Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Juntos por Liss83

[Reviews - 19]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

Edward Cullen siempre espero que su primer beso con ese lobo fuese brusco, con ira, con rabia y algo de desprecio. Sin embargo estaba siendo todo lo contrario. Suave, dulce, delicado. Era como si…

 

 

 

-          ¡Estás pensando en Bella! — reclamo Edward empujándolo

-          ¿Aún quieres ser mi imprimación? — dijo Jacob con una sonrisa

-          Tú lo decidiste Jacob Black — dijo Edward en el mismo tono — me desharé de Victoria, porque es mi responsabilidad pero después… — y sonrió

-          ¿Mataras a Bella? — dijo el lobo con sorna — ¿condenaras a tu familia?

-          Solo me matare yo — dijo Edward con simpleza. La sonrisa de Jacob se desvaneció. Sabía las implicancias de ese hecho. Su lobo enloquecería por la pérdida de su imprimación y al creerla responsable terminaría asesinando a… sin contar que la chica primero lo odiaría

-          No te atrevas… — dijo Jacob

-          Si tú no me quieres, qué más da — dijo Edward  —, Por cierto, olvide decirte que antes la convertiré en vampiro — y regreso a la casa lo más veloz que pudo

 

 

 

Jacob pensó en seguirlo ¿pero cómo explicaría que estaba ahí para evitar que Edward se acercara a Bella más de la cuenta? No sabía que le causaba más rabia, si saber que Bella se convertiría en una chupasangre más o que Edward… Sin pensarlo golpeo una roca y la pulverizo. Y se repitió todo el regreso a la reserva que su rabia era por Bella. Le importaba solo la hermosa chica. El monstruo le era completamente indiferente

 

 

 

Al regresar a los terrenos de la casa, Edward Cullen paso la casa sin entrar. Tenía que tranquilizarse. No podía lastimar a Bella por más que la quisiera fuera de su camino. Eso solo lastimaría a Jacob.

Una sonrisa boba se le escapó de sus labios al pensar en el lobo. ¡Se habían besado! ¡Se habían besado! Había sido el mejor beso de su vida, claro, hasta que se dio cuenta que Jacob pensaba en ella. ¿Cómo salvarlo si lo rechazaba? Tal vez lo mejor sería dejarlos en paz e irse de Forks y aceptar que los monstruos no tenían derecho a amar y ser amados

 

 

 

Entro a la casa y le comunico a su novia que era hora de que se fueran al punto de encuentro. Alice quiso hablar con ellos pero Edward la evito, llevándose a Bella consigo

El camino hasta el claro les pareció el doble de largo que otras veces. Edward tomó un desvío para asegurarse de que el aroma no aparecía en ningún lugar cercano al rastro que Jacob iba a disimular más tarde. Llevó a la chica en brazos, y se echó la voluminosa mochila a la espalda donde, por lo general, cargaba el peso de esta.

Se detuvo en el extremo más lejano del claro y la puso en el suelo.

 

 

 

-          Bien — le dijo — Ahora camina un trecho hacia el norte tocando todas las cosas que puedas. Alice me ha dado una imagen clara de su trayectoria, y no tardaremos mucho en cruzarnos con ella.

-          ¿Hacia el norte? — pregunto Bella

 

 

 

Edward asintió y señaló la dirección exacta que debía seguir. La chica se adentró en el bosque, dejando atrás el claro y la luz amarilla y diáfana de aquel día extrañamente soleado. Tal parecía la visión borrosa de Alice se había equivocado con respecto a la nieve. El cielo estaba casi despejado, aunque el viento silbaba con furia en los espacios abiertos. Entre los árboles soplaba con más calma, pero aun así era demasiado frío para el mes de junio: a pesar de que llevaba un jersey grueso y debajo una camiseta de manga larga, bella tenía la piel de gallina en los brazos. Caminó despacio para dejar su rastro con los dedos sobre todo lo que quedaba a su alcance: la corteza rugosa de los árboles, los helechos húmedos, las piedras cubiertas de musgo.

Edward la acompañaba, andando en paralelo a unos veinte metros de distancia.

 

 

 

-          ¿Lo estoy haciendo bien? — le gritó.

-          Perfecto.

