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Tierra (Traducción finalizada) por yuniwalker

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"..."

Noah giró lentamente la cabeza hacia el lugar donde se escuchaba ese sonido. Allí estaba un hombre alto, completamente de espaldas a la puerta del baño. Sin embargo, su mente estaba tan inmersa en lo que había pasado hace unos minutos que pareció olvidar que existía Sasha.

"Vine aquí porque estaba preocupado por ti... ¿Qué es eso?"

Noah miró a su alrededor. Su mente estaba tan confundida que pareció olvidar dónde estaba y qué estaba haciendo. Sin embargo, fue debido a la voz del hombre, llamándolo un montón de veces, que recuperó la cordura una vez más. Extrañamente, era un tono que le atraía.

Noah dejó escapar un largo suspiro. El tipo, que había perdido toda su energía, cayó sobre el suelo y se quedó allí como si fuera un pedazo de carne en un congelador.

"Noah, mírame."

"No hay problema. No es mi sangre".

"Ya veo."

Sin embargo, la respuesta de Sasha fue más tranquila de lo esperado. Noah lo miró en silencio y luego, lentamente, comenzó a enderezar su espalda hasta quedar completamente derecho. Fue directamente al lavabo del baño porque pensó que al menos tenía que lavarse primero. Abrió el grifo del agua y miró hacia arriba para poder verse en el espejo: Parecía un demonio. La sangre goteaba de su cabeza hasta los pies así que no podía culpar a Sasha por parecer preocupado en un inicio.
Suspiró, puso su mano bajo el chorro de agua fría y dejó que la sangre salpicara hasta que dejó todo pintado de rojo. Solo ahora, finalmente podía sentir el olor a metal de sus heridas y el terrible hedor de sus feromonas Alfa.

"Maldita sea."

Noah chasqueó su lengua, tallando casi desesperadamente la sangre que estaba manchando sus manos, rostro, cabello y ropa. Sin embargo, no pudo quitar todas las manchas a la perfección.

"¿No vas a preguntar qué pasó?"

Se secó la cara y las manos con una toalla de papel antes de hablar de nuevo. Sasha, que estaba mirando al hombre Alfa que pareció no poder hacer algo más que quedarse acostado en el inodoro dentro de un cubículo, se volvió y miró a Noah esta vez:

"Supongo que algo similar a cuando te conocí."

"Quizás, supongo".

"Aunque tengo que decir que nunca esperé presenciar un espectáculo tan sangriento en un lugar como este".

La expresión de Noah, ligeramente rígida, no se veía del todo bien. Pareció como si no supiera qué hacer con esta situación.

"¿Olvidaste que soy el nieto de Vincenzo Felice?"

"De ninguna manera." Sasha respondió suavemente a la pregunta de Noah. De alguna manera, incluso su rostro se veía aún más oscuro que al inicio. "Es impresionante."

"No estoy entrenado para derribar a las personas tan perfectamente como lo hace Isaac, pero como soy de una familia muy importante, sé lo básico".

"¿Quién?"

Sasha entrecerró los ojos y preguntó por el nombre de Isaac, que había salido involuntariamente de su boca. Al parecer, él aún no sabía quién era Isaac incluso aunque había hecho su propia investigación de antecedentes. Isaac era el esposo de Félix, por lo que era natural que no lo supiera a menos que lo hubiera buscado con más cuidado.

"Sí, Isaac. Dame tu teléfono."

En lugar de dar una explicación extensa, Noah se acercó a Sasha y le tendió la mano. Era una palabra cercana a una orden, pero Sasha aceptó. Sacó su teléfono celular del interior de su bolsillo y comenzó a poner la clave de desbloqueo. Se lo entregó a Noah, recibió el teléfono y marcó un número sin dudarlo y muy rápidamente.
Como él mismo, Isaac era una persona que no contestaba números que no tenía registrados. Probablemente tendría que llamar unas cuantas veces más hasta que pudiera contestarle.

Pero entonces...

"¿Quién es?"

Afortunadamente, la voz de otra persona se pudo escuchar a través del teléfono celular después de solamente dos pitidos. Era Félix.

"Soy yo. Envía a alguien a esta dirección."

Pero el lenguaje pretencioso de Félix continuó con cada palabra que le estaba lanzando. No saludó, ni se portó amable.

"¡Puta madre, Noah! ¡¿Qué estás haciendo ahora?! ¿Dónde diablos te metiste? ¿¡Qué pasó!?"

"Ya le expliqué todo a Isaac por la mañana. ¡Así que cállate y envía a alguien de una maldita vez!"

"Te vas, haces que me preocupe y ahora de la nada me pides que... ¡¿Qué tipo de persona quieres y para dónde exactamente deseas que lo mande?!"

"¡Alguien para limpiar!"

Noah respondió a esto con una sonrisa, como si no fuera nada especial. Luego, un breve silencio pasó por el auricular del teléfono.

"¿Mataste a alguien?"

Félix preguntó esto brevemente.

"Yo no lo maté. Simplemente hice estallar sus bolas y le rompí la cabeza".

"Uy, alguien va a estar en problemas".

"¡No hice eso a propósito!"

"El bastardo debió haber actuado como un perro."

Su voz, murmurando como si estuviera en paz, era completamente clara. Realmente lo había hecho por una buena razón, así que estaba bien.

"Me arrastró y trató de romperme la mano. ¿Vas a enviar a alguien o no?"

"Entiendo."

Noah se frotó la frente con las yemas de los dedos. Pensándolo bien, su voz era algo irritante.

"¿Pero dices que está vivo?"

La voz asustada de Félix llegó por teléfono.

"... Sí. Está vivo."

