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Sin mi, no eres nada por RLangdon

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El agente miraba consternado al chico recostado sobre la cama. El olor a alcohol y algunos medicamentos impregnaban la habitación. Solo tenía quince minutos para verlo, el mismo tiempo permitido que en los días anteriores.
 
Ver el rostro de Naruto cubierto por la mascarilla de oxigeno le atiborraba el cuerpo de tristeza. La semana había transcurrido lenta, dolorosa, angustiante. Siete días exactos durante los cuales el chico aun no reaccionaba, y no daba señales de hacerlo pronto, su estado era delicado. Naruto estaba en coma y las esperanzas de que despertara eran casi nulas.
 
Aún recordaba cuando el médico le había sugerido desconectarlo en caso de que no despertara en el primer mes, ¿Cómo había sido capaz de sugerirle algo así?, se suponía que eso no debía suceder. Naruto estaba bajo su cuidado y no se había hecho cargo de él como era debido, cada día que pasaba las probabilidades de que Naruto volviera en si disminuían de manera alarmante.
 
Acarició con cuidado los cabellos dorados antes de dirigirse a la salida, su tiempo de visita había terminado nuevamente. No podía hacer nada más, solo esperar… ¿esperar a que?, se sentía un inútil de no ser capaz de ayudar a Naruto a pesar de quererlo tanto.
 
Las pronunciadas ojeras debajo de sus ojos delataban lo exhausto que se sentía. No podía dormir sabiendo que Naruto estaba en coma y además solo en el hospital. Los padres del chico no podían presentarse debido al proceso penal que estaban enfrentando. El juez había considerado prudente no mencionar nada del actual estado de su hijo para evitar retrasar el avance que llevaban en el caso.
 
Solo una vez vio a los padres de Naruto dentro de la comisaria. Su padre era sumamente idéntico, Naruto poseía los rasgos faciales de su madre, y el color de ojos y cabello del padre. A pesar de la gravedad del asunto no se mostraban tan preocupados por ello. En sus rostros no se apreciaba el arrepentimiento que conlleva abandonar a un hijo, peor aun, dejarlo a su propia suerte a merced de unos criminales. Odiaba esa parte de su empleo, tener que lidiar con la indiferencia y frialdad de las personas cuando sus seres queridos salían perjudicados por su causa.
 
Miró una vez más por sobre su hombro, el rostro de Naruto seguía igual de apacible, parecía que estuviera durmiendo. Ojala fuera así. Naruto no se merecía todo lo que estaba pasando, no era su culpa pero estaba consciente de que la vida es injusta la mayor parte del tiempo. Eso lo tenía muy en claro.
 
Desde que conoció a Naruto no hacía otra cosa que no fuera pensar en el. No le importaba en lo absoluto la diferencia de edades, Naruto era una persona única, ejemplar, sincera, y le dolía profundamente saber que podía perderlo.
 
Y entonces reparó en algo importante, una persona que consideró irrelevante hasta ese momento, simplemente porque así lo era, ese individuo solo ocasionaba problemas, y aunque no supo actuar debidamente…merecía otra oportunidad.
 
**
 
Su espalda se encontraba recargada sobre la pared, sus rodillas estaban ligeramente flexionadas en consecuencia del cansancio.
 
Día y noche caminando de una esquina a otra, repasando lo sucedido una y otra maldita vez. Ni siquiera sabía si Naruto seguía con vida. Los días pasaban demasiado lentos. No tenía ninguna noticia de Naruto…nada... ¿nada?, así era como se sentía en ese preciso momento. Era como si no existiera.
 
Naruto era su todo, el chico le había demostrado el acto más puro y sincero de amor, entregar su vida por la suya y él en cambio…no había hecho nada.
 
Las lágrimas se deslizaron con suavidad por sus mejillas. Ya no había remedio, no tenía solución lo ocurrido. El pasado le echaba en cara todos sus errores de una sola vez, nunca recordó sentirse más vacío y patético que ahora.
 
Se sentía tan vulnerable que parecía una mentira. Ya no podía dilucidar con claridad cómo fue que acabó ahí encerrado, preso, siendo restringido de su libertad, y sobre todo de su más grande adicción…Naruto Uzumaki, el chico al que lastimó en demasía con su estúpida impulsividad.
 
En veces despertaba durante las noches, agobiado y consternado de sus propios pensamientos. La ansiedad de no saber nada acerca de Naruto lo hacía preguntarse si realmente él seguía vivo también. Para corroborar que seguía con vida, le pedía a los presos que le acompañaban en la celda, y en ocasiones a los mismos custodios… que lo golpearan. El dolor físico era la única manera de corroborar que siguiera con vida.
 
Su vida se hacía pedazos junto a los sentimientos que le acompañaban cuando estaba al lado de Naruto, ¿Cómo seguir?... ¿para qué seguir?... ¿por quién seguir?
 
Nuevamente ya no tenía a nadie. No era suficiente seguir vivo, no era suficiente seguir con vida porque ya no tenía una con quien compartirla.
 