 

 

 

De pronto, se le ocurrió una idea.

 

 

 

-          ¿Crees que esto ayudará? — le preguntó, pasándome los dedos por la cabeza y quitándome algunos pelos sueltos para dejarlos caer sobre los helechos.

-          Sí, eso hará el rastro más intenso, pero no hace falta que te arranques toda la melena — dijo Edward “mejor la cabeza entera” pensó

-          Me sobran algunos más — contesto está sonriendo

 

 

 

Bajo los árboles reinaba la oscuridad. Le habría gustado caminar más cerca de Edward para aferrarle la mano pero el vampiro andaba más extraño que de costumbre. Coloco otro cabello en una rama rota que le cortaba el paso.

 

 

 

-          ¿Has pensado en lo que te propuse? — dijo Bella

-          Creo que no es momento de hablar de eso — dijo Edward

-          ¿Creí que querías que pasáramos juntos la eternidad? — dijo Bella

-          ¿De verdad quieres ser un ser maldito para siempre? — pregunto Edward

-          Si estoy contigo — dijo Bella — ¿Qué tiene de malo?

 

 

 

El chico contuvo un suspiro. No quería herir sus sentimientos diciéndole la verdad: si la cuidaba era por Jacob

 

 

 

-          ¿Estás consiente de que es el hombre el que debe pedirlo? — pregunto Edward

-          Pero tú no te animas — dijo Bella  —, ya estamos en el siglo XXI — dijo echándose a reír — no tiene nada de malo. Además yo sé que también lo quieres

 

 

 

Le llevó un rato llegar al lugar donde la tropa de neófitos iba a cruzarse con su rastro, y parecía que Edward por ratos perdía la paciencia debido a la lentitud de su paso.

Tuvo que guiarla un poco más por el camino de regreso para asegurarse de que volvía a seguir el mismo rastro. Todo le resultaba demasiado parecido.

Casi habían llegado al claro cuando Bella tropezó. Ya alcanzaba a divisarlo, y quizá ésa fue la razón por la que se emocionó y olvidó vigilar sus pasos. En verdad esa chica era un peligro. Ella consiguió agarrarse antes de darse de cabeza contra un árbol, pero su mano izquierda partió una ramita que le hizo un corte en la palma.

 

 

 

-          Maldición — dijo Bella

-          ¿Estás bien? — le pregunto mientras el olor a sangre le llegaba

-          Sí, sí — dijo Bella — Quédate donde estás. Estoy sangrando, pero cortaré la hemorragia en un minuto... — en el fondo esperaba que la atacara y la convirtiese allí mismo. Así se acabaría todo ese problema

-          Llevo un botiquín — le dijo mientras se descolgaba la mochila — Tuve el presentimiento de que podía hacernos falta.

-          No es nada. Puedo curarme yo sola, no tienes por qué pasar un mal rato — dijo Bella

-          Te dejare el botiquín aquí — dijo él — prefiero alejarme

-          Pero… — dijo Bella, y entonces se le ocurrió — Espera un segundo. Acabo de tener otra idea.

 

 

 

Sin mirar la sangre y respirando por la boca para evitar que se le revolviera el estómago, apretó la mano contra una piedra.

 

 

 

-          ¿Qué estás haciendo? — pregunto Edward molesto recordándose a sí mismo que a Jacob le dolería la muerte de la chica

-          A Jasper le va a encantar — murmuro. Reanudó el camino de vuelta al claro, tocando todo lo que tenía a su alcance con la palma de la mano  —, Seguro que esto los atrae — Edward suspiró exasperado — Contén la respiración — le pidió

-          Debo… — dijo Edward y se alejó lo más deprisa que pudo

 

 

 

Bella se sorprendió e intento seguirlo pasando junto al último árbol antes del claro. Dejó que su mano herida rozara contra los helechos. Se curó rápido y lo examino atentamente, segundos después apareció el vampiro.

 

 

 

-          Siento que algo no está bien — dijo por fin, mirándolo fijamente. Él se encogió de hombros.

-          No es momento de discutir eso — dijo Edward

-          ¿No es momento de discutir esto? — gruño Bella — ¿Por qué? ¿Entonces cuándo?

