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Lunas de enero por Silence Tsepesh de Lenfet

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Notas del capitulo:

Hola ~

 

Despues de semejante flufftober me ha costado retomar el ritmo que tenia con esta historia, pesaba que tal vez para este mes podria comenzar con las actualizaciones semanales, pero por el momento no sera posible.

 

Es sábado, y es demasiado tranquilo. Medio día en el que solo estoy yo. Podría ir a cualquier lugar pero solo quiero quedarme en casa sin hacer nada. No puedo hacerlo porque aún es sábado y tengo que abrir medio día la veterinaria. Gabriela no viene hoy, ni Fabien a menos que le llame o que tenga alguna emergencia. Por eso me sorprende verlo aquí,  deteniendo su auto justo en frente, con la música a todo volumen saliendo del descapotable.


— ¿Qué haces aquí?


— ¿No puedo venir? Pensé que te alegrarías de verme.


 — Es solo… no, yo…— él se ríe, y arrastra una silla para sentarse frente a mí.


— Me quede solo en casa y estaba aburriéndome. Di una vuelta y recordé que habías tenido un día movido ayer—Me quedo en blanco ¿Qué le tengo que decir? no puede saber de Rowan, ni de lo que paso en la noche— ¿el oso? ¿Cómo fue?


— Ah, eso…— Fabien alza una ceja— es que también tuve que atender aves. Y me hicieron revisar algunos reptiles. Tienen una colección interesante de tarántulas. Las aves estaban algo graves, diagnosticaron mal,  pero espero que el tratamiento correcto haga efecto pronto y no sea tarde para muchas.


— Suena serio— me siento más relajado ahora y agradezco mucho la distracción que representa tener a Fabien aquí.  Inicio una larga explicación de lo que hice en el zoológico desde que llegué. Fabien también es veterinario y a veces me olvido de que tiene los mismos intereses por algunos animales. Hablamos hasta que es la hora de comer, la hora que cierro los sábados. Ha sido un día lento en cuestión de emergencias, pero he estado vendiendo accesorios y alimentos. Le cuento también de la chica y la perra en parto, titubeo cuando le cuento las partes donde Rowan me ayudo, esperando que Fabien este demasiado distraído para notarlo.


— ¿Por qué no vamos a comer?


— Es una buena idea— los restaurants que me gustan no están tan cerca de mi clínica, sé que a Fabien le encanta conducir así que es un acuerdo silencioso usar su auto para ir— ¿Al restaurant vegetariano o al de carnes?


— Algo más balanceado. 


—Hecho— No frecuentamos tantos lugares, y en esa cuestión dejo todo a manos de Fabien— entonces ¿Qué hay sobre las salidas?


— ¿Qué salidas?— ¿de qué está hablando?


— Después de la salida que tuviste creí que por fin te atreverías a salir otra vez— ah, eso. Me relajo en el asiento— Sé que te gusta mucho lo que haces, pero también deberías considerar hacer algo de vida social.


— Si sabes que si no trabajo, no como. Y no te preocupes, solo es un mal momento para hacer vida social, no puedes iniciar un negocio y dejarlo botado.


— Me siento un poco mal por eso.


— No es culpa tuya.


— Pero apenas salimos desde que me case.


— No estoy culpándote por nada. Y hemos tenido mucho trabajo, nadie puede culparte por ser feliz, y si no he salido es porque no quiero. Si te hace sentir mejor, me dijiste que saldríamos la próxima vez.


— Vayamos esta noche.


— No, esta noche no puedo— Fabien se detiene un poco, buscando un lugar para estacionar.


— ¿Por qué? No tenías trabajo pendiente ¿volvieron a llamar del zoológico? Los cachorros se pueden ir hoy, también la mamá.


— Puedes parar allí— señalo un lugar que justo acaba de quedar libre. El restaurant solo nos queda a una cuadra— y si, voy a dejar que se los lleven hoy, se recupera bien aunque tendrán que tener cuidado con ellos— bajo del auto primero y espero a que Fabien termine de ponerle el techo al auto.


—¿Entonces?


— Solo hoy no puedo— no insiste mientras caminamos de regreso al restaurant. No encontramos fila, y está casi vacío. No me pasa desapercibido el coqueteo de la mesera, aunque no me queda claro a quién de los dos está haciéndolo— ¿crees que ella se sentirá mal si se da cuenta que estas casado?


