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Sin mi, no eres nada por RLangdon

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-Buenos días- escuchó el suave murmullo a la distancia. Se incorporó de la cama al contemplar la figura del agente de pie, recargado en el marco de la puerta.

Una sonrisa iluminó su rostro al recordar lo bien que la había pasado junto a Kakashi en aquella feria. Comió mucha comida chatarra y además se había subido a la rueda de la fortuna. Incluso el agente le compró un oso de peluche como recuerdo.

Se estaba esforzando por reprimir los recuerdos con aquella persona que tanto daño le hacía. La misma que no veía desde su salida del hospital. La que le rompió el corazón con sus hirientes pero realistas palabras.

-Buenos días- respondió con una sutil sonrisa en los labios. Sintió un suave cosquilleo en la nariz. Una gota carmesí cayó sobre la sabana.

-¿Sangre?- Kakashi se aproximó para entregarle un pañuelo. Lo forzó a recostarse para limpiar con cuidado su nariz.

-¿Te duele?- preguntó con un deje de preocupación en las palabras. Naruto negó en ademan, ni siquiera se había percatado de ello. –Debió ser por la exposición al sol- meditó. Se dispuso a acariciar los mechones dorados, se detuvo una vez que su mano entró en contacto con la frente de Naruto, estaba caliente, demasiado.

-Quiero buscar un empleo- murmuró Naruto. Cerró los ojos para evitar ver la reprobatoria mirada de Kakashi.

-Primero iremos al hospital, tienes fiebre- las hermosas orbes azules ensombrecieron. Ahora estaba enfermo pero no quería regresar al hospital, las probabilidades de que se encontrara con Sasuke eran…no, Sasuke ni siquiera se preocupaba por él, nunca lo hizo, era igual que el resto. Lo único que había aprendido en lo que llevaba de vida era que las personas siempre buscan un beneficio. Son egoístas, Sasuke era egoísta. Le hacía sentir mal para estar bien consigo mismo, y aunque tuviera razón, a pesar de que estuviera en lo correcto al decirle lo patético que él era como ser humano, ya era… demasiado.

Era patético, lo era por no dejar de pensar en él.

-¿Qué tengo que hacer para que lo olvides?- posó su entristecida mirada en Kakashi, quien, se puso de pie para buscar un suéter para Naruto.

Lo había escuchado, quizás lo dijo en voz baja pero aun así pudo escucharle. Kakashi se estaba esforzando para que olvidara a Sasuke y él en cambio seguía divagando en lo descuidado, déspota y arrogante que Sasuke se portó con él.

Se levantó lentamente de la cama. Bajó el pañuelo con cuidado, la sangre había dejado de salir. Al menos había dormido bien. Por vez primera había disfrutado del sueño como era debido, sin mortificaciones, sin miedo o preocupación alguna. Simplemente descansó como su cuerpo le exigía después de todo el estrés y la tristeza a la que se veía sometido estando al lado del Uchiha.

Metió la mano al bolsillo del pantalón.

-Me olvidé- vocifero al sacar el frasco de píldoras. Debía tomarse una por la noche como le habían indicado y sin embargo no lo hizo. Dudó en sacar una, procuraría tomarla al anochecer como debió haber hecho, esta vez no se olvidaría.

-Naruto- llamó el agente en cuanto el aludido guardó nuevamente el frasco. –Voy…- permaneció un momento en silencio al reparar en lo que iba a decir. –Vamos a mudarnos.

-¿Qué?- parpadeó confundido el rubio. Iban a irse de ahí… ¿Por qué?

Conocía la respuesta pero deseaba que hubiera otra razón de por medio. Interiormente seguía anhelando que Sasuke se dignara cuando menos a pedirle una disculpa, pero claro, después de todo era culpa suya, nadie lo obligó a enamorarse de un sujeto que solo veía por si mismo.

-No será muy lejos de aquí- agregó Kakashi, sopesando la idea de que Naruto se deprimiera por ello. Era la única forma de que el chico olvidara a ese criminal inestable y pudiera comenzar de nuevo. Sasuke solo lo lastimaba y Naruto no estaba en condiciones de formalizar una relación de noviazgo. No importaba si Naruto no lo aceptaba como pareja, dolía y mucho pero si podía ayudarlo a sanar esas heridas internas que tanto aquejaban al chico. Lo haría.

