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Juntos por Liss83

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Primero el niño y luego la niña le «mostraron» a Carmen su explicación durante un buen rato. El rostro de Edward permaneció atento mientras observaba, y Jacob hubiera deseado tanto poder oír lo que él escuchaba... Seth cambió el peso de un pie a otro con impaciencia a espaldas de Edward y supo que también habría querido lo mismo.

 

 

 

-          ¿Qué le están enseñando? — gruñó entre dientes.

-          Todo — murmuró Edward.

 

 

 

Pasó otro minuto y los gemelos dejaron caer la mano del rostro de Carmen y sonrieron con alegría a la asombrada vampira.

 

 

 

-          Realmente son sus hijos, ¿a que sí? — comentó Carmen casi sin aliento, moviendo sus grandes ojos de color topacio al rostro de Edward  —, ¡qué don tan vivo! Esto sólo podía venir de un padre igual de bien dotado.

-          ¿Crees lo que te han contado? — preguntó Edward, con una expresión llena de intensidad.

-          Sin ninguna duda — replicó Carmen con sencillez.

 

 

 

El rostro de Eleazar estaba rígido de la angustia.

 

 

 

-          ¡Carmen!

-          Aunque parezca imposible, Edward no nos ha dicho más que la verdad — Ella le cogió las manos con las suyas y se las apretó — Deja que los niños te lo muestre — Carmen empujó a Eleazar hacia Edward y luego asintió a Renesmee.

-          Enséñaselo, querida mía.

 

 

 

Renesmee sonrió de oreja a oreja, de alegría por la aceptación de Carmen, y tocó a Eleazar en la frente con un toque ligero.

 

 

 

-          ¡Ay, caray! escupió él, y saltó hacia atrás.

-          ¿Qué es lo que te ha hecho? — inquirió Tanya al tiempo que se acercaba, embargada por la preocupación. Kate también se deslizó hacia delante.

-          Sólo está intentando mostrarte su lado de la historia — le dijo Carmen con voz tranquilizadora.

 

 

 

Elijah frunció el ceño con impaciencia.

 

 

 

-          Ven, mira, por favor — le ordenó a Eleazar. Le extendió la mano y después dejó unos cuantos centímetros entre sus dedos y su rostro, esperando.

 

 

 

Eleazar le echó una ojeada suspicaz y después clavó sus ojos en Carmen buscando su ayuda. Ella asintió para darle ánimos. El vampiro inhaló un gran trago de aire y después se inclinó hacia el pequeño hasta que su frente tocó la pequeña mano otra vez.

Él se estremeció cuando el proceso comenzó pero se quedó quieto en esta ocasión, con los ojos cerrados, concentrado.

 

 

 

-          Ahh — suspiró cuando sus ojos se reabrieron unos cuantos minutos más tarde  —. Ya veo.

 

 

 

Renesmee le sonrió. Él vaciló, y después le devolvió una sonrisa desganada en respuesta.

 

 

 

-          ¿Eleazar? — preguntó Tanya.

-          Es todo cierto, Tanya. No son niños inmortales, son semihumanos. Ven. Míralo por ti misma.

 

 

 

En silencio, Tanya acudió a su vez para colocarse delante de la niña con ademán precavido y Kate delante de Elijah, ambas mostrando sorpresa cuando les llegó la primera imagen al contacto de los pequeños; pero luego, en cuanto terminó, parecieron del todo convencidas, igual que Carmen y Eleazar.

Jacob dirigió una mirada al rostro tranquilo de Edward, preguntándose si podía ser tan fácil. Sus ojos dorados lucían claros, sin sombras. No había engaño en esto, entonces.

 

 

 

-          Gracias por escucharnos — dijo con voz serena.

-          Pero aún existe el grave peligro del que nos hablaste — le dijo Tanya a su vez  —, ya veo que no procede directamente de estos niños, pero entonces ha de proceder de los Vulturis. ¿Cómo han llegado a saber de ellos? ¿Cuándo vendrán?

