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Juntos por Liss83

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Las pequeñas manos llenas de hoyuelos se alzaban hacia él como si supiera exactamente quién era. De forma automática las de Edward se alzaron también imitándolas.

 

 

 

-          Jacke — dije el vampiro, inclinándose hacia un lado de Jasper para verlos mejor  —. ¿Por favor? — Jasper tenía los dientes encajados con firmeza y no se movió.

-          Jazz, esto no es nada parecido a lo que hayas podido ver antes — le comentó Alice en voz tranquila  —, confía en mí.

 

 

 

Sus ojos se encontraron durante un breve segundo, y después Jasper asintió. Se apartó del camino de su hermano, pero puso una mano sobre su hombro y lo siguió mientras avanzaba lentamente.

Edward pensaba cada paso antes de darlo, analizando su estado de ánimo, la quemazón de su garganta y la posición de los demás a su alrededor, y qué fuerte se sentía contra lo capaces que serían ellos de contenerlo. Fue una procesión muy lenta.

 

 

 

Y entonces el bebé que estaba en los brazos de Rosalie, luchando y lanzando los brazos en su dirección todo el tiempo, mostraba una expresión cada vez más irritada, pero fue el que sostenía Esmes el que soltó un aullido agudo y cantarín. Todo el mundo reaccionó como si nunca hubiera escuchado su voz antes.

 

 

 

Se reunieron a su alrededor en un segundo, dejando a Edward allí solo, de pie, paralizado en su lugar. El sonido del llanto de Renesmee lo atravesó, clavándolo al suelo. Los ojos le picaban de la manera más extraña, como si quisieran llorar.

Parecía como si todo el mundo quisiera ponerle la mano encima, palmeándola e intentando consolarla. Todos menos Edward. Mientras Elijah seguía batallando

 

 

 

-          ¿Qué pasa? ¿Está herida? ¿Qué ha ocurrido?

 

 

 

La voz de Seth era la que sonaba más alta, y se alzaba llena de ansiedad sobre las de los demás. Edward observo horrorizado que lo tomaba y luego, con un horror aún más profundo, cómo Rosalie se rendía y lo dejaba en sus brazos sin luchar.

 

 

 

-          No, está bien — le aseguró Rosalie.

 

 

 

¿Rosalie dándole explicaciones a Seth? En cambio Renesmee se fue con Jacob con bastantes ganas, empujando su mejilla con su mano diminuta pero después retorciéndose de nuevo para estirarse en dirección de su papi.

 

 

 

-          ¿Lo ves? — le dijo Rosalie  —, sólo quiere a Edward. Y seguro Renesmee también

-          ¿Ellos quieren venir conmigo? — susurro el vampiro.

                      

 

 

Los ojos de Elijah, sus ojos humanos, se clavaron en él con impaciencia, mientras que Renesmee seguía peleando

Jacob devolvió su hija a los brazos de su suegra y salió disparado hacia atrás hasta llegar al lado de su esposo. Puso las manos con suavidad en sus brazos y lo empujó hacia delante.

 

 

 

-          Te han estado esperando durante casi tres días — le dijo.

 

 

 

Estaban ya apenas a unos cuantos pasos de ellos. Llegaban hasta él temblorosas columnas de calor que parecían surgir del cuerpo de Seth. O quizá era este el que estaba temblando. Vio cómo se sacudían sus manos conforme se acercaba. A pesar de ello, y de su obvia ansiedad, su rostro permaneció más sereno de lo que lo había visto en mucho tiempo.

 

 

 

-          Seth... estoy bien — le dijo. Le estaba entrando pánico de ver a Elijah en sus manos temblorosas, pero procuró mantenerse bajo control.

 

 

 

Le puso mala cara, con los ojos entrecerrados, como si él tuviera justo el mismo pánico de dejar a Elijah en sus manos, mientras Renesmee no dejaba de batallara en los brazos de su abuela. Los niños gimoteaban con impaciencia y seguían estirándose, cerrando sus pequeñas manos en forma de puños una y otra vez.

 

 

 

En ese momento, algo en Edward se encajó en su lugar. El sonido de sus llantos, la familiaridad de sus ojos, la forma en que parecían más impaciente que él en reunirse... Todo ello se entretejió en el más natural de los patrones mientras los bebes intentaban agarrar el aire que había entre ellos y sus padre gestante. De repente, fue absolutamente real. Y por supuesto Edward que los conocía. Encontró de lo más normal dar el último paso para tomarlos, poniendo sus manos en el lugar exacto, donde encajarían mejor, mientras los acercaba a su cuerpo con ternura.

 

 

 

Seth dejó que sus largos brazos se extendieran de modo que pudiera tomar a Elijah, pero no lo soltó del todo. Temblaba un poco cuando sus pieles se rozaron. Los niños parecieron totalmente indiferente a la frialdad de la piel de su papi, o al menos, muy acostumbrados a ella.