— Tal vez— Fabien sonríe, pero no hace el intento de seguirle el rollo cuando ella regresa con la jarra de agua— estuve pensando, y ella me dio una idea ¿Por qué no tienes una cita?


— ¿Una cita?


— Sí, podría arreglar una cita a ciegas o con alguien que conozcamos. 


— No— no estoy interesado en citas— sería un problema. Además no conozco a todos los que tú podrías conocer. En ese caso podría solo invitar a cualquiera en un bar.


— ¿Eso hiciste? Esta noche dices que estas ocupado, pero no tienes trabajo ¿me estas ocultando algo Eddie?— pone una sonrisita, sé que está bromeando conmigo, que no es un interrogatorio ni tengo porque responderle. Además ¿Qué le voy a decir? “no tengo una cita, solo voy a ir al bosque a conocer hombres lobo”— ¿Eddie?— voy a ir al bosque, con hombres lobo. Yo voy a ir, acepte ir y… en medio de la nada, con todos esos…— ¿Qué pasa? ¿Estás bien? Te has puesto muy pálido.


— Estoy bien…


— No lo estás.


— Bien, no lo estoy— ¿Qué demonios dije? ¿Por qué dije que sí? El recuerdo de Rita en la calle, los gruidos…— me siento un poco mareado, creo que me pase con el trabajo ayer, he estado durmiendo tarde— me lleno el vaso de agua, esta fría y aunque me da escalofríos, me hace sentir un poco mejor.


— Si te sentías así me hubieras dicho desde el principio y no hubiera presionado para salir ¿no quieres que pidamos para llevar? Podemos comer en la clínica.


— Está bien, ya estamos aquí y se me paso— Y el problema no es el cansancio ¿en que estaba pensando cuando le dije a Rowan que iría? Me ha dicho que no era peligroso ¿pero tengo que creerle? Si las cosas se salen de control yo no voy a poder huir. Quizá sea una trampa, esperan que vaya y yo voy por mi cuenta y sin quejarme… ah, eso es exagerado. Solo estoy asustado. No harán algo como eso.


Sé que a Fabien no se le engaña tan fácil, noto como me mira, así que intentó tranquilizarme y fingir que no estoy nervioso, que no estoy por encontrarme con un hombre lobo. Mientras intento comer y hablar con Fabien, pienso en que decirle a Rowan esta noche ¿Qué pretexto usar para no ir? Podría ir con Fabien y no aparecerme por la casa ¿eso no pone en peligro a Fabien y Will? Ya fui una vez a su casa y ahora que todo ha salido bien no quiero exponerles, y podría usar su casa en otra ocasión que haya más peligro para mí.  Cuando terminamos de comer el local comienza a llenarse, lo cual consideramos una señal para levantarnos e irnos. Se ha nublado un poco, lo suficiente para que se sienta más frio. El camino de regreso lo hacemos más en silencio, escuchando a Aerosmith.


— Asegúrate de descansar


— Lo hare. Me quedare viendo televisión hasta quedarme dormido.


— No olvides cenar.


— ¿Eres mi mamá o qué?— Me burlo. Fabien baja el volumen de la música— estoy bien, no te preocupes. Si me siento mal prometo llamarte o ir a tu casa.  Siempre te preocupas mucho.


— Solo lo suficiente. Entonces me voy, te llamare mañana— Cierro despacio la puerta de su auto. Cuando vuelve a moverse, la música sube de volumen.  La puerta de mi clínica está cerrada, y esta vez no hay nadie adentro. Los perros pequeños están bien,  aún quedan unas horas para que vengan por ellos y luego…


No sé cómo el tiempo paso tan rápido, pero ya hace un rato que vino la chica y se llevó a los únicos acompañantes que tenía. Como no soy muy bueno mintiendo solo le diré a Rowan que no iré. Como lo único que puedo hacer es esperar, me quedo viendo televisión. Si algo tienen las películas animadas es que tienen una facilidad asombrosa para hacerte olvidar los problemas.  


— ¿Qué estás haciendo?— si no grito es solo porque me atraganto con saliva.


— ¡No entres sin llamar! ¡Estaba cerrado!


