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Sin mi, no eres nada por RLangdon

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-Es muy confuso- habló Naruto en voz baja. Cerró los ojos en un intento por repasar todo lo que se le había dicho, era demasiada información y aunque lo quisiera, no terminaba de comprenderlo. Lo único que tenía lógica era la petición que se le había hecho con el fin de ayudar a Sasuke, solo eso.


Quizás fue porque puso mayor atención a esa parte, era complicado entender lo que realmente buscaba obtener esa supuesta organización de nombre Akatsuki. Ni siquiera sabía por qué aceptó escucharlo después de percatarse que ese sujeto era el mismo individuo que ordenó a sus compañeros que lo torturaran, grabándole aquel extraño símbolo en su abdomen, una marca que llevaría por el resto de su vida.


Lo demás carecía de sentido. ¿Realmente se arrepentía de haberle hecho eso?, ¿las disculpas eran sinceras?


Ya se había equivocado muchas veces, confiando ciegamente en las personas, en Sasuke, en sus padres. Que irónico, Naruto depositaba su entera confianza en los demás, pero no era capaz de confiar en sí mismo.


Y entonces lo supo, la razón por la que aceptó, fue para ayudar a Sasuke. Si aquello era cierto, entonces Sasuke no lo había herido a propósito. Sus altibajos emocionales se debían a la droga que ingería, la misma que, según Itachi, alteraba considerablemente su estado de ánimo.


Itachi y Sasuke eran hermanos. El recuerdo amargo de los primeros días al lado de Sasuke, este había hecho mención del nombre de la persona de la cual pretendía vengarse, fue por un malentendido que lo mantuvo encerrado y atado en su habitación, interrogándole cada día sobre su relación con su hermano. Ahora que lo tenía frente a él, no sabía qué pensar.


¿Cómo creerle a la persona que hizo añicos su vida, sus sueños?


-Lo haré- confirmó, alzando la mirada. Corría el riesgo de tomar una mala decisión. No sería la primera, sin embargo, si con ello Sasuke estaba bien, lo haría.


-Naruto- el aludido dirigió su mirada hacia el marco de la puerta, el agente miraba alternadamente a ambos. Itachi se levantó de la cama con la intención de dejarlos solos. Ya había permanecido el tiempo suficiente con el chico, además, había aceptado sus disculpas, no solo eso, también acordó ayudarle con la situación de Sasuke.


Sin duda, Naruto era admirable. En realidad no esperaba que lo perdonara, pero el hecho de que lo hiciera, le demostraba que Naruto era una excelente persona. Bastante diferente a Sasuke, quien, con el paso de los años, seguía guardándole rencor, aunque cómo no hacerlo, le había abandonado a su suerte cuando más lo necesitaba.


No estuvo con él después de la muerte de sus padres. Eligió la manera errónea de ayudarlo a ser fuerte y enfrentarse por sí solo a las adversidades. Naruto era la persona que Sasuke necesitaba en su vida. Al principio se negó a aceptar que Sasuke se llegara a enamorar de é


Esperaba que se formara un vínculo de compañerismo, amistad como máximo pero nunca se imaginó que tanto su hermano como Naruto terminarían enamorándose al grado de dar su vida por el contrario. Protegerse mutuamente, tal como debió hacer con Sasuke.


Miró por última vez a Naruto antes de salir de la habitación.


-¿Qué fue lo que te dijo?- inquirió Kakashi, acercándose al pensativo muchacho que no hacía más que mirar atento por la ventana, perdido en su propia mente. -¿Naruto?- el recién nombrado parpadeó confundido, se incorporó de la cama para ponerse los zapatos. 


Apenas logró permanecer fuera de la habitación por unos minutos antes de que la enfermera lo forzara a recostarse de nuevo. Tenía miedo de quedarse dormido, de volver a soñar con aquella cosa, animal o lo que sea que fuera. Múltiples espasmos recorrían su cuerpo con solo pensar en ese lugar tan oscuro, tan frío y solitario que le obligaba a encarar sus más grandes temores, entre ellos, la soledad.


Le aterraba quedarse solo. Fue por esa razón que no se separó de Sasuke cuando tuvo la oportunidad, ¿a quién podría recurrir además de él?, solo Kakashi y Sasuke le ofrecían la compañía que necesitaba, pero ya era tiempo de ver por él. De cambiar su patética existencia que hasta ese momento no tenía sentido.


No quería volver a sentir esa sensación tan perturbadora. Miedo mezclado con odio, la peor combinación de todas y solo él la comprendía a la perfección.


-Naruto- sintió las manos del agente posarse sobre sus hombros, deteniéndolo antes de que pudiera alejarse sin rumbo fijo. Solo pretendía salir de ahí. Hacer lo que se le pidió.


