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Juntos por Liss83

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La niña llegó hasta donde Bella estaba y esta le abrió los brazos de modo automático. Ella se acurrucó contra su cuerpo, presionando su cabeza en el hueco que había justo debajo de su cuello.

 

 

 

-          Pero Bella, yo quiero ayudar — ofreció la niña con voz voluntariosa. Su mano descansó contra su cuello reforzando su deseo con imágenes de ellas dos juntas, como un equipo.

-          No — replico esta, retrocediendo con rapidez. Kate había dado un paso deliberado en su dirección, con su mano extendida delante de ella —. Apártate de nosotras, Kate — le advirtió.

-          No — ella comenzó a perseguirlas, como si fuera una cazadora arrinconando a su presa.

 

 

 

Bella cambió de posición a Renesmee de modo que quedó colgada de su espalda, mientras seguía caminando hacia atrás a un ritmo que se acompasaba al de Kate. Ahora tenía las manos libres, y si la vampira quería seguir conservando sus manos pegadas a sus muñecas, haría mejor manteniendo la distancia.

Kate no lo entendió, ya que no había conocido por sí misma la pasión de la imprimación. Era probable que no se diera cuenta de cuán lejos había ido esta vez. Bella se sentía tan furiosa que su visión adquirió un extraño color rojizo y la lengua le supo a metal quemado.

 

 

 

La ira había hecho que cada aspecto del ser de Bella se intensificara. Ahora, incluso podía sentir la elasticidad de su escudo con mayor exactitud, y se dio cuenta de que más que una banda era una capa fina, una película delgada que la cubría de los pies a la cabeza. Con la ira rugiendo a través de su ser, tuvo una mejor percepción de él, un control más estrecho de su presencia. Lo estiró a su alrededor hasta sacarlo al exterior de mi cuerpo, y envolvió a Renesmee con él, por si acaso Kate conseguía traspasar su guardia.

Kate dio un paso calculado hacia delante,

 

 

 

-          Aléjate — grito Bella desesperada

-          Ten cuidado, Kate — le advirtió Edward.

 

 

 

La vampira dio otro paso más y entonces cometió un error que incluso alguien un inexperto podía reconocer. A sólo un pequeño salto de distancia de Bella, apartó la vista y trasladó su atención a Edward.

Renesmee estaba segura en la espalda de Bella que se agachó para saltar.

 

 

 

-          ¿Puedes escuchar algo de Nessie? — le preguntó Kate, con la voz calmada y serena.

 

 

 

Edward se precipitó en el espacio que había entre las dos, bloqueando la línea de actuación de Bella hacia Kate.

 

 

 

-          No, nada en absoluto — contestó él  —. Y ahora dale a Bella un poco de espacio para que se calme, Kate. No deberías aguijonearla de ese modo.

-          No contamos con tiempo para hacer esto con amabilidad, Edward. Hemos de empujarla un poco. Únicamente disponemos de unas cuantas semanas y ella tiene el potencial de...

-          Apártate durante un minuto, Kate.

 

 

 

Kate puso mala cara pero aceptó la advertencia de Edward.

La mano de Renesmee estaba sobre el cuello de Bella. Le recordaba el ataque de Kate, le mostraba que no pretendían hacerle daño, que su papá ya estaba en ello...

 

 

 

Esto no pacificó a la chica. El espectro de luz se hallaba teñido de escarlata. Pero Bella estaba más controlada y pudo ver la sabiduría de las palabras de Kate. La ira la ayudó, porque podía aprender más rápido bajo presión.

Sin embargo, eso no quería decir que le gustara.

 

 

 

-          Kate — gruño, descansando la mano en la parte más estrecha de la espalda de Edward. Todavía podía sentir el escudo como una lámina fuerte y flexible alrededor de ella y de Renesmee. Lo empujó algo más lejos, forzándolo alrededor de Edward. No había signo de imperfección en la tela elástica, ni amenaza de un desgarrón. Ella jadeaba por el esfuerzo, y sus palabras salieron casi sin aliento, más que furiosas  —. Otra vez — le dijo a Kate  —, pero a Edward sólo.

 

 

 

Ella puso los ojos en blanco, pero revoloteó hacia delante y presionó su palma contra el hombro de Edward.

