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TUYO [OneShot Harco (Harry x Draco)] por CoeurPourpre

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Draco se removió en la cómoda cama, tratando de estirar los músculos adormecidos por el buen descanso que había tenido, ni si quiera sabía qué hora era así que conjuro un tempus dándose cuenta de que apenas eran las diez de la mañana y le pintaba maravillosamente para quedarse en cama lo que restaba del día, al fin y al cabo era sábado.


Se giró hacía el otro lado, viendo que Potter seguía dormido, se veía tan lindo de esa forma, con los ojos cerrados y el rostro relajado. Sonrió mientras los recuerdos de la noche anterior relampagueaban en su mente, las manos le escocían por tocar al héroe del mundo mágico, pero debía ser bueno con él y dejarlo descansar era lo mejor.


Draco no sabía cuánto tiempo había pasado ya desde que habían regresado a cursar el último año en Hogwarts, la guerra había pasado centellante ante ellos y mentiría si dijese que Harry no estaba dañado por los acontecimientos anteriores.


A Harry muchas, un montón de veces, le había costado conciliar el sueño y de igual forma muchas de las veces las pesadillas le hacían despertar. Ambos estaban jodidos, quizá no en partes iguales, pero lo estaban y de alguna forma un poco peculiar ambos se apoyaban, se complementaban a la perfección.


Harry se había convertido en su faro en las tinieblas y le estaba ayudando lentamente a regresar a la luz, de donde nunca debió salir. Harry era extremadamente bueno con él, le estaba ayudando a entender que en definitiva Draco no era una mala persona ni alguien que debiese odiar su pasado, porque si de algo era consciente el rubio era que si todo eso no hubiese pasado, ahora no estaría ahí, de esa forma tan íntima con el héroe del mundo mágico.


Draco estaba siendo para Harry el apoyo que él no sabía que necesitaba, superar todo lo que pasó iba a ser un proceso largo y pesado, que sin duda la compañía del rubio estaba aminorando, Draco lo sabía porque el mismo Harry se lo decía y el rubio no podría estar más contento. Le ayudaba a Harry a su manera, con pociones para conciliar el sueño e inclusive para dormir sin soñar, le ayudaba con caricias, con besos y con largas sesiones de sexo que dejaban a Harry tan exhausto que llegaba a dormir ocho horas completas.


Así que por primera vez en toda su vida Draco no sentía arrepentimiento de lo que hacía. Recordar cómo había empezado todo era divertido para ambos, Harry a veces lograba sacarlo de quicio por lo burlesco que era al contar que el rubio había sido quien movió las piezas del tablero y Draco no podía negar que se sentía orgulloso de todo lo que logró en tan poco tiempo.


Para el rubio fue sorpresa darse cuenta de que Harry le atraía intensamente, pero en definitiva haber visto a Hagrid cargando su cuerpo sin vida le había causado un sentimiento de pérdida enorme y cuando se enteró de que el moreno había compartido un beso fugaz con la menor de los Wesley la sangre fluyó con coraje por todo su cuerpo y ese fue el detonante que le sirvió para darse cuenta de que lo que sentía por Potter iba más allá de una simple atracción.


Algo en su interior le gritaba que aquel sentimiento siempre había estado ahí, atado en lo profundo, escondido entre las tinieblas y resguardado por protecciones que él mismo había colocado a manera de defensa, así que quiso, por última vez, ser un poco egoísta con sus intereses y comenzó a planear la manera de decirle al héroe sus sentimientos.


Dos semanas le bastaron para planear todo, dos semanas que se habían pasado lenta y tortuosamente, pues Draco había visto que la chica pelirroja apenas y se separaba de Harry, mentiría si dijese que eso no le ponía nervioso y enojado, sin embargo nadie en Hogwarts hablaba de noviazgo, pero sin duda eran algo, algo sumamente molesto para el rubio.


Así que decidió actuar, Draco le mandó una nota, una muy pequeña nota que sólo decía; 'Te veo en la sala de menesteres a la medianoche. D.M'. Y después de entregarla Malfoy no sabía cómo sentirse al respecto, Harry bien podría ignorar aquella nota y seguir con su vida, echándole a perder sus planes, pero ante lo que cualquiera notara como racional, Harry se encontraba ahí, abriendo la puerta de una muy diferente habitación que no se parecía nada a la bodega en llamas de la que habían tenido que escapar y quitándose la capa de invisibilidad.


Draco sonrió, completamente complacido de tener a Harry Potter frente a él, el moreno le miró confundido, sin saber a ciencia cierta qué es lo que hacía ahí.


–¿Querías verme? –la voz de Harry sonó como un susurro, atenuada por el nerviosismo que crecía en su interior, Draco sonrió con más ganas.