Tenía lo que quería, pero no lo que necesitaba. Comenzaba a reparar en lo poco que se valoraba. Había caído hasta el fondo, ahora tenía que subir por su cuenta.


-Tengo que irme- anunció, seguro de sus palabras. Por primera vez se sentía confiado de la decisión que estaba tomando.


-¿Irás con Sasuke?- aunque fuera lógico, Kakashi quería saberlo de la boca del chico. No le permitiría regresar con él. Era indispensable que Naruto descansara, que se repusiera de todo lo que había sufrido al lado del vago y agresivo muchacho que decía quererlo, y demostraba con sus acciones todo lo contrario.


-Si- respondió esbozando media sonrisa. Kakashi suspiró, negando con la cabeza. Definitivamente era una pésima idea dejarlo marchar. Sasuke no iba a cambiar y Naruto no lo aceptaba. Seguía creyendo falsamente en el muchacho, y él no volvería a dejar que se fuera para que todo se repitiera. Otra escena violenta, infinidad de riesgos amenazando la integridad del chico, sería un completo idiota si cedía, después de todo quien poseía la custodia temporal de Naruto era él. Quien debía cerciorarse de su bienestar y ayudarlo a superar la depresión que el chico estaba transitando.


No lograría hacerlo volviendo con Sasuke. Solo se hería a si mismo.


-No te puedo dejar ir, Naruto- aseveró la mirada cuando el aludido retiró lentamente sus manos que yacían sobre sus hombros. –Sasuke no va a cambiar- trató de no sonar tan duro. Naruto no lo escuchó, siguió andando hasta la puerta pero esta se abrió de golpe.


El joven psicólogo sonrió al instante, ajustó sus anteojos con el dedo índice, captando de inmediato la atención de los presentes.


-Hoy tienes una cita conmigo- le recordó, sacando del bolsillo de la bata blanca una agenda. Señaló el tercer renglón de la última pagina, donde el nombre del rubio estaba escrito.


Naruto miró detenidamente al psicólogo. Esperaba poder irse rápido para buscar a Sasuke y ahora tendría que acudir a la cita acordada. Como si fuera a servirle aquello. Lo último que quería, era recordar una y otra vez su pasado. Bastante repercutía ya en el presente como para seguir torturándose con ello. Porque en eso consistían las sesiones, ya se lo había comentado el mayor. Debía contarle todo lo negativo que había sucedido en su vida para poder ayudarlo, asignarle actividades que contribuyeran a mantenerlo distante de sus dolorosos recuerdos, recetarle medicamentos que le ayudaran a conciliar el sueño, antidepresivos y demás píldoras de las cuales ya no quería saber nada.


Su estómago ya estaba demasiado sensible por la ingesta de los medicamentos. Le había irritado tomarse aquella pastilla que además lo hizo dormir durante largo rato, sumiéndolo en la aterradora pesadilla que no conseguía sacarse de la cabeza con nada.


-¿No puede cambiarla?- se aventuró a preguntar, ignorando la seria mirada del agente. Solo deseaba salir de ahí pronto y buscar a Sasuke.


-Me temo que no será posible, necesito que conversemos sobre algunos temas en específico.


Los ojos azules reflejaron duda, otra vez sería lo mismo. Solo saldría más lastimado al recordar los sucesos y todo el sufrimiento que le aquejaba. Ya no necesitaba la ayuda de nadie más, podía salir adelante solo.


-Está bien- aceptó no muy convencido. De todas formas Kakashi no lo dejaría abandonar el hospital, y menos ahora que sabía que iría tras de Sasuke. Aun no sabía a donde había ido, nuevamente lo dejaba solo.


-Vamos- Naruto asintió en ademan antes de seguir al adulto. Tenía la esperanza de poder escabullirse del hospital, apenas saliera del consultorio se iría.


**


La hora había transcurrido lenta dentro del consultorio. Naruto atinó a mirar al adulto después de haberle relatado la extraña pesadilla, aquel extraño suceso no le dejaría tranquilo hasta saber a qué se debía. Optó por no entrar en detalles, solamente relató la incapacidad y desesperación que se hicieron presentes en su cuerpo durante el sueño.


Expresó la ansiedad y demás sensaciones que se fueron presentando conforme pasaban los minutos en el absoluto estado de reposo. Fue hasta ese momento que recordó las píldoras, tomó una de ellas antes de dormir, sin embargo, no se atrevió a preguntar si se trataba de alguna clase de sedante ya que se le había aclarado con anterioridad que las pastillas estaban elaboradas a base de plantas.


-Parálisis del sueño- agregó Kabuto, sonrió ligeramente tras unos segundos de observar el semblante de duda que portaba el chico.


