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Lo que no puede ser profanado por ti (ItaDei) por MekhmenehBahnu

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Notas del capitulo:

Otro capítulo SaiGaa y ya empiezan de viejos calientes :)

Como lo prometió Gaara asistió al funeral en la Roca, ahí estaban todos los Kages y representantes de los clanes más importantes pero sus ojos fueron de inmediato a la pareja de rubios.

Naruto trataba de consolar al pequeño varón, agudizó la mirada. No había visto al primogénito heredero de la Roca desde hace años, siempre fue muy consciente de todos los rasgos de Naruto y si no fuera porque sabía que era hijo de Deidara juraría que era hijo del otro doncel rubio. Decir sus sospechas en voz alta sería muy peligroso y por ahora no podía echarse otro problema encima.

No despegó la vista de Naruto hasta que una mujer con evidente embarazo se acercó a calmar a Boruto y aprovechó la oportunidad para hablar con él.

- ¿Gaara cómo te ha ido?

- Te ves cansado Naru, debes estar exhausto con todo este alboroto. -Le acarició el pelo.

- Así es -le sonrió débil -Fue una gran tragedia.

- ¿En serio Naru? -El rubio lo miró sorprendido porque en el tono del Kazekage sonaba implícita una acusación -¿Sasuke no te esta obligando a nada verdad?

- ¿Cómo?

- ¿O te convenció de ser su cómplice?

- Gaara creo que estás imaginando cosas. -Contestó apretando las manos un poco nervioso.

- Así es Kazekage, debe estar imaginando -Interrumpió el Uchiha -Déjanos solos Naruto.

Con la mirada azul le rogó a Gaara que no hiciera enojar a Sasuke y así empeorar las cosas.

- Por fin llegaste con las pruebas de que Itachi provocó todo.

- No. -Se desafiaron con la mirada -Es imposible que eso haya pasado porque yo maté a tu hermano. -Lo decía tan seguro que se sorprendía de su temple para mentir en una posición de tan poca ventaja. -Así que alguien más planeó el ataque al Tsuchikage, no fue nadie de la Arena y en vista de que solo había dos aldeas que sabían de ese viaje creo que sabemos de qué lado vino. No solo eso, dime ¿a quién beneficiaba más la muerte del gobernante? -Sasuke rió, no le intimidaba esa acusación.

- Estás mintiendo -Tomó desprevenido del cuello al pelirrojos y aunque esté pataleó con gran fuerza el Uchiha aguantó el dolor -¿por qué dices tantas locuras Gaara? Nadie te va a creer y ahora visualiza a tu aldea marginada y masacrada porque su Kage es un mentiroso. ¿no sería esa una mayor tragedia?

- ¿Qué es lo que quieres? -Habló aborreciendo la idea de verse atrapado.

- Si de verdad mataste a Itachi -lo soltó -entonces no hacemos ningún daño al acusarlo. Deidara no va a revivir sin importar quién cargue con el pecado y si haces esto por mí te dejaré en paz. -No le gustó esa sonrisa de Sasuke -Y ya que estamos festejando, te daré una ayuda más. No me gusta nada cómo te acercas a mi esposo...

- Naruto no es tu esposo -lo abofeteó.

- No quiero verte cerca a él de nuevo, mucho menos que intentes convencerlo de nada. Mira lo que le pasó al último doncel que me traicionó. -Gaara abrió sorprendido los ojos, ¿Sasuke no se atrevería a herir a Naruto, o sí? Este perro Uchiha estaba loco de ambición, era posesivo, ¡por supuesto que era capaz! Soltó una risa burlona -Gaara, quiero que la Arena prospere, quiero que vayas a tu aldea y te busques a un varón, vas a tener una hija o un doncel y lo ofrecerás a mi hijo.

- Estás loco. -Solo lo estaba humillando, no era un secreto entre ellos que él nunca había demostrado interés en nadie que no fuera Naruto.

- Estoy de buen humor así que te daré la mitad de un año para escuchar que el Kazekage tendrá descendencia. A cambio seguirás teniendo mi apoyo, pero si me llegas a fallar o a pasarte de listo no dudes que te atacaremos.

- ¡No lo haré! -Sabía lo que eso significaba, si casaba a su descendencia con Boruto era entregarle la aldea de la Arena a los Uchiha.