–Sí... –susurró. –Tengo que decirte algo –Draco se había convencido de que la forma más fácil de declararle sus sentimientos era haciéndolo sin rodeos de por medio, yendo directo al grano. –¿La comadreja y tú son novios? –Draco no quiso ver la cara del moreno porque estaba más que seguro que su voz había sonado más enojada de lo que hubiese querido.


–¿Perdona? –susurró confundido, tratando de pensar claramente. –¿Para eso me citaste aquí?


–Sólo contéstame Potter, ¿Tú y la comadreja son novios?


–¿Por qué quieres saber? Te gusta Ginny, Malfoy. –lo dijo más como una afirmación que como una pregunta y a Draco la sola idea le provocó náuseas.


–Que mierda, ¡No! Sólo responde joder, sí o no, no es tan difícil. –Harry le miraba con burla, queriendo averiguar algo sobre sus intenciones.


–No. –contestó a secas.


–¿Y por qué se besaron? –Draco ya había llegado lejos así que qué más daba un poco más.


–¿Por qué tanto interés Draco? –el rubio sintió que las piernas le temblaban por haber escuchado su nombre de pila salir de los labios del moreno. –Contesta.


–¿Qué cosa?


–¿Por qué tanto interés en lo que pasa o no entre Ginny y yo?, ¿Son celos?


–¡Claro que no! –mintió. –Simplemente...ella se la pasa pegada a ti y tú no te la quitas de encima, así que vine por la primicia de primera mano...


–No te creo. –le interrumpió


–Para lo que me importa...


–¿Qué es lo que quieres con Ginny, Malfoy? –Draco rodó los ojos, ya cansado de la situación.


–¡Nada!


–No te creo ni un poco, ¿te gusta?


–¡Joder, no! ¡Es que no es posible que no te des cuenta de que me estoy muriendo por ti! –gritó, Harry abrió los ojos lo más que pudo y abrió la boca, tratando de decir algo, pero sus cuerdas vocales parecían haber desaparecido. –¡Por Merlín Potter!


Un Draco temeroso se acercó hasta Harry, el rubio sentía que el corazón se le saldría del pecho por lo rápido que estaba palpitando, las manos le comenzaron a sudar y su cuerpo tembló con anticipación.


–Me estoy muriendo por ti y tú no te das cuenta. –Draco estaba cerca, tan cerca del héroe que si daba un pasó más sus narices comenzarían a tocarse, Harry tragó saliva, evidentemente nervioso de tener al rey de las serpientes de esa manera, tan cerca de su rostro y con los ojos ligeramente entrecerrados. –¿Te comió la lengua el ratón?


Malfoy quería salir corriendo, pero a la vez una parte de él quería quedarse ahí para averiguar hasta dónde podría llegar con el héroe del mundo mágico. Harry no decía palabra alguna, el orgullo del rubio se estaba cayendo por los suelos, de pronto se sintió humillado y cualquier sentimiento de superioridad fue remplazado cruelmente.


Draco contó los segundos en los que el moreno no hizo más que mirarlo fijamente, pasaron cinco minutos exactos en los que reinó el silencio y Draco no podía sentirse más devastado de lo que se sentía en ese momento. Tomó el silencio de Harry Potter como una respuesta negativa, recogió el poco orgullo que según él le quedaba y se movió para salir de ahí.


Pero antes de que siquiera pudiera alcanzar la manecilla de la puerta, Harry tomó su brazo con fuerza, haciéndole voltear a verlo, Harry tenía el ceño fruncido y los labios cerrados en una clara mueca de confusión. El rubio se sintió aún más nervioso pero a la par comenzó a sentirse enojado, ¿qué se creía Harry? Lo único que él quería era salir de ahí, esconderse en uno de los tantos rincones de Hogwarts y desahogarse tranquilamente.


Harry terminó por halarlo, pegándolo a su cuerpo y sujetándolo fuertemente por la cintura, la piel se le erizó cuando sintió el corazón acelerado del moreno.


–No puedes decir algo de esa manera y luego intentar huir. –el aliento mentolado del moreno se coló en sus fosas nasales. –¿Es verdad lo que has dicho? –Draco asintió, cohibido. –¿Desde cuándo? –el rubio intentó deshacerse de su agarre, forcejeando con los brazos de Harry que de pronto le parecieron muy pesados.


–No lo sé –susurró. –Son cosas que pasan, supongo. –intentó sonreír para si quiera bajar un poco la tensión, pero lo más probable es que de su boca saliera una mueca extraña. –Demonios Potter suéltame.


