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Juntos por Liss83

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Eleazar inclinó la cabeza a un lado mientras examinaba a la chica humana que tenía en frente.

 

 

 

-          Supongo que éramos demasiado formales en la guardia sobre este tema. La verdad es que categorizar un talento es un asunto subjetivo y azaroso. Cada don es único y nunca se repite la misma cosa dos veces; pero tú… — dijo el hombre

-          Bella — dijo la chica — soy Bella — Renesmee sonrió de manera deslumbrante

-          Bella, eres bien fácil de clasificar. Hay aptitudes que son nada más que defensivas, protegen algunos aspectos del portador, y a ésos siempre les hemos llamado escudos. ¿Nunca has comprobado tus habilidades? ¿No has bloqueado a nadie más además de a mí y a Edward?

 

 

 

Jacob torció los labios en un gesto molestó. Ya presentía por donde iban las cosas, y no le gustaba para nada

 

 

 

-          Sólo funciona con ciertas cosas — le explico llevándole varios segundos organizar la respuesta  —. Mi cabeza es una especie de... zona privada, pero no ha impedido que Jasper sea capaz de modificar mi estado de ánimo y Alice lea mi futuro.

-          Es una defensa puramente mental — Eleazar asintió para sí mismo  —. Limitada, pero fuerte.

-          Aro no podía escucharla — intervino Edward y Eleazar puso unos ojos redondos como platos.

-          Y Jane intentó hacerme daño pero tampoco lo logró — relató Bella  —. Edward cree que Demetri no es capaz de encontrarme — Eleazar todavía boquiabierto, volvió a asentir

-          Si no es molestia no los invoquen antes de tiempo — dijo Seth — gracias

-          ¿Pasa algo con los Vulturis? — pregunto Bella

-          Una de las primas de Edward del clan Denali vieron a los gemelos — dijo Jacob con molestia en la voz — y acudieron a los Vulturis creyendo que los convertimos

-          Explíquenles la verdad — dijo Bella encogiendo los hombros

-          No es tan simple, Bella — dijo Edward — vienen a impartir justicia, no a dialogar

-          Estamos reuniendo testigos que aseguren que los han visto crecer — dijo Jacob

-          Yo puedo atestiguar — dijo Bella a pesar del escalofrió que le recorrió el cuerpo el hecho de pensar en volver a estar frente a ese trio de vampiros milenarios

-          No — dijeron Jacob y Edward al unísono

-          Definitivamente no — siseo Edward — si Aro ve que aun eres humana te matara

-          Simple, conviérteme — dijo Bella encogiendo los hombros y todos los vampiros quedaron atónitos ante el pedido

-          Por enésima vez — siseo Edward — ¡no!

-          ¿Dónde está Carlisle? — dijo Bella — Él entenderá la gravedad del asunto y me convertirá

-          Estas más loca de lo que pensaba — dijo Jacob molesto

-          Es por los gemelos — dijo Bella — ¿o es que prefieren…? — Y la pareja se estremeció

-          No lo digas — dijo Edward cerrando los ojos — ¡Un escudo! — exclamó Edward tratando de verlo desde otro ángulo  —. Nunca lo había contemplado desde ese punto de vista. La única persona que conocí con ese don era Renata, y lo que ella hacía era bastante diferente.

-          Sí — dijo Eleazar recobrándose un poco — no todos los talentos se manifiestan siempre de la misma manera, porque tampoco nadie piensa justo del mismo modo.

-          ¿Quién es Renata? ¿Qué es lo que hace ella? — preguntó Bella, y Renesmee se mostró interesada también, sin apartándose de su imprimación

-          Renata es el guardaespaldas personal de Aro — contó Eleazar  —. Tiene un escudo la mar de práctico y muy fuerte además.

 

 

 

Bella recordaba vagamente una pequeña multitud de vampiros rodeando a Aro en su macabra torre, hombres y mujeres. Pero no conseguía rememorar los rostros femeninos en aquella imagen desagradable y terrorífica. Una de ellas debía de ser Renata.

