-Aaay… Espera… Aaaahggg… Es…- Un beso feroz calla estas palabras que van escapando de la boca de un joven castaño.
Sin despegarse del rostro ajeno, apenas rompiendo el beso, los ojos azules admiran los de color marrón, dedicándole una sonrisa lasciva, relamiéndose los labios a la vez.
-¿Por qué esperar pony?- La voz ronca, demuestra un nivel alto de excitación y lujuria.
Otro beso es robado de aquella boca, en esta ocasión, siendo más apasionado, las lenguas luchando en el interior del castaño, mientras su cuerpo es rodeado por los brazos del peli azul.
Delineando esa figura que posee el caballero de Pegaso, provocando que gemidos ahogados salgan de aquellos breves momentos en que Ikki le da oportunidad de respirar.
La saliva de ambos, combinándose, y saliendo por el éxtasis de fricción y delirante por esa acción tan poco pudorosa.
Ambos jóvenes se encuentran en un auto, estacionado a las orillas de un mirador, una especie de lugar donde puedes ir con tu auto a observar la ciudad en su espectacular resplandor al atardecer y al ser de noche.
Sin embargo en este día en particular, la lluvia podría ser un gran obstáculo para esto, aunque estos dos jovencitos no van a dejar que eso le estropee la salida.
En el asiento trasero, uno recostado en este lugar, con la playera roja alejada de su cuerpo y los pantalones de mezclita abajo, ni siquiera la ropa interior se ha quedado en su lugar, dejando ver su miembro completamente erguido, goteando por la sobreexcitación que el fénix maneja en todo su cuerpo.
Con besos desenfrenados, feroces marcas en el cuello del castaño, además de algunas mordidas y chupetones que ha estado dejando en el cuerpo de su preciado amante.
No puede negar Seiya que estas sensaciones que el peli azul le da, son de su completo agrado, haciéndolo ir directamente al cielo y volviéndolo a la tierra muy rápidamente.
Las toscas manos del contrario, lo recorren por completo, jugueteando con sus pezones, pellizcándolos.
Una teniendo la labor antes mencionada, y otra tomando el falo del más joven, masturbándolo, apretándolo con cierta fuerza, para en la punta presionar.
Tiene un estilo único para este tipo de trabajo, sin suda experiencia propia de como auto complacerse, le dedica al castaño, que solo gime cada que puede apartarse de los labios del otro.
Sin duda Ikki ejerce por completo, dominio en el Pegaso.
Al grado de tenerlo completamente sumiso debajo de él, dejando que haga lo que sea con su cuerpo.
Es un tipo de relación que ambos han aceptado, y que no lo consideran para nada malo.
Sin embargo Seiya se siente demasiado expuesto en este momento, sintiendo que alguien los pudiera ver u oír, más la lluvia, a como es costumbre de caer en Japón, es torrencial y demasiado ruidosa, para que cualquiera los pudiera escuchar o ver.
Además que están en un punto “Romántico” en donde muchas parejas pueden ir a estar a solas, poder hacer lo que deseen, desde solo tomarse la mano, confesarse su amor, a besarse de formas más atrevidas, tocarse y hasta tener sexo.
Por lo cual no serán la excepción y tampoco algo raro de ver, para otros jóvenes de su edad.
Si bien aún son menores de edad, no pueden evitar la excitación, lujuria y deseo que presentan ambos en su cuerpo.
El castaño con quince años, mientras que el otro diecisiete, la diferencia no es mucha y habiendo vivido tantas cosas juntos, es inevitable a veces sentir algún tipo de atracción.
Y de buenas a primeras, acompañarse de otra forma que no sea solo como amigos.
Una muestra de esto, es como ambos se encuentran ahora.
-Ikki…- Llama con un ruego al otro, intentando sujetarse de lo que fuera, mientras sus ojos dejan escapar lágrimas, y su boca ligeramente abierta, de una comisura escurre saliva, por como su cuerpo esta reaccionando a esos toques indebidos –Des… Pacio… Por favor…-
-No Seiya… Estuve esperando esto durante el día…- Le dedica una sonrisa llena de lujuria como sus ojos, que parecen penetrar hasta el alma del más joven –Solo quiero hacerte mío ya…- Su voz ronca, demuestra como el peli azul ha dejado que sus más bajos instintos lo dominen.
Para este punto, igual Fénix esta sin prenda alguna, sus ropas, regadas por el auto.
Sin que les importará mucho a ambos.
Ikki había logrado que Seiya se viniera en su mano, dejando escapar bastante de ese esperma que le servirá para lubricar la entada que ya ha estrenado con anterioridad.
Para el peli azul, es demasiado sexy y lujurioso el pony, como le llama de manera burlesca, aunque aquí lo hace más para referirse de una forma cariñosa.
-Aaaaah… Eres… Un… Pervertido…- Con sus ojos cerrados, dedica estas palabras a quien, sigue jugando con su cuerpo.
