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Mafia por nofynoky

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Notas del fanfic:

Hace mucho no escribo y he vuelto a encontrar algo de inspiración que espero pueda ser disfrutada por más de una lectora (o lector).

 

-       Lo siento, no sabía que valía tanto, dame un par de meses.

-       ¿Dos meses? ¿acaso este idiota sabe de lo que habla? – una risa burlona llegó a sus oídos, venía de la silueta de un hombre sentado en la oscuridad. La risa del par de secuaces del hombre le corearon como hienas.

-       Debe ser porque eres rubio – aunque no podía verlo, sintió sus ojos escrutinándolo de pies a cabeza – o tal vez porque eres joven, te daré el beneficio de la duda.

Naruto cambió su peso de pie incómodo porque no estaba seguro de hacia dónde iría la negociación, se sentía rodeado de una manada de lobos sedientos de sangre.

-       No es lo que crees, no estoy intentando engañarte, prometo que juntaré el dinero y te lo traeré. Soy un hombre de palabra y te lo pagaré, dattebayo.

-       ¿Crees que tengo el tiempo para esperarte? ¿Sabes cuánto valdrían esos miles de dólares en dos meses? ¿Suigetsu, cuánto crees que haríamos con ese dinero en dos meses?

-       ¡Pasarían el millón para la mitad de ese tiempo! – Suigetsu respondió tan efusivamente que Naruto se encogió ligeramente, definitivamente le había gritado en la oreja.

-       Entonces te pagaré el millón. – El hombre que parecía un jefe Yacuza guardó silencio unos segundos, la expresión del rubio era seria y su postura segura ¿hablaba en serio?

-       ¿Y cómo planeas lograrlo? – levantó una ceja con incredulidad, realmente quería saber hasta dónde llegaba la imaginación del estúpidamente terco que tenía en frente.

Sin previo aviso el rubio se inclinó como la tradición japonesa lo demandaba, incluso Yuugo se sorprendió. 

-       Porfavor, perdóneme. No pretendía dañarlo, ni robarle, es sólo que no pude evitar rescatar a ese zorro. No puedo explicar porqué, pero sentí que debía hacerlo, su alma era demasiado pura como para perderse.

Sasuke le dirigió una mirada furiosa a Suigetsu, podía ver los músculos de su mandíbula tensarse y literalmente podía escuchar sus palabras atravesándolo. Desvió la mirada al techo muy seguro de que esto lo había sentenciado a una batalla con cuchillo a muerte. “Suiguetsu, ¡¿de dónde sacaste a este maldito idiota moralista?! ¡Sólo me traes problemas, nunca soluciones, maldición!” no pudo evitar imitarlo mentalmente. Yuugo suspiró.

Sasuke por su parte se llevó los dedos a su sien y masajeó como si el dolor de cabeza lo estuviera matando.

-       Mira niño, no sé qué mundo de arcoiris te hayas creado, pero estamos en el mundo real y en el mundo real las cosas no son tan simples como disculparse y ya. 

-       Lo siento yo… - Sasuke siseó acallándolo de inmediato, realmente estaba perdiendo la paciencia.

-       Deja de disculparte, maldición. De nada sirven tus palabras. – estaba enfurecido ¿cómo iba a resolver el problema ahora? Volvió su atención al rubio que se paraba muy recto y conteniendo la respiración, ¿en serio tenía los ojos llorosos? Se sintió extrañamente culpable, arrugó el entrecejo.

-       Si yo hubiera hecho eso ya estaría muerto hace años – Naruto carraspeó cuando un cuchillo en su garganta presionaba su filo. Una gota corrió haciendo un rápido trazo oscuro sobre su piel bronceada. 

-       Itachi.

-       Tranquilo, sólo lo estoy asustando un poco ¿No es así rubio?

Con una voz temblorosa profirió un << Sí >> y con un leve movimiento de cabeza. El hombre que aún lo sostenía con su firme brazo le palmeó el hombro mientras aún empuñaba el cuchillo. Lo soltó y se alejó con paso gatuno, como una pantera negra dándole la espalda a su presa. Tenía un largo cabello azabache y una piel casi tan blanca como la crema. Sus rasgos eran afilados y delicados, si no fuera por su aura letal y dos bolsas bajo los ojos que denotaban una vida dura, el hombre era hermoso. 

Apenas se sintió libre, Naruto se llevó una mano a la punzante herida, eso había estado cerca y su corazón lo sabía. La adrenalina palpitaba en todo su cuerpo, urgiéndole a correr como si no hubiera un mañana. Sin embargo su mente también trabajaba a mil por hora y sabía que no tenía oportunidad alguna, especialmente con el tal Itachi. No solamente lo superaban en número, sino que el tipo con la daga era como un fantasma, no se había dado cuenta de su presencia cuando ya tenía su cuello.


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