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Sin mi, no eres nada por RLangdon

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Descendió las escaleras un tanto indeciso, la madera crujía con suavidad con cada paso que daba. Se dirigió a la puerta, sentía los nervios recorrer cada fibra de su cuerpo pero no importaba, quería salir, debía salir, no,….necesitaba salir.


Sus manos temblaron apenas hubo tocado el pomo de la puerta, la giró lentamente, intentando no hacer más ruido del necesario, abrió la puerta, procuró cerrarla con suavidad una vez que estuvo afuera.


Una sensación de alivio embargó todo su ser, los cálidos rayos solares se posaron sobre su cuerpo, sus hermosos ojos azules tardaron en acostumbrarse a la claridad del exterior, cubrió su rostro con el gorro de la chamarra naranja y avanzó por la calle, mezclándose con los transeúntes que comenzaban la rutina de cada día.


Observó con sumo cuidado algunos detalles que le permitieran volver sobre sus pasos sin perderse, una pastelería situada a la esquina del coto y una tienda a contra esquina fueron referencia suficiente para memorizar el camino de vuelta.


Caminaba con paso constante, no muy lento para que alguien se tomara la molestia de observarle, aunque, como si eso fuera posible. Tampoco avanzaba demasiado rápido para evitar llamar la atención.


Recorrió con la mirada los establecimientos a su paso, restaurantes de comida rápida, tiendas de ropa, compra y venta de aparatos electrodomésticos. En su antigua casa carecía de todo eso, apenas podía darse el lujo de recordar alguna tienda y para llegar a ella, debía caminar durante más de media hora.


Detuvo su andar cerca de un puente, calculó unos diez metros de distancia entre el puente y el agua cristalina debajo del mismo, la superficie del agua empezó a formar ondas cuando un chico que pasó junto a su madre, arrojó una moneda.


Naruto no pudo evitar situar su mirada en el pequeño, el cual, se agarraba con fuerza del vestido de su madre. Recuerdos banales cruzaron por su mente, él nunca volvería a ver a su madre, por más que lo deseara, no podría sentir sus caricias sobre sus mejillas otra vez, ni escuchar sus constantes regaños cuando sacaba una mala nota en la escuela, ni siquiera podría darse el lujo de tomarla de la mano. De igual forma pensó en su padre, nunca se mostraba satisfecho con su esfuerzo, rara vez le demostraba afecto pero aun así, sabía que lo amaba.


Sacudió ligeramente la cabeza para apartar aquellos dolorosos pensamientos, sus padres no estaban con él, ya no estarían más, ellos lo habían entregado, lo habían…pérdido.


Volvió la mirada al puente, la vista se le antojo tranquila, bastante agradable. El reflejo del sol sobre la superficie del agua era hermoso. De pronto sintió un firme agarre del brazo, estaba tan distraído que no se había dado cuenta de lo que sucedía a su alrededor, mucho menos de las personas que le dirigían curiosas miradas al chico que llevaba puesta una chamarra con un calor tan abrasador como el de ese día.


-Pero que…- se volvió sobre si, confundido pero sobretodo aterrado de que alguien se percatara de su presencia en ese lugar.


-¿Cómo te llamas?- pasó saliva. Se trataba de un policía, de entre tantas personas que había en ese lugar tenía que detenerle precisamente un policía.


-N-aruto Uz…- se mordió la lengua, Uzumaki no era más su apellido. Sasuke lo había modificado en su acta de nacimiento y demás documentos, comenzaba a ponerse nervioso. –Naruto Uchiha- finalizó retirándose el gorro para observar mejor al oficial.


Alto, delgado y de cabello platinado. Bastante atractivo a pesar de la cicatriz que enmarcaba su ojo izquierdo.


Kakashi le observó en silencio unos segundos. Analizándolo, el chico era hermoso, bellos ojos azules, cabello rubio y rostro infantil, tan…inocente.


