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La ira de JongIn. por DenisseZepol

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No había manera de que JongIn se estuviera sintiendo culpable. Uh-uh. No. Eso no sucedía. ¿Por qué tendría que sentirse culpable? No le había pedido al chico que lo siguiera a casa. No le había pedido a KyungSoo que durmiera fuera de su puerta, y ciertamente no la había pedido a KyungSoo que se desnudara en su baño. 

 

«Desnudo y empapado, idiota». 

 

JongIn apretó sus dientes ante la imagen de su compañero de pie allí gloriosamente desnudo. Intento no verlo... pero lo había visto. ¿Y qué si KyungSoo era hermoso? ¿Y qué si KyungSoo era justo de la manera en la que a JongIn le gustaban sus hombres, pequeños y delgados? ¿Y qué si su compañero tenía un hermoso pene incircunciso? Nada de eso importaba. 

 

Todo lo que JongIn quería era paz y tranquilidad. Bueno, técnicamente podría tener eso con KyungSoo siendo mudo. 

 

KyungSoo. 

 

El nombre sabía bien en su lengua. JongIn se preguntó como, su compañero, se había quedado mudo. Sacudió su cabeza para borrar la desamparada imagen del hombre. No le importaba. No, para nada. JongIn gruñó mientras se abalanzaba y abría la puerta. Salió disparado del apartamento para correr calle abajo hasta que descubrió a su compañero apoyado en el coche de un vendedor, mirando a alguien comerse un Gyro. KyungSoo se lamió sus labios como si se estuviera imaginando cada bocado. 

 

JongIn gimió. 

 

Sin preocuparse por lo que el hombre pensara, JongIn aferró a KyungSoo alrededor de la cintura y lo tiró sobre su hombro. El chico no protestó. Sólo se aferró a la chaqueta de JongIn para evitar caerse. JongIn sacó los pocos dólares que tenía y compró uno para KyungSoo. Llevando a su compañero a su apartamento, JongIn dejó caer a KyungSoo sobre la cama y entonces empujó la comida hacia su cara. 

 

—Aquí tienes, cómelo. —‘Brusco, pero efectivo’. 

 

KyungSoo le arrebató el Gyro a JongIn y lo desenvolvió, devorando la mitad de la maldita cosa en exactamente dos segundos. JongIn se sorprendió cuando KyungSoo se levantó de la cama acercándose y sosteniendo la otra mitad hacia él. 

 

—No tomaré la comida de tu comida — JongIn refunfuñó con los dientes apretados. Mierda, no quiso sonar como si se preocupara por él porque no lo hacía. No, en absoluto. 

 

KyungSoo empujó el Gyro otra vez hacia él, sus labios apretados en una enojada línea. Sus ojos azules desafiaban a JongIn a que discutiera. Bueno, su compañero iba a estar decepcionado. 

 

—No tengo hambre. Sigue adelante y termínalo. — JongIn se sentó en la cama, quitándose sus botas. Ahora tal vez podría conseguir esa taza de café que necesitaba. El café ya estaba molido, pero aun no lo había preparado. Antes de que pudiera enderezarse con la bota en la mano, un pedazo de Gyro fue empujado dentro de su boca. 

 

JongIn se enderezó, listo para gruñir y gritar cuando notó que su compañero lo observaba con una mirada satisfecha en su cara. KyungSoo cortó otro pedazo y, entonces, se apoyó en el regazo de JongIn y lo empujó entre sus labios. JongIn estaba demasiado asombrado por su audacia como para protestar. Todo que pudo hacer fue masticar obedientemente. 

 

Vio como KyungSoo bajaba sus ojos, apoyaba el pan pita sobre la cama, entonces, levantó su pierna y se sentó a horcajadas sobre él. Esto era demasiado. Los impulsos surgieron de repente, impulsos que no había sentido durante años. 

 

Gruñendo, JongIn levantó a KyungSoo por sus caderas y lo sentó en la cama. El pequeño oso iba a volverlo loco. Sin una palabra, JongIn agarró sus botas y salió del apartamento, cerrando con un golpe la puerta detrás de él. 

 

*****

 

JongIn agarró el recipiente de Styrofoamlleno de chile. Había terminado su turno en el bar, y se dirigía a casa. Sus pensamientos vagaron hasta el pequeño hombre que lo esperaba en casa. JongIn nunca había tenido a nadie que lo esperara antes. Se sentía agradable. 

 

JongIn se gruñó a si mismo. No era agradable. No necesitaba un compañero. No necesitaba la responsabilidad de tener que cuidar de alguien más. No había ningún lugar en su corazón para el hombre. Estaba demasiado colmado de ira, de mucha amargura, y también de rabia. JongIn estaba demasiado agotado como para discutir con él en este momento. Una vez que llegara a casa le diría a KyungSoo que esto no funcionaria, que tendría que encontrar otro alojamiento. Le diría a KyungSoo que tenía que irse a su casa. 

