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Dormir En Tus Brazos por Lovis_Invictus

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Wei Ying está intranquilo

[Advertencias]

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Tras aquel extraño encuentro en la cueva las cosas entre ellos dos cambiaron radicalmente, los siguientes siete meses se la pasaron teniendo relaciones sexuales casi a diario, incluso más de una vez al día, con besos esporádicos repartidos entre las largas horas de trabajo y cuando creían encontrarse a solas, acompañándolos con leves roces de manos o tocando demasiado el cuerpo ajeno al estar rodeados de personas. Cualquiera que tuviese ojos se daría cuenta de la patética tensión romántica que arrastraban.

Eso también incluía a alguien tan despistado como el propio Wei Ying, que al final tuvo que contenerse un sinfín de ocasiones para no morderle el cuello mientras lo penetraba de espaldas.

Más temprano que tarde el joven alfa dejó de ver a Lan como un simple amigo, en su lugar, dentro de sí nació una subespecie de sentimiento sobreprotector con el omega, odiaba que le dirigiese sus miradas preocupadas, como esperando que Wei le fuese a fallar en cualquier momento; de igual modo detestaba que otras personas se les acercaran demasiado, aunque desconocía el motivo. También aborrecía cuando Wangji parecía querer desmoronarse contra él pero se tragaba sus emociones, volteando la cabeza a otro lado para fingir que no sucedía nada, o luciendo perdido a ratos, como si estuviese siendo atormentado pero el dolor fuera más sencillo de tratar que la realidad; y en definitiva le hervía la sangre en esas ocasiones durante las cuales el omega terminaba afectado al él ser discriminado por haberse convertido en un cultivador demoniaco.

Era extraño.

— Wei Ying— le llama su compañero; el aludido parpadea un par de veces viéndole fijo al rostro, antes de notar que el carruaje donde iban se ha detenido a las afueras de Gusu, justo donde comenzaba la montaña hacia los Recesos de la Nube. Distraído acepta la mano que le ofrece Wangji para ayudarle a bajar, aunque realmente no la necesita, y es solo cuando llevan caminando un par de metros que puede notar que el omega trae colgando en el hombro ambas bolsas de ropa, la suya y la propia.

— ¿Estás bien?— es cuando se detiene en seco que Lan le pregunta, luciendo legítimamente consternado al verle de pie sin reaccionar.

Se ve malditamente hermoso a la luz brillante del medio día, y más aún sin el collar de cuero que le rompió el mismo Wuxian, luego de querer morderle mientras tenían sexo una tarde, en un bosque frondoso a mitad de la nada; pese a las capas de ropa bien acomodadas la parte superior de su cuello blanquecino es visible, provocando una irritante comezón en los dientes del alfa, quien siente una acentuada necesidad de marcar.

Ying se estremece después del raro pensamiento, carraspeando antes de restablecer el paso hasta alcanzar a su acompañante; ni siquiera tiene ganas de discutirle que no le permitiera llevar su propia maleta.

— Lo siento, estoy algo agotado— confiesa, aunque no del todo, pues deja enterrado el hecho de que ese cansancio vendría siendo menos físico y más mental, o emocional, no sabría cómo describirlo en ese preciso momento.

— Fue una misión larga— responde el otro, y tiene razón.

Una tarde hacía diez meses llegó Guanyao con noticias: en un pueblo lejano a todos los aliados existía un grupo de remanentes Wen, cultivadores quienes habrían logrado huir tras la caída de su secta, hombres que ahora estaban reclutando personas en pequeñas aldeas casi desconocidas. La misión de eliminación se había encargado, por supuesto, al tipo más poderoso de su generación, y como Wei Wuxian se había portado bien durante el último año le permitieron ir también. En un inicio, se supone, irían acompañados de más discípulos Lan, no obstante la idea fue desechada en cuanto el poderoso Patriarca de Yiling se sumó a la ecuación, pues no había necesidad alguna de enviar a nadie más cuando ya iban dos sujetos sumamente hábiles, una decisión de la cual Qiren se arrepentiría profusamente apenas supiese lo que Wei estuvo haciendo con su precioso niño.

— Me iré a dormir apenas lleguemos, no doy para más— se sinceró en tono cansado antes de dar un profundo suspiro.

Usando su agilidad y ante la sorprendida mirada de Zhan le arrebató ambas bolsas, colgándoselas perezosamente sobre el hombro izquierdo; sin una pizca de vergüenza pasó su brazo libre alrededor de la espalda del omega, justo arriba de su cintura y por debajo del guqin envuelto que siempre cargaba. No esperando demasiado tras aquello Wangji depositó un corto beso en sus labios, luciendo un tanto apenado justo después, quizás previendo que, a la distancia en que se encontraban de los Recesos, era probable encontrarse a alguien y ser descubiertos.

Voltear la cabeza en busca de gente había sido un gesto sumamente adorable.

Justo cuando Wuxian estaba a punto de molestarle por ello, el sonido de pasos y voces hizo eco entre los gruesos troncos que los rodeaban, entremezclándose con el viento golpeteando el follaje. A pocos metros de la entrada Xichen se dejó ver, siendo seguido por dos sujetos que últimamente llevaba a casi todos lados; cuando el joven pudo visualizar a su hermano detuvo el paso, sonriente, esperando a que ambos cultivadores les alcanzaran.

— Wangji, Maestro Wei, bienvenidos— les saludó energético pero cortés, haciendo una reverencia hacia ellos, que fue imitada tanto por los dos hombres a su espalda como por los propios Wangji y Wuxian— No me comunicaron su llegada, ¿Pasó algo que deba saber?

