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Sin mi, no eres nada por RLangdon

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Tener nuevamente a Naruto entre sus brazos era una sensación exquisita, podía percibir el aroma de su cabello, sentir la calidez de su cuerpo.


No dejaría que se fuera de nuevo. Forzosamente se separó del abrazo para abrir la puerta. Fue hasta ese momento que se percató de las gotas húmedas impresas en su hombro. No volvería a lastimarlo, se había hecho la promesa y la mantendría firme. No soportaría perderlo para siempre.


Cuidaría de él, lo protegería como se propuso hacerlo tantas veces. No entendía qué ocurría con su cuerpo, con su…mente.


Entraron a la casa.


Amaba a Naruto. Estaba convencido de ello. Nadie más lo hacía sentir de esa manera. La simple presencia del chico podía desvanecer la oscuridad que lentamente lo consumía, solo él podía deshacer su faceta insensible que se había creado con los años. Naruto era el único que podía llenar el enorme vacío en su interior, ese que lo mantenía alejado de todos, incluso de su propio hermano.


Sin darse cuenta, posó sus labios sobre los de Naruto, sus manos lo aferraban de la cintura para evitar que se apartara. Se sorprendió al ser correspondido de inmediato. Naruto lo abrazaba de la espalda.


¿Por qué se había portado como un maldito con él?, ¿Por qué siempre terminaba lastimando a las personas que mas amaba?


No lo comprendía y estaba consciente de que nunca lo haría. No podía justificar sus acciones con su pasado porque, en aquellas sombras, Naruto no tenía nada que ver. En ese entonces ni siquiera conocía al chico, y sin embargo, lo hizo llorar, no una ni dos, varias veces. A pesar de que los sentimientos de Naruto eran sinceros. Lo sabía, podía verlo en sus ojos.


Consiguió lastimarlo aun más de lo que él sufrió. Logró inspirarle miedo desde un comienzo. Naruto merecía a alguien mejor, ¿Por qué simplemente no podía controlarse?


Sabía que si Naruto lo dejaba, nadie más podría ocupar su lugar. No volvería a buscar en otra persona, lo que Naruto le había dado. Podía negarlo una y mil veces pero era verdad. Lo amaba, lo suficiente para permitir que su lado egoísta lo retuviera a su lado.


Naruto retrocedió a tropezones, sus labios seguían siendo apresados por los de Sasuke y por alguna razón no quería separarse, sus besos eran igual de adictivos que antes. Sus caricias quemaban su piel, le gustaba que lo tocara como lo hacía antes, cuando no intervenían las palabras hirientes ni los malos tratos. El sentimiento aun predominaba en él. Sin importar cuánto deseara romper ese vínculo que lo unía a Sasuke, le era imposible.


Lo necesitaba, necesitaba a Sasuke Uchiha, y por más que lo intentara, no podría olvidarlo. Era débil, extremadamente ingenuo y estúpido. Quizás no era la culpa de Sasuke, después de todo, aquella organización de nombre Akatsuki tenía mucho que ver en los repentinos cambios de humor del Uchiha. Según Itachi también fue culpa suya, y aun así, no podía perdonarlo.


-Perdóname- jadeó Sasuke contra los labios de Naruto. Miró atento los ojos azules, su semblante pensativo le inspiró desconfianza, pero ya no podía frenarse aunque lo quisiera. No escuchó respuesta, Naruto no le respondió, ni un sí o un no. Simplemente se mantuvo en silencio, con su mirada fija en el muchacho.


Ahora no decía nada, y esa cuestión lo confundía demasiado.


Comenzaba a desesperarlo. Al menos esperaba una afirmación del chico, que se dignara a contestarle, no importaba cual fuera su respuesta…nada.


Pronto, su mente dejó de razonar. Tal vez solo necesitaba darle tiempo a Naruto para que pudiera perdonarlo. Era lo mínimo que podía hacer por él después de lo que le hizo.


-Perdóname.


Naruto lo miró, impasible. Era tan complicado perdonarlo, proferir aquella palabra acertada que tanto deseaba escuchar el Uchiha. Temía ser herido de nuevo.


Pensativo, Sasuke dio otro paso hacia él.


-Te amo- selló los labios de Naruto con desesperación. No lo quería, lo amaba. No lo deseaba, lo necesitaba.


Esta vez no cedería ante sus impulsos, tenía a Naruto consigo y era todo lo que le importaba.


Naruto cerró los ojos con fuerza, aferrándose a ese momento, deseando no tener que separarse de Sasuke. Recordó lo que Itachi le pidió. Lentamente abrió los ojos.


Sasuke lo observaba detenidamente. Dudó un momento antes de decidir acercar su rostro al hombro del Uchiha. No había ninguna marca visible, ni siquiera irritación en la piel. Tenía que saber con exactitud en qué zona se encontraba aquella marca que Itachi le comentó en el hospital.


-¿Qué pasa?- cuestionó Sasuke, centrándose en la pensativa mirada azulada.