 

 

 

A los lobos no les sorprendió su rápida comprensión de las cosas. Después de todo, ¿de dónde podría venir una amenaza a una familia tan fuerte como los Cullen? Sólo de los Vulturis.

 

 

 

-          El día en que vi a Irina en las montañas — le explicó Edward  —, tenía a los gemelos conmigo — Kate siseó, entrecerrando los ojos hasta convertirlos en rendijas.

-          ¿Ha sido Irina quien ha hecho esto? ¿A ustedes? ¿A Carlisle? ¿Irina?

-          No — susurró Tanya  —. Ha debido de ser otra...

-          Alice la vio acudiendo a ellos — comentó Edward. Jacob se preguntó si los demás notaron la forma en que se encogió ligeramente cuando mencionó el nombre de Alice.

-          Pero ¿cómo ha podido hacer eso? — preguntó Eleazar sin dirigirse a nadie en concreto

-          Imagínate que hubieras visto a Renesmee y a Elijah sólo a distancia, y que no te hubieras esperado a oír nuestra explicación.

-          No importa lo que ella haya pensado... — dijo Tanya entrecerrando los ojos se entrecerraron — Ustedes son nuestra familia.

-          Ya no hay nada que podamos hacer respecto a la decisión de Irina. Es demasiado tarde. Alice nos ha dado un mes de plazo.

 

 

 

Tanto Tanya como Kate inclinaron la cabeza hacia un lado, y esta última frunció el ceño.

 

 

 

-          ¿Tanto tiempo? — preguntó Eleazar.

-          Vienen todos juntos y eso requiere una cierta preparación previa — dijo Edward y Eleazar soltó un jadeo.

-          ¿La guardia completa?

-          No sólo la guardia — replicó Edward, con las mandíbulas apretadas  —. También Aro, Cayo, Marco... incluso las esposas.

 

 

 

La sorpresa relampagueó en los ojos de todos los vampiros.

 

 

 

-          Imposible — repuso Eleazar sin podérselo creer.

-          Justo lo que yo dije hace dos días — comentó Edward.

 

 

 

El vampiro puso muy mala cara y cuando habló lo que surgió fue casi un rugido.

 

 

 

-          Pero eso no tiene sentido alguno. ¿Por qué se iban a poner ellos mismos y a las esposas en peligro?

-          No tiene ningún sentido desde ese punto de vista. Alice dijo que se trataba de algo más que un simple castigo por lo que creían que habíamos hecho. Ella pensó que tú podrías ayudarnos.

-          ¿Más que un castigo? Pero ¿qué otra cosa puede ser?

 

 

 

Eleazar comenzó a caminar de un lado para otro, dirigiéndose primero hacia la puerta y luego hacia atrás como si estuviera solo en la habitación, con las cejas fruncidas mientras miraba hacia el suelo.

 

 

 

-          ¿Dónde están los demás, Edward? ¿Carlisle, Alice y los otros? — preguntó Tanya. La vacilación de Edward apenas fue perceptible y respondió sólo a parte de la pregunta.

-          Buscando a amigos capaces y dispuestos a ayudarnos.

 

 

 

Tanya se inclinó hacia él, adelantando las manos en su dirección.

 

 

 

-          Edward, no importa cuántos amigos consigas reunir, no podemos ayudarte a ganar. Sólo podemos morir contigo. Debes saber eso. Claro, quizás nosotros cuatro nos lo merecemos después de lo que Irina ha hecho, y después de cómo les fallamos en el pasado... y esta vez también por el bien de la niños.

-          No les vamos a pedir que luchen y mueran con nosotros, Tanya — dijo Edward sacudiendo la cabeza con rapidez — Ya sabes que Carlisle jamás solicitaría una cosa así.

-          Entonces, ¿cuál es la naturaleza de vuestra petición, Edward?