 

 

 

-          Me pregunto... — musitó Eleazar  —. Verás, Renata es un poderoso escudo frente a un ataque físico. Si alguien se acerca a ella (o a Aro, siempre está a su lado cuando hay una situación hostil), se encuentra... desviado. Hay una fuerza a su alrededor que repele, aunque resulta casi imperceptible. Simplemente te encuentras yendo en una dirección que no habías planeado, con la memoria confusa, sin conseguir recordar por qué te habías planteado ir en la otra dirección en primer lugar. Puede proyectar ese escudo a varios metros de donde se sitúa. También protege a Cayo y Marco cuando les es necesario, pero Aro es su prioridad. Lo que hace no es en realidad físico. Como la mayoría de los dones que poseemos, surge de la mente. Si ella intentara rechazarte, me pregunto quién ganaría — sacudió la cabeza  —. Nunca había oído que los dones de Alec o Jane hubieran sido burlados.

-          Mi Bella es especial — dijo Renesmee sin mostrar sorpresa alguna, como si estuviera comentando el color de sus ropas.

-          ¿Tu Bella? — dijeron sus padres al unísono

 

 

 

A pesar de que sabía que eso era imposible, Edward empezaba a sentir como se formaba su jaqueca, que solo aumento cuando, a pesar de no ser vidente como Alice, vio la pataleta que haría Rosalie cuando se enterase. La risa baja de Seth y la rabia contenida de Jacob no ayudo en nada a recuperar su tranquilidad

 

 

 

-          ¿Eres capaz de proyectarlo? — preguntó Kate con gran interés.

-          ¿Proyectarlo? — inquirió Bella a su vez.

-          Empujarlo al exterior, fuera de ti — le explicó Kate  —. Proteger a alguien además de a ti misma.

-          No lo sé. Nunca, lo he intentado. Y tampoco sé cómo hacerlo.

-          Oh, puede que no sea posible — repuso ella con rapidez  —. Los cielos saben que yo llevo trabajando en esto desde hace siglos y lo máximo que he logrado es hacer correr una especie de corriente sobre mi piel — Jacob la miro intrigado.

-          Kate tiene un don ofensivo — le explicó Edward — muy similar al de Jane — Bella se apartó de ella automáticamente, y se echó a reír.

-          Yo no lo uso en plan sádico — aseguró la vampira  —. Es sólo algo que viene muy bien cuando debo luchar.

 

 

 

Las palabras de Kate le calaban poco a poco a Bella, comenzando a crear relaciones en su mente. «Proteger a alguien además de a ti misma», había dicho ella. Como si pudiera haber alguna forma de incluir a alguien en su extraña y estrafalaria cabeza silenciosa.

 

 

 

Recordó a Edward encogiéndose sobre las antiguas piedras de la torre del castillo de los Vulturis. Aunque era un recuerdo, resultaba agudo y doloroso que la mayoría... como si hubiera sido grabado en los tejidos de su cerebro. Y luego, en vez de a Edward, vio a Renesmee, y un escalofrió recorrió su cuerpo

¿Podía conseguir que eso no ocurriese? ¿Qué pasaría si pudiera protegerla, a su familia? ¿Qué pasaría si tuviera la más mínima posibilidad de escudarlos a todos?

 

 

 

-          ¡Tienes que enseñarme cómo hacerlo! — exclamó, agarrando a Kate del brazo sin pensar  —. ¡Debes enseñarme cómo! — Kate se encogió ante la determinación de su agarre aunque no le hizo daño real.

-          Quizá podría hacerlo... si dejas de intentar arrancarme el antebrazo.

-          ¡Oh! ¡Lo siento!

-          Tu escudo está actuando, seguro — dijo Kate  —. Ese movimiento que he hecho podría haberte arrancado el brazo. ¿No sientes nada en estos momentos?

-          Eso no era necesario, Kate. Ella no quería hacerte daño — masculló Edward, pero ninguno le prestó atención.

-          No, no siento nada. ¿Estabas haciendo lo de tu corriente eléctrica?

-          Sí. Mmm. Nunca he encontrado a nadie que no la percibiera, fuera inmortal o cualquier otra cosa.

-          ¿Dijiste que la proyectabas? ¿Sobre tu piel? — pregunto Bella y Kate asintió.

-          Antes sólo me ocurría en las palmas de las manos. Algo parecido a lo de Aro.

-          O Renesmee — intervino Edward.

-          Pero después de un montón de práctica, puedo irradiar la corriente por todo mi cuerpo.

 

 

 

Bella estaba escuchando a Kate a medias, ya que sus pensamientos se aceleraban alrededor de la idea de que podría proteger a Renesmee sólo con que aprendiera a hacerlo con la suficiente rapidez. Deseaba fervientemente ser lo bastante buena en ese asunto de la proyección. Su vida humana no la había preparado para que las cosas vinieran de forma natural, y no podía confiar en que esta aptitud durara.

