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Juntos por Liss83

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Un aullido rasgo el velo de la tranquila mañana antes de que Jacob hubiera salido de la casa. El tono perentorio del mismo era inconfundible. Esta vez no cabía duda alguna.

 

 

 

-          Maldita sea — bufó...

 

 

 

... cruzo la puerta lo más rápido que pudo y se lanzó todo su cuerpo hacia delante para atravesar el porche de un salto. Se dejó tomar por el fuego del cambio de fase mientras estaba en el aire y los pantalones acabaron hechos jirones. Rayos. No tenía más ropa. Bueno si, pero estaban en la habitación de Edward. En fin, eso no importaba ahora. Cayó sobre las zarpas y marcho hacia el oeste a la carrera.

 

 

 

“¿Qué ocurre?”, pregunto en su fuero interno.

“Invitados”, contestó Seth. “Un mínimo de tres”.

“¿Se han dividido?”

“Voy a correr en línea recta hacia Seth a la velocidad de la luz”, prometió Leah, a quien escucho resoplar con furia mientras avanzaba a una celeridad de vértigo que convertía el bosque circundante en un manchurrón. “Hasta ahora, no hay otro punto de intrusión”

“No los desafíes, Seth. Espérame.”

“Han aminorado la velocidad. Agh, qué rabia no poder oírlos... Creo...”

“¿Sí...?”

“Me da la impresión de que se han detenido.”

“¿A la espera del resto de la manada?”

“Calla. ¿Notas eso?”

 

 

 

Jacob absorbía las impresiones de su compañero. Percibía un ligero y callado estremecimiento en el aire.

 

 

 

“¿Alguno ha cambiado de fase?”

“Da esa impresión” coincidió Seth.

 

 

 

Leah volaba en dirección al espacio abierto donde su hermano permanecía a la espera. Hundía las pezuñas en el suelo y derrapaba como un automóvil de carreras.

 

 

 

“Yo te cubro las espaldas, hermano.”

“Se acercan” anunció Seth, hecho un manojo de nervios. “Caminan despacio.”

“Ya casi llego” les informo Jacob mientras intentaba correr tan deprisa como Leah.

 

 

 

El líder sentía una sensación horrible al verse separado de sus compañeros con un peligro potencial más cerca de los hermanos que de él. Eso estaba mal. Él debería estar con ellos, o entre ellos y el peligro en ciernes.

 

 

 

“Mira quién se está volviendo paternal” pensó Leah con sarcasmo.

“Céntrate, Leah.”

“Son cuatro: tres lobos y un hombre” afirmó Seth. El chico tenía un oído muy agudo.

 

 

 

Jacob llego al claro en ese momento y se dirigió de inmediato al lugar donde se hallaba Seth, que suspiro de alivio y se enderezó, ocupando ya su lugar al flanco derecho del Alfa. Leah se situó en el izquierdo con mucho menos entusiasmo.

 

 

 

“Así que ahora estoy bajo las órdenes de Seth” refunfuñó para sus adentros.

“Funciona por orden de llegada”, pensó Seth, jubiloso. “Además, nunca antes habías sido el tercero de un Alfa, por lo que aun así, también asciendes.”

“¿Qué ascenso es ése de estar bajo las órdenes de mi hermano pequeño?”

“¡Cállense los dos!”, se quejó Jacob. “No me preocupan sus posiciones. Cállense y estén preparados”.

 

 

 

Aparecieron ante sus ojos pocos segundos después. Venían andando, tal y como había intuido Seth. Jared marchaba al frente con las manos en alto. Paul, Quill y Collins les seguían a cuatro patas. No había agresividad alguna en sus ademanes. Se mostraron vacilantes detrás de Jared, con las orejas tiesas; estaban alerta pero tranquilos.

 

 

 

A Jacob le extrañó que Sam enviara a Collin en vez de a Embry. Jacob pensó que si fuese Sam jamás haría ese movimiento si enviara una delegación en son de paz a territorio enemigo, jamás mandaría a un niño, sino a un luchador curtido.

