Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La mansión de los muñecos por elenaa

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Oneshot de terror Sasunaru, inspirado en le temes a la oscuridad y escalofríos. Por motivo de Halloween y Día de muertos.

Trabajo que participa en la actividad SPOOKY NIGHTSNS II de la página SasuNaruSasu.

 

Bajo las copas de los árboles, acompañados por una espectral neblina, se encontraban cinco jóvenes, sentados alrededor de una pequeña fogata, arropados por el manto de la noche, reunidos por la curiosidad de escuchar y contar historias de terror.

Se escuchó el fino crujir de las ramas de los árboles movidas por la brisa, el crepitar de la leña arder, siendo acompañados por el singular ulular de unos cuantos búhos; antes de que uno de los chicos mirara detenidamente a sus acompañantes, tomara su mochila y con una voz tranquila y hasta cierto punto hipnotizante contara—mi historia está relacionada con un muñeco.

Y de la mochila sacara muy cuidadosamente un desaliñado muñeco de ojos y cabello iguales al del joven que lo sostenía.

Los cuatro jóvenes restantes se miraron entre sí, antes de fijar su mirada en el peculiar muñeco expectantes a que comenzara a contar la historia.

Así que este, hizo un ligero gesto de asentimiento, coloco al muñeco a un lado de él y continuo—sometido a la aprobación de la sociedad de las almas perdidas, llamo a esta historia “La mansión de los muñecos”:

 

Naruto Uzumaki, no era un joven con muchas expectativas, la ligereza con la llevaba su vida, solo se podía comparar con la de su complexión, tan delgada como la de un muñeco vacío de aparador.

Con diecisiete años, aun no sabía con claridad lo que haría terminando la preparatoria, así que cuando un amigo cercano lo alentó a conseguir un trabajo durante las vacaciones de verano, no le dio mucha importancia a la sugerencia de este.

Sin embargo, después de meditarlo durante dos semanas, pensó que tal vez, su amigo tenía razón y un poco de responsabilidad le vendría bien.

Y afortunada o desafortunadamente, el único trabajo que logro conseguir fue de niñero de la familia Uchiha.

Los Uchiha eran una familia pequeña pero muy adinerada; se acababan de mudar al pueblo y aunque su mansión llevaba en Moontown desde los inicios de este, pocas veces otros miembros de la familia habían decidido habitarla.

 

Saliendo de clases, fue en bicicleta a su primera tarde de trabajo y llego a la gran mansión que se encontraba entre un frondoso bosque, donde fue recibido frente a las altas verjas de hierro por el mayordomo; así que lo siguió curioso por un sinuoso camino, con un césped muy bien cortado y dos amplias fuentes a los lados, que solo aumentaron sus ganas de conocer el interior de la famosa construcción, la cual no lo dejo defraudado, cada parte de la mansión en que sus ojos se posaban, dejaban apreciar una singular elegancia de antaño.

Con la mirada perdida en un gran reloj de pie antiguo, ubicado al final del recibidor, no se percató, de que los dueños de la mansión, habían hecho su aparición.

Una esbelta y elegante mujer de pálida tez, apareció frente a él, acompañada por tres hombres, uno de mediana edad, otro joven rondando los veinte y un chico aparentemente de doce años.

Saludo amablemente a la agraciada familia y el hombre mayor presento cordialmente a cada miembro Uchiha, antes de salir con su esposa y dejarlo con los otros dos chicos y el mayordomo.

 

—Yo le mostrare las principales áreas de la mansión al nuevo niñero—le dijo el mayor al mayordomo, mientras avanzaba y su hermano menor lo seguía muy de cerca, aunque ocasionalmente volteaba a ver a su niñero de reojo.

Con un rápido recorrido el joven le enseño primero la planta baja, en la cual se ubicaban, la sala de estar, el comedor, la cocina y el cuarto de música. A la par que avanzaba por la mansión, no podía dejar de apreciar los cuadros que se encontraban colgados en los pasillos, cada uno, aún más majestuoso que el anterior, retratando la belleza de cada integrante de las generaciones pasadas que se resumía en un hermoso cabello y profundos ojos negros.

Tan perdido estaba con la belleza de los Uchiha, que, sin darse cuenta, llego al segundo piso, en donde se encontraba, la biblioteca y el cuarto del mayordomo.

 

—En el tercer piso se encuentran nuestras habitaciones, así que no será necesario que subas a no ser que Sasuke, te lo pida de acuerdo.

Asintió, aunque aún seguía procesando las palabras.