- No me provoques Gaara ¿crees que puedes enfrentarte a mi clan, a la Hoja y a la Roca? Sea como sea tu aldea ya es mía, solo dime si la vamos a tener por las buenas o por las malas.

Sasuke se estaba burlando de su debilidad y en ese momento hubiera sido mucho más fácil matarlo y solo quedarse con todo pero sabía que ese maldito bastardo no solo quería la Arena, quería verlo sobajado. ¡Claro que Sasuke quería burlarse! Gaara debía entender de una vez que nunca tendría un acercamiento con Naruto, ya lo quería ver sometido por un varón y que se le quitaran estos aires de superioridad.

- Eres un asco. Jamás volveré a poner un pie en esta aldea de mierda.

Humillado el Kazekage se fue de ahí. Dejó sus pruebas de que Itachi era el culpable.

 

Aunque al principió temió que fuera una treta de Sasuke, este de verdad lo dejó en paz y siguió apoyando su aldea. Sin embargo ese no era el final de sus problemas, si de verdad había hablado en serio entonces ya le quedaban pocos meses para cumplir su condena.

Apenas ensució el nombre del mayor de los hermanos Uchiha pudo sacar de su encierro a Sai sin mayor consecuencia y como todo el asunto seguía muy turbio y enredado el Hokage exigió el retorno de todos sus enviados prometiendo que enviaría a otros hombres en su lugar.

Liberó al pelinegro que si de por sí era pálido ahora después de tantas semanas enclaustrado las venas se marcaban con claridad por toda la piel. Su cabello estaba sucio y más largo pero no era de aquellos que tenían una barba abundante así que se podía reconocer su rostro aunque mucho más huesudo. Le ofreció ropa limpia y todas las atenciones para que luciera presentable antes de verlo a solas en su oficina. Hizo de su conocimiento toda la situación.

- Perfecto ¿cuándo regresaré a la Hoja? -En serio que Sai se quería reír de su mala suerte. Él era una persona normal, sin nada en su pasado que le comprometiera, sin un futuro que se pudiera interponer en los planes de alguien importante y sin embargo ahora ya estaba en medio del fuego cruzado.

- Lo antes posible. -comenzó a jugar con el pincel en su mano. ¿De verdad Sai aceptaba su destino así de fácil?

- No tengo nada, partiré ahora mismo si usted está de acuerdo. -Cerró los ojos tal vez demasiado tiempo como para justificar que fue un parpadeo pero le escocía tanta luz y quería humedecer la vista para enfocar perfectamente a Gaara antes de irse.

- Para ser sincero no lo estoy. -Se levantó y caminó hasta encontrarse a unos pasos de Sai. -Si regresas a la Hoja debes estar consciente de que el Hokage te matará sin importar nada.

- Lo sé. -Pensó que a pesar de la poca fortuna que tenía delante al menos ese lapso que estuvo en la Arena fue divertido y viendo la situación ya no sentía arrepentimiento por el desenfreno que experimentó.

- ¿Tú crees que la Hoja atacaría una aldea como la Arena por un hombre como tú? -Sai lo miró extrañado, esa pregunta era ridícula. El Kazekage también creía que era improbable que por un funcionario cualquiera se tomara alguna acción, claro, si lo retenía la gente pensaría que intentaba ocultar algo sobre el caso del Tsuchikage y aunque no tenía del todo claro si temía más lo que pudiera hacer la Hoja o la Roca, se fiaba de una corazonada que le decía que no debía dejar morir a Sai. Le propondría una salida al pelinegro que no podría rechazar porque para él sería benéfico desde cualquier perspectiva. -Sai puedes quedarte en mi aldea con la condición de que me obedecerás siempre.

- Kazekage... -no necesitaba pensar mucho, deseaba negarse. Estaba un poco harto de ser cautivo de exigencias ajenas. -No.

- ¡Sai!-le reclamó y frunció el ceño pero estaba seguro de que aceptaría si escuchaba hasta el final. -Necesito un hombre que me dé un hijo para traer estabilidad a mi aldea, ¿te gusto, no es así? Entonces solo acepta.

- ¿Y qué estabilidad puede darle alguien como yo? -Esto parecía una broma, hasta podía ser cierto que estaba alucinando a punto de morir en su celda y nada era real. Gaara era un sueño inalcanzable.

- No quiero unirme a alguien que tenga una familia conflictiva y que tenga más intereses de los que yo tengo sobre un hijo.