 

 

 

“¿Y si es un movimiento de distracción?” preguntó Leah. ¿Estaban Sam, Embry y Brady efectuando un movimiento en solitario? No parecía muy probable. “¿Quieres que eche un vistazo? Puedo recorrer todo el perímetro y estar de vuelta en un par de minutos.”

“¿Debo avisar a los Cullen?”, inquirió Seth.

“¿Y qué pasa si el encuentro sólo tiene como fin dividirnos?” contesto Jacob. “Los Cullen saben que se está cociendo algo y están preparados”.

“Sam no sería tan estúpido...,” pensó Leah mientras el miedo hacía mella en su ánimo, pues se imaginaba a Sam lanzando un ataque contra los vampiros con sólo dos lobos junto a él.

“No, no lo es” le aseguro Jacob, aunque la imagen de su mente también lo puso mal

 

 

 

Jared y los tres lobos permanecieron mirándolos todo el tiempo, a la espera de la reacción de la pequeña manada. Les resultaba estremecedor no oír lo que se decían entre ellos Quill, Paul y Collin. Sus expresiones vacías eran inescrutables.

Jared carraspeó para aclararse la garganta y luego asintió en dirección de Jacob.

 

 

 

-          Bandera blanca... Hemos venido a hablar.

“¿Crees que es cierto?” preguntó Seth.

“Tiene sentido, pero...”

“Exacto”, coincidió Leah, “pero…”

“No nos relajemos.”

-          Sería más fácil hablar si también pudiéramos escucharlos — dijo Jared torciendo el gesto.

 

 

 

Jacob clavo los ojos en él. No cambiaría de fase hasta que se encontrara cómodo con la situación, hasta que tuviera sentido. ¿Por qué había enviado a Collin? Esa era la parte que más lo inquietaba.

 

 

 

-          De acuerdo. Supongo que entonces sólo voy a hablar yo — dijo Jared  —. Queremos que vuelvas, Jake. — Quill soltó un suave aullido a su espalda, secundando su afirmación — Has separado a la familia. Esto no tiene por qué ser así.

 

 

 

Este no estaba en total desacuerdo con eso, pero el problema estaba ahí, en la existencia de unas cuantas diferencias de opinión pendientes entre Sam y él.

 

 

 

-          Conocemos tu forma de sentir, en especial en lo tocante a la situación de los Cullen. Somos conscientes de que es un problema, pero esto que has hecho es pasarse de la raya.

“¿Pasarse?” refunfuñó Seth “¿Y atacar a unos aliados sin previo aviso no lo es? ¡A tu familia!”

“Seth, ¿sabes lo que es un rostro inmutable? Serénate.”

“Perdón.”

 

 

 

La mirada de Jared se posaba en Seth y luego volvía a Jacob.

 

 

 

-          Sam está dispuesto a tomarse esto con tranquilidad, Jacob. Se ha calmado y ha hablado con los ancianos de la tribu. Ellos han decidido que una acción inmediata en este momento no beneficia a nadie.

Traducido: ellos ya han perdido el factor sorpresa” pensó Leah.

 

 

 

Resultaba extraño la concepción tan diferente que tenían de su unión. La manada ya era la manada de Sam y ellos ya se referían a sus componentes como «ellos», algo externo y ajeno, y resultaba especialmente anómalo que Leah pensara de ese modo, tenerla como una parte sólida del «nosotros».

 

 

 

-          El viejo Quill y Sue están de acuerdo contigo, Jacob, creen que podemos esperar a que Edward... se separe del problema. Ninguno de nosotros se siente cómodo con la idea de matarlo. Sobre todo por las repercusiones que tendría hacia ti

 

 

 

Aunque Jacob había reprendido a Seth por gruñir hacía un instante, no pudo contener un bufido. De modo que ninguno se sentía «cómodo con la idea de matarlo».

Jared alzó las manos de nuevo con ademán conciliador.