—Bien, cuando las vacaciones inicien. Aquí te alojaras—comunico el mayor señalándole una puerta que estaba cercana al cuarto del mayordomo.

—Y esa habitación, ¿qué hay ahí? —cuestiono, al notar que no se le había dado indicación de esta.

—Es un almacén, está cerrado. Tiene cosas, que aún no se han desempacado—comento sin mucho interés Itachi.

Y al igual que hizo su padre, se despidió y lo dejo con el pequeño, que ahora tenía que cuidar.

Sonrió alegremente al percibir un poco de reserva en al pequeño y expreso—No tienes nada de qué preocuparte Sasuke, seré el mejor niñero que has tenido.

Sus palabras logaron tener el efecto deseado en el chico, quien sonrió ligeramente y tomándolo de la mano lo guio hasta la biblioteca.

—Bien, que te gusta Sasuke, eres más de Power Ranger o de Super Héroes—menciono recordando lo que estaba de moda entre los chicos.

—De ninguno.

—En ese caso… a ya se Disney, escuche que Toy Story es muy buena.

El chico pareció pensar algo brevemente y dijo—es un poco más de mi agrado, pero no suelo ver muchas películas.

—A ya… eres más de consolas.

Sasuke negó con la cabeza y confeso—soy más de libros.

—¿Libros?

—Si—respondió simplemente el pequeño, camino en dirección a uno de los estantes, selecciono un libro cualquiera y con una ligera sonrisa se lo extendió, para que lo leyera en voz alta.

 

Cuidar a Sasuke, fue más sencillo de lo que espero; el chico estaba siendo educado en casa, por lo que era muy tranquilo y callado, tanto que no sentía que mereciera una paga por cuidarlo, así que sintiéndose afortunado por haber encontrado ese idílico trabajo, casi no noto, la falta de empleados en la mansión.

 

Un día después, mientras se encontraba en el instituto, pensando en los pocos días que le faltaban para estar quedándose con los Uchiha todo el verano; la leche algo pasada que había bebido en el desayuno, le paso factura.

Corrió apresuradamente al baño más cercano e impulsado por las ganas de evitar un accidente aparatoso, casi choca con la pared cercana al último cubículo del baño, en el que entro.

Mientras terminaba de hacer sus necesidades, escucho como otra persona entraba al baño y aquello solo le llamo la atención, porque casi al instante, oyó con claridad, como esta persona, empezaba a tararear una extraña canción.

Se escuchaban sus pasos lentos a la par que tarareaba y aquello hizo nacer en él, un raro sentimiento de incomodidad, tan inusual, que hasta se estriño; mientras se preparaba para abandonar el cubículo, el extraño sujeto, no dejaba de avanzar y tararear.

En algún punto, este llego justo al cubículo donde se encontraba, pudo ver la sombra de este claramente por la separación de la puerta del cubículo con el piso.

Se quedó estático, al igual que la otra persona que no dejaba de tararear, separados únicamente por una fina puerta y antes de que saliera, el sujeto retomo su andar, dejo de ver la sombra, mas no dejo de escuchar los pasos y el extraño tarareo, recordando que se encontraba en el último cubículo y que ya no existía más camino.

Salió apresuradamente del cubículo, encontrando el corredor vacío y al instante todo el lugar quedo sumergido en un glaciar silencio, que fue roto por un raro joven castaño. Este salió apacible del primer cubículo, lo miro lastimosamente y sin lavarse las manos, abandono el baño.

 

Cuando regreso al aula de clases, noto que, sobre su pupitre, había un extraño libro de tapa negra de cuero, lo tomo dudoso aun procesando, lo acontecido en el baño y levantándolo pregunto a sus compañeros, si era de uno de ellos, o si vieron quien lo dejo en su lugar. Pero nadie reconoció el libro ni vio quien se lo puso.

Así que extrañado, se sentó y no muy seguro empezó a hojear el libro, reviso página por página, descubriendo que en todas estaba escrita la misma palabra, sin embargo, no la podía leer, tenía la vaga impresión de que era ruso.

Al final guardo el extraño libro en su mochila y se lo llevo a la mansión de los Uchiha; a penas llego a esta, al igual que la primera vez que la visito, el mayordomo se encontraba listo para recibirlo. Lo saludo cordialmente y lo llevo a la habitación en donde Sasuke se encontraba.

En esa ocasión el pequeño estaba en la sala de música, tocando una suave melodía, tan relajante que no se atrevió a interrumpir al chico, hasta que este noto su presencia y con un brillo de alegría en los ojos, fue hacia él.