 

 

 

Edward apretó los labios; parecía estar buscando las palabras adecuadas, por lo que Bella decidió tomarle la mano y hablar

 

 

 

-          Durante meses creí que no me amabas, Edward. Pero nada de eso cambio mi amor por ti — dijo Bella — yo sé que quiero pasar la eternidad contigo. Te amo y es para siempre. Y yo sé que también lo deseas

 

 

 

Edward no supo qué responder a eso, por lo que Bella se río al ver su expresión. En ese momento atravesó el claro una ráfaga de viento que le echó el pelo sobre la cara y la hizo sentir un escalofrío ¿o fue la mirada del vampiro?

 

 

 

-          Bueno — dijo Edward cerrando los ojos y cogiendo de nuevo la mochila  —, ya has cumplido con tu parte — sacó el chaquetón de invierno de la chica y le ayudó a ponérselo  —, Lo demás ya no está en nuestras manos. ¡Nos vamos de acampada! — dijo con entusiasmo fingido

-          ¿Dónde quedamos con Jacob? — pregunto Bella

-          Aquí mismo — señaló hacia los árboles que tenían frente a ellos, al mismo tiempo que Jacob salía con paso cauteloso de entre las sombras.

 

 

 

Bella pensó que no debería haberse sorprendido el verle en su forma humana. No sabía por qué estaba buscando un enorme lobo color castaño.

Jacob volvió a parecerle más grande, sin duda por culpa de sus expectativas. De forma inconsciente, debió de creer que ante ella aparecería el Jacob de sus recuerdos, que era más pequeño y apacible y no le ponía las cosas tan difíciles. Tenía los brazos cruzados sobre el pecho desnudo y llevaba una prenda de abrigo en la mano. Los miró con gesto inexpresivo.

Edward curvó hacia abajo las comisuras de la boca.

 

 

 

-          Tendría que haber otra forma mejor de hacer las cosas — murmuro Edward

-          Hola, Jake — saludo Bella cuando estuvo más cerca

-          Hola, Bella — dijo este

-          ¿Qué tal estás, Jacob? — le saludó Edward. Jacob se ahorró los cumplidos y fue al grano

-          ¿A dónde la llevo?

 

 

 

Edward sacó un mapa de un bolsillo lateral de la mochila y se lo dio. Jacob lo desplegó.

 

 

 

-          Estamos aquí — informó Edward estirando el brazo para señalar el lugar exacto. El licántropo reculó instintivamente para apartarse de su mano, pero luego volvió a enderezarse. Edward fingió no darse cuenta — Y tú la llevarás hasta aquí — prosiguió Edward, trazando un camino sinuoso que seguía las líneas de relieve del mapa  —, Son quince kilómetros. — Jacob asintió una sola vez — Cuando estés más o menos a un kilómetro y medio, su sendero se cruzará con el mío. Síguelo hasta el punto de destino. ¿Necesitas el mapa?

-          No, gracias — dijo Jacob  —, Conozco la zona como la palma de mi mano. Creo que sé a dónde voy.

 

 

 

A Bella le pareció que a Jacob le costaba más trabajo que a Edward mantener un tono educado y cortés.

 

 

 

-          Yo tomaré la ruta más larga — dijo Edward — Los veré en unas horas.

 

 

 

Después miró a Bella con gesto infeliz. Esa parte del plan no le gustaba.

 

 

 

-          Hasta luego — murmuro

 

 

 

Edward desapareció entre los árboles, en dirección contraria. En cuanto se esfumó, Jacob volvió a estar contento.

Cuando llegaron, horas después, al lado de sotavento del farallón, Jacob y Bella vieron la pequeña tienda montada contra la pared de roca, al abrigo de la tempestad. Los copos caían en remolinos sobre ellos, pero el vendaval era de tal intensidad que no dejaba que se posaran en ningún sitio.

 

 

 

-          ¡Volvieron! — gritó Edward con alivio. Lo encontraron dando paseos nerviosos por el reducido claro.

 

 

 

Apareció a su lado como un rayo, tan rápido que apenas lo vieron como un borrón. Jacob se encogió sobresaltado, y después dejó a la chica en el suelo.

 

 

 

-          Gracias — dijo Edward por encima de la cabeza de Bella. Su tono era sincero  —, Has sido más rápido de lo que me esperaba. Te lo agradezco de veras.