 

La luz se filtró en su apartamento cuando abrió la puerta. 

 

La luz de vestíbulo reflejó un pequeño bulto enroscado en medio de la cama de JongIn. JongIn se quedo allí de pie durante un momento. KyungSoo realmente era impresionante. Aun pareciendo tan pequeño, acostado, en la cama de JongIn. 

 

JongIn gimió bajo su aliento mientras cerraba la puerta. ‘No necesito un compañero’. Dejando el recipiente sobre las cajas, notó que la ropa de KyungSoo estaba extendida sobre el radiador. JongIn las recogió y comprobando que estaban secas, las dobló con esmero para luego apilarlas sobre la alfombra al lado de las cajas con sus pertenencias. 

 

Mirando alrededor, JongIn notó que su casa estaba escasamente amueblada. Era casi como si la utilizara como un espacio para apoyar su cabeza en lugar de una casa. El único mobiliario era la cama. Los cajones y las cajas eran usados como mesas y gabinetes. Había una diminuta cocina, con un fregadero y una pequeña nevera a su lado. Eso era todo. 

 

JongIn se imaginó durante un momento como luciría el apartamento con un aparador, una televisión, y hasta una pequeña mesa y dos sillas para comer en ella. El lugar tenía potencial. Gruñendo, sacudió la imagen de su cabeza. ¿Qué utilidad tenía el imaginar esto como un hogar? No necesitaba un compañero o algo más para decorar su vivienda. Era sólo un cuarto en el cual poder dormir. 

 

No, no habría ningún mobiliario adicional o cálidos sentimientos por un hombre que lo esperara en casa. Aquellos jugosos pensamientos eran para las personas que no habían pasado los últimos cinco años pagando por un delito que no cometieron. Las suaves imágenes eran para hombres que podrían permitirse tener a su cuidado un compañero. 

 

Algo que JongIn era incapaz de hacer. 

 

Su trabajo en el bar le proporcionaba solo el dinero suficiente como para cubrir su alquiler y algunas otras cuentas. No le sobraba dinero para frivolidades, como la leche. Si no comiera en el bar, probablemente pasaría hambre. 

 

Sentándose en el borde de la cama, JongIn se quitó sus botas y se desnudó hasta quedar en bóxers. Retirando los cobertores, descubrió que KyungSoo estaba desnudo. ‘Bueno, por supuesto que estaba desnudo. ¿No acababa de doblar su ropa?’ JongIn volvió a acomodar las mantas y se acomodó por encima de ellas. No lo hizo porque estuviera tentado. No, en absoluto. Simplemente no quería que KyungSoo consiguiera una impresión incorrecta. Eso era todo, de verdad. Lo juraba. 

 

JongIn se acomodó alrededor del pequeño bollo antes de comprender lo que hacía. Suspirando pesadamente, permaneció donde estaba, mientras, finalmente se dejó llevar por el sueño. 

 

*****

 

KyungSoo estaba muy quieto. Hasta trató de no respirar. Lamentablemente, sus pulmones protestaron contra esa idea. Ellos quemaron, recordándole a KyungSoo que la respiración era una necesidad de la que no debería pasar si no quería morir. Y él no quería. 

 

Su compañero estaba envuelto alrededor de él. KyungSoo quería que ese momento durara para siempre. No estaba seguro cuando podría volver a suceder. Infiernos, ni siquiera estaba seguro de si JongIn lo dejaría quedarse, una vez que el gruñón oso se despertara. 

 

El olor a chile flotó por el aire hacia KyungSoo, y su estómago gruñó tan alto que estuvo seguro que JongIn se despertaría. No había modo alguno, que él tomara algo de JongIn sin el permiso de su compañero, así es que KyungSoo llenó su vientre con el aroma. 

 

Pero, joder sino olía realmente bueno. 

 

KyungSoo trató de moverse, pero era imposible con JongIn acostado por encima de las mantas. Se esforzó en conseguir mover la manta por debajo del enorme oso. KyungSoo se liberó cuando su compañero se giró obedientemente en su sueño. Acomodando las mantas sobre ambos, KyungSoo volvió a los brazos de JongIn, y apoyó su cabeza contra el enorme pecho. Suspiró, exasperado consigo mismo, cuando su corazón se aceleró. Pero sonrió ampliamente cuando su compañero se acercó, envolviendo a KyungSoo en el calor de su cuerpo. 

 

KyungSoo se mantuvo así durante horas. Permitiendo que sus pensamientos, disfrutaran de este verdadero momento, durante el poco tiempo que durara. Durante un segundo, podía perderse en la fantasía de que JongIn lo quería, que esta era su casa, y que su compañero los había enlazado para siempre. 

 

Esa era una fantasía que quería que su compañero hiciera realidad, tanto que KyungSoo estaba malditamente cerca de gritar mientras estaba en los brazos de su compañero. Fantaseó con tener lista la cena cuando su gruñón oso llegara a casa, o con su compañero haciéndole el amor con tal ternura, que trajo lágrimas a sus ojos. 

