Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Juntos por Liss83

[Reviews - 19]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

1.  Brillante       

Edward había cruzado la puerta casi antes de que sus carcajadas hubieran empezado, cubriendo el espacio de un salto y alzándolos del suelo en un solo segundo. Se sonrieron con ganas los tres.

Habían cambiado, pero no mucho. Eran un poco más altos, y sus proporciones se iban transformando de las propias de un bebé a las de unos niños. El pelo les había crecido casi un centímetro, y sus rizos saltaban como muelles con cada movimiento. Edward había dejado su imaginación suelta en el camino de vuelta a la casa y se había imaginado todo peor de lo que lo había encontrado. Gracias a sus miedos exagerados, estas alteraciones le supusieron casi un alivio. Incluso sin tener en cuenta las mediciones de Carlisle, estaba seguro de que los cambios habían sido más lentos que los del día anterior.

Renesmee le palmeó la mejilla y Edward se estremeció. Tenía hambre otra vez.

 

 

 

-          ¿Cuánto tiempo llevan levantados? — pregunto Edward mientras Jacob desaparecía a través del umbral de la puerta de la cocina. Estaba seguro de que él había ido a buscarle su desayuno, ya que sabía sus horarios mejor que el vampiro.

-          Sólo unos cuantos minutos — repuso Rose  —. Los íbamos a llamar. Han estado preguntando por ti, aunque «exigiendo» sería una descripción más acertada. Esme ha sacrificado su segundo mejor servicio de plata para mantener a estos pequeños monstruo entretenidos — Rose sonrió a Elijah con un afecto tan lleno de deleite que la crítica quedó sin sentido  —. No queríamos... esto... molestarlos.

 

 

 

Rosalie se mordió el labio y apartó la mirada, intentando no echarse a reír. Edward pudo sentir las carcajadas silenciosas de Emmett a sus espaldas, enviando las vibraciones a través de los cimientos de la casa.

Mantuvo la barbilla alzada.

 

 

 

-          Pronto tendremos preparada sus habitaciones en la cabaña — le dijo Edward a los gemelos  —. Les va a gustar mucho. Es un sitio mágico — alzo la mirada hacia Esme  —. Gracias, Esme, muchísimas gracias. Es absolutamente perfecta — pero antes de que ella respondiera, Emmett se puso a reír de nuevo, pero esta vez no fue en silencio.

-          Ah, pero ¿aún continúa en pie? — se las apañó para decir entre carcajadas  —. Habría jurado que, a estas alturas, la habrían reducido a escombros. ¿Qué estuvieron haciendo anoche? ¿Discutiendo los detalles de la deuda nacional? — se puso a aullar de la risa.

 

 

Edward apretó los dientes y se recordó a sí mismo las consecuencias negativas que tuvieron lugar el día anterior, cuando dejó libre su temperamento. Aunque claro, Emmett no era tan vulnerable como Seth...

Al pensar en él acudieron unas cuantas preguntas a su mente.

 

 

 

_______________________

 

 

 

La vida de Billy Black se había vuelto algo aburrida desde la boda de su hijo menor, pero era feliz sabiendo que su hijo era feliz. Si bien aún no los conocía, sabía que tenía dos hermosos nietos. Elijah y Renesmee. Jacob le había dicho que en cuanto pudiera los llevaría a la reserva para que los conociera personalmente

La amistad con Charlie Swan se había enfriado bastante desde el día del compromiso de Jack y Edward, pero era algo inevitable y un precio razonable a cambio de la felicidad de su hijo.

 

 

 

Se escucharon las llantas de un automóvil en la entrada de la casa por lo que salió a ver de qué se trataba. Él no era el hombre más conocedor de automóviles pero sabía reconocer cuando tenía el emblema de Ferrari frente a él, al igual que todos los curiosos que estaban cerca.

La puerta del F430 Spider se abrió y de él bajo nada menos ni nada más que su hijo, con la sonrisa más radiante de todas

 

 

 

-          ¡Jacke! — susurro el anciano emocionado conteniendo sus lagrimas

-          Hola viejo — dijo de tres zancadas y abrazándolo — ¿Cómo estás?

-          Bien — dijo Bill con la voz entrecortada pero sin dejar de sonreír — bien ¿y tú?