- Entonces lo único que busca es tener hijos como moneda de cambio. -Eso le parecía cruel a alguien tan romántico como Sai porque los hijos debían nacer de alguien que amara tanto como para crear una vida nueva, pero al parecer entre las altas esferas tenían un valor totalmente diferente.

- Sí. -Lo veía dudar y él era un gobernante, no rogaría para que aceptara. -De acuerdo, no quieres y lo entiendo. Cualquier otro puede ser. Llamaré a un sirviente y te prepararán el carruaje para que vayas a tu aldea.

Sai se acercó y le tomó por la muñeca, si era un poco brusco ahora no importaría. Lo vio desde arriba, nunca se cansaría de pensar que Gaara era divino y le ofrecía un trato tan sucio solo para salvar su vida ¿por qué a él? Y si... ¿podría ser que en realidad no le era tan indiferente a los sentimientos del pelirrojo? Su corazón se estremecía de una felicidad nueva solo de pensar en la posibilidad. Lo atrajo en un abrazo aunque seguía muy débil como para mantenerlo entre tantos empujones de parte del doncel.

- Está bien Gaara, lo haré. Te obedeceré. -Era ridículo, se sentía un poco sin dignidad pero al mismo tiempo que el doncel de sus sueños estuviera diciéndole esto a él le borraba cualquier malestar.

- Te daré una habitación que me sea accesible, los sirvientes te atenderán con lo que necesites y cuando estés recuperado nos volveremos a ver.

 

 

El Kazekage cumplió con su palabra y Sai seguía cultivando ilusiones ignorando el hecho de que el pelirrojo siempre trataría todo como un negocio más.

Solo bastó una semana y por la noche con total confianza Gaara lo visitó en su habitación vistiendo únicamente una túnica ligera. Era la primera vez que le veía sin sombrero y se quedó sin palabras detallando todos los mechones rebeldes que conformaban su cabellera de fuego. Cualquier palabra de bienvenida se atoraba en su garganta y lo vio rodar sus ojos verdes impaciente de alguna acción, por su cuenta se acercó a la cama y se costó en ella con los brazos sobre el abdomen.

- Solo hazlo y me retiraré

- Pero Gaara -creía que no debían ser formales en la intimidad -¿solo así? -el doncel le miró severo haciéndole entender que esto no tenía ningún trasfondo, solo era lo que debían hacer para tener un hijo. Hizo el gesto de levantarse y Sai se lo impidió esperando que la experiencia no fuera demasiado amarga para ninguno de los dos. – Tranquilo, comenzaré ahora.

Se subió a gatas sobre el cuerpo mucho más pequeño de lo que aparentaba con el traje de Kage. Acercó una mano hasta el cuello de la prenda que llevaba y la deslizó hacia el hombro al mismo tiempo que acercaba la boca para besar su piel.

- ¿Qué haces? Solo lo necesario.

Sai se preguntaba porque era tan aventurado, ¿que acaso entregar su cuerpo no le significaba nada? Se quitó la yukata frente a Gaara y no dijo ni una palabra pero le satisfizo ver ese ligero sonrojo en sus mejillas que hizo desperezarse a su miembro flácido.

- De haberme avisado que solo querías que lo metiera lo hubiera tenido listo con anticipación para ti.

Prosiguió a masturbarse frente a los ojos claros que miraban con atención cada movimiento. Quería hablarle con ternura a Gaara pero no se lo permitía y las chicas con las que había estado siempre le animaron a ser así de vulgar. Con la mano libre deshizo el amarre en la ropa de Gaara y su pene reaccionó con animo al descubrir ese pecho blanco y sus delicados pezones rosas, rozó la mano por en medio de las costillas y siguió bajando hasta llegar a su miembro que comenzaba a endurecerse. Se escupió en la mano y la bajó de nuevo para acariciar el pene del doncel.

- Sai, solo lo necesario. -Le repitió pero con menos voluntad que la primera vez.

- Esto es necesario -Se detuvo a acariciar la punta en círculos -Si no lo hacemos así el cuerpo de su majestad no se abrirá para recibir una vida.

Gaara no entendía porque esa mirada profunda y esas palabras casi burlonas le humedecieron tan rápido. Se cubrió los ojos con ambas manos soportando la idea de detenerlo y decirle que todo esto era un error, pero su boca no le permitía hablar y de ella solo salían sonidos obscenos.