 

 

 

Miro a Renesmee y sintió como si nunca hubiera deseado nada con tantas ganas: ser capaz de proteger lo que amaba. Como estaba tan preocupada, no notó la conversación que se estaba produciendo entre Edward y Eleazar hasta que se convirtió en una conversación hablada.

 

 

 

-          ¿Puedes pensar en al menos una excepción? — preguntaba Edward.

-          No quiero pensar en ellos de esa forma — decía Eleazar entre dientes. Le sorprendió el profundo cambio que se había producido en la atmósfera  —. Si tuvieras razón... — comenzó de nuevo Eleazar.

-          El pensamiento era tuyo, no mío — le cortó Edward

-          Si yo tuviera razón... ni siquiera puedo comprender lo que eso significaría. Cambiaría de arriba abajo el mundo que hemos creado. Cambiaría incluso el sentido de mi vida, de aquello a lo que he pertenecido.

-          Tus intenciones siempre fueron buenas, Eleazar.

-          ¿Y qué importaría eso? ¿Qué es lo que he hecho? Cuántas vidas...

 

 

 

Tanya puso la mano sobre el hombro de Eleazar en un gesto de consuelo.

 

 

 

-          ¿Qué es lo que nos hemos perdido, amigo mío? Quiero saberlo para poder argüir en contra de esos pensamientos. Tú nunca has hecho nada que merezca que te castigues así a ti mismo.

-          ¿Ah, no lo he hecho? — masculló Eleazar.

 

 

 

Entonces, se sacudió la mano con un encogimiento de hombros y comenzó a caminar de nuevo, más rápido aún que antes. Tanya le observó durante medio segundo y después se concentró en Edward.

 

 

 

-          Explícate.

 

         

 

Edward asintió, con sus ojos tensos siguiendo a Eleazar mientras andaba.

 

 

 

-          Él estaba intentando comprender por qué venían tantos de los Vulturis a castigarnos. Ésa no es la manera en la que suelen hacer las cosas. Es verdad que nosotros somos el aquelarre más maduro y grande con el que han tratado, pero en el pasado otros aquelarres se han unido para protegerse y nunca han sido un gran reto, a pesar del número que llegaran a sumar. Nosotros estamos más íntimamente ligados y ése es un factor a tener en cuenta, pero no el principal.

-          Estaba recordando otras veces en las que algunos aquelarres han sido castigados, por una cosa u otra, y se le ha ocurrido que hay un modelo — dijo Eleazar — Un modelo que el resto de la guardia no habría notado nunca, ya que era el encargado de pasar la información confidencial a Aro, en privado. Un modelo que sólo se repite cada siglo más o menos.

-          ¿Y cuál es ese modelo? — preguntó Carmen, observando a Eleazar igual que Edward.

-          Aro no suele asistir a las expediciones de castigo — explicó Edward  —, pero en el pasado, cuando Aro quería algo en particular, no tardaba mucho en encontrarse evidencias de que tal o cual aquelarre había cometido un crimen imperdonable. Los antiguos decidían en ese caso acompañar a la guardia para observar cómo se impartía justicia. Y entonces, cuando el aquelarre estaba definitivamente destruido, Aro garantizaba el perdón a aquel miembro cuyos pensamientos, según declaraba él, mostraban un arrepentimiento especial. Ese vampiro “siempre” era el que tenía el don que Aro había admirado. Y a esa persona “siempre” se le daba un lugar en la guardia. El vampiro se integraba con rapidez, “siempre” se sentía agradecido por el honor concedido. Nunca hubo excepciones.

-          Debía de ser algo embriagador resultar escogido — sugirió Kate.

-          ¡Ja! — bramó Eleazar, todavía en movimiento.

-          Hay una vampira en la guardia — explicó Edward, para que comprendieran la reacción de enfado del vampiro  —, cuyo nombre es Chelsea, y tiene influencia sobre los lazos emocionales entre las personas, tanto para consolidarlos como para soltarlos. Es capaz de hacer que alguien se sienta vinculado a los Vulturis, que quiera pertenecer a ellos, y complacerlos...