-          Genial — dijo Jacob — porque vine con tu yerno y queremos presentar a unas personitas muy especiales. Dame un momento

 

 

 

Edward ya había bajado del auto y tenía la parte superior del cuerpo inclinada en la movilidad. Jacob abrió la puerta del conductor e introdujo los brazo y la cabeza en él. Cuando volvieron a salir, este traía en brazos a una niña de poco más de un año aproximadamente con unos hermosos tirabuzones castaños que le llegaban hasta la cintura aproximadamente. Mientras que Edward cargaba a un niño de la misma edad, que si la vista no le fallaba era una copia de su hijo pero con los ojos verdes

 

 

 

-          Buenos días Bill — dijo Edward sonriendo

-          Bienvenidos — dijo este

-          Perdón que recién vengamos a visitarte pero andábamos algo ajetreados — y miro a su esposo que sonrió

-          Mira — dijo Jacob — te presento a Renesmee y Elijah Black Cullen — y los niños sonrieron de manera deslumbrante

-          Renesmee. Elijah — dijo el hombre extendiendo sus brazos hacia los pequeños

-          Niños — dijo Edward y los pequeños miraron fijamente a su papi — recuerden lo que hablamos en casa — y ambos tocaron los rostros de sus padres

-          Muy bien — dijo Jacob acercándose a la silla de su padre para entregárselo

-          ¿Qué hacen ellos aquí? — dijo una fuerte y clara detrás de la pequeña familia

-          Sam — dijo Jacob girándose con su hija aun en brazos — ¿Cómo estás?

-          Pregunte ¿Qué hacen ellos aquí? — repitió Sam flanqueados por Paul y Jared

-          Mi familia vino a visitarme, Sam — dijo Bill tomando a Elijah en brazos

-          Son fríos — dijo Sam — la ley dice…

-          La ley y el concejo dijeron muy claro que tienen el mismo derecho que tú o yo a estar aquí — dijo Jacob mientras Renesmee se apegaba más a su padre

-          Jacob… — siseo el otro Alfa

-          Vine a ver a mi padre — interrumpió Jacob  —. Nadie me lo puede impedir

-          Ellos no… — Sam alzo la voz

-          No quiero peleas en mi casa — dijo Bill

-          Tienen que irse ahora — dijo Sam

-          Estaremos un rato… — decía Jacob tratando de no perder el control

-          Ahora — exigió el Alfa antes de transformarse

-          Edward, entren a la casa — ordeno Jacob

 

 

 

Pero ya era demasiado tarde. Justo en frente del lobo, otro más pequeños con el pelaje unos tonos más bajos que los de Jacob pero los ojos verde intenso, que gruñía bajo en dirección de Sam sin apartar la vista de este. La sorpresa hizo que Sam y sus acompañantes dieran un paso hacia atrás

 

 

 

-          Entren a la casa ahora — ordeno Jacob y sintió como Edward llevaba Renesmee y a su padre dentro — Elijah — dijo con voz suave pero este no volcó — hijo, tranquilo — y en un abrir y cerrar de ojos, él también entro en fase

“No me gusta como llamaste a mi papi” siseo el pequeño y ante la sorpresa de todos a Sam le flaquearon las patas

“Sam” aulló Paul y Jared al mismo tiempo

“Elijah” dijo Jacob “Tranquilízate”

“No, hasta que se disculpe con papi por decirle que se vaya” dijo el lobo menor “él también puede venir”

“Claro que sí, cachorrito” dijo Jacob “esta también es la casa de papi”

“Discúlpate” exigió Elijah “ahora”

 

 

 

Sam bajo la cabeza a pesar de luchar por no hacerlo y sus patas se doblaron hasta postrarlo en el suelo, mientras sentía que algo similar le pasaba a sus acompañantes

 

 

“¡Discúlpate!” fue la orden que le llego una vez mas

“Lo siento. Lo siento. Lo siento” aullaba Sam desesperado “Lo siento”

“Sam” aullaron Paul y Jared

“Elijah” dijo Jacob acercándose lentamente “ya se disculparon. Vamos con papi. ¿No quieres ver al abuelo?” Pero el niño aun miraba fijamente a Sam “Vamos. Ya te entendieron”

 

 

 

Jacob se acercó lentamente a su hijo y lo tomo con el hocico por el cuello sin hacerle daño. Y lo llevo hacia la parte trasera de la casa.

