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Un extraño en navidad por Girlyfairly

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Notas del fanfic:

Este es un mini especial de navidad que contará con capítulos cada viernes del mes de diciembre <3

Light balancea los pies emocionado, está acostado boca abajo en la cama mientras continúa tecleando en su laptop. Hace dos meses conoció a un hombre guapísimo con quien chatea a diario; se llama Elle y tiene un hermoso color de piel levemente bronceado, cabello negro lacio siempre peinado, ojos oscuros enmarcados con unos anteojos que le dan un toque intelectual y seductor a la vez, y ni hablar de su biografía donde se describe como un apasionado de la lectura junto a un buen café y como buen abogado es amante de la justicia.


A sus veinticinco años Light ha tenido una lista considerable de amores fallidos y decidió usar una aplicación de citas por influencia de su hermana. Sayu es solo tres años menor, aún así no fue agradable enterarse que su hermanita era usuaria VIP de esos sitios, sin embargo ella conoció ahí a Matsuda, su actual novio. El tipo es un idiota en su opinión, pero la trata como una reina y decidió arriesgarse. Acertó al probar suerte, el único problema es que su príncipe azul vive al otro extremo del país.


«Me encantaría verte...» teclea el castaño, mordiéndose los labios mientras espera.


«A mí también, babe. Pero sabes que comparto habitación y me daría pena.»


Light suspira, ya esperaba esa respuesta, todas las noches le dice lo mismo. Aún así le afecta, están tan lejos y de alguna forma quisiera sentirlo más cerca.


No obstante, el momento se desdicha debe ser dejado a un lado cuando alguien abre la puerta de su habitación sin tocar.


—Light dice mamá que apagues ya esa cosa. —Sayu entra mientras se termina de embarrar el rostro con una mascarilla verde.


El aludido entrecierra los ojos y confundido busca la hora en la pantalla.


—No son ni las once.


—Dice que es su casa, sus reglas. Además mañana tienes que trabajar. —Se deja caer en la cama y como es usual en ella, su mirada se dirige a la conversación—. Uh... ¿siguen sin hacer videollamadas? ¿No te da miedo que sea un vejete asqueroso jalándosela pensando en el culito apretado de un jovencito?


Puaj, ¿no se te podía ocurrir otro escenario? —Responde arrugando la nariz asqueado—. Y no lo creo, todos los días me manda fotos.


Para defender a su amor cibernético le muestra un álbum con un sinfín de selfies de Elle, en ellas siempre aparece con un pequeño cartel donde escribe mensajes dedicados a él como "Buenos días, Light", "Estoy pensando en ti, Light". Para Sayu también es prueba suficiente que el hombre detrás de la pantalla es el mismo que el de las fotografías.


—Bueno, igual vete despidiéndote de tu amorcito.


—Sí, sí, ya solo le digo a Elle que me dé un segundo mientras abro la app en el celular. —Teclea explicándole la situación; es claro que sus padres aún no están del todo familiarizados con la tecnología sino sabrían que no basta con decirle que apague la laptop. Sin embargo se sorprende cuando se da cuenta que su último mensaje muestra error de envío— ¿Me apagó el wifi?


—Creo que está molesta —canturrea Sayu—. No fuiste por su ropa a la tintorería.


—Lo sé. Sabes que la ciudad es un caos en estas fechas y lo olvidé. —Responde mientras cierra la laptop y se incorpora para dejarla en la mesita de noche.


—Más bien lo olvidaste porque un tal Elle ocupa siempre tu cabeza.


Light sonríe sonrojado antes de darle un golpe suave con una almohada. Sayu responde sacándole la lengua, acto seguido se pone de pie y se despide, diciendo que debe dormir si quiere evitar arrugas prematuras.


Una vez solo, toma su celular con rapidez y marca el número que desde hace semanas está agendado entre sus favoritos.


—¿Light?


—Perdona por haber dejado el chat sin despedirme, parece que mi mamá está molesta y desconectó el wifi. —Le da un poco de pena admitirlo, después de todo ya no es un adolescente al que deban controlar de esa manera, pero no quiere mentirle.


—¿Qué hiciste? —Elle suelta una de esas risas breves que tanto lo enloquecen.


—Olvidé hacer algo que me pidió. —Responde, acomodándose en la cama y echándose la cobija encima.


—¿Estás cansado? —Sabe que en la ciudad donde vive su castaño son tres horas más.


—Un poco. La navidad está a la vuelta de la esquina y la gente se vuelve loca. —Bosteza, luego coloca el celular entre su oreja y la almohada. No quiere que el cansancio sea un impedimento para seguir con la llamada.