-Es tu culpa Pony…- Levanta la cabeza levemente, mientras se dedica a dejar mordidas repartidas en los pezones del castaño, jugando con su lengua en esos maltratados botones duros, que parecen ahora más rojos que cualquier otro color –Demasiado seductor, tu cara de inocente ya no te queda mas-
-Aaaggh… Por favor… Ya no aguanto mas…- Dice esto mientras siente como un intruso en su ano se abre paso en su interior.
La sonrisa del otro se presenta, ha logrado su cometido, de hacer tan libidinoso ese cuerpo que hace apenas unos meses aún era virgen.
La inocencia de Seiya se esfumo, en el momento que acepto volverse el amante del fénix, pero está bien.
Era lo que Pegaso deseaba al fin de cuentas, no está mal amar a alguien y que este se lo demuestre de una forma no tan obscena, pero si protectora cuando quería.
Si bien, para Fénix, tener citas nunca han sido su estilo, pero por la alegría y esa sonrisa que el castaño siempre le demuestra, lo soporta.
Cumpliéndole alguno capricho de repente, como el de este día.
Mucho antes de lo que están haciendo en el auto, inundándolo por sus fuertes gemidos, jadeos, con el olor a sudor y sexo en el ambiente, que solo logra excitar a ambos.
Los dos habían ido al cine, a ver una película que Seiya deseaba tanto ver.
Ikki ya era presa de esa inocente sonrisa que el otro proyecta al estar tan contento como en esta ocasión, la hiperactividad del Pegaso, cautivo a un corazón gravemente herido y hermético.
Al grado que el fénix volvió a ser un tanto más optimista y dispuesto a convivir con los demás, bueno…Al menos no ser tan grosero y distante como siempre.
Sin embargo en cierta forma, cumple los deseos de su pony, porque este de igual forma cumple los suyos, sin negarse a nada.
-Bien pony…- Sonriente, mientras aleja sus dedos de la entrada que ha dilatado perfectamente, la preparación para que el castaño no sufra al momento de penetrarlo con su desierto y duro pene, que demuestra la deferencia de edades muy bien –Espero que estés listo-
No son adultos, pero aun con dos años de separación, la anatomía puede representarlo muy bien.
Había ya tenido su segunda venida, por como el peli azul a jugó con su cuerpo, ya no puede soportar más cosas.
Sus fuerzas se han ido por experimentar dos orgasmos con solo los juegos previos, preparación, sin embargo a gozado como nunca este hecho.
Y la segunda cosa, es que… Desea con todas sus fuerzas que su preciado novio lo penetre con esa fuerza y rudeza que caracteriza al peli azul.
-Ikki…-Lo llama con una sonrisa, sus ojos marrones están apenas abiertos, con las orbes demostrando una excitación potente –Hazlo… Por favor…- Le vuelve a rogar, con una sonrisa lasciva, aunque sus piernas ya no tengan fuerza para sostenerse por sí solo.
Para esto, el peli azul ha elevado las piernas preciosas y tersas de su amante, en donde marcas de besos y mordidas se ven, sin dejar escurrir sangre, pero es inevitable no querer marcar el cuerpo de quien se ha vuelto suyo tantas veces.
Estando ambos posicionados perfectamente en ese estrecho lugar.
Seiya acostado boca arriba en el asiento trasero, sus piernas elevadas, apoyándose en los hombros del fénix, el cual se encuentra sobre el asiento con una pierna doblada en este, para hacer apoyo, junto a la otra que se encuentra estirada y teniendo el soporte en el piso del auto.
Las manos toscas, sujetan con fuerzas las piernas tostadas, preciándolas para dejar su marca de dedos, mientras no puede esperar más.
Su pene en la entrada de Seiya, de donde un poco de semen combinado con la saliva del castaño, se puede apreciar que sale.
Lo preparo usando esto como lubricante en sus dedos previamente.
Demasiado erótico para el Fénix, que de una sola estocada entra en el Pegaso.
El cual, no puede aguantar sus gemidos de éxtasis por el intruso de mayor tamaño y longitud en su cuerpo.
Arqueando la espalda y echando la cabeza para atrás, olvidando que podría pegarse en alguna parte del auto.
Su cuerpo estando sobre estimulado, es capaz de hacerlo sentir estar a nada de una eyaculación repentina.
Pero aun resiste, después de todo su energía y cuerpo es capaz de hacerlo soportar cualquier dolor y excitación, ha sido bien entrenado en varios aspectos.
-Aarrgee… Me gusta que estés tan mojado para mi…- El tono ronco, las palabras de cierta burla para el castaño, es como Ikki disfruta el cuerpo del otro.
-Ikki…- Sabe que decir el nombre de su novio es suficiente para que este pierda de a poco el control.
-Si… Dilo… Mas…- No soporta con este truco, para comenzar el trabajo del vaiveneé profundo y acelerado.
-Ikki… Más… Ikki… Muy… Bueno… Se… Aaaaaah…- La voz entrecortada del más joven es lo que se aprecia a cada estocada salvaje que se le dedica.
