Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Bocadillo de Media Noche | ChanLix por Ari_123_love

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

¡Tarde pero seguro!

No sé por qué esta historia no quería salir, cada vez que me fijaba, terminaba corrigiendo detalle tras detalle, y sin querer se había convertido en una histora de 12K 

No puedo evitarlo, con este par, aunque no todo es rosa, siempre es dulce la historia ♥ Así que espero las disfruten.

Aclaraciones: 

1.Hay conversaciones en distintos idiomas (inglés y chino), les he dado formato para aclara qué idioma es respectivamente. 

2.Existen los honoríficos en esta historia, sólo Felix decide no usarlos.

El dolor agudo en su estómago fue la señal para Chan de que no podía seguir postergando su momento de alimentación. Se frotó el estómago, esperando poder aguantar hasta que el sol terminara de caer por el horizonte, y trató una vez más de concentrarse en su proyecto actual. Extrañamente, está vez tenía fecha límite de entrega, y de ahí se derivaba el que no hubiese puesto más atención a cuánto tiempo podía seguir limitándose el salir a alimentarse.

Alimentarse. Cazar.

Gruñó por lo bajo, volviendo a tocar la melodía en la que había estado trabajando, esperando poder sentirla completa tras haber hecho los últimos arreglos.

Todavía le tomó un par de horas más el sentir que estaba totalmente terminada, pero en cuanto llegó a ser de su agrado, no dudó en guardar el archivo y mandarlo a su comprador para saber si era de su gusto particular. Por supuesto que no tendría respuesta tan tarde en la noche.

Terminó de recoger sus cosas, dándose un segundo para revisar su celular. Realmente era tarde, no habría nadie en las calles. Y no sabía si eso era algo bueno, o simplemente un entorpecimiento en su plan de lograr consumir algo. De cualquier forma, no le gustaba llamar la atención.

Salió del edificio, notando que el aire había empezado a enfriar demasiado rápido, los tintes del otoño señalaban que vendrían después un inverno crudo. Sería un poco difícil mantenerse en esa situación, pero decidió no preocuparse aún.

No recordaba la última vez que había tomado algo, tal vez por eso su cuerpo había empezado a hacer esos extraños ruidos de hambre que tenía tanto sin oír. Estaba famélico. El que las calles estuvieran vacías le estaba molestando aún más. Había sido su culpa, no querer interactuar con las personas antes, pero no podía enfrentarse ante la irritación de ser visto por tantos pares de ojos, juzgando sin saber realmente qué le sucedía. Gruñó, lo que más odiaba era como parecía mantenerse bien por largos períodos, hasta que su cuerpo simplemente decidía dejar de funcionar cada sistema al mismo tiempo. Su visión se estaba poniendo borrosa, un ruido irritante resonaba en sus oídos, deteniéndole de poder prestar del todo atención a su alrededor. No fue sino porque todavía contaba con su olfato que logró guiarse hasta un pequeño restaurante de comida china que parecía estar abierto las veinticuatro horas al día.

Empujó con lo que le quedaba de fuerza la puerta, escuchando la campanilla sonar, avisándole a quienes estaban adentro de su llegada. Se dejó caer en la primera cabina, exhalando con algo de alivio al no tener que mantenerse de pie por más tiempo. Definitivamente, ya no podía seguir con este régimen de alimentación.

Escaneó el lugar, había dos personas comiendo al fondo del restaurante, y saliendo de la cocina un mesero se acercaba a ellos junto a una canasta de bollos. En cuanto le notó ahí, sacó su libreta del delantal que llevaba puesto y se acercó.

-Hola, ¿qué te puedo traer?- Fue un sencillo saludo seguido de una actitud servicial.

Chan se sintió sorprendido por la gruesa voz que no hacía click con el rostro delicado del mesero. Cabello rubio, nariz de botón respingada, labios en forma de corazón, y una sonrisa que achicaba sus ojos por completo le indicaban más hacia el lado de un chico flor, que de alguien que puede causar escalofríos al hablar por teléfono.

-Té negro.- Pidió, su voz estrangulada por lo seco de su garganta. Necesitaba hacer tiempo, armar un plan y entonces estaría todo bien.

-¿Sólo eso?- El chico alzo una ceja, pero terminó por asentir cuando Chan le confirmó su pedido. Le tomo un segundo ir a la cocina y volver con la bebida, dejándola en la mesa. -Si necesitas algo más, llámame.

Chan asintió, esperando a que el mesero desapareciera rápido de ahí. En realidad había entrado para ver si podía encontrar una presa. Odiaba tanto esa palabra, presa, porque le hacía parecer que mataría a quien necesitaba para alimentarse. Cuando no era así, Chan siempre era cuidadoso, borrando incluso la memoria de a quien mordía para que no recordaran el asalto contra su persona. Sólo necesitaba de su sangre, no de extinguir su vida.

Les observó con cuidado, dándose cuenta de cuando estaban por terminar de comer, así que se adelantó para pagar su cuenta y salir del restaurante, a esperar a que la pareja saliera. Su condición había empeorado, haciéndole tambalearse un poco mientras esperaba en la oscuridad. La pareja reía entre sí, mostrando no estar absolutamente preocupado de su rededor. Eran ruidosos, y Chan supo en ese instante que si se acercaba para intentar beber de alguno de ellos, serían lo suficientemente escandalosos como para llamar la atención de la escasa gente que aún estaba despierta en el rededor. Se decidió por dejarles ir, maldiciendo por lo bajo. Tal vez su falta de interés en la ingesta que necesitaba sería a fin de cuentas su verdadero fin.

Salió de entre las sombras, exhalando por lo bajo. Tendría que buscar a alguien más en la calle, esperando no lucir demasiado sospechoso. Entonces lo escuchó, la puerta detrás del restaurante se abrió, mientras salía el chico que había sido el mesero. Tal vez está era su oportunidad. Se lanzó en esa dirección, apareciendo frente al chico.

Quizás era que estaba demasiado hambriento y no controlaba ya sus impulsos. Tal vez era que la sequedad en su garganta le hacían ya no tener precauciones por nada. Sin querer chocó contra el chico, provocando que ambos cayeran. Apenas tuvo tiempo de ver su reacción, necesitaba beber algo pronto o se desmayaría. Abrió la boca, mostrando sus dientes.

Entonces el chico empujó su mano a lo largo del cuello de Chan, bloqueando el movimiento de su mandíbula y por ende no pudiera bajar a morderle. No se veía asustado, pero si sorprendido por el ataque. Le tomó un segundo reponerse.

-No creo que te sirva beber de mí.- Sonrió. -Me temo que padecemos del mismo tipo de sed.

Oh no, se había encontrado con otro vampiro.

Chan supo entonces que este era su fin. No soportaría pelear por el territorio de caza en este estado. Ni siquiera podía mantenerse consciente por mucho tiempo más.

-Ey, no creo que sea buena idea que te desmayes ahora...

Chan escuchó aquella voz de manera lejana. Pero el chico no estaba tan lejos ¿o si? Intento verle, pero tampoco podía abrir los ojos, y la idea de tomar una siesta no le parecía tan mal.

Los volvió a abrir cuando sintió que era alzado sobre sus pies, pero tampoco podía hacer mucho por ponerse a caminar y ayudar a quien le estuviera arrastrando consigo. Alcanzó a oír una discusión, que le pareció estaba en chino, pero no pudo prestarle demasiada atención. La siguiente vez que los abrió, el mundo no era más que una mancha borrosa. Había alguien a su lado, estaban sentados contra la pared, y la boquilla de un termo era empujado contra sus labios.

-Bebe por favor...

¿Era el mesero de antes? No lo había dejado por su cuenta para morir. Intentó girar la cabeza, para verle. Era él, y le sostenía con fuerza para evitar que se deslizara, mientras seguía empujando aquel termo abriéndole la boca.

-Por favor, por favor.

Escucharle tan suplicante le pareció adorablemente divertido. Tal vez este chico terminaría de matarlo, pero de cualquier forma moriría, así que daba igual. Uso su última fuerza y aceptó aquel trago. Le tomó solo un instante darse cuenta del sabor metálico y la sensación extraña de la sangre al bajar por su garganta. Este joven vampiro no le había dejado morir, le estaba alimentando.

Con codicia tomó el termo, vaciando por completo el contenido, sin detenerse a pensar en el otro vampiro frente a él, o qué pensaría de verlo así de famélico. Bebió hasta la última gota, jadeando faltó de aliento y entonces terminó de desmayarse.

Los sistemas en su cuerpo eran algo viejos para estas alturas, o así lo consideraba Chan. Se tardaban en empezar a procesar que todo estaba bien, y tenía otro mes más para vivir. Al recobrar el conocimiento se percató que había sido acostado en el sofá de esa habitación -probablemente la de empleados del restaurante- y cubierto con una chamarra para que descansara. También fue capaz de escuchar a lo lejos la discusión que creyó haber oído en un principio. Si estaba en chino, o al menos uno de los interlocutores lo hablaba. El otro estaba respondiendo en un inglés grabe.

El lindo mesero vampiro.

Chan se levantó, acercándose a la puerta de la sala y afinando su oído. Al menos sus sentidos ya estaban funcionando en todo su esplendor y podía pasar desapercibido mientras espiaba.

-No está bien, Bok, no lo conoces, no tienes por qué ayudarlo.

-No podemos simplemente abandonar a alguien que se desmayó, eso sería terrible de nuestra parte.

-¡Entonces déjame llamar a una ambulancia!

-No es necesario, por favor Jackson, déjame encargarme de esto.

-De acuerdo, pero si al despertar resulta que está loco e intenta asaltarnos, no evitaré decir un te lo dije.