 

KyungSoo rápidamente puso freno a sus fantasías. El anhelo porque se hicieran realidad, era demasiado fuerte, demasiado doloroso para seguir. Su compañero podía protestar sobre querer a KyungSoo, pero su inconsciente decía otra cosa. 

 

Tal vez un día KyungSoo podría abrirse camino por el áspero exterior de JongIn y el oso lo reclamaría, le diría cuánto lo amaba y cuanto lo necesitaba. Hasta entonces, KyungSoo tomaría lo que su compañero le ofrecía, incluso mientras dormía. 

 

KyungSoo frotó su cara sobre el pecho de JongIn, sonriendo cuando un ronroneo suave vibró en el pecho de su compañero. Sabía que lo iba a aborrecer cuando JongIn abriera sus ojos. Esto era sólo demasiado malditamente perfecto y pacífico. 

 

JongIn bostezó, su enorme cuerpo golpeó a KyungSoo mientras estiraba su cuerpo. KyungSoo sabía que su compañero aun no había notado que estaba enroscado alrededor del hombre. Tanto como quería mantenerse en los seguros brazos del oso, prácticamente babeaba por aquel chile. El olor no se había disipado en las horas en las que había estado en sus brazos. 

 

Se mantuvo inmóvil mientras sentía que la tensión llenaba el aire cuando su compañero comprendió que el caliente cuerpo de KyungSoo se aferraba al suyo. KyungSoo contuvo su aliento, pero no se movió. Ninguno de ellos se movió. 

 

Finalmente JongIn rompió el hechizo. Retiró las mantas, terminando el cielo de KyungSoo cuando se dirigió al baño, sin decir una palabra. KyungSoo tiró la manta hasta su barbilla, esperando a ver lo que su compañero haría. 

 

JongIn salió del baño unos minutos más tarde, luciendo bien descansado y severo. —Creo que es momento de que te vayas a casa. 

 

‘No esperaba esto.’ 

 

El corazón de KyungSoo martilló en su pecho, al pensar en caminar por las frías y solitarias calles otra vez. ¿Qué otra opción tenía cuando su compañero lo estaba pateando? 

 

Deslizándose de la cama, KyungSoo agarró el montón de la ropa doblada con esmero del suelo y entró al baño. 

 

‘No iba a llorar.’ 

 

KyungSoo rechazó mostrar a su compañero cuánto le dolía irse. 

 

Ya vestido, KyungSoo agarró el papel y el bolígrafo, garabateó una nota, y luego se marchó. 

 

*****

 

De acuerdo... estaba curioso.

 

Recogiendo el papel, JongIn leyó los garabatos. 

 

«No tengo casa. Lamento haber sido una molestia. Gracias por la cama caliente para pasar la noche.» 

 

JongIn se sintió más bajo que la goma de la suela de un zapato. ¿Qué demonios había hecho? No había ninguna razón para enviar a su compañero al amargo frío. Pero, JongIn no sabía que KyungSoo era un desamparado. Vistiéndose rápidamente, salió corriendo por las calles, buscando a su compañero, pero KyungSoo no estaba en ninguna parte. Otra vez, JongIn se preguntó que infiernos había hecho. 

 

El pequeño hombre se moriría de frío, y JongIn no estaba seguro por donde comenzar a buscar. Todo parecía ahora tan desesperado. JongIn sólo podía culpar, a su malhumorado culo, de todo esto. Había entrado en pánico al despertar al lado de KyungSoo, se había aterrado, cuanto había amado sentir el cuerpo caliente de KyungSoo al lado de él. 

 

Pero no había querido ser un completo idiota. Después de tantos años de esconder sus sentimientos, de sólo mostrar su lado áspero y enojado, JongIn había perfeccionado la malhumorada fachada hasta el punto que había ahuyentado a su compañero. 

 

Después de peinar las calles, durante la mayor parte de la mañana, JongIn había regresado solo. KyungSoo no estaba en ninguna parte. Y ahora la única cosa que JongIn quería, era tener KyungSoo de regreso en sus brazos. Cuando entró en su apartamento, JongIn vio el contenedor de Styrofoam. 

 

KyungSoo estaba dormido cuando JongIn llegó a casa, así que no había podido decirle a su compañero que el chile que JongIn trajo a casa era para él. Su compañero no solo estaría helándose en algún sitio por ahí, sino que, además, seguramente estaría pasando hambre. JongIn se detuvo al comprender que había comenzado a preocuparse por el pequeño oso. Admitió que despertarse con su compañero recostado cerca de él, había sido una sensación maravillosa y que llegar a casa con KyungSoo allí, se había sentido realmente bien. 

 

Ahora todo lo que JongIn tenía para llevar a casa eran recuerdos, recuerdos de una noche con su compañero seguro en sus brazos. JongIn quería un compañero. Sí, realmente le importaba. «Maldición.» 

 

Notas finales:

Gracias por leer. 


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