 

 

 

Bella giro para observar la respuesta de Jacob, que se limitó a mirarlo fijamente; toda cordialidad se había esfumado de su rostro.

 

 

 

-          Llévala dentro. Esto va a ponerse peor — dijo Jacob  —, se me están poniendo de punta los pelos de la cabeza. ¿Esta tienda es segura? — con dudas

-          Sólo me ha faltado soldarla a la roca — contesto Edward

-          Bien — dijo Jacob alzó la mirada al cielo, que ahora estaba negro por la tormenta y salpicado de remolinos de nieve. Sus ollares se ensancharon. Edward y Jacob se miraron fijamente y Edward asintió

-          ¿Pasa algo? pregunto Bella

-          Voy a transformarme — anunció  —, Quiero saber cómo va todo por casa — antes de alejarse

 

 

 

La tienda de campaña se estremeció bajo el azote del viento, y Bella con ella. El termómetro caía en picado. Una gélida punzante atravesaba el saco de dormir y la chaqueta, estaba helada a pesar de hallarse completamente vestida, incluso con las botas de montaña anudadas. ¿Cómo le podía hacer tanto frío? ¿Cómo podía seguir bajando la temperatura? Tendría que parar alguna vez, ¿no?

 

 

 

-          ¿Qu… ué hooora es? — se esforzó en pronunciar las palabras, una tarea casi imposible con aquel castañeteo de dientes.

-          Las dos — contestó Edward, sentado lo más lejos posible de ella...

 

 

 

...en aquel espacio tan exiguo, temeroso casi de respirar cerca, teniendo en cuenta lo helada que estaba. El interior de la tienda estaba demasiado oscuro para que distinguiera su rostro con claridad, pero su voz sonaba desesperada por la preocupación, la indecisión y el chasco.

 

 

 

-          Quizá...

-          No, estoy bbbien, la werdad. No qqquiero salir ffuera.

 

 

 

Ya había intentado convencerla al menos una docena de veces de que salieran de allí, pero a Bella le aterrorizaba la perspectiva de abandonar el refugio. Si ya le hacía frío en la tienda, donde se encontraba a resguardo del viento rugiente, podía imaginarse lo horrible que sería si salían corriendo al exterior.

Era ilógico moverse a esa altura. Ella podría sobrevivir a toda una noche de tiritona.

A Bella le preocupaba que se hubiera perdido el rastro que había dejado, pero Edward le aseguró que los monstruos que venían lo encontrarían con facilidad.

 

 

 

-          ¿Qué puedo hacer yo? — dijo Edward, en tono serio. Bella se limitó a sacudir la cabeza.

 

 

 

En el exterior, bajo la nieve, Jacob aullaba de frustración.

 

 

 

-          Vete de aquí — ordeno Bella de nuevo.

-          Sólo está preocupado por ti — tradujo Edward  —, Se encuentra bien. Su cuerpo está preparado para capear esto.

-          E — e — e — e — e — dijo Bella intentando decirle que aun así debía marcharse, pero la idea se le quedó enganchada entre los dientes. Se esforzó, y estuvo a punto de despellejarse la lengua en el intento. Al menos, Jacob sí parecía estar bien equipado para la nieve, mejor incluso que el resto de su manada, ya que su piel cobriza era más gruesa y greñuda. Bella se preguntó a qué se debería eso.

 

 

 

Jacob volvió a gimotear, en tonos muy agudos, un lamento que crispaba los nervios.

 

 

 

-          ¿Qué quieres que haga? — gruñó Edward, demasiado nervioso ya para andarse con delicadezas  —, ¿sacarla con la que está cayendo? No sé en qué puedes ser tú útil. ¿Por qué no vas por ahí a buscarte un sitio más caliente o lo que sea?

-          Estoy bbbieenn — protesto la chica.

 

 

 

A juzgar por el gruñido de Edward y el enmudecimiento del aullido que sonaba fuera de la carpa no había conseguido convencer a nadie. El viento zarandeó la tienda con fuerza y Bella se estremeció a su ritmo.

Un aullido repentino desgarró el rugido del viento y la chica se cubrió los oídos para no escuchar el ruido.

 

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).