–¿Y si no quiero? –los ojos de Draco centellaron en furia y esta vez sí pudo sonreír, los ojos de Harry le parecieron diferentes, profundos, con las pupilas dilatadas y con una pequeña sonrisa ladeada adornándole el rostro, sintió que la piel donde estaba posado el brazo del moreno comenzaba a quemarle


–¿Seguro que no vas a soltarme? –Harry negó y eso le hizo sonreír aún más. –Atente a las consecuencias... –Draco colocó sus brazos detrás de la cabeza del moreno y antes de que Harry pudiese decir algo él ya tenía sus labios contra los suyos.


Harry reaccionó rápido al beso, sus labios comenzaron a moverse con la misma necesidad y violencia, mordiendo y saboreando los labios contrarios. Ambos soltaron un jadeo cuando sus erecciones comenzaron a rozarse. Draco gimió necesitado, tomando con fuerza el alborotado cabello de Harry, sintiendo que la textura de éste estaba lejos de ser desagradable.


Harry comenzó a caminar, llevándolo a rastras, hasta que sus pies toparon con la base de la maravillosa cama que había aparecido a mitad de la sala y cambió las posiciones para que Draco fuera el primero en caer entre las cómodas sábanas.


El rubio lo miraba desde abajo, con las pupilas dilatadas y los labios hinchados por el trato brusco que el moreno les había dado, un sonrojo comenzó a rodearle las mejillas y Harry decidió que no había mejor forma de ver a alguien recién besado.


Harry sonrió, completamente emocionado por la forma en la que Draco estaba acostado frente a él y la sola idea de tener sus labios de nueva cuenta entre los suyos se le apetecía de una forma incontrolable.


–Yo también me estoy muriendo por ti...cabrón orgulloso.


Todo el colegio se habían extrañado de verlos juntos y cuando en un descuido Harry se había despedido de él dándole un beso en los labios todo se había descabellado bastante, las amenazas no tardaron en llegar y el rumor de que había hechizado al niño que vivió comenzó a esparcirse por todo el mundo mágico.


Y de esa peculiar forma su familia se enteró que llevaba mes y medio teniendo a Harry Potter dentro de sus pantalones, su padre había enloquecido un poco más que antes y claro que había intentado amenazar al rubio con desheredarlo, pero si eran sinceros, la familia Malfoy estaba cerca de estar en la ruina.


Y ese era otro factor que agregaba sospecha ante la posible manipulación del niño que vivió, Harry había hablado con quien fue necesario y dos meses después las personas habían comenzado a aceptar que estaban en una verdadera relación, una que no tenía hechizos de por medio y que pintaba para ser duradera.


Ahora estaban cerca de la mitad del año escolar y a Draco cada vez le parecía más imposible alejarse de Harry Potter.


Harry se removió entre las sábanas mientras despertaba, miró con ternura a su rubio y sonrió con ganas cuando Draco se acercó a darle un beso.


–Buenos días... –susurró.


–Nueve horas seguidas sin despertar, estás rompiendo record –susurró el rubio sobre sus labios, sonriendo y uniendo sus labios nuevamente.


Harry lo besó con ganas y en un rápido movimiento se hizo lugar entre las piernas de Draco, sintiéndose contento del jadeo que el rubio soltó.


–No todo mi cuerpo durmió nueve horas... –Draco sonrió gustoso mientras bajaba una de sus manos y la metía entre sus cuerpos, la erección de Harry apuntaba pretenciosamente hacía arriba y la tomó entre sus dedos, jugando con el líquido aperlado que lucía en la punta.


Harry gimió mientras mordía levemente el cuello de Draco, dejándole una marca que de nueva cuenta confirmaría ante todos que el rubio le pertenecía, el vaivén de la mano de Draco comenzó a aumentar de velocidad, Harry le besó ansioso en los labios, gimiendo entre los besos y mordiéndole los labios.


Draco se detuvo y miró con burla al moreno, Harry le miró desde arriba y sintiendo que la necesidad de encontrar su liberación, comenzó a besar el cuerpo del rubio, justo en los lugares que él mismo había descubierto que eran los puntos débiles del príncipe de las serpientes, sintiéndose orgulloso por las reacciones que el rubio presentaba y maravillándose con el hecho de sentir como poco a poco la piel de Draco se erizaba ante su toque.


Recorrió su pecho con la lengua, abriéndose camino hasta llegar a la mata de vello rubio que se escondía entre sus piernas, la erección de Draco era más que evidente y con certera confianza Harry la tomó entre su mano, masajeándola lentamente mientras que su novio se removía entre las sábanas.