-Para… ¿Qué?- parpadeó confundido, inclinando su espalda hacia adelante. Era incómodo mantenerse en una sola posición mientras le comentaba parte de lo que había ocurrido en su pesadilla.


-Es un trastorno que se suscita en el estado transitorio del sueño- puntualizó, enfocando su mirada en los incrédulos ojos azules. –Mediante el sueño, la persona es incapaz de moverse, no obstante, está consciente de lo que sucede a su alrededor- las orbes azules vibraron ante las palabras del mayor. Ciertamente había experimentado una terrible desesperación al no poder moverse, ahora todo tenía sentido, solo se trataba de un trastorno. –Esto se debe a los altos niveles de estrés a los que te has visto sometido- cogió el bolígrafo del escritorio para anotar prontamente el diagnóstico al reverso de la receta.


Naruto se removió incómodo en su asiento. Lo más seguro era que le recetaran mas píldoras para mantenerlo tranquilo. No quería, no volvería a consumir ninguna otra pastilla, tampoco pretendía decírselo. Sabía que si se negaba, probablemente lo mantendrían vigilado para cerciorarse de que realmente las tomara.


Tras casi una hora conversando con el adulto, comenzaba a creer que verdaderamente necesitaba tomar esas píldoras. Ya fuera que el método de convencimiento del psicólogo era impecable o simplemente era de mente débil. Naruto asentía a todo lo que se le decía, centrándose por completo en el tema de aquel trastorno transitorio que se había hecho presente y que, además, era más que probable que volviera a repetirse.


Se olvidó de todo, de Sasuke, de Kakashi, de las actividades que pretendía llevar a cabo. En ese momento Naruto solo anhelaba saber de qué forma podría evitar que la parálisis del sueño se repitiera. No se percató de lo mucho que se contradecía el adulto al hablarle de un tema tan inusual como ese. Entre las diminutas fallas estaba el hecho de que aquel trastorno no era tratable, ni siquiera consumiendo todas las píldoras que recién le transcribía, podría evitar que se repitiera de nuevo.


No se puede controlar una pesadilla, así como tampoco se puede evitar la parálisis del sueño.


Apenas recibió la receta, Naruto se levantó de la silla para salir del hospital, cada vez mas confundido con lo que le estaba sucediendo. Ojala tuviera a alguien a su lado para poder confesarle sobre el miedo que actualmente padecía. Lo último que quería era dormir, no lo haría hasta estar seguro de que aquella cosa no volvería a aparecerse en sus sueños, ¿y si lo lastimaba?, ¿y si lastimaba a Sasuke?


-Sasuke- murmuró, reaccionando de inmediato, tenía que ir a buscarlo primero. Salió con sigilo, esperando el momento adecuado, pasando desapercibido por el pasillo entre los demás pacientes. Logró acercarse hasta la entrada. Sus ojos se entornaron al ver al agente, esperándolo.


Aun llevaba puesta la bata del hospital, toda su ropa estaba en la habitación y claramente no regresaría por ella. Si lo hacía sería visto por las enfermeras y por lo tanto lo retendrían.


-Aquí está tu ropa- sonrió Kakashi, señalando la bolsa plástica del suelo.


-Iré a cambiarme- Naruto tomó la bolsa para dirigirse al baño, convencido de que Kakashi había solicitado que lo dieran de alta. Podría irse con él de nuevo, pero entonces no volvería a ver a Sasuke. Si se iba con el agente, le resultaría más difícil cumplir lo que le había prometido al hermano de Sasuke.


Ya no sabía si lo que hacía estaba bien o estaba mal. No quería lastimar los sentimientos de Kakashi, pero no lo amaba. A Sasuke lo amaba, pero no podía perdonarlo. El dilema se centraba en que no tendría a quien recurrir, pero por vez primera eso ya no le importó. Sentía que él solo podría lidiar con sus propios problemas. Ya no deseaba inmiscuir a nadie más en ellos, y especialmente a personas importantes como lo eran Sasuke y Kakashi.


Empezaría desde cero por su cuenta, aprendería a valorarse, a no depender de nadie más, y lo más importante, a rehacer su vida. Sentía que no tenía vida propia y ya no podía seguir así, lamentándose de su pasado, perdiendo el tiempo huyendo de sus problemas y refugiándose en los brazos de terceras personas con el afán de disminuir su dolor.


Despacio, abrió la ventana situada unos metros junto al lavabo. El cristal daba a la parte trasera del hospital, justamente en una de las jardineras.


En cuanto terminó de vestirse, colocó seguro a la puerta. Suspiró, pasando ambas piernas por la abertura, primero la derecha, después la izquierda. Dejó de sujetarse de la parte superior para saltar. Tan solo metro y medio separaba la ventana del césped, no le fue complicado salir pero si le sería difícil encontrar a Sasuke.


