verdad, Phoenix?—comentó Luna, viendo como su compañera le miraba sin entender, para luego solo asentir con la cabeza.
—Es un miedo muy interesante, pero necesito que pongan atención a la clase—pidió Lupin con una sonrisa—Oh es acaso, que usted ¿Quisiera ir al baño?—volvió a preguntar al ver la mirada preocupada de Phoenix.
—Me encantaría, profesor Lupin—respondió rápido.
Se levantó del asiento dispuesta a ir a buscar a su hermana menor y que le explicara la situación, pero se sorprendió cuando Luna tomó su brazo, sus miradas se cruzaron, ignorando que todo el salón les observara atentos. Luna le miró con seriedad y solo negó con la cabeza.
—Ella me pidió esta mañana que no comentará con nadie, solo lo dije para salvarte. No me hagas romper esa promesa. —pidió Luna con una sonrisa.
—Entonces cuéntame todo después—pidió a cambio Phoenix. Luna sonrió.
Remus las observo y continúo con la clase, hizo desaparecer los escritorios y todos los alumnos se mostraron para practicar el hechizo. Phoenix se divirtió mucho al ver el miedo de cada uno de sus compañeros, incluso el del profesor.
La clase terminó. Vio cómo los niños de primero tomaban su lugar en el salón mientras ellos se marcharon, vio como Hermione saludaba a su hermana y esta solo sonreía llevándose una mano a la nuca, para luego entrar al salón. Vio a Luna alejarse por el pasillo, tenían media hora antes de la clase de herbologia. Se disculpó con Eli y fue tras Luna para que le explicara qué había pasado.
— ¡Luna!—llamó acercándose a ella. La nombrada se detuvo y se giró a mirarla con curiosidad— ¿Tienes tiempo para explicarme ahora?
—No es mucho que explicar la verdad y tu hermana reaccionó muy bien, para ser su peor miedo. No te preocupes, el profesor Lupin y yo no diremos nada—comentó Luna, acomodando su cabello detrás de la oreja.
—Lo se confió mucho en ti, es solo que me sorprende que mi hermana no haya acudido a mí—comentó un poco desilusionada.
—Es que Hermione se la llevo a la sala común de Gryffindor, para que George le ayudara con unos encantamientos—contó Luna con suavidad— ¿Puedo darte un consejo?
—Sí claro ¿Qué tipo de consejo?—preguntó con cuidado.
—Ten una cierta vigilancia en Hermione, ella fue tu novia y puede estar utilizando a Aroa para acercarse a ti, no digo que lo haga, pero es mejor tener esa relación vigilada porque Hermione aun te mira a veces—pidió apenada.
—Tendré un poco de vigilancia—prometió Phoenix.
Luna se acercó y beso la mejilla de su compañera, antes de irse en dirección a su sala común. Phoenix sonrió, sintiendo la leve sospecha de no saber si a Luna le gustaba ella o su hermana.