-Y lo aceptaré sin dudar. Pero tengo todo bajo control, confía en mí.

Chan se preguntó qué era exactamente lo que ese mesero tenía bajo control. Aunque, si era sincero, debía admitir que estaba más que agradecido con aquel joven vampiro, y definitivamente no le retaría por la zona. Tal vez, ese había sido su plan y efectivamente tenía todo bajo control. Pensar eso sólo le hizo sentirse más curioso por el mesero.

Se aclaró la garganta antes de salir, encontrándose con los dos chicos que peleaban. El que no conocía, y seguramente quien estaba quejándose en chino, debía ser el cocinero, debido a su ropa. Decidió dirigirse a él primero, podía ser un humano, pero definitivamente era quien estaba a cargo en el restaurante.

-Gracias por permitirle asistirme. No pienso asaltarlos, puedes estar tranquilo con respecto a eso.- Explicó en chino.

El cocinero bufó, antes de alzar las manos y quejarse.

-Sólo quiero mantener este lugar en pie.- Rezongó, desapareciendo después tras lo que debería de ser la puerta que le dirigía a la cocina.

-Me alegra ver qué despertaste, ¿ya estás mejor?

Chan volteo a ver al mesero. Ahora que no estaba muriendo de hambre, podía notarlo. El color pálido en la piel del chico, de alguna vez haber sido uno o dos tonos más oscuro, y que perdió tras el vampirismo infectando su sangre. Sus ojos eran de un café cobrizo, así que probablemente él si mantenía una alimentación constante. Ahora que lo notaba, su rostro estaba salpicado por lindas manchas, especialmente sobre las mejillas y nariz.

-Tienes pecas.- No supo realmente qué lo motivo a decirlo, o por qué no filtró su pensamiento. Sonrió al ver cómo el chico se avergonzaba, cubriéndose el rostro mientras trataba de tallar las manchas sobre su nariz.

-Oh si, ellas simplemente nunca desaparecieron.- Exhaló.

Chan asintió, sintiéndose mareado con ese abrupto movimientos. Se sostuvo de la pared un segundo, para recuperar su compostura.

-Si aún necesitas descansar, puedes volver a la sala de empleados.

-No, estoy bien...Creo que...- Chan lo supuso, no estaba bien, no aún. -Me sentaré en una de las mesas, ¿está bien?

-Sí, por supuesto.- El chico le indicó que tomara asiento, y para sorpresa de Chan, se sentó frente a él. -Sólo quiero asegurarme que estés bien.- Se excuso con una sonrisa tímida.

-Gracias por ayudarme...

-Oh, no es nada. Debí darme cuenta antes, tal vez no te hubieses desmayado.- Se encogió de hombros.

-No, es mi culpa, debí haber bebido antes...- Exhaló. -Soy Bang Chan, por cierto.

El chico pareció darse cuenta que tampoco se había presentado, luciendo demasiado avergonzado por eso.

-Lee Felix.- Se presentó, bajando la mirada hacia un costado.

-¿Eres nuevo?- Se atrevió a preguntar. Tal vez la incomodidad que notaba en Felix se debía a qué era un vampiro reciente, y no sabía cómo reconocer o proceder ante uno mayor. -¿Un recién nacido?

-Yo... No realmente.- Exhaló, torciendo los labios en una mueca. -Lo he sido por un par de años ya. Varios, a decir verdad.

¿Entonces por qué no le atacó?

Chan asintió, mascando el interior de su mejilla.

-Supondré que eres uno benevolente, que primero pregunta y luego descubre por qué hay otro vampiro en su territorio...

-No, no es así...- Se apresuró a aclarar, agitando sus manos. -No sabía que había alguien aquí ya, pensé que era zona neutral.

Ah, tal vez por eso estaba tan avergonzado e incómodo. Este chico creía que había cruzado una zona prohibida.

-Lo es, trabajo por aquí cerca, pero no suelo cazar por aquí. No te preocupes por eso, puedes hacerlo tu zona.- Le aseguró.

-No, no, no. Yo no...No cazo.- Felix susurró. -No me gusta, ya sabes, todo lo que tiene que ver con perseguir a alguien y desangrarle.- Arrugó su nariz en un gesto burdo.

Chan escuchó con sorpresa. Felix decía no ser recién nacido, pero tenía ideas que usualmente los recién nacidos, y conversos contra su voluntad suelen tener. Quizás ese había sido su caso. Apretó los labios, decidiéndose por no preguntar. No quería ofender al único vampiro que definitivamente no haría nada en contra de su presencia.

-¿Por eso bebes de un termo?

-Sí...- Hizo una mueca, bajando las manos de la mesa y empezando a apretarlas sobre su regazo. -Sé que es extraño, pero no me acostumbro a tomarla de otro modo.

-Puede tomarte un tiempo acostumbrarte.- Chan le aseguró, tratando de calmarle un poco. -Además, gracias a esa costumbre, pudiste ayudarme. En realidad estoy en deuda contigo.

-Oh no por favor, no lo veas así.- Felix se apuró a detenerle. -Lo que le dije a Jackson es lo que pienso, no podía simplemente dejarte a tu suerte.

-En realidad no piensas como el usual vampiro ¿eh?- Lo comentó de manera simple, esperando que Felix lo viera como un cumplido y pudiera relajarse un poco.

-Algo así...- Exhaló, dejando que sus hombros soltaran algo de la tensión que traían. No agregó nada más después de hacer silencio.

Chan se aclaró la garganta, sin saber qué decir por un momento. Decidió cambiar el tema, para alejar el resto de incomodidad en el ambiente.

-Te escuché hace rato, hablando inglés quiero decir. ¿Australia?- Preguntó, ganándose una sonrisa brillante por parte del chico.

-¡Si!- Felix se inclinó con curiosidad. -¿Cómo lo supiste? Muchas personas confunden el acento, ¿has estado en Australia?

-Hace muchos años.- Chan asintió. -Viví ahí por un tiempo, de hecho. Tengo nombre en inglés también. Christopher, Chris en realidad, así me decían.- Exhaló, pensando en aquella época. -En realidad ha pasado mucho tiempo desde entonces, wow.- Dejó escapar el aliento ante el recuerdo. -Supongo que las cosas han cambiado desde entonces.

-Chris.- Felix repitió, pensando. -No conozco a nadie ahí que sepa de alguno de nosotros que se llame Chris, ¿hace cuánto regresaste?- Preguntó, como si estuviera hablando de intercambios escolares. Chan rio ante el modo de hablar de Felix.

-Un par de siglos, joven Lix.- Afirmó. -Cuando los piratas solían ser temidos, y nadie quería terminar siendo saqueados a mitad del océano.

Felix abrió los ojos, sin poder decir algo. Asintió, entendiendo entonces que realmente estaba hablando con un vampiro de antaño, y por lo tanto debería de mostrarse más cuidadoso en su manera de hablar. De cualquier modo, su curiosidad ganó.

-Eras un pirata.

-Sí.

-¿Puedo preguntar, esto fue antes o después de…ya sabes?- Apretó los labios, esperando por una respuesta. No esperó escuchar risa como respuesta. Al menos no le había ofendido.

-Antes, apenas un poco.- Confirmó. -No hubiese sido fácil para mí, estando rodeado por agua, ni tanto sol.

-Eso tiene sentido.- Asintió. -Espera, ¿eras el capitán de tu tripulación?

¿Eh? Chan miró con extrañeza al chico. ¿Qué rumbo estaba tomando está conversación? Había tratado de no hacerle sentir amenazado por ser un vampiro mayor, y había terminado hablando de su propia vida antes del vampirismo. Le consternó no sentirse tan renuente al hablar. Pero quizás lo entendía, después de todo Felix era un vampiro relativamente joven; lo sabía por su forma de hablar, tan sencilla y sin temor a abordarle como un superior, pero también manteniendo cierto respeto; además de que era baste amable, y le había salvado.

-Sí, lo era.- Afirmó.

-Genial.- Exhaló, desbordando ante la emoción de encontrarse frente a un verdadero pirata de antaño. -Los piratas son geniales.

Chan no pudo evitar reír. Felix era adorable.

-¿Te parece? En ese entonces, era más bien una necesidad el convertirse en pirata.- Resopló. -Pero lo admito, me divertí.

-Eras el capitán, creo que es lo esperado.- Rodó los ojos ante la obviedad.

-Oh vaya, y yo creyendo que eras callado por educación. Solo estabas siendo tímido.- Le molestó, escuchando la risa de Felix como respuesta. -¿Qué hay de ti? ¿Por qué dejaste Australia?

Chan no esperó ver cómo el rostro de Felix se transformaba por completo. Volvió a bajar la vista, torciendo los labios. Le tomó un segundo suspirar antes de abrir la boca para hablar.

-Escuela, vine a estudiar aquí.- Y acto seguido se rascó la nuca.

Chan supo que eso no era todo, pero no quiso incomodarle más. Asintió en respuesta, y se decidió cambiar el tema.

-Escuche que te llamó Bok.- Señaló con la cabeza hacia la cocina, en donde se había desaparecido el otro chico.

-Ah, Jackson.- Miró hacia la cocina. -Sí, lo hace. Sabe que no me gusta, pero es mi nombre coreano. Yongbok.- Carraspeó un poco antes de recuperar su sonrisa. -Es anticuado, ¿no? Mi abuelo me lo puso, así que, no hay mucho que se le pueda hacer.- Se encogió de hombros.

-No es anticuado, no cuando puedes hacer que suene lindo, como Yongbokkie.- Le aseguró.

Felix rio.

-Haces que suene sencillo.- Suspiró, cargando sus palabras con algo más que solo la conversación que estaban teniendo.