-¿Has dicho Uchiha?- reparó en la respuesta del muchacho. Trayendo consigo la breve conversación con el supuesto dueño del BMW negro del cual, aun tenía asuntos pendientes por tratar. El menor asintió en ademán, aun nervioso ante el error que estuvo a punto de cometer  momentos antes. –Eso significa que eres el primo de Sasuke- afirmó dubitativo.


-Sí, solo salí a caminar- articuló en voz baja Naruto. –Pero debo irme porque no le avisé que salía, podría estar preocupado- una verdad mezclada con una mentira. Si bien era cierto que no se había tomado la molestia de avisar a Sasuke sobre su salida, más por miedo a un “no” que cualquier otra cosa, estaba convencido de que el Uchiha no se preocuparía por él.


-¿Qué hacías aquí?- inquirió Kakashi, tomando el mentón del menor para mirarlo a los ojos. Naruto desvió la mirada un tanto apenado.


-Solo veía el agua- respondió en voz baja.


-¿Estás seguro de que no pretendías saltar?- el rubio alzó la mirada de inmediato al comprender el motivo por el cual lo había sujetado del brazo.


-Si- miró el suelo, él no sería capaz de cometer semejante acto como lo era el suicidio, pero le preocupaba el hecho de que Kakashi le llevara hasta la casa de Sasuke, ya que de ser así, este último se molestaría con él…más.


-Bien- alborotó los cabellos rubios del chico, neutral ante la pregunta que le había formulado antes. –Aun tengo asuntos pendientes que tratar con tu…”primo”- hizo énfasis a lo último. Naruto lo miró intrigado. –Lo mejor será que estemos en contacto- sacó una tarjeta de su pantalón y lo entregó al chico, este la miró y dudó unos segundos antes de tomarla.


Lo observó alejarse con imponencia, guardó la tarjeta en un bolsillo de la chamarra y se colocó de nueva cuenta el gorro para emprender la caminata de regreso.


***


Pasaba de las 3 de la tarde. El departamento estaba en completa calma, más no así los inquilinos, mismos que se debatían acaloradamente a raíz de la última reunión de los Akatsuki.


El más alterado era el Uchiha. No lo creía, simplemente no podía, dio un golpe con el puño cerrado a la mesa de cristal. Los fragmentos de vidrio se esparcieron al instante, sus nudillos sangraban, no le importaba.


-Itachi- trató por tercera ocasión el rubio. A sabiendas de ser ignorado. El interpelado se dejó caer en el sofá con pesadez, estaba exhausto, pero sobretodo molesto.


Ese no era el plan a seguir, la ideología que se había mantenido indemne desde el comienzo ahora no significaba nada. El hecho de que ya no fuera el líder del grupo era lo que menos le importaba ahora, pero saber que pretendían inmiscuir a su hermano para capturar al Kyubi no le agradaba en lo absoluto.


No era estúpido, una vez que Madara lo hubo anunciado a los demás miembros, supo que todo había sido planeado con anterioridad, su palabra ya no valía nada, tenía que detenerles, pero eso significaba dejar ir su sueño, su utopía por la cual se esmeró durante dos años y por las cuales se vio obligado a mantener lejos a su hermano. Además, estaba consciente de lo que implicaba traicionar a la organización.


-Solo tenemos que encontrarlo antes que ellos- murmuró Deidara, tomando asiento junto a él. Recargando su cabeza sobre el hombro de Itachi. Lo había mencionado con total tranquilidad pero interiormente sabía que las posibilidades de que eso ocurriera eran escasas.


***


Observaba con detenimiento la tarjeta que le había entregado el policía. Ni siquiera sabía su nombre, pero no era necesario, era el mismo oficial que se había presentado el día anterior en la casa de Sasuke para pedirle referencias, o al menos de eso estaba informado.