-¿Te duele?- esquivó la pregunta, palpando suavemente la piel con su dedo índice, buscando algún indicio de dolor en el serio rostro de Sasuke.


-Un poco- respondió neutral. –Pero eso qué tiene que…- apretó la mandíbula con fuerza. Naruto había hincado sus dientes sobre su hombro, mordiéndolo firmemente en un lugar en específico. –Ah, Naruto- se quejó, apartando con un leve empujón al aludido. Sentía un dolor indescriptible punzando en la herida que recién le había hecho el rubio. Finos hilos de sangre se deslizaron por su brazo.


Parpadeó confundido, dirigiendo su mirada al chico rubio, esperando que le dijera el motivo para hacer semejante estupidez. Se petrificó al recordar lo sucedido con uno de los sujetos que buscaba a Naruto. La misma acción, el mismo lugar, solamente difería la persona. ¿Qué significaba?


Una forma infantil de parte del chico para desquitarse por el daño que le hizo seguramente. Aunque no era factible. No tenía sentido que Naruto hiciera algo similar a uno de los lunáticos que lo perseguían. Además, Naruto estaba inconsciente cuando eso ocurrió, no lo había presenciado.


-¿Y bien?- arqueó una ceja, sujetando la herida de su hombro.


-¿Qué cosa?- limpió la sangre de la comisura de sus labios. Escupió en el suelo para después levantarse. No podía comentarle a Sasuke sobre la visita de Itachi, ya que acordó resolver sus problemas por su cuenta. No inmiscuiría a nadie más en ellos. Aun no comprendía de qué manera podría ayudarle a Sasuke la saliva en su sistema, tampoco se esforzó mucho en buscar alguna explicación coherente, nada de lo que le sucedía tenía sentido, y ya no se molestaba en cuestionarse por ello.


-¿Por qué me mordiste?- preguntó una vez más, observando a Naruto tomar su ropa para vestirse. Si esa era su forma de vengarse, estaba actuando demasiado inmaduro, sin embargo, no podía molestarse con él. ¿Cómo replicarle un simple error cuando él cometió decenas?


-Quería hacerlo- respondió con calma, terminando de ponerse los pantalones, evitando mirarlo.


-Hmm…- meditó un segundo la corta y seca respuesta de Naruto. Recordaba alguna parafilia que consistía en ello, excitarse al morder a otra persona. Chasqueó los labios al recordar el nombre, odaxelagnia. Era extraño que Naruto no mostrara aquella fijación cuando habían tenido relaciones antes, aunque ciertamente las circunstancias le impedían al chico desenvolverse apropiadamente durante el acto sexual.


Naruto se estremeció al sentir los brazos de Sasuke rodeando su cintura para atraerlo aun mas a su cuerpo, no se dio cuenta en qué momento se acercó a él. 


-¿Quieres que te muerda?- inquirió Sasuke en un suave murmullo, recorriendo el cuello de Naruto con su nariz, incitándolo a que aceptara intimar otra vez. Si a Naruto le gustaba aquella inusual práctica, se esforzaría en complacerlo.


-No- se negó de inmediato, escabulléndose del firme agarre de Sasuke, este lo miró confundido. ¿Se había equivocado?


-¿Me vas a decir qué ocurre?- esta vez sonó molesto. Naruto lo notó enseguida. –No hemos hablado con claridad desde que te fuiste con Kakashi- con solo mencionar su nombre, sentía nauseas. –Sakura nunca me importó. Si acepté salir con ella fue para que cuidara los documentos que falsifiqué- consideró prudente no mencionar lo de las armas.


-Y aceptaste estar conmigo para obtener información de tu hermano- le recordó Naruto, alzando la mirada. Sentía una fuerte punzada en el pecho al recordar lo sucedido con la chica, pero no lo mencionaría, era mejor que Sasuke no se enterara de lo que había hecho.


Sasuke frunció el entrecejo. No le gustaba el rumbo que estaba tomando la conversación. Naruto le estaba echando en cara sus errores y no lo toleraba.


-También te…


-Me mantuviste encerrado en tu casa, abusaste de mí, me humillaste, me golpeaste- Naruto enumeró una por una las faltas de Sasuke. Se había reprimido de decírselas, siempre se guardaba el sufrimiento que le ocasionaba, pero ya no mas. Quería que supiera el inmenso daño que le ocasionó, aun si no tenía arreglo, necesitaba desahogarse.


-¿Cómo es que solo ves lo negativo?- Sasuke suavizó la mirada, consciente del dolor que le provocó a Naruto, ojala las cosas hubieran sido diferentes. Ya no podía enmendar las heridas de Naruto pero esperaba que lo comprendiera. Lo ayudaría a sanar esas heridas.


-No es así- sonrió forzosamente. –Me ayudaste al adquirirme en la subasta, me refugiaste en tu casa, me proporcionaste lo que necesite, me…- dudó, ya no estaba seguro de sus sentimientos actuales al recordar todas las caídas que tuvo junto a Sasuke. –Me enamoraste- susurró lo último. Sasuke lo miró a los ojos, él también lo amaba, al igual que Naruto se enamoró, él lo hizo.