Sai sentía el pene de Gaara palpitar en su mano y creía que estaba a punto de llegar al orgasmo, este debía ser el momento indicado para comenzar a prepararlo.

- Gaara, ahora debes girarte para que pueda hacerlo.

- Sí -fue su simple respuesta y como dentro de un hechizo se colocó con la cara hacia la cama.

Para el pelinegro era mejor así, la carita tan hermosa del doncel le distraía y enamoraba en partes iguales. Le jaló en trasero para dejarlo al aire. Gaara sintió como la punta mojada del pene del varón le acariciaba con gentileza y se introdujo en su interior pero no era lo que esperaba, era mucho más delgado y corto y hacía movimientos extraños en sus entrañas, cuando hubo dos de ellos supo que en realidad estaba metiendo sus dedos y aunque esperaba un gran dolor no había nada de eso, solo ruidos húmedos y su saliva escurriendo a montones entre los gemidos que intentaba controlar.

- Mierda ¿qué haces? -Gritó al sentir que lo golpeaba repetidamente en un lugar secreto en su interior que le hacía nublar la vista.

Y aunque no dio la orden de que se detuviera Sai se detuvo después de unas cuantas caricias más. El varón observó con excitación la entrada que le llamaba como un imán. Dios, no podía creer que tomaría la castidad de este doncel.

- ¿Saaa... -iba a preguntar porque paró pero la silaba se alargó en un grito al sentir como literalmente lo abrían por dentro y se aferró a las sábanas con gran fuerza mareado de otra sensación nueva. -Mmm -gimió porque era doloroso pero también porque de alguna manera quería sentir de nuevo eso en su interior.

- ¿Estás bien Gaara? -sabía que de haber jugado antes o de haberle dicho lo que estaba a punto de hacer pudo crear una atmósfera donde no se sintiera culpable por este inevitable primer sufrimiento y aunque solo hacía lo que el pelirrojo había ordenado al menos debía estar seguro de que no quería detenerse.

- Ajá hmm -No sonaba como si le doliera y eso le ponía más caliente y animoso de continuar y daba gracias al cielo por ello porque esa cavidad era tan ardiente y le succionaba con fuerza para que continuara.

Se echó hacia atrás sacando apenas la mitad de su pene para casi de inmediato enterrarlo de nuevo logrando que solo con esa estocada el doncel se corriera, Gaara no entendía a su cuerpo, ese movimiento se había sentido extraordinario. Para Sai significó una absoluta muestra de que logró darle una primera vez placentera al Kazekage, una y otra vez lo penetró con fuerza enloqueciendo al doncel que no estaba acostumbrado a callar y que gemía disfrutándolo en serio.

Sai estaba seguro de que si fuera primerizo se habría corrido ya hace mucho porque la excitación era mucha; solo quería aguantar hasta que Gaara se corriera de nuevo pero esta vez solo golpeando su próstata, lo agarró más fuerte de la cintura con una mano y con la otra le empujó la espalda hasta dejarlo en un diferente ángulo de penetración, se enterró más profundo y más fuerte sabiendo que lo golpeaba en el punto exacto y apenas sintió su pene ser apretado y mojado mientras el cuerpo bajo suyo temblaba debilitándose a cada espasmo soltó su esperma con abundancia después de meses de abstinencia.

Gaara sintió la calidez llegarle más al fondo de lo que pensó que era posible, la sensación de ese liquido en su interior le llegaba hasta la garganta y le seguía estremeciendo aunque Sai ya había abandonado su cuerpo, fue tan intenso que estaba seguro de que su esencia daría frutos.

El pelinegro se tiró a un lado e hizo el intento de atraerlo para darle un abrazo pero su amante de esa noche rechazó la muestra de afecto y se sentó a la orilla atando su ropa de nuevo.

Gaara ya tenía lo suficiente y sin saber qué esperar se levantó aguantando la extrañeza de dar el primer paso. Seguía débil del encuentro y esa desagradable sensación de tener las piernas mojadas se hizo presente.

- ¿Quieres que te acompañe a tu habitación? -se ofreció Sai sin intensiones ocultas.

- No

- O si lo prefieres puedes quedarte y yo dormiré en otra parte. -No le gustaba ver que era incapaz de caminar adecuadamente tal vez por su culpa.

- ¡Qué no! -le respondió más exasperado, Sai se sintió regañado y mejor se quedó callado aguantando las ganas de ayudar.