—¿Quieres que te lea una historia?


Light sonríe, es algo que Elle comenzó a hacer desde hace unas semanas y se le hace un gesto demasiado tierno.


—Lo único malo es que nunca escucho el final.


—Todas tienen un final feliz, te lo prometo.


—¿Ah, sí?


—Sip, en todas te escucho dormir y eso para mí es un final perfecto.


El castaño se sonroja y se muerde los labios, acto seguido se acomoda de nuevo para escuchar la historia de esta noche. Light cae dormido al poco tiempo, sin embargo Elle no desconecta la llamada, se queda hablándole entre susurros para no despertarlo hasta que varios minutos después se despide lanzándole un beso.


Al amanecer la rutina de todos los días se reinicia. Light le manda un mensaje de buenos días a Elle antes de hacer cualquier otra cosa, luego sale de la cama y se dirige a bañarse, como siempre tarda demasiado y luego debe bajar corriendo a desayunar antes de salir hacia el local.


Trabaja en una tienda de conveniencia, lo que es igual a estar en el infierno en estos días. Toda la ciudad está decorada con adornos navideños y luces de colores, dándole la bienvenida a la temporada. Él ama la navidad, realmente adora, pero odia usar un estúpido gorro de Santa Claus en el trabajo para estar toda la jornada atendiendo con una sonrisa falsa al sinfín de personas que dejaron para última hora las compras navideñas.


—Llegas tarde. —Es lo primero que su compañera le dice cuando cruza la puerta, haciendo sonar la campanilla colgante.


—¿Ya vino George? —Se limpia con el dorso de la mano el sudor acumulado en su frente por venir corriendo mientras esquivaba al tumulto de personas que se está apoderando de la ciudad.


—¿Crees que el jefe vendrá temprano estos días? —Ella enarca una ceja a la vez que le lanza el gorro del uniforme desde el mostrador. —Cada vez te veo más ojeroso, ¿de nuevo estuviste desvelándote con Elle?


Light sonríe y se sonroja, últimamente lo hace mucho.


Cambia el letrero de la puerta de Cerrado a Abierto y se dirige al mostrador a esperar por los clientes. No es el trabajo que soñaba, pero es lo mejor que pudo conseguir para alguien que sigue cursando la universidad. La economía familiar no está para solventar el estudio de dos personas, por lo que tanto su hermana como él optaron por buscar un trabajo.


El día se le pasa entre sonreírle a los clientes, ayudarles con sus dudas, registrar las compras, desearles felices fiestas y mensajear con Elle cada vez que tiene oportunidad, lo mismo de siempre. No obstante, un mensaje lo cambia todo.


«Me gustaría que estuvieras aquí para navidad.»


Light se queda viendo la pantalla mientras esas palabras hacen eco en su cabeza. Está tan embelesado que no se percata que una anciana le está preguntando dónde están los embutidos.


—Yo le ayudo. —Se adelanta a decir su compañera, dándole un codazo para hacerlo volver a la realidad antes de salir del mostrador.


El castaño continúa trabajando, pero esa idea sigue dando vueltas en su mente. Le urge volver a casa y hablar con su hermana, ella es su confidente y consejera, aunque no siempre le ha dado los mejores consejos.


Cuando termina su turno no pierde tiempo despidiéndose de sus compañeros como usualmente lo hace, corre de vuelta a casa, quiere llegar antes que sus padres. Para su alivio encuentra a Sayu pintándose las uñas en la sala y no cogiendo con su novio como desagradablemente los encontró una vez.


—Contigo quería hablar. —Se deja caer en el sofá al lado de ella, saltándose el "Hola, ¿cómo estás?"


—¿Podrías evitar tirarte así? Si me quedan mal las uñas te juro que te mato.


—Voy a pasar las fiestas con Elle. —Ignora la amenaza, dejándola boquiabierta.


—¿Qué...?


—Y necesito que tú me ayudes.


Sayu parpadea confundida, acto seguido cierra el esmalte y lo deja a un lado.


—¿De qué rayos estás hablando, Light?


—Con mi sueldo no puedo costear un pasaje de avión en plena temporada navideña, necesitaría que papá me preste dinero y ahí entras tú. Eres su favorita, te será fácil convencerlo.


—No tengo problema con ayudarte a conocer a tu amorcito de internet, así nos quitamos la duda si es un viejo verde de sesenta años. Convencer a papá no es problema, pero sabes que su respuesta será: pregúntenle a su madre. Ahí no tengo jurisdicción, primero debes convencerla a ella, después de todo eres su favorito. —Finaliza, encogiendo los hombros.