Zhan se apresuró a responder: — No, la misión se cumplió con éxito

— Pese a los retrasos— susurró Wei amargamente, captando la atención de Xichen, quien les miró extrañado antes de preguntar:

— ¿Retrasos?

— Nos atacaron unos bandidos que buscaban El Sello De Tigre Estigio y perdimos dos días en una cueva, también nos negaron la entrada a varios lugares porque soy yo quien iba a entrar, hice dormir a su hermano en el bosque varias veces, lo lamento— se disculpó sincero, inclinándose hacia adelante en formalidad.

— Wei Ying— le regañó Wangji.

— No se preocupe, Maestro Wei, nosotros entendemos la situación y si Wangji no se ha molestado por ello entonces yo tampoco debería. Muchas gracias por su trabajo duro— finalizó sonriendo en su típica amabilidad— Ahora, planeaba salir a arreglar unos asuntos, pero eso puede esperar. ¿Wangji, puedo pedirte que me acompañes al salón de té? Necesito saber los detalles de los últimos meses

El otro volteó la mirada hacia Wei— Te alcanzo después, ve a descansar

Wei Ying, agotado física y mentalmente, asiente con la cabeza, decidiendo por primera vez en su vida obedecer de buena gana una orden, por lo cual, apenas llegan al centro de los recesos, se despide para irse sin distracciones derecho al pequeño hogar que había hecho con Lan Zhan.

Cuando entra puede notar una ligera capa de polvo cubriéndolo todo, con el tiempo había entendido que Wangji odiaba cuando se metían con sus asuntos, desordenando las cosas que él colocaba específicamente en ciertos lugares, por lo cual tenía sentido encontrarlo todo cubierto de suciedad cuando él no estaba para mantenerlo limpio. Al pensar en ello una pequeña sonrisa cariñosa se instaló en su rostro, Lan Zhan era ciertamente particular.

Tomó uno de los trozos de tela cuidadosamente doblados cerca del aceite para pulir espadas, tenía planeado llegar a tirarse a la cama, no obstante y viendo la situación lo mejor era sacudir todo primero.

Además, de verdad quería distraerse.

Sabe que hay algo nuevo dentro suyo, lo siente cuando comienza a ordenar con más empeño la pequeña cabaña, cuando no importa si todo se encuentra de cabeza, él es capaz de recordar dónde exactamente va cada cosa perteneciente a Wangji; cuando sabe a la perfección el disgusto del omega por la comida picante, y por el contrario, cuánto ama los postres dulces. Lo peor de todo es que está comenzando a notar los ínfimos cambios en la usual expresión seria de Lan, lo cual en sí mismo habla mucho sobre la cantidad de atención que le está otorgando.

Se siente estúpido, pero de una manera extrañamente agradable.

El sol ha empezado a ponerse cuando está a poco de finalizar las tareas, mientras sacude la cama de Zhan entra este último por la puerta corrediza, en sus manos carga dos charolas de plata con comida, que deposita suavemente sobre la reluciente mesita antes de darse la vuelta a su dirección.

— Creí que estabas dormido— comenta por encima, concentrándose más en el cuidadoso modo en que Wuxian dobla sus mantas.

— Ah, no realmente, el jingshi estaba sucio así que ordené un poco, pero todo está tal y como lo dejaste— Al terminar Ying se incorpora con ambas manos en la cintura, orgulloso de su trabajo.

Con sus palabras Lan pareció recordar algo, luciendo de repente ligeramente irritado— Lo siento, olvidé pedir a los sirvientes que limpiaran mientras estuvimos fuera

— Nah, no te preocupes, tampoco estaba tan cansado ¿Trajiste la cena?

Zhan asintió con la cabeza, apenas su acompañante tomó asiento en su lugar de la pequeña mesa él se arrodilló en el suelo tapizado, hábilmente colocó sobre la madera todos los tazones con comida recién hecha y ambas tazas de té. Comieron en silencio durante un momento, al menos hasta que la traviesa mirada de Wuxian se clavó en la figura ajena, en su cuello, específicamente; Wangji había dejado su túnica exterior abierta, por lo cual aquel trozo de tela que protegía su piel se había ido, dejando ver como su manzana de Adán subía y bajaba por cada bocado tragado.

Wei Ying se preguntó de la nada cómo se vería su delgada garganta si le pedía que se la chupara.

Y se ahogó.

No sabe qué decir ni cómo excusarse cuando el muchacho se acerca a darle unas palmaditas en la espalda, suelta algo estúpido como que debería masticar mejor y se mete un montón de arroz a la boca. Ni siquiera quiere alzar la cabeza, no cree poder mirar los dorados ojos seguramente preocupados, no mientras la imagen mental de sus labios finos rodeándole el pene sigue tatuada en su cabeza.

— ¿Wei Ying?

Hay algo nuevo dentro suyo, lo sabe cuando con solo mirar al omega su imaginación se deja arrastrar, mostrándole un precioso escenario con el que desde hacía un tiempo se había convertido en su mejor amigo, ese que le había ayudado con todo lo que estaba en sus manos, un escenario donde le ha marcado, donde deciden casarse tras ser novios un largo rato, compartiendo una vida llena de cachorros, amor y sexo diario.

Su rostro enrojece de repente, desde la punta de las orejas hasta la base del cuello.

— ¡Nada, no pasa nada!

 


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