 

Después de ese encuentro las cosas se pusieron raras. Sai entendía perfecto lo que pasaba, no era un secreto que el Kazekage siempre le recalcaba con las acciones que esto no significaba nada, pero es que para su mente era inentendible que Gaara siendo tan orgulloso lo buscara varias noches a la semana para hacer el amor, o mejor dicho que se lo cogiera, sin sentir ni la más mínima pizca de agrado por él.

El pelirrojo le resultaba un enigma, no quería mimos, no quería romanticismo de ningún tipo ni mucho menos charlas para conocerse. Solo iba a meterse a su cama, lo cual tampoco se trataba de una queja porque ese doncel lo había hechizado con su cuerpo que era un templo al placer.

Hasta que paró. Dejó de visitarlo y fue extraño, aunque Sai no podría exigir ninguna explicación. Solo temía que el pelirrojo hubiera encontrado a alguien mejor para sustituirlo o que estuviera cansado de él y decidiera regresarlo a la Hoja. Respiró tranquilo cuando se enteró que no se debía a nada de eso, al parecer el Kazekage había confirmado su embarazo y ahora le daba la noticia de que como muestra de agradecimiento lo dejaría seguir en su aldea aunque ya no le fuera de utilidad. Ya estaba acostumbrado a estas palabras tan hoscas de su parte así que el dolor se ocultó casi al instante.

 

Los meses pasaban al principio muy rápido, avisó a las aldeas de su estado y soportó el desdén y critica de estar embarazado sin haberse unido a otro hombre, peor, Gaara no revelaba quién era el padre. A nadie debía importarle, mucho menos a Sasuke que envío una carta que en lo superficial era amable pero se podía imaginar su sonrisa socarrona al escribirla y eso le revolvía el estomago de furia. También de la aldea de la Roca llegaron obsequios para demostrar su buena relación, los cuales mandó a arrumbar al depósito a excepción de un trozo de papel con una escritura horrible de trazos temblorosos en los caracteres, tenía un mensaje simple "Felicidades Gaara, te quiere Naturo" solo eso y bastó para conmoverlo. Ahora este feto le parecía más un problema que no quería pero ya no había vuelta atrás y se tomó el vientre enojado de que fuera real.

Después de que la noticia se calmó ya faltaba solo un tercio del camino y su cuerpo era más difícil de soportar. Tenía cansancio acumulado por el peso extra que cada vez aumentaba, sus hermanos insistieron en que ellos podían hacerse cargo de la mayor parte de los deberes para que se tomara más tiempo de descanso, no quería, estar sin obligaciones equivalía a estar a solas con esta cosa. Solo se detuvo cuando el médico se lo indicó.

Ahora daba pequeños paseos por la torre en los lugares más frescos porque apenas si aguantaba la fatiga del calor y este cuerpo suyo de sentidos sensibles.

Y justo cuando pensaba retirarse a su habitación a relajarse se tuvo que topar con quien trataba de evitar.

- Kazekage -le llamó así al estar en público.

- Sai, qué sorpresa. -Quiso ignorar este desafortunado encuentro porque el pelinegro no se esforzaba ni un poco en ocultar la mirada de felicidad dirigida a su vientre.

- ¿Puedo acompañarlo?

- Solo iba a descansar.

- Bien -le interrumpió antes de que se negara -veré que llegue con bien a su habitación.

Así lo hizo, se mantuvieron en extenso silencio incómodo. Sai al ver las intenciones de cerrarle la puerta en la cara se apresuró a impedirlo.

- Tenemos que hablar Gaara -la mirada negra era demasiado seria y el Kazekage pensó que tal vez buscaba obtener algún privilegio de esta situación. Quería lidiar con ese tipo de problemas ahora y no en el futuro cuando pudieran ser más grandes.

- Pasa rápido.

Era la primera vez que Sai entraba, su habitación no era mucho más grande que las del resto aunque sí se notaban varios objetos de materiales preciosos que perdían toda extravagancia en ese ambiente tan sobrio.

- ¿Qué querías decirme? -se sentó junto a la ventana.

- ¿Podría tocarlo? -Gaara se llevó la mano a la frente, ¿en serio por esa tontería le había seguido?

- No

- ¡Pero...!

- No hay pero que valga y si eso era todo lo que tenías que decir mejor vete.