-          Simplemente estamos buscando testigos. Si les podemos detener, aunque sea por un momento, si dejan que nos expliquemos... — tocó la mejilla de Renesmee y ella agarró su mano y la mantuvo apretada contra su piel  —. Es difícil dudar de nuestra historia cuando la ves por ti mismo.

 

 

 

Tanya asintió con lentitud.

 

 

 

-          ¿Tú crees que su pasado les importará mucho?

-          Sólo en la medida en que amenace su futuro. El sentido de mantener la restricción estaba en protegernos de quedar expuestos y de los excesos de los niños que no podían educarse.

-          Nosotros no somos peligrosos en absoluto — intervino Renesmee. Su voz se escuchó alta y clara

-          Nunca le hemos hecho daño al abuelito, o a Sue — dijo Elijah.

-          Nos encantan los humanos — dijo Renesmee

-          Y los lobos como mi papá Jacob o mi Seth — dijo Elijah dejando caer la mano de Jacob hacia atrás y dio una palmadita al brazo de este.

 

 

 

Tanya y Kate intercambiaron una mirada rápida. Al igual que Jacob y Seth. Sabían la pregunta que venia

 

 

 

-          ¿su… lobo? — pregunto Tania intrigada

-          Si Irina no hubiera venido tan pronto — musitó Edward  —, nos podríamos haber evitado todo esto. Ellos crecen a un ritmo sin precedentes. Cuando pase este mes, habrán ganado otro año de desarrollo.

-          Bueno, eso es algo que lograremos atestiguar sin ninguna duda — replicó Carmen en tono decidido  —. Podemos prometer que la hemos visto madurar por nosotros mismos. ¿Cómo iban a ignorar los Vulturis una evidencia como ésa? — Eleazar masculló entre dientes.

-          ¿Cómo, en verdad? — pero no alzó la mirada y continuó paseándose como si no estuviera prestando atención en absoluto.

-          Sí, les serviremos de testigos — admitió Tanya  —. Al menos eso sí. Y consideraremos qué otras cosas hacer.

-          Tanya — protestó Edward, escuchando algo más en sus pensamientos de lo que había en sus palabras  —, no esperamos que luchen con nosotros.

-          Si los Vulturis no se detienen lo suficiente para escuchar nuestra declaración, no nos vamos a quedar de brazos cruzados — insistió Tanya  —. Aunque claro, yo sólo puedo hablar por mí misma.

 

 

 

Kate resopló.

 

 

 

-          ¿Realmente dudas tanto de mí, hermana? — dijo esta y Tanya le dirigió una gran sonrisa.

-          Después de todo, es una misión suicida — y Kate le devolvió otra sonrisa y después se encogió de hombros con indiferencia.

-          Yo también estaré.

-          Y yo haré todo lo que pueda para proteger a los niños — acordó también Carmen. Y luego, como si no se pudiera resistir, tendió las manos hacia Renesmee  —. ¿Me dejas que te coja, mi precioso bebé 6?

 

 

 

Renesmee se inclinó decidida hacia Carmen, encantada de haber hecho una nueva amiga. La vampira la abrazó con fuerza, murmurándole algo en español.

Sucedió lo mismo que había pasado con Billy, Sue, y antes con todos los demás Cullen. Los niños resultaban irresistibles. ¿Qué era lo que había en ellos que hacía que todos se le rindieran, que les hacía incluso desear entregar sus vidas para defenderla?

 

 

 

Durante un momento Edward pensó que lo que estaban intentando quizá podía funcionar. Tal vez los gemelos lograran lo imposible: ganarse a los enemigos como se había ganado a los amigos. Y entonces Edward recordó que Alice los había dejado y su esperanza se desvaneció tan deprisa como había aparecido.

