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Angel or devil por RLangdon

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La primera vez que Sasuke lo vio, quedo atónito por su belleza. La imagen mental que tenía de aquel atractivo adolescente realizando una pose sugestiva en una revista de moda, se quedaba corta e insignificante con la tangible realidad que se erigía frente a sus ojos.

Aún vistiendo el holgado uniforme naranja destinado para los reos de la peor calaña, Naruto Uzumaki lucía arrebatadoramente apuesto. Y Sasuke se había quedado sin aliento al verle realizar su rutina diaria de ejercicios que consistían en varias series divididas en tres tiempos. Abdominales, sentadillas, pesas, genuflexiones...

Naruto hacía ejercicio diariamente y sin parar, salvo, quizá, para beber un poco de agua.

Tras varias peticiones, Sasuke había logrado establecer un convenio para que se le permitiera observar detalladamente y a su criterio al Uzumaki. La única advertencia dada fue que no debía interferir en las actividades del presidiario, y por ende, debía permanecer oculto, contemplarle desde las sombras junto a los guardias encargados de mantener el órden en los patios.

En menos de tres días, Sasuke Uchiha estaba más contradictorio y escéptico que antes. Primeramente no cabía de la impresión ocasionada por el fisico del chico, ya no solo se trataba de su encandilante belleza, sino que además Naruto era bastante delgado, (Atlético, si, pero seguía resultando discordante su fragil complexión con los crimenes que se le atribuían).

Lo segundo que Sasuke notó fue el dejo de inocencia en la brillante mirada azul celeste. De no haber estado al tanto de su edad, le habría calculado quince años a lo sumo. Naruto parecía más bien un niño que desentonaba por completo con su sombrío entorno.

Pero fueron sus acciones rutinarias lo que más desconcertó al Uchiha.

Diariamente, y tras realizar sus ejercicios matutinos, Naruto se prestaba para brindar ayuda a los reos adultos o que estaban incapacitados para llevar a cabo cierto tipo de actividades. Ya fuera pintar los murales, o tallar figuras en bases de madera, hasta labores más nimias como llevarles su comida a la mesa del comedor. No importaba, Naruto siempre parecía dispuesto a ayudar a alguien a pesar de su propia condición legal.

Otros detalles triviales pero igualmente llamativos fueron verlo construír un pequeño y simple jardín a un costado de los muros. Naruto mantenía esa sonrisa apagada y triste en cada ocasión, a cada momento...

Y Sasuke no había descuidado ninguno de sus movimientos. Desde las expresiones faciales, hasta su nula convivencia. Porque ciertamente, y pese a auxiliar a otros internos, Naruto no gustaba de estar con nadie, vivía aislado, recluído. De vez en cuando, Sasuke lo había visto jugar con un cachorro Husky que pertenecía a uno de los guardias del turno vespertino.

Los comentarios depravados no se hacían esperar en las duchas. Al menos una docena de reos estaban empeñados en "mancillar" el cuerpo de tentación del bello solecito. Afortunadamente, Naruto había sido trasladado a una sección aparte, donde los internos eran constantemente vigilados, aun mientras se duchaban.

Y Sasuke se había sentido conmovido tras los múltiples seguimientos de su futuro cliente.

Por alguna razón, estaba decidido a representar a Naruto. Independientemente de su atractivo, habían demasiadas incongruencias que no podían ser ignoradas.

Sasuke se había convencido a sí mismo de querer llegar al fondo de todo, (acallando a la voz que le decía a gritos que Naruto era inocente).

Porque...¿Qué criminal conservaba la pureza en su mirada?

¿Qué clase de escoria ayudaría a otros sin esperar nada a cambio?

Naruto no parecía vivir arrepentido u atormentado. El perfil psicológico que Sasuke se había formado al respecto, distaba mucho del de un delincuente sádico y sin escrúpulos.

Investigando más a fondo, se había enterado de que Naruto sería llevado a la silla electrica en menos de cinco meses.

El tiempo apremiaba, y también asfixiaba.

Y la disyuntiva se cernía en si ese ángel de mirada inocente, rasgos encantadores y excelente conducta era culpable...o inocente.
***

Esa mañana Sasuke tomó una pronta resolución ideada a partir de una estratagema.