El Fénix es bastante rudo con su pequeño pony, no al grado de lastimarlo severamente, pero si al de penetrarlo son control.
La fricción de los movimientos es un gran éxtasis en ambos, lo estrecho que puede llegar a ser Seiya es delirante, aunque lo ha preparado, no se expande demasiado para evitar sentir los pliegues del ano.
El castaño, deja escapar sus gemidos sonoros, su cuerpo tembloroso, las lágrimas escapando de sus preciosos orbes marrones, jadeando por como el peli azul lo hace suyo.
Incontables veces han pasado así, salvo que en esta era la primera en hacerlo en al auto y en un lugar al aire libre, si bien tienen la ayuda de la lluvia y la poca visibilidad, el solo pensar que puedan ser atrapados.
Es un buen estímulo para ambos.
Estocadas profundas, penetración a un ritmo que las caderas de Seiya no pueden seguir.
Palabras que no hacen falta, solo los gemidos y jadeos sonoros de ambos.
El nombre del dominante, que sale de los labios mordidos del contrario, lo estimulan demasiado, para no parar, no detenerse en lo más mínimo para que su cometido sea cumplido.
Siempre ha sido así sus encuentros íntimos.
En donde el peli azul domina por completo, dejando inmóvil al castaño, usando las manos, caricias y palabras obscenas, para que Seiya se deje llevar.
Su relación combina ambas partes de un equilibrio de amor inocente y apasionado.
Apenándose a cada momento, deseándose en donde se pueda y sea.
Complementándose, una pareja bastante dispareja, por que demuestran ese cariño y amor que se tienen.
Ikki no ve a Seiya como un reemplazo, lo ve como lo que es ahora, el que a logrado apaciguar su atormentando corazón, en quien puede confiar y disfrutar a partes iguales.
Lo ama, aunque no siempre se lo diga, lo adora aunque no siempre lo demuestra, lo cuida aunque sepa que el otro es bastante capaz de hacerlo por sí solo.
Cayó rendido ante la hermosura infantil y terca del castaño, y está bien con eso.
Pues lo disfruta a más no poder, como en esta ocasión.
Cada penetración es intensa, no se pierde el ritmo por parte del fénix, al contrario se hace más rápido a cada minuto que pasa.
Pero no por eso, quiere decir que el orgasmo en él no llegue pronto, después de todo, escuchar esa dulce voz decir su nombre, las expresiones de lujuria y timidez en su amado novio se presentan a cada momento.
Es difícil no sentir como el memento está a nada de llegar.
Si bien para Seiya esta sería la tercera venida, su cuerpo no está para soportar mucho más, al ser sobre estimulado, pero si para seguir con más rondas.
Sí que se complementan bien ambos jóvenes.
-Seiya… Terminaré dentro de ti…- Le dicta esto, mirándolo directamente a los ojos, con una sonrisa lasciva, en donde su cordura se ha perdido por como su mimbro se siente.
-Si…- Apenas si reacciona, su mente ya no está del todo con él, ha sido demasiado para él, posiblemente después de esto necesitará descansar sin falta.
Unas estocadas más y es cuando el momento de la eyaculación se presenta.
La ultima penetración, debía ser tan profunda que alcanza el lugar más sensible del castaño, e punto G, en donde toca la zona donde el cuerpo masculino toca su máximo placer.
Seiya termina en los abdómenes de ambos, manchando los cuerpos y dejando que esto igualmente sigua ensuciando los asientos, que poco importa, ya se encargaría el peli azul de limpiar después.
De igual forma Ikki, se corre dentro del cuerpo del castaño, una gran cantidad de semen es lo que inunda el ano del castaño.
Que para este punto, jadea, intentando recuperar el aliento de tan glorioso momento, sus ojos desorbitados, pero feliz por haber complacido a su novio y así mismo.
Aun así, con fuerzas para decir algo más.
-Ikki… Te amo…- No puede evitar decir estas dulces palabras a quien su corazón posee, dedicándole una sonrisa genuina, enmarcando un rostro de complacencia absoluta.
Las palabras que hacen débil a cualquiera, y más si se trata de Fénix, que siempre se muestra de una forma, pero en la intimidad… Sigue siendo bastante parecido, pero a veces a su lado, el ser tierno lo puede dominar por completó.
Aun sin salir del interior del menor, le dedica una sonrisa con rostros de la lujuria previa, para bajar un poco, y depositar un tierno beso en los labios del contrario.
-Te amo igual, pequeño pony- No puede evitar las burlas hacia el otro pero es con todo el amor posible que posee por el otro.
Tal vez, quiere seguir una segunda ronda más, y puede que lo hagan, mas ahora… Por este momento, aun conectados, deciden mirarse, el mayor dedicándole un abrazo un poco más protector a como antes.
Después de todo la lluvia no parce detenerse, así como su amor.
Tienen todo el tiempo del mundo, para seguir disfrutando su vida y su amor, aunque... El peligro de feroces batallas, para proteger a la Diosa Atena, no se puede evitar.