Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Juntos por Liss83

[Reviews - 19]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Bella los esperaba a pocos metros de la casa mirando el cielo que amenazaba con una tormenta. Jacob apretó la mano de su pareja y caminaron con paso decidido

 

 

 

-          ¿esperaste mucho? — pregunto Jacob

-          No — dijo la chica sonriendo mientras giraba para mirar a la pareja  —. Sé que no están a gusto con mi presencia, y lo entiendo, pero les juro que no es esa mi intención. Estoy entre el dilema de irme después de la visita de… y ya no molestar y… Si ustedes me piden…

-          Si te vas condenarías a Nessie a la muerte — dijo el lobo

-          Ese es mi dilema — dijo ella  —. Me duele. Es casi intolerable. Pero tampoco quiero crear problemas entre ustedes, porque la dañare a ella.

-          Nosotros estamos muy bien — dijo Jacob de manera cortante

-          Pero no me quieren cerca — dijo Bella  —, en especial tú, Jacke. Estas a nada a lanzarte sobre mi… como lobo

-          No puedes negar que esto es un poco incómodo — dijo Edward

-          Pero no tiene porqué — dijo Bella mirándolo  —. Ok, al principio fue raro. Pero ni por un instante se me cruzó por la mente… hacer… algo. Si ustedes son felices yo también lo seré. Y no solo porque los considere mis amigos… sino porque Nessie también lo será. Ahora entiendo porque me dolía tanto dejarlos ir a los dos. Estos meses han sido… de verdad los extrañe a los dos. A todos mis amigos

-          ¿Qué es eso? — dijo Edward sorprendido

-          ¿Lo viste? — dijo Bella

-          Hazlo de nuevo — dijo Edward

-          ¿Qué pasa Edward? — dijo Jacob preocupado

-          Puedo leer la mente de Bella — dijo este sonriendo

-          Ups, lo siento — dijo cuando perdió la concentración

-          Me alegra que al fin estés en paz — dijo Edward abrazándose a su pareja

 

 

 

Volvieron lentamente a la entrada de la casa y se sentaron en el porche mientras conversaban en un ambiente más distendido

 

 

 

-          Estaba pensando en mi escudo... — dijo Bella y miro a Edward — en que tú piensas que vale algo, que ayudará de alguna manera. Sé que los otros esperan que sea capaz de proteger a Zafrina y Benjamín, incluso si sólo puedo mantenerlo alzado unos dos segundos por vez. Pero ¿qué pasa si hemos cometido un error? ¿Qué pasa si tu confianza en mí es la causa de nuestra caída? — y su voz se iba aproximando a la histeria, aunque mantuvo el suficiente control para mantenerla en un tono bajo. No quería que los gemelos despertaran.

-          Bella, ¿a qué viene esto? — dijo Edward — Claro que es maravilloso que puedas protegerte, pero no tienes la responsabilidad de salvar a nadie más. No te estreses sin necesidad.

-          Sin embargo, ¿y si no puedo proteger a nadie? ¡A Nessie! — susurró entre jadeos  —. ¡Esto que yo hago es defectuoso, y errático! Va y viene sin ton ni son ni razón que lo explique. Quizá no puede hacer nada contra Alec.

-          Chist — Edward intentó calmarla  —. No te dejes llevar por el pánico, y no te preocupes por Alec. Lo que él hace no es diferente a lo de Zafrina o Jane. Es sólo una ilusión... y no puede entrar en tu cabeza al igual que yo.

-          ¡Pero sí Renesmee! — siseó frenéticamente entre dientes  —. Parecía tan natural que nunca me lo había cuestionado antes. Lo consideraba como parte de lo que ella es, pero pone sus pensamientos en mi cabeza igual que los pone en la de los demás. ¡Mi escudo tiene agujeros, Edward!

 

 

 

Lo miró con fijeza, con desesperación, esperando que él comprendiera su terrible revelación. Frunció los labios, como si estuviera intentando encontrar las palabras, pero su expresión era del todo relajada.

 

 

 

-          Tú ya habías pensado en esto, ¿no? — preguntó Jacob con exigencia, mientras Bella se sentía como una idiota por todas esas semanas en los que había dejado pasar lo obvio.

 

 

 

Él asintió, con una ligera sonrisa alzándole una de las comisuras de la boca.

 

 

 

-          La primera vez que ella tocó a Bella.

-          ¿Y eso no te molestó? ¿No lo ves como un problema?

-          ¿De qué me perdí? — preguntó Jacob

-          Tengo dos teorías, una más probable que la otra.

-          Cuéntanos primero las menos probable — dijo Bella

-          Bueno, eres su imprimación — señaló él  —. están destinadas para ser uno. Solía gastarte bromas sobre cómo tu mente trabajaba en una frecuencia diferente al resto de nosotros. Quizá ella también.