— Llame, pero no respondiste ¿Qué ves que estas tan entretenido? ¿Dinosaurios?


— Lo que vea no es el punto aquí. Esta mal entrar a las casas de los demás sin permiso— Rowan hace un gesto ¿acaso está quitándole importancia?


— Aun no estás listo— dice antes de que yo pueda seguir discutiendo.


— No. No iré— subo los pies al sofá, acomodándome mejor para quedarme un largo rato aquí. Rowan no se mueve.


— ¿Por qué?


—Bueno, tú mismo lo dijiste: Aun no estoy listo, no para eso— vuelvo a fijar la vista en la televisión. Aunque no le ponga atención he visto la película tantas veces que no me pierdo nada— otra vez será.


— Tienes miedo— quiero negarlo, decirle que no es verdad, pero lo tengo— puedo olerlo.


— Claro que tengo miedo— admito— es aterrador. No quiero…


— ¿En serio crees que estarás en peligro?— Hay un tono de algo en su voz ¿decepción? ¿Tristeza?


— No. Pero aun así…


— ¿Estás seguro?— creo que ese es el punto, yo no me siento seguro. Por más que intento ignorar lo relacionado a ellos no puedo hacerlo por más unos momentos. Rowan suspira— conoces a los que estarán allí, solo vas a verlos de otra forma— sí, una muy aterradora— ¿has visto lobos? No se la pasan atacando todo el tiempo.


— No…


— Si te preguntas porque quiero que vayas, será más fácil que los demás acepten que vas a ayudarnos— prefiero no responder eso— es muy prejuicioso suponer que todos los hombres lobos son malos cuando nunca habías conocido uno antes.


— Deja de burlarte.     


   — Además, si quisiéramos comerte ¿crees que contigo sería suficiente para todos? Eres grande, pero no tanto.


— Tienes una manera extraña de dar ánimos.


— ¿Vienes?— me extiende la mano— no dejare que te pase nada— hay tantos peros que podría decir ahora, sin embargo la presencia de Rowan es tranquilizadora. Además, Beau, a él lo conozco y no creo que él quisiera hacer algo malo. Suspiro y extiendo la mano para alcanzar la de él— buena elección.


— Voy por mis zapatos— y un abrigo de paso. Intento seguir la canción que están pasando en la película para no pensar en lo que estoy haciendo. Tengo la sensación de que si lo pienso mucho al final Rowan terminara arrastrándome a donde sea que quiera llevarme. Él sigue esperándome en la sala, sin ninguna señal de impaciencia. Aun me tomo un momento para apagar el televisor y buscar mis llaves.


— Si dañaste la cerradura…— murmuro antes de llegar abajo. Sé que estoy caminando despacio,  alargando el tiempo lo más que puedo.


— Hace mucho que no daño una cerradura usando esto. No te preocupes. Puedes llevarte tu teléfono, la señal no es muy buena si entramos muy profundo al bosque, pero no iremos tan adentro. No vamos a cazar.


— Cazar…


— Tenemos que enseñarle a Rita que es lo que puede y no cazar. La hemos estado acostumbrando a su nueva naturaleza, que se dé cuenta que no tiene que tener una lucha constante con lo que es ahora y lo que era antes. Parece que lo lleva mejor ahora— Suena a que hay un pero. Rowan señala su camioneta, un vehículo enorme y color blanco. Por primera vez noto que Rowan trae una chaqueta con el logo de guardabosques.


— ¿Ella está bien?


— Sí. El único problema es que aun quiere saltarles a las personas a la garganta— me detengo apenas logro subir a la camioneta, sin cerrar la puerta ¿está bromeando? Rowan cruza para subir por la otra puerta— ¿Qué?  


— ¿En serio? ¿Rita?


— Oh, eso. No te preocupes, cuando estamos con ella no pasa nada. Es más el hecho de que no podemos dejarla sola porque aún no se controla y se convierte en lobo en cualquier momento, sin importar si es de día o noche. Van dos días que logra mantenerse como humana todo el día. Le cuesta mucho y se nota el esfuerzo, pero ella se motiva al querer volver a su vida normal.