 

Los gemelos se miraron entre si y sonrieron, al mismo tiempo que Edward gritaba un desesperado “No” que sorprendieron a todos

 

 

 

-          Hay algo más que queremos mostrarles — dijo Renesmee como su voz como campanilla

-          Dije que no — exigió Edward

-          Pero nos gusta jugar como lobos — dijo Elijah

-          ¿Jugar como lobos? — pregunto Kate

-          O no… — dijo Jacob cuando los dos niños saltaron hacia adelante

 

 

 

Los vampiros visitantes tenían frente a ellos dos lobeznos pequeños. Uno con el pelaje cobrizo y los ojos verde intenso, mientras el otro era blanco como la nieve y unos ojos tan negros como la noche. Ambos aullaron al mismo tiempo y parecía que sonreían cuando se lanzaron a lamerle la cara a su papi

 

 

 

-          ¿Edward? — pregunto Tania sorprendida

-          ¿Renesmee, porque no me lo dijiste? — pregunto Edward y fijo sus ojos en los de su hija — no — dijo luego sonriendo — ni papá ni yo estamos molestos — y unió su frente a la de la pequeña loba cerrando los ojos

-          Increíble — exclamaron los vampiros visitantes y Jacob solo sonrió

-          Son especiales, estos pequeños — musitó Tanya  —, difíciles de resistir.

-          Una humana viene — dijo Eleazar — pero…

-          Bella — dijeron Edward y Jacob al mismo tiempo

-          ¿Tú ex? — dijo Tanya

-          ¿Qué quiere aquí? — gruño Jacob

-          No lo sé — dijo Edward

 

 

 

Minutos después el timbre sonó mientras todos se miraban en silencio

 

 

 

-          Iré yo — dijo Jacob

-          ¿Enserio vas a hacer una escena de celos justo ahora? — dijo Edward

-          ¿Y tú vas a reclamar después de lo que paso en la montaña? — dijo el Alfa

-          ¿Qué paso en la montaña? — pregunto Carmen sonriendo

-          Intento suicidarse solo para que yo lo besara — acuso Jacob

-          Quería quedarse con Bella estando imprimado ya de mi — se defendió Edward

-          Claro, hablo el señor madures — dijo Jacob — que iba ir a una playa para desafiar a los Vulturis solo porque no le conteste un par de llamadas

-          ¿Están…? — pregunto Tania pero el sonido del timbre los silencio

 

 

 

Jacob y Edward se miraron fijamente. Edward exhalo y modulando un “te amo” en dirección de su esposo y fue abrir la puerta. La chica estaba de espalda a esta, por lo que giro cuando escucho que esta se abría

 

 

 

-          Hola — dijo Bella con una sonrisa triste

-          Bella… — dijo Edward — que… placer verte

-          Supe que tuviste gemelos… — dijo está mostrando dos pequeños paquetes — y les traje esto

-          Gracias — dijo Edward tratando de no respirar — yo… tenemos… invitados… especiales

-          Entiendo — dijo Bella — solo venía a despedirme de Carlisle y Esmes

-          ¿Despedirte? — dijo Edward sorprendido

-          Me voy a la universidad — dijo Bella

-          Cierto — dijo Edward — olvide las fechas. Sé que te ira muy bien — fue el turno de Bella de dar las gracias

-          Bill… me dijo que Jacke… — dijo la chica — si no causo problemas

-          Jacke salió con los gemelos — dijo Edward

-          Ya llegamos papi — dijo la voz de Renesmee corriendo hacia él que la tomo en brazos

-          Hola princesa — dijo Edward

 

 

 

Bella alzo los ojos en el momento que Renesmee miro hacia adelante. Sus miradas se cruzaron. Ya no era la tierra quien sostenía a la niña, sino ella. Esa mujer frente a ella pasó a ser lo único que le debía importar. Debería ser capaz de cualquier cosa por ella, de convertirse en lo que ella necesitara, ya sea su protectora, su amante, su amiga o su hermana

 

 

 

-          ¡No! — exhaló Edward sorprendido

-          ¡Edward! — siseo Jacob detrás de su esposo

-          Me llamo Renesmee Black Cullen — dijo la niña sonriendo de manera deslumbrante mientras le extendía la mano