 

 

 

Sin embargo, eso no los convencía.

 

 

 

-          Pero tú oyes su mente con toda claridad, igual que todo el mundo — dijo Jacob. ¿Y si Alec funciona en una frecuencia distinta? ¿Y qué si...?

-          Ya he considerado todo eso, razón por la que creo que esta otra teoría es más probable — dijo Edward — ¿Recuerdas lo que Carlisle me dijo sobre ellos después de que me mostraran su primer recuerdo?

-          Dijo: «Es un giro interesante, como si ella hiciera justo lo opuesto a lo que tú eres capaz de hacer».

-          Sí. Y yo pensé lo mismo. Quizá al ser el alma gemela de Bella también tenga su talento y lo haya invertido.

 

 

 

Todos reflexionaron sobre el tema.

 

 

 

-          Tú mantienes a todo el mundo fuera... — comenzó él.

-          ¿Y ella no deja salir a nadie? — completó de forma vacilante.

-          Ésa es mi teoría — dijo Edward  —. Y si ella es capaz de meterse dentro de tu cabeza, dudo que haya un escudo en este planeta que pueda mantenerla a raya. Eso ayudará. Teniendo en cuenta lo que he visto, nadie se atreve a dudar sobre la verdad de sus pensamientos una vez que ha dejado que se los muestre. Y creo que nadie logra evitar que lo haga, si se acerca lo suficiente. Si Aro permite que le explique...

 

 

 

Los tres se estremecieron al pensar en acercar tanto a los gemelos al codicioso Aro de ojos lechosos.

 

 

 

-          Bueno — siguió Jacob, frotando los hombros rígidos del vampiro  —, al menos no hay nada que pueda evitar que conozca la verdad.

-          Pero... ¿y Elijah? — murmuro Bella.

 

 

 

Para eso, ninguno tenía respuesta alguna.

 

 

 

_____________________

 

 

 

-          ¿Te vas? — preguntó Edward, imperturbable.

 

 

 

Jacob sabía que aquella compostura suya era totalmente artificial. Estrechó a Renesmee un poco más contra el pecho.

 

 

 

-          Sí, sólo faltan unas cosillas de última hora... — contestó Jacob con despreocupación

-          Vuelve pronto — dijo Edward mientras recibía a su hija

-          A ti… siempre — dijo el moreno antes de besarlo apasionadamente

 

 

 

Jacob tomó su Volvo de nuevo, preguntándose si había echado un vistazo al cuentakilómetros después de su último viajecito. ¿Había sacado ya las conclusiones pertinentes? Era manifiesto que Jacob tenía un secreto, pero se preguntaba ¿si habría deducido la razón por la cual no confiaba en él? Aro no tardaría en estar al tanto de todo cuanto él supiera. Sospecho que Edward podía haber llegado a esa presunción, y eso explicaría por qué había dejado de pedirle explicaciones. Supuso que era un intento de no pensar ni especular demasiado a fin de apartar de su mente la conducta del moreno. ¿Había relacionado eso con su extraño comportamiento la mañana siguiente a la marcha de Alice, cuando quemó en el fuego su libro? Ignoraba si había sido capaz de atar esos cabos.

 

 

 

Era deprimente el cielo del atardecer, ya coloreado con la oscuridad del crepúsculo. Jacob atravesó el velo de tinieblas con los ojos fijos en los nubarrones. ¿Iba a nevar esa noche lo suficiente para cubrir el suelo y recrear un paisaje como el de la visión de Alice? Les quedaban unos dos días según las estimaciones de Edward. Luego, se desplegarían en el claro para atraer a los Vulturis hasta el escenario elegido para el encuentro.

 

 

 

Le había estado dando vueltas a su último viaje a Seattle mientras cruzaba el bosque en penumbra. Tenía la impresión de saber cuál había sido el propósito de Alice al hacerle ir a ese punto de contacto de mala muerte adonde J. Jenks enviaba a sus clientes dudosos. ¿Habría sabido siquiera qué pedir de haber acudido a alguna otra de sus oficinas de aspecto menos sospechoso? ¿Habría descubierto a J. Jenks, proveedor de documentación ilegal, si le hubiera conocido como Jasón Jenks o Jasón Scott, un abogado de verdad? Debía elegir lo opuesto al buen camino. Ésa era su pista.

 

 

 

Era noche cerrada cuando, tras ignorar a los obsequiosos aparcamiento de la entrada, dejó el vehículo en el estacionamiento del restaurante con unos minutos de antelación. Respiro hondo y se dirigió al interior del local para esperar a J. Aunque tenía una prisa enorme por solucionar aquel deprimente menester y regresar con su familia, J se mostraba meticuloso y se tomaba su tiempo para no verse involucrado con sus clientes más inadecuados... En lo más oscuro del aparcamiento tenía una entrega de lo más ofensiva para su sensibilidad.