Paso casi todo el tiempo leyéndole en voz alta al pequeño azabache, que solo cuando llego a su vacía casa, recordó el extraño libro que encontró en el instituto; busco el libro en su mochila, para examinarlo un poco más, pero este no apareció por ningún lado, volteo la mochila tirando todo su contenido sobre su cama y no hubo señal alguna, el ahora misterioso libro se había desvanecido.

 

Por la mañana, cuando buscaba su libro de geometría, para la primera clase, el misterioso libro apareció, rápidamente lo tomo y abrió, descubriendo que al igual que el día anterior este tenía algo escrito en todas las hojas, sin embargo, no era lo mismo; en esta ocasión podía leer claramente la palabra corre.

Veía el libro confundido sin saber que pensar, cuando el profesor lo llamo y cuando regreso a su lugar, nuevamente el libro había desaparecido.

El resto de su día transcurrió normal, estaba extrañado, pero no lo suficiente para creerlo un problema, pensaba, que uno de sus compañeros, le estaba jugando una mala broma y no le iba a dar el gusto de caer en sus trucos.  

 

Ya en la mansión de los Uchiha, esta vez no leyó en voz alta; en su lugar el chico le pidió que posara para que lo dibujara.

Le resulto difícil, permanecer quieto, pero cuando vio el dibujo al carbón terminado, solo pudo quedar maravillado, por las grandes habilidades de Sasuke.

—Es muy bonito—dijo con una sonrisa, contemplando maravillado, lo detallado que había sido el pequeño al dibujarlo.

—¿Te gusta? —cuestiono ansioso el chico.

—Me encanta, tienes mucho talento. ¿dónde aprendiste a dibujar así de bien? —expreso, dejando el dibujo en una pequeña mesa alta, para revolverle cariñosamente el cabello al azabache.

Los ojos de Sasuke brillaron a la par que sus pálidas mejillas se teñían de un leve rosáceo ante su acción y dijo—cuando vivimos en Italia, tuve un buen maestro.

 

La luz de los primeros rayos del sol sobre su rostro, lo despertaron anunciándole el inicio del último día de clases, se arregló para ir al instituto, le dio una última mirada a la maleta que había preparado la noche anterior y salió de su habitación.

Reviso rápidamente su casa, por si su padrino había regresado de juerga y tal como espero, este seguía sin volver.

Durante la mayor parte de la mañana, se sintió extrañamente observado, aunque decidió ignorarlo y pensar en lo que haría durante las vacaciones con Sasuke. Quería ser un buen niñero y darle un poco de diversión al chico, quien era el niño de doce años más serio que conocía.

En cuanto las clases finalizaron oficialmente, rápidamente fue a su casillero para guardar sus pertenecías, no obstante, apenas abrió la puerta encontró un curioso dibujo a lápiz de un tétrico paisaje.

Miro confundido el dibujo de un siniestro bosque, por unos segundos, antes de recordar la broma que creía le estaban jugando y dado que era el último día de clases, arrugo despreocupadamente el papel, lo lanzo al bote de basura más cercano como si fuera un balón de básquet y con un veloz movimiento barrio todos sus libros y libretas al interior de su mochila.

Salió despreocupadamente de las puertas del instituto en dirección a su bicicleta, sin ser consiente que, desde la ventana de uno de los salones del tercer piso, unos negros ojos lo miraban fijamente.

Volvió a su casa a dejar su mochila y tomar la maleta que tenía preparada, pero antes de partir, se acordó de su padrino, pensó en dejarle una nota contándole que pasaría el verano de niñero, sin embargo, desecho la idea y salió sin más.

Cuando llego a la mansión de los Uchiha, en esta ocasión quien lo recibió, no fue el mayordomo, sino Itachi, quien le comunico, que sus padres estarían un tiempo de viaje. No le dio importancia a la notica, debido a que en los pocos días que tenia de estar trabajando, la única ocasión que los vio fue el primer día.

Con un gesto de asentimiento, fue a dejar su maleta a la habitación, ya asignada y no desempaco, solo dejo la valija sobre la cama y fue a buscar a Sasuke en la biblioteca; encontró al chico leyendo un libro y este en cuanto lo vio le sonrió alegremente.

 

Aquella noche antes de dormir, se propuso desempacar y acomodar un poco sus cosas, no obstante, apenas levanto la tapa, encontró un dibujo de él frente a la mansión, lo tomo sonriente creyendo que Sasuke se lo dejo a manera de bienvenida y siguió con su labor.

Cuando despertó aun no era de día y en vez de encontrarse acostado en la cama, estaba sentado en el único sillón que había en la habitación.