-Perdóname- se disculpó por tercera ocasión, suspirando con pesadez. Nunca antes se había disculpado, Naruto era la primera y la última persona a la que le pediría perdón, y a pesar de hacerlo, el rubio permanecía en silencio. -¿No piensas responderme?- le molestaba que Naruto se quedara callado, era menester escuchar que lo perdonaba.


-Te perdono- aceptó luego de unos segundos. En realidad lo había perdonado mucho antes de que él se lo pidiera, pero parecía que Sasuke nunca se percató de ello, y si lo hizo, quería que se lo reiterara.


-Te amo- tomó el rostro de Naruto para depositar un beso corto sobre sus labios. Se sentía mucho mejor después de escuchar lo que tanto necesitaba, su perdón.


-También te amo- murmuró con la mirada baja. Entonces reaccionó, todavía no terminaba de hacer lo que le pidió Itachi. Se apartó de Sasuke para dirigirse al baño siendo seguido de cerca por el cada vez más confundido Uchiha.


Apenas entró al baño, Naruto hurgó entre el botiquín de emergencias que yacía sobre el lavabo. Vertió en silencio todas las píldoras, incluso los jarabes para la tos. Se deshizo absolutamente de todo, abriendo las cajas, frascos y envases para luego vaciarlos en el lavabo y abrir la llave del agua.


-¿Ahora qué…?- interrogó Sasuke, apoyando su brazo derecho en el marco de la puerta. El comportamiento de Naruto comenzaba a frustrarlo. Aquellas veces que lo lastimó había ingerido previamente las píldoras. Las malditas pastillas a las que se hizo dependiente. Seguro el proceder del chico se debía a ello, aunque no era necesario que interviniera. No volvería a ingerir nada.


-Solo me aseguro- dijo vaciando el ultimo frasco de pastillas. –De que no vuelvas a caer- las palabras resonaron en la cabeza de Sasuke, ¿era un intento desesperado de Naruto por ayudarlo?, y de ser así… ¿cómo?


-Así que no confías en mí- no era una pregunta, le estaba afirmando a Naruto lo obvio. Le fastidiaba que le tuviera tanta desconfianza. Se equivocó muchas veces pero no volvería a lastimarlo jamás.


-Confío en ti- aclaró Naruto, saliendo del baño. Sintió la mirada penetrante de Sasuke sobre su cuerpo. -¿Tú confías en mi?- preguntó bajando las escaleras.


-Claro que confío en ti- ni siquiera pensó la respuesta. Solo con Naruto se había sincerado, solo a él le decía la palabra que sus labios juraron no volver a nombrar, solo a él amaba. –Vamos a cenar- articuló en cuanto pisó el último escalón. Naruto estaba sumido en sus pensamientos, divagando en lo que debía hacer, en cómo resolver sus problemas. Todo lo afectaba y sin embargo, seguía sonriendo, actuando lo más indiferente que le era posible.


-No tengo hambre- mintió, acercándose a la puerta. Debía irse.


-No fue una pregunta- Sasuke lo detuvo del brazo. -¿Piensas regresar con Kakashi?- tenía que preguntarlo, por más estúpida y dolorosa que fuera la pregunta, ansiaba conocer la respuesta. Naruto lo había perdonado, le reiteró una vez más sus sentimientos, ¿Qué faltaba?


-¡Kakashi!- exclamó Naruto, alterado. No pensaba demorar tanto tiempo, solo debía cumplir con los dos pedidos de Itachi para ayudar a Sasuke, pero nunca previó que terminaría tardandose demasiado.


-Espera, Naruto- pero el chico no lo escuchó.


Naruto salió corriendo sin mirar atrás, sabía que si lo hacía…no podría irse.


-Rayos- maldijo Sasuke, golpeando la puerta con la palma de su mano. Entró para tomar las llaves del auto. No lo perdería de nuevo. Naruto lo amaba, él lo amaba, entonces ¿Por qué regresaba con Kakashi?


Sabía que no podía mantener a Naruto a su lado por la fuerza, sin embargo, esta vez era diferente. Tenía miedo de que algo malo le sucediera a Naruto. Esos individuos continuaban libres, y él no fue capaz de detenerlos solo.


Solo no podría detenerlos.


Solo no tenía oportunidad contra ellos.


Solo no era nada.


Al subir al vehículo, la imagen de Itachi se cruzó por su cabeza. Odiaba admitirlo, su orgullo decaía considerablemente al aceptar que no podía hacerlo solo. Eran demasiados. Sabía muy poco de ellos, todos tenían la misma finalidad y no tenía la más remota idea de cuál era su punto débil.


Sin importar qué tan fuertes eran. Todos tienen un punto débil. Sería incoherente que hubiera una excepción. Si necesitaban a Naruto para concretar sus enfermizos ideales, significaba que no eran perfectos, por el contrario, se sentían vulnerables, para eso querían a Naruto.


Ellos deseaban…poder.


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