— Eso es bueno— Cierro la puerta— Pero no te atrevas a dejarme a solas con ella—Escucho la risa de Rowan antes de que el encienda el motor— No puedo creer que este aquí aun después de escucharte. Debería volver a casa y quedarme viendo películas en la cama.


— Pues yo estoy feliz de que vengas.


— ¿Qué? ¿Por qué?


— No lo sé. Es… diferente. Divertido. Eres algo que no es común entre nosotros, no a que seas humano, hablo con humanos todo el tiempo, pero nadie sabe… es bueno poder hablar con alguien ajeno, poder quejarme de lo que sea sin prejuicios— ah. La conversación del bar. Entiendo un poco como debe sentirse, yo estoy pasándola mal porque no puedo contarle a nadie de esto, no puedo ir y gritarle a Fabien o a Gabriela que he estado curando hombres lobo, no puedo decirles nada y eso que yo no sé gran cosa. Ellos deben quedarse callados, tal vez hablar entre ellos sirva un poco pero ¿y si todos están lidiando con lo mismo?


— Entiendo— es un poco extraño, y no hay música en el auto para aligerar el ambiente. No soy terapeuta, no sé nada de psicología y lo único que puedo hacer es escucharle, supongo— pero no me lo tomen mal si digo cosas exageradas. Aún estoy aterrado.


— Lo sé— no soporto el silencio, me inclino al frente, buscando en el aparato de sonido del auto los botones para encenderlo. No escucho mucho la radio y no sé nada de las estaciones que hay, así que solo presiono y presiono los botones hasta que encuentro una canción de pop que no está nada mal. No conozco las calles por las que Rowan conduce, pero sí sé que nos estamos acercando al bosque. El camino comienza a ser pedregoso y finalmente nos detenemos en lo que parece un espacio para días de campo. Esta oscuro pero logro distinguir mesas y bancos y un camino— no están aquí, sentados donde cualquiera los puede ver.


— Puedo ver eso— murmuro, quizá usando más sarcasmo del que quisiera— estoy viendo el lugar, no conozco esta entrada al bosque.


— ¿Has entrado al bosque?


— No recientemente. Antes… intente ejercítame haciendo senderismo, pero no fue lo mío ¿vamos a caminar?— pregunta tonta, es claro que lo haremos.


— Si— bien. Terminemos esto. Dejo que Rowan camine primero, porque trae una linterna y porque no sé a dónde ir, siguiendo el sendero hasta que dejo de ver el auto y el pequeño espacio recreativo ¿debí traer algún arma? Aunque no sirva de mucho en las películas, al menos no sería todo tan fácil— ¿estás pensando en regresar?        


— No. Pensaba en que no traje un arma, debí traer un arma.


— ¿Esperas que te ataque un conejo? ¿Tal vez un ciervo?— No quiero hacerlo, pero me rio. Mi risa se escucha alta en el silencio, o quizá si estoy riendo más alto por lo nervioso que estoy— nada te hará daño hoy, Eddie— No sé cuántas veces he escuchado eso. No estoy convencido, pero a estas alturas volver me parece ridículo. Caminamos más por el bosque, dejando el sendero. Quiero decirle que el sendero está bien, el sendero es seguro pero no, vamos al bosque. Las ramitas y el pasto resuenan bajo nuestros zapatos, hasta que en el silencio un ruido me hace inhalar bruscamente, dispuesto a gritar. El grito no llega, pero me quedo inmóvil— solo fue un conejo.


— Me asusto ¿lo viste?— Yo no vi nada. Rowan vuelve a caminar, y le sigo.


— Lo olí— claro, lo olio. Rowan se ríe como si estuviera leyendo mis pensamientos— Todo tiene olor— Yo solo puedo oler a bosque: Tierra húmeda, pinos, pasto— Hasta tú tienes olor.


— Eso lo sé.


— Hueles a pollo frito— tres pasos, tres pasos procesando lo que dijo, con la imagen de un plato con pollo frito.


— ¿Es una broma?


— No.


— Yo no…— ¿pollo frito? ¿En serio?— ¿en serio?


— Un poco. También hueles a desinfectante, pelo de animal y sangre.  


— Eso es… Umm…— otra vez me da por reírme— Comenzare a usar perfumes.


— No lo hagas. Apestan, y su olor da una picazón horrible en la nariz. Ya es bastante que tolere el olor del jabón y el shampoo.