Se levantó soltando un suspiro, recordando que desde los catorce años ya no tenía episodios de sonambulismo y regreso a la cama, esperando amanecer en ella; unas horas más tarde despertó, se alisto rápidamente y bajo al comedor encontrándose a Sasuke en la mesa con Itachi, siendo servidos por el mayordomo, quiso ayudar al hombre, pero el pequeño azabache le hizo un gesto para que tomara asiento a su lado.

Poco tiempo después, el mayor termino su café y abandono el lugar, despidiéndose amablemente; así que desayuno tranquilamente al lado del menor.

 

Los primeros días que paso ya quedándose a dormir en la mansión, fueron sumamente tranquilos, Sasuke no le daba problemas en absoluto, el chico era tan afable, que incluso casi todos los días le dejaba dibujos sobre su cama; Itachi siempre salía muy temprano después de desayunar y regresaba por la noche para cenar y curiosamente el mayordomo, se encargaba de todas las labores de la mansión, por lo que solo, se tenía que dedicar a cuidar de Sasuke. No obstante, su sonambulismo oficialmente había vuelto, por lo que le ponía llave a la puerta antes de irse a dormir.

 

Una noche antes de subir al segundo piso, se quedó mirando el reloj de pie que estaba justo entre las escaleras dobles, miro curioso el antiguo objeto, notando por primera vez que este no servía, cuando el mayordomo se le acercó y amablemente le conto, como la familia había adquirido el reloj ya defectuoso en uno de sus viajes; donde a Sasuke le gusto tanto, que la señora lo compro sin dudar.

Agradeció la explicación, pensando que el reloj era en verdad muy hermoso y subió rumbo a su habitación; encontrando nuevamente un dibujo sobre su cama, sonrió instintivamente pensando en lo adorable que era Sasuke; pero su sonrisa rápidamente se transformó al ver bien el dibujo, este a diferencia de los retratos de él dentro de la mansión, que recibía, era un dibujo de una extraña habitación, se le hizo un poco extraño, aunque, aun así, lo guardo junto con los demás.

A la mañana siguiente, intento preguntarle al menor por el extraño dibujo, no obstante, desecho su idea al verlo tocar con un especial ensimismamiento el violín, que solo se dejó atrapar por la bella melodía que fluía por toda la sala; después de que Sasuke se aburrió de tocar, como ya era costumbre, lo llevo a la biblioteca y le dio un libro para que se lo leyera.

 

Unos días después, mientras Sasuke tocaba el piano en el cuarto de música, se puso a escuchar música con su discman recostado en el sillón de la sala de estar; cuando sintió que alguien le acariciaba suavemente el cabello, abrió los ojos y su mirada se encontró con unos brillantes ojos negros; le sonrió al chico y este le devolvió la sonrisa.

Rápidamente se reincorporo y Sasuke curioso le quito un audífono al mismo tiempo en que preguntaba—¿Qué escuchas?

— Zombie, de The Cramberries, aunque no sé si será de tu agrado.

Sasuke levanto un poco la ceja y se colocó el audífono, prestando detenida atención y cuando la canción finalizo y comenzó otra, soltó—no es de mi completo gusto, aunque tampoco me desagrada.

Le quito el otro audífono, dejo el aparato a un lado en el sillón y lo tomo de la mano, para llevarlo afuera a tomar el té.

Al principio le había resultado un poco curioso la fascinación del pequeño por la hora del té, pero después de saber que los Uchiha habían vivido también un tiempo en Inglaterra y de probar el mismo el té, comprendió, el gusto del chico por la bebida, aunque aún le extrañaba que Sasuke bebiera el té negro, exactamente con dos gotas de limón, un chorro de leche fría y nada de azúcar, acompañado por pequeños sandwiches de pepino en vez de alguna galleta; era el único chico que conocía, al que no le gustaban las cosas dulces.

Bebió y comió con Sasuke en una tranquila conversación, hasta que sintió un extraño pinchazo en el lóbulo de la oreja, que lo hizo girar levemente en dirección a donde se alzaban imponentes los primeros árboles que daban la bienvenida a la entrada del bosque; y extrañamente entre el verde paisaje, le pareció ver una despeinada melena roja.

Entrecerró los ojos, creyendo que había visto mal, cuando la voz de Sasuke reclamado su atención lo llamo.

—Naruto, me estas escuchando, que tienes.

—Es solo…que me pareció ver algo entre los arboles—dijo aun mirando en esa dirección.