Se duchó y vistió un traje meramente formal. Tomó un desayuno ligero que consistía en una manzana, una barra de cereal y un vaso de leche, y con los escasos informes recolectados hasta ese momento, se dirigió al presidio número cincuenta y cuatro de la región de Kanto.

Nada más llegar, solicitó una llamada teléfonica con el reo (previo acuerdo con el juez), y esperó pacientemente a que condujeran a Naruto a la sala destinada para dicha actividad.

Sasuke se entretuvo con la espiral de la bocina hasta que la suave y aniñada voz respondió del otro lado de la línea.

-¿D-Diga?

De buenas a primeras, el chico sonaba nervioso e incrédulo, como si no esperase que nadie le contactara tras ser dada su sentencia.

-Naruto Uzumaki- murmuró, paladeando el nombre a la par que escuchaba la respiración entrecortada por medio de la bocina. -Soy un abogado criminalista y me he interesado en tu caso.

-¿De...De verdad?

Por un efímero segundo, Sasuke se imaginó al lindo chico parpadeando confuso, tratando de adivinar si no se trataba de una broma de mal gusto.

-Si- suspiró. -Estoy dispuesto a investigar más sobre los hechos, si logras convencerme de tu inocencia- oyó un leve balbuceo, pero lo interrumpió de inmediato. -Quiero saber toda la verdad. Y para eso necesito hablar contigo. He acordado una visita de diez minutos cuando finalice esta llamada- hizo una pausa y aguardó oír algún reclamo, pero nada pasó. -Ahora dime, Naruto, ¿estás dispuesto a confesar algo que me sea de utilidad? si no es así dimelo en este momento para no perder más mi valioso tiempo- finalizó, arrogante.

-¡Si!- escuchó la exclamación vacilante. -Por favor ayudeme, le diré quién cometió los crimenes. No fuí yo...- su voz se fue apagando hasta volverse un murmullo inaudible. Sasuke supo entonces que el chico lloraba.

-Me reuniré ahora mismo contigo- cortó la llamada, inhaló profundamente y asió con firmeza el maletín con las falsas pruebas que le permitirían conocer la realidad de las cosas.
***

Estaba sentado frente al grueso vitral cuando vio que la puerta de metal galvanizado se abría en un chasquido seco.

Siendo conducido por dos corpulentos guardias, el interno de ojos azules se removió un poco.

Una vez más, Sasuke se había quedado sin habla. Naruto iba esposado y,llevaba además, cadenas en los tobillos, pero no era todo. En la mejilla del Uzumaki se apreciaba un hematoma que Sasuke no había notado debido a la estricta distancia que le habían pedido guardar con el reo.

En perpetuo silencio, Naruto tomó asiento sobre el banquillo. Las esposas tintinearon por el brusco movimiento, pero Naruto no se inmutó en lo más minimo.

"Sé profesional. Maldita sea"- Sasuke se reprochó mentalmente al reparar en su estado de embelesamiento repentino. Sacudió un poco la cabeza y extrajo un par de bolsas plásticas del maletín. Después las sostuvo en alto para que Naruto las viera.

-Son las pruebas recolectadas que te acreditan como el perpetrador de los crímenes.

Los labios de Naruto se contrajeron en una fina línea que evidenciaba seriedad, su mirada cristalina se tornó más alícaida.

-Yo no...

-Examen de dactiloscopia, pruebas de ADN y poligrafo- Sasuke dejó las bolsas a un lado para escudriñar al criminal con aplomo. -La última prueba falló, lo que significa que mentiste. No obstante, tus huellas estaban impresas en ambos cuerpos.

-No he sido yo- susurró Naruto con la cabeza gacha. Varios mechones rubios ocultaron su opaca mirada. Sus hombros se sacudieron una sola vez, anunciando el llanto.

Y Sasuke deseó presionarlo para obtener la verdad, pero desechó la idea casi al instante.

-¿Y si le digo...?- lentamente Naruto alzó la mirada. Negro y azul se encontraron en el punto periférico del cristal. Sasuke se acercó un poco más para oír claramente. -¿...Qué tengo un hermano gemelo?


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