Después de eso no hubo mucho más acercamiento hasta el día del nacimiento. Las doncellas entraban y salían llevando y trayendo agua limpia, cambiando las ropas manchadas de sangre y otras más solo esperaban a que el primogénito naciera para bañarlo y vestirlo.

Gaara sufría y solo le permitió a sus hermanos estar presentes. No quería a ninguna otra persona de alto rango mirando. Cuando el médico tuvo por fin al cuerpo entre los brazos llorando dio la buena noticia.

- ¡Kazekage, es un niño! -Todos lo felicitaron pero él solo echó la cabeza hacia atrás enterrándola en las almohadas, ¡tenía una suerte horrible! Ahora tendría que esperar unos años para saber si era doncel, hubiera preferido mil veces tener una niña a la que fuera seguro enviar como esposa a la Roca.

Dejó que prepararan al recién nacido y permitió que sus tíos le mimaran un rato pero ya estaba muy cansado así que se negó a cargarlo y pidió que solo lo dejarán dormido en una cuna al lado de su cama. Se quedó solo, sabía que cometía muchos errores por esta aldea que tan mal le miraba.

- Gaara -le llamaron entre sueños. -Gaara -Le tocaron el hombro y su descanso era tan ligero que abrió los ojos de inmediato. Parpadeó un par de veces y le costó encontrar a la persona entre las sombras, lo ubicó por su voz. -Es muy lindo e idéntico a ti.

- Sai ¿qué haces aquí?

- Solo quería verlos. Shh, shh, shh, no llores. -Cargó al pequeño calmando su llanto y funcionó.

- ¿Por qué? Estoy cansado, no sé cómo hacerte entender, no es tu hijo.

Lo que menos quería Sai era hacer enojar al pelirrojo por eso cumplió su promesa de no molestarlo durante la gestación. No tenía derecho a sentirse sorprendido cuando ya sabía que así era este doncel, aún así sus palabras dolían profundo en su corazón y lo único que le quedaba era soportar.

 

Cuando el niño cumplió tres años se le hicieron las pruebas necesarias para determinar si era un hombre doncel o varón. La pesadilla no podía ser peor, era un varón y Gaara no pudo evitar mostrar desagrado en su rostro sin importar la atenta mirada del pequeño.

- Gaara, si mi hijo no te ha complacido por favor permíteme criarlo por mi cuenta. No importa si no es aquí en la torre, puedo llevarlo lejos. -Sai lo decía en serio, él podía hacerse cargo, poner un negocio y trabajar duro.

- No, jamás lo permitiría. ¿Qué diría la gente en ese caso? Que solo estoy desechando niños a mi voluntad, eso arruinaría la reputación que aún me queda.

- Entonces al menos déjame verlo más seguido dentro de la torre y no te molestaremos. Gaara, no te agradamos, ni él ni yo, pero es un niño. Sé que no hay acción ni palabras para persuadirte, solo no le niegues el cariño que puedo darle. -Estaba muy ansioso por quedarse a su hijo, recordaba su infancia donde todos los adultos le ignoraban y aunque eran tantos años atrás todavía sentía el dolor de nunca haber tenido ni una muestra de afecto.

El doncel se quedaba callado, estaba pensando en una salida. Si este niño no le servía a Sasuke necesitaría otro y miró la cara suplicante de Sai por darle a su hijo.

- Bien, puedes tenerlo a cambio de algo. -Le miró superior sabiendo que no se negaría.

- ¿Qué es lo que quieres esta vez? -frunció el ceño.

- No estoy seguro, te informaré más tarde.

Analizándolo bien, tener un niño varón no era tan malo. La gente pensaría que esa sería su opción más segura para heredar aunque bien podía casarlo con la hija de alguien más y jugar como todos lo hacían. Con este niño podría dominar una aldea y si tenía a la niña o al doncel lo daría a la Roca para que desde dentro terminara con la descendencia de Sasuke. Solo era cuestión de criarlos de la manera correcta.

 

 

 

 

 

 

 

 

Publicando porque la semana es santa, pero nosotrxs no.

 

Te molesta si te hablo de mi amor
Te molesta aguanta por favor
Unos cuantos siglos solo he de adorarte
Después de eso ya no vuelvo a molestarte
🎶

Ahhhh, odio a ese misógino pero es que la canción es de ellos jkdhfsjhd

 

Hermanxs, ese Gaara se está pasando! ¿Lo peor? se viene más sufrimiento para todxs *llora en amor no correspondido*




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