Noah respondió con indiferencia y miró a Sasha casi sin darse cuenta. El hombre todavía estaba parado allí, como un guardaespaldas que tenía una cara que gritaba que no sabía de lo que estaba hablando...
Si Sasha no lo hubiera llamado, ese Alfa borracho ya estaría muerto y tirado en algo más asqueroso que su propia sangre. Y eso también lo estaba haciendo pensar ¿Por qué demonios se detuvo por él? Fue como si una luz se hubiera encendido en su cabeza y entonces, la mano que golpeaba al hombre una y otra vez se detuvo por reflejo.

Sasha solo llamó su nombre y fue más que suficiente.

"¿Dónde estás herido? ¿Estás bien tú? ¿Lastimó más que tu mano?"

Félix, que guardó silencio por un momento, de pronto añadió estas preguntas con bastante seriedad. Estaba muy preocupado por el hecho de que hubiese dejado a alguien que lo había estado molestando... Vivo. Quizá Félix se estaba preguntando si realmente había enloquecido ¿Cómo fue que actuó tan descuidado de pronto? Noah dejó escapar un largo suspiro, igual a si estuviera cansado de explicar extensamente lo que estaba haciendo o lo qué pasó.

"Estoy bien, mamá. Así que envía a alguien rápido".

"¿Dónde?"

"En un aeródromo cerca de Malibú. Te voy a enviar la dirección por mensaje de texto."

"No, espera. Quiero saber si..."

"Estoy cansado, voy a colgar".

"¡Noah!"

La voz de Félix sonó ferozmente, pero Noah igual terminó la llamada sin responder nada más. No es que estuviera especialmente cansado, por supuesto. Además, sabía mejor que nadie que cuanto más larga fuera la conversación con Félix, más información le sacaría y más extraño se volvería todo. Suspiró.

"Envía esta dirección a mi primo. Yo me ocuparé del resto".

Después de ese breve discurso, Noah cerró de golpe la puerta del compartimiento del baño donde el hombre tenía la cabeza bien metida en el inodoro. Sasha también suspiró:

"Sé que tu primo tiene grandes habilidades, pero ¿De verdad se puede ocupar de esto así como si nada? ¿Algo así pasó antes?"

Noah se movió y lo enfrentó. La expresión de su rostro había desaparecido:

"Félix tiene que hacer esto por mi. Incluso algo como un hombre ensangrentado no es nada en comparación con todas las veces en las que lo he salvado yo".

"..."

"Y si "algo así" significa una situación en la que los alfas coquetean conmigo y son golpeados por mi, entonces sí. Diré que siempre sucede cuando salgo por mi cuenta sin un subordinado. Muchas gracias". Noah terminó de hablar rápidamente y se dio la vuelta de nuevo. Dijo: "Se va a volver molesto cuando la gente entre. Vamos a salir."

Pero Sasha no se movió.

"Bueno, ahora que lo pienso, veo sangre cada vez que estoy contigo. Hace tres años, y nuevamente ahora".

Pero en lugar de responder, Noah simplemente lo miró. Pasaron dos minutos, tres minutos, y entonces Sasha empujó la pierna ensangrentada del hombre Alfa, que había salido del fondo del cubículo del baño, para que se quedara bien adentro y nadie lo pudiera ver. Luego volvió a encender su teléfono y le envió un mensaje de texto a Félix con la dirección exacta del restaurante en el que estaban. Sasha nunca mostraba una pizca de sorpresa sin importar lo que hiciera o no o lo que dijera o dejara de decir. Más bien, era demasiado casual. Hace tres años, y nuevamente esta vez.

Los ojos de Noah se entrecerraron mientras miraba a Sasha... Había algo increíblemente inusual en él. Incluso si pensaba que era una persona común con una buena razón para actuar de esa manera, su comportamiento despreocupado lo hacía lucir extrañamente loco. No sabía si eso lo hacía aún más interesante o muy aterrador.

"Entonces, ¿No estás emocionado por esto?" Noah dio un paso más cerca de él y preguntó algo como eso abruptamente. Fue una pregunta tonta, a decir verdad. "¿No te parece  un poco excitante?"

Dijo eso hace tres años también, cuando abrió fuego contra los perros Alfa que corrían hacia él mientras tenían sexo. Tenía esa misma voz, la que hablaba suavemente como en un susurro. La misma línea de su barbilla, las comisuras de sus labios levantadas como si quisiera abrirlos y las mismas pestañas revoloteando encima de sus ojos.

"... Quizá lo es."

Pero a diferencia de entonces, Sasha respondió monótonamente, con una cara que no estaba sonriendo. Era una voz y una expresión que era difícil de adivinar. Tal vez hablaba en serio o quizá era una broma. ¿Quién sabe? Sin embargo, un escalofrío vertiginoso recorrió su espalda mientras lo miraba.

"Hay que dejar de decir tonterías. Vámonos".

Fue Noah quien primero evitó su mirada. Trató de salir del baño a un ritmo apresurado sin ninguna razón en específico y sin embargo, antes de que pudiera siquiera dar un paso más, se detuvo completamente en una posición extraña. Había sido porque la mano de Sasha cayó sobre su hombro. Noah se encogió ante la inesperada sensación y volvió la cabeza hacía él. Sasha, que se había acercado a sus espaldas, lo estaba mirando atentamente.

"No. Si sales así, todos te mirarán y comenzaran a hacer un desastre."

Después de hablar, Sasha se quitó la camisa que llevaba y la puso sobre la espalda de Noah. Esta mañana se había estado quejando de que su camisa de cuadros oscuros era horrible y que además no era adecuada para un día soleado como hoy... Y ahora la tenía sobre él. Era una prenda que le quedaba un poco grande, pero que ahora se estaba envolviendo alrededor de su cuerpo de una manera casi perfecta.

Era cierto, si hubiera salido como estaba, podría haber llamado la atención de todo el mundo.


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