-          Todos nosotros entendíamos el porqué de la importancia de Chelsea — dijo Eleazar interrumpiendo de forma abrupta  —. En una lucha, podía provocar que se disolvieran alianzas entre los aquelarres y de ese modo era más fácil vencerlos. Si lográbamos distanciar emocionalmente a los miembros inocentes de un aquelarre de los culpables, podíamos impartir justicia sin una brutalidad innecesaria... así los culpables eran castigados y se salvaba a los inocentes. No quedaba otro remedio, porque no había forma de evitar la lucha contra el aquelarre en bloque. Así que Chelsea rompía los lazos que los mantenían unidos. A mí aquello me parecía un gran detalle por parte de Aro, una evidencia de su piedad. También sospechaba que mantenía nuestro bando más unido, pero eso también era bueno. Nos hacía más efectivos y nos ayudaba a coexistir con más facilidad.

 

 

 

Esto aclaró muchos de los viejos recuerdos de Bella. No había tenido sentido para ella antes el hecho de que los guardias obedecieran a sus señores con tanta alegría, casi con devoción de amantes.

 

 

 

-          ¿Es muy fuerte su don? — preguntó Jacob con un cierto deje afilado en la voz. Su mirada rozó con rapidez a todos los miembros de su familia.

-          Yo fui capaz de marcharme con Carmen — dijo Eleazar encogió los hombros y entonces sacudió la cabeza  —. Pero cualquier otra cosa más débil que el sentimiento que une a las parejas se encuentra en peligro. En un aquelarre normal, al menos. Porque también es cierto que las uniones de los demás son más laxas que las de nuestra familia. El abstenernos de sangre humana nos hace más civilizados y nos permite entablar auténticos lazos de amor. Dudo que pudiera disolver nuestra alianza, Jacob.

 

 

 

Él asintió, como si se sintiera más seguro, mientras el vampiro continuaba con su análisis.

 

 

 

-          Lo único que se me ocurre, la razón por la que Aro ha decidido venir por sí mismo, y traer a tanta gente con él, es que su objetivo no sea el castigo sino la adquisición — comentó el vampiro  —. Necesita estar aquí para controlar la situación, pero también necesita a toda la guardia para protegerse de un aquelarre tan grande y dotado. Por otro lado, eso dejaría al resto de los antiguos desprotegidos en Volterra, lo cual es demasiado arriesgado, ya que alguien podría intentar aprovechar la ventaja. Así que por eso vienen rodos juntos. ¿De qué otro modo se aseguraría el apropiarse de los dones que quiere? Debe desearlos con verdadera ansia — musitó Eleazar y la voz de Edward sonó tan baja como un suspiro.

-          Según lo que vi en sus pensamientos la pasada primavera, no hay nada que Aro quiera más que a Alice.

 

 

 

Bella se quedó boquiabierta, recordando las imágenes de pesadilla que había creado en su mente hacía tiempo: Edward y Alice con capas negras y ojos de color rojo, sus rostros fríos e inexpresivos mientras acechaban como sombras, con las manos de Aro en sus... Edward por su lado, pensaba si no era esto lo que había visto Alice realmente ¿Había visualizado a Chelsea intentando separarla de ellos, para ligarla a Aro, Cayo y Marco?

 

 

 

-          ¿Ese es el motivo por el que Alice se ha marchado? — pregunto Jacob.

-          Quizá — dijo Edward con aire pensativo  —, para privar a Aro de lo que más desea y mantener su poder fuera de sus manos.

-          ¿Cómo que Alice se fue? — dijo Bella sorprendida

 

 

 

Se escucharon las voces alteradas de Tanya y Kate murmurando

 

 

 

-          Tuvo la visión de que venían y nos dijo a quienes buscar como testigos, pero… se fue — dijo Edward con tono apagado mientras Jacob lo abrazaba

-          Él también te quiere a ti — le susurró a su ex novio y Edward se encogió de hombros, con su rostro repentinamente algo descompuesto.

-          Ni de lejos tanto como a ella. En realidad, yo no le puedo dar mucho más de lo que ya tiene. Y claro, dependería de que encontrara un modo de forzarme a hacer su voluntad. Él me conoce y sabe lo improbable que es eso — alzó una ceja en un gesto sardónico.

 

 

 

Eleazar frunció el ceño ante la despreocupación de Edward.

 

 

 

-          Él también conoce tus debilidades — le señaló y luego miró a Jacob y los gemelos

-          No es algo que tengamos que debatir ahora — respondió Edward con rapidez. Eleazar ignoró la indirecta y continuó.

-          Lo más probable es que también quiera a tu compañero. Te imaginas lo que haría con su capacidad de transformación.

 

 

 

A Edward le incomodaba este tema, y a Jacob tampoco me gustaba. Si Aro quería que Edward hiciera algo, lo que fuera, le bastaba con amenazar a Jacob y él lo haría, y viceversa.