 

 

 

Jacob facilitó el apellido Jenks en el recibidor y la solícita maître lo condujo escaleras arriba hasta un saloncito privado caldeado por un fuego chispeante antes de hacerse cargo de su gabardina; la prenda de color café oscuro le llegaba por debajo de las pantorrillas, pues la había elegido con el fin de ocultar su esmoquin, un atuendo satinado de color gris ostra acorde al canon de Alice. Fue superior a sus fuerzas: se sintió halagado cuando se quedó boquiabierto. No le hacía a la idea de ser apuesto para todo el mundo, y no sólo para Edward. La maître balbuceó un elogio inarticulado mientras salía de la estancia con paso inseguro.

 

 

 

J estaba muy al tanto de que algo pasaba con los Cullen, pero se trataba de todos modos de un buen hábito. La maître se llevó también su abrigo, y evidenció que Jacob no era el única en haberse camuflado un poco para asistir a aquel encuentro.

 

 

 

-          Lamento el retraso — se excusó J en cuanto estuvieron a solas.

-          En absoluto. Es usted muy puntual.

 

 

 

El hombre le ofreció la mano y Jacob notó sus dedos mucho más frio que los suyos al estrechársela. Él bien podría pasar con alguien afiebrado.

 

 

 

-          Si me permite el atrevimiento, está usted sumamente elegante, señor Cullen.

-          Gracias. Llámeme Jacke, por favor — dijo este rogando no tener que transformarse en lobo

-          Debo decir que trabajar con usted es una experiencia muy diferente a hacerlo con el señor Jasper — sonrió, indeciso  —. Resulta... menos turbador.

-          ¿De veras?... Siempre he encontrado la presencia de Jasper de lo más... tranquilizadora.

-          No me diga... — murmuró J con extrema amabilidad mientras fruncía el ceño en señal manifiesta de desacuerdo. ¡Qué extraño! ¿Qué le habría hecho Jasper a aquel hombre?

-          ¿Lo conoce hace mucho?

 

 

 

El abogado suspiró con gesto incómodo.

 

 

 

-          Hemos tenido negocios durante cerca de veinte años, y mi antiguo socio le conocía desde hacía quince... — J se encogió del modo más discreto posible  —. Jamás cambia.

-          Sí, se divierte lo suyo de ese modo.

 

 

 

J meneó la cabeza como si de esta manera fuese a librarse de sus inquietantes ideas.

 

 

 

-          ¿No desea tomar asiento, Jacke?

-          De hecho, tengo algo de prisa. Me espera un largo trayecto al volante hasta volver a casa — contestó mientras sacaba de su abrigo un grueso sobre blanco con su dinero. Se lo entregó.

-          Vaya — repuso con una nota de desencanto en la voz. Se guardó el sobre en un bolsillo de la americana sin molestarse en contar el importe del mismo  —. Confiaba en que tuviéramos la ocasión de hablar un minuto.

-          ¿Sobre qué...? — preguntó con curiosidad.

-          Bueno, deje que le entregue primero su encargo. Deseo asegurarme de que queda satisfecho.

 

 

 

Se dio la vuelta, recogió un maletín y lo depositó encima de la mesa para abrir los cierres con más facilidad. Extrajo un sobre amarillento del tamaño del papel de oficio.

Jacob no tenía la menor idea de qué debía buscar, pero aun así abrió el sobre y examinó por encima los documentos. J había rotado la foto de Seth y Bella, y había cambiado la coloración para que no fuera evidente al primer golpe de vista que las fotografías del carné y del pasaporte eran la misma. Examinó las imágenes del pasaporte de Vanessa y Elmer Wolfe durante una fracción de segundo y luego la apartó enseguida, con un nudo en la garganta.

 

 

 

-          Gracias — le dije.

 

 

 

J entrecerró los ojos de forma imperceptible. Jacob notó su decepción. Esperaba un estudio más concienzudo de su trabajo.

 

 

 

-          Puedo asegurarle que los documentos son perfectos. Pasarán con éxito el examen de cualquier experto.

-          Estoy seguro de ello. Aprecio de veras lo que ha hecho por mí, J.

-          Es un placer, Jacob. Siéntase libre de contactar conmigo en el futuro para cualquier necesidad relacionada con la familia Cullen.

 

 

 

No había la menor indirecta, por supuesto, pero aquello tenía toda la pinta de ser una invitación para que sustituyera a Jasper como enlace de la familia.

 

 

 

-          ¿Deseaba hablarme de algo?

-          Eh, sí, es un poquito delicado...

 

 

 

J señaló la chimenea de piedra con la mano y lo invitó a sentarse con la expresión del semblante. Jacob se apoyó en el borde y él se puso a su lado, sacando un pañuelo del bolsillo para secar el sudor que le perlaba la frente de nuevo.