-¿Eh?- Chan se concentró en el subtono de la situación. Definitivamente había algo que Felix escondía, y afectaba directamente en su forma de ser. Pero no era algo que le incumbía.

-Es algo tarde, amanecerá dentro de poco. Tal vez es mejor que vaya a descansar, para que en la noche pueda alimentarse adecuadamente.- Señaló, mientras se levantaba de la mesa.

Siendo tan obvio que Felix le estaba despachando, Chan aceptó el consejo. Agradeció una vez más por la ayuda y asistencia, y salió de aquel extraño restaurante de comida china que abría veinticuatro horas al día.

   

   

   

   

   

   

   

Era un idiota, y lo sabía. Sólo así podía explicarse por qué gustaba tanto de olvidarse de sus propias necesidades. Apagó la luz del estudio, sabiendo que el dolor de cabeza que tenía era debido a los focos fluorescentes tan cerca de sus ojos, quizás si salía a la oscuridad de la noche se sentiría un poco mejor.

Suspiro, tomando su celular y gabardina. Había decidido salir a dar una corta caminata, antes de regresar a trabajar. Después de todo, no era tan tarde, estaba seguro que lograría cazar algo rápidamente. Hasta que abrió la puerta principal de las oficinas, y notó la fuerte ventisca. Había nieve acumulándose a sus pies.

Por supuesto, estaba nevando.

Chan exhaló, sabiendo que esto podría simplemente ser una señal de que no habría muchas personas en la calle, y eso le orillaría a pasar otro mes y medio sin comer. Si, definitivamente ese era un escenario muy exagerado. Pero Chan se conocía, sabía que empezaría a aplazarlo hasta que simplemente estaría al borde del límite.

Así que salió de cualquier modo, paseándose por las calles para tratar de encontrar a alguien que no se hubiese refugiado de la tormenta aún. Decir que su intento fue más que infructuoso sería sólo otra forma de poner lo malo del escenario. No bebería nada pronto.

Entonces recordó aquel restaurante que había visitado un mes atrás. Dónde el lindo vampiro joven le había ayudado. Recordarle le hizo sonreír. Había sido bastante extraño encontrarse con un vampiro que no fuera totalmente hostil ante otro, pero también había sido agradable. Tal vez debería ir ahí de nuevo, probar suerte y ver si había clientes. Esta vez tenía la suficiente fuerza como para cazar apropiadamente.

Se decidió por dirigirse ahí, encontrándole rápidamente. Todavía le parecía extraño un restaurante de comida china que abriera las veinticuatro horas, pero si lograba atraer gente, que después él seguiría, tampoco se quejaría al respecto.

Entró al restaurante, observando está vez un poco más de personas que la vez pasada. Quizás se debía a qué no era tan tarde, y que el clima de fuera probablemente les obligó a buscar refugio en aquel lugar. Tomó asiento en una mesa, mirando a su alrededor. Podía oler a los humanos claramente, decidiendo cuál seguir. Solo bebería un poco, lo suficiente para desaparecer su dolor de cabeza y no tener que cazar dentro de uno o dos meses.

Sonrió al ver a lo lejos a Felix salir de la cocina, llevaba ambas manos llenas de platillos, que dejó en una mesa ocupada antes de darse cuenta de su presencia. Le saludó animadamente por un segundo antes de cambiar su expresión y desaparecer rápidamente en la cocina. Bueno, tal vez la amabilidad solo duraría una visita, y después se tratarían como los vampiros promedio. Una lástima, a Chan realmente le había agradado Felix.

Continuó observando alrededor, esperando porque una de las dos mesas que estaban ocupadas empezarán a dar señas de que pronto se retirarían del lugar. No esperó ver qué Felix regresará al cabo de un par de minutos, dejando una taza frente a Chan.

Solo se miraron por un momento, antes de que Felix se fuera y Chan bajara la mirada para ver su taza. Ciertamente, eso no era té, y habiendo conocido la particularidad de Felix al alimentarse, no podía pensar en otra cosa que la sangre ofrecida de manera tan curiosa en una taza de té era un gesto más que adorable por parte de ese joven vampiro.

Sonrió, tomando un poco de esa sangre en un corto trago. No dejaba pasar por desapercibido que probablemente la razón de la cortesía de Felix era debido a que no le quería cazando a algún humano. Eso solo le causaba más curiosidad de conocerle. Si aquel vampiro estaba tan encontrar de beber directamente de los humanos, tenía que saber su razón.

Bebió con parsimonia de su taza, notando con cada trago como su dolor de cabeza desaparecía, y al mismo tiempo su instinto de caza. Ya no se encontraba interesado en ninguno de los humanos que se encontraba en el restaurante, así que les dejó sin preocupación. Esperó a que el restaurante se vaciara, suponiendo que Felix tendría algo que decir después.

Escondió una risa al ver cómo una vez vacío el lugar, Felix asomaba su cabeza desde la puerta de empleados, como si estuviera calculando que tan segura había sido su decisión previa. Chan le hizo un gesto con la cabeza, para que no temiera acercarse y poder conversar.

-Hola…- Felix juguetón con sus manos, mirando a su alrededor antes de decidirse a sentarse.

-Hola Felix.- Chan rio, adorando un poco el nerviosismo en el contrario. -Gracias por la taza, aunque he de admitir que no la esperaba.

-Eh, yo…- Felix no logró disimular su vergüenza. -Perdón si me sobrepasé, sólo no podía permitir que…

-Te preocupó que fuera a cazar un humano, por alimento.- Suspiró al ver cómo el chico asentía. -No debes preocuparte por eso. A diferencia de la creencia colectiva de los nuestros, no me gusta cazar y matar. Tampoco les dejo sus recuerdos, así que no tienes que temer por ellos.

Felix suspiró, quizás sin darse cuenta, mostrando su alivio ante tal respuesta. Aún así, se removió en su asiento un poco antes de decidirse a comentar su otro motivo.

-No fue sólo eso.- Torció los labios un segundo. -Te veías hambriento. Mucho. No a punto de desfallecer como la vez pasada, pero…- Se encogió de hombros rápidamente. -Tus ojos te delatan. Nunca había visto a uno de nosotros con ojos tan oscuros, debes estar muriendo de hambre todo el tiempo.- Explicó.

-Oh, bueno, supongo que eso hace sentido, y explica mi dolor de cabeza.- Chan exhaló una risilla apologética. -Gracias, de nuevo me has ayudado, estoy más que en deuda contigo joven Lix.

Felix sonrió por un momento. Parecía hacer eso muy seguido, disfrutar del momento antes de dejar que las demás preocupaciones le hicieran fruncir el ceño. Chan quiso estirar su mano y frotar el gesto de Felix hasta hacerle desaparecer, se abstuvo sin embargo.

-¿Te pasa muy seguido? El dolor de cabeza, me refiero.- La inquisición en aquella pregunta hizo que Chan sintiera un escalofrío recorrerle la espalda. ¿Por qué le interesaba a este chico? ¿Y por qué el chico le interesaba tanto?

-Puede que olvide de alimentarme más seguido de lo que me doy cuenta.- Minimizó. -Pero está bien, estoy demasiado ocupado en otras cosas como para eso.

-Nada es más importante que tus necesidades.- Felix le regañó.

-Cualquier cosa es más importante que mis necesidades.- Chan rodó los ojos. -Mi trabajo absorbe mucho de mi. Yo invierto todo de mi en él, más bien.

-Si no cuidas de ti, no podrás seguir trabajando.- Señaló.

-Tienes un punto en eso.- Chan rio. -¿Por qué tanto interés en mi?- Se atrevió a preguntar, dado que está vez Felix no había dado señales de estar incómodo con la conversación.

-Sé lo horrible que se siente no alimentarse.- Se frotó un brazo, bajando la mirada.

Y tenía sentido, si Felix se negaba a beber de los humanos, probablemente se había abstenido de comer. Chan se preguntó entonces cómo era que el chico lograba tener suministros de sangre para alimentarse regularmente.

-¿Puedo preguntar cómo te sucedió?- No titubeó, porque sabía que solo habría dos respuestas. Si o no. -No pareces ser de quienes piden la conversión, así que estoy especulando que fue a la fuerza.

-No a la fuerza, pero sí sin mi consentimiento.- Exhaló, subiendo los codos a la mesa y recargando el rostro sobre sus manos. Miró a Chan un momento antes de asentir y empezar a hablar. -Estaba terminando la escuela media, así que mis amigos y yo decidimos irnos de campamento. Hacer senderismo en una montaña, acampar en la noche, cocinar en una fogata.- Explicó rápidamente. -Casi todos nos conocíamos de niños, pero también había un chico que se había integra a nuestro grupo de amistad durante esa época. Éramos buenos amigos en realidad. De ese tipo con los que prometes jamás separarte aunque cada quien tome caminos separados.- Suspiró. -Esa noche, no podía dormir, incluso aunque ya fuera muy tarde. Salí a caminar. Fue descuidado de mi parte, lo sé. El terreno era escapado, caí, y me rompí la pierna. Fractura expuesta. Iba a morir, me estaba desangrando…- Sostuvo el aliento unos segundos, su mirada perdida en la nada antes de continuar. -No sé si alguien notó mi ausencia, o él se dio cuenta por el aroma de la sangre. Me empezaron a buscar, por supuesto él me halló primero y…No pudo dejarme morir.

Chan escuchó el relato sintiéndose contrariado. Estiró su mano hasta colocarla sobre la de Felix en un gesto de consuelo, recibiendo a cambio una sonrisa a medias y una mirada triste. Por supuesto eso había estado mal, y ahora comprendía un poco más el por qué Felix tenía ideas tan neutrales.

-Debió ser shockeante para ti.