— ¿Y prefieres que huela a pelo de animal y sangre? Ni mencionare lo otro— Una risita. Avanzamos lento, o al menos yo lo hago porque no veo por donde camino y no quiero caerme.


— Nunca dije que oliera mal— oh… siento que caí en su juego. No sé qué decir, y me frustra. Rowan se ríe más fuerte— ¿Te comió la lengua el lobo?


—  Gracioso ¿falta mucho para llegar?— prefiero desviar el tema, una escapada poco honrosa pero no me queda de otra.


— No mucho. No iremos profundo hoy, porque también estamos vigilando después de lo de Baruch. Creímos que solo tendríamos problemas con la luna llena, pero…


— Entonces ¿podría aparecer un hombre lobo extraño aquí y atacarnos?


— Podría, pero estamos todos aquí. Creo que aun piensas en los hombres lobo como bestias salvajes dispuestas a matar a todo lo que se encuentran y beberse su sangre. No son así. En realidad pocas veces peleamos entre nosotros, tenemos el territorio muy delimitado y no somos tantos como para darnos el lujo de iniciar una guerra con otros.


— Rowan, no puedo creerlo…— escuchamos una voz. Tal vez Rowan pueda ver quién es y hasta donde esta esa persona pero yo no puedo verlo— ¿Por qué lo trajiste? No debe estar aquí.


— ¿Según quién, Liam?— no es por nada pero estoy de acuerdo con Liam.


— Eh, pues…


— Eso pensé— unos pasos más y puedo verlo. Está cruzando los brazos, y se da la vuelta y camina. Apenas escucho sus pasos y eso que yo soy muy ruidoso pisando. Caminamos un poco más hasta que llegamos a un pequeño espacio libre de árboles. Escucho un suspiro resignado y un pequeño gritito.


— ¡Eddie! ¡Es Eddie!— Beau aparece de pronto, saltando frente a mí.


—Hey, calma— no puedo estar asustado de él. Lo he conocido mucho los días que va a la clínica y sé que no me hará daño. Con la luz de la linterna alcanzo a ver a otras personas, apenas puedo ver sus expresiones. No sé si están de acuerdo en que yo esté aquí, no me preocupo por su aprobación en sí, más bien pienso que si no están de acuerdo, la discusión puede involucrar dientes. El ruido de alguien acercándose, demasiado ruidoso para ser solo dos pies, me ponen alerta.


— Detente— Rowan sigue delante de mí,  a la luz de la linterna puedo ver a un lobo. Alguien ya se ha transformado. Estaría feliz de decir que puedo distinguir quien es, apenas puedo ver y todos me han parecido iguales. No es muy grande ¿tal vez Rita?


— ¿Rita?— hablo antes de pensarlo. Sus orejas se levantan y me mira. No hay nada agresivo en ella y aun así no estoy tan loco como para acercarme y tocarla.


— No pudo esperar. Pero lo ha hecho mejor. Que no esté intentando saltarle encima es una buena señal— reconozco la voz de Kalila— ¿podemos hacerlo ya? ¿Qué estamos esperando?— no puedo dejar de vigilar a Rita, por eso me toma desprevenido cuando veo que Kalila se está quitando la ropa. Y no solo ella. Mi primer impulso es cerrar los ojos, lo hago los segundos que me toma sentirme ridículo: parece que esto es tan normal que nadie dice nada. Lo que si no soporto es el primer ruido de los huesos rompiéndose, crujiendo y acomodándose.


— Eddie, respira— Rowan me toma del brazo. Inhalo y exhalo un par de veces, fijo los ojos en el cielo. No, estoy aquí pero es demasiado ver como se convierten. Dejo que mi cuerpo se afloje hasta que me siento en el pasto.


— Está bien. Estoy bien— quiero añadir, no dejes que me coman como una broma, no lo hago porque bien podría estar hablando en serio. Los pasos más cerca de uno de los lobos me ponen alerta. La forma en que se sienta, ladeando la cabeza y mirándome me recuerda al primer lobo, a Beau— lo siento, no traje las galletas— Beau suelta un quejidito y se acerca. Aun escucho los huesos rompiéndose, pero el sonido es más espaciado, interrumpido por ladridos y pasos en el pasto. Dos lobos se van corriendo apenas noto que no estoy rodeado de ellos. Uno de ellos fue Rita. Veo a otro perderse entre los árboles, apenas distinguiendo su pelaje oscuro.