Él y Draco habían tenido sexo muchas veces, pero sin duda ninguna se comparaba a la anterior, cada uno se había atrevido a experimentar con el otro, hasta niveles que Harry jamás imaginó llegar pero que sin duda habían valido la pena. Habían disfrutado de entregarse el uno al otro hasta el punto de caer dormidos por el cansancio, habían disfrutado de muchas cosas y Merlín bendito, si no los habían encontrado entre los rincones de Hogwarts disfrutando de ello era porque la suerte parecía acompañarlos.


Harry sacó la lengua, barriendo con ella las gotas aperladas que estaban sobre el glande, Draco sintió que un escalofrío le recorrió el cuerpo completo cuando Harry metió toda su extensión en su boca, succionando de una manera que sólo él sabía hacer, haciendo esos movimientos con su lengua que bien podían llevarlo a saludar al mismísimo Salazar.


Draco haló con fuerza el cabello azabache que se movía erráticamente entre sus piernas y Harry soltó un gemido que el rubio pudo sentir en todo su cuerpo.


–Joder...voy a... –gimió alto y se dejó ir, llenando por completo la boca de Harry.


El moreno sonrió gustoso, observando en lo Draco se había convertido, el rubio apretaba con fuerza las sábanas entre sus dedos y tenía la espalda arqueada por la intensidad con la que su orgasmo lo había azotado.


Lo besó de nuevo y Draco se entregó por completo, sonriendo complacido por sentir su sabor en la boca contraria.


–Fóllame... –susurró. –Rápido Harry...


Harry no necesitó de más, se separó del rubio sólo para cambiarlo de posición, colocándolo en cuatro sobre la suave cama.


Se deleitó con la visión que el rubio le estaba regalando, los glúteos del rubio seguían rojos por la noche anterior y en la blanquecina piel era posible observar la silueta de sus manos, rojas marcas que se dedicó a besar y lamer, agregando mordidas que seguramente dejarían otras marcas.


Aplicó un rápido hechizo de lubricación y la sensación de estar de nueva cuenta dentro del rubio lo acogió por completo, Draco gimió y se deshizo sobre las sábanas, sintiendo a Harry salir y entrar de su interior, provocándole espasmos por todo el cuerpo y haciéndole temblar las piernas.


La piel le comenzaba a picar en los lugares que Harry tocaba, pronto las estocadas encontraron el lugar certero para golpear y el rubio se perdió entre las maravillosas constelaciones que las penetraciones de Potter le hacían ver.


Harry salió de su cuerpo y atrayéndole como un imán se subió a horcajadas sobre el moreno, disfrutando de la vista de un Harry excitado y sudoroso. Él mismo guió la erección hasta su entrada, dejándola entrar por completo de una estocada, haciéndole arquear la espalda por la profundidad que alcanzó.


Sintió las grandes manos del moreno colocarse sobre sus caderas, comenzando a moverlas lentamente, dejando visible apenas una pequeña parte de la longitud del moreno antes de bajar por completo. El rubio colocó sus brazos detrás de la cabeza de Harry necesitando un punto de anclaje para no perderse entre el mar de placer que parecía revolcarlo.


Se besaron con fuerza, tragándose los gemidos de ambos mientras la velocidad y el vaivén aumentaba, Draco mordió el hombro izquierdo del moreno, sin llegar a lastimar, cuando sintió que su segunda liberación estaba tocándole la puerta y Harry gimió extasiado.


–Eres mío... –la voz de Harry sonaba más gruesa, ronca por la excitación. –Mío para siempre... –en algún momento de su vida Draco hubiera considerado lanzarle una maldición imperdonable a cualquier ser que se hubiese atrevido a hablarle de esa forma, pero el delicioso escalofrío que esas palabras le hacían sentir, le hicieron ignorar todo.


–Tuyo....para siempre


Draco se dejó ir con violencia por segunda vez, aplazando su movimiento de caderas para que Harry obtuviera su liberación y encantado de recibirla en su interior, el moreno le sonrió con los labios hinchados y de un color más carmín que antes y Draco lo besó de nuevo, sintiéndose vacío una vez que Harry salió de su cuerpo.


–Te amo tanto Draco... –susurró, jalando al rubio para que se acostase a su lado. –No veo la hora de terminar el colegio e irme contigo a dónde sea...Grimmauld place, tu casa, algún lugar en Londres o inclusive la otra punta del mundo, no importa...mientras sea contigo...tengo todo lo que necesito.


No había necesidad de contestar, Harry ya sabía todas las respuestas que él podría darle, así que sonriendo se apretujó mas fuerte sobre el pecho de su novio, entregándose a los brazos de Morfeo mientras que el moreno le acariciaba el cabello tiernamente.


Sin duda, demostrando que después de la tormenta, llega la calma.


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