-Mucho, desperté a mitad del viaje de regreso, esa misma noche. Creían que me había golpeado la cabeza y desmayado, la mayoría al menos. Todos menos él. Cuando desperté todos se calmaron un poco, pero no él. Se aseguró de quedarse conmigo esa noche en casa, y cuando mis instintos despertaron, contenerme fue su tarea más difícil.- Rio de manera ácida. -Un recién nacido que no tiene idea que lo es. Me sentía morir, y no estaba comprendiendo lo que me decía. Sonaba totalmente absurdo la idea de los vampiros siendo reales, y más que uno de mis mejores amigos lo fuera. Era simplemente…imposible.

-Debiste estar muy molesto con él.

-Sí, al principio, pero no fue por tanto tiempo como creerías. Un par de semanas, los demás creyeron que habíamos discutido por algo tonto y que eventualmente lo superaríamos…No estoy tan seguro de eso.- Hizo una mueca. -Lo entiendo, por qué lo hizo. Pero…era difícil. Yo no podía hacerme a la idea.

-Supongo que por eso no te alimentabas.- Chan quiso comprender entonces la aversión que tenía Felix por beber de la fuente.

-No, no lo hacía. Ahora entiendo que fue lo que veían en mi durante esa época.- Está vez fue directo, mirándole seriamente. -Nada, vacío, oscuridad desprovista de instintos y naturaleza.

-Auch.- Chan se quejó, intentando hacerle reír. Para su suerte funcionó, ganándose una sonrisa un poco más larga de parte de Felix. -Pero estás aquí, así que supongo que eventualmente tuviste que beber.

-Mi amigo, me obligó. Me sentía como un niño siendo forzado a comer. Me sujeto y prácticamente vertió la sangre en mi garganta. Hubiese sido menos traumático, si no hubiera venido de la garganta abierta de par en par de un chico sin hogar.- Exhaló. -Creo que en ese momento nuestra relación terminó de romperse.

Y ahora lo entendía todo. La conversión de este joven vampiro había sido tan traumática y en contra de todas las reglas que los vampiros mayores habían escrito. Chan bajó sus manos de la mesa, colocándolas sobre su regazo. No tenía idea de cómo hablarle ahora al chico, cuando era posible que esté jamás quisiera tener contacto con otros de su especie. Entendía su razón para mantenerse en terrenos neutrales, el no querer disputar una zona de caza, y pasar casi desapercibido entre humanos.

-Lamento tanto que te haya sucedido de tal modo.- Se disculpó, sintiéndose molesto en nombre de los suyos. -Las cosas no debieron haberte sucedido así. No se debe convertir sin consentimiento, y aunque la mayoría cree que debe matar de quién se bebe, también existimos los que no pensamos así.

-Lo sé, no te preocupes por mí.- Le aseguró en un arrullo. -Mi amigo era un vampiro joven, todavía tenía a su guía. Fue así que terminé de conocer a los nuestros…Aún así cuando pude, y tuve la oportunidad, me fui. Y henos aquí.- Farfulló, terminando su relato.

-¿Hace cuanto te sucedió?- Chan asintió, dejando de lado el relato. Prefirió concentrarse en la de edad del vampiro. Le decía joven a cada rato, y Felix no parecía molestarse al respecto, así que debía haber algo de verdad en eso.

-Treinta años, más o menos. Creo firmemente que nada hubiese sucedido en la actualidad, con toda esta tecnología, hubiese ido al hospital en un abrir y cerrar de ojos.- Rodó los ojos, riendo.

-Wow, sólo treinta años.- Ciertamente, no se trataba de un recién nacido, pero a Chan todavía le sorprendía lo muy joven que era. -Supongo que seguiré llamándote Joven Lix.

-Adelante, me agrada.- Felix asintió. -Pero eso nos haría amigos, y entonces me temo que tendrás que ver más por tus necesidades personales, ya que tuve un muy mal ejemplo al ser convertido, y creo firmemente en llegar a usar cualquier medio para lograr un fin.- Amenazó vagamente.

Chan no supo exactamente si esa era la manera en que Felix procesaba lo que le había sucedido, pero lo dejó pasar, riendo ante la amenaza.

-De acuerdo, me alimentaré más seguido.- Alzó ambas manos en señal de rendición. -Así que ahora somos amigos, ¿no? Cualquiera pensaría que no querrías tener que ver con uno de los nuestros…

Fueron interrumpidos entonces, aquel cocinero Jackson había llamado a Felix en un inglés bastante pulido.

-Hey Bok, no tienes idea de lo que sucedió en mi drama.- Entonces notó que Felix se encontraba en compañía. -Oh, estás coqueteando de nuevo.- Rodó los ojos, desapareciendo de nuevo en la cocina.

-¡No estoy coqueteando! Hago un amigo.- Felix gritó, aclarando rápidamente. Su rostro demostraba lo avergonzado que estaba, sonriendo para disimularlo. -Perdón por eso, después de cierta hora no suele haber clientes, así que Jackson suele ver dramas y comentármelos.

Chan se cubrió la boca para esconder su risa. A pesar de la historia que le había contado antes, Felix ahora se encontraba sonriendo, y siendo bastante amigable. ¿Cómo podía ser así? Solo podía mirarlo y creerlo más adorable de lo que le había creído antes.

-La vez pasada, había creído un poco no convencional su manera de comunicarse, pero veo que se entienden perfectamente bien.- Señaló como antes habían tenido una conversación en dos idiomas, y ahora una exclusivamente en inglés. -Supondré que también hablas chino, entonces.

-No, pero ya estoy acostumbrado a que Jackson me regañe de esa manera.- Desestimó. -Supongo que así se me pegaron unas palabras, pero definitivamente no es lo suficiente como para decir que lo hablo. Jackson sin embargo, me asombra que no se equivoque al hablar, de todos los idiomas que sabe. Es increíble.- Le aseguró. -Espera, tu nos entendiste la vez pasada, debes de saber chino ¿no?

-Lo básico.- Confirmó. -De cualquier modo, me asombra la manera en que se comunican. Parecen ser buenos amigos, al menos buenos compañeros de trabajo. ¿Él sabe de…ya sabes?- Le cuestionó, mirando hacia la dirección de la cocina. No tenía idea si Jackson les estaba intentando escuchar, pero su conversación estaba lo suficiente baja como para llegar a oídos humanos.

-No, no al menos de mi parte.- Tanteo un poco. -A veces sospecho que si lo sabe, pero no sé cómo podría. Aún así, nunca me ha cuestionado, y acepta darme todos los turnos nocturnos.- Comentó sonriente y orgulloso. -Es un buen jefe, también amigo.

A Chan le hizo feliz ver qué a pesar de lo vivido, Felix no se había alejado de volver a tener amistades y confiar en alguien más fuera de sí mismo. Y no lo entendía del todo, tenía tan poco de conocerle, que le parecía absurdo lo orgulloso que se sentía de él por haber pasado por tanto y estar ahí, siendo amable y lindo. Quizás había sido una cuestión fortuita haber llegado a ese restaurante la vez pasada. Y quería ser realmente amigo de este joven vampiro.

-Es bueno que tengas un amigo así entonces.- Le aseguró.

-Sí…- Exhaló, antes de volver a notarse avergonzado. -Me gustaría que realmente fuéramos amigos, sé que estás siendo amable conmigo, probablemente creías que no tenía idea de cómo son los vampiros. Sólo, no soy como los demás, y a veces es algo solitario no tener con quien hablar al respecto.- Confesó.

-Felix,- Le tomó del mentón, alzando su rostro. -está bien. Te lo aseguro, de ahora en adelante seremos amigos. No tienes que preocuparte por mí, si no te has dado cuenta, tampoco soy un vampiro usual.

La sonrisa brillante que Felix le dio fue suficiente para que Chan sintiera que no necesitaba seguir alimentándose de sangre, podría alimentarse de esa sonrisa perpetuamente y no sentirse hambriento nunca más. Y probablemente Felix estaría tan en contra de ese pensamiento, que no pudo evitar reír. Le soltó, revolviendo su cabello en un gesto cariñoso.

-Así que puedo suponer que nos seguiremos viendo, ¿cierto?

-Así es joven Lix.

-Un poco más seguido, espero.

Chan rodo los ojos, terminando por acceder. Asintió, asegurándole que la siguiente vez no se demoraría tanto en alimentarse debidamente.

  

  

  

  

  

  

  

Bien, tal vez mintió un poco cuando aseguró que se alimentaría más seguido. No esperó que tres semanas fueran a pasar más rápido de lo planeado. Sólo se había inmergido en un proyecto, y puff, el tiempo había desaparecido. Notó aquel dolor de cabeza usual y un zumbido en los oídos. Eran sus sistemas advirtiéndole que se apagarían pronto, y no lo entendía. Se había acostumbrado a alimentarse tan esporádicamente, que el sentirse así de hambriento últimamente le hacía cuestionarse ¿tal vez se debía a que estaba empezando a beber más seguido y su cuerpo quería acostumbrarse a ese ritmo natural de las cosas? Exhaló, dejando todo de lado para salir de su estudio. Esta vez no perdería tiempo tratando de atrapar a alguien en la calle, sabía que lugar tenía al menos un comensal, y con quien dirigirse.

No se sorprendió al ver que ese restaurante estaba abierto, como siempre. O que esta vez había sólo dos personas adentro. Cada una en una mesa independiente. Tomó asiento, sabiendo que en cualquier momento Felix saldría de la cocina, con comida para alguno de los dos comensales.

No sé equivocó, Felix salió y le halló casi de inmediato. Después de servir la mesa que atendía, se acercó, labios haciendo un puchero enojado.

-¿Qué desea que le traiga?

Oh, el chico estaba molesto. Chan deliberadamente escondió una sonrisa.

-Té, por favor.

