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Las lecciones de TaeMin por DenisseZepol

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TaeMin estaba perdiendo la cabeza. No importa lo mucho que deseara distanciarse, su polla no podía bajar. Pensó en todo lo que pudo para conseguir que su mente se olvidara de su dolorida carne, pero nada funcionaba, y menos con la pierna de MinHo presionando un costado de su cuerpo y el aroma del hombre llenando sus sentidos. 


 


Ni siquiera le importaba lo que había en la televisión. Nada parecía distraerlo de la desesperada necesidad de correrse. MinHo lo estaba torturando. No podía ser otra cosa. A los treinta minutos de película estaba listo para gritar. 


 


Pero también quería demostrarle a MinHo que podía ser un buen sub. Puede que no supiera mucho acerca de la vida de D/S, pero estaba ansioso por aprender. Por supuesto, no se había dado cuenta de lo difícil que sería el entrenamiento. 


 


La necesidad se arrastraba a través de él como si fuera un millón de hormigas. Su piel se sentía acalorada y le picaba. Hacía todo lo que podía para estarse quieto y no moverse alrededor de la almohada en la que estaba arrodillado. Probablemente haría algo, si pensara que podría salirse con la suya. 


 


No lo hizo. 


 


Aunque MinHo no lo estaba mirando, TaeMin tenía la fuerte sospecha que el hombre era consciente de cada movimiento que hacía. 


 


―Aquí encima, mascota. 


 


TaeMin miró a MinHo, confundido acerca de lo que el hombre quería hasta que lo vio haciendo un gesto con las manos. Se levantó y fue a sentarse en el sofá junto a MinHo. Un grito pequeño salió de sus labios cuando MinHo lo agarró y lo arrastró más cerca. 


 


TaeMin se encontró siendo levantado y siendo girado, y luego acostado sobre el regazo de MinHo. 


 


Se mantuvo tieso durante un buen rato, las manos de MinHo poco a poco acariciaron sus costados, como si quisiera calmarlo. Y extrañamente se calmó. Poco a poco, TaeMin sintió que sus músculos se relajaban y la tensión se retiraba de su cuerpo y se recostó contra el amplio pecho de MinHo. 


 


Seguía sin importarle lo que había en la televisión. No la estaba mirando de todos modos. Estaba capturado en la sensación de cálido pecho de MinHo presionado contra su espalda, los muslos fuertes debajo de él, y la polla cada vez más dura entre sus desnudas nalgas. 


 


Y fue entonces cuando TaeMin supo lo que realmente era una verdadera tortura. Sentado en el regazo de MinHo, la polla del hombre cada vez más dura hasta que sintió como si estuviera sentado sobre un tubo de acero. Incluso a través de la suave seda de los pantalones de MinHo, podía sentir cada centímetro de la caliente polla. 


 


TaeMin se mordió los labios para no gemir en voz alta cuando MinHo se movió y el pene del hombre se empujó más profundamente entre las mejillas de su culo, cepillando sobre su doloroso agujero. Si MinHo hubiera estado desnudo, TaeMin no tenía duda de que hubiera sido empalado en ese mismo segundo. 


 


Dioses, deseaba que MinHo estuviera desnudo. 


 


Ansiaba estar lleno, sentir cada centímetro de la deliciosa polla hundirse en su culo. Y estaba tan desesperado, que consideró rogar. Aunque abrió la boca para pedírselo, pero la sensación de las manos del hombre agarrando sus caderas y empujándolo fuera de la comodidad en la que estaba sentado lo detuvo. 


 


TaeMin comenzó a caer de vuelta a la almohada.


 


―¿Te he dicho que te sientes en tu almohada, TaeMin?


 


―No, señor.


 


―¿Prefieres sentarte en la almohada o en mi regazo? 


 


TaeMin miró a la tienda de campaña en el regazo del hombre, sabiendo lo que estaba bajo el negro y sedoso material. Pensó en lo bien que se había sentido en las mejillas de su culo y lo mucho que la quería, y tragó saliva. 


 


―Su regazo, señor. 


 


―Entonces recuerdas lo que dije acerca de no anticipar mis necesidades antes de que nos conozcamos mejor. 


 


TaeMin bajó la cabeza. ―Sí, señor. 


 


―No te preocupes, mi pequeña y sexi mascota ―dijo MinHo―. Si la formación va bien, estoy seguro de que llegarás a conocer mis deseos y necesidades lo suficiente como para anticiparlas. ― MinHo señaló con el dedo a TaeMin―. Y aunque no lo hicieras. Se trata del placer que podemos darnos uno al otro, no sólo tú o yo. 


 


TaeMin sintió la comisura de sus labios curvarse, mientras levantaba la cabeza para sonreírle a MinHo. ―Sí, señor. 