—Yo no veo nada— soltó secamente Sasuke, antes de darle un sorbo a su té y mirar pensativo el interior de la tasa.

 

Esa misma noche, se despertó con el retumbar de un trueno, aunque durante el día no se habían visto señales de lluvia y creyendo que se encontraría parado frente a una pared o sentado en el sillón de su habitación, se encontró con Sasuke durmiendo a su lado, mientras lo abrazaba, se sintió extraño, porque el chico a veces le resultaba adorable y si Sasuke hubiera tenido ocho o siete años le hubiera resultado aún más tierno, sin embargo, este era un chico de ya casi trece años; así que no pudo evitar sentir un poco de incomodidad.

Se soltó del agarre cuidadosamente y con un ligero movimiento, despertó a su acompañante, quien le confeso con ojos suplicantes—Le tengo miedo a los truenos, déjame dormir contigo hoy.

Y no tuvo corazón para rechazar la petición del menor, quien se volvió a aferrar a él con un abrazo, mientras él intentaba recordar si la había puesto o no seguro a la puerta.

 

Al día siguiente cuando terminaron el almuerzo, Sasuke quiso que le leyera un libro. Y una vez que se encontraron en la biblioteca, no pudo evitar decir—te gustan mucho las historias de terror verdad.

—Si—respondió simplemente el chico con la mirada algo perdida.

—¡Ya sé, por qué no jugamos a inventar historias de terror!

—Me temo que no soy muy creativo.

—Vamos inténtalo, será divertido.

—Bueno…lo intentare, solo porque tú me lo pides—expreso el chico con un extraño brillo en sus ojos.

Se colocó en una posición más cómoda y dijo: no todos los monstruos son creaturas horripilantes a veces, los monstruos también, se pueden camuflar en personas hermosas, tan bellas que no te das cuenta de lo oscura que es su alma, hasta que es tarde y te encuentras atrapado en su juego macabro.

Hace mucho tiempo atrás, en la tierra del sol naciente, nació un mestizo producto de una noche vergonzosa entre la hija mayor de una acomodada familia y un viajero del mar, el pequeño era tan diferente, que su madre avergonzada de haberle dado vida, lo mantuvo oculto durante muchos años, siendo cuidado por diferentes mujeres, hasta que un día, aquella fría mujer, llevo una cuidadora distinta. Esta no lo miraba con desprecio como las anteriores, le llevaba muñecos para que jugara y cada noche para ayudarlo a conciliar el sueño, le contaba todo tipo de historias.

De todas las historias que la joven le contaba, su favorita era una que decía: que, en lo profundo del bosque, en las noches de luna llena, bajo el reflejo de la misma, aparecía entre los árboles un misterioso templo, que te atraía con su magnética aura a entrar.

Y si podías salir, antes de que la luna se volviera a ocultar, serias bendecido por los dioses.

Así que una noche de luna llena, mientras su cuidadora dormía, se escabullo y se adentró en las profundidades del bosque y vago sin rumbo fijo.

Después de caminar por un tiempo desconocido, el sueño lo termino venciendo y cuando se despertó, la luna aún se alzaba en el firmamento y frente a él, apareció el templo de la historia de su cuidadora.

Tal como decía la historia, el templo emanaba un aura que lo invitaba a adentrarse en él y sin pensarlo mucho se levantó y camino hacia la entrada.

Apneas se encontró completamente dentro, las puertas se cerraron al instante a su espalda. Una tenue luz apareció y ante sus ojos de la nada, una mujer sin rostro se hizo visible, unos negros cabellos le caían en cascada, a ambos lados de una vacía cara y misteriosamente, aun así, esta parecía ser bañada por la luz de la luna.

De la impresión, no pudo hacer ningún movimiento; la mujer llego hasta él, desplazo su mano derecha, desde el inicio de donde debería de estar su frente hasta la que debería ser su barbilla y apareció su rostro, revelándole que era la misma joven que lo había estado cuidando.

Un grito de terror se atoro en su garganta, la joven le sonrió dejando ver unos afilados colmillos y fue lo último que contemplo antes de cerrar sus ojos.

 

—¿Ese es el fin?

—Si.

—No es justo, dijiste que no eras creativo…pero tu historia fue muy buena. No creo poder superarla, me pregunto si hay algo que no puedas hacer bien.

Extrañamente sus palabras parecieron no gustarle al azabache, quien frunció levemente el ceño y pronuncio algo que no alcanzo a escuchar.

