Al final, fueron las únicas que me comprendieron
Jueves 12.
Han pasado 3 días desde que te perdí, Iruka. No hay nada que decir.
Vino Anko hoy y solo tomamos un poco de sake. Creo que ella también está triste.
Te extraño.
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Lunes 30.
Estoy asustado. Puedo ver a Iruka.
Puedo sentir su aliento en mi cuello y sus susurros en mis oídos. Sus manos fantasmas rodeando mi cintura y su risa resonanzo por la casa.
También puedo ver su silueta esperando en la cocina. Pero cuando quiero sentirlo en mis manos, su calidez en mi regazo y ver su sombra, se desvanece y se va como el viento.
Creo que está aquí.
Quiero acompañarlo y estar en el mismo plano que él. Es cada vez más difícil el resistirse.
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Jueves 14.
Han pasado 4 meses desde que murió Iruka y no paro de soñar con él.
En mis sueños hacemos el amor, lo puedo tocar. Su olor a canela y manzana inunda mis sentidos y su cabello se siente real en mis manos.
Pero también sigo viendo su fantasma. Ahora lo veo débil, demacrado. Sé que no me lo imagino porque cada mañana hay cosas que están fuera de su sitio.
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Domingo 10.
Mis amigos están realmente asustados, lo veo en sus rostros, pero ellos no saben lo que yo sí.
No saben que puedo sentir el fantasma de mi Iruka en nuestro hogar. Que él no me quiere dejar.
Por el rabillo de mi ojo puedo ver su silueta cuando camina por nuestro hogar solo para desaparecer cuando trato de enfocar mi mirada en él.
Por eso trató de dormir lo que más pueda, porque es ahí cuando finalmente puedo estar con él. Realmente lo extraño.
No sé que hacer. Las pastillas en mi baño tienen una voz poderosa. Me tientan cada día más.
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Lunes 18.
Anoche soñé con Iruka en el hospital. Lo vi en sus últimos días. Estaba débil y eternamente cansado. Esa imagen me destruye cada vez que la veo. El saber que murió en un lugar sin emociones, rodeado de máquinas y solo acompañado por otros enfermos me entristece más de lo que cualquiera se pudiera imaginar.
Pero lo que más me dolió fueron esas palabras que me dijiste en el sueño, las cuales se me grabaron en mi mente.
"Tú no mereces vivir, Kakashi. Fuiste tú el culpable de mi muerte. Tú me llevaste a ese lugar y por el cual me infecté por ese virus. Morí por tu culpa."
Y tiene razón.
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Lunes 10.
Lo veo por todas partes y puedo sentir su mirada acusadora hacia mi.
Sus susurros ya no me consuelan. Ahora me dicen que lo acompañe, que se siente solo y quiere mi compañía.
Y yo quiero dársela.
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Martes 13.
Anoche vinieron mis amigos a visitarme. Me divertí.
Pero esos ojos fantasmas nunca dejaron mi espalda y supe, solo supe que era un egoísta por divertirme cuando Iruka no podía.
Quería gritar y hacer que mis amigos se fueran, pero ellos preguntarían y no pueden saber que Iruka está aquí.
Me tratarían de convencer que él no existe y yo no puedo dejar que eso ocurra.
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Miércoles 08.
Finalmente han pasado 6 meses desde que murió Iruka y la escuela en donde trabajaba le hizo un acto de honor.
Vi al chico huérfano y rubio que ayudaba en el colegio.
No me acerqué a él.
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Domingo 19.
Hoy Yamato me dijo que fuera a ver un psicólogo, que no estaba bien y que estaba diferente desde que Iruka se fue.
Me enfurecí. Yamato no sabe que mi esposo no se había ido. No sabe que Iruka me acompaña día y noche, que está en nuestro hogar como un fantasma que me susurra que lo acompañe en su soledad y en mis sueños, en donde me deja amarlo.
Ya no quiero volver a ser su amigo.
E Iruka está de acuerdo.
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Jueves.
Renuncié a mi trabajo y han pasado 8 meses desde la muerte de mi esposo.
Y ahora que estoy en casa, el fantasma de Iruka me sigue todo el día. Su mirada acusadora y sus facciones cada vez más cadavéricos me dejan en paz solo en mis sueños.
Me dice que se siente solo y que me ama.
Y el frasco de pastillas ahora está eternamente en mi cuarto, esperando el momento.
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¿Domingo?
Me han venido a golpear la puerta pero no he querido abrir.
Finalmente pude ver a Iruka bien hace unos días, se había quedado quieto en nuestro cuarto mirándome fijamente. Su rostro estaba podrido y su mirada era cada vez más acusadora. El largo cabello estaba sin brillo y sus manos esqueléticas.
Finalmente podré estar con él, ya no sentiré esta angustia y tristeza que me carcome y podremos estar juntos para siempre.
Cuando finalmente descubran mi cuerpo, dejé cartas para cada uno de mis amigos explicando todo.
Las pastillas blancas que veo en mi mano ahora se sienten reconfortantes y tranquilizadoras. A la final, fueron las únicas que lograron comprenderme.
Fin.
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