 


―Bien. 


 


La sonrisa ofrecida por MinHo fue como un bálsamo para su ansiedad y sus emociones. Soltó el aliento que había estado sosteniendo en su pecho y fue hacia el regazo de MinHo, pero luego de repente se paró. MinHo le había preguntado donde prefería sentarse. El hombre no le había dicho que pudiera hacerlo. 


 


―Muy bien, mascota. ―La sonrisa de MinHo se hizo más amplia―. Estás aprendiendo. 


 


TaeMin sentía que quería bailar una gigapor la alabanza de MinHo. 


 


―Ahora, ve a buscar la pequeña cesta que está en la estantería y tráemela. 


 


TaeMin se volvió para ver a donde MinHo estaba señalando y vio a una pequeña cesta violácea y azul, colocada en la estantería al lado de una pila de los libros. Se moría de curiosidad por saber lo que había dentro, pero no se atrevió a abrirla sin permiso. 


 


En su lugar, se acercó, la cogió, y luego se la llevó a MinHo y se la tendió. MinHo la tomó y la puso en mesa de al lado. Ni siquiera la abrió. Después lo agarró de los puños. 


 


TaeMin gimió cuando MinHo los desenganchó, pero rápidamente apretó los labios cuando MinHo arqueó una ceja. Después de un momento, MinHo le dio la vuelta y enganchó los puños juntos a la espalda de TaeMin. 


 


Bien, no le había quitado los puños. 


 


TaeMin no se dio cuenta de lo mucho que le gustaba sentir su gran peso en las muñecas hasta que MinHo los desenganchó y pensó que se los estaba quitando. Los usaría constantemente si pudiera. Eran un recordatorio constante de que por fin se estaban cumpliendo las fantasías que había estado construyendo en su cabeza a lo largo de los años, y las estaba cumpliendo con MinHo, lo que era incluso mejor. 


 


TaeMin estaba un poco desconcertado cuando sintió que algo suave pensionaba sobre sus ojos. En un segundo había luz, y al siguiente, no había nada más que oscuridad. Si no hubiera sentido los nudillos de la mano de MinHo cepillar un costado de su cara, se habría asustado. 


 


―Está bien, mascota, Te quiero de regreso en mi regazo ― MinHo giró a TaeMin―, pero esta vez te quiero de frente a mí. 


 


‘Muy bien’. TaeMin una vez más estaba confuso como el infierno, pero no se iba a negar a seguir una orden y estaba empezando a darse cuenta de que MinHo le explicaría las cosas cuando sintiera que era el momento adecuado y no un segundo antes. 


 


TaeMin no sabía cómo iba a ver la película, si había planeado que la vieran, en primer lugar, pero hizo lo que MinHo le ordenó y se subió al regazo del hombre lo mejor que pudo, teniendo en cuenta que no podía ver nada. MinHo lo ayudó. 


 


Cuando sintió que la mano de MinHo presionaba la parte posterior de su cabeza, se inclinó hacia delante hasta que su rostro fue presionado contra el cuello de MinHo. Gimió cuando el embriagador aroma de MinHo se expandió a su alrededor. Era absorbente, en parte por la colonia y en parte por su viril almizcle. Era perfecto. Si MinHo quería su cabeza sobre su hombro, TaeMin lo haría. Podía meter la nariz en el cuello del hombre y olerlo hasta desmayarse. 


 


TaeMin estaba tan consumido inhalando a MinHo que no había prestado atención a lo que MinHo estaba haciendo hasta que sintió los dedos lubricado escarbando entre las mejillas de su culo, y luego su atención se redujo directamente al grueso dígito. 


 


―S-Señor ―gimió TaeMin. 


 


―No se te permite, TaeMin ―respondió MinHo presionando el dedo más profundamente dentro de su culo. TaeMin sabía que no le había dado permiso, pero la sensación de invasión era un poco abrumadora. No podía tocar a MinHo o ver lo que estaba pasando. TaeMin se sintió ligeramente desconectado, pero confiaba en que MinHo no lo abandonaría. En Kim Inc, Choi MinHo era una fuerza a tener en cuenta. Era intimidante y poderoso, no sólo ante los ojos de TaeMin, sino ante todos los que trabajaban en el sexto piso. Los empleados se dispersaban y se escondían de MinHo cuando salía de su oficina. El hombre no era un tirano, pero no permitía la holgazanería o los errores perezosos. 


 


TaeMin había oído el rumor de que MinHo una vez había despedido a un hombre por no llamar antes de entrar en su oficina. TaeMin no estaba muy seguro de lo fiable que era ese rumor, pero seguramente el punto del rumor era el jodido miedo de sus compañeros de trabajo y del mismo hacia MinHo. 