Decidió que era prudente guardarla una vez que estuvo a pocos metros de la casa. No descartaba la idea de que estuviese molesto con él, sin embargo le explicaría el motivo de su salida, se detuvo frente a la puerta, dudoso, tal vez no había sido buena idea salir de improviso, pero lo necesitaba, ya no soportaba el encierro, y ciertamente aquella breve caminata le había hecho sentir mejor.


Oprimió el timbre sin poder evitar que la sensación de nerviosismo se suscitara de nuevo.


Contrario a lo que pensara, la perilla de la puerta se giró al instante, no tuvo tiempo de reaccionar cuando el mayor lo sujetó con fuerza del cuello de la chamarra, obligándole a entrar súbitamente, resintió el golpe en su espalda al ser empotrado contra la pared, un quejido ahogado escapó de sus labios.


Las abisales pupilas negras lo escudriñaron de pies a cabeza.


-Yo…- no pudo terminar la frase cuando el mayor propinó un fuerte golpe a la pared, justo a un costado de su rostro, apenas unos centímetros. Cerró los ojos instintivamente, no se arrepentía en lo absoluto de haber salido a caminar, pero sí de no avisar con anterioridad. ¿Es que su vida sería así de ahora en adelante? ¿Tendría que dar explicaciones cada vez que quisiera hacer algo por su cuenta? Y entonces reparó en la realidad, ya no era dueño de su propio cuerpo, había sido…”comprado” aquella palabra resonó en sus pensamientos, logrando persuadirlo de la furibunda mirada del dueño de la casa.


-Cuarenta- pronunció Sasuke, entrecerrando ligeramente los ojos. El menor se dedicó a observarle en silencio. –Cuarenta malditos minutos buscándote- espetó con notoria molestia. Naruto estaba a punto de responderle, analizó cada palabra que le fue dicha, realmente Sasuke ¿Se había preocupado por él?, no, por el contrario, le preocupaba ser descubierto por su causa.


A punto de replicar, alzó la mirada pero se abstuvo de hacerlo al percatarse de las dilatadas pupilas oscuras de Sasuke, claramente había ingerido algo.


-Lo lamento- se disculpó con sinceridad. No quería molestar a Sasuke…más de lo que ya estaba.


El interpelado frunció los labios con disgusto. No podía permitir el más mínimo error, una falla adjudicaba la otra y por consiguiente no tendría más remedio que entregarse.


Alargó ambas manos al pantalón del chico, posicionándolas justamente en el cinto, el rubio permaneció inmóvil ante las acciones del mayor. Contrario a lo que Naruto pensaba que haría, Sasuke lo atrajo con fuerza hasta su cuerpo.


-¿Sasuke?- su semblante era de completa incertidumbre. El pelinegro ciertamente era impredecible en sus acciones. No obtuvo respuesta, a cambio, sintió como el mayor se aproximaba hasta su cuello, aspirando nuevamente el aroma que tanto le enloquecía.


Naruto abrió ligeramente los labios para intentar frenarlo, pero no fue necesario, Sasuke retiró el rostro de su cuello y ascendió lentamente hasta su oído, podía sentir la calidez de los labios del mayor rozar contra su piel.


-No lo vuelvas a hacer- dijo, apartando con suavidad un mechón rubio del cabello de Naruto.


¿Orden, advertencia, amenaza? No estaba seguro, se limitó a asentir con la cabeza, fue hasta entonces que el mayor se apartó de súbito.


***


Entornó los ojos al estar dentro del sitio. La música electrónica resonaba con fuerza por todo el lugar, había demasiadas personas ahí adentro dispersas, en la barra, otras bailando al compas de la música, unas más sentadas en las mesas de la orilla, y otras tantas simplemente de pie, murmullos apenas perceptibles traspasaban sus oídos.


Las manos del Uchiha lo aferraron con mayor fuerza mientras lo guiaba a una de las pocas mesas disponibles. En realidad ni siquiera sentía deseos de estar allí, apenas hubo observado el luminoso letrero de afuera, supo de qué clase de lugar se trataba. Sin embargo no estaba ahí por decisión propia, Sasuke le había llevado prácticamente a la fuerza por simple capricho, bien podría haberle dejado dentro de la casa, encerrado bajo llave como de costumbre.