-¿Uno específico?- Resopló.

-El que desees traerme Lix, estoy bien con cualquiera.- Le aseguró, todavía divertido por el mal humor de Felix. -Estaré afuera, respondiendo una llamada, me encantaría que me acompañarás un momento cuando regrese.

-Si es que ya no hay clientes, estaría bien.

Chan espero paciente, viendo a los dos comensales. Dejó ir al primero, decantándose por tomar algo de sangre del segundo en irse. Justo cuando le vio pedir la cuenta, Chan fingió salir a responder una llamada. Dándole cierto margen para poder estar afuera esperando a que aquel humano saliera, distraído por el frío de la época.

Cazar nunca le había sido difícil, sus instintos entraban en modo automático, acechando y asaltando. Tomó por el cuello al hombre que había salido del restaurante, una vez que estuvo lo suficientemente lejos de aquel lugar, presionando los lugares correctos para hacerle congelar. Su cabeza echada hacia atrás, cuello expuesto, Chan no lo pensó dos veces antes de hundir sus dientes en su víctima, sintiendo el calor de la sangra invadir su boca. Después vino el sabor, y al último fue consiente de aquel aroma metálico invadirle por completo. Bebió lo suficiente para sentirse mejor, entonces se alejó del humano aturdido. Borró sus memorias, sabiendo que cuando el humano despertase, pensaría que perdió el conocimiento por un momento. Por supuesto, no se quedaría a verlo. Debía volver al restaurante, había quedado de ver a Felix, y sospechaba que el enojo del chico se debía a su falta de visitas frecuentes.

El restaurante estaba cálido, y ahora que su hambre estaba saciada, sus sentidos le informaban de todo a su alrededor. Pudo ver que la mesa que antes había ocupado, había dos tazas. Uno con té, que no sería bebido por ninguno de los dos. La otra estaba vacía. No se preocupó demasiado, retomando su lugar. Sabía que Felix llegaría en cualquier momento a hacerle compañía.

-Hey.- Le sonrió, en cuanto le miró salir de la sala de empleado, con su termo color celeste, en donde Chan sabía Felix guardaba su atesorada bebida de la vida.

Felix torció los labios, sentándose frente a él. Se tomó su tiempo, abriendo su termo y sirviéndose en la taza su porción de sangre. Chan definitivamente pensó que esa era la manera más civilizada, y fuera de lugar, para tomar sangre. Pero en Felix simplemente quedaba, así que dejó morir su comentario al respecto.

-Creí que no volverías.- Felix comentó seco, tomando un corto trago de su taza. -Estaba muy convencido de eso. No esperé ver que harías de este lugar tu zona de casa, ya que antes mencionaste que no solías cazar aquí. Creí que tendrías un lugar definido.

Ah, por eso estaba enojado. Chan asintió, sabiendo que probablemente ante los ojos de Felix, era un monstruo más del montón. No se trataba de eso. Sólo encontraba un poco reconfortante la compañía de ese joven vampiro que parecía tener todos sus pensamientos en el lugar correcto, excepto los de su propio vampirismo.

-Mentiría si dijera que es el caso. No lo tengo, así que tampoco considero este mi lugar de caza. Te habrás dado cuenta que no como mucho, nunca he pensando en marcar un área para mi. No me siento territorial, y no pelearía por él ante otro vampiro. Llegaste primero, soy yo el intruso.

Mentira. Sí se sentía territorial, pero no en cuanto a alimentarse. Era más un instinto sobreprotector. Felix había buscado un lugar en dónde sentirse cómodo, y aunque no esperaba encontrarse con alguien más de su nueva especie, tampoco había hecho algo para deshacerse de él. Sólo quería visitarle de vez en cuando, y asegurarse que la vida tranquila que el chico quería, la tuviera. De ser el caso en que otro vampiro se apareciera por el lugar, Chan no dudaría en pelear por la zona, manteniendo a cualquiera alejado.

Felix asintió, como si comprendiera. Lo cierto, sólo atisbaba una pequeña parte de las intenciones de Chan, y aceptaba su respuesta como algo limpio.

-¿El humano?- Cuestionó, regresando su atención a la taza entre sus manos. Debería terminarla pronto, si no quería que la sangre se enfriara. Beberla directo del termo era beneficioso, ya que se mantenía caliente. Pero se hubiese sentido fuera de lugar al estar acompañando al otro vampiro mientras una taza de té enmascaraba su conversación.

-Probablemente ya se está dirigiendo a su casa, sin entender por qué se ha caído en la nieve y le tomó tanto el volver a ponerse en pie. No se daría cuenta del tiempo perdido, hasta que llegue a casa y mire el reloj.- Explicó, mostrando sus mayor sonrisa. Todavía podía sentir la desconfianza en Felix, pero también notaba como empezaba a relajarse ante sus respuestas.

-¿Sabes? Podrías estar mintiéndome, y te creería.- Suspiró. -Pero tampoco deberías cambiar tus hábitos sólo porque yo…- Colocó su mano alrededor de su cuello, tragando despacio.

-No era mentira cuando dije que no mataba.- Le aseguró. -Mi único sacrificio aquí, sería comer una vez a la semana. Creo que he estado empezando a tener más hambre, ahora que lo hago de manera regular.- Se quejó, sin demasiada queja en su voz.

-Que tu regular equivalga a una vez a la semana, suena raro para mí.- Felix respondió con burla. -Suelo beber a diario doscientos mililitros. Suena poco, una taza.- Se encogió de hombros. -Pero nunca me sentí mejor que ahora.

Si bien, le gustaría preguntarle de dónde obtenía tanta sangre, Chan lo omitió. Realmente sería tema de otra conversación, no lo dejaría pasar, pero esta vez, tenía un plan en mente.

-¿Podríamos cambiar de tema? Nunca seremos realmente amigos, si seguimos conversando al rededor del mismo tema una y otra vez.

Felix no pudo iluminarse más que en el momento que escuchó la palabra amigos. El chico realmente quería un amigo, uno que le entendiera en todos los aspectos.

-Está bien, hablemos de otra cosa.- Cedió rápidamente. -¿En qué trabaja, señor Bang Chan? Siempre está por está zona, y las oficinas cierran temprano. Así que no puede ser un oficinista cualquiera, bueno, dentro de lo que cabe.- Señaló.

-Son oficinas, pero no soy oficinista. Es un edificio grande, y mi lugar es un estudio.- Admitió. -Soy productor, Lix.- Rio ante la pomposidad de sus palabras. -Produzco pistas de audio, aunque a veces también compongo letras.

-Wow, eso suena a un trabajo complicado. Sé que hay mucho trabajo detrás de una canción, y que puedas producir y escribir letras ¿no te hace eso un genio?- Se escuchó genuinamente interesado. -Debes amar mucho lo que haces, no es fácil cuando no tienes tu corazón.

-Así es.- Exhaló. -Suena que sabes de ese sentimiento. ¿Haces algo más aparte de trabajar aquí en las noches?- Chan miró por encima de Felix, hacia donde estaba la ventanilla que daba a la cocina. No quería ofender a Jackson.

-Estudio…- Se encogió de hombros, terminando su taza y limpiando los restos de sangre en la comisura de su boca.

-No suenas muy interesado.- Vaya sorpresa, Chan esperó que Felix estuviera estudiando algo que lo apasionada, después de escucharle hablar acerca de tener el corazón puesto en algo.

-Es interesante, pero la economía no es lo mío.- Felix explicó. -A mi abuelo le habría gustado que estudiara eso, así que decidí hacerlo.

-¿Eras cercano a él?

-Por un tiempo, luego él falleció.- Félix suspiró. -Y ya que tengo todo el tiempo en mis manos, creí que sería divertido hacer lo que él quería fue fuera de mí. Al menos por un tiempo, luego podré estudiar lo que a mí me interesa.

-¿Y qué es lo que te interesa?- Chan preguntó, mirándole fijamente hasta lograr que Felix se sonrojara.

-Bailar. Me gusta bailar, y mucho.- Confesó. -Puedo bailar aún y cuando esté estudiando economía. No puedo estudiar economía si estoy haciendo una carrera bailando.- Tronó la lengua contra su paladar, riendo. -Un pequeño sacrificio.

-El tiempo se pasará rápido, créeme.- Chan colocó su mano sobre la de Felix, asegurándole. -Sólo trata de disfrutar todo momento. Y si no puedes, llámame, vendré y trataré de hacer las cosas mejores.

-Gracias.- Sonrió, sincero y agradecido.

Entonces su conversación empezó a derivar, un poco más hacia el conocimiento del contrario. Chan encontraba encantador el hecho de sentirse interesado por las historias que esté chico tenía para contar. Era algo nuevo en su vieja rutina que le recordaba por qué mucho tiempo antes disfrutaba tanto salir con amigos. Ciertamente, hacía tiempo que había cerrado su círculo social. Con el paso de los años era cada vez más difícil mantener amigos, ya que la mayoría habían sido humanos. Así había terminado aislado, preocupándose simplemente de un aspecto en su vida, su trabajo.

Encontrar a alguien que le pedía amistad, y que era tan eterno como él mismo, había sido una perspectiva diferente. Porque, además, Felix estaba interesado en conocerle también. Le preguntaba con emoción acerca de su vida humana. De cómo eran las cosas en ese tiempo, cómo miraba la vida a través de unos ojos inexpertos, y como lo recordaba ahora con tantos años de experiencia.

Conforme su amistad con Félix fue creciendo, también fue poco a poco recordando lo que se había sentido estar vivo, algo que Felix estaba tan negado a olvidar. Y le gustaba, sentirse de nuevo vivo aunque fuera en parte mentira.

