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Dormir En Tus Brazos por Lovis_Invictus

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Ha tomado una decisión

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Es tarde por la noche, o al menos lo suficiente como para que, estando en los recesos, todo a su alrededor se encuentre silencioso y a oscuras. Está nublado, un extraño frío veraniego azota el templado clima de Gusu, haciendo ruidos casi espectrales al entrar por las ventanillas del jingshi.

Con ese cuentan ya cuatro días desde el inicio del tortuoso celo para Wangji; el muchacho ha comido poco, por no decir nada, solo abandona la cama para ir al baño o darse una ducha rápida cada ciertas horas, prefiriendo dormir la mayor parte del tiempo. Xichen le pidió al alfa que por favor cuidase a su hermano, aunque no es que debía pedirlo en primer lugar, y otorgó un sirviente rotatorio a su disposición, que esperaría por órdenes en la entrada al jardín del jingshi, esos adolescentes eran quienes habían traído lo necesario y les estaba realmente agradecido, pues debía estar al pendiente del omega en todo momento.

Él sabía lo horrible que era un celo después de haber sido suprimido por un tiempo, lo vio con su hermana Yanli cuando aún era una preadolescente hormonalmente inestable, pero no pudo acercarse demasiado a ella, pues la señora Yu prohibió a toda alma aparecerse por ahí. La ocasión en que sí logró vivirlo en carne propia fue en los túmulos funerarios, ver a Wen Ning llorando, retorciéndose de dolor y delirando por la fiebre no era algo que hubiese querido presenciar. Si tanto su hermana como el pequeño omega habían dicho en su momento que era una sensación tortuosa, no podía siquiera imaginar a Lan Zhan pasando por eso un par de veces al año, y es que pese a todo Wangji se ponía de pie sin mucha ayuda e incluso era elocuente al hablar.

Le aterraba lo acostumbrado que ese niño estaba al dolor.

Colocando las manos en su nuca se estiró lo más que pudo, escuchando su espala crujir adolorida por haberse quedado en la misma posición tanto tiempo; bajó la mirada, observando fastidiado el papel para talismán que tenía regado en el suelo, no había hecho absolutamente nada en horas, al menos no algo de provecho, para colmo ni siquiera podía juguetear con Chenqing porque no quería molestar a Lan, y el muchacho afuera no había podido conseguirle algo de vino, cosa que tenía sentido porque era el propio Zhan quien lo traía para él.

Bufó disconforme, dejando caer su cabeza de costado hacia la cama, cerca a las bonitas manos de Wangji. El omega dormía profundamente, con el cabello suelto, sin cinta en la cabeza y envuelto en una delgada túnica de seda roja que no dejaba nada a la imaginación. Sus ojos grises se clavaron en el etéreo rostro tranquilo, iluminado por una pequeña lámpara de papel.

Definitivamente es hermoso, como ningún otro hombre que ha conocido, ni siquiera el propio hermano mayor de Wangji se acercaba a lo irreal que el muchacho se ve.

Wei suspira entre una sonrisa tonta, al percatarse de lo que hizo hunde el rostro entre sus manos, avergonzado.

Estos últimos días a solas con su atrofiada cabeza le han servido para llegar a una horrible conclusión absurda: Está enamorado de Lan Zhan, como, muy enamorado, demasiado para ser considerado sano. Quiere estar con él, casarse y formar una familia numerosa; tiene toda una vida imaginada cuando ni siquiera sabe si Wangji le quiere de vuelta, tal vez solo piensa en él como un alfa abandonado por la sociedad con el cual acostarse, quizás le considera únicamente un amigo, o ni siquiera eso, nada es seguro.

Pero Wei Ying es terco, no por nada se interpuso para ayudar a Lan Zhan en la cueva de la tortuga Xuanwu, cedió su núcleo dorado a su hermano y se echó a las sectas encima salvaguardando a los Wen. Tenía agallas que iba a utilizar a su favor.

Y un plan.

No le gustaba pensarlo en voz alta, porque la vergüenza que le caía era similar a lo que había sentido en el pasado, cuando de adolescente se flechó momentáneamente de una bonita comerciante ocho años mayor. Odiaba volver a sentirse como un mocoso sentimental, pero no podía engañar a nadie, lo estaba haciendo.

Se había propuesto enamorar a Lan Zhan, comenzaría a pretenderlo apenas despertara (ya que se habían saltado la parte del cortejo para irse de lleno al sexo desenfrenado), estaría cien por ciento atento a sus complicadas reacciones para detenerse definitivamente apenas mostrara un poco de reticencia o desagrado.

Pasa el resto de la noche tirado boca arriba a mitad del jingshi, incómodo, pensando en el modo más adecuado para proseguir con el extraño muchacho. Sin percatarse siquiera se le hizo de mañana, lo supo cuando escuchó la rasposa voz del omega llamarle preocupado:

— ¿Wei Ying?

— Dame un segundo— pidió desde el suelo. Con ayuda de sus rodillas se impulsó para ponerse de pie, quejándose otra vez por su espalda; tenía veintidós años, pero a veces sentía su cuerpo como el de un anciano— ¿Cómo te sientes?— inquirió curioso, tomando asiento en la cama, tras ayudarle a sentarse también.

— Mejor, gracias— respondió, regalándole una adormilada sonrisa tranquila.

El corazón de Wuxian se aceleró, y no pudo detenerse.

Prácticamente arrancó el cintillo rojo que le mantenía atado el cabello en su ya típica media cola, tomó brusco la mano izquierda de Zhan y, bajo los confundidos ojos dorados, lo enredó alrededor de su pálida muñeca; otorgar ese tipo de obsequio tan personal es algo que usualmente se da entre parejas, es sumamente romántico y por ello sabe que la indirecta es clara: lo está reclamando como suyo sin hacerlo realmente.

Solo si acepta, claro.

— Pu-puedes quitártelo cuando quieras, pero estaría bien si me lo das cada cierto tiempo para impregnarlo de mi aroma otra vez, solo si quieres hacerlo— medio explica, nervioso.

La curiosidad le lleva a alzar la mirada, es entonces que puede apreciar, en primera fila, como el confundido ceño fruncido de Zhan cambia a una expresión de sorpresa, para después volver a su usual neutralidad, pero con un pequeño añadido por poco imperceptible: Sus orejas se han coloreado de rojo, como cuando están teniendo relaciones sexuales. Está avergonzado y es adorable.

Wangji solo atina a asentir con la cabeza.

 


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