Aun no sabía qué pretendía llevándolo consigo, además de generarle un intenso dolor de cabeza por el elevado volumen de la música. Pero de qué se quejaba, quería salir, ¿Qué no?...aunque, no era precisamente el lugar que tenía en mente.


Ciertamente los documentos falsos habían sido útiles en este caso. De otro modo ni siquiera hubiera podido poner un pie dentro del bar. Aun lucía ligeramente nervioso después de que Sasuke mostrara una identificación que lo acreditaba como mayor de edad. Estaba convencido de que el intimidante y por demás fornido guardaespaldas notaría alguna irregularidad en la tarjeta, sin embargo y para su sorpresa, no fue así.


Caminaba forzosamente detrás de Sasuke, quien, llevaba una mochila pequeña en su espalda, a pesar de sus insistentes preguntas sobre el lugar, Sasuke se había rehusado a responderle, es más, lo había ignorado por completo. Dio por sentado que seguía molesto con él por la inesperada salida de esa mañana, afortunadamente no le había mencionado nada sobre el repentino encuentro con Kakashi, a saber las medidas que tomaría Sasuke si llegara a enterarse de ello.


Aún conservaba intacta la tarjeta dentro de uno de los bolsillos de la chamarra, debía deshacerse de ella cuando Sasuke se distrajera.


Naruto se quejó cuando el mayor lo empujó de repente para que tomara asiento en una de las mesas apartadas del resto, pese a su ensimismamiento, alcanzó a leer unos pasos atrás una clase de letrero con las iniciales VIP inscritas en él.


-Escúchame bien- comenzó el Uchiha, sin intención alguna de tomar asiento, lo cual inquietó aun más al chico. –Solo iré a ver las instalaciones, quédate aquí- se dio la vuelta, ajustando la mochila y avanzó por entre la multitud de personas, mezclándose entre las mismas.


Sasuke era un verdadero enigma para Naruto. No sabía qué pretendía hacer en ese lugar, estaba confundido y con dolor de cabeza. No fue capaz de objetar nada puesto que la simple mirada del mayor lograba infundirle un grado de temor inigualable.


Pasaban los minutos y él permanecía sentado, aburrido, observando cómo las personas en la pista bailaban de forma provocativa, acercando sus cuerpos sin pudor alguno. Ese lugar le provocaba repugnancia, el olor a alcohol impregnaba todo el lugar. Había presenciado como una chica de no más de 20 años, con un exótico color de cabello rosa, el cual adjudicó a una peluca, adquiría alguna especie de sustancia con un sujeto encapuchado. Tuvo que forzarse a mirar a otro lado cuando la fémina le dirigió una fugaz e intimidadora mirada.


-Cinco minutos- se repitió por cuarta ocasión en voz baja. Manteniendo los codos sobre la superficie de la mesa. –Si no llega en cinco minutos iré a buscarlo- sabía internamente la molestia que le produciría a Sasuke si se alejaba de esa mesa, pero ya no soportaba estar en ese lugar, hubiera preferido mil veces quedarse dormido en la casa, o comiendo ramen como usualmente hacía a esas horas, que estar en aquel horrible sitio.


No se había percatado de las constantes miradas desde otra de las mesas cercana a la suya, desde el momento justo en que Sasuke se alejara, se había convertido en el blanco de cierto sujeto.


No soportó mas, se levantó de la mesa con la clara intención de buscar a Sasuke, pero fue detenido en el acto, siendo sujetado por el brazo. Volvió la vista a su costado, donde, un sujeto alto, de tez sumamente pálida, cabello negro que le llegaba hasta la cintura, fijó su vista en su rostro. Unos atemorizantes ojos de tonalidad ámbar, enmarcados por una tenue pero perceptible sombra purpura, lo observaban con lascivia. Sin duda, ese tipo era extraño.