Se había acostumbrado pronto a la nueva rutina, y aún así podía admirar como está siempre tenía pequeñas variaciones. Cada semana se dirigía una o dos veces al restaurante. A veces había algo de gente, otras poca. No siempre iba a la misma hora, había empezado a relajarse más en cuanto a qué momento detenerse de trabajar para tomar un descanso antes de continuar.

El aire fresco de la primavera temprana de marzo le recordaba que ya tenía meses sintiéndose así de cómodo. Tal vez era momento de admitir que una dieta más regular también era un gran factor por el cual ahora no solía estar de mal humor tan seguido. Pero de admitirlo en voz alta, se ganaría un gesto burlón por parte de Felix y una risilla que decía te lo dije.

Felix era otra cuestión. El chico, simplemente se había colado en lo más profundo de sus instintos. Ya no sólo era querer resguardarlo para dejarle tener esa calmada vida que quería tener, sino querer ayudarle a tener esa vida. Acompañarle, también.

Entró al restaurante, mirando a su alrededor. Le fue extraño no ver, aunque fuera un comensal, y de hecho en una de las mesas estaban Felix y Jackson conversando animadamente. No les tomó mucho tiempo notar su presencia, provocando que el cocinero se pusiera en pie.

-Bueno Yongbok, tu novio llegó. Supongo que está es mi señal para retirarme a ver mi drama.- Se despidió. -Y por favor, traten de mantener al mínimo sus risitas bobas y coqueteos. Nunca me dejan escuchar mis programa.- Se quejó dramáticamente.

Chan sabía perfectamente que Jackson estaba bromeando, después de todo nunca hablaban lo suficientemente alto como para que el humano les escuchara desde la cocina. Aún así no evito reír ante la cara de molestia en Felix y su intento de golpearlo con un trapo que llevaba en su delantal.

-No molestes Jackson.- Le advirtió, rodando los ojos.

-Yo sólo digo.- Y entonces Jackson desapareció tras la puerta de la cocina.

Felix exhaló, sonriendo a medias antes de girarse y mirar a Chan. Legítimamente, se veía cansado, y eso era algo que estaba molestándole al mayor. ¿Cómo era posible que un vampiro joven, que mantenía un dieta constante, estuviera así de cansado?

-Hola Channie.

-¿Día corto?- Se sentó frente al chico, sonriendo en cuanto sintió como Felix le tomaba de la mano y le daba un masaje pequeño. -Lo fue. Así como también tuve el presentimiento de que vendrías el día de hoy.- Resopló. -Te mandé un mensaje diciendo que no vinieras, porque no había clientes. Me preocupé un poco cuando no respondiste.

-Lo siento, hoy dejé mi celular en casa.- Se disculpó, sintiéndose importante por saber que era merecedor de la preocupación de Felix. -Está bien, siempre puedo soportarlo por una semana más.

Felix frunció el seño, mirándole inconforme con esa respuesta.

-No tienes que esperar una semana entera para alimentarte, ¿de acuerdo? Y estás fuera de tus cabales si crees que te dejaré simplemente ir así.- Se puso en pie, dejando a Chan sin más, yendo a la sala de empleados y volviendo con su usual kit de alimentación.

-Oh no, Lix, no voy a tomar de tus reservas.- Inmediatamente se negó al ver cómo el chico dividía su porción del día en dos tazas.

-¿Por qué no?- Felix preguntó. Le parecía que era la opción más viable, y no tenía problema con ello. -Viniste a alimentarte, esto es un restaurante, y eres mi amigo. Hazme compañía.- Explicó simple.

-Me he percatado de lo muy estricto que eres en tu dieta, no podría quitarte.- Chan afirmó. Porque Felix cumplía religiosamente con su rutina siempre que le visitaba, el chico no tenía nada fuera de su lugar.

-Yo bebiendo la mitad un día, es menos dañino que tú desmayándote porque has olvidado comer por tres meses.- Rodó los ojos. -Por favor, por favor, por favor, me sentiría mejor sabiendo que te alimentas.

Chan rio, sintiéndose algo avergonzado y bastante cálido ante la insistencia del menor. Lo cierto era, que desde que habían intercambiado sus números telefónicos, todos los días Felix le preguntaba cómo estaba su día, si había descansado bien, y qué tanto había trabajado.

-No deberías cuidar tanto de mí.- Admitió, porque ahora que se sentía de nuevo acompañado por alguien, quería más que ser recíproco ante ese sentimiento.

-Si puedo, lo haré. Me gusta mucho cuidar de mis amigos.- Exhaló, repartiendo las tazas. -No tengo muchos ahora…

-Creí que serías popular entre tus clases.

-No, no es así.- No dijo más, ahogó la conversación en un largo trago de aquel líquido rojo.

-Felix…

-¿Sí?

¿Por qué parece que estás sosteniendo la respiración ante la vida, cuando ya no necesitas respirar? Chan no podía evitar darse cuenta de las muchas cosas que Felix evitaba para no tener que enfrentarlas. Cada vez que conversaban, que le hacía una pregunta, incluso cuando sólo estaban mirándose, Felix bajaba la mirada, cambiaba el tema, incluso por mensajes de texto simplemente redondeada todo en una respuesta general segura.

-Sólo quería saber de dónde obtienes la sangre que bebes. Nunca me has comentado al respecto.- Terminó por exhalar.

-Es cierto, parece extraño ¿no? No puedo acercarme a beber de la fuente, pero tengo sangre a diario.- Rio, olvidándose de la máscara que había puesto sobre su rostro en un intento de esconder cómo se sentía. -En realidad, ¿tengo contactos? ¿Estaría bien decirlo así? Suena más serio de lo que es. Tengo un amigo, que trabaja en un hospital. Él es quien me da las bolsas de sangre.- Explicó alegremente.

Chan no terminaba de comprender. Era más que obvio que Felix ansiaba por amistades, por tener con quienes hablar, y aún así parecía mantenerse lejos la mayoría de las veces. ¿Entonces por qué había unos cuantos a los que si se acercaba? Probablemente con Jackson no había podido ser de otro modo, trabajaban juntos. Pero ¿él mismo? ¿Y este chico quien le pasaba le ayudaba con su alimentación?

-¿Es…como nosotros?- Terminó de preguntar, esperando tener una respuesta esclarecedora.

-Oh…Nop. Él es…excéntrico, por ponerlo de un modo.- Admitió.

-¿Entonces no sabe para qué usas la sangre?

-Definitivamente lo sabe.- Masculló por lo bajo. -Mi amigo es un nigromante. Así que se vio bastante atraído por conocerme.

-Supondré que intentaste alejarlo, ¿cierto?- Está vez Chan fue directo, sosteniendo la mirada del chico hasta obtener una respuesta.

-Sí, lo intenté. Es muy voluntarioso.- Se rindió, sabía que eventualmente Chan le haría un montón de preguntas que usualmente se quedaban silenciadas, y tendría que responderlas. -Estaba encantado de conocerme, y aunque no estamos exactamente muertos, en sus términos, no desechó mi amistad como pensé que haría.

-Felix, ¿por qué te escondes de este modo?

Silencio.

-No estaría bien de mi parte conocer personas, si después desaparecer de su vida cuando empiecen a preguntarse por qué me veo igual que hace diez o veinte años.- Suspiró finalmente, se encontraba jugando con la orilla de su taza tratando de controlar sus emociones.

-No deberías presionarte de tal modo, las cosas pasan porque naturalmente deben de pasar.

Un resoplido corto por parte del menor hizo que Chan riera. Sabía que Felix no le escucharía, y estaba empezando a tomar la resolución de ser un poco más persistente en cuanto a su papel en la vida de Felix.

-Haces que parezca fácil, Channie.

-Lo es eventualmente, sólo tienes que darte cuenta de eso.

  

  

   

Chan había decidido mostrarle que vivir de tal modo no era tan insufrible, así que al día siguiente se había alistado para salir bajo la luz del sol, encaminándose a su destino.

-Bienvenido al Dragón Dorado, ¿qué le pue…Oh eres tú.

Jackson saludó desde el fondo del lugar.

-¿Cómo mantienen este lugar abierto si siempre está vacío?- Chan se atrevió a mencionar, riendo ante la cara de pocos amigos que Jackson le hizo.

-Estas aquí, por ende no está vacío.- Respondió de manera burlona. -Eres consciente que Felix es de los turnos nocturnos.

Chan miró a su alrededor, debatiéndose si era posible que Jackson supiera que él y Felix no era simples humanos. Después de todo, parecía tener demasiada consideración hacia Felix y su particularidad por el turno nocturno.

-Creí que tendrías otros meseros, en distintos turnos.

-Los tengo, pero Hyunjin se reportó enfermo el día de hoy.- Explicó de manera sencilla.

-Entonces tu trabajas las veinticuatro horas, todos los días…- Señaló. Quizás, después de todo, este humano no era humano.

-¿Tan extraño sería?

Era retórica. Chan lo sabía, y decidió no enfrentarse aún ante eso.

-Felix también trabaja a diario, así que no…Precisamente por eso estoy aquí.- Confesó. -Quiero saber en qué universidad estudia.

-¿Vas a robártelo? Creí que esa era una práctica en desuso.

-No exactamente.- Sonrió. -Sólo quiero forzarlo a tomarse un descanso.

-¿Cómo él te fuerza a tener una alimentación regular?

Definitivamente no humano. Era imposible que él supiera eso, si las conversaciones entre Chan y Felix usualmente eran susurros entre ellos.

-Me apena admitirlo, pero sí. Ha cuidado de mi, cuando yo soy el mayor. Debería empezar a cuidar de él.

-Usualmente no lo haría, no te daría su ubicación.- Jackson fue serio. -Pero he visto un cambio en él desde que te conoce. Y confío en qué, si has venido aquí por tanto tiempo, es porque no tienes otras intenciones más que las obvias.