Sam levanto la mirada y lo primero que vio fue a Edward inmóvil parado en la ventana. Un aullido salió de su garganta y lentamente se retiraron del lugar

 

 

 

-          ¿Qué fue eso? — dijo Bill sorprendido

-          Elijah reclamo su derecho como descendiente de Ephraim a ser Alfa de la manada — dijo Edward

-          ¿Qué? — dijeron al mismo tiempo Bill y Seth que entraba en la casa, mientras Renesmee volcaba los ojos como señal de aburrimiento

 

 

 

Con sumo cuidado, Jacob deposito a Elijah en el suelo y lo empujo suavemente con la cabeza. Se sentó a su lado sobre sus cuartos traseros y respiró hondo

 

 

 

“Tienes que tranquilizarte” dijo Jacob

“¿Estas molesto?” pregunto Elijah

“Sorprendido es la palabra más adecuada” dijo Jacob

“¿Papi está molesto? Pregunto el pequeño

“No leo mentes como papi, pero no creo que este molesto” dijo Jacob

“No me gusto como hablo a papi” dijo Elijah bajando el rostro

“Ni a mi” dijo Jacob “pero debemos aprender a controlar nuestro carácter. A la tía Alice no le hará gracia que estemos rompiendo la ropa a cada rato” y su tono hizo reír al niño

“¿Aun me quieres? Pregunto Elijah

“No habrá nada en este mundo que me haga dejar de amarte a ti, a papi y a tu hermana”

“Y a los abuelos” dijo el niño

“Y a los abuelos” repitió Jacob

“Y a los tíos” dijo Elijah

“Y a los tíos” repitió Jacob

“Incluida la tía Rose” dijo Elijah y Jacob exhaló

“Pero no se lo digas ¿sí?” dijo el alfa y Elijah le lamio el rostro arrojándose hacia él

 

 

 

El sol salía entre las nubes, lanzando unos largos rayos de color oro y rubí sobre la familia cuando salieron de casa de los Black. De inmediato todos, a excepción de Edward, se perdieron en la belleza de sus pieles a la luz del crepúsculo, asombrados por el espectáculo.

Renesmee acarició las suaves facetas brillantes como un diamante y después puso su brazo al lado del de su papi. Mientras Elijah hacia lo propio en los brazos de su padre. La piel de los niños tenía una tenue luminosidad, sutil y misteriosa. Nada que los obligara a recluirse en pleno día soleado como las refulgentes chispas que Edward despedía. Renesmee le tocó el rostro a este, pensando en la diferencia que había entre nosotras y sintiéndose contrariada.

 

 

 

-          Pero tú eres la más hermosa — le aseguró Edward.

-          Pues yo no estoy seguro de estar de acuerdo con eso — replicó Jacob y cuando el vampiro se volvió para responderle, el reflejo de la luz del sol en su rostro lo aturdió tanto que se quedó en silencio. La piel de su marido no brillaba como la suya o la de sus hijos, pero sus ojos lanzaban chispas de amor y deseo, y se sintió satisfecho al saber que solamente él provocaba esa reacción en el lobo

 

 

 

________________________

 

 

 

Edward se tomaba la vida familiar mucho más en serio desde que habían nacido los gemelos.

Cuando recordaba sus primeros tres meses como casado y padre de familia, solía imaginar el aspecto que tendría el hilo de su destino en el telar de las Parcas, Estaba persuadido de que su hilo había cambiado de color, pensaba incluso que podía haber comenzado como un beis encantador, sufrido y contemporizador, algo que resultaría bien como fondo de las cosas. Ahora debía de ser de un escarlata intenso o tal vez un dorado refulgente.

Las hebras de su familia, amigos y vecinos se entretejían hasta formar un tapiz hermoso, deslumbrante, compuesto por sus propios y brillantes colores de complemento.

 

 

 

Lo sorprendía como algunas de las hilazas que había terminado por incluir en su vida. Por ejemplo, los licántropos, con sus colores amaderados, intensos, no eran algo que cupiera esperar; Jacob y Seth sí, por supuesto, pero otros nuevos amigos como Quill y Embry también acabaron por convertirse en parte de la tela cuando se unieron a la manada de Jacob. Al principio, Sue no había visto con buenos ojos la imprimación de su hijo, pero sabía que era inevitable, y no lucharía contra la felicidad de su hijo

 

 

 

Leah estaba aún más incómoda que Sue y era la única parte de la recién extendida familia que se mostraba abiertamente hostil a la fusión. Sin embargo, ella y Jacob habían desarrollado una nueva camaradería que la mantenía en conexión con todos los demás. Una vez Edward le preguntó por esto a él, no sin cierta vacilación, pues no quería entrometerse, pero la relación que había ahora entre ellos era tan diferente a como solía ser que lo hizo sentir curiosidad. Él se encogió de hombros y le contó que era un asunto de la manada. Ella era su segunda al mando, su «Beta».