—Sí claro, por eso me apagó el wifi ayer.


—Eso es prueba suficiente, estaba resentida porque su niño consentido no pudo hacerle el favor que le pidió. Te aseguro que si hubiera sido yo no le habría afectado tanto.


Light hace un mohín con los labios, no quiere pedir permiso como si fuera un niño pequeño. Sin embargo tampoco se atreve a viajar dejando a su madre molesta con él.


—Está bien. Yo hablo con ella primero.


—¿Hablar con quién? —Interrumpe Sachiko cruzando el umbral mientras intenta cerrar la puerta con ambos brazos llenos de bolsas.


—¡Mamá! —El castaño se pone de pie al instante, yendo a saludarla y ayudándole con las bolsas— Que guapa te ves hoy.


—¿En serio? Solo es mi atuendo de voy a la tintorería porque mi hijo lo olvidó. —Responde, retirándose la bufanda y el abrigo.


Sayu se muerde los labios para no carcajearse y disimuladamente vuelve a tomar el esmalte.


—Sí, ummm lo siento por haberlo olvidado —se rasca nervioso la nuca antes de tomarla del brazo y dirigirla al sofá más cercano—. Me reclamas luego ¿sí? Ahora necesito que te sientes.


—¿Qué se traen ustedes dos? —Entrecierra los ojos, paseándolos entre sus dos hijos, Sayu no duda en señalar a su hermano al instante.


—Mamá, quiero pasar la navidad con Elle. — Quizá no sea la forma correcta de decirlo, pero le salió de esa manera.


—Oh... —Sachiko se relame los labios, la habitación se queda en silencio— ¿Me estás diciendo que prefieres pasar las fiestas con tu novio de internet que con tu familia?


Sayu le lanza una mirada de "te lo dije", su madre ha puesto una cara como si le acabaran de romper el corazón.


—Mamá, tú sabes que el próximo año se reanudarán las clases y entre el estudio y el trabajo sería imposible que viaje —está convencido que no vivirá con ellos toda la vida, tarde o temprano deberán hacerse a la idea que no estarán juntos en cada celebración. No obstante, tampoco quiere hacerla sentir mal así que con ternura le toma las manos—. Esta podría ser la única oportunidad de conocer al amor de mi vida. A pesar de la fecha incluso podría conseguir que alguien me cubra en la tienda. Por favor mamá.


Sachiko suspira, no está de acuerdo, sin embargo intenta reprimir su instinto de madre sobreprotectora. Aunque no quiera sus hijos ya no son unos niños y algún día dejarán el nido.


—Está bien... —Murmura, provocando que la habitación quede otra vez en silencio mientras Sayu deja caer la brocha de su esmalte.


—¿¡D-De verdad!? —A Light le cuesta creer lo que acaba de escuchar, aun así no duda en lanzarse a abrazar a su madre— ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias!


—Tengo... tengo algunas condiciones... —Dice entre dientes al estar siendo sofocada por su hijo.


—Sí, sí, lo que quieras.


—Quiero que me llames cuando llegues al aeropuerto, que actives la ubicación, dirección exacta del lugar en el que estarás, fotografía de la fachada de la casa y que me tengas al tanto cada vez que salgas.


Light asiente, le parece un poco exagerado, pero es comprensible.


—Está bien.


—¿Elle ya sabe que vas? —Está al tanto que es una relación por internet, en la cual solo se han visto por fotografías. No está muy familiarizada con la tecnología, pero ha visto a su hijo tan feliz que de verdad espera que ese muchacho sea realmente un príncipe azul como se muestra en redes.


—No... —responde Light aún sonriendo—. Quiero darle la sorpresa.


Esa misma noche durante la cena Sayu convence a su padre, así que Light se pasa buena parte de la noche empacando. Su hermana le ayuda, cada cinco minutos le dice que lleve suficiente lubricante y él le lanza un almohadazo por cada comentario tonto que hace, pero la sonrisa no se la borra nadie.


Sus padres lo acompañan al aeropuerto y las mariposas en el estómago solo se multiplican a medida que los minutos avanzan.


—¿Llevas suficiente ropa abrigada? —Pregunta Sachiko mientras le acomoda la bufanda— Revise el clima en mi celular y allá creo que ha comenzado a nevar.


—Sí mamá, llevo todo.


Se despide de su familia cuando por los parlantes indican que deben comenzar a abordar. Será la primera navidad que no pasa con ellos, por lo que el viaje es una mezcla de emociones, pero sus ganas por conocer finalmente a Elle son más fuertes.