¿La muerte entonces no era el problema? ¿Lo que debían temer era la captura?

Edward cambió de asunto.

 

 

 

-          Creo que los Vulturis han estado esperando esto, encontrar algún pretexto. No sabían qué forma adoptaría la excusa, pero el plan estaba en marcha para cuando se presentara la oportunidad. Por eso Alice vio su decisión incluso antes de que Irina la provocase, sencillamente porque ya había sido tomada; sólo aguardaban algo que pudiera justificarla.

-          Si los Vulturis están abusando de la confianza que todos los inmortales hemos puesto en ellos... — murmuró Carmen.

-          ¿Acaso eso importa? — preguntó Eleazar  —, ¿quién nos creería? E incluso aunque otros se convencieran también de que están explotando el poder que tienen, ¿qué diferencia marcaría eso? Nadie lograría enfrentarse a ellos y vencer.

-          Aunque algunos parece que estamos lo bastante locos como para intentarlo — murmuró Kate.

-          Sólo están aquí para servir de testigos, Kate — dijo Edward sacudiendo la cabeza  —. Sea cual sea al objetivo de Aro, no creo que esté preparado para manchar la reputación de los Vulturis con este asunto. Si podemos rechazar sus argumentos en nuestra contra, se verá obligado a dejarnos en paz.

-          Claro — murmuró Tanya.

 

 

 

Nadie parecía convencido. Durante unos cuantos y largos minutos ninguno dijo nada. Entonces se escuchó el sonido de las cubiertas de un automóvil girando desde la autovía hacia la entrada de tierra de los Cullen.

 

 

 

-          Maldición, Charlie — mascullo Bella.

-          ¿Te escapaste? — dijo Jacob frunciendo las cejas

-          Lo dice quién me delato con lo de la moto — dijo Bella

-          Quizá a los de Denali no les importe subir al primer piso hasta que... — dijo Seth

-          No — repuso Edward con voz distante. Sus ojos se veían lejanos, mirando inexpresivamente hacia la puerta  —. No es tu padre — su mirada volvió a concentrarse en mí  —. Alice ha enviado a Peter y Charlotte, después de todo. Ha llegado el momento de prepararse para el siguiente asalto.

 

 

 

Los invitados atestaban el hogar de los Cullen. La gran casa habría resultado incómoda para todos, de no ser porque ninguno de los convidados dormía, aunque la hora de las comidas sí que era un problema. Las visitas colaboraron lo mejor que pudieron. Cazaron fuera del estado para evitar la localidad de Forks y la reserva de La Push. Edward se comportó como un anfitrión lleno de cortesía, prestando sus automóviles conforme fueran necesarios sin un pestañeo. El compromiso hacía sentir bastante incómodos a Jacob y a Seth, aunque intentaban convencerse a de que daba igual después de todo, si no hubieran venido, estarían cazando en algún otro lugar del mundo.

 

 

 

Sin embargo incomodaba pasar por alto que los licántropos existían para prevenir la pérdida de vidas humanas, y ahora debían cerrar los ojos ante lo que consideraba asesinato puro y duro aunque se cometiera fuera del territorio defendido por la manada. Bajo estas circunstancias, y con los gemelos en tan grave peligro, mantenían la boca cerrada y miraba con mala cara al suelo en vez de a los convidados.

 

 

 

A Bella le sorprendió la facilidad con que los vampiros aceptaron a Seth y a ella. No llegó a producirse ninguno de los problemas temidos por Edward. Los visitantes fingían no verle ni como persona ni como posible comida. Su trato con él se asemejaba al trato que la gente a la que no le gustan los animales dispensa a la mascota de sus amigos.

 

 

 

A Leah, Quill y Embry se les asignó el cometido de patrullar con Sam por el momento. Seth se les habría unido alegremente si no hubiera sido porque no podía soportar estar lejos de Elijah, muy ocupado dejando fascinado a aquella extraña colección de amigos de Carlisle.

Escenificaron otra vez el número de la presentación de los gemelos al aquelarre de Denali como una media docena de veces. Primero para Peter y Charlotte, a quien Alice y Jasper habían enviado a casa sin darles ninguna explicación. Como la mayoría de sus conocidos, seguían sus instrucciones a pesar de la falta de información. Alice no les había dicho nada sobre la dirección a la que se dirigían ella y Jasper. No habían hecho ninguna promesa de que volviéramos a verles en el futuro.

 

 

 

 


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