 

 

 

-          Supongo que mientras deba andar metido en este rollo de Alfa y creérmelo y todo — le explicó Jacob  —, será mejor que cumpla con las formalidades.

 

 

 

Esa nueva responsabilidad hacía que Leah sintiera la necesidad de controlar a menudo el paradero del jefe de su manada y su hermano, y teniendo en cuenta que ellos estaban siempre con sus imprimaciones...

Leah no se mostraba nada feliz de estar tan cerca de los vampiros, pero era la excepción. La felicidad era el componente primordial de sus vidas en esos momentos, y el diseño principal del tapiz de Edward. Tanto que la relación de Jacob con Jasper y Emmett se había convertido en algo mucho más cercano de lo que había soñado jamás.

Sin embargo, al principio se sentía algo molesto con él.

 

 

 

-          ¡Ya está bien! — se quejó con Jacob una noche después de que pusieran a Renesmee en su cuna de hierro forjado  —. Si no he matado ya a Bill o a Seth, es muy probable que eso no vaya a ocurrir en un futuro. ¡Me gustaría que Jasper dejara de andar a mí alrededor todo el día!

-          Nadie duda de ti, Edward, ni lo más mínimo — le aseguró él  —. Ya conoces a Jasper, no puede resistirse a un buen clima emocional. Tú rezumas tanta felicidad todo el tiempo, amor, que gravita a tu alrededor sin pensárselo. No lo hace de forma consciente.

 

 

 

Y entonces Jacob lo abrazó estrechamente, porque nada le agradaba más que el éxtasis sobrecogedor que sentía en esta vida nueva. Y Edward estaba eufórico casi siempre. Los días no eran lo bastante largos para poder disfrutar de la adoración que sentía por sus hijos; y las noches no tenían horas suficientes para satisfacer su necesidad de Jacob.

 

 

 

Sin embargo, había un punto débil en esa alegría. Si le daba la vuelta a la tela de sus vidas, imaginaba que el diseño en la parte del revés debía de basarse en los hilos desvaídos y grisáceos de la duda y el miedo.

 

 

 

Renesmee pronunció su primera palabra cuando tuvo justo una semana de edad. La palabra fue «papi», que debería haber hecho feliz a su padre todo el día, salvo porque le aterraban tanto los progresos que iba haciendo que apenas pude forzar su rostro paralizado a devolverle la sonrisa. Y no ayudó el hecho de que le siguiera su primera frase, sin pararse ni siquiera a respirar.

 

 

 

-          ¿Papi, dónde está el abuelito?

-          Yo quiero verlo también — acoto Elijah

 

 

 

La enunció con una clara y aguda voz de soprano. Se habían tomado la molestia de hablar sólo porque Edward estaba al otro lado de la habitación. Ya le habían preguntado a Rosalie usando su medio de comunicación normal, o gravemente anormal, según el punto de vista. Renesmee se había vuelto hacia mí, pues Rosalie ignoraba la respuesta.

 

 

 

 

Algo parecido ocurrió cuando caminaron por primera vez, poco más de tres semanas después. Ambos niños se habían quedado mirando a Alice durante un buen rato, observándola con interés mientras su tía arreglaba ramos de flores en los jarrones dispersos por la habitación, bailoteando de un lado para otro con los brazos llenos de flores. La niña se puso en pie, sin tambalearse lo más mínimo, y cruzó la habitación con casi la misma gracia.

Rosalie había estallado en aplausos, porque ésa era claramente la reacción deseada por Elijah. Pero cuando sus ojos se encontraron con los de su hermano, vio reflejado en los suyos todo el pánico que mostraban en los de Edward. Este la imitó y aplaudió también en un intento de esconder el miedo, para que él no lo percibiera, al igual que Jacob, que hizo lo mismo a su lado, y no tuvo que poner sus pensamientos en palabras para saber que eran los mismos.

 

 

 

Edward y Carlisle se sumergieron en una investigación dirigida a obtener todo tipo de respuestas, con el fin de saber qué era lo que podían esperar. No había mucho que pudiera encontrarse y nada que confirmar.

Alice y Rosalie comenzaban el día con un desfile de modas. Renesmee y Elijah nunca se ponía lo mismo dos veces, en parte porque las ropas rápidamente les quedaban pequeñas y en parte porque Alice y Rosalie querían crear un álbum de fotos que diera la impresión de reflejar una infancia de varios años en vez de semanas. Para ello, tomaban miles de fotografías, documentando cada fase de su crecimiento acelerado.