— Correrán un rato y luego volverán. Es difícil resistirse a estar en la naturaleza— Rowan sigue aquí, de pie a mi lado. Puedo escuchar a los otros, o al menos creo que son ellos, no muy lejos de aquí.


— ¿Por qué no vas con los demás? Me quedare un rato por aquí— le digo a Beau. Aunque quisiera irme las piernas no me responden. Beau me mira un momento y luego se levanta y se sacude. Le veo irse corriendo alegremente. Suspiro, frotando mis manos para calmar los temblores que no se detienen.


— Lo hiciste bien— el pasto cruje a mi lado cuando Rowan se sienta.


— Casi me orino en los pantalones de miedo— Admito. Él se ríe. Si lo que ha dicho es verdad, ya debe saberlo por el olor del miedo que menciona— pero no ha sido como pensaba.


— Te lo dije. La acción cura el miedo ¿no?


— Supongo— es verdad que no creo estar tan aterrado si los vuelvo a ver— ¿tú no vas con ellos?


—Seria aburrido si te quedas sin hablar con nadie— siempre hablo con los animales, quedarme solo no es ningún problema aunque agradezco que no me deje solo en medio de una manda de lobos. Quiero decirle eso a Rowan, pero él no me está mirando. Su cabeza esta inclinada, mirando al cielo. Aun no hay luna llena, y ni siquiera puedo verla. Es un poco raro como se está comportando ahora mismo.


— ¿No te gusta transformarte?— Rowan me mira, sus ojos tienen un resplandor amarillo.


— Algo así. Me gusta mucho, pero no lo hago tan seguido. Es… supongo que cuando me veas convertido lo entenderás.


— Mucho misterio para alguien que me arrastro aquí contándome todo lo que pudo.


— Es bueno para toda relación tener uno o dos secretos para darle emoción.


— ¿Qué?


— Ah, aquí vienen ¿puedes reconocerlos?— sí que escucho a alguno acercándose, convenientemente. Rowan sigue como si nada, pero ya es la segunda vez hoy que hace alguna clase de ¿coqueteo? No lo conozco mucho para asegurarlo, ese tipo de comentarios se parecen mucho a lo que hacía Fabien cuando salíamos y se lucia con algún chico. Incluso a veces jugaba de ese modo conmigo ¿es Rowan también de ese tipo?


— No puedo. Todos me parecen similares, excepto por el tamaño— decido responder, evitando el otro tema. Son dos lobos los que llegaron, Rowan está tranquilo y comienza a silbar algo que no conozco— espera, si puedo reconocerle. Ese es Beau— Por respuesta, Beau viene hacia nosotros medio saltando— no se despegaba de mi cuando estuvo en la casa— se queda tan cerca de mí que me es imposible no acariciarle.


— Ella es Jane— por lo que distingo en la luz de la linterna, ella tiene el pelaje de un gris más claro que los otros que he visto. 


— Creo que podría reconocerla a ella también— ella solo se tumba en el pasto, un poco lejos de nosotros— ¿pueden entenderme? Es decir, sé que entienden algo porque he visto que hacen lo que pido, pero ¿Qué tanto pueden entenderme cuando están así?


— Todo, y un poco más. Es más simple cuando somos lobos, no hay tantos pensamientos.


— Umm— entonces debo tener más cuidado con lo que digo, ya sea para no ofenderlos y para no avergonzarme a mí mismo. Quiero preguntarle sobre porque son tan pocos, no llego a abrir la boca cuando un aullido se alza en el silencio del bosque. Me pone la piel de gallina. Otro aullido le acompaña, iniciando lento y aumentando el volumen. A mi lado Beau responde con otro, y de pronto todo a mi alrededor son aullidos.


A mi lado veo a Rowan inclinar su cabeza otra vez y aullar, un sonido más grave pero no menos impresionante.


 Es escalofriante, y bello, y asombroso. Se sobreponen uno tras otro, creando un sonido que vibra a través de mí.  

Notas finales:

Proximo capítulo: 27 de Noviembre


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