 

 

 

-          Calma, Jake. Sabes a qué me refiero. El tema es que vamos a esperar y reconsiderar la situación, ya decidiremos más tarde si existe algún problema con... la criatura.

“Ups, tranquilízate, Jacke” replicó Leah.

“Sé qué se traen entre manos, Jake, sé qué piensa Sam. Ellos dan por hecho que Edward va a morir de todos modos, y se imaginan que vas a tener un ataque de ira y...”

"... que yo mismo lideraré el ataque cuando eso suceda”

 

 

 

El aludido agacho las orejas. Daba la impresión de que Leah había dado en el clavo, y sonaba muy plausible. Cuando esa cosa..., bueno, si esa cosa mataba a Edward, iba a ser muy fácil pasar por alto todo cuanto Jacob sentía por la familia de Carlisle. Probablemente volvería a considerarlos enemigos a todos ellos, y a sus ojos no pasarían de ser simples sanguijuelas chupasangres.

 

 

 

“Yo te lo recordaré” apostilló Seth.

"Sé que lo harás, niño, la cuestión es si yo te voy a escuchar o no”

-          ¿Jake? — preguntó Jared. Este resoplo con furia.

“Leah, haz una ronda para cerciorarnos. Voy a tener que hablar con él y quiero estar seguro de que no hay nadie más por ahí mientras estoy en la otra fase.”

“Dame un respiro, Jacob. Puedes adoptar forma humana delante de mí. Por mucho que me he esforzado por evitarlo, he tenido que verte desnudo. No significa mucho para mí, así que... no te preocupes.”

“No pretendo proteger la tierna inocencia de tus ojos, intento cubrirnos las espaldas. Sal de aquí ahora mismo.”

 

 

 

Ella resopló una vez y se precipitó en dirección al bosque. El alfa escucho cómo sus garras abrían surcos en la tierra mientras adquiría más velocidad.

La desnudez era un inconveniente inevitable de la vida en manada al que no le concedieron importancia alguna hasta que se produjo la incorporación de Leah, momento a partir del cual resultó un tanto bochornoso. La chica tenía un control aceptable de sus nervios pero cuando los perdía, tardaba el tiempo habitual en estallar y romper la ropa para salir de fase. Todos ellos ya habían tenido algún atisbo de su anatomía; y claro, la cuestión no era si verla merecía o no la pena, que la merecía, sino si la merecía lo suficiente cuando Leah los pillaba pensando en ella después.

Jared y los demás siguieron contemplando el lugar por donde la loba había desaparecido, entre los matojos, con gesto de recelo.

 

 

 

-          ¿Adónde va? — quiso saber Jared.

 

 

 

Jacob lo ignoro, cerró los ojos y recupero su ser de nuevo. Sintió cómo el aire se estremecía a su alrededor y se removía en torno a su cuerpo en pequeñas olas. Se alzó sobre los cuartos traseros y eligió el preciso momento en que se hallaba totalmente enhiesto para adoptar su forma humana.

 

 

 

-          Vaya — dijo el portavoz de Sam  —. Hola, Jake.

-          ¿Qué hay, Jared?

-          Gracias por hablar conmigo.

-          Ya.

-          Queremos que vuelvas, amigo — dijo el chico y Quill volvió a soltar un gimoteo de los suyos.

-          No lo veo fácil, Jared.

-          Ven a casa — pidió mientras se inclinaba hacia delante con aire de súplica  —. Podemos solucionar esto. Tú no perteneces a este lugar. Deja que Seth y Leah regresen a sus hogares también.

-          ok — dijo Jacob echándose a reír — en primer lugar, eso se los he pedido desde el principio. Segundo y más importante, Edward y ese bebe también son mi familia

 

 

 

Seth bufó detrás de él. Jared recapacitó sobre la afirmación; Jacob volvió a ver en sus ojos una nota de cautela.

 

 

 

-          Bueno, entonces, ¿ahora qué...?

-          No lo sé, pero tampoco estoy seguro de que las cosas puedan volver a ser como antes, Jared — dijo Jacob  —. No conozco muy bien cómo funciona el asunto ese de los Alfa, pero me da la impresión de que no es como encender y apagar un botón, tiene pinta de ser algo más... permanente.