 

Un día mientras esperaba a Sasuke en la pequeña sala que había en el cuarto de música, con un torpe movimiento tiro el té negro en la blanca alfombra, dejando una horrible mancha y conociendo como era el temperamento del menor, cuando de orden y limpieza se trataba rápidamente se agacho y la tomo para llevarla a lavar.

Cuando la levanto, se sorprendió al ver que debajo de esta había una trampilla oculta, se le hizo curioso, no obstante, recordó que, tratándose de una mansión antigua, no era raro que por esta existieran habitaciones ocultas o pasadizos secretos. Así que no le dio mucha importancia y quito la mancha rápidamente de la alfombra como pudo y la volvió a colocar.

Tan solo unos pocos minutos después de que terminara de limpiar su pequeño accidente, Sasuke entro muy emocionado en la habitación, lo tomo de la mano y lo llevo hasta una de las fuentes para dibujarlo.

Una vez que Sasuke termino con su dibujo y le indico que ya podía moverse, se empezó a estirar mientras veía su reflejo en la cristalina agua de la fuente, sin embargo, quien se reflejaba en la fuente no era él, sino un chico pelirrojo.

Parpadeo instintivamente y el agua mostro su imagen, extrañado en vez de alejarse, se acercó y cuando estaba a punto de inclinarse una mano salió del agua y lo jalo.

Rápidamente Sasuke lo auxilio a la par que preguntaba angustiado, que le había pasado.

 

Esa noche antes de dormir, no podía dejar de pensar en la mano que lo jalo, no creía haberlo imaginado, sintió muy claramente como la mano helada tomaba la suya y lo atraía hacia el agua. No obstante, no encontraba una razón lógica para aquello. Nunca había creído en las historias de fantasmas y casas embrujadas.

En algún momento se quedó dormido en un profundo sueño y aun así en este, podía escuchar claramente como en susurros alguien decía su nombre, le acariciaba dulcemente el cabello y delineaba cuidadosamente con sus dedos, su nariz, descendiendo lentamente a su boca donde repitió la misma acción con su labio superior e inferior; hasta que sintió como algo suave se posaba en ellos.

De la nada, se despertó y vio que estaba en la planta baja, con la frente recargada en el reloj. Dio unos pasos hacia atrás, lo miro confundido por unos segundos, antes de sentir, como toda su piel, palidecía, al escuchar como este empezaba a sonar a pesar de que estaba descompuesto, hizo un movimiento aturdido y en la parte de arriba a cada lado de la escalera, vislumbro a dos jóvenes.

El del lado derecho, era el extraño joven que había visto en el baño del instituto y el de la izquierda, era sin dudar el chico pelirrojo que vio en la fuente. No se dio cuenta que instintivamente empezó a avanzar hacia atrás, hasta que choco con algo frio. Rápidamente giro y se encontró frente a frente con un pálido joven de cabello y ojos negros. Este lo contemplo unos segundos, antes de golpear su pecho con la palma de la mano.

Despertó sobre su cama, todo sudoroso siendo abrazado por Sasuke y el toque del azabache inexplicablemente lo hizo estremecer.

 

Todo el día no pudo evitar sentirse incomodo, la majestuosa mansión que anteriormente lo había deslumbrado, ahora le evocaba un inusual sentimiento de terror. Ensimismado en sus propios pensamientos, guardo silencio casi todo el día y no noto como Sasuke apretaba los labios cada que lo veía, con sus profundos ojos negros.

Durante la cena, pensó en hablar con Itachi y renunciar, sin embargo, el mayor no llego y no tuvo más opción, que guardarse su sentir.

Ya en su habitación, aun en conflicto sobre si renunciar o no, salió al balcón que tenía su habitación; la suave brisa del viento veraniego, le traslado el dulce sonido del violín a través de la noche, como un eco apenas perceptible, pero presente, semejante a una resonancia interior en lo profundo del bosque, que lo hizo recordar a Sasuke, quien seguramente estaba tocando el violín desde su habitación en vez de dormir.

 

El nuevo día lo recibió con un sol radiante, que lo invitaba a olvidar la noche anterior en la que pensó en renunciar, como si la melodía que escucho, fuera un encantamiento que lo obligaba a olvidar las extrañas cosas que le pasaron, como si todo hubiera sido meramente producto de su imaginación y el recuerdo de haber salido al balcón parecía una reminiscencia, que se empezaba a desvanecer de su memoria, perdiendo claridad a cada segundo.

Bajo a desayunar muy animadamente, sin prestar atención en si Itachi se encontraba presente y paso todo el día leyéndole a Sasuke las historias que tanto le gustaban.