¿Eh?

-Eres anticuado, es obvio que has estado cortejándolo.

No humano. No humano. No humano.

Chan tendría que hablar con Felix para que él pudiera tener un poco más de precaución acerca de quién era su jefe.

Salió de aquel restaurante con más dudas que respuestas, pero también con la dirección hacia donde debía dirigirse.

Cuando bajó de su auto, sabía que era la hora más inadecuada para que un vampiro saliera. Incluso estando cubierto en ropajes negros, escondido bajo una sombrilla y gafas de sol, era insoportable la poca luz que se colaba y le iluminaba. Tampoco se sorprendió de ver qué Felix estaba sentado en una jardinera, techo abierto, con el rostro totalmente iluminado por el sol. No había dudas de por qué lucía tan cansado recientemente, si gastaba casi toda su energía en sobrevivir a tales circunstancia. Si no lo conociera mejor, podría jurar que el chico se estaba dejando morir. Pero lo conocía, y sabía que no era así. Felix simplemente se estaba torturando.

Una tortura por no poder pertenecer a ninguno de sus mundos. Por seguir anhelando ser un humano cualquiera, cuando ya no había marcha atrás en su condición. Y por no poder aceptar su nueva forma de vida, de lo que necesitaba hacer para sobrevivir.

Se acercó a él, bloqueándole la luz con la sombrilla. Felix tenía los ojos cerrados, abriéndolos ante la frescura de la sombra. Sonrió un poco al verle, soltando la tensión de sus hombros poco a poco. Había sido descubierto, lo sabía, pero no podía hacer más por mantener su careta de estar bien.

-Hola cariño.- Chan se acuclilló, asegurándose de cubrirlos a ambos con la sombrilla. -Sabes que no puedo permitir seguir así.

Felix exhaló por lo bajo, terminando por asentir.

-Lo sé.- Hizo un puchero con sus labios, se notaba irritado, pero quizás se debía al sol quemándole en vida. -No puedo pedirte que te cuides, si yo no lo hago.

-Puedes cuidarme, si así lo deseas. Yo cuidaré de ti.- Le aseguró, extendiendo su mano esperando a que Felix la tomara y así ponerse de pie. Al menos el chico estaba cubierto lo suficiente como para no tener quemaduras tan graves, también vestido de negro. Debía ser lo poco de supervivencia que aun retenía. -¿Qué tal si damos un paseo, hasta que el sol baje?

-No puedo, tengo que hacer un ensayo y después ir al restaurante…

-Hablé con Jackson. Él te dio el día libre, y en cuanto a tu ensayo, ¿qué tanto puedes escribir si estás tan cansado?- Se quitó las gafas de sol, asegurándose de ponerlas sobre los ojos de Felix para protegerle. -Necesitas descansar, y no ser tan duro contigo mismo.

-Pero…

-Felix.

Fue contundente. No tuvo que hacer más, Felix solo asintió, siguiéndole hasta el auto donde Chan había llegado. Las ventanas estaban polarizadas, y el aire acondicionado ayudó a qué la picazón en la piel de Felix fuera tolerable.

Viajaron por la carretera en silencio, sólo dejando que el día pasará lentamente, sin necesidad de acelerar demasiado la velocidad.

-Gracias.- Felix suspiró. -Hacía mucho que no tomaba un descanso.

-Lo supuse.- Sonrió. -Antes de conocerte, tampoco había tomado un descanso en mucho tiempo. Una vez te viste reflejado en mi, ¿lo recuerdas?

-Sí.

-También puedo verme reflejado en ti.- Le aseguró.

-Apesto a quemado.- Se quejó en voz baja, acomodándose contra la ventana del su lado.

-Duerme un poco, te repondrás.- Chan le aseguró.

-No deberías pedirle al copiloto que duerma, su trabajo es ver y estar alerta de las cosas que el conductor no ve.

Chan rio, mirando brevemente al chico antes de obligarle a cerrar los ojos y ponerle a dormir. Felix estaría mejor después de despertar, pero que si estaría en óptimas condiciones solo lo sabrían cuando Felix despertara. Había estado bajo un sol horrendo, y probablemente era algo que hacía seguido. ¿Cuántas veces seguidas lo haría? Exhaló lentamente, tratando de dejar ir su preocupación. Pensaría que Felix estaría bien, le ayudaría a estarlo.

No fue hasta un par de horas más tarde, el sol terminando de ponerse, que Felix despertó. Objetivamente, se sentía mil veces mejor. Aún así, lo notaba.

-Sigo oliendo a quemado.- Arrugó la nariz en molestia ante aquel aroma.

-¿Por qué estabas bajo el sol?

-A veces lo extraño…- Confesó, mirando a Chan. -Ya no lo veo tanto. Trabajo en el restaurante en la noche, cuando salgo voy a dormir, en la tarde casi anocheciendo voy a clases. Y de ahí paso al restaurante. Me cansé de no verlo.

-Hace dos semanas te empecé a notar más cansado.- Chan detuvo el auto a un costado de la carretera, girándose para mirarle.

-Hace dos semanas empecé a llegar temprano a mis clases, tal vez poder ver el sol, aunque fuera a través de una ventana.

-Felix, no estabas viéndolo a través de una ventana.- Recalcó.

-Puede que cada vez me haya ido acercando más al afuera.- Se encogió de hombros, escondiendo una sonrisa. -Si soy sincero, todavía me siento algo mareado.

-Lix, me temo que tendrás que beber para terminar de sanarte.- Le advirtió.

-Definitivamente un mal momento para decir que mis reservas de este mes se han terminado.

-¿Debería preocuparme?- Chan le miró consternado.

-No, sólo he estado tomando un poco más de lo usual, por estar bajo el sol.- Confesó.

-Entonces ¿deberíamos…- Chan titubeó.

-No te preocupes, mi amigo estaba esperando a que fuera a verlo después de que saliera del restaurante.- Buscó su celular, mirando los mensajes que tenía guardados.

-¿Le molestará si llegas antes? Necesitas alimentarte, es mejor que lo hagas pronto.- Suspiró, encendiendo de nuevo el motor del auto y reanudando la marcha.

-No creo que le moleste, pero va a preguntar por ti…- Susurró.

-¿Ah? Y eso es malo porqué…- Se atrevió a molestarle, sintiéndose feliz de escucharle reír.

-No es malo, pero quizás serás cuestionado. Es un poco celoso.- Torció los labios en una mueca burlona.

-¿Celoso?- Repitió tras un susurro.

-Nunca le he presentado a otro de mis amigos. No le gustará saber que ya no es el número uno.

-¿Y soy yo el número uno?- Chan preguntó vehemente.

-Tal vez.- Se encogió de hombros, escondiendo su sonrisa al mirar hacia afuera por la ventana.

-Está bien, Lix, dime dónde está ese hospital y veamos qué tan terrible tu amigo nigromante puede ser.

Felix asintió, indicándole el caminó. También se encargó de enviarle un mensaje a su amigo, avisándole que llegaría mucho antes y que necesitaba más sangre de lo acordado. Fue algo vago en por qué la necesitaba, después de todo, él se daría cuenta en cuanto se vieran. Incluso para un nigromante sería obvio las quemaduras en la piel de Felix que empezaban a aparecer lentamente, debido a que su proceso de sanación estaba ralentizado.

Terminaron por entrar al edificio por la puerta donde las ambulancias llegaban directo a la morgue. Chan sintió que no debió sorprenderse de que un nigromante estuviese trabajando en la morgue, pero lo hizo. Quizás se debía a que Felix siempre le mencionaba que su amigo trabajaba en un hospital, sin especificar en qué área. No lo notó, pero tomó a Felix de la mano, asegurándose de tener cerca por si debía protegerle de aquel mago.

En la puerta estaba el nigromante. En cuanto vio a Felix se acercó. No le tomó más de dos segundos antes de hacer una mueca ante las quemaduras que ya eran notorias.

-Apestas Yongbok.

-Lo sé.- Felix exhaló. -Es por eso por lo que te pedí este favor.

-Si, si por supuesto.- Rodó los ojos. -Ahí, en el laboratorio uno, tienes suerte de que esta noche deba hacer una autopsia.- Indicó, señalando la sala a la que debía dirigirse. -¿Ocupas algo más?

-Sólo que me asegures que no intentarás envenenarme de nuevo con sangre de un muerto de hace dos semanas.- Le retó.

Chan apretó la mano de Felix al escuchar eso, además de ver que el nigromante reía abiertamente ante aquella acusación. ¿Este era su amigo? ¿Qué estaba pasando? Miró con alarma al vampiro joven, descubriendo en su rostro solamente un puchero infantil, en vez de enojo o miedo.

-Claro que no Bok, esa es una broma de una sola vez. No la arruinaría repitiéndola dos veces.- Le aseguró. Entonces se giró, fijándose por primera vez en Chan. -Y tú, ¿quién eres?

-El es Chan.- Felix se apresuró a presentarle. -Chan, te presento a mi amigo Minho.

-Así que tú eres el nuevo.- Minho parecía hablar con recelo, y su mirada crítica no pasó desapercibida ante los otros dos.

-Felix también ha hablado de ti.- Chan no se dejó amedrentar. -Solías ser el número uno.

-Touché…- Minho afiló la mirada. -Yongbok, ve a alimentarte antes de que se enfríe la sangre. Sabes que es un dolor de cabeza intentar limpiarla de los contenedores.

-No se maten.- Suplicó antes de dirigirse hacia la sala. Notó casi de inmediato que Chan no soltaba su mano. Se giró, sonriéndole. -Por favor, necesito ir solo…No me gustaría que me veas alimentarme a lado de un cadáver.