Alzaron la mirada y le sonrieron de nuevo, mostrando sus pequeños dientes cuadrados y sus dos hoyuelos. Entonces, de forma muy deliberada, Elijah le tocó la cara.

 

 

 

En el momento en que él hizo eso, todas las manos que sujetaban a Edward se tensaron, anticipándose a la reacción del vampiro. Este apenas se dio cuenta.

Estaba jadeando, aturdido y asustado por la extraña y alarmante imagen que llenaba su mente. Lo sentía como un recuerdo muy fuerte, tanto, que le parecía estar viéndolo a través de sus ojos mientras lo observaba en su cerebro, aunque le resultaba completamente desconocido. Miró a través de la expresión expectante tanto de Renesmee como de Elijah, intentando comprender lo que estaba pasando, luchando con desesperación por aferrarme a su calma.

 

 

 

Además de ser chocante y desconocida, la imagen tenía algo incorrecto, ya que casi podía reconocer su propio rostro en ella. Comprendió con rapidez, que estaba viendo su rostro como lo veían otros, más que si fuera un reflejo.

El rostro de su recuerdo estaba contrahecho, destrozado, cubierto de sangre y sudor. A pesar de ello, su expresión era la de una sonrisa de adoración. Sus ojos verdes relucían sobre unos profundos círculos. La imagen se agrandó, y su rostro se acercó desde un punto de vista desconocido, y después, se desvaneció abruptamente.

 

 

 

La mano de Elijah cayó desde su mejilla. Sonrió más aún, luciendo de nuevo sus hoyuelos.

Salvo por los latidos de los corazones, se hizo un silencio profundo en la habitación. Sólo respiraban en realidad Jacob y Renesmee, Elijah y Seth. El silencio se alargó, parecía como si estuvieran esperando a que Edward dijera algo.

 

 

 

-          ¿Qué... ha sido... eso?

-          ¿Qué es lo que has visto? — le preguntó Rosalie con curiosidad, inclinándose a un lado de Jacob, que parecía estar tanto como no estar en ese lugar y ese momento  —. ¿Qué es lo que te mostro?

-          ¿Qué me mostro? — susurró Edward.

-          Ya te conté que era difícil de explicar — murmuró Jacob en su oído  —, pero bastante efectivo como medio de comunicación.

-          ¿Qué ha sido? — preguntó Seth.

 

 

 

Edward pestañeó rápidamente varias veces.

 

 

 

-          Mmm… A mí… Creo. Pero tenía un aspecto horrible.

-          Es el único recuerdo que tienen de ti — explicó Jacob  —. Quiere que sepas que ya han hecho la conexión y que saben quién eres.

-          Pero ¿cómo hace eso?

 

 

 

Ambos pequeños parecían indiferente a sus ojos pasmados. Sonreían levemente y le tiraban de un mechón de pelo.

 

 

 

-          ¿Cómo puedes escuchar los pensamientos de otros? ¿Cómo ve Alice el futuro? — preguntó Jacob de modo retórico, y después se encogió de hombros  —. Él tiene un don.

-          Es un giro interesante — le dijo Carlisle a Jacob  —, como si él hiciera justo lo opuesto a lo que Edward es capaz de hacer.

-          Interesante — admitió Jacob  —, me pregunto...

 

 

 

Edward sabía que ellos se habían puesto a especular, pero no les prestó atención. Tenía cosas más importantes que hacer, como mirar los rostros más hermosos del mundo. Se sentían calientes entre sus brazos, recordándole el momento en el que la oscuridad casi había vencido, cuando no quedaba nada en el mundo a lo que aferrarse. Nada lo suficientemente fuerte que lo empujara a salir de aquella oscuridad que lo aplastaba. El momento en que pensó en Elijah y encontró algo que nunca dejaría ir.

 

 

 

-          Yo también te recuerdo — le dijo en voz baja.

 

 

 

Le pareció de lo más natural inclinarse y presionar los labios contra sus frentes. Primero Elijah, y luego Renesmee. Dos de sus tres tesoros. Olían de maravilla. El aroma de sus pieles le dejó ardiendo la garganta, pero fue fácil de ignorar. Nada le quitaría la alegría de ese momento, porque sus hijos eran reales y al fin los conocía. Eran los mismos por los cual había luchado desde el principio. Sus pequeños pateadores, aquellos que había amado desde que estaba en su interior. La mitad de Jacob, perfecta y adorable. Y mitad suya también, lo que, sorprendentemente, la hacía algo mejor y no peor.

Había tenido razón todo el tiempo. Ellos habían merecido la pena.

 

 

 

-          Está bien — murmuró Alice, tal vez a Jasper. Aunque Edward les vio mantenerse atentos, aún sin confiar en él.

-          ¿No hemos hecho ya suficientes experimentos para un día? — preguntó Seth, con la voz algo más aguda de lo normal debido a la tensión  —. Vale, es verdad que Edward lo está haciendo genial, pero no llevemos las cosas demasiado lejos.