 

 

 

-          Nada — dijo Edward, y Bella percibió la sonrisa en el tono de su voz.

-          ¿Y ahora? — preguntó Kate.

-          Nada todavía.

-          ¿Y ahora? — esta vez se notaba el sonido de la tensión en su voz.

-          Nada en absoluto.

 

 

 

Kate gruñó y dio un paso hacia atrás.

 

 

 

-          ¿Puedes ver esto? — preguntó Zafrina con su voz profunda y ruda, mirando con intención a los tres. Su inglés tenía un acento extraño, y sus palabras se acentuaban en los lugares más inesperados.

-          No veo nada que no debiera ver — repuso Edward.

-          ¿Y tú, Renesmee? — inquirió Zafrina de nuevo.

 

 

 

Renesmee le sonrió y sacudió la cabeza.

La furia de Bella se había desvanecido casi por completo y apretó los dientes, jadeando con más fuerza mientras seguía empujando contra el escudo elástico; parecía que se iba haciendo más pesado cuanto más lo estiraba. Tiraba hacia atrás, intentando encogerse hacia dentro.

 

 

 

-          Que a nadie le dé un ataque de pánico — advirtió Zafrina al pequeño grupo de espectadores  —. Deseo ver cuánto puede extenderlo.

 

 

 

Todos los presentes emitieron un jadeo de sorpresa, Eleazar, Carmen, Tanya, Garrett, Benjamín, Tía, Siobhan y Maggie, todos menos Senna, que parecía estar preparada para el comportamiento de Zafrina. Los ojos de los demás parecían ahora desenfocados, y sus expresiones llenas de ansiedad.

 

 

 

-          Alcen la mano cuando recuperen la visión — les instruyó Zafrina  —. Vamos, Bella. A ver a cuántos puedes cubrir con el escudo.

 

 

 

La respiración de esta salió como un resoplido. Kate era la persona que tenía más cerca además de Edward y Renesmee, pero incluso ella estaba a unos diez pasos. Apretó las mandíbulas y empujó de nuevo, intentando extender la lámina protectora elástica que se resistía lo más lejos posible de mí. Centímetro a centímetro la condujo hasta Kate, luchando con la reacción que se producía con cada fracción de terreno que ganaba. Bella sólo observaba la expresión llena de ansiedad de Kate mientras trabajaba, y gruñó por lo bajo con alivio cuando sus ojos pestañearon y se concentraron. Alzó la mano.

 

 

 

-          ¡Fascinante! — murmuró Edward, casi sin aliento  —. Es como un cristal de una sola cara. Puedo leer lo que todos están pensando, pero ellos no me pueden alcanzar aquí dentro. Y soy capaz de escuchar a Renesmee, aunque no lo era cuando estaba en el exterior. Apuesto a que Kate podría lanzarme una buena descarga ahora, porque está dentro del paraguas. Pero, por otro lado, no logro escuchar a Bella. Mmm, a ver, a ver... ¿Cómo funciona esto? Me pregunto si...

 

 

 

Continuó mascullando para sus adentros, Jacob no conseguía escuchar las palabras, solo quería sacar a su familia de allí. Bella apretó los dientes de nuevo, luchando por extender el escudo hacia Garrett, que era el que estaba más cerca de Kate. También alzó la mano.

 

 

 

-          Muy bien — me felicitó Zafrina  —. Ahora...

 

 

 

Pero habló demasiado pronto. Con un grito ahogado Bella sintió que su escudo se encogía como una goma elástica que se ha estirado en exceso y recobra de modo brusco su forma original. Renesmee comenzó a temblar en su espalda cuando experimentó por primera vez la ceguera que Zafrina había conjurado para los otros. Aun con lo cansada que estaba, Bella luchó de nuevo contra la lámina elástica para forzar el escudo e incluirla otra vez.

 

 

 

-          ¿Puedes darme un minuto? — jadeó pesadamente. Se sentía tan agotada y a la vez tan fuerte.

-          Claro — replicó Zafrina y los espectadores se relajaron cuando les permitió ver de nuevo.

 

 

 

Jacob corrió a abrazar a su pareja y a su hija. Le había costado horrores mantenerse alejado pero había entendido que era una manera de proteger a sus hijos

Y entonces se produjo una cierta conmoción en el patio delantero. Se escuchó a Carlisle hablando sobre un barboteo de voces sorprendidas.