-Suéltame- forcejeó en vano, buscando llamar la atención de los presentes, pero era inútil, todos estaban ocupados en sus respectivas actividades, la mayoría sumidos en los efectos del alcohol, aunado al fuerte volumen de la música que ahogaba todo sonido.


-Sin duda eres tu- dijo el mayor, restándole importancia a los jaloneos del chico en su afán por soltarse del agarre. –Mi nombre es Orochimaru- prosiguió tomando asiento a un lado de Naruto, empujándole contra la pared, de modo que no pudiera salir. –Naruto Uzumaki- el menor entornó los ojos azules al escuchar su nombre por ese extraño. –Eres hermoso- se inclinó sobre su silla, el rubio buscaba con insistencia a Sasuke con la mirada. Consciente de estar en problemas, aunque no sabía quién era ese sujeto.


Las trémulas manos del mayor se posaron sobre sus piernas, un escalofrío recorrió su cuerpo con las atrevidas caricias que Orochimaru ejercía a lo largo de las mismas. Le desagradaba en demasía.


-Te noté algo aburrido- profirió Orochimaru sin dejar de lado su actividad. Naruto hizo una mueca de disgusto. –Admito que también yo estaba aburrido, así que quise venir a divertirme un rato contigo…


-¡Suéltame!…- intentó por segunda ocasión, más desesperado, su cuerpo se tensó cuando el mayor lo sujetó con fuerza de la quijada, obligándole a abrir la boca. Se resistió pero su fuerza era inferior. Observó las pupilas ámbar, casi podía compararlas a las de un reptil. Se removió una vez más en su asiento. -¡Sasu…!- fue callado de golpe, sintió el contenido del vaso quemarle la garganta. Se vio obligado a tomarlo para evitar ahogarse una vez que Orochimaru vertió todo el líquido y acto seguido cerró su mandíbula con ambas manos.


Tragó todo el líquido. Pronto todo a su alrededor daba vueltas, su dolor de cabeza se intensificó. El mayor lo tomó con suma facilidad, colocándolo sobre sus hombros.


No era capaz de enfocar la mirada en nada, su vista estaba completamente borrosa, su cuerpo no lo sentía, y sin embargo le pesaba realizar cualquier insignificante movimiento.


De un momento a otro su espalda se impactó contra una superficie blanda, intuyó que se trataba de una cama, se impacientó, apoyó ambas palmas de las manos sobre el colchón, en un intento por incorporarse, pero fue en vano.


Naruto escuchó el sonido de sus ropas al ser rasgadas por el filo de algún metal. Orochimaru se posicionó sobre él, colocando ambas piernas a los costados de sus caderas, observando el exquisito y joven cuerpo debajo suyo, tan…suculento.


Estaba consciente de que tenía que salir de ahí con el muchacho pero antes de eso, quería divertirse un rato con él, de igual forma, Sasuke estaría siendo interceptado por Pain en alguna sección del bar en ese momento.


Recorrió con su lengua todo el torso del chiquillo, sujetando las muñecas de Naruto por encima de su cabeza, le sorprendía el hecho de que aún estando drogado, pudiera resistirse un poco, no importaba ya, pronto lo haría suyo.


Su miembro estaba despertando. Ignoró los constantes gemidos ahogados que Naruto emitía con debilidad, se dispuso a retirar la última prenda del chico, su ropa interior.


El olor a pólvora impregnó la habitación, apenas un leve sonido en consecuencia de la detonación, ni siquiera lo había notado, mucho menos le escuchó por el elevado volumen de la música.


El líquido caliente empezó a brotar de su hombro derecho. Hizo una mueca de dolor, aun sujetando la herida. Se dio la vuelta para encarar al culpable que yacía en el umbral de la puerta.


-La próxima…- articuló Sasuke, encañonándolo con el arma. Sus ojos reflejaban odio. Orochimaru lo notó de inmediato –Ira directo a tu cabeza.


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