Mas, sin embargo, cuando la noche cayo, se despertó en el sillón de la habitación, sintió un poco de sed y bajo a la cocina a servirse un vaso de agua y ya cuando iba de regreso a su habitación, se detuvo unos segundos, sintiendo unas insipientes ganas de salir a tomar un poco de aire fresco.

Salió de la gran mansión y vislumbro como la luna llena se alzaba imponente en el firmamento; atraído por una inexorable sensación, se encamino hacia el bosque.

El bosque estaba silencioso y el final de la oscuridad parecía no tener fin, a cada paso que daba, podía sentir sus nervios vibrar dentro de su cuerpo. Sin embargo, no detuvo su andar, sin darse cuanta llego justo al lugar del bosque en el que tiempo atrás había encontrado un dibujo en su casillero.

Se quedó inmóvil y ante él aparecieron tres jóvenes con extrañas vestimentas, reconoció a uno y antes de que pudiera formular palabra alguna, estos lo señalaron con el índice y desaparecieron en la oscuridad.

El fuerte retumbar de un trueno lo despertó; se reincorporo inmediatamente en la oscuridad, logrando distinguir que estaba en la sala de estar. Aun desconcertado por el extraño sueño, lo enterró momentáneamente, pensando en Sasuke, quien temía a los truenos, así que se dirigió rápidamente en busca del menor.

La lluvia se escuchaba torrencial, los truenos no dejaban de sonar incesantes, iluminando el pasillo por el que caminaba; a unos pasos de llegar a las escaleras para subir al tercer piso, algo desconocido lo golpeo pasando a gran velocidad a su lado.

Giro por reflejo en la dirección, que sintió se había ido aquello que lo rozo y acompañado por un trueno aún más estridente al anterior, la entrada de la habitación que era una bodega y estaba cerrada, se abrió sola, invitándolo a pasar.

Sin saber por qué, camino en dirección a la habitación y se adentró en ella, intento encender la luz regañándose internamente el no haber pensado en eso antes, llevándose la sorpresa de que no había luz.

Soltó un suspiro y presto atención al interior del cuarto, que era apenas iluminado por la luz de los relámpagos y, aun así, fue capaz de vislumbrar como la mayor parte del lugar, estaba lleno de muñecos y muñecas, no muy grandes, no muy pequeños; todos bellamente vestidos y adornados.

Se acercó a tomar uno y con horror noto, que el hermoso rostro del muñeco le resultaba conocido; no tardando mucho en recordar que había visto esa misma cara en uno de los cuadros de la mansión.

De pronto, el muñeco giro los ojos, lo soltó por reflejo y su mirada se dirigió en la dirección en que había caído el juguete, encontrándose con unos negros ojos, que lo miraban con melancolía; por unos segundos, no pudo hacer nada más que mirar al joven, que estaba en la entrada de la habitación, hasta que este le hizo un gesto de silencio, se dio la vuelta y empezó a caminar.

Con todo el cuerpo tiritando, enterró el miedo que sentía recorrer todo su cuerpo y siguió al espectro.

El ente lo llevo justo al cuarto de música y parándose a un lado de la pequeña mesa de la sala, señalo justo debajo de la alfombra.

Movió la mesa y levanto la blanca alfombra, descubriendo una trampilla, miro temeroso y desconcertado al espectro, sin saber qué hacer y este solo le señalo la trampilla, como si quisiera que la abriera.

Dudoso y aun temeroso de lo que estaba haciendo, levanto la trampilla y alcanzo a ver una débil luz e impulsado por el ente, que solo lo veía sin dejar de señalar, bajo.

La oculta habitación era extraña, tanto que todo su cuerpo se estremeció apenas piso el suelo, las cuarteadas paredes estaban impregnadas de miedo y terror, todo el lugar exudaba una terrorífica frialdad, que le helaba hasta el alma.

Apenas con la tenue luz de una vela, podía vislumbrar los extraños objetos que la adornaban; instrumentos quirúrgicos para cortar, herramientas de carpintería, pedazos de madera y porcelana de, torsos, manos, pies y cabezas vacías por doquier; todo recreando un grotesco taller de muñecos, sacado de una película de horror.

Justo en el centro se encontraba una camilla cubierta, su lado racional que aun funcionaba, le gritaba que se no se acercara y se marchara, no obstante, reunió todo su valor y sin pensarlo mucho, quito la sabana de un tirón.

Encontrando inerte sobre la camilla, con las cuencas de los ojos vacías a la señora de la familia, un grito de terror se ahogó en su garganta y salió despavorido a la par que, en la parte de arriba, escuchaba como Sasuke lo llamaba.