 

 

 

-          ¿Los ha enviado Alice? — le estaba preguntando a alguien, con la voz insegura, algo molesta.

 

 

 

¿Otro huésped inesperado?

Edward y Jacob salieron disparados hacia la casa y la mayoría de los otros los imitaron. Bella los siguió más despacio, con Renesmee aún aferrada a su espalda. Le daría a Carlisle un momento para que recibiera apropiadamente al nuevo invitado, y le preparara para la idea de lo que se le avecinaba.

 

 

 

-          Nadie nos ha enviado — decía una profunda voz susurrante al contestar a la pregunta de Carlisle.

 

 

 

La puerta principal estaba atestada de gente, ya que casi todo el mundo había ido a ver a los nuevos visitantes, pero apenas se percibía algún ruido. Sólo una respiración superficial.

La voz de Carlisle sonaba precavida cuando respondió.

 

 

 

-          Entonces, ¿qué los trae por aquí?

-          Las palabras vuelan — contestó una voz diferente, que sonaba como un murmullo, igual que la primera  —. Hemos oído por ahí que los Vulturis se estaban organizando para venir contra ustedes. Hay rumores también de que no estarán solos. Como es obvio, los rumores son ciertos. Esta es una reunión de lo más impresionante.

-          No estamos desafiando a los Vulturis — repuso Carlisle en tono tenso  —. Ha habido algún malentendido, eso es todo. Y uno muy serio, a decir verdad, pero que confiamos en ser capaces de aclarar en su momento. Lo que están viendo son testigos, nada más, porque sólo necesitamos que los Vulturis nos escuchen. Nosotros no...

-          No nos preocupa lo que digan que hayan hecho — le interrumpió la primera voz  —. Y nos da igual si han incumplido la ley.

-          Ni lo atrozmente que lo hayan hecho — intervino el segundo.

-          Hemos estado esperando un milenio y medio para que alguien desafiara a esa escoria de los Vulturis — continuó el primero  —. Si hay alguna oportunidad de que caigan, queremos estar aquí para verlo.

-          O incluso para ayudar a derrotarlos — apostilló el segundo. Hablaban en una sucesión continua, de modo que sus voces se enlazaban la una a la otra y al ser tan similares, un receptor poco sensitivo las percibiría como una única voz  —. Creemos que tienes una posibilidad de éxito.

-          Jacke ¿Bella? — la llamó Edward con una voz dura  —. Traigan a los niños, por favor. Quizá deberíamos poner a prueba la petición de nuestros visitantes rumanos.

 

 

 

A Jacob le ayudó saber que probablemente la mitad de los vampiros que había en la otra habitación saldrían en defensa de sus hijos si esos rumanos se sentían molestos por ellos. No le gustaba el sonido de sus voces o la oscura amenaza que destilaban sus palabras. Mientras su amiga caminaba lentamente a través de la habitación, pudo ver que no era sólo él quien lo percibía así. La mayoría de los vampiros inmóviles que había allí los miraban con ojos hostiles y unos cuantos — Carmen, Tanya, Zafrina y Senna — cambiaron con ligereza de postura, adoptando posiciones defensivas entre los recién llegados y los gemelos.

 

 

 

Los vampiros de la puerta eran esbeltos y bajos, uno con el pelo oscuro y el otro con el pelo de un tono rubio ceniza tan claro que casi parecía gris pálido. Su piel tenía el mismo aspecto polvoriento que la de los Vulturis. Bella no podía estar segura de ello, ya que sólo había visto a los Vulturis dos veces en su vida. Sus ojos agudos, pequeños, eran de un color borgoña oscuro, sin ninguna película lechosa. Llevaban simples ropas oscuras, que podían pasar por modernas aunque con aspecto de pasadas de moda.

El del pelo oscuro sonrió cuando Bella apareció a la vista.

 

 

 

-          Vaya, vaya, Carlisle, pero qué chicos más malos han sido, ¿eh?

-          Ella no es lo que crees, Stefan.

-          Y nos da igual de todos modos — respondió el rubio  —. Como ya hemos dicho antes.