Quizás este era el golpe de realidad con respecto a Felix que Chan necesitaba. El chico sí era capaz de estar cerca de cadáveres, el problema no era la muerte, sino el causarla. Podría ayudarle definitivamente, y sólo entonces se centraría en pretender estar a su lado apropiadamente. Asintió, soltando la mano del vampiro menor, para reacomodarle un mechón de cabello rápidamente.

-Por supuesto Lix, aquí te espero.- Y entonces le dejó ir.

-Felix estará bien, sabe alimentarse apropiadamente.

Chan se giró, mirando al nigromante. Le parecía extraño, hacía rato estaba casi sacándole los ojos, ahora le aseguraba que no debía preocuparse. Tal vez, realmente era amigo de Felix, y sabía de sus capacidades.

-¿En realidad lo quisiste envenenar con sangre pasada?- Le cuestionó.

-Si, no, quería saber qué tan perdido estaba.- Se encogió de hombros, minimizando el hecho. –Apenas podía distinguir cuál era su tipo de sangre favorita, dudo mucho que hubiese tomado de una gran variedad antes de conocernos.

-Él…no…- Chan confirmó, mirando al suelo. Su pudiera volver el tiempo, y evitar las horribles experiencias que Felix había vivido, lo haría.

-Lamento no poder ofrecerte algo a ti de beber, pero no es tan fácil para mi obtener sangre así de seguido. En realidad la que saco para Felix es toda una proeza.- Se disculpó.

-No es necesario, yo bebo de la fuente.

-Oh, eso es bueno.- Alivió atravesó la mirada de Minho. -Es bueno que Felix conviva contigo. Tal vez le pierda el miedo pronto.

-¿Sabes de su historia?

-¿Te la ha contado?- Minho le miró con curiosidad. -El por qué es así.

-Sí…- ¿Acaso eso era extraño? Por la manera en que, había hablado de sí mismo, con tan poco de haberse conocido, Chan llegó a imaginar que tal vez era parte de su forma de mostrar que había confianza para llamarse amigos. -¿No la sabes tú?

Minho suspiró, cruzándose de brazos.

-Sé que parece suicida ahora, sus quemaduras lo delatarían ante humanos comunes. Pero no es así, es sólo que el dolor le recuerda a cuando murió. No, no me lo ha contado. Pero, cuando lo conocí, Felix estaba verdaderamente al borde de la muerte.- Exhaló. -Se estaba dejando morir, tan mal que… Puedo oler a los muertos, sé todo sobre ellos.- Señaló hacia las habitaciones donde se guardaban los cuerpos. -Su naturaleza me es cómoda. Pero Felix, él estaba más allá que eso.

-¿Cómo?- Chan frunció el ceño.

-¿Sabías que incluso un vampiro tiene algo del alma que tenía de humano?- Cuestionó, sonriendo en cuanto Chan negó con la cabeza. -No son monstruos desalmados, como les hacen creer. Sus vidas se transformaron en muerte, pero no es ninguna de las dos. Todavía puedes ir hacia la muerte si lo deseas…Felix lo deseaba, tanto. No solo se trataba de su falta de alimentación, él, ya no tenía nada que lo atara aquí. Su alma no reencarnaría, yo no podría traerlo de regreso, si lo quisiera. No habría nada, sólo vacío. Por primera vez no me agradó el aroma a muerte, no era natural, como la muerte que nos rodea aquí. Felix estaba atentando contra el orden de las cosas.

-Él…

-Está mucho mejor, si es lo que te preocupa.- Le volvió a escudriñar. -Porque te preocupas por él, lo puedo notar. Felix sólo ocupaba algo que le diera estabilidad, le sugerí que tratara de hacerse una vida normal, como la que hubiese querido tener.

-Gracias, por salvarle la vida.- Miró hacia la puerta detrás de la cual se encontraba Felix. -Él puso tanto empeño en ver que yo estaba bien, y ahora entiendo mucho de lo que me ha dicho.

-Felix me agrada, es mi primer amigo no muerto, aunque tampoco esté vivo.- Minho reiteró. -Pero él nunca trajo a nadie más en los veinticinco años que tenemos de conocernos…¿Por qué a ti sí?

-Yo…- Y entonces lo entendió, el escudriñamiento, los celos. Minho estaba actuando con Felix, como un amigo con placa de hermano mayor haría. -Felix una vez dijo que se identificó en mí. No sé en qué parte de todo, no he sufrido ni la mitad que lo que él ha vivido. Pero…debo admitir que, cuando lo conocí, yo estaba viviendo al mínimo. Felix me recordó lo que era interesarme en la vida, a pesar de ya no tenerla. Fue como un respiro de aire fresco, después de haber contenido el aliento por siglos.

-Ya veo, estás enamorado de él.- Le confrontó.

-Lo estoy.- Y Chan no lo negó. Porque lo estaba. Con cada detalle de Felix, su insistencia por la vida, su miedo a olvidarla. Era todo de él, que quería cuidar y mantener.

-No te preocupes, él lo estará pronto, si es que no lo está ya.- Minho le aseguró. -Nunca me había hablado de nadie, fue toda una sorpresa saber de ti. Pronto lo verás riendo risitas tontas por todos lados y…

Felix abrió la puerta del laboratorio, sacando solo la mitad de su cuerpo.

-No era sangre pasada, como prometiste.- Susurró.

-Por supuesto que no, bobo. No arruinaría una broma, repitiéndola.- Minho le aseguró, riendo.

-¿Estás mejor?- Chan se adelantó, tomando de nuevo la mano de Felix y dándole la seguridad para salir de aquel lugar. -Te ves mucho mejor, más sano. Tus pecas brillan de nuevo.- Frotó una de las pecas sobre la mejilla del menor, notando cómo se coloraba rápidamente. Tal vez Minho tenía razón, y cortejarle no sería tan necesario después de todo. Sonrió, afianzando su agarre de manos.

-Me siento mejor, y ya dejé de percibir ese aroma a quemado.- Arrugó la nariz, explicando. -¿No se mataron?

-¿Te parce que nos matamos, Bok?- Minho rodó los ojos, terminando por reír. -Sólo comparamos apuntes.

-¿Apuntes?- Felix volteó a ver a Chan, pidiéndole respuestas.

-Minho me contaba de cuando era joven.- Desmeritó.

-Veinticinco años más joven, para ser exacto.- Exhaló dramáticamente, sacando de una de las gavetas las bolsas de sangre que guardaba para Felix. -Ten, y por favor, trata de no ser algo arriesgado de nuevo.

-Lo prometo…o lo intentaré.- Felix aseguró, recibiendo su paquete.

-Vamos Lix, dejemos al mago hacer su trabajo con los muertos.- Chan no se perdió de la mala cara que Minho le hizo, pero al menos ahora sabía que ese era el estándar.

-Adiós hyung.- Felix se despidió rápidamente, saliendo de la morgue.

Para Chan fue extraño escuchar a Felix usar un honorífico por primera vez. A su alrededor no los usaba usualmente, y las veces que le había escuchado hablar con Jackson, usualmente eran en inglés así que no eran necesarios.

-¿Qué?- Felix le cuestionó, entrando al auto.

-Que no puedo creer que haya caído por tu apariencia tímida desde un inicio, cuando sólo eres un malcriado en potencia.- Le apretó la mejilla juguetonamente. -Nunca me has dicho hyung, malcriado.

-Oh…- Felix rio. -Lo siento, sólo se sentía natural no hacerlo.

-Por supuesto.- Cedió. Terminó de encender el auto, regresando al camino. De manera natural, quitó la mano de la palanca de cambios, tomando de nuevo la mano de Felix. Se sintió correcto, en especial cuando Felix fue quien entrelazó sus dedos.

-Gracias por estar conmigo hoy, no empezó siendo un buen día y ahora…

-Felix, prometo estar contigo siempre.- Le aseguró. -Ahora, ¿me acompañarías en lo que yo busco mi fuente?

-Yo…No estoy seguro de poder verte hacerlo.- Admitió, jugando con los dedos de Chan.

-Entonces no me veas. No te estoy forzando, sólo quiero que recuerdes, no es necesario matar, yo no lo hago.- Porque ahora tenía una meta, ayudar a que Felix viviera de la mejor manera en que pudiera hacerlo, así como él había hecho consigo. -Tal vez algún día puedas beber de la fuente, pero no es necesario que lo hagas hoy. Si prefieres, puedes quedarte en el auto. Volveré pronto, y seguiremos paseando.

-Tal vez algún día…- Repitió. -¿Podría asegurarme que el humano está bien?- Miró a Chan de manera seria.

-Por supuesto.

-Gracias, por hacer esto. Sé por qué lo haces, no soy inadvertido.- Masculló, deslizando su pulgar sobre el de Chan.

-Quiero que te sientas cómodo, que seas feliz…

-A mí también me gustas.- Felix confesó. -Parecía imposible, pero seguías siendo tú, y fue mucho más rápido de lo que pude contener.

-Y yo que creí que nadie se estaba dando cuenta.- Chan resopló al aire.

-¿De tu cortejo?- Rio. -Eres demasiado caballeroso para ser un viejo pirata de altamar, Chris. Pero me gusta que sea de ese modo.- Soltó una carcajada boba. -Me alegra mucho que aquel día hayas decidido ir por un bocadillo de medianoche.

-Yo también me alegro, es lo mejor que me ha pasado, conocerte.

Felix soltó otra risilla, sonando casi como un colegial, aun así fue lo suficientemente osado para inclinarse y regalarle un beso en la mejilla a Chan, haciéndole derretirse ante el gesto. Tendrían un largo camino sanando heridas, pero ya estaban en el inicio.

 

FIN

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).