 

 

 

-          ¿debo suponer que está casado con su hermana del señor Jasper? — inquirió.

-          Soy el esposo de su hermano — le aclar, preguntándome adonde podría conducir aquello.

-          En tal caso, usted es la pareja del señor Edward.

-          Sí.

 

 

 

El hombre esbozó una sonrisa a modo de disculpa.

 

 

 

-          He leído esos nombres muchas veces, ya sabe. Acepte mis felicitaciones... con retraso. Es una alegría saber que el señor Edward ha encontrado una pareja después de todo este tiempo.

-          Muchas gracias.

 

 

 

Hizo una pausa con el rostro bañado en sudor.

 

 

 

-          He llegado a apreciar y respetar mucho al señor Jasper y al resto de la familia con el transcurso de los años, como podrá imaginar.

 

 

 

Jacob asintió de forma cauta.

El abogado Inspiró hondo y espiró sin despegar los labios.

 

 

 

-          Haga el favor de decir lo que desee, J.

 

 

 

Tragó otra bocanada de aire y empezó a farfullar las palabras a toda prisa y de forma atropellada.

 

 

 

-          Dormiría mucho más tranquilo esta noche si me pudiera asegurar que no planean arrebatarle la niña a su padre. El niño…

-          Vaya — dijo Jacob un tanto asombrado. No comprendió la conclusión a la que había llegado hasta pasado un minuto largo  —. Oh, no, no tiene nada que ver con eso — le dediqué una ligera sonrisa intentando tranquilizarle  —. Únicamente busco un lugar seguro para ellos en el caso de que nos sucediera algo a mi esposo y a mí.

-          ¿Y espera que eso ocurra? — inquirió, entornando los ojos; luego, se puso colorado y se disculpó — : No es de mi incumbencia.

 

 

 

Jacob observo el modo en que se extendía el rubor debajo de la piel de las mejillas.

 

 

 

-          Nunca se sabe — dijo suspirando. Él frunció el ceño.

-          En tal caso, le deseo la mayor de las suertes. Y por favor, no se moleste conmigo, pero, si el señor Jasper acudiera a mí y me preguntara por los nombres elegidos en esos documentos...

-          Debería informarle de inmediato. Nada me gustaría más que poder tener al tanto de toda la transacción al señor Jasper.

 

 

 

La sincera franqueza de las palabras de Jacob pareció suavizar un tanto la tensión del momento.

 

 

 

-          Muy bien — repuso  —. ¿Seguro que no puedo convencerlo para que se quede a cenar?

-          Lo lamento, pero voy con el tiempo justo.

-          En tal caso, le deseo de nuevo salud y felicidad. Por favor, no vacile en contactar conmigo para cualquier nueva necesidad de la familia Cullen, Jacob.

-          Gracias, J.

 

 

 

Jacob Black se marchó con su adquisición. Al mirar hacia atrás, vio a J contemplarlo fijamente con una expresión en la que se entremezclaban la ansiedad y el pesar.

Invirtió menos tiempo en realizar el viaje de vuelta. La noche estaba muy oscura, por lo que apago las luces para no llamar la atención y piso a fondo el acelerador. La mayoría de los automóviles habían desaparecido cuando llego a casa, incluyendo su Ferrari y el Porsche de Alice. Los vampiros de dieta más tradicional se habían marchado a fin de saciar la sed lo más lejos posible. Jacob hizo un esfuerzo por no pensar en sus correrías nocturnas, acobardado ante la imagen mental de sus víctimas.

 

 

 

En el cuarto de estar sólo quedaban Kate y Garrett, discutiendo de modo juguetón sobre el valor nutritivo de la sangre animal. El vampiro intentaba probar el estilo de vida vegetariano por lo que logró deducir y al parecer lo encontraba difícil.

Edward debía de haberse marchado para acostar a los niños y Seth estaba rondando no muy lejos de allí, sin duda. Bella estaba en la habitación que Esmes le había asignado. El resto de su familia había salido también de caza, quizá en compañía de los otros miembros del aquelarre de Denali.

 

 

 

Todo aquello le dejaba la casa para él solo, y se apresuró a sacarle partido a la situación.

El sentido del olfato le indicó que nadie había entrado en la habitación de Alice y Jasper en mucho tiempo, tal vez desde la noche misma de su marcha. Se metió a fondo en el profundo ropero hasta hallar el tipo de bolsa que buscaba. Debía de ser de Alice. Una especie de pequeña mochila de cuero negro, de las que se usan habitualmente como cartera, lo bastante diminuta como para que Renesmee la llevara sin desentonar. Acto seguido se apropió de todo el dinero que allí guardaba para gastos imprevistos, una cantidad equivalente al doble de los ingresos anuales de una familia media.

 

 

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).