-          Entonces son bienvenidos como observadores, Vladimir, pero nuestro plan no es para nada desafiar a los Vulturis, como también hemos dicho antes.

-          En ese caso, simplemente cruzaremos los dedos — comenzó Stefan.

-          Y esperaremos tener suerte — finalizó Vladimir.

 

 

Al final, habían conseguido reunir diecisiete testigos: los irlandeses, Siobhan, Liam y Maggie; los egipcios, Amun, Kebi, Benjamín y Tía; las del Amazonas, Zafrina y Senna; los rumanos, Vladimir y Stefan; y los nómadas, Peter y Charlotte, Garrett, Alistair, Mary y Randall, además de los once miembros de la familia, ya que Tanya, Kate, Eleazar y Carmen insistieron en ser contados como tales.

 

 

 

Aparte de los Vulturis, ésta era quizás la reunión amigable de vampiros maduros más grande que se había producido en la historia de los inmortales.

Todos comenzaban a concebir pequeñas esperanzas e incluso Edward no pudo resistirse a ello. Los gemelos se habían ganado a todos para su causa en un periodo muy corto de tiempo. Los Vulturis sólo tenían que escuchar durante un segundo escaso...

 

 

 

Los dos rumanos supervivientes, concentrados en su amargo resentimiento por aquellos que habían derribado su imperio hacía quince siglos, se lo tomaban todo con calma. No tocaron a Renesmee ni Elijah, pero tampoco les mostraron aversión. Parecían misteriosamente encantados por alianza con los licántropos. Observaron practicar a Bella con su escudo con Zafrina y Kate, contemplaron a Edward contestar a preguntas no expresadas en voz alta, también a Benjamín alzando géiseres de agua del río o violentos brotes de viento del aire quieto sólo con el poder de su mente, y sus ojos relucían con la ardiente esperanza de que los Vulturis hubieran encontrado por fin la horma de su zapato.

Todos tenían sus esperanzas, aunque no fueran las mismas.

 

 

 

_________________

 

 

 

-          Billy, soy consciente de que ha pasado más de una semana desde que viste a tus nietos, pero… las cosas están complicadas por acá. ¿Qué te parece si te los llevo mañana?

 

 

 

El hombre mayor se quedó callado durante tanto rato, que Jacob se preguntó si había llegado a captar la tensión bajo su fachada de aparente tranquilidad. Pero entonces masculló:

 

 

 

-          Entiendo — y entonces Jacob se dio cuenta de lo preocupado que su padre estaba por sus nietos  —. Solo cuídense, ustedes… — pidió y luego suspiró por los viejos tiempos

-          Jacke — dijo Edward en voz baja — vamos hoy. Pasamos el día allá. Nos hará bien a todos relajarnos ¿Qué dices? — y sonrió cuando Jacob lo beso

-          Que te amo — le susurro el moreno

-          Jacke — dijo Bill preocupado — ¿estás ahí?

-          Cambio de planes — dijo este — en un rato llegaremos y pasaremos todo el día ahí ¿te parece?

-          Perfecto — dijo el hombre emocionado

-          Te veo en un rato — le dijo Jacob, y colgó.

 

 

 

El viaje a la reserva fue divertido, Seth se encargó de hacer cantar a los gemelos para que no protestaran por ir en el auto y no como lobos. Bella no había podido ir ya que debía practicar con su escudo. La chica había dicho que se sentía como cuando castigan a un niño no dejándolo salir a jugar con sus amiguitos por no haber hecho la tarea a tiempo. Seth y Edward se habían reído a carcajada, mientras Jacob solo había gruñido

 

 

 

-          ¿Qué tal lo llevan? — le preguntó Edward cuando Jacob saco el automóvil del garaje.

-          ¿Y tú qué crees? — dijo este  —. Me ponen mal todos esos apestosos chupasangres — Edward puso mala cara y habló antes de que su esposo pudiera intervenir  —. Sí, lo sé, lo sé. Son buenos chicos, están aquí para ayudar, nos van a salvar a todos y etcétera, etcétera. Di lo que quieras, pero tengo muy claro que Drácula Uno y Drácula Dos son espeluz — taculares.

 

 

 

Edward y Seth tuvieron que sonreír. Tampoco los rumanos eran sus invitados favoritos.