No eran nada, nunca lo fueron y posiblemente jamás lo serían. Porque Naruto no lo veía de la misma manera en la que él lo hacía. Kakashi veía en Naruto lo que nunca vio en nadie más, se había enamorado perdidamente de él. Sufría al saber que el chico no olvidaría a Sasuke en mucho tiempo. Tal vez no era amor lo que Naruto sentía por Sasuke, solo era amistad, admiración, quizás simple compañerismo. Podía estar confundido…podía.

-Está bien- sonrió Naruto con nerviosismo. De nada le servía engañarse a sí mismo, si realmente quería olvidar a Sasuke tenía que dejar atrás todo su pasado. Siempre que necesitaba a Sasuke, este nunca estaba ahí. No había nada que hablar, nada que aclarar. Todo se terminó, aunque dudó que en algún momento Sasuke en verdad lo amara como le había dicho.

-Vamos- articuló Kakashi, dirigiéndose hacia el chico para tomarlo de la mano. Entrelazó sus dedos con los de Naruto, este no se negó, no quería volver a estar solo. Si alguien sabía lo dolorosa que era la soledad era él. No conocía el pasado de Sasuke ni el de Kakashi pero estaba consciente de que era peor tenerlo todo y después perderlo, que nunca haber tenido nada.

Se había acostumbrado a las palabras de cariño de su madre, a las caricias de su padre. Al falso amor que Sasuke le profesaba. ¿Cómo era que su vida y sus sentimientos en conjunto se hundían en lugar de ascender?

Las únicas sonrisas sinceras se las regaló a Sasuke sin recibir otra cosa a cambio que no fueran golpes, humillaciones y un largo encierro.

Ahora más que nunca dudaba en la existencia de la felicidad, ¿Cómo era?... ¿que se sentía que alguien en verdad se preocupara por ti sin esperar nada a cambio?

Ya no creía en algo tan utópico como eso. Seguramente había sido una mala persona con anterioridad, quizás hizo algo muy malo y debido a eso, tenía que pagar por ello.

Ojalá pudiera recordar su pasado. Ojalá pudiera dejar de llorar y exteriorizar su debilidad a las demás personas. No era fuerte. No tenía un soporte económico, no poseía estabilidad emocional, nunca tuvo amigos y no los tendría porque… ¿Quién querría ser amigo de una persona como él?, no tenía nada que ofrecer, ya le habían arrebatado todo.

Al llegar al hospital, sus ojos analizaron con sumo cuidado a su alrededor. No estaba. Suspiró pesadamente antes de seguir caminando al lado de Kakashi, quien, fingió indiferencia ante el comportamiento del chico, aunque supiera de antemano que lo buscaba. Buscaba a Sasuke con la mirada y se había decepcionado al no encontrarlo.

En cuanto ingresaron a la sala de espera, Naruto se mantuvo inmóvil. Se aferró con más fuerza de la mano del agente al ver a Sasuke sentado frente a la mesa de información. Sintió un nudo atravesarle la garganta, mismo que no le permitió articular palabra alguna.

Kakashi lo atrajo lentamente hacia su cuerpo para intentar calmarlo. Era menester que lo llevara al mismo hospital donde tenían anexado el expediente médico de Naruto. De no ser por ello ni siquiera pensaría en acudir de nuevo ahí. Sabía que Sasuke podía aparecerse en cualquier momento pero no esperaba que fuera tan pronto y que además se mostrara tan tranquilo.

No se había dado cuenta de su presencia. Sus ojos negros reposaban en el diario. Kakashi pudo notar algunos rasguños y moretones en su rostro. Sonrió ampliamente, lo que fuera que le haya pasado, se lo tenía bien merecido. Seguramente se inmiscuyó en alguna riña callejera. Era una lástima que no pasara a mayores.

-¿Naruto?- el cuerpo del aludido se tensó al escuchar su nombre. Se refugió en los brazos del agente, tratando fallidamente de no llorar. Con solo pensar en lo sucedido con Sasuke sus ojos se empañaban con el líquido salino.

-¿Qué haces aquí?- inquirió Kakashi con molestia. –No, está bien, no me importa- le interrumpió antes de que Sasuke pudiera decir algo al respecto. Guió al chico hasta una de las enfermeras para pedirle que lo pasara lo más rápido posible. Y así fue. Naruto bajó la mirada para seguir a la mujer de blanco uniforme. No se sentía tan mal, pero al ver a Sasuke era como si todo su dolor se acumulara en una sola parte.

Acercó la mano hasta su pecho. Dolía muchísimo. Sacó en frasco de píldoras para verlo con detenimiento. Según su psicólogo debía ingerirlas durante la noche y no antes, pero también le comentó que se sentiría mejor al hacerlo. En ese momento las necesitaba con desesperación. Quería dejar de sentirse basura.