 

 

 

En cuanto a la condición de licántropo de Elijah, Jacob había ido varias veces a la reserva para hablar en el concejo. Era obvio que el niño aún era muy pequeño para asumir su puesto como Alfa, pero estando este ya reclamado por el pequeño, Sam seguiría siéndolo hasta que Elijah pudiese asumir plenamente sus funciones.

El consejo le había propuesto a Jacob asumir el puesto, dado que era su puesto natural, pero este declino alegando que se encontraba muy cómodo con su pequeña manada

 

                                      

 

A los tres meses, los pequeños mostraban el aspecto de un niño grande de un año o de uno pequeño de dos. Para ser exactos, no tenía las formas propias de un niño de esa edad, pues eran más esbeltos y más graciosos y guardaban unas proporciones más equilibradas, como las de un adulto. Los tirabuzones de color bronce de Renesmee le llegaban hasta la cintura y Edward no podía soportar la idea de cortárselos, aunque Alice lo hubiera permitido, que no era el caso. En cambio Elijah llevaba el pelo corto y siempre estaba de pantalón corto como su padre, aunque Alice se aseguraba que fuesen de buena marca

 

 

 

Ambos eran capaces de hablar con una entonación y una gramática impecables, pero rara vez se molestaban en emplearlas, porque prefería simplemente mostrarle a la gente lo que querían. No sólo andaban, sino que también corrían y bailaban, e incluso sabían leer.

Edward se veía obligado a investigar de continuo a la búsqueda de nuevo material porque a los niños no les gustaba repetir las historias de antes de irse a dormir, como en teoría complace a otros niños, y además no tenían ni pizca de paciencia con los libros de dibujos. Una noche se puso a leerles unos versos de Alfred Tennyson porque el flujo y el ritmo de su poesía parecían relajantes. Elijah alzó la mano para tocarle la mejilla, con una imagen en la mente de ellos tres, sólo que esta vez era él era quien sostenía el libro. Se lo entrego con una sonrisa.

 

 

 

-          «Hay aquí una dulce música — leyó sin vacilaciones  —, que cae con más suavidad que los pétalos sobre la hierba tras desprenderse de las rosas, o el rocío de la noche sobre aguas tranquilas entre las paredes de granito sombrío de un desfiladero reluciente...».

 

 

 

La mano del vampiro se movía con torpeza, como el de un robot cuando recuperó el libro.

 

 

 

-          Si eres tú el que lee, ¿cómo te vas a dormir? — le preguntó con una voz en la que apenas podía disimular el temblor.

 

 

 

Según los cálculos de Carlisle, el crecimiento de sus cuerpos iba disminuyendo de forma paulatina, aunque sus mentes continuaban su prodigioso salto hacia delante. Serían adultos en menos de cuatro años, incluso aunque fuera a más el ratio de decrecimiento.

Cuatro años. Y ancianos a los quince.

Sólo quince años de vida.

Pero ellos estaban tan sanos, vitales, brillantes, deslumbrantes y felices. Su evidente bienestar hacía más fácil para Edward ser feliz a su lado, viviendo el momento, y dejar los problemas del porvenir para el día de mañana.

 

 

 

Carlisle y Edward discutían en voz baja sus opciones para el futuro desde cada ángulo posible. Ellos nunca mantenían estas discusiones en presencia de Jacob y Seth, ya que sólo había una manera de detener el envejecimiento y ésa sería una opción que a ellos no les emocionaría precisamente. Y a Edward tampoco. ¡Demasiado peligroso!, le gritaban sus instintos. Seth y Elijah se parecían en muchos aspectos, ambos seres a medias, dos cosas a la vez. Y todos los cuentos de licántropos insistían en que la ponzoña vampírica era una sentencia de muerte más que un camino hacia la inmortalidad...

 

 

 

Carlisle y Edward habían investigado ya todo lo que podían a distancia y ahora se estaban preparando para seguir las viejas leyendas en sus mismas fuentes. Iban a regresar a Brasil, y empezar allí mismo. Los ticunas tenían leyendas sobre niños como Renesmee y Elijah, y si habían existido otros como ellos, quizá quedara algún cuento sobre el ciclo vital de estos niños semimortales...

La única cuestión que quedaba era cuándo iban a partir exactamente.

Jacob era la causa de la demora. Una pequeña parte del asunto era su deseo de permanecer cerca de Forks hasta después de las vacaciones, por el bien de Billy

 

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).