-          Bella, Isabella Swan — dijo estrechándosela tímidamente pero la niña estira los brazos para que la toma en brazo sin que sin separar los ojos de la otra

-          ¡Edward! — siseo Jacob detrás de su esposo — dime que no es lo que estoy pensando — y el vampiro apretó los ojos dejando a su hija en brazos de su ex novia

-          ¿Puedo? — pregunto Renesmee y la chica asintió lentamente para que la niña tocara su mejilla

 

 

 

Isabella Swan jadeo cuando imágenes suyas aparecieron en su mente mezclándose entre sí: una playa rocosa sembrada de maderas que flotaban a la deriva, un garaje con autos lujosos, refrescos calientes en una bolsa de papel, una habitación grande con un trillado canapé. El júbilo brillando en sus oscuros ojos hundidos, el calor febril de su mano femenina en torno a la suya, el relampagueo de sus dientes blancos contra su piel brillante, su rostro perfecto con esa amplia sonrisa que había sido siempre como la llave de una puerta secreta, donde sólo tienen acceso los espíritus afines.

Bella sintió una especie de anhelo por la persona y el lugar que tenía en sus brazos

 

 

 

 

 

-          Es una locura — dijo Jacob

-          Rosalie me va a matar — gimió Edward

-          No entiendo — dijo Carmen

-          Son alma gemelas — dijo Jacob entre dientes  —. Separarla, seria condenar a ambas a la muerte

-          Una familia llena de talentos — murmuraba Eleazar sin apartar la vista de la humana con la bebé en brazos  —. Un padre mitad lobo, el otro lector de mentes, la magia que sea con la que estos niños extraordinarios nos ha hechizado y una compañera escudo. Me pregunto si hay un nombre para lo que ella hace, o si ésta sería la norma para un híbrido de vampiro. ¡Como si una cosa como ésta pudiera considerarse normal! ¡Vaya, vampiros híbridos!

-          Perdóname — dijo Edward con voz aturdido. Se acercó a Eleazar y lo cogió por el hombro cuando se giraba para volver hacia la puerta  —. ¿Cómo has llamado a Bella?

 

 

 

Eleazar miró a Edward con curiosidad, su manía de pasear olvidada por el momento.

 

 

 

-          «Escudo», creo que he dicho. Me está bloqueando justo ahora, así que no puedo estar seguro. Y es más sorprendente por ser humana

 

 

 

Bella y Renesmee se quedaron mirando a Eleazar, con las cejas fruncidas debido a la confusión. ¿Escudo? ¿Qué quería decir con que estaba «bloqueándole»? Ella sólo estaba allí, justo a su lado, sin hacer nada en su defensa. Tan solo con ese hermoso ser entre los brazos

 

 

 

-          ¿Un escudo? — repitió Edward, desconcertado.

-          ¡Vamos, Edward! Si yo no puedo leer en ella, dudo que tú seas capaz. ¿Estás escuchando sus pensamientos ahora? — le preguntó Eleazar.

-          No — murmuró Edward  —, pero jamás he podido hacerlo

-          ¿Nunca? — Eleazar pestañeó  —. Qué interesante. Eso indicaría un talento latente bastante poderoso, si ya se manifiesta de forma tan clara ahora. No puedo encontrar ningún camino por el que abrirme acceso a través de su escudo para ver de qué va la cosa — la mirada que le dirigió a Edward era casi exasperada  —. Y por lo que parece no es consciente en absoluto de lo que está haciendo. Para nada. Qué ironía. Aro me envió por todo el mundo a la búsqueda de este tipo de anomalías y tú simplemente te la tropiezas por accidente y ni siquiera te das cuenta de lo que tienes.

 

 

 

Eleazar sacudió la cabeza con incredulidad. Bella puso mala cara.

 

 

 

-          ¿De qué estás hablando? ¿Cómo puedo yo ser un escudo? ¿Qué quiere decir eso? — toda la imagen que podía conjurar en su cerebro era la de una ridícula armadura medieval.

 

 

 

 


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