 

 

 

-          En eso estoy de acuerdo contigo — dijo Edward

 

 

 

Renesmee sacudió la cabeza, pero no dijo nada, ya que a diferencia de todos los demás encontraba a los rumanos extrañamente fascinantes. Hizo incluso el esfuerzo de hablarles en voz alta, ya que ellos no habían permitido que ella los tocara. Les hizo una pregunta acerca de su piel, tan poco habitual, y aunque Jacob temía que pudieran sentirse ofendidos, se alegró en cierta manera: él también sentía curiosidad.

Ellos no parecieron molestarse por su interés, en todo caso, se mostraron algo compungidos.

 

 

 

-          Estuvimos sentados inmóviles durante mucho tiempo, niña — le respondió Vladimir mientras Stefan asentía, aunque sin continuar su frase como solía  —, contemplando nuestra propia divinidad. Todo el mundo venía a nosotros como muestra de nuestro poder. Presas, diplomáticos, y aquellos que buscaban nuestro favor. Nos sentamos en nuestros tronos y nos creímos dioses. No nos dimos cuenta durante mucho tiempo de que estábamos transformándonos, casi petrificándonos. Supongo que los Vulturis nos hicieron un favor cuando quemaron nuestros castillos. Stefan y yo, por lo menos, no continuamos convirtiéndonos en piedra. Ahora, los ojos de los Vulturis está cubiertos con una película de escoria, pero los nuestros siguen brillando. Imagino que eso nos dará una ventaja cuando les saquemos los suyos de las órbitas.

 

 

 

Después de aquello Jacob hablo seriamente con su esposo para procurar mantener a los niños apartados de ellos. En especial a Elijah, que se deslumbro por los vampiros en cuestión

 

 

 

-          ¿Cuánto tiempo podemos pasar en la reserva? — preguntó Seth. Se iba relajando de forma visible mientras el auto se alejaba de la casa y sus nuevos habitantes.

-          Pues bastante, en realidad — dijo Jacob — todo el día

 

 

 

Mientras viajaban en silencio, Edward miro a través de aquellas molestas lentillas hacia la lluvia helada, aunque no hacía el frío suficiente para que se convirtiera en nieve. Sus ojos no tenían ya un aspecto tan macabro como al principio y se iban acercando más al naranja rojizo que al brillante carmesí. Pronto adquirirían el tono ambarino usual, que le permitiría quitarse las lentillas. Aun las usaba por si encontraban a algún conocido

 

 

 

Jacob todavía estaba digiriendo la conversación interrumpida cuando llegaron a la reserva. No hablaron mientras caminaban a un ritmo humano vivo a través de la lluvia que seguía cayendo. Bill los estaba esperando y tenía la puerta abierta antes de que llamaran.

 

 

 

-          ¡Hola chicos! ¡Parece que han pasado años! ¡Miren a mis niños! ¡Vengan con el abuelito! Han crecido quince centímetros. Están guapísimos

-          Hola, Rachel — dijo Edward por encima de su hombro. El olor a pollo, tomate, ajo y queso provenía de la cocina, un buen aroma para cualquiera menos para él. Y también olía a pino fresco y a espuma de embalaje.

-          Entren chicos. Qué bueno que vinieron todos

-          Viejo — dijo Jacob  —, lo cierto es que tengo que hacer algunos recados — Edward le echó una ojeada, pero no dijo nada — Edward, los niños y Seth se quedaran. Yo vuelvo en un rato

-          ¿Jack? — pregunto el vampiro

-          Te amo más que a mi propia vida — dijo tomando su rostro y besándolo dulcemente — regreso en un rato

-          No te preocupes — dijo este  —. Nadie los molestara

-          El almuerzo está en la mesa — anunció Sue desde la cocina  —. Venga, chicos.

-          Nos vemos luego, papá — le dijo Jacob, e intercambió una mirada rápida con Seth antes de irse.

-          ¿las cosas están bien? — pregunto Bill preocupado

-          Si — dijo Edward con una sonrisa sincera — no te preocupes

 

 

 

 

Notas finales:

Pronto subiré una nueva historia y me gustaría que me ayudasen a elegir cual


Los invito a pasar por mi Facebook o mi Twitter (Liss83) y ayudarme a decidir


Gracias nos leemos la próxima semana


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