-          Tu sitio sigue estando a nuestro lado.

-          Dos Alfa no pueden pertenecer al mismo lugar, Jared — dijo enarcando las cejas — ¿Recuerdas lo poco que faltó la última noche?... El instinto es demasiado competitivo.

-          ¿Van a quedarse aquí el resto de sus vidas? — inquirió  —. Estas tierras no son el hogar de Seth y Leah, ni siquiera el tuyo Jacke. Incluso ya les faltan hasta las ropas — apuntó  —. ¿se quedaran en forma lupina todo el tiempo? Ya sabes que a Leah no le hace ni pizca de gracia comer así.

-          Ella puede comportarse como le venga en gana cuando tenga hambre. Ha venido aquí por elección propia y yo no pienso decirle a nadie lo que debe hacer — dijo Jacob  —. Y en cuanto a mi casa, es donde este Edward y mi hijo.

-          Sam lamenta lo que te hizo — dijo Jared con un suspiró.

-          Ya no estoy enfadado — dijo Jacob asintiendo

-          ¿Pero...?

-          Pero no tengo intención de volver, no por ahora. Vamos a esperar un poco y ver cómo queda la cosa. Y también vamos a proteger a los Cullen tanto tiempo como sea necesario — dijo Jacob — y esto, a pesar de lo que creen, no es sólo por Edward: protegemos a quienes hay que proteger, lo cual también se aplica a los Cullen.

 

 

 

Bueno, no todos, pero al menos a un buen número de ellos, pensó Jacob mientras se le venía a la cabeza el rostro de su cuñada rubia. Seth soltó un aullido en señal de acuerdo.

Jared torció el gesto.

 

 

 

-          Entonces, no queda mucho más por decir.

-          Ahora no, pero ya veremos cómo se desenvuelven los acontecimientos.

 

 

 

Jared se volvió hacia Seth y se concentró sólo en él, sin hacerle caso a Jacob.

 

 

 

-          Sue me ha pedido que te diga que vuelvas a casa, bueno, pedido no, me lo ha implorado. Tiene el corazón destrozado por tu culpa, Seth. Está totalmente sola. No sé cómo Leah y tú pudieron hacerle esto. Mira que abandonarla de esa manera cuando tu padre acaba de morir...

 

 

 

Seth lloriqueó.

 

 

 

-          No los chantajees, Jared — dijo Jacob.

-          Le cuento las cosas como son, sólo eso.

-          Ok — Sue era la persona más dura que Jacob había conocido en su vida, más que su padre y más que él. Lo bastante para jugar con los sentimientos de sus hijos si pretendía hacerlos volver a casa. Pero no estaba bien usar a Seth de esa manera  —. En este momento, ¿cuánto hace que está al tanto de la situación? ¿Y no ha pasado la mayor parte de ese tiempo en compañía de Billy, el Viejo Quill y Sam? Sí, claro, estoy convencido de que languidece de soledad. Eres libre de irte cuando quieras, Seth, eso ya lo sabes.

 

 

 

Seth sorbió por las narices...

... y un segundo después alzó una oreja en dirección norte. Su hermana debía de hallarse muy cerca. “¡Jesús!”, pensó Jacob, sí que era rápida. La loba irrumpió dos latidos después, frenó en seco al llegar a los matojos de las lindes, a pocos metros del claro, y se detuvo. Entró al trote y se situó enfrente de Seth. Mantuvo erguido el hocico, haciendo ostentación de no mirar en mi dirección.

Me gustó el detalle.

 

 

 

-          ¿Leah? — dijo Jared.

 

 

 

Las miradas del portavoz y de la loba se encontraron. La recién llegada echó hacia atrás el hocico, dejando entrever los dientes.

Jared no pareció sorprendido por su hostilidad.

 

 

 

-           Sabes que en realidad no deseas estar aquí, Leah.

 

 

 

 


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