Vació el frasco en la palma de su mano, cuidando de no ser visto por la enfermera. Solo una píldora. Devolvió el resto al envase antes de llevarse la pastilla a la boca.

-¿Y a ti qué mierda te pasa?- Sasuke se encaminó molesto al agente. Primero le recriminaba por haber pedido que dieran de alta a Naruto y él había hecho lo mismo. Estaba al borde de la desesperación al no saber a dónde se había llevado a Naruto. No estaban en su departamento. Fue el segundo lugar al que acudió después de ir al hospital.

Supuestamente la policía investigaría sobre el vehículo en el que se hallaba su o sus secuestradores. Sabían de que marca era el automóvil gracias a las cámaras de seguridad instaladas en los semáforos, no obstante no tenía placa, se les dificultaría mas dar con los responsables. 

Lo que le faltaba, ahora custodiarían su casa para evitar un nuevo atentado contra su integridad, como si eso fuera a detener a esos trastornados.

-Si no te largas, pediré que te saquen- advirtió Kakashi cruzando los brazos con renuencia. Ya estaba cansado de tener que lidiar con el presuntuoso de Sasuke y su afán por mentir respecto a sus sentimientos por Naruto.

-Te…- mordió su labio inferior en un intento por disipar la rabia que rápidamente se acumulaba en su cuerpo. Si se peleaba de nuevo con Kakashi lo sacarían otra vez. Se supone que aprendiera de sus errores para no cometerlos de nuevo, sin embargo, seguía haciéndolo.

Su semblante se apaciguó al recordar a Naruto. No dijo nada mas, ignoró por completo la advertencia de Kakashi para dirigirse al cuarto del chico. Pediría informes ya que estuviera adentro. Además, no podían sacarlo sino hasta que hiciera algo indebido, solo tenía que controlarse, era todo, podía hacerlo.

Kakashi resopló indignado. Era de esperarse que Sasuke no lo escuchara. Hizo su cabello hacia atrás antes de encaminarse en dirección del Uchiha, a una distancia prudente para evitar abalanzársele y darle una buena paliza como se merecía.

Apenas Sasuke entró a la habitación, sus labios dibujaron una sonrisa auténtica. Gesto que se desvaneció de inmediato. Naruto aun estaba mal, su estado de salud era delicado. No debía alterarlo para evitar discutir de nuevo.

Se acercó con sigilo a la cama del chico. Esperó pacientemente a que la enfermera terminara de colocarle el suero. Naruto ni siquiera lo miraba. Actuaba como si no estuviera allí y eso lo hería bastante.

Tomó asiento en un borde de la cama, buscando atraer la mirada del rubio.

-Naruto.

-Vete- profirió sin verlo a los ojos.

-No me iré hasta que hablemos- trató de sonar calmado pero no lo logró. Por dentro estaba desgarrándose. La negativa de Naruto era definitiva pero no se daría por vencido. No importaba cuanta mierda le hubiera metido Kakashi en la cabeza durante su ausencia. Naruto lo amaba, lo sabía y por ello tenía que esforzarse.

-De acuerdo- sonrió falsamente y estrujo las sabanas entre sus manos sin atreverse a alzar la mirada. Lloraría si lo hiciera. -¿De qué quieres hablar?

-Bueno, para empezar…

-¿Quieres repetirme lo inútil que soy? –preguntó tristemente. -¿Lo poco que te complazco en la cama?... ¿Lo bueno que es ese tal Gaara?- sus ojos se apagaron conforme recordaba las hirientes palabras de Sasuke. –O tal vez quieras decirme que no soy nada sin ti- Sasuke cerró con fuerza descomunal sus puños. No recordaba haberle dicho eso a Naruto, sin duda el idiota de Kakashi lo estaba confundiendo a su favor.

-No, yo nunca dije eso- afirmó seriamente. La sonrisa se esfumó de los labios de Naruto. Encima de todo lo negaba.

-Eres un maldito mentiroso- alzó la mirada, algunos mechones rubios cubrían sus ojos azules pero las lágrimas eran perceptibles al descender por sus mejillas. –Me usaste Sasuke, nunca te importe.

-Si me importas- inhaló hondo para después intentar tomar de la mano a Naruto. No pudo. El chico lo apartó de un manotazo.

-No tengo dinero para pagarte, pero en cuanto lo tenga…- guardó silencio en cuanto Kakashi entró a la habitación. Lo había escuchado. Se reprimió mentalmente de haber dicho lo último.