Intuía que estaría en su casa, era incapaz de razonar a qué otro lugar podría haber ido el Uchiha.


***


Rápidamente, entró a la habitación donde estaba Naruto, tuvo que esperar unos segundos para regular su agitada respiración, producto de la carrera emprendida desde que bajara del taxi. Había tenido que bajarse tres cuadras antes de llegar a su destino, el tráfico era insoportable y él no dejaba de tamborilear los dedos sobre el cristal, trayendo consigo la imagen del chico de ojos azules.


Recorrió la habitación con la mirada sin éxito alguno, Naruto no estaba ahí dentro. Retrocedió rápidamente sobre sus pasos, bien podrían haberlo trasladado a otra de las cuatro plantas del edificio.


Se apresuró a pedir informes en la ventanilla, pasando de largo las personas que esperaban impacientes su turno. Recibió varios reclamos al dirigirse hasta la ventanilla sin siquiera formarse, pero no les tomó importancia. Bastó con empujar al primer sujeto que pretendía acercarse para tomar su lugar.


-Naruto Uzumaki, ¿Dónde está?- no perdió tiempo en preguntar por el chico. La mujer que lo observaba detrás del cristal, miró con cuidado la lista de pacientes recién ingresados. Pasando los apellidos con su dedo índice, buscando, se detuvo a tres cuartos del papel, devolviendo la mirada al apuesto joven de cabello negro que esperaba desesperado una pronta respuesta.


-Fue dado de alta- aclaró sonriendo. Gesto que se desvaneció cuando el muchacho se dio la vuelta para empezar a correr en la dirección contraria sin agradecerle.


Sasuke anduvo caminando fuera del edificio. No tenía la menor duda de que el idiota de Kakashi se lo había llevado nuevamente a su departamento. No obstante, debía ser precavido, esos sujetos habían escapado de la prisión y no tardarían en unirse con el resto para ir en busca de Naruto.


Hizo su cabello hacia atrás, no podía tranquilizarse, no sabiendo que Naruto corría peligro. Ya no importaba el lugar, Naruto no estaba seguro, ni lo estaría hasta que esos enfermos estuvieran en la cárcel.


Observó a lo lejos a Itachi. Parecía dirigirse a la avenida. No dudó en alcanzarlo, claramente confundido de que su hermano estuviera allí. No desconfiaba de él pero tampoco lo había perdonado completamente.


No le guardaba resentimiento a Itachi por lo que le había hecho en el pasado, se sentía molesto por el proceder que tuvo con Naruto con la intención de ver materializado una utopía tan estúpida e irrespetuosa que iba en contra de sus principios.


-¿Qué haces aquí?- inquirió, bloqueándole el paso. Itachi se frenó en seco. Miró de reojo a las personas que transitaban a su alrededor.


-Vine a disculparme con Naruto- respondió con certeza, sin mencionarle la petición que le había hecho al chico.


-¿Dónde está?- Sasuke lo sujetó con firmeza del cuello de la camisa, comenzaba a dudar de las acciones de Itachi. Si había estado en el hospital, debía saber en qué dirección se fue Kakashi con Naruto. Ahora que lo analizaba con calma, sería una estupidez que Kakashi se lo llevara de vuelta a su departamento. No se iría con Naruto a un lugar tan predecible para que él los encontrara. 


Ya no creía en nadie, Itachi lo había traicionado, Kakashi solo estaba interesado en Naruto, no en su seguridad. Si realmente le interesara su bienestar, no actuaría de forma tan precipitada.


-¿Qué no se supone que está en el hospital?- arqueó una ceja, dubitativo. Sasuke retrocedió, soltándolo lentamente del agarre. Itachi no estaba mintiendo, podía verlo en su mirada.


Cerró los ojos. Así no lo encontraría rápido. Necesitaba ir a su casa por el auto y buscarlo en los lugares que más frecuentaba Kakashi.


-¡Sasuke!- gritó Itachi, tratando de llamar su atención pero el aludido no se detuvo, siguió corriendo con todas sus fuerzas, ignorando todo lo que ocurría a su alrededor, concentrándose únicamente en encontrar a Naruto.


**


Demoró cerca de veinte minutos en llegar a su casa. El tráfico no cesaba. A pesar de la hora, la congestión vehicular no se aminoraba. No recordaba que fuera día festivo, era extraño, demasiado.


-Naruto- reconoció al chico, sentado afuera de la puerta, recargando la espalda en la misma y con la mirada perdida. Corrió a su encuentro, llamándolo una vez más en voz alta. El susodicho se puso inmediatamente de pie, se paralizó al ser abrazado con mucha fuerza por el Uchiha. Se mantuvo inmóvil, permitiendo que Sasuke lo abrazara. Se sentía muy bien, tanto que no quería separarse.


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