 


Pero aquí, en la intimidad del hogar de MinHo, TaeMin se encontraba seguro con el hombre, como un anclaje para atracar su barco en una tormenta que se venía desarrollando dentro de él desde hacía años. TaeMin no tenía miedo de MinHo cuando estaban así, de esta manera. Lo único que temía era perder esto y que MinHo pusiera fin a su tiempo juntos. 


 


TaeMin ya estaba a caballo en el regazo de MinHo, pero se empujó ligeramente hacia delante cuando MinHo metió otro dedo bien lubricado en su culo. La sensación era simplemente sensacional. Aunque MinHo solo utilizara sus dedos toda la noche, estaría en el cielo. Pero, por supuesto, quería sentir una polla gruesa en su culo, y tener el permiso para correrse. 


 


Nunca supo que contenerse era una mezcla entre el placer y la tortura pura y simplemente. 


 


TaeMin casi ronroneó cuando MinHo deslizó su mano libre hacia abajo por su espalda. La sensación lo hizo estremecerse, una respuesta que no hubiera podido detener si su vida hubiera dependido de ello. La sensación de calor de esa mano fuerte corriendo sobre su piel era demasiado. 


 


―No tienes permiso para correrte, TaeMin ―le recordó MinHo cuando insertó un tercer dedo en la estrecha entrada. 


 


¿Cómo demonios sabía que estaba tan jodidamente cerca? El hombre tenía que ser un lector de mentes o algo así. ―Lo sé, señor. 


 


Oyó la envoltura de un condón abriéndose, y luego se mordió su labio inferior cuando sintió que MinHo tirara de su parte trasera hacia delante. TaeMin sintió la punta de la polla de MinHo sondear su agujero. Contuvo el aliento, a la espera de sentir la quemadura cuando fuera bajado sobre la gloriosamente gruesa y larga polla. La expectación lo estaba matando. 


 


Cuando MinHo no hizo más que dejar la cabeza de su polla descansando contra el agujero a la espera de TaeMin, este tuvo que morderse su frustración. Sabía que MinHo no apresuraría las cosas solo porque no pudiera soportar el suspenso. 


 


Finalmente, MinHo separó las mejillas de su culo y luego se hundió profundamente en el culo. ‘¡Sí!’ TaeMin quería gritar hasta el techo cuando sintió la longitud de MinHo llenarlo. Simplemente no estaba seguro de si se le permitía moverse. ¿ MinHo lo follaría hasta la inconsciencia, o esperaría a que TaeMin se moviera? 


 


―¿Señor? 


 


―Una vez más, estás tratando de anticipar, TaeMin. ―Sintió un azote solitario en una de las mejillas de su culo. Si eso se supone que era un castigo, entonces MinHo no tenía ni idea de cómo la picadura hizo que su polla diera un tirón. Quería otro. 


 


―Lo siento, señor.― TaeMin tuvo la sensación de que esas dos palabras iban a ser una constante en sus labios hasta que supiera lo qué demonios estaba haciendo. 


 


MinHo le clavó los dedos en las caderas, y luego presionó a TaeMin abajo, su polla se hundió más en el culo. TaeMin gimió enterrando la nariz en el cuello de MinHo. Su hombro le dolía un poco de tener las manos esposadas detrás de él, pero TaeMin acogió con beneplácito el dolor. Significaba que MinHo todavía lo tenía y lo controlaba. 


 


Las caderas de MinHo aceleraron su ritmo cuando comenzó a follarlo. TaeMin estaba malditamente cerca, por lo que se mordió el labio inferior luchando para no correrse. Era difícil, muy duro, maldita sea casi imposible. Su pene se sacudió y filtró líquido, pero TaeMin se las arregló para no estallar su carga por todo el estómago de MinHo con voluntad y por el temor de que MinHo se decepcionara con él. 


 


TaeMin contuvo el aliento cuando los movimientos de MinHo empezaron a ser descoordinados, su respiración acelerada, y luego sintió, más que oyó, la liberación de MinHo. La semilla caliente llenando su culo como MinHo gimió, aflojando los dedos en las caderas de TaeMin. 


 


Se quedó allí contra MinHo, su polla dolorida hasta el punto que era casi doloroso, pero TaeMin no iba a correrse sin permiso. 


 


―Así es como me imaginaba nuestra primera vez juntos ―dijo mientras levantaba a TaeMin lo suficiente para que su pene se deslizara de su culo. Y TaeMin seguía duro. 


 


‘Maldita sea’.

Notas finales:

Una giga es un baile. Adema?s de esta? muy arraigada en la tradicio?n irlandesa, las gigas fueron muy populares en Escocia e Inglaterra desde 1500 hasta 1600


 


 


 


 


Gracias por leer.


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