Creyó que al ser su primer viaje en avión iba a sentirse más nervioso al llegar a un estado que no conoce, sin embargo es bastante sencillo, el aeropuerto está todo señalizado, sus maletas le son entregadas sin retraso y conseguir un Uber no es nada del otro mundo a pesar de las fechas.


Dar con la dirección también es una tarea bastante fácil gracias a la bendita tecnología de la que sus padres tanto se quejan. Se para frente a la casa del hombre con el que ha estado chateando durante los últimos meses, la decoración lo deja embelesado, está cubierta de luces e incluso hay renos en el techo y un Santa dando la bienvenida cerca de la puerta. A Elle le gusta la navidad, es algo que ambos comparten, pero le queda claro que a la familia Lawliet le gusta mucho más.


Toma aliento intentando llenarse de valor, sujeta las maletas y comienza a caminar por el sendero que se dirige a la puerta principal. Toca el timbre demasiado nervioso y se cierra el abrigo por completo mientras espera. No sabe si está haciendo demasiado frío o son los nervios que lo tienen temblando.


—¿Sí? —Un elegante viejito abre la puerta tan solo un poco, asomando nada más que la cabeza.


—Buenas noches, vengo a ver a Elle —traga saliva, dándose cuenta que no practicó cómo presentarse—. Me llamo Light.


—¿Light? —Abre los ojos demasiado sorprendido— ¿En serio eres Light?


El castaño asiente, sintiéndose feliz que ese adorable anciano lo reconozca. Eso significa que Elle debe hablar de él tanto como él lo hace.


—Usted debe ser su abuelo, ¿verdad? ¿Señor Watari?


—Así es, pero quita el señor. Oh, que descortés de mi parte —ríe un poco antes de hacerse a un lado—, te tengo en el pórtico haciéndote pasar frío. Pasa, por favor.


Watari le dice que deje las maletas en la entrada y luego lo hace pasar hasta la cocina para ofrecerle un poco de chocolate caliente que acaba de hacer.


—Muchas gracias. —Murmura tomando la taza humeante, la cual se siente demasiado bien en sus manos frías.


—Elle no tarda en llegar. No me dijo que venías, de haberlo sabido hubiera preparado algo mejor.


—No le dije, quiero darle una sorpresa. —Responde con la misma sonrisa que ha tenido desde que se le ocurrió la idea.


—Pues estará muy sorprendido —asiente, jalando otra silla del comedor para hacerle compañía a su visita—. Todos los días habla de ti.


Light se sonroja y para disimular le da un sorbo a la bebida.


—¿Sus padres cuando vienen? Me encantaría conocerlos. —Sabe que Elle fue adoptado en Inglaterra, donde la mayor parte de su familia reside, pero vive con su abuelo porque decidió estudiar ahí, aún así siempre se reúnen para navidad según le ha comentado.


—Su vuelo llega mañana y créeme también les encantará conocerte.


Charlan un poco sobre cómo se conocieron, cuánto tiempo llevan chateando, lo complicado de una relación a distancia y hasta cómo sobrellevan la diferencia de tres horas. Es una charla que lo hace olvidar sus nervios hasta que escuchan el cerrojo de la puerta principal abriéndose.


—Debe ser él. —Dice Watari con una sonrisa, poniéndose de pie.


—¿Abuelo? —Elle se quita el abrigo y lo cuelga en el perchero, viendo extrañado las maletas que están en el recibidor— ¿Mis papás adelantaron su viaje? —Son muy pocas maletas para que sean de su familia, pero no pueden ser de nadie más.


Light se queda en la sala como Watari se lo pide mientras él va por su nieto.


—Te tengo una sorpresa. —Le dice su abuelo, saliendo a recibirlo antes de tomarlo del brazo y llevarlo con él.


Los enormes ojos de Elle se abren demasiado al ver a ese castaño que está de pie en medio de su sala.


—¿Light...? —Balbucea, poniéndose más pálido de lo que ya es.


El aludido se queda inerte, traga grueso y su mente se queda en blanco.


—¿E-Elle...? —Logra titubear. No entiende cómo es capaz de mantenerse de pie cuando siente las piernas débiles, debe ser gracias a alguna fuerza sobrenatural, no hay otra explicación.


Acaba de cruzar el país en plena temporada navideña con el dinero de su papá, destrozándole el corazón a su mamá, empacando tres botes de lubricante como le dijo su hermana y resulta que el hombre del que está enamorado, con el que ha estado chateando los últimos meses, ¿¡no es el mismo que el de las fotografías!?


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