Corrió hasta el recibidor en donde encontró al pequeño azabache bajando las escaleras, fue hacia este y lo cargo, con la intención de abandonar lo más rápido posible la mansión.

Sin embargo, Sasuke, empezó a forcejear y lo tuvo que bajar.

—¡Sasuke, tenemos que irnos! —dijo alterado, agachándose y colocando sus manos sobre los hombros del menor.

—¿Por qué? afuera está lloviendo.

—Escucha, no te lo puedo explicar ahora… pero debemos de irnos y llamar a la policía.

El azabache negó con la cabeza y calmadamente coloco su pequeña mano sobre su mejilla y unió sus labios con un suave rose.

Velozmente se alejó del menor, con el sonido estridente de un trueno y este lo miro con un aspecto maléfico.

—No iremos a ningún lado Naruto.

Miro desconcertado al pequeño que lo había besado y aun procesando la acción del menor dijo—Sasuke… no… tu no entiendes.

—No, el que no entiende eres tú. Pero está bien.

—De que hablas, debemos irnos— expreso tomando la mano del menor para jalarlo.

Sasuke hizo un gesto de fastidio y con un rápido movimiento, con una fuerza nada propia de un niño de su edad rompió el agarre. 

—En verdad eres tan tonto, pero aun así me gustas mucho Naruto.

—Sasuke…

—Descuida, solo cierra tus ojos y mañana todo será como antes, no tengas miedo.

—No pienso quedarme ni un segundo más aquí—Soltó y empezó a correr hacia la salida.

Antes de llegar a su objetivo, fue atrapado por Itachi y el mayordomo, quienes lo tomaron de ambos lados de los brazos y lo llevaron a la habitación oculta en la sala de música.

—En verdad esperaba, no tener que convertirte tan pronto, pero no me dejas otra opción—expreso decepcionado el menor, mientras los hombres mayores subían y los dejaban solos. Y él se ponía a encender más velas, para tener mejor visión.

En lo que Sasuke decidía como matarlo, se desato cuidadosamente y paso su mirada nuevamente por toda la habitación, el lugar estaba lleno de cosas que podía usar como arma; Sasuke era fuerte, pero si lo atacaba rápido, podía tener una oportunidad de escapar.

Elegía velozmente que herramienta tomar, cuando el espectro del chico pelirrojo le señalo un martillo.

Asintió ligeramente; rápidamente se levantó y corriendo empujo a Sasuke contra una mesa a la par que tomaba un martillo y le pegaba con todas sus fuerzas en la cabeza.

Corrió y subió velozmente las escaleras, sintiendo como lo tomaban del pie y lo arrastraban de nuevo hacia las profundidades de la habitación; aun con el martillo en mano se lanzó a golpear a Sasuke.

Ambos se miraron fieramente separados por una escasa distancia y detrás de Sasuke vio aparecer, a los tres espectros, así que lanzo el martillo a la cara del menor y lo empujo a los entes.

Los fantasmas agarraron los brazos y piernas de Sasuke; aprovecho para tomar las velas y lanzárselas antes de huir.

Salió despavorido de la mansión y corrió hasta que ya no pudo más. Después de aquella experiencia, Naruto, se dedicó de completo a lograr entrar a la universidad, se fue del pueblo y nunca más volvió a tomar un trabajo de niñero… fin.

 

—Esa… si fue una historia aterradora, ¿Qué les pareció a ustedes chicos? —expreso el único rubio del grupo.

Sin embargo, no obtuvo respuesta alguna de sus acompañantes. Así que giro a la izquierda encontrándose con un joven pelirrojo, sin ojos en las cuencas, soltó un grito y se aferró a su acompañante de la derecha, el cual era un joven castaño, también sin ojos, que tenía al lado de él a otro joven de negro cabello en la misma situación. Los tres jóvenes estaban inertes simplemente sentados, sobre un tronco.

Horrorizado fijo su mirada en el frente notando, como ante él quien anteriormente había contado la historia, ahora tenía la apariencia de un niño de doce años y en su mano sostenía un muñeco, que era una réplica exacta de él.

Un grito se atoro en su garganta, al mismo tiempo en que todo su cuerpo se ponía rígido.

En tanto el chico azabache lo miraba macabramente, a la par que ponía un dedo sobre sus labios, haciendo un gesto de silencio. Antes de echar tierra a la fogata y decir—juguemos un poco más Naruto. Mientras la oscuridad los cubría por completo.

 

Fin

 

Notas finales:

Espero que les gustara y feliz Día de muertos y Halloween


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).