 

 

 

Este le echó una mirada malintencionada de pura irritación. Jasper se removió inquieto al lado de su hermano. Todos estaban apiñados tan cerca unos de otros que cualquier movimiento, por pequeño que fuera, parecía muy grande.

 

 

 

-          ¿Cuál es tu problema, Seth? — le exigía. Tiro ligeramente de Elijah de manera instintiva y él dio un paso hacia adelante. Ahora estaba apretado contra Seth, con Elijah tocando sus pechos. Jacob le siseó.

-          No te echo a la calle, Seth, porque lo entiendo, lo estoy viviendo. pero Edward lo está haciendo extraordinariamente bien, así que no le arruines el momento.

-          Y yo le ayudaré a echarte, perro — prometió Rosalie, con la voz hirviendo de indignación  —. Te debo una buena patada en las tripas.

 

 

 

Resultaba obvio, no había habido ningún cambio en esa relación, a menos que se considerara el empeoramiento como cambio.

Edward le echó una mirada envenenada a la ansiosa expresión casi enfadada de Seth. Tenía los ojos clavados en el rostro de Elijah. Con todo el mundo apretado a su alrededor, debía estar en contacto físico con al menos cinco vampiros diferentes en ese momento, pero eso ni siquiera parecía molestarle.

 

 

 

¿De verdad estaba dispuesto a pasar por todo esto sólo para proteger Jacob? ¿Qué habría ocurrido durante los últimos tres días, que le hubiera ablandado tanto respecto a la razón que lo había convertido en necesario? Se rompía la cabeza sobre ese asunto, observándolo mirar a su hijo. Mirándolo como si fuera un ciego que viera el sol por primera vez. Había estado tan pendiente de sí mismo para no lastimar a nadie, que no había prestado atención a la obvio

 

 

 

-          ¡No! — jadeó.

 

 

 

Los dientes de Jasper se juntaron y los brazos de Jacob se cerraron en torno a su pecho como boas constrictor. Seth había sacado a Elijah de sus brazos en el mismo segundo, lo mismo que Rosalie a Renesmee, y Edward no intentó retenerlos. Porque lo sintió venir, el ataque que todos ellos habían estado esperando. Seth entrego el bebe a Esmes

 

 

 

-          Rose, Esmes — dijo Edward entre dientes, con lentitud y precisión  —. Llévense a los niños.

 

 

 

Esmes extendió los brazos y tomo al pequeño sin dudarlo. Ambos se apartaron del vampiro, andando hacia atrás.

 

 

 

-          Jacob, no quiero hacerte daño, así que por favor, suéltame — Él vaciló.

-          Ve y ponte delante de Renesmee y Elijah — le sugirió.

 

 

 

Este deliberó, y después lo dejó ir. Edward se inclinó hasta adoptar su posición de ataque, agazapado, y dio dos pasos lentos hacia Seth.

 

 

 

-          Tú... ¡no! — rujío Edward y Seth retrocedió, con las palmas de las manos hacia arriba, intentando razonar su amigo.

-          Ya sabes que es algo que no puedo controlar.

-           ¡Tú, chucho estúpido! — siseo Edward — ¿Cómo has podido hacerlo? ¡Es mi bebé! — Seth salió de espaldas por la puerta principal mientras Edward le acosaba, casi corriendo por las escaleras.

-          ¡Edward, no ha sido idea mía!

-          Yo lo he tenido en mis brazos una sola vez y ¿ya te crees con derecho a no sé qué estúpida reclamación lobuna? ¡Es mío! ¡Son míos!

-          Podemos compartirlo — dijo el lobo con voz suplicante, mientras se retiraba a través del prado.

-          A pagar — se escuchó decir a Emmett. Una parte pequeña del cerebro se preguntó quién habría apostado en contra de este resultado. No desperdicio mucha atención en él. Estaba demasiado furioso.

-          ¿Cómo has osado imprimar a mi bebé? ¿Has perdido la cabeza?

-          ¡Ha sido involuntario! — insistió él, entrando entre los árboles de espaldas.

 

 

 

Y en ese momento dejó de estar solo. Reaparecieron los dos enormes lobos, que le flanquearon por ambos lados. Leah gruñó.

Un rugido terrorífico surgió de entre los dientes de Edward dirigido a ella. El sonido le molestó, pero no lo suficiente para detener su avance.

 

 

 

-          Edward, ¿te importaría escucharme sólo un segundo? ¿Por favor? — suplicó Seth  —. Leah, lárgate — añadió. Leah curvó su labio superior en dirección de Seth y no se movió.

-          ¿Por qué tengo que escucharte? — bramó el vampiro. La furia dominaba su cabeza, nublando cualquier otra cosa.

-          Somos compañeros de armas — dijo Seth — ¿lo recuerdas?

 

 

 

Edward le lanzo una mirada feroz, aunque realmente recordaba aquellos días.

 

 

 

 


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