-¿Cuánto te debe?- preguntó con seriedad. Sasuke frunció el entrecejo al verlo. Naruto miró hacia la ventana, confundido, temeroso. –Toma- sacó su billetera para arrojársela al Uchiha, quien, prontamente se levantó, sintiendo el odio desmesurado en su interior. –Lo que falte te lo pago cuando me entreguen mi sueldo.

-Escúchame bien- acortó la distancia que lo separaba de Kakashi para sujetarlo firmemente del cuello de la camisa.

-Por favor, salgan los dos- pidió la enfermera al contemplar la discusión que se estaba llevando a cabo.

-No.

-Yo solo…

-Quiero que me dejen solo- balbuceó Naruto. Se recostó con suavidad en la cama para intentar dormir. No quería saber nada más de nadie. Se sentía muy cansado y ver a Sasuke solo le había hecho más daño. Erróneamente creyó que al verlo todo se arreglaría, que Sasuke le pediría una disculpa pero no había sido así. El muchacho de cabello negro mentía una y otra vez hasta el grado de convencerlo de sus falsedades, no más.

-¿Qué?- cuestionó Sasuke al no escuchar lo que los labios del chico habían emitido.

-Descansa- profirió Kakashi, saliendo de la habitación.

-Usted también- le indicó la enfermera la salida. Sasuke resopló con enfado antes de acatar la petición de la femenina.

Lentamente el sueño lo sedujo, atrapando su cuerpo en un absoluto estado de reposo. En esos momentos no sentía nada, no pensaba en nada. Simplemente relajó sus músculos para poder dormir plácidamente, sin preocuparse por nada más.

Lentamente fue abriendo los ojos, no podía mover su cuerpo, sintió el agua fría debajo de él. Respiró agitado al no reconocer el lugar. Estaba demasiado oscuro para poder apreciar algún objeto o persona cerca… ¿estaba despierto o solo era una pesadilla?

La desesperación comenzó a apoderarse de su cuerpo. ¿Qué era esa sensación tan extraña?, podía percibir la presencia de alguien mas pero no era capaz de pronunciar alguna palabra coherente, tenía miedo, miedo mezclado con un sentimiento más profundo y nauseabundo del cual quería alejarse.

**

Se negó rotundamente a sentarse junto al agente de pacotilla. Su orgullo le impedía pensar si quiera en dirigirle la palabra después de las estupideces que le había dicho a Naruto. Reparó en lo que le había dicho, Naruto estaba mal por su culpa. Si realmente lo amaba debía demostrárselo pero no podía hacerlo si Naruto no le daba otra oportunidad.

Se estaban distanciando una vez más. Sin importar cuánto se esforzara no iba a recuperarlo si antes no le demostraba lo importante que era para él. No actuó correctamente. Desde el comienzo Naruto siempre estuvo ahí para él. Le perdonó todos sus errores, se mostró disponible cada vez que quería tenerlo a su lado.

Por más veces que lo intentara no encontraba una sola razón para su comportamiento hostil hacia Naruto. No lo escuchó, no le demostró lo que realmente sentía por él. Apenas si se lo había dicho, dos simples palabras cuya importancia era inmensa y sin embargo no fue capaz de respaldarlas con hechos. Lo amaba y mucho.

Fue por Naruto que se dio cuenta que en realidad nunca se había enamorado. Lo que sentía por Sakura había sido simple atracción, pero lo que sentía por Naruto era mucho más fuerte. Merecía que se esforzara por mantenerlo a su lado.

No concebía la idea de perderlo, de verlo alejarse de su lado para irse con Kakashi.

Se levantó de súbito para dirigirse a la salida. Sin mirar una sola vez atrás. Había una solución, era estúpida, ridícula y muy probablemente no funcionara pero valía la pena intentar.

El solo hecho de pensar en ello lo hacía sentir extraño. Era cierto ya no había nada que hablar con Naruto. No tenía una justificación lógica y factible para su conducta. De igual forma, Naruto no pensaba escucharlo.

Era momento de hacer aquello que tal vez nunca volvería a repetir en toda su miserable vida. ¿Qué sentido tenía estar solo?

Naruto era todo para él, quizás se dio cuenta tarde pero podría enmendar una parte de lo que hizo, brindarle su apoyo, estar ahí para él en todo momento. Eso sería posible si Naruto aceptaba.

Tamborileó los dedos sobre el cristal del local. Decidiéndose entre entrar o quedarse afuera. Era tan absurdo que le daban ganas de regresar al hospital.

 


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