Rasgó con fuerza su brazo derecho, comenzaba a entumirse por estar tanto tiempo en la misma posición. Ya se había cansado de caminar interminablemente de un lado para otro, además de molestar a los demás reos.
 
-Sasuke- las abisales pupilas se abrieron en asombro, separó su espalda de la pared para mirar al visitante que le observaba con suma tristeza en la mirada, posando ambos brazos sobre los barrotes de la celda. No podía estar alucinando ¿o sí?
 
Lentamente se acercó hacia el recién llegado. No sabía cómo reaccionar, estaba absorto en sus propios pensamientos, divagando, maldiciendo no haber traído ningún arma consigo cuando salió de su casa. De haber sido así, Naruto estaría bien, al menos de esa manera, su estadía en esa celda tendría sentido al saber que la persona que amaba seguía con vida.
 
-¿Qué quieres?- su mente rozó la irrealidad apenas unos instantes, observó fijamente al agente y reparó en su prioridad. – ¡Naruto!... ¡¿cómo está Naruto?!- pasó ambos brazos entre los barrotes para sujetar del cuello de la camisa al oficial. Solo eso le importaba en ese momento, ya no tenía caso discutir si de todas formas no podía hacer nada estando ahí dentro.
 
-Esta…- Kakashi se forzó en deshacer ese molesto nudo en su garganta que le impedía terminar correctamente con la frase. -Está en coma- Sasuke notó la enrojecida mirada del agente. Sus manos lo soltaron de inmediato. Seguía hundiéndose en ese abismo de dolor y arrepentimiento. De pronto todo a su alrededor se tornó negro. Observó a Kakashi mover sus labios pero no fue capaz de comprender una sola palabra de lo que dijo.
 
**
 
Al abrir los ojos se confundió de sobremanera. No estaba en su celda, ¿Qué había pasado?, la cortina blanca a su lado le impedía ver nada más. La descorrió con rapidez, sintió que iba a caer al suelo cuando divisó a su hermano sentado detrás de la cortina.
 
Quería matarlo, debía matarlo, por su culpa era que había pasado todo. Por la culpa de Itachi, Naruto estaba en coma.
 
Se incorporó únicamente para volver a caer sobre el colchón, no tenía fuerzas para levantarse.
 
-Sasuke- Itachi lo observó con un deje de aflicción en la mirada, abrumado por ver a su hermano sufrir de esa manera.
 
-¿Por qué, Itachi?- presionó con fuerza sus puños en un intento por disipar semejante grado de odio en su interior. Resentimiento por descubrir que su hermano estaba involucrado con esos bastardos, aunque lo sabía con anterioridad, había sopesado la idea de que Itachi se retractara. 
 
Su confusión solo iba en aumento, seguía sin saber que querían de Naruto, ¿Por qué lo buscaban?... ¿para qué lo querían?, no se iba a mover de ese lugar hasta saberlo todo.
 
-Porque…- Itachi inhaló profundo para comenzar a relatar todo lo ocurrido, desde el momento que decidiera no solo abandonar a su hermano tras la muerte de sus padres, sino también el motivo para unirse a aquella organización. Ciertamente sus acciones no tenían justificación pero Sasuke merecía por lo menos saber a qué se debía todo.
 
Su rostro denotaba enorme sorpresa a medida que Itachi le decía la importancia que tenía Naruto para Akatsuki. El significado sobre el aparente tatuaje en el abdomen del chico, la identidad del sujeto que le había seguido en el estacionamiento. Absolutamente todo comenzaba a tener sentido, a excepción de la finalidad que poseían los miembros de la organización para llevarse a Naruto. Esos enfermos mentales no iban a tocarlo otra vez. Se aseguraría de que fuera así, y entonces reparó en su actual estado, seguía siendo un criminal.
 
-Confesé todo, Sasuke- admitió Itachi, bajando la mirada, claramente arrepentido de sus propias acciones y sobre todo de su egoísmo para consumar el plan de Akatsuki. Sasuke entornó levemente la mirada, ahora eran dos criminales, que irónico. –También pagué tu fianza- finalizó con una sonrisa forzada. El dinero que conservaba para los fines de la organización lo había empleado para ayudar a su hermano menor, al único miembro de su familia que aun seguía con vida.
 
Sasuke permaneció estático unos instantes, tratando de asimilar lo dicho por su hermano, ¿había pagado la fianza?, de modo que él estaba…
 
-¿Qué pasara contigo?- quiso saber un tanto incrédulo, seguía devastado por la situación de Naruto pero estaba consciente de la importancia que tenía ese acto de Itachi.
 
-Asesiné…- su mirada ensombreció al recordar al rubio. –Asesiné a Deidara, pero… al hacerlo en defensa propia no se anexara a lo demás, aun no se decide la condena pero ya no importa- cruzó ambas manos sobre sus piernas, dubitativo sobre su futuro incierto.
 
-Tengo que ver a Naruto- Sasuke se puso de pie, sintiendo un enorme hueco en su pecho. 
 
Su hermano en prisión, él libre, Naruto en coma, él estable, ¿Cómo era posible que las personas que le rodeaban se sacrificaran tanto para ayudarlo?, definitivamente no lo merecía, seguía sumamente molesto con Itachi por la decisión que había tomado pero…¿ como juzgar a una persona antes de juzgarte a ti mismo?, él también había cometido infinidad de errores, errores por los cuales estaba pagando actualmente. No sería en vano. Tenía que ayudar a Naruto, sacar a Itachi de prisión y después…después todo estaría mejor, su vida tendría sentido, así debía de ser.
 
Tomó la ropa de la silla al lado de Itachi para dirigirse al baño con la intención de vestirse. Estaba ligeramente más animado. El hecho de saber que su hermano se había preocupado por él, le había devuelto los ánimos para seguir adelante. No obstante, Naruto lo necesitaba, ambos lo necesitaban y por nada del mundo los abandonaría.
 
**
 
Sus ánimos se derrumbaron al ingresar a terapia intensiva. Le habían pedido con anterioridad que se colocara una bata y un cubre bocas.
 
Previamente había llamado a dos hospitales para preguntar por el chico, en ninguno de los dos le supieron dar información del mismo. Finalmente contactó con el tercer hospital más cercano de la zona donde ocurrió todo, esta vez el resultado fue diferente…era el paciente 503 en terapia intensiva.
 
El rostro de Naruto seguía siendo tan inocente, tan delicado y frágil como siempre. Sin embargo, no estaba consciente. Sasuke creyó que iba a derrumbarse en el suelo apenas lo vio en ese estado. Sus pensamientos fueron erróneos, se preguntó mentalmente si algún día volvería a ver esa hermosa sonrisa en el rostro de Naruto, si volvería a hablar con él y lo más importante, si podría protegerlo como era debido.
 
No pudo, simplemente no podía verlo así. Tuvo que salir unos momentos a tomar un poco de aire para forzarse a entrar de nuevo. 
 
Una enfermera lo observaba con interés.
 
-Usualmente los familiares hablan con los pacientes para reconfortarlos- comentó esbozando una sonrisa, tratando de animar al muchacho para que se acercara de nuevo a Naruto.
 
Tenía que hablar con él, ¿para qué, si no podía escucharlo?
 
Sasuke sentía que sus esfuerzos serían en vano pero al menos tenía que intentarlo. Ya lo había perdido todo como para renunciar a él también.
 
Lentamente se acercó a la camilla. Las lágrimas amenazaron con salir de sus ojos. Su vista se empañó irremediablemente. Retiró con la manga de su camisa algunas gotas salinas de sus ojos.
 
-Naruto- comenzó diciendo, sentándose junto al chico, buscando valor en sus propias palabras para transmitir realmente lo que quería decirle. –Estoy aquí, no te voy a dejar- su voz se quebraba a cada segundo, tomó la mano de Naruto entre las suyas. 
 
El suero le impedía acariciarla como hubiera querido. Era tan difícil verlo en ese estado. Naruto no merecía estar así, sino él y sin embargo sus plegarias no eran escuchadas. 
 
-Se que no pude darte lo que necesitabas- cerró los ojos para reprimir las lágrimas que se acumulaban en los mismos. –Pero quiero que sepas que te amo, no supe demostrártelo de la forma correcta, lo lamento- abrió los ojos para inclinarse con cuidado sobre el cuerpo del chico, abrazándolo cálidamente, anhelando que eso no fuera real. Que todo estuviera bien.
 
Era una pena saber que no con solo desear las cosas, estas podían suceder. 
 
-Te amo…- permitió que las lágrimas fluyeran de una vez, mandando al demonio su orgullo. Naruto era lo más importante para él y no fue capaz de protegerlo. –Te amo- repitió en voz baja.
 
-¿Dónde…dónde estoy?- su rostro apagado se iluminó. Se incorporó de inmediato al escuchar la voz de Naruto.
 
¿Estaba soñando?, ¿realmente era real?
 
Los ojos azules lo observaron fijamente. Sus labios temblaron a causa de la emoción tan grande que estaba experimentando. No aguantó las ganas de acercarse al rostro de Naruto para darle un suave beso en los labios, enseguida llamó a la enfermera, quien, impresionada, acudió de inmediato.
 
Naruto miraba confundido a su alrededor. No sabía dónde estaba ni qué estaba pasando. Solo estaba consciente de haber despertado de un sueño largo y bastante reconfortante, tranquilo.
 
-Todo va a estar bien Naruto, te vas a recuperar- decía la enfermera con una enorme sonrisa, incrédula de lo sucedido, el aludido asintió con la cabeza. Sasuke se acercó para besarlo nuevamente en los labios pero no pudo hacerlo, ya que Naruto retrocedió firmemente.
 
Sasuke se abstuvo de realizar aquel tan deseado contacto labial con el chico, seguro de que Naruto seguía enojado con él por lo